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Chateau Dumbledore (MM B: 78647)


Ada Camille Dumbledore
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De alguna u otra forma, Maida lograba huir de las invitaciones a galas formales, pero de esta reunión no podía aunque quisiera, después de todo, uno de los celebrados era Albus, a quién no veía desde hacía un par de días y a quién le llevaba un regalo, pequeño pero significativo. Otra muestra de que el chico no le era indiferente, era la vestimenta de la noche. La bruja había abandonado sus habituales túnicas anchas y sin mucho feminismo, para enfundar su figura en un vestido blanco que se le ceñía al cuerpo como un guante, cubriéndola de encaje desde los hombros hasta las rodillas, luciendo transparencias en los brazos y en el escote de la espalda. Sus cabellos castaño-oscuro se habían ordenado en un ligero moño que se ajustaba en la parte posterior de la cabeza. En el rostro llevaba un antifaz de encaje blanco que cubría la parte superior de su rostro, dejando sólo que cruzaran la tela sus azules. Eso si, aunque llevaba tacones, decidió no maquillarse, ya era demasiado.

 

Al llegar a la Chateau Dumbledore, notó que algunos invitados ya estaban en la fiesta, aunque gracias a los antifaces no pudo reconocer a ninguno. Removió entre sus dedos la cajita con el sujetador de corbata que le había comprado al mago y lo buscó entre la gente, un tanto ansiosa. Claramente extrañaba sus sacos de papa, bueno, las túnicas anchas pues.

 

Me pregunto si ya habrá llegado —soltó en un murmullo justo antes de apretar los labios.

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Me había vestido para la ocasión cómo acostumbraba pasear por todos lados, con un traje totalmente negro, camisa negra, zapatos negros y cinturón negro. Además de mi habitual disfraz de cuervo llevaba un antifaz que cubría mi frente y bajaba por mi mejilla derecha, cubriendo mi nariz pero dejando al descubierto el lado izquierdo de mi cara, dónde mi afilado pómulo sobresalía.

 

Me ajusté un poco la corbata y salí de la mansión con destino al chatteau Dumbledore, dónde me esperaba mi anfitriona y jefa. Sabía que odiaba las tardanzas y a las personas impuntuales pero torturar a alguien por información es un arte, lleva su tiempo y el artista se pierde en la tarea.

 

Apenas me encontré en la calle y desaparecí en un jirón que dejó algunas hojas secas que al poco tiempo se volvieron en arena que el viento se encargó de barrer.

 

Al aparecer frente al chatteau caminé la distancia hasta dónde se encontraba la recepción esperando que Maida no hubiera llegado aún. Trataba de caminar con prisa pero sin perder nunca el porte y la elegancia.

 

Mis manos, cubiertas por guantes, llevaban una pequeña rosa de oro, a modo de prendedor. Pensé que si ella iría vestida de blanco algo dorado resaltaría muy bien en su bella persona.

 

-Ada, cariño, que gusto verte! Disculpa la tardanza, el asunto de México tomó un poco más de tiempo de lo normal, pero todo bien. ¿Sabes si ha llegado Maida?

 

Era fácil reconocer a los festejados, ya que todos íbamos de negro, pero a los invitados no tanto, además de que no conocía a la mayoría. Y de pronto sentí su olor y me di cuenta de que ya estaba ahí, pero no lograba identificar dónde...

 

@@Maida Black Yaxley

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El cielo era hermoso como el de una tarde de primavera, no por nada había invocado el poder de la espada de primavera en el jardín para lograr que fuera perfecta la noche y nuestros invitados estuvieran a gusto. La luna creciente en el cielo le daba una atmósfera romántica al lugar y sería perfecto para las parejas. Lo mejor de la fiesta de máscaras era que la gente se deshinibia con mayor facilidad y de seguro habría uno que otro romance furtivo esa noche. Vi que mi hermano @@David James Dumbledore salía del Edificio y casi corrí hacia el, olvidaba que el vestido largo y los zapatos me impedían correr y blanquee los ojos.

 

-Hey chico guapo! Usted es un invitado... Creo que erro el camino-dije casi cayendome sobre él, tratando de no romper las botellas - perdón son los zapatos y que tengo dos botellas de licor en manos para un invitado Ruso... Si quieres reunirte con nosotros y hablar de política te espero en mi mesa

 

Le bese las mejillas y le guiñe el ojo.

 

-Ayudame con los invitados cariño, si encuentras una chica interesante después me cuentas los detalles de tu romance, no me perderé ni un minuto mas de su vida señor Dumbledore

 

Dije alejándome de él y mandándole besos por el aire, adoraba a mi hermano, de hecho amaba a mi familia. El haber pasado toda mi infancia encerrada con mi bisabuela me había hecho bastante seria pero al llegar aquí el ambiente había sido diferente, los Dumbledore eran más familiares y con mis hermanos había hecho una complicidad maravillosa y era algo que no quería cambiar. Parte de esta fiesta era que mis hermanos y hermanas pudieran estar juntos con personas queridas y pudieses establecer amistades fuertes y porque no hasta un romance. Blanquee los ojos de nuevo ya estaba como nuestra madre siendo una romántica. ¿En donde estaría esa mujer por cierto?, desde que se había reencontrado con mi padre apenas salían de las habitaciones de la Mansión Ragnarok y de hecho ya estaba embarazada de gemelos, chasquee la lengua de pensar en que tendría mas hermanos.

 

Me encontré a un caballero en la entrada, era alguien que no conocía bien @-_Vegueta_-, me acerque con una gran sonrisa. No podía darle la mano porque estaba con dos botellas en la mano.

 

-Buenas noches caballero, bienvenido al Chateau Dumbledore, soy Ada sigame le guiare a la mesa de bebidas, se podrá tomar una copa mientras iniciamos un juego, solo espero llegue la última festejada y explicaré el juego del laberinto

 

No le había pedido su nombre, porque parte del juego de antifaces era guardar esa noche cierto anonimato y eso le daba algo de misterio a la velada. Lo guíe hasta la mesa de las bebidas, mi hermanito @@Danny Lestrange estaba allí.

 

-Caballero como se dará cuenta hay diferentes tipos de vinos y champagne, por favor escoja usted y puede acompañarnos

 

Solté invitándolo que fuera conmigo, ahora fui hasta donde mi hermanito y le bese la Mejilla para que me prestará atención.

 

-Peque precioso ven conmigo estoy atendiendo a un invitado de Rusia vas a ver lo interesante que es su cultura

 

Llegamos los tres donde estaba @@Syrius McGonagall esperando a que le llevase las botellas. Mire a Maeva la elfina de mi hermana quien corrió trayendo una mesa alta para poner las copas varias copas de cristal, deje allí las botellas y se las ofrecí al señor Sila.

 

-Aqui esta lo que prometí: botella de Vodka Miskaya Kristall y una botella de Medovuya, por favor haga usted el honor de abrirlas. Por cierto este es mi hermano Danny, peque el es el señor Leonid Sila y aquí el señor es... Perdone caballero jamás le pregunte su nombre...

 

En ese instante me arrepentí de no haber preguntado, me sonroje y esperaba que la máscara guardará mi torpeza tras mis mejillas sonrosadas. Pero la voz de @@Albus Renaldi Macnair me sacó de allí casi salvando e de la vergüenza.

 

-¡Macnair! Como me alegra verte - lo abrace y bese sus mejillas- Feliz cumpleaños... Caballeros el es otro de los cumpleañeros el Señor Albus Macnair

 

Lo presente a los de mi mesa, lo de México, esos asuntos deberíamos cruzar alguna soalabras sobre eso en el transcurso de la noche, pero ese no era el momento.

 

La figura etérea de una dama en un flamante vestido blanco me hizo reconocer a @@Maida Black Yaxley, se veía realmente hermosa y sabía que más de uno había volteado y observado aquella bella y misteriosa mujer entrando por los jardines.

 

-Creo que la dama por la que preguntas justo ha hecho una entrada triunfal, más de uno a volteado a verla, después hablamos de México Macnair, ve y rescata esa hermosa mujer antes de que algun otro vaya tras ella

 

Voltee a mis compañeros de mesa y aliste la copa para ver que trago probaría esta noche a elección de pelirrojo ruso. Mi mente evocó entonces el recuerdo de cierta princesa Rusa que esperaba arriba a a la fiesta @@Beryl Serenity Hawthorne

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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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Era bueno estar de regreso en casa después de mucho tiempo fuera, por motivos que dolían aun un poco. Extrañaba mucho a mi madre y ella lo sabia así que como dicen la sangre llama y había vuelto a casa en un día especial, una fiesta para mi buena fortuna ya que necesitaba relajarme de todo y disfrutar el momento con un poco de bebidas( o buenos muchas) como platicar con ella y conocer a los nuevos miembros que hubiera en la familia desde mi partida. La emoción era tanta que lo único que quería era verla y abrazarla fuerte.

 

Al llegar me encontré con una gran fiesta en donde todos estaban vestidos magníficamente y llevaban antifaz, sonreí y me metí al baño sin que nadie se diera cuenta.(bueno después de todo años fuera me habían enseñado muchas cosas de como pasar inadvertida) para poder bañarme para después ponerme una vestido de color vino y un antifaz negro con una gargantilla pintándome un poco mis labios del mismo color del vestido con zapatillas de color vino. Nunca me había vestido de esa manera ya que solo era pantalón, playeras y sudaderas negras y con esto me hacia sentir rara y casi caminaba como un pato quemado.

 

Esperaba poder encontrarla entre toda esta gente a mi madre, pero creo que seria algo imposible poder hacerlo así que solo me metí entre la multitud. Hasta que algo me llevo a ella a mi mama- ¿Mama?- pregunte esperando no equivocarme si no haría un ridículo muy feo.

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El Rubio había pasado gran parte de esa semana construyendo aquel apartado en el chateu donde era solo un huesped junto a su hijo .



Aquella Sala de entrenamiento sería su lugar especial, luego de colocar el último maniquí de metal, admiro como había quedado todo incluyendo el lugar donde su hijo podría jugar a salvo.



Sentándose en un puf agarro del suelo una botella de agua y se dispuso a beber tranquilo de ella, ya que necesitaba recuperar energías para empezar a entrenar.


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Era un gusto saber que tenía amistades por Ottery y siempre era una alegría que uno de tus amigos festejará su cumpleaños con una fiesta de disfraces, le encantaba jugar a enmascarar y vestirse elegante por lo que hace un par de días había visto un https://pin.it/7sb9zeL vestido tan hermoso y lo encargo pidiendolo ese mismo día.

 

Ahora caminaba en dirección a la mansión de la familia Dumbledore, Ada la había invitado suponiendo que la fiesta era una sorpresa para Danny por su cumpleaños, le llevaba un regalo envuelto debajo de su brazo. Le había comprado un reloj muy hermoso que vio en uno de los escaparates del callejón y le pareció un buen regalo para el chico.

 

A pocos pasos de llegar una de sus zapatillas que calzaba se atoro, así que con un movimiento de la varita pudo deshacerse del hueco y sacar el zapato, parecía que la fiesta no sería en la mansión, más bien en uno de los laberintos que tenían en los jardines. Por lo que cuando llego se sorprendió mucho al ver el esplendor que tenía la fiesta, y esperaba encontrarse con un caballero en particular. Era hermano de Ada por lo que David tendría que estar ahí esa noche, sin duda tenían una conversación pendiente entre los dos.

 

-Hola Ada, gracias por invitarme ¿Donde está el cumpleañero? Necesito darle su regalo- comentó la bruja en cuanto llegó con la anfitriona -por cierto, la fiesta te quedo muy encantadora-

 

@@Ada Camille Dumbledore

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fKSuybl.jpg?1FKOqwti.jpg?2Aquel vestido blanco era demasiado ligero para mi gusto. No solía llevar ni ese tipo de color ni de tela. Además, el tiempo era frío para ir así, con los hombros al aire, pero parecía que era requisito ir con traje blanco en plan fiesta ibicenca, así que me coloqué encima la gran capa verde oscuro, con forro de felpa, y rogué a la Diosa que la calefacción de la Dumbledore estuviera bien alta para no convertirme en un bloque de hielo.

 

Llegar al lugar fue fácil. El Chateau Dumbledore era muy conocido en el pueblo y visible desde casi todos los rincones de Ottery. Aún así, tardé en llegar a propósito. Ada me había hecho llegar la invitación pero aún no estaba segura de porqué, es decir... ¿Desde cuándo no iba a la Dumbledore y me presentaba a sus ocupantes? No eran familiares directos y me había ido distanciando de la familia, por lo que, ahora mismo, si tuviera que decir quién era quién, iba a tener problemas. Supuse que al llegar, conocería a más gente. De momento, yo llegaría, me tomaría algo y, si no conseguía animarme un poco, volvería a mi redil en el Ministerio, donde siempre tenía trabajo esperándome.

 

No me gustaba exteriorizar lujos ni ostentaciones, muy al contrario que mi cuñada Lucrezia, así que esperaba que mi vestido y mi máscara no parecieran demasiados sencillos. Es más, esperaba que, en cierta manera, pudiera pasar desapercibida, si es que el color de mi cabello me lo permitía. Suspiré al llegar a las inmediaciones del lugar. Aún estaba a tiempo de irme...

 

Sin embargo, me retuve el impulso y seguí a varias personas que entraban (más elegantemente vestidos que yo, por cierto), saludando a la gente que les miraba. Intenté pasar desapercibida y me acerqué a una escultura. Miré a los lados, buscaba a Ada... Me puse de puntillas para ver mejor... Tal vez debiera haberme puesto tacones y no aquellas sandalias blancas planas.

 

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El clima por primera vez en varias semanas había mejorado, el día era perfecto para tomar el desayuno en el jardín y podría atender varios asuntos del diario y de estado desde mi laptop. Agradecía en cierta forma que mi familia dirigiera varios países Muggles puesto que podíamos acceder a sus tecnologías y hacer de cierta forma nuestra vida un poco más sencilla, claro, aunque era aún más fácil por medio de la magia que es un privilegio que ciertas comunidades poseen.


-Zarina, tomaré el desayuno en el jardín- avisé a mi elfina domestica amablemente.


Ella asintió con amabilidad y una pequeña sonrisa, pero ante de retirarse me dejó la correspondencia de la semana, le agradecí y se retiró a preparar todo en el jardín con ayuda del personal de servicio. Había mucha correspondencia esta semana, más de la habitual, resignada a tener bastante que hacer solo suspiré y me dispuse a revisar la enorme caja con diversas cartas, comencé a leer carta por carta hasta que llegué a un sobre tamaño carta color plata, decorado con listones color azul rey y cerrado con el sello de la familia Dumbledore. Muerta de la curiosidad me dispuse abrir con delicadeza dicha carta.



Alteza real, Gran duquesa de la Rusia imperial:


Se requiere el placer de su presencia en el cumpleaños de varios miembros de nuestra querida familia.

Este sábado en punto de las nueve de la noche, en nuestro humilde chateau.

Esperamos contar con su grata asistencia.


Familia Dumbledore (Invitación de parte de la ministra francesa de magia)



Hacia tiempo que no aceptaba invitaciones a eventos sociales y ese apellido me recordaba a un joven especial que conocí hace unos años en una café librería en Londres que le perdí el rastro y estaba casi segura que me lo toparía. Así que decidí hacer acto de presencia para distraerme un rato de tanto trabajo y ver si corría con suerte y volvía a verle.


¿Pero que me iba a poner para la ocasión? De repente Zarina me sugirió uno de los vestidos de gala que mi abuela me había regalado cuando me reencontré con ella, recuerdo que era color rosa pastel, un diseño digno de la realeza rusa.


-Muy buena elección, mi querida Zarina; Prepara todo, quiero lucir a la altura- dije entusiasmada a mi elfina.


******Día de la fiesta*******


La noche se estaba tornando muy hermosa debido a que la luna le daba un ambiente armonioso y romántico al chateau de los Dumbledore conforme uno se acercaba a los terrenos. Todos estaban utilizando la aparición como medio de transporte, pero yo quise arribar a la antigua, en un carruaje con unicornios como corceles. Todos quedaron maravillados con mi extravagante llegada. Finalmente aterrizamos en la entrada de la residencia y uno de los choferes abrió el carruaje y me ayudó a bajar. Todos comenzaron a saludarme y cederme el paso, era algo que no me agradaba, pero tenia que tolerar puesto que son protocolos y muestras de respeto hacia la realeza.


Crucé el hermoso jardín de la residencia hasta llegar al recibidor del mismo, todo se veía exquisito y muy fino, el ambiente del lugar era muy acogedor y elegante, todos estaban platicando con sus amistades o aprovechando la pista de baile, todo aquello me recordaba a los grandes bailes que solían ofrecer en Peterhof en donde mis hermanos bailaban hasta cansarse y mis padres gozaban admirando a los invitados bailar.

Estaba por ponerme sentimental y nostálgica, pero preferí regresar mi mente a la realidad y tratar de gozar la velada y encontrar a la ministra francesa para agradecerle la invitación.


Comencé a buscar sutilmente con la mirada a Camille, tarde unos segundos cuando finalmente la encontré, estaba en una de las mesas del gran salón preparando un trago y me dirigí enseguida hacia ella, ya casi llegaba a su encuentro cuando por accidente choqué con una figura alta y rubia, cuando volteé para ofrecerle mis disculpas me encontré con unos ojos bastantes familiares, ¡Rayos!, era él, mi cara se ruborizó al grado de parecer un tomate, traté de mantener la calma.


- ¿David?, Por Merlín, ¿estás bien?, ha pasado tanto tiempo desde que te vi, ¿cómo has estado? -dije tratando de verme lo más relajada y serena posible.


Perdí la nación de que iba a saludar a la ministra y cumplir con los protocolos de invitaciones a fiestas en nombre de Rusia, así que traté de encontrarme con la mirada de Camille y que se acercara a mí.



Editado por Beryl Serenity Hawthorne

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La oscuridad había sido su compañera desde siempre, ocultándola de la mirada de los curiosos. Sus pasos se dejaron sentir con autoridad dentro de Ottery, recordandole a ese sitio el dominio que su estirpe siempre tendría dentro de ese pueblo. La opulencia de las mansiones le rodeaba sin dejar que su rostro de viera empañado por las luces de los faroles que alumbraban de forma tenue el camino.


Un antifaz que cubría solamente la parte superior de su marmórea faz, destacando sobre el color platinado sus orbes de dos tonalidades diferentes. La heterocromia era una condición que no le molestaba en lo más mínimo y aunque podía usar la metamorfomagia para remediarlo, prefería mostrarse tal y como era realmente.


Faceless caminaba con elegancia por el adoquinado camino, jugueteando con su varita. Viéndose tentada a lanzar un par de maldiciones, no encontraba mejor forma para sacarse el malestar. Sus deberes como Primer Ministra de Nueva Zelanda, comenzaban a sacarle un poco de sus casillas. Una fiesta no era lo que tenía en mente, pero jamás rechazaba una invitación por muy tedioso que le pareciera socializar con personas que quizás jamás volvería a ver en su vida


— El deber es el deber—siseó dibujándose en sus labios una lóbrega sonrisa. Esa clase de gestos eran característicos dela Vidente. Muestras de que era capaz de mutar su humor, cambiante como un camaleón, jamás se podía saber con certeza que pensaba o que se estaba cocinando dentro de su maquiavelica cabecita. Soltando una bocanada de aire, alisaba su capa de viaje acomodando el escote de su vestido azul oscuro, asegurándose que los tacones que portaba en esa ocasión fueran cómodos y le permitieran moverse con soltura y elegancia.


— Aquí vamos—adentrándose en el recinto se despojaba de la fina tela que cubría sus hombros color nieve. Chasqueando sus dedos apareció una copa de bourbon, recordando que era le cumpleaños de Danny, no olvido comprarle un presente que sabría que le serviría en un futuro no muy lejano.


Ese joven se había transformando en una persona de gran estima para la Nigromante, atrayendo vagamente a su memoria la última charla que sostuvieron. Aunque en esos momentos el tema no era trascendental para la rubia, sino que le causaba un poco de gracia ese momento tan peculiar entre ambos.


Hasani recopilaba datos como esos sin pensarlo siquiera, volviéndose adepta a armar memorias que podría revisar cuando estuviera en la comodidad de su habitación el la Torre Negra. Perdiéndose en medio de la multitud lo que menos deseaba era ser notada en esos momentos, aunque era imposible logra su cometido con éxito. Poniendo los ojos en blanco se bebió la mitad del contenido de su copa, aunque no le afectaba en lo más mínimo consumir alcohol debido a su condición vampirica.


—Ojala sirviera de algo, pero no hay caso—meciendo la copa con parsimonia terminaba el contenido de está. Rellenándola con magia se mantenía en silencio, percibiendo la presencia de algunas personas conocidas y otras que nunca tuvo el placer de tratar y realmente, no le interesaba hacerlo.

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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Leonid Sila

 

 

 

Se quedó observando el ir de la Primer Ministro Francesa mientras se alejaba a por las bebidas, no debería haberle pedido nada, era la festejada aquella noche pero para su sorpresa con una simpleza que no hubiera esperado de un jerarca de tanto renombre fue ella misma a por las bebidas, no le pidió a ningún elfo u otra persona a que cumpliera con aquello.

 

Al final perdió a la figura de la festejada entre la muchedumbre que no paraba de llegar a los jardines, el ruso se dispuso a matar el tiempo observando a los recién llegados. Los antifaces y el poco conocimiento de los allegados de los Dumbledore lo hacía un interesante desafío, pero estaba seguro dado el reconocimiento y jerarquía de los festejados en el plano global que más de una cara conocida se podía vislumbrar debajo del antifaz y tanta opulencia.

 

El pelirrojo se mantuvo en silencio y algo apartado de la vorágine social, además de la charla casual no era su principal fuerte el hecho de estar rodeado por completos desconocidos pertenecientes a unas órbitas de las que no formaba parte lo complicaba todo cien veces más. No es que aquella fuera la primera ocasión en la que se veía rodeado de personas de tanta importancia, más de una vez se vio sujeto a tales eventos pero ocupando un puesto muy distinto.

 

Hacer de seguridad para mandatarios rusos no le era ajeno, eran parte de su trabajo, ocupar su lugar en la periferia estando atento a todo, listo para actuar si presentía que algo o alguien podría atacar al funcionario era muy distinto a esperar unos tragos mientras conversaba animadamente con el resto de los invitados.

 

Al final Ada regresó con las bebidas prometidas y acompañada por un mago al que presentó como su hermano y otros de los festejados aquella noche - Un placer señor Lestrange y un feliz cumpleaños - saludó al mago estrechandole la mano - Soy Leonid Sila - se presentó el ojiazul completando la presentación que la bruja comenzó.

 

Tomó las botellas de Vodka y Medovukha que le tendió la rubia y las colocó en la mesa que tenía tras de sí, “Minskaya Kristall” leyó el nombre que aparecía grabado en al botella de vodka - Wow, un Minskaya Kristall - le sonrió a la bruja mientras destapa la botella - Los Dumbledore tienen buen gusto - reconoció el cosaco mientras con agilidad llenaba tres vasos, aquella marca era de las más reconocidas a lo largo de Rusia y otros países.

 

Les tendió un vaso a Danny y Ada y el tomó el suyo -¿Han probado vodka antes? Puede resultarles algo fuerte, ¡A su salud! - enunció antes de llevarse el destilado a la boca y dejar que la bebida le abrazara la garganta despejando todas sus dudas iniciales. Sonrió a sus acompañantes mientras otro de los festejados era llamado por la Dumbledore.

 

-Un placer señor Macnair, espero que pase un muy feliz cumpleaños - saludó al mago que se unió al pequeño grupo, aunque que por poco tiempo al final se fue rápidamente tras una bruja y dejó al los tres magos nuevamente solos.

-Es una fiesta impresionante, los invitados no paran de llegar y el servicio es excelente - guiño un ojo ante lo último haciendo clara referencia a las bebidas recién llegadas - ¿Generalmente hacen este tipo de celebraciones? -

 

@@Ada Camille Dumbledore @@Albus Renaldi Macnair @@Danny Lestrange

 

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