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El Dragón Verde (MM B: 108933)


Helike R V PB
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Después de ver como se alejaba el ave con la carta, corrí hacia mi closet y tome unos pantalones de color negro, una camisa de igual color y una chamarra de color rojo, me encontraba muy feliz y ansioso de verla, ya que esta prometía ser una tarde mágica, tenía muchas ganas de brincar de la emoción de verla y pasar la tarde con ella.

 

Me aliste rápidamente y puse mi varita pegada a mi pierna como era de costumbre haciendo que esta se volviera invisible para que nadie la notara, en seguida salí corriendo de la casa y una vez afuera tome mi varita y me aparecí en las cercanías del lugar, en unos minutos sentí como alguien me abrazaba por la espalda.

 

Al sentirlo sonreí y la tome de las manos mientras escuchaba sus palabras, me di la vuelta y le di un beso para después saludarla –hola amor, tenía muchas ganas de verte- dije sonriendo sin soltarle las manos mientras me apretaba, estaba realmente feliz de verla y de estar abrazado con ella ya que siempre me han gustado sus abrazos.

 

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  • 2 semanas más tarde...

– ¿Después de la ayuda nos llamas elfos?

Gabrielle levantó la ceja al escuchar a Helike y sonrió, esperaba que entendiera la broma y volvió la mirada para terminar de acomodar unas mesas. La situación parecía un poco más controlada y solo faltaba el poner de nuevo las cosas en su lugar.

 

Jaló una de las sillas y dejó su cuerpo caer en ella. Poco trabajo y se había cansado, mover la varita también era trabajo pesado; metió sus manos a los bolsillos de su sudadera y sonrió al contemplar el lugar más arreglado, limpio... ordenado. Podía apostar que las cosas estaban mejor que antes. Sus ojos volvieron su jefa y sonrió.

 

– Nos merecemos pero unas muy buenas cervezas, este lugar quedó reluciente y hasta ordenado.

 

 

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Camino con las manos en los bolsillos, mirando de vez en cuando los alrededores. El sendero parece tranquilo, sólo se escucha el ocasional sonido que origina el viento al rozar contra aquel verde césped que se extiende a lo largo del territorio. Me habían hablado un poco de aquel negocio. Yo esperaba alguna especie de local en el que uno va, compra algo y regresa a la vida cotidiana. Quedé ligeramente sorprendido ante la revelación de que dicho lugar se encontraba considerablemente lejos del callejón. Y de Londres.

 

-Sólo espero que esto sea una buena idea. -me detengo frente al cruce de caminos, girando mi vista hacia la pequeña colina, cuyo camino de piedra parecía curioso comparado con el terreno natural. Distingo las tres chimeneas que me habían descrito, por lo que sé que estoy en el lugar indicado. Tomo mi tiempo para dirigirme hacia el local, observando de vez en cuando el jardín que ocupa parte de la colina. Tiene muy buen aspecto, a pesar de que aquella región no se prestaba mucho para el florecimiento de algunas especies. Quién le daba cuidado debía tener conocimientos de Herbología casi perfectos.

 

Una vez que alcanzo el final de aquel camino tan bien arreglado, me detengo frente a la imponente entrada de madera, la cual, curiosamente, te genera una sensación de querer entrar. -Así que...El Dragón Verde. -una vez dentro del lugar, quedo maravillado ante la decoración elegida.

 

Los pubs ingleses siempre han sido de mi agrado. A pesar de que he visitado algunos, tanto muggles como mágicos, no muchos han despertado en mí ese gusto por querer pasar un agradable tiempo de esparcimiento. Por inercia, decido acercarme a la barra y tomar asiento en uno de los taburetes. Deslizo suavemente un dedo sobre la superficie de la madera, como intentando verificar qué sea real. El resultado me deja satisfecho, pues no imagino un pub inglés sin una barra de madera natural.

 

-Será una pinta, por favor. -me dirijo a la persona que atiende. -Cerveza alemana, si es que tiene un poco de eso, claro. -río leve ante mi pésima broma. Me sorprende el que haya pedido una bebida extranjera, pues estaba acostumbrado a la cerveza inglesa, que prefería sobre la de Norteamérica, a pesar de ser mi lugar de origen.

 

Mientras espero, decido echar otro vistazo al lugar. La temperatura es agradable; los hechizos impermeabilizantes habían sido conjurados de forma impecable. Parece que por fin he encontrado un respiro dentro de todo el caos que ha implicado mi llegada a Reino Unido. Uno pensaría que estos días son de aquellos en los que suceden cosas comunes y sin trascendencia pero, ¿en serio puedo confiar en así será?

 

@Juli-ette

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Todo había quedado tan bien arreglado que estaba dichosa.

 

- ¡Gracias chicos, gracias! -sonreí a los presentes, mientras veía cómo entraba la clientela- vaya, debía de poner un cartel de cerrado -dije para mí, farfullando un poco.

 

Con un chasquido de mis dedos hice que alguno de mis elfos se presentaran en el local. Era hora de ponerlo a funcionar de nuevo.

 

- Bien señores, aquí nuestros amigos están sedientos y hambrientos así que, ¡manos a la obra! -di una palmada y mis sirvientes agacharon la cabeza, serviciales, entendiendo lo que yo quería decir.

 

Varios de los elfos se dispusieron a atender a @@Noah Lockhart y a @ mientras uno de los que habían venido atendía a otro muchacho que parecía nuevo en el pueblo. Escuché sus palabras y farfullé unas cuántas por lo bajo...

 

- @@Eobard Thawne Por supuesto que tenemos de eso -le dije con una sonrisa mientras otro de los elfos iba presto a atenderlo- bienvenido a El Dragón Verde. Espero que estés agusto aquí. Cualquier cosa, por favor, no dude en avisarme. Soy la dueña de ésto -le dije con una sonrisa.

 

- @@Gabrielle Delacour @@Gatiux @ sentaros en una mesa por favor... Enseguida van mis elfos a atenderos y podéis pedir de comer lo que queráis, invita la casa -les dije con una sonrisa mientras veía a las brujas sentarse.

 

Me quedé pensativa. Si quería que no volviese esos molestos bichos, debería de avisar a mi pareja. Era el que entendía de magia indebida y si sabía que había algo ahí que no debería de estar, él lo sabría. Me sorprendía bastante que esa plaga anidase ahí. ¿Podía ser la propia magia del local? Lo dudaba... Se habían reproducido tan rápidamente...

 

Rebusqué dentro de la barra y encontré un pergamino que estaba sin usar, recogí pluma y tinta y empecé a garabatear unas palabras. Con un toque de varita mágica hice que se transformara en un avión y sabía que iría directo a su destino...

 

@@Matt Blackner : cariño, necesito que vengas a El Dragón Verde. Está en las afueras de Ottery. He tenido una plaga de bichos que consumen la magia y no sé si fue por la magia del propio negocio, o es que debajo hay un poder que no conocemos. Sólo tú podrás saber si lo hay o no. Te espero. Las demás compañeras del departamento están disfrutando de su pinta. Si vienes, serás invitado. Un beso.

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Estaba con mi amada abrazándola, estaba realmente feliz por estar con ella, me separe un poco para poder verla, se veía muy hermosa en esa tarde sentía que con cada mirada me enamoraba más de ella, de pronto se acercó un pequeño elfo a atendernos, el pequeño muy amable nos dio la bienvenida y quedo a la espera de nuestro pedido, mire a mi amada y dije con una sonrisa -¿Qué es lo que vas a querer mi amor?- .

 

La mire sonriendo y luego mire la carta del lugar pensando en que pedir –mm que será bueno pedir – pensé mientras ojeaba la carta en la carta decía que allí se servía la mejor comida y cerveza, eso me agradaba y tenia deseos de corroborarlo, mire a mi amada esperando a que pidiera ella primero para después hacerlo yo.

 

En ese momento se me antojaba una cerveza de mantequilla y algo de carne, estaba algo indeciso ya que mi amada no comía carne y posiblemente la pondría algo incomoda, en cuanto mi amada pidió lo que quería dije –yo quiero un plato de pescado con papas y una cerveza de mantequilla por favor- agradecí al pequeño el cual se fue por nuestros pedidos.

 

 

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<< minutos después >>

 

En aquel lugar se encontraba la pareja abrazada y sonriendo su amor flotaba saori miraba a su amado y reía al par por tan caluroso abrazo que dio el le dio un beso y mordió su labio poco rato después. un elfo se acerca a darles la bienvenida y una joven mujer veía con agrado a los clientes mira de re ojo lo que hay en su alrededor su amado la lleva a una mesa para ordenar se queda algo pensativa. Mirando hacia otro lado hasta que escucha a su novio decir " que vas a ordenar tu amor " .

 

Saori tenia la mirada perdida hasta que regreso al mundo su mente y mira a su novio que estaba rodeando y ella continua diciendo al elfo . -Amm perdón yo quiero una ensalada con una cerveza gracias - dice sin mas remedio y sin gesto de expresión mira a su novio y guiña el ojo dice algo tensa - amor gracias por invitarme heej te amo - concluye la joven demonio

 

@@Noah Lockhart

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Mi amada parecía tener la mirada un poco perdida pero mis palabras parecieron regresarla a este mundo, me miro y contesto al elfo “Amm perdón yo quiero una ensalada con una cerveza gracias” sonreí ante su respuesta pues me alegraba ver que se estuviera divirtiendo y sobre todo que le hubiera gustado el lugar, pues me gustaba poder salir con ella.

 

Mi amada me guiño el ojo y dijo “amor gracias por invitarme heej te amo” sonreí feliz ante sus palabras, realmente el escuchar esas palabras de ella me hacía muy feliz y lograba cautivar mi corazón cada vez más – no hay de que mi amor sabes que me gusta pasar tiempo contigo porque siempre me divierto, y el que tendría que agradecer seria yo por haberme honrado con tu presencia en esta hermosa tarde y en este agradable lugar- .

 

Mire sus ojos lo cuales reflejaban lo feliz que estaba, sonreí al verlos pues desde pequeños me habían gustado, sonreí y mire sus labios tan hermosos los cuales con solo verlos me daban ganas de besarlos, pues cuando la besaba sentía como si me sacaran de este mundo y me pusieran a volar en el espacio mirando miles de estrellas.

 

 

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Había decidido escapar de la mansión e irme bien lejos del pueblo de Ottery encontrándome en el camino un pintoresco lugar llamado Dragón Verde, bastante acogedor e de admitir, su decoración era exquisitamente inglesa, algo irónico en estos tiempos. Llevaba por lo menos una media hora sentada en la mesa más alejada de los presentes, cerca de la ventana como siempre, repleta de varios libros con historias de criaturas sobrenaturales, algunos cuentos para niños y otras, leyendas aterradoras; nada similar a lo que necesitaba encontrar.



Sin duda me había caído como balde de agua fría no saber el paradero del vampiro ¿Qué oportunidad tenía de encontrar a ese hombre? Y lo más importante ¿Qué ayuda me daría si hace años ya no era lo que alguna vez fue? Agarré con las yemas de mis dedos mis sienes, dando suaves masajes para relajar la tensión que hace días me hacía perder el sueño. Hace tiempo que no estudiaba algo con tanta dedicación y sobre todo, hace tiempo que no sentía esa presión temerosa en mi interior. ¿Preocupación o miedo por mi lobo?



De un momento a otro me percaté del hambre que llevaba, mi última comida del día había sido en la mañana y a duras penas según mi padre, pero como explicarle todas las cosas que pasaban en estos momentos por mi cabeza. Solté todo el aire acumulado y guardé en mi bolso la mayor parte de los papeles desordenados, dejando un libro o dos cuanto mucho sobre la mesa, me levanté con elegancia arreglando mi abrigo largo y lentamente caminé hasta la barra esperando a que me atendieran, nuevamente el mareo se hizo presente en mi cuerpo chocando sin querer con un hombre de desordenado cabello oscuro. Mi estado debilucho no me estaba jugando una buena pasada, sabía que perder el control era malo y aún así buscaba hacerlo, quizá por el hecho de sentir un golpe fuerte por llamarlo de alguna forma.



Disculpe mi torpeza.



Dije algo irritada.



No suelo chocar así con la gente, odio a la gente torpe para ser honesta. Estoy algo distraída y tampoco se por que le doy explicaciones si nunca lo he visto.



Apoyé ambas manos sobre el mesón y esperé a que el dolor punzante pasara, dirigí mis orbes esmeralda a los del hombre notando enseguida el grisáceo de sus ojos, un suave escalofrío recorrió de punta a punta mi espalda. Ese color tan usual siempre se hallaba en personas misteriosas y que por motivos inexplicables de la vida, se convertían en personas importantes y claves. Tal como mi padre haciéndome sentir segura.



Desvíe enseguida la mirada para no hacerlo sentir incómodo, nunca antes nos habíamos visto y mi manera de observar no era la correcta, si, me fascinaba jugar, pero precisamente en esta ocasión no tenía cabeza y por supuesto, tampoco tenía la fuerza como para dirigir la ironía de mis palabras. Por supuesto eso no quitaba que el orgullo Macnair estuviera elevado, por lo tanto mi mentón permanecía en alto al igual que mis delicados movimientos innatos.



— Señorita ¿Tiene algo caliente para beber? Mi paladar lo pide a gritos.



Sonreí.



@@Eobard Thawne

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-Agradezco con creces la bienvenida, señorita. Normalmente no es fácil encontrar buena cerveza extranjera en la periferia. -río leve, dedicándole una inclinación de cabeza a la dueña del local al tiempo que aguardo a que uno de los elfos traiga mi bebida. El ambiente se percibe tranquilo, no hay muchas personas a esa hora, y en parte me parece bien, pues puedo permitirme un breve respiro sin tener que escuchar el constante bullicio, lo cual la mayoría de las veces desembocaba en una horrible jaqueca.

 

Es irónico mantenerme tan estático en un lugar. Con todo lo que he experimentado las últimas semanas, creo que un descanso no me vendría tan mal. Hasta un velocista debe aminorar la marcha alguna vez en su vida. Supongo que yo no soy la excepción. Y, ¿por qué habría de serlo? Después de todo, había prometido dejar, con el tiempo, esa faceta de mi vida.

 

-¿Pero qué...? -en ese momento, una joven de cabello ondulado accidentalmente choca contra mi hombro. A juzgar por el tipo de reacción, parece que sufre de algún aturdimiento o mareo. En un pub inglés, uno pensaría que el aturdimiento es a causa de la bebida, pero no podía decir lo mismo de aquella situación. La chica parecía sentirse un tanto débil.

 

-Disculpa aceptada, aunque no debería pedirla. -niego con la cabeza, mirándole. Sus ojos son de tonalidad clara, un verde que se asemeja al visto en las esmeraldas, y me parecen aún más curiosos que todo el evento. -¿Por qué no toma asiento? Imagino que fue víctima de un mareo momentáneo. No seré un sanador certificado, pero supongo que tengo algo de razón en ese último comentario. -suspiro leve, pensando en por qué había dicho eso. No era de muchas palabras, y menos si se trataba de una persona con quien no había coincidido antes.

 

Si bien era conocido por ser un tanto impetuoso en el pasado, me había esforzado por cambiar aquella percepción que la gente tenía de mí. No es como que haya tenido mucho éxito a lo largo de los años, pero por algo se empieza. Puedo notar que la joven me examina unos breves segundos con la mirada, antes de desviarla casi imperceptible. Quizá por no querer incomodar. ¿De qué vendrá todo eso, habrá leído mi mente, visto alguno de mis recuerdos? Si bien no me enorgullezco de mi pasado, tampoco es como que tenga algo que esconder. Vamos, incluso intento mantener un perfil bajo. Hay algo peculiar en esa chica, te genera una especie de curiosidad. De esa que no te permite dejar pasar cualquiera que haya sido el evento por el que se dirigieron la palabra.

 

-Ah, Deutsch bier... -hago una mueca al escuchar mi pésima imitación del acento alemán. Aún tengo mucho que practicar. Uno de los elfos deposita en la barra mi bebida. Una Jacobinus Bierspezialitat clásica, de mis cervezas pilsner favoritas. Recuerdo haberla probado en algún breve viaje realizado a la Alemania muggle, pero de eso hace bastante tiempo. Más del que quisiera recordar. En eso, escucho a la joven solicitar una bebida caliente. No es una mala elección, considerando el clima allá afuera. Quizá soy yo el que ha optado por algo más fuerte.

 

-Disculpe mi intromisión... -me giro, dedicándole una leve inclinación a la joven. Sin esperar a que me devuelva la mirada, o inclusive, que responda, decido entablar conversación con aquella intrigante chica. -¿Qué le trae a estos parajes, tan lejos de Ottery?

 

@Juli-ette

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Las puntas de mis dedos se movían en ligeros golpecitos contra el mesón de madera, era una característica innata que había adoptado con el pasar de los años, una forma de ir controlando el mal humor para no hacer estragos e incluso para relajar la frustración de no llevar la situación bajo mi completo control. Odiaba ser más distraída de lo usual, incomodar a la gente con pasos torpes, por que si, usualmente era una mujer muy calculadora hasta el mínimo movimiento de mi cabello ¿Sería parte del paquete que ejercía mi verdadera naturaleza? No lo dudaba por un segundo.

 

A pesar de haber querido cortar cualquier conversación que pudiera comenzar entre ambos, su respirar se hacía escuchar en lo más profundo de mis oídos, simplemente no podía dejar de sentir una pequeña atracción curiosa por el hombre de gélidos ojos grisáceos, por lo que al escuchar el pequeño fracaso de intento alemán una pequeña curvatura apareció fugaz en mis labios. Podía sentir como la sangre fluía por sus venas a un ritmo perfecto de sentirse algo avergonzado.

 

En cuanto recibió su pedido, lo normal es que se hubiese retirado a alguna mesa personal por que para ser honestos, no es que el local estuviera repleto como para querer quedarse a mi lado, pero aún así se quedó y murmuró palabras que claramente iban en mi dirección. Mi mentón seguía en alto y mis verdosos ojos se paseaban por cada detalle de la barra, podía verme sumida en mi propio mundo pero estaba con los sentidos alertas en todo momento. Suavemente giré mi rostro encontrándome de frente con su mirada, mientras ladeaba mi cuerpo un poco para hacerle entender que no me incomodaba su "intromisión".

 

¿Quiere la verdad o la mentira piadosa?

 

Ironicé.

 

Le diré un secreto que todos sólo intuyen. Cuando nos alejamos de un lugar lleno de personas corriendo de un lado a otro, incluso de nuestra propia familia, es para escapar de nosotros mismos, de nuestros propios pensamientos. ¿Eso responde a la pregunta?

 

Hablé con bastante claridad más no con molestia por su presencia ni mucho menos, era fácil distinguir la tonalidad de mi voz cuando algo me incomodaba, además siempre iba de frente con las palabras, no era muy sutil que digamos. En cuanto mi pedido llegó, el humeante olor de grano recién preparado inundó mis sentidos haciéndome sonreír de manera satisfactoria, agradecí con un sutil asentimiento por parte de mi mentón y deslicé como serpiente mi mirada hacía el hombre a mi lado, agarré con delicadeza la taza y cruzando las piernas de manera elegante proseguí con la plática.

 

Usted parece un hombre de muchas vivencias ¿Por que venir a un lugar tan tranquilo como este?

 

Dí un sorbo cuidando no quemarme y proseguí.

 

Déjeme adivinar ¿De que demonios esconde su alma?

 

Por supuesto que todo lo que salía de mi boca eran netamente juegos de palabras, no era ninguna especie de adivinadora o lectora de mentes, ni siquiera mis ocultas habilidades me permitían dicho don tan peculiar. Mis orbes se fijaron por un segundo en las facciones de su rostro, haciendo una rápida inspección hasta volver a desviar mi atención a la arquitectura del lugar, apreciando los detalles desde otro ángulo, encontrándome con mi mesa olvidada. Con suavidad me levanté de la silla haciendo un gesto con el mentón al castaño para que me siguiera si así lo quería, podíamos hablar con más tranquilidad en mi rincón preferido y así me aseguraba de no perder ningún libro.

 

@@Eobard Thawne

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