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Mansión de la Familia Potter Black (MM B: 90394)


Sagitas E. Potter Blue
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Se detuvo, sorprendida, solo ella y Seba sabían que la vida de Darla había sido marcada por personas que graciosamente habían pasado en sus otras vidas por la vida de Scarlet Akane. La vampiresa no tenía poderes especiales que la llevaran a sentir como su Seba sentía cuando algo la afectaba, pero en ese momento un escalofrío recorría su espalda y sin saber por qué buscó una imagen en su mente. Se vió en un torreón hablando con el mago francés que había sido convertido en vampiro por Scarlet, su historia incompleta.

 

--Mirshka... --el tono quebrado, tembloroso, era de Scarlet, era apenas una tercia más bajo que el de Darla y la pelirroja había dejado surgir a su alter ego.

 

--Ishaya... --esta vez era la voz de la Potter Black, los ojos de la bruja vertían lágrimas, un ojo de un tono verde esmeralda y el otro rojo como la sangre.

 

¿Cómo sabes cuando algo malo pasa? ¿Cuándo tienes un presentimiento y lo dejas pasar porque no todos tienen la videncia? Cerró los ojos, no sabía, pero era como una certeza. Buscó en un cajón de la cómoda y sacó un álbum de fotos, observó la del mago, no sabía por qué tenía justo esa y junto a ella un retrato infantil de la adolescente Darla del hombre al que había llamado abuelo.

 

Cerró de golpe el álbum, aún temblando y con sus ojos de dos colores llenos de lágrimas. Con un movimiento de su varita cambió sus ropas por un pantalón negro, botas altas, una camisa negra y una chaqueta con las mangas y los bordes bordados en negro y plata. Una voz ahogada se elevó juntando fuerzas desde su garganta.

 

--Tommy, avísale a Seba, yo, yo voy a ir, lo espero allá, en la Potter Black, creo que hoy nada... nada extraño sucederá... pero debemos estar allá... --respiró profundo, sabía que al primer grito su elfo había aparecido a sus espaldas y no necesito verlo para saber que asentía justo en el momento en que ella se desaparecía al que había sido su hogar.

 

 

Mansión Potter Black

 

Crack... era difícil definir si el sonido era de una aparición o el de un corazón roto. Habían tenido enfrentamiento, discrepancias, le había dicho en la cara "tú no me quieres" y le había confiado secretos que él no había sabido respetar, pero era él y siempre, a pesar de todo, lo había perdonado y como siempre lo había querido.

 

Sus ojos se elevaron y vieron la Marca Tenebrosa ciñéndose sobre la Mansión, estaba en el medio del jardín, observándola, la tentación de llamar al resto tocándose el brazo con la varita le duró menos de una milésima de segundo, al demonio todos, la voz había corrido, lo sabía, si no estaban allí... allá ellos... sus ojos tomaron un expresión llena de furia y luego se calmaron. Alter ego y bruja se habían mantenido en un silencio mental tan frío donde solo había una imagen recorriéndolo, un mago, un rostro.

 

No supo cómo llegó hasta la puerta de la Mansión pero su mano se posó sobre el pomo de la misma antes que ningún elfo pudiera abrirla e ingresó, como un fantasma que recorre el lugar, o como quien en trance se mueve sin poder decir nada ni sentir. Oh, no, pero sentir sentía muchísimo, una mezcla extraña y contradictoria, un amor, un odio, un dolor inmenso y a la vez una paz de que más allá del arco iris él había encontrado su paz.

 

La imagen en el gran salón era de una tristeza que quebraba las almas, su tía, un féretro blanco desde donde un Adriano Wallace sonreía y por momentos sacaba la lengua como burlándose de los que quedaban en casa, único detalle capaz de quebrar esa solemnidad y ese dolor que parecía embargar el dolor y tirada en un sillón su abuela, o bisabuela, nunca recordaba hasta dónde llegaba su línea familiar, Antara, a su lado una mujer a la que no reconocía pero que se veía familiar. Miró al mago de la foto y éste le guiñó un ojo con un cabeceo hacia su madre, por lo cual la bruja se acercó a ella y se agachó a sus pies, abrazándola, para luego dejar lugar a los demás. En silencio dudo entre acercarse al féretro que había en el lugar o permanecer en el rincón más oscuro del salón, en silencio, orando.

 

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Intentaba mantenerme ocupada con los detalles del velatorio, para no pensar, para no dejar salir el dolor. La llegada de Hayame me hizo sonreír un poco.

 

-- Es cierto, sólo a él se le ocurre invitar a la prensa a su velatorio.

 

Intenté que sonará como algo divertido pero no fue así, había mucho dolor en mis palabras, así que tragué saliva y la abracé. Un poco, no mucho, no soy de abrazar, besar o ser efusiva en público. En realidad, me cuesta mostrar los sentimientos en situaciones vulnerables, así que la abracé, sí, pero deshice el contacto enseguida. Balbuceé. Heliké me había atacado con un abrazo y eso, en aquel momento, era motivo para arrancarme lágrimas que quería evitar a toda costa

 

-- Si queréis tomar algo... -- y, sin continuar, le señalé la mesa con la bebida. La llegada de Xell también me hizo tambalearme un poco pero me repuse. Ella reaccionaba mejor que yo y preguntba por Cye. -- No sé... No sé si alguien la ha avisado del...

 

Tragué saliva y torcí la mirada hacia una servilleta que parecía llamar mi atención. No quería que nadie viera que luchaba por no derrumbarme. Sentí el arrastre de una silla y supe que se había sentado en ella. Sentí que Teza también se derrumbaba en una silla y me reconocía. Le sonreí, intentando darle calor en la mirada, ya que mis piernas se negaban a moverse de aquella pequeña zona de confort al lado de la mesa, a la que me agarraba de forma disimulada.

 

-- Heliké, puedes ayudar en lo que quieras, yo... No sé si me he dejado algo... -- En realidad quería decir que ya no sabía qué hacer, sólo quería esconderme bajo la mesa, bajo aquel tapete oscuro, desaparecer de la vista de todos y llorar en silencio. Sin embargo, sonreí con tristeza a mi nuera. -- Por supuesto, sal, mujer... Toma el aire...

 

¡Cómo me gustaría salir con ella y huir de aquel acto en el que nunca hubiera querido estar...! Un elfo se acercó a mí y me susurró algo de un resplandor verdosos en la parte alta de la mansión. Suspiré. Sabía lo que significaba y, extrañamente, no quería hacer nada en contra de ello.

 

Toda la compostura que mantenía se hundió en cuanto vi llegar a Antara. Mi madre estaba deshecha. Era un rostro enmarcado por el dolor, la pérdida de un hijo dejaba su huella en el blanco rostro. Gemí al verla derrumbarse en aquel sillón. Si ella caía, yo lo haría con ella. Agarré con fuerza el borde de la mesa y resistí como pude el mazazo de sus lágrimas. Teza se acercó a ella y lloró a su lado. Me decidí. Abandoné la mesa y caminé despacio, no por pomposidad o reconocimiento sino porque si aceleraba el paso, caería al suelo.

 

-- Madre... Antara...

 

Me senté en el suelo, a sus pies, como un gatito que busca que alguien le dé una caricia de consuelo. Noté que entraba más gente y vi a Darla. ¿Me levantaba para saludarla? En aquel momento me era imposible levantarme del suelo mientras apoyaba la cabeza en las piernas de mi amada madre Antara.

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Aún estaba apostada cerca de la entrada. Terminé de fumar el cigarro y lo apagué con una de mis botas. Suspiré nuevamente. Lo último que necesitábamos era tener a más gente llorando. Sí que era lo normal, pero tendría que ser fuerte, hasta que terminara todo. Entré por una de las esquinas del acceso a la mansión. Ya se estaba llenando de gente. Vi que mi tía/suegra estaba al lado de dos mujeres que no conocía. ¿Quiénes serían? A una la reconocí, porque había visto su retrato encima de la chimenea pero no recordaba su nombre. Gruñí por lo bajo. Hasta en los momentos más tristes, mi mente me fallaba... Negué con la cabeza...

 

Así que, antes de irme al exterior recordé las palabras de la matriarca, en silencio, moví alguna mesa para ir colocando tentempiés fríos y bebida caliente. Quizás chocolate fuese lo mejor, por el tiempo tan frío que estaba haciendo. Lo hacía todo de manera mecánica. Al menos eso, me iba distrayendo. Los elfos traían las bandejas con comida, eran sandwiches fríos y, el chocolate caliente en unas jarras de porcelana. No iba a ser camarera de nadie, si alguien querría que lo cogiese por sí misma. Vi a Darla, la reconocía como compañera mortífaga... No sabía si decirle que había sido yo...

 

No quería mirar al féretro. Pero me era imposible, los ojos me iban a él, directamente. Sentía que se me aguaban los ojos y me acerqué a @@Darla Potter Black y le di una pequeña palmada detrás de la espalda. Esperaba que no se asustara.

 

- No te asustes -le dije con una triste sonrisa. Bajé la voz en un susurro esperando a que me escuchara - fui yo quién invoqué la Marca. Espero que no te moleste, yo, lo hice en honor a él, seguro que le gustaría - dije con tristeza- si quieres un poco de chocolate, está caliente... ¿sabes si vendrán más... compañeros? -enarqué una ceja, expectante - estaría bien hacer algo en su memoria... -incliné mi cabeza hacia el ataúd. Pasé mi mano por encima del féretro. Y recordé las plumas de cisne blanco que había encontrado cerca del lago...

 

- Discúlpame, voy a hablar un segundo con Sagitas - esbocé una media sonrisa y me acerqué poco a poco a mi tía que ya lloraba en compañía de las otras dos mujeres que desconocía- perdónenme mis señoras, pero querría hablar de una cosa con la matriarca -levanté una ceja y esperaba que Sagitas comprendiese - es un asunto privado...

 

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Hacienda Tonks

 

El día estaba demasiado gris y solo hacía que el Tonks sintiera nostalgia por lo mismo. Su elfo siempre lo acompañaba y esa vez no sería la excepción. Ambos miraban por la ventana de dicho lugar en el que tantos recuerdos tenía y que solo le hacían recordar a su padre. Ya varios meses atrás había decidido dejar el patriarcado pero no entendía que ese día dejaría el mundo definitivamente y tendría que hacerse cargo de la decisión de su padre.

 

- Los animales están un poco conmocionados, algo no anda bien Brent - Niko nunca había notado a las criaturas en dicha actitud y siempre había escuchado que los animales tenían la capacidad de sentir cosas muy rápido así que esperaba no fuera el augurio de algo malo - Anda ve al reloj mágico familiar y dime en dónde se encuentra mi padre - No dejaba de estar en el mismo porque siempre sería recordado dentro de la familia Tonks: su familia.

 

Los minutos seguían pasando y los animales seguían demasiado inquietos. El rubio decidió salir a los jardines para revisar qué pasaba e intentar calmarlos un poco. Seguro era solo por el clima o eso era lo que deseaba - Espero que vuelva rápido - Necesitaba una noticia de su elfo pronto o perdería la calma demasiado rápido pero justo en ese momento apareció ante él la figura de un cisne blanco que conocía bastante bien.

 

- Dice que está en peligro mortal - El Tonks no soportó la noticia, claramente su padre había dejado el mundo. Algunas lágrimas comenzaron a salir de los ojos del joven mago, pocas personas entendían el cariño que sentía por el hombre al ser una de las primeras personas en recibirlo. Lo había recibido dentro de su familia y dentro de su hacienda. Niko había hecho toda su vida junto al hombre y no se imaginaba una vida sin él.

 

 

 

Mansión de la Familia Potter Black

 

Llevaba mucho tiempo sin pisar su antigua familia. A la que seguía perteneciendo en espíritu, su vínculo con la familia era tanto sanguíneo como adoptivo y llevaba con mucho cariño el recuerdo de su abuela Antara - ¿Estará acá? - Su mente iba demasiado rápido en ese momento como para poder pensar en algo pero contaba con el apoyo de su elfo para evitar que se cayera o algo malo le ocurriera debido a la noticia que acababa de recibir.

 

Ingresó a la Mansión en busca de todos sus familiares, sabía que no estaba dispuesto a ver a su padre en dicho estado. No se sentía capaz de verlo, siempre había preferido guardar los recuerdos de las personas en vida y no que su última imagen de ellos fuera esa. La mansión estaba llena de personas que conocía bastante bien y en muchos de ellos podía observar lágrimas como en él mismo.

 

- Abuela - Fue lo único que pudo decir al ver a Antara en el lugar, seguido a esto muchas más lágrimas comenzaron a caer de sus ojos. Se acercó a ella y a las mujeres para darle un abrazo y acompañarla, sabía que todos estaban sintiendo el mismo dolor en ese momento y que estar en familia les ayudaría. El rubio jamás había llorado en público pero no podía controlarse en dicho momento por el cariño que sentía por el hombre.

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Pensó unos segundos, consciente que había abrazado a Antara pero al arrodillarse no le había dicho nada a Sagitas que estaba echada a sus pies. Por un momento se sorprendió, ¿sería tan Potter Black el gesto? Ella había pensado hacer lo mismo y se había contenido. Sintió el viento que ingresaba en la casa cuando se abrió una puerta lateral y los ligeros pasos que se movían de aquí para allá acomodando cosas sobre las mesas cercanas. No se trataba solo de elfos, podía sentirlo.

 

Darla seguía en silencio aunque podía sentir el acompasado pensamiento de Scarlet recordando al Dupont. El último tiempo ella ya no había sabido cuál de los espíritus habitaba en el cuerpo del Wallace. Quizás por eso cuando la mano de Heliké se posó sobre su hombro aunque no saltó si tuvo un muy leve sobresalto que llevó a su prima política a decirle que no se asustara. Darla suspiró, sin saber realmente qué contestar a semejante pregunta.

 

--Muchos lo han sentido, pero no sé si se animen a presentarse aquí o no, las circunstancias son más que especiales... esperemos... --murmuró a modo de respuesta antes de agregar --jamás podría molestarme, estoy segura que tienes razón y él querría --pensó que hasta un unicornio corriendo en un arcoiris querría, que las sonrisas no aflojaran aunque les doliera el alma, por eso, aunque no sentía frío aceptó la invitación y cuando Heliké se disculpó para acercarse a Antara y su grupo ella miró unos segundos al cuadro que sonreía y se alejó hacia la mesa para tomar una taza de chocolate, eso levantaba el ánimo, o eso decían del chocolate en trozos, esperaba que el bebido causara el mismo efecto.

 

 

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Lloraba despacito, sentada en aquella silla, sobre un cojín cómodo. Mi cabeza estaba llena de aquella imagen de mi tío, cuando estábamos en la cárcel de Abbadon, cuidando prisioneros. Las noches eran muy largas en las guardias y...

 

- Él me llamaba Guardián Jinete, no recuerdo porqué.

 

Mi comentario sonó más fuerte de lo esperado en aquel velatorio. A mi alrededor, sin embargo, se sucedían escenas de dolor, así que dudo que nadie oyera mi frase. Además, pocos la entenderían, de haberla escuchado, pues pertenecía a un recuerdo antiguo, cuando yo militaba en las filas de aquel bando mutuo que ambos, con posterioridad, habíamos abandonado.

 

Había llegado una cara conocida, aunque tardé en reconocer la imagen del cuadro de la chimenea en aquella mujer. Era un retrato de angustia, dolor, pérdida... Se abrazó al ataúd, después se derrumbó en un sillón, llorando. A su lado, una mujer desconocida que había llamado hermana a Sagitas, a sus pies, la prima Darla y la tía Sagitas. La prima Heliké dijo que salía a respirar aire fresco pero volvió poco más tarde, habló un momento con la prima y depu´s pidió hablar con Sagis.

 

Le hubiera dicho que la dejara en paz, que le dejara estar un poco más con la Dama del cuadro, sabía que se veían muy pocas veces, pero decidí que no era asunto mío. El cuadro de dolor se amplió con la llegada de un chico rubio que lloraba con nosotras. Me limpié las lágrimas con las manos y sonreí. Me atreví a añadir otro comentario en voz alta:

 

- Creo que, si nos viera, se estaría burlando de nosotros. El tío Ishaya siempre se reía y cometía diabluras. Era tan divertido o más que la tía Sagitas. Por algo eran hermanos. Disfrutaba haciendo reír, nunca estaba serio.

 

¿Era cierto? ¿O sólo el recuerdo de algo del pasado que el tiempo había desdibujado?

 

- ¿Sabéis en qué familia estaba ahora? Me refiero después de irse de la Potter Black - me arrepentí de preguntarlo en cuanto las palabras salieron de mi boca.

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Escondía su mirada tras la pregunta de Xell, había tanto que no sabía de su hermano y eso la entristecía aún más.

 

es probable que estuviese riendo, así era mi hermano-mi mirada se posó en Xell

 

si el es tu tío, bueno pues yo también lo soy, el era ... Carraspeo... es mi hermano mayor, y como buen hermano mayor, quiso ganarme la carrera pero no espero a que me presentase.

 

Trato de incorporarse, necesitaba ver a su hermano, sonaría tonto pero podría jurar que se estaba sonriendo, acarició su rostro y se alejó para una vez más refugiarse en los brazos de su madre, como si fuera aún una niña pequeña.

Editado por Teza Marie de Lioncourt

http://i75.photobucket.com/albums/i281/ashladelacour/firma-6.jpg
"Ámame. Lo has destruido todo, pero, si me amas, podrá ser restaurado bajo una nueva forma. ¡Ámame!"
Princesa Malcriada

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Debía de decirlo, aquello no lo había esperado en lo absoluto

Se había dejado soltar en el abrazo de su hermana, en el apoyo de su sobrina, de la familia que ahí se encontraba mientras que el corazón se caía a trizas sin encontrar una manera de repararlo de ninguna manera; era consciente más que nunca de que aquel espacio no ibaa desaparecer ni a ser llenado de ninguna manera, sencillamente, ni siquiera la magia tenía el poder suficiente para poder cubrir con su poder aquel lugar que había ocupado su hermano.

Todavía podía ver el brillo jovial de sus ojos y la enorme sonrisa que le había dedicado al verla regresar

"Ya te veré firmando los papeles en Marzo!!"

Le había dicho cuando ella le hubiese retado a llegar lo más arriba que pudiese para que lo pudisen seguir como antaño.

Al final... es mes era tan solo un nombre vacío, uno que para su persona al menos ya no tenía el significado que solía tener ni el que pudo haber celebrado porque esa parte... había dado un último destello.

Y sabía que todos ahí presentes entendían ese sentimiento.

Y como llamados en silencio, se puso de pie lentamente y en automático apenas y percatándose de que su hermana mayor había hecho lo mismo y que Ashley a su lado parecía abrir los ojos un poco más por la sorpresa de lo ocurrido.

Hayame tan solo avanzó al igual que el resto y sin esperar nada más, se dejó sentar por gravedad del otro lado de donde lo había hecho Sagitas, soo alzando una mano para poder tocar la rodilla de su madre y hacerla saber que sus hijas e hijos, estaban con ella también; que en aquellos instantes, eran una familia unida por un profundo dolor.

-Madre... -musitó quedo agachando la cabeza levemente antes de cubrirse el rostro con la mano libre y comenzar a temblar en llanto

Ya no podía tragarlo pero al menos, podía ocultarlo un poco

Y la niña rubia, más pequeña que el resto también se había acercado a saudar respetuosamente a quien la hubiese recibido con los brazos abiertos y permaneció de pie, cerca de las mayores con la cabeza agachada en muda señal de respeto por el duelo de todos, el dolor de las mayores y la presencia de su propia madre.

Off.- Ashley me ha pedido que la incluya porque no se ha podido pasar hoy. Pero envía su pésame también y tratará de hacer un post mañana.

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Castillo Lockhart

 

 

Algo no estaba bien de todo, puede sentir la energía cortada. La conexión con a su abuelo Adriano era mucho más fuerte que la sangre y la adolescente había heredado su raza Paladín en la que Adriano mismo la inició desde el momento mismo en que sintió por primera vez su naturaleza. Estaba rota y su aura se había apagado, eso podía sentirlo pese al tiempo que llevaba fura de Londres.

 

En su cuello aun colgaba aquel relicario con una W que alguna vez le obsequió su Antiguo abuelo. Adriano Wallace el que la crio junto con Cye debido a las largas ausencias de su padre y que aquella vez entregara a ambas el símbolo que los uniría como la pequeña familia Wallace y que servirá como intercomunicador entre los tres y que ahora a fuerzas solo conectaría a la rubia matriarca Lockhart con su nieta pese a que Bodrik se negaba a perder esa conexión.

 

Se mantenía callada mientras Ezra cuidaba de los gatitos que Lucy había tenido recién hace un par de días, pero no encontraba palabras para decirle a un pequeño de 5 años que había perdido a su padre pues al menos Eiirian no entendería muy bien, aunque sospechaba que él bebe podía sentir la falta de energía al igual que ella.

 

Eiriian era sin duda un bebe bastante especial que desde el vientre estuvo conectado a Ishaya y a Bodrik de la misma forma en que podía comunicarse con su propia madre y gracias a su energía en varias ocasiones pudieron salir de problemas cuando estuvieron en Irlanda mientras Cye aún estaba embarazada.

 

Aun así, Bodrik sospechaba que el día del nacimiento de Eiriian aquellas criaturas míticas que los atacaban mientras Bodrik atendía el parto, habían desatado nuevamente a Mirshka Dupont el Vampiro francés que se apodero del cuerpo de su abuelo y que había estado controlado por algún tiempo, pero en los últimos meses ya no era el mismo Tonks guerrero que siempre fue el héroe para su princesa.

 

No era tan amante del color negro, a no ser que se tratara de una fiesta elegante, pero ahora se veía obligada a usarlo y tenía recogido el cabello de la forma más sobria posible, aunque sabía que a su abuelo le gustaba la alegría, pese que para ella era mucho más un héroe, un maestro y mentor, en lugar de ser tan divertido para algunos, ella lo recordaba como el que siempre la cargaba en sus piernas.

 

Estaba lista y debía arreglar a Ezra y Eiriian y para esa tarea era necesario la ayuda de Heyda que tenía un don especial para cuidar los niños y por suerte después de un gran esfuerzo lo consiguió.

 

Bodrik no tenía respuestas para Ezra cuando le pregunto porque tenían que asistir a otra mansión, pero aun así asistirían al velorio de su Abu y por suerte tanto Heyda como Jobs la acompañarían para llegar a aquel lugar al igual que Martelac pues todos los elfos del Castillo Lockhart apreciaban a Ishaya como amigo pues así los trataba el mago desde siempre.

 

 

Mansión Potter Black

 

 

Al llegar a la mansión y gracias a la magia de los elfos el grupo apareció en la entrada donde se veían algunos medios de transportes y de inmediato pensó en su moto voladora, pero la última vez que intentó llevar a los niños en ella se accidentaron contra la verja de la madriguera y obviamente para algo tan solemne prefería llegar en una sola pieza y que los niños se mantuvieran de la misma manera.

 

-Aun no deseo entrar – dijo mordiendo su labio inferior. Sabia perfectamente lo tarde que había llegado.

 

@@Ezra Lockhart Lockhat

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La noche comenzaba a caer y el peliverde ya no toleraba ver el cielo cuando las estrellas asoman brillantes en el firmamento...muy pocos saben lo difícil que a veces le resulta mirarlas sin abatirse por la tristeza...nadie sabía el porque y él no lo diría ahora.

 

Para relajarse se pondría a pintar, se quito la capa, está vez quería sentir el aire frío, resistir mientras caminaba del Hotel al atelier...local donde tiene sus lienzos, marcos, caballetes, pinceles y pintura. Se quedo unos minutos enmedio de la sala de simulación que colocaron en el tercer piso, pensó en el patronus que vió temprano, fijamente poso su mirada miel en el lugar, Elian lo descubrio en aquel momento, pero respetuoso no le dijo nada, solo aguardo al muchacho.

 

 

Lo que hizo después, fue realizar como le explico Louis, para que la sala guardará aquella "imagen" del patronus llegando a la laguna artificial y poder evocarla siempre que quisiera. Terminada aquella acción, entonces si camino al ascensor, llego a la planta baja y salio rumbo a su otro local, con ganas de mover el pincel para plasmar lo que sentía.

 

 

No le llevo mucho tiempo, cuando cruzo aquella puerta, la campanilla sono para anunciar al elfo Jerard de su llegada, el ojimiel iba a pasar de largo la recepción cuando el cuadro que cuelga del muro en la sala de espera, mostraba un cambio, uno demasiado llamativo como inesperado: la silueta del mago que antes se colocaba en una esquina, semioculto por los árboles de aquel jardín en el cuadro, ahora estaba a la vista al lado de la peliazul..

 

 

Era asombroso, porque no recordaba que le hubiese visto con tanta claridad como lo veía hoy...se aproximo para verlo más detenidamente y entonces si que le reconoció, era el mago que la fantasma Anya Dupont le mostró en aquella lectura mágica en el local donde prestaba sus servicios como vidente. :D

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