Mansión de la Familia Potter Black (MM B: 90394)

[Seba Granger]

Al llegar a casa aquel día me esperaba en la puerta Tommy y sin dejar que me quitara tan solo el abrigo me aviso que debía ir hacía Darla, no me sabía explicado bien lo que había sucedido solo que me necesitaba en la Potter Black, pero por el semblante del elfo no era nada bueno.

Sin pensarlo di vuelta en mis talones y desaparecí a las afueras del local hacía los jardines de la mansión Potter Black, ya era parte de ellos así que me podía aparecer mas cerca y no hacer aquel recorrido largo.

Subí las escalinatas hacía la puerta de 2 en 2 y antes de tocar la puerta ya estaba siendo abierta por uno de los elfos de la familia, saludé con la cabeza y pregunté donde estaba mi prometida, me al entrar el ambiente ya se sentía extraño, apesadumbrado.

El féretro en el centro del gran salón lo explicaba todo, los rumores que había escuchado por el callejón de que un gran mago había fallecido era verdad, la foto de Ishaya estaba junto a él, me quedé un poco rezagado, creo que luego presentaría mis respetos a sus familiares mas cercanos.

Con la mirada busqué a mi Darla, sabía que ella y el joven habían tenido una historia especial, pude divisar entre los presentes a Sagitas, Xell, Helike, los pelos verdes de Antoni, a Niko es compañero de bando y algunos rostros que no conocía, me preocupo no ver ahí a Cye, cada que me había encontrado con Ishaya había sido junto a ella, o junto a Bodrik que tampoco había llegado.

-¿Estás bien?- susurré al oído de mi novia al verla cerca de una mesa, solo atiné abrazarla con fuerzas.

[Sagitas E. Potter Blue]

Me hubiera quedado allá para siempre, a los pies de Antara, para siempre, hasta que el Tiempo nos olvidara en aquel instante petrificado de dolor. Pero no pude. El Dolor dura toda una vida pero hay que levantarse, moverse, afrontarlo. No sé si la interrupción de Heliké fue mala o buena. La miré con una cara adusta por romper aquel contacto breve que había tenido con mi madre. Pero me daba la oportunidad de romper la rigidez en la que me gustaría quedarme para siempre. Así que asentí levemente y me levanté para seguirla, no sin antes darle un beso silencioso a mi madre. No la dejaba sola, sus hijas estaban a su lado y llegaba más familiares, entre ellos Niko, mi compañero Warlock, quien acudía a presentar su dolor ante ella. No sonreí, no era momento de hacerlo, pero estaba agradecida que cuidaran de ella. Una madre nunca debiera perder a un hijo.

 

Me llegó el comentario de Xell sobre su nombre especial. Arrugué un poco el ceño. Tantos detalles desconocidos para mí que ahora se perdían... ¿Se perdían, en realidad? No, siempre estarían en la mente de cada uno, cada cual tendría sus propios recuerdos de mi hermano y todos podríamos mantenerlo vivo, si los compartíamos. Ahora sí le sonreí. Era valiente contar en voz alta cuando todos queríamos silencio. Teza le habló y asentí:

 

-- Sí, sois tía y sobrina. Era... Nuestro hermano mayor... No sé si sabíais que era francés... Amaba a su familia por encima de todo y... -- me callé de forma abrupta, antes de demostrar que tenía el estómago revuelto. Me era imposible tomar nada en aquel momento, a pesar que la mesa estaba llena de comida con la que aguantar las horas que aún quedaban por delante.

 

Un elfo me comunicó que Bodrik había llegado pero que no había entrado. Le di las gracias y le pedí que la atendiera, para que no se sintiera sola, con el peso de los niños. Iba a preguntar por Cye pero preferí no hacerlo. Sabía que estaría a su lado cuando ella llegara pero aún no, era mejor que ella tardara en entrar, en estar allá, en aceptar su pérdida... Me asustaba que llegara, la verdad, así como ansiaba que viniera para abrazarla en este momento tan duro.

 

Creo que era la primera viuda que conocía del pueblo... Ese pensamiento me hizo llorar. Lo hice, en silencio, con la mirada fija en la ponchera para no ver el rostro de nadie. Necesitaba salir de allá o me derrumbaría como no quería hacerlo.

 

-- Heliké, vamos, al jardín trasero, junto a las cocinas... Dime... ¿De qué quieres hablarme?

 

Tantas cosas que contar de él y no me salían las palabras... Aún no...

[Evedhiel]

La paz de las primeras nevadas, el silencio de la nieve virgen sobre los árboles y el cielo rojo rabia, rojo pasión oscureciendo el ceño de l bruja aún más a medida que el manto de la noche hacían que la figura delgada que se aproximaba a los terrenos de la Potter Black pareciese aún más maquiavélica que lo que en un principio Evedhiel hubiese querido aparentar.

 

Llevaba El Paso lento, apesadumbrado, como si el mero hecho de levantar sus tacones uno tras otro para avanzar ahora sobre el pavimento que llegaba a la puerta principal de la mansión fuese una lucha interna.

 

El maquillaje no había podido ocultar el violáceo de las ojeras bajo sus ojos fríos y su semblante, inexpresivo y casi resignado solo se rompió por una mueca casi grotesca a visualizar, tras su entrada guiada por el bullicio sordo de los presentes,el ataud blanco desde el cual Adriano hacía burlas a los presentes.

 

Evedhiel no pudo negar el encanto y el guiño a su personalidad de aquel encantamiento, y justo aquello fue lo que hizo que la chica por fin rompiese a llorar en silencio, sintiéndose observada, avanzó hasta posicionarse a unos palmos del cuerpo de su compañero de batallas y le susurró mientras se limpiaba alguna que otra lágrima de su mejillas:

 

- Escúchame maldeeeto- -Dijo con voz ronca, como si cualquier sonido que rompiese la fragilidad de aquel momento fuese ruido extraño e innecesario- La primera vez que nos vimos- paró en seco y susurró aún más, tanto que se preguntó si lo había dicho o pensado- Sí, cuando aún no éramos desplumados, y no... ahora estás mucho más guapo- asintió como respondiendo a una intervención del propio Adriano- En nuestros primeros duelos y redadas,Nos prometimos que celebraríamos todas y cada una de nuestras derrotas con una botella de champán.”Loosing in style”o algo así dijiste.. _ Evedhiel ensordeció una carcajada nerviosa -Yo accedí... ilusionada y pensando que estaba dispuesta a perder todos y cada uno de nuestros duelos como aprendices o magos expertos si eso significaba que ambos podíamos compartir momentos de risa tras ellas

 

Evedhiel sacó una botella de entre sus ropajes y con gran dificultad y emitiendo una sonrisa que acabaó en un sollozo:

 

-Y.. pues bueno... como de costumbre hoy lo hiciste una vez más y como siempre solo soy yo la que bebo sola... - con un golpe de varita hizo aparecer una copa que llenó del contenido de aquella botella. La alzó frente a la cara de Adriano, que pareció sonreír en la mente de la chica como brindando con el y con el agrio sabor de las despedidas bebió el contenido de un sorbo componiendo una mueca de desagrado.

 

-Te voy a echar de menos, amigo.- Dijo sintiendo sus mejillas de nuevo mojadas por lágrimas.

 

Evedhiel llenó su cabeza de imágenes del chico en los casi 7 años que habían compartido amistad y una pequeña sonrisa se apoderó de sus labios y se sintió obligada a no reprimir su instinto y alzar de nuevo su varita como pintando figuras en el aire. Acto seguido las figuras tomaron form de unicornios rosados que de manera independiente decidieron colocarse alrededor del féretro del mago, bailando acompasados y dejando tras ellos un halo de purpurina.

 

 

Evedhiel ahogó un suspiro y se alejó del centro de la sala. Reconoció varias caras, ninguna lo suficientemente familiar como para confortar el deseo de la chica de un abrazo, así que se sirvió otra copa de champán y decidió sentarse en una De las esquinas de la habitación. Ahogando el deseo irremediable de desaparecerse a cualquier otro lugar que no fuese allí e inevitablemente llenando su mente de todas y cada una de las conversaciones que había compartido con su amigo, y de todas aquellas cosas que nunca jamas había podido decirle.

[Coyo-t de Monter Westrong]

Oscuridad...

 

Lentamente abrí los ojos, algo había perturbado mi sueño, después de muchos años en los cuales me había rendido al descanso eterno, hubo un clamor que llamó mi atención.

 

Haciendo un esfuerzo extraje la tierra que me cubría y lentamente ascendi a la tierra, al llegar a la superficie me encuentro a orillas del río Clyde, el río junto al cual me crié, con un rápido movimiento de mi fiel compañera, Dryada, mi vestimenta apareció nuevamente impoluta, mi gabardina roja ondeaba con el suave viento, mientras la luna se reflejaba en mis lentes violeta.

 

Después de tomarme unos breves instantes para adaptarme a este nuevo despertar, puse atención a lo que me había traído de vuelta y sentí un inmenso poder a la lejanía, no dude ni por un momento que aquella presencia perteneciera a mi gran amiga, la todopoderosa @@Antara Black, usando un antiguo artilugio que poseía de mis tiempos de la Orden Oscura, encontré donde se hallaba.

 

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Después de un breve viaje me encontré a las afueras de la Mansión Potter Black, entre lentamente sin saber que me iba a encontrar.

 

Apenas crucé el umbral de aquella imponente mansión me invadió una enorme tristeza, agucé el oído y alcance a escuchar lamentos por el deceso de un antiguo compañero, Ishaya...

 

De inmediato entendí el motivo por el cual mi despertar se había llevado a cabo, pues en estos motivos es cuando todos debemos de estar unidos, cuando una luz se extingue para abrirse paso hacia lo desconocido, hacia nuevos destinos y nuevas aventuras que ninguno de nosotros conocía.

 

Susurrando un breve hechizo hice aparecer un par de mariposas negras cuya misión era simplemente llevarle un mensaje a la familia Potter Black.

 

"Cuanto lo siento, espero encuentren pronto el consuelo que necesitan"

 

Un movimiento más realizado con Dryada hizo aparecer un coyote plateado, mi Patronus cuya misión fue llevarle un mensaje a mi amiga Antara.

 

"Te quiero amiga, espero el dolor remita pronto, si necesitas hablar sabes que solo estoy a una lechuza de distancia"

 

Una vez que mi patronus se fue, me di la media vuelta y abandone el castillo, pues sabía que en estos momentos la familia preferiría estar con sus seres queridos y no con alguien que llevaba varios años enterrado.

 

Una vez fuera de los terrenos del castillo, me esfume del lugar con destino incierto...

[Anthony R. Dracony M.]

Antoni Ryvak Dracony

 

Era increíble que ahora podía ver claramente la cara de ese mago, tanto, que descolgue el cuadro del muro y lo tome entre las manos para mirarlo detenidamente...ahora me venía el recuerdo de ese triste día en que murió mi esperanza de encontrar a mis padres sanguíneos. Una larga búsqueda de trece años, para llegar a "Pitonisa Peralta" por un raro presentimiento y ahí la fantasma Anya Dupont, fue tan amable de mostrarme con su magía, el instante mismo en que mi familia se disolvió...

 

 

Fue tal vez algo liberador, enterarme de que era huérfano y que ambos están muertos, así acabo mi búsqueda y me quede con miles de preguntas que ya no tendrán respuestas, solo tengo la visión de Anya Dupont en recuerdo de ambos...recuerdo de dos personas que no conocí, pero tome el cuadro bajo el brazo y con una nueva idea regrese al Hotel, pues ahí tengo el pensadero que adquirí.

 

 

El pobre Jerard movió su cabeza de arriba a abajo sin entender que salierá a toda carrera del atelier, porque solo le dije a la prisa:

 

--Hasta luego Jerard, tengo algo importante que hacer.

 

 

Si era muy importante, si convivi con mis padres siendo muy pequeño, esos recuerdos no podía evocarlos tan facilmente, pero quizás con el pensadero si podría, por lo que podía buscarlos....lo que si estoy seguro, es de que puedo encontrar el recuerdo de ese día con la fantasma Anya y esa vez que por una extraña magia, Adriano Wellase se materializó, así que solo requiero extraer ese recuerdo de mi mente, colocarlo en mi pensadero y poder profundizar en él...es el único dato que poseo tras años de investigar , pero Anya Dupont creo que fue quien me dijo:

 

--"....se que tu camino fue difícil, pero mantente firme ante tus decisiones y cosecharás muchas cosas para tu beneficio".

 

En cuanto vea ese recuerdo usando el pensadero, quedará más claro y siempre podré volver a revivirlo...aunque sea solo para no olvidar quienes me dieron la vida: Danielle Malfoy y Adriano Wellace.

[Adrian Wild]

- ¿¡QUÉ QUIERES SABER?!

 

La descarga eléctrica del hechizo había hecho polvo mis nervios, los había alterado provocando que lanzara aquel grito desesperado para después paralizarlos por completo. Intenté mantenerme consciente, pero la electricidad llegó a mi cerebro. Desfallecí.

 

De nuevo oscuridad. Escuchaba palabras lejanas, una carcajada que me arrinconaba y perforaba. De nuevo luz, filtrada. De nuevo palabras hirientes. Y de pronto, pétalos negros, movidos por una ráfaga de aire. Sentí mi piel erizarse incluso en la inconsciencia. Sentí que estaba lejos, muy lejos de aquella celda y vacío, muy vacío. Otra carcajada, pero esta vez no me estremeció. Los pétalos negros cayeron sobre mí y uno rozó mi mejilla. Sentí mi cuerpo colgando de aquellos grilletes. La luz se desvaneció. El pétalo también. Y con él, el dolor de todo mi cuerpo.

 

No podía abrir los ojos, pero sentía el putrefacto olor y aquel aliento lleno de veneno, todavía frente a mí. Sin embargo, no sentí dolor físico. No sentí nada. Solo vacío.

 

- Mi... her... mano...

 

Fueron sonidos perdidos en un último aliento que conseguí soltar. Noté el desconcierto de los presentes, que me preguntaban por las palabras pronunciadas, que seguían apaleándome. "¿Qué dices? ¿Qué has dicho? Repítelo.". Y entre cada palabra, un corte nuevo, una descarga más. Pero no los sentía. Mi mente estaba lejos de allí, en el vacío. Entonces, escuché el susurro, la hoja cayendo, el frío de la piedra. La rabia llegó. El dolor profundo, diferente al de la sangre robada. La rabia llegó y creció.

 

- Mi hermano...

 

Creció, y creció más. Más confusión. Más hechizos. Más tortura. Vacío y rabia. Rabia que crecía.

 

- Mi-her-ma-no...

 

Susurros, una imagen, dos, tres... Rabia, confusión, vacío.

 

Rabia.

 

Confusión.

 

Vacío.

 

Descarga eléctrica.

 

Algo en mi interior estalló. Grité por dentro hasta que no pude más y el grito salió expulsado hacia fuera. Una oleada de energía recorrió todo mi cuerpo y una onda expansiva lanzó a mis agresores contra el muro y se concentró en una brillante luz que salió disparada, filtrándose entre cada recoveco de la sala hasta desaparecer. Los cuerpos de Lázarus y sus esbirros cayeron al suelo, llegó la oscuridad absoluta, y mi cuerpo volvió a fallar, pendiendo de aquella pared, sin fuerzas restantes.

 

Fuera de aquellos muros toda esa energía se concentró en una luz, en un destello que cruzó el cielo a toda velocidad. No paró, no se detuvo hasta llegar a su destino, presa del tiempo que corría en su contra. Cuando descendió, frente a las puertas abiertas de la Mansión Potter Black, todos pudieron contemplar a un gran lobo ártico atravesando el hall del hogar de la familia, sumida en el doloroso duelo.

 

El patronus no habló, no miró a nadie. Alzó la mirada hacia la imagen sonriente de aquel muchacho y caminó hasta sentarse al lado de las piernas de la imponente Antara, derrotada. Apoyó el hocico en sus piernas y, con la mirada todavía clavada en la imagen móvil de Ishaya, cerró los ojos y una lágrima resbaló por el suave pelaje blanco que cubría su rostro.

 

 

* - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - *

 

 

Nunca entenderemos el por qué.

Nunca sabremos la razón,

aunque nos rompamos el pecho

intentando hallar los pedazos.

Mas vénos juntarnos y ve,

que nos llenaste

por siempre

de alegría el corazón.

 

 

Comparto la firma para todo el que la quiera usar. A todos nos ha pillado muy de imprevisto esto, así que era lo mínimo que hacer por él. Gracias por todos estos roles.

 

LUMOS O/

[Darla G Dumbledore]

No había prestado atención al ir y venir de personas a su alrededor, solo los escuchaba sollozar, murmurar, intentar vivir con la ausencia que comenzaría a sentirse próximamente. Darla mantenía un intercambio de recuerdos en su mente con Scarlet, nunca habían terminado de contarse la historia de cómo la Akane se había cruzado en la vida del Dupont. Pero no fue demasiado el tiempo que permaneció en ese trance, un estremecimiento recorrió su cuerpo al sentir la aparición, dos presencias, una cercana y otra más lejana.

 

Se volvió a tiempo para abrazar a Seba y refugiarse en sus brazos, respirando su aroma y buscando el confort junto al hombre que era todo para ella en esta vida. La fragilidad de la humanidad la hacía sentirse tan pequeña. Lo abrazo con ternura y lo vió a los ojos mientras asentía, aunque sus palabras la contradecían.

 

--No lo sé, es tan extraño, él me crió como mi abuelo, hasta Scarlet lo conoció antes que yo --acarició el rostro de su novio con ternura --gracias por venir.

 

Miró a su alrededor, buscando la segunda presencia pero solo pudo notar dos cosas, un coyote blanco que junto a Antara susurraba unas palabras de consuelo, reconoció el tono de voz del ex líder de la Orden, era su patronus sin duda. Y lo otro eran las mariposas negras que buscaban dar consuelo a los familiares que estaban en el salón. Su esencia en sí se había ido, entrecerró los ojos y recurrió a un objeto oculto hacía años en su monedero de piel de moke, buscándolo en el fondo, apenas lo rozó pensando en él la pulsera le indicó que él había estado en los jardines y se había marchado, supo dónde, pero le dejó en paz. Miró a su Seba y sonrió.

 

--No sé qué hacer --sus palabras reflejaban la perturbación de lo inesperado de los hechos.

 

@@Seba Granger

[Matt Blackner]

No era a quien se le diera demasiado bien expresar sus...emociones. Asi que, cuando @ bajó, convenientemente vestida de negro, agaché la cabeza. Hablaba de sueños, como si en cierta forma lo hubiera notado. Sonreí ligeramente al verla abrazar a Sagitas, ofreciéndole ayuda si era necesario. Sabía que mi madre intentaba aguantar la compostura ante la situación, asi qeu yo me haría cargo de...organizar la comida, como había dicho Sagitas.

 

La casa se llenaba de vida, aunque por un motivo demasiado triste, como era la pérdida de un ser querido. Pero por otro lado, todos reunidos acompañaríamos el alma del tío Ishaya en su viaje al otro lado. Me puse una camisa negra y un pantalón negro. Cogiendo una cacheta de punto del mismo color, me aparecí en las cocinas de la mansión. Junto a Harpo, organicé a los demás elfos y les ayudé a preparar un pequeño aperitivo para los invitados que llegaban.

 

Poco después, los elfos comenzaron a recorrer el gran salón, dejando bandejas con emparedados, jarras de diferentes zumos, chocolates, teteras y cafeteras humeantes. Me asomé al salón, notando qeu alli había tanto desconocidos, como amigos y familiares que conocía muy bien, todos presentando sus respetos. No me pasó desapercibida la Marca que cubrió el cielo, a lo cual pensé, sabiendo que solo ella lo recibiría.

"Nunca me acostumbraré a verte hacer algo asi".

 

Algo me sorprendió...Antara...cuanto hacía que no veía a la Abue, más allá de su cuadro presidiendo la sala? Mucho...años...pero era normal. Era un motivo doloroso para verla alli, pero quería cuidar una última vez de su tío. Los presentes iban mostrando sus respetos a su manera, mientras otros se reunían, hablaban y expresaban su dolor.

- No lo pienses, prima - dije, acercándome a Darla y Seba, estrechando la mano del chico y dándole un apretón en el hombro a ella - Supongo que deberías hacer lo que te nazca.

 

Sagitas se marchaba con Helike, no sin antes murmurar a los elfos qeu se ocuparan de @Bodrik, aun en el exterior. Me disculpé con la pareja, a la que no veía desde la boda. Iría a ver a Bo, pasando por el lado de @

- Bodrik está fuera...tal vez deberíamos ir a verla. - murmuré, antesd e dejarla y caminar hacia el exterior.

 

Alli estaba la chica, con los niños de la Lockhart.

- Crees que lloverá? - le pregunté, situándome junto a ella, con las manos en los bolsillos.

[Tamarindo]

El día se habia lenvantado triste con la noticia, ni podía pronunciarlo en mi mente y menos en voz alta, no me hacía a la idea de que algo así había pasado, y menos en alguien tan joven. Me puse mi mejor pijama negro o lo mas negro que tenía, no queria ser diferente y estar incómoda, me gustaba ir en pijama a los sitios y este era un momento ideal para lucir como siempre y dar una razon de sonrisa a los que allí encontraría.

 

Salí de la mansión de los Adler con una cesta de magdalenas, de las que le gustaban a Cye, y me fui a la Potter Black, habia recibido una lechuza con información de que allí sería un velatorio para recordarle... Ay... no podía creer que mi amor platónico, mi enamorado secreto al que nunca le había dicho qué sentía por él ya no estaba, y ahora, no podía ni decir su nombre, ni pensarlo. Era muy doloroso asumir que ya no le vería más cuando visitara su casa, o lo viera por Diagón.

 

Llegué a la puerta y vi a Bodrik con unos niños en la pierta hablando con alguien más, les saludé y entré, aguantando unas lagrimas en los ojos. No sabía si sería bien recibida, o si molestaría a la familia, a fin de cuentas solo era amiga de la familia y no sé si estorbaría, asi que me dije que si no me hacían quedarme, estaría un poco para dar el pésame y volvería a casa a llorar sola por mi amor secreto.

 

Llegué hsta el salón, habia muchisima gente y me dava verguenza hablar con todos. No vi a nadie que reconociera en la abrumadora sensación de soledad que sentia ahora, entre tanta gente triste y llorando. Seguro que a alguien conocería, pero estarían ocupados.

 

Seguro que si alguien quiere encontrarme, sabrá buscarme donde haya comida. Me acerqué a la mesa de comidas y bebidas y puse la cesta de magdalenas sobre la mesa, para que todos cogieran. Pensé que sería un lindo detalle para que Cye supiera que estoy con ella en estos momentos. Después de dejar la cesta, cogí un vaso de café con leche y me senté al lado de la mesa, con los sandwitches a mano para poder comer y ahogar mis penas...

 

Y asi como le di un sorbo al café, empezaron a caerme lagrimas por las mejillas, apreté los labios para intentar que no se me notara que lloraba, pero era imposible... allí, sola en la silla, me quedé llorando por nuestra gran perdida.

[Helike R V PB]

El dolor era palpable y era completamente normal, pero sentía que me asfixiaba ahí dentro. Veía a tod@s alrededor, iban viniendo gente a la mansión, a muchos los conocía otras brujas, como la madre de Sagitas, o incluso sus hermanas esas de las que yo desconocía. Pero a pesar de que no quería interrumpirlas sentí un nudo en la garganta al escuchar las palabras de Matt en mi cabeza. Fruncí el ceño y cerré los ojos para responderle mediante esa telepatía especial que teníamos los dos "es en honor a él, hoy fue la excepción". No sé cómo @@Matt Blackner lo sabía pero intuí que era por cierta información que le había confesado en su momento. Si hasta incluso Sagitas no me había regañado por ello. Pero debía acostumbrarse y tampoco le iba a decir que era porque Ishaya era mortífago.

 

Mi cabeza me volvió a ese momento en que mi tía me hablaba y carraspeé...

 

- sí, perdona... - seguí sus pasos y nos fuimos hasta el lugar que me había dicho ella. Suspiré.

 

- Te pido disculpas por entrometerme... ¿recuerdas el sueño que te había dicho? Quizá no fuese tan sueño... Puede que no hubiese ahora, pétalos negros, pero encontré ésto - le dije con una sonrisa triste y me llevé la mano al bolsillo. Saqué una de las plumas que había recogido del suelo, cerca del lago...

 

- Encontré dos, una la guardaré para mí, ésta es para ti... Al principio no lo entendía y no entendía como un patronus pudiese ser tan físico -le comenté, mirándola a los ojos - ahora con ésto, puedo decir que era un animago. Seguro que le hubiese gustado que tú tuvieras algo de él aunque sea de ésta forma, para que lo recuerdes - dije susurrando con tristeza- me extraña que hubiese contactado conmigo pero... de esa manera - le aclaré

 

- ¿Oficiarás la ceremonia del entierro y del funeral? -inquirí, mirándola a los ojos - si no puedes, no sé, puede encargarse Xell, lo haría yo, pero no tengo ni la menor idea de cómo se hacen esas cosas, si quieres, claro, puedo encargarme de que no falte nada. No quiero que te lo tomes como que quiero robar tu puesto -negué con la cabeza- nada que ver, sólo que, con el día de hoy... te será difícil encargarte de todo tú sola. Y, quisiera comentarte algo de Lázarus, pero será en otro momento, cuando termine todo - volví a murmurar - quizá tú puedas ayudarme, cuando estés mejor... @