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Mansión de la Familia Potter Black (MM B: 90394)


Sagitas E. Potter Blue
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Llevaba varios días sin dormir, dividía mi día entre hablar con mi madre, tratar de que ella estuviera bien, ir a la librería organizar todo y estar pendiente y trasladar poco a poco las cosas al ático. Llevar el tatami fue un reto porque no podía aparecerme desde la mansión pero al fin pude lograrlo... pero al caer la noche, dejaba dormido a SJ que cada día mas se veía mas serio como si presintiera algo, cada día jugaba menos y reía menos y se acurrucaba serio con mi madre como compartiendo su dolor, le era difícil conciliar el sueño y yo ya pasaba mi tercer noche en vela.

 

Me deje caer en el porche viendo la luna volverse cada vez mas oscura, me arrebujaba en mi manta negra y en mi chocolate caliente y empezaba a contar las estrellas, sintiendo como la vida poco a poco se apagaba en la mansión en la medida que el sueño les reclamaba, se acercaba pronto el día cero donde la poción estuviera lista y no podía impedir que los recuerdos inundaran mi mente.

 

Trataba de espantarlos, muchas veces podía, muchas veces no podía y me revolcaba en el dolor de los recuerdos, en el olor de la orina, la sangre y los fluidos, en la tortura... me espabilaba y todo volvía a empezar pero hoy nadie dormía: las esencias de MAtt y Helike estaban en la cocina, ambos estaban destilando amor, tanto amor que me acongojaba el corazón. Mi madre estaba en la habitación con Jack, nunca dormía, muchas veces estuve tentada de darle la poción para dormir, porque tenia que estar fuerte para lo que íbamos a hacer pero cada vez me echaba para atrás, me abracé con mas fuerza.

 

Solo podía esperar a que pasara un día más... un día mas y todo acabaría...

Siempre seré tu hija... Reiven Grindewald te quiero // NiqQIUZ.gif

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En las cocinas con Matt

 

Y por poco casi se me cae el vaso de cristal que llevaba en la mano... Apunté rápidamente con la varita, pero la bajé al darme cuenta que era Matt. Sentí alivio. No podía evitar sentirme nerviosa a cada rato, aunque sabía que la mansión era segura.

 

- ¡c*** Matt, qué susto! - bufé con cansancio - no vuelvas a hacerme eso -le regañé con una sonrisa.

 

Me dejé llevar por él y me había puesto encima de la encimera. Le di un suave beso, mientras bebía un poco de agua.

 

- ¿Robar? No cariño... sencillamente tenía sed -le dije, dándole otro beso- y la verdad... te parecerá absurdo, pero con una pesadilla que tuve, caí de la cama - empecé a reírme con ganas - hacía siglos que no dormía tan profundamente. Noto la mejoría en mi cuerpo pero... - elevé mis hombros, desconcertada- se me hace raro volver a ser humana la verdad. No tengo tanta fuerza como antes. Me noto menos ágil...

 

- Ag, cariño, deja de preocuparte y de protestar tanto... además, ahí tengo las zapatillas puestas. Lo que me extraña es que no te hayas fijado antes - medio protesté- la casa está bastante silenciosa, ¿verdad? Y sí, me he tomado la poción antes- respondí cansinamente...

 

- y otra cosa, ¿se puede saber qué hacías tú ahí afuera a éstas horas? Al final, el trancazo lo vas a pillar tú cómo no te cuides un poco. Por muy licántropo que seas - negué con la cabeza y puse mis brazos alrededor de su cuello, dándole otro beso- venga va, llévame a la cama que no es hora de despertar a nadie. Aunque tengo la sensación de que la mansión estuviese en vigilia... Quizá es otro sentido o simplemente lo que me enseñó mi hermana, a aprender a interpretar las energías - elevé mis hombros y di otro sorbo de agua- pero mejor hablar en la habitación - susurré en un tono bajo - no queremos despertar a los pocos habitantes que ya estén dormidos...

 

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Aún dandose vueltas de paseo por alguna parte, al fin que pueden sobrevivir bien sin su tía (prrrr XP)

No iba llevando la cuenta del tiempo que llevaba caminando pero al menos sabía que aquellos territorios eran más de Heliké que de ella.

Al menos si no recordaba ahora era esa bruja la "reina de aquella región" como ella misma lo era en su propio universo, por lo que pasar por territorios que le pertenecían a otro inmortal no era solamente riesgoso sino que además, tantos aromas y energías la sacaban de quicio; y encima otra vez estaba haciendo frío que aunque por lo general no solía afectarle, le molestaba en la carne que se endurecía bajo aquellas temperaturas lo que provocaba que se apretujara aún más dentro de su capa de viaje.

El largo cabello se le sacudía por los alrededores dandole pequeños latigazos en el rostro y eso solamente la ponía todavía de peor humor.

A cuento de qué había acabado allá?

Ah si. La investigación.

Esa investigación.

Aquellos informes de los que solamente una criatura como lo eran los vampiros o que conocieran mas o menos el terreno y a sus habitantes podrían distinguir de entre cualquier anormalidad existente.

Además, les sería más sencillo también el mezclarse con las personas por lo que había decidido en cuanto llegase a los primeros poblados mágicos o muggles, mezclarse con la población en general; si había algo de lo cuál enterarse... entonces así sería. Dió un suspiro profundo y continuó su camino aunque en aquel sitio caía una nevada tan fuerte que le obstruía la visión y las piernas se le hundían hasta arriba de la rodilla en las nieves.

Que molestia.

Y por ello momentaneamente no se fijó en la pobre criatura que intentaba luchar contra la ventisca para hacerle llegar un mensaje, salido a saber hacía cuanto tiempo.

Off: Sagis sabe que soy lenta como una mula en mis roles, por favor no me asesineis XD

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Jack

 

Sagitas era como una botella de champán: en el momento que salió el tapón, comenzó a hablar sin parar, algo que en el fondo necesitaba. Como también necesitaba el contacto.

"Muevete, pedazo de idi.ota" pensé. Miraba su espalda, la escuchaba lamentarse. Asi que me armé de valor y levité, sentándome a su lado. Alargué el brazo y lo pasé sobre sus hombros, acercándola a mi, mientras que con mi otra mano sujeté la suya. Temí qeu no se produjera durante un segundo que me pareció una eternidad, pero...comencé a tomar consistencia, y asi, pude sujetarla con fuerza.

 

- Se que eso no es nuestro. - le dije. El odio crecía en mi interior, pero ante todo, estaba ella. Debía tranquilizarla. Alguno de los dos tenía que mantenerse sereno y fuerte.

 

Solo con pensar la situación qeu había vivido me ponía enfermo. Tanto, como el hecho de no haber podido hacer nada por evitarle aquel trago.

- Has pensado la forma de...eliminarlo? - pregunté. Sabía que si, lo imaginaba. Ella hablaba del pequeño que los chicos tendrían, y negaba una y otra vez.

 

- Escucha: nos repondremos de esto. Nuestra familia está lista, y ahora son ellos quienes la ampliarán. Asi que primero te repondrás, y luego tendremos que pensar en ayudarlos a ellos. No creo que tu hijo tenga idea de como cuidar de un bebé - bromeé, intentando animarla.

 

 

 

 

Matt

 

La miré riendo. La había asustado, y me hacía muchísima gracia provocar esa reacción en ella. La besé, aferrándome a sus piernas. Pero cuando me dijo que se había caido de la cama, la miré asustado, a pesar de que parecía encontrarse bien. La habían dejado de salir de la clínica, se encontraba mejor, y al menos, la alta fiebre ya había remitido. Aun asi, le dieron el alta a condición de que guardara reposo, tuviera cuidado y siguiera tomando las pociones.

 

Debía reconocer qeu extremaba demasiado las precauciones. Estaba....estaba demasiado nervioso. Pero me....preocupaban.

- Estoy bromeando - dije. - Te acabarás acostumbrando. Además, no te preocupes, estoy aqui para echar una mano

 

Agaché la cabeza un momento. Ahora era ella quien me reñía por estar fuera a esas horas.

- Estaba contactando con la tía Hayame. Si hubiera algo, ya me habría avisado. Es hora de que regrese. - contesté, sintiendo sus brazos en mi cuello. - No, no queremos despertar a los demás. - la bajé de la encimera, y asi, sujetándola, me aparecí en nuestra habitación.

 

me resultaba curioso el cambio que aquella habitación había dado. Recién llegado a ottery eran poco más que unas paredes limpias, vacías. No había nada, ni siquiera colgaba la ropa. Supongo, que por costumbre. Es por eso que ahora, con el paso del tiempo, de pronto me fijaba en como aquello había cambiado, y me pregunté cuanto habría cambiado yo.

 

Me desvestí, para ponerme el pantalón de pijama, y asi con la camiseta en la mano, reparé en los apuntes sobre el escritorio. Eran los mapas estelares, y por la inscripción, uno correspondía a la Rambaldi, y el otro, a medias, a la Potter Black. Sonreí levemente.

- Por cierto, me he traido esto - mostré una tableta de chocolate ue dejé sobre la mesita. - Tanto cambia el cielo en la Potter Black - le pregunte

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Me puse rígida al sentir aquel contacto. Después reconocí el brazo de Jack y me derrumbé. Sentía su mano, su abrazo, le sentía a él... El Conjuro del Amor aún seguía en pie. ¡Me quería! ¡Me quería porque se iba haciendo corpóreo! Si no me quisiera, nunca podría volver a tocarme. Me dejé abrazar y busqué su pecho helado para apoyar mi cabeza y cerrar los ojos en él. Jack me quería, seguía queriéndome...

 

Ahora merecía la pena seguir adelante, sabiendo que él estaría aquí para sostenerme. Si conservaba el Amor de Jack, no importaba nada lo que me quedaba por pasar todavía. Ese Amor eterno me consolaría mientras detuviera aquel embarazo. No me importaría ni el dolor ni el peligro, sólo que Jack me amaba.

 

El Amor puede con todo. Negué a su lado y me limpié la nariz.

 

-- No, no es nuestro. Eso no es nuestro. Es cualquier cosa menos nuestro.

 

Ahora afirmé ante su pregunta.

 

-- Sí, lo he pensado pero... Es peligroso. Y perderé algo de mi carácter de sacerdotisa si lo hago.

 

Volví al silencio espectral. Llevaba mucho tiempo pensando y pensando sin llegar a un punto al que agarrarme. Tal vez no fuera tan buena Suma Sacerdotisa si seguía pensando en que debía quitármelo.

 

-- No puedo matar nada vivo. Pero ahora mismo tengo en mi mente asesinar a esos tres puercos y a Everdeen. A Lázarus si se tercia. Y... a este feto. No pienso guardar ningún recuerdo permanente sobre lo sucedido.

 

Ya no lloraba, sólo sentía el abismo de mi alma al expresar tan abiertamente que iba a cometer asesinato. Y lo malo es que no conseguía arrepentirme de mi decisión. Porque era firme. Pero sus palabras me hicieron sonreír, por primera vez en mucho tiempo.

 

-- Matt no sabrá ni sostenerlo, seguro que se le cae en el primer intento. Tendremos que poner todo el suelo de cojines para amortiguar la caída del bebé...

 

La sonrisa de mis labios desapareció tan rápido como había venido.

 

-- Tengo que seguir viva para poder ayudarles con su retoño. Pero para eso, tengo que sacarlo cuanto antes. Mañana estará lista la poción. Perenela lleva una semana preparándola y... Me ausentaré un par de días. Va a ser... complicada. Ella me cuidará y... Seguro que todo saldrá bien.

 

¿Saldría bien? Sólo de pensar en el dolor de las contracciones para expulsarlo me volvía loca pero... Después pensaba en aquellas manos toqueteándome mientras lo creaban y mi espíritu se hacía duro como una piedra. Lo soportaría.

 

-- Tiene todo previsto. He llevado mi maletín de primeros auxilios y todas las pociones necesarias para reanimarme están en uso, hemos comprobado la caducidad de todo, hasta de las pastillas reabastecedoras de sangre. Hay toallas suficientes y sábanas y... -- Me di cuenta que le estaba informando demasiado. Me incorporé y me alejé un poco de él. Volví a mirar a la ventana nocturna. -- Sólo serán dos días, si todo va bien.

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Habitación Blackner

 

Habíamos llegado mediante la aparición. La verdad es que ni lo pensé cuando se lo propuse. En cuánto el efecto desapareció abrí los ojos y ya estábamos en nuestro cuarto. Pude comprobar que no había ordenado nada... Apurada, me bajé de sus brazos:

 

- ésto, sí, perdona... tengo la mala costumbre de no ordenar las cosas... lo hacía así en mi antigua casa - dije con cierta tristeza- desde que me montaron la que me montaron... ¡era una de las viejas matriarcas! - comenté media enfurruñada.

 

- Sí, ni te imaginas lo que cambian las constelaciones, aunque sea un cambio de localización y el mismo cielo... enseguida recogo ésto - con un movimiento de mi varita hice que se ordenaran todos en el baúl.

 

- Por lo que veo no sabes nada de Hayame - comenté preocupada, mirándolo a los ojos- espero que no se meta en la boca del lobo, ese tío es capaz de cualquier cosa -negué con la cabeza- me sentiría bastante culpable que la raptara si con eso consigue que vayamos a buscarlo... Bastante tengo con no saber nada del tío Adrián- dije con cierta pena.

 

- ¡chocolate! Qué rico, gracias mi amor - le di un suave beso - después me como un trocito, es muy bueno cuando por ejemplo se practica contra dementores, a la hora de, va da igual... que es un buen reconstituyente energético...

 

Y después de mimos varios, le di un cachete en el trasero para irnos a la cama...

 

- Nunca imaginé que las cosas pudieran cambiar en tan poco tiempo, ¿no te parece?

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Jack

 

Ver como sonreía me tranquilizó...si, en el fondo, seguía ahí, aunque las preocupaciones le nublasen. Reconozco qeu esa visión de Matt tratando de sostener a su hijo también me hizo gracia.

- Estarás con ellos. - le dije. - al menos uno de nosotros tiene qeu poder sostener a nuestro nieto

 

Solo con pensar en lo que debía de pasar me dolió. Me preocupó y me dolió, porque entendí qeu no iba a poder acompañarla. Al menos Perenela estaría para cuidarla, y no tendría que pasar por aquella situación sola.

- Me gustaría acompañarte. - le dije, agachando la cabeza, apenado. - Deja...deja de pensar en tu orden. Sabes qeu no todos los dioses lo verían asi. Y lo primero eres tu.

 

La lista de lo que habían preparado era detallada, e incluía de todo, pociones para prevenir diversos síntomas, mantas...Cerré los ojos

- Deberíais llevar lágrimas de fénix. - le dije. Eran el mejor remedio, y Matt siempre guardaba un par de frascos del propio Bennu. - Que...Sabes qeu excusa pondrás a los chicos? - pregunté, porque suponía que no quería que los demás lo supieran...o no habría callado tanto.

 

 

 

Habitación Blackner. Matt.

 

Me tumbé en la cama, mirándola. Permanecí un momento callado y me mordí el labio, pensativo.

- Si...mira este cuarto. Cuando llegué aqui eran unas cuantas paredes vacías...ni siquiera colgaba cosas en el armario porque no sabía si me quedaría. Yo mismo era más animal que persona, creo...gruñía más que hablaba. Me resultaba raro vivir en el mismo sitio y con...gente familiar - dije.

 

Si, la vida nos había cambiado, mucho, demasiado. En que momento me hubiera imaginado viviendo tanto tiempo en un lugar, con familia, casado y...nunca. Pero me gustaba. Era feliz. Supongo qeu era lo que me faltaba...encontrar a alguien con quien compartir aquel sentimiento.

 

Sonreí.

- Y aquí estamos ahora. Casados y formando una familia - le dije, dejando una mano en su cintura, acariciándola antes de besarla. - Que crees qeu pensarían Matt y Helike del pasado si nos vieran ahora? - me pregunté, recordando la primera vez que nos vimos, en Accidentes. Desde luego, fue muy estrepitoso pero...Supongo que cargar a alguien como un saco de patatas sobre tus hombro para evitar qeu se mate con mi madre, y acabar los dos tirados por el suelo es lo que hace surgir relaciones.

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Enarqué la ceja cuando dijo lo del nieto... Nieto... ¡Dioses! Matt nos iba a dar un nieto, algo que no hubiera imaginado nunca. Aquel chico introvertido, que miraba a los lados presto a defenderse de un ataque inesperado, preparado para saltar a la mínima contra cualquier enemigo, sin saber bien si aquel lugar sería el suyo... Aquel chico era un hombre hoy que iba a ser padre.

 

Heliké, aquella sobrina vampira que entró por una ventana en la Vladimir, sin esperar a ser invitada, con la desfachatez de su carácter, que caló hondo en mí, aquella desvengonzada muchacha que supone entrar en la familia... Ahora iba a ser madre.

 

Solté una sonrisa triste. Sí, íbamos a ser abuelos. Ya lo era, Perenela tenía unos hijos preciosos, uno era una compañera de bando, Alessandra. Pero no podía aún sorprenderme de saberme abuela de Matt, de quien nunca creí que eso sucedería. Ley de vida, supongo...

 

Después le negué su petición. Sabía que, si quería, no lo notaría y estaría allá, pero no quería que viniera.

 

-- Será un mal trago, Jack. Quiero sentirme fuerte para resistirlo. Si estás a mi lado, me convierto en la niña vulnerable que necesitará de tus abrazos. No sería capaz de deshacer este... entuerto... si tú estás a mi lado. Te quiero demasiado y el Amor es un arma que no necesito en ese momento o no lo haré. Y no lo quiero. Va en contra de todos mis principios pero sé que, en estos momento, puedo romper lo que sea preciso.

 

¡Tenía razón! Teníamos una cantidad inagotable de lágrimas de fénix. ¿Serían necesarias?

 

-- Se lo diré a Perenela, ella es la que está llevando el control de todo, no sé si habrá pensado en ellas. Y no, no he pensado en qué decirles. No sé qué decirles. ¿Un "hasta luego"? ¿Y si no regreso?

 

Me encogí levemente de hombros. No podía morir. Tenía un nieto al que coger en brazos. Por los dos. Si yo lo notaba, él también podría notarlo. Tenía que hacer eso por él.

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Jack

 

La guíe hasta la cama. Estaba preocupada, dudaba, como era normal, sobre que podía decir a los chicos si la veían marcharse. Como despedirse.

- Si. Les dirás hasta luego, sin mayor importancia, como cualquier otro día normal. - le dije, con la voz calmada. No lo estaba, pero en ese momento tenía que ser fuerte, tenía que transmitirle la calma que faltaba, ya que iba a ser un trago difícil.

 

Me tumbé en la cama de nuevo, junto a ella, y ahora, gracias a que había ganado corporeidad, se apoyó en mi pecho, y pude abrazarla. La rodeé con ambos brazos, acariciando su hombro, en silencio. Aceptaría su petición, y aunqeu me fuera difícil, esperaría en casa su regreso.

- Tendrás qeu inventar una buena excusa con Matt. Ya sabes que últimamente está especialmente nervioso y le preocupa la seguridad, especialmente la vuestra. No se a quien ha salido, pero ese chico es demasiado cabezota. - susurré.

 

Asi permanecimos, en silencio. En algún momento, la respiración de Sagitas se hizo más lenta, profunda, y me di cuenta, al fin, de que dormía, en aquella posición, abrazándola como en los días en que aun vivía. Supongo qeu el hecho de poder sincerarse había ayudado un poco. Sonreí de medio lado, entristecido y preocupado. Pero la dejé dormir las horas que restaban hasta el amanecer.

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Me quede mirando el cielo, veía la luna seguir su curso por la bóveda celeste y recordé toda mi vida y como nunca antes había hecho alcé una plegaria al cielo para ser lo suficientemente buena para ayudar a mi madre, recé para que ella estuviera bien con lo que íbamos a hacer, recé para que todo fuera bien. No iba a decir que no me preocupaba lo que estábamos a punto de realizar y aunque sabia que no estaba del todo bien también era consciente de que yo iba a hacer todo lo que estuviera en mi mano para cargar con ese karma y realizar el procedimiento sin que mi madre sufriera mucho ni física ni emocional ni siquiera espiritualmente.

Repasé nuevamente la lista en mi cabeza, pensando que mas podía necesitar. Habíamos revisado la caducidad de todas las pociones, había acondicionado el ático de la tienda y la poción ya iba en su tercer día de enfriamiento, tenia comida de reserva, incienso y velas para hacer una plegaria por el alma del niño que íbamos hacer partir de este mundo, medicamentos varios para cualquier situación y aun así sentía que algo se me escapaba.

Los primeros rayos del alba se colaban espantando la oscuridad, suspiré… Día Cero. No sabia que íbamos a decirle a la familia pero de seguro tenia que hablar con Kiwi y tal vez con Matt para que cuidaran a SJ. Podía mentirles a ellos decirles que me iba de viaje por un par de días pero sabia que no seria capaz de decirle nada a Jack, no podría siquiera mirarle a la cara sin saber si iba a tener la certidumbre de que su mujer volvería a su lado.

Abrí los ojos: no podía pensar así, no podía siquiera pensar que iba a dejar a mi madre cruzar al otro lado, no era una opción: me levanté y subí a mi habitación, tenia que buscar amuletos, pociones, hechizos, encantamientos… cualquier cosa que pudiera asegurarme que mi madre iba a permanecer en este plano. Revisé todas mis pertenencias, todos mis hechizos, pociones, encantamientos incluso libros que había estado trayendo de la tienda y de la biblioteca de la mansión para asegurarme que tuviera opciones, hice una mueca y decidí que no debía perturbar a mi madre con eso, salí de mi habitación lo mas despacio posible tratando de que SJ no se despertara, empecé a caminar por los pasillos pensando como iba a hacer para conseguirlo y sin quererlo me detuve en la habitación que ahora era de Matt y de Heliké, toqué la puerta con suavidad, dividida entre el hecho de que Matt abriera y que no contestara.

 

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