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→~*Mansión Delacour*~← (MM B: 94786)


Lisa Weasley Delacour
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-Al parecer pasaste la prueba...- sostuve hacia la mortífaga que días antes había aparecido en el palacio Buckingham para solicitar una reunión urgente. Le había pedido una muestra de su lealtad y se había jugado la reputación en ello. No obstante, jamás había hecho alarde de recordar tal momento, pues intuía el intelecto de la rehén y no me arriesgaría est****amente, de existir, a una legilimancia- ... supongo que con ésto te has ganado mi confianza, sí, debo admitirlo- comentaba a paso lento y rodeando al trío de brujas; Sagitas, de rodillas en el suelo. Observé a las seguidoras del culto tenebroso y llevé el índice hasta la boca de la máscara platinada que cubría mi identidad, teatralizando sarcásticamente la situación- ¡La Ministra de Magia tiene una excelente seguridad!...

No rompí en risas, más bien tanteé el arma mágica sobre la cabeza encapuchada de Potter Blue deteniéndome frente a ella e hincándome de cuclillas en una pose despreocupada. Descubrí su rostro como si mi varita tuviese un mágico gancho e incineré el saco con la que le habían cubierto, descuidando si chamuscaba las puntas de su cabello en el acto. Tenía algunas heridas y los ojos llorosos; ladee el rostro, observándole con cierta indiferencia tras mi máscara y esbocé una ligera sonrisa que no pudo apreciar. Los cabellos lilas se apegaban al contorno de su rostro, por el sudor, por la sangre de las heridas, por la desesperación.

-¡Oh!... - chasqueé la lengua en una mofa negada y elevé su rostro con la varita bajo su mentón-... no, no. No morirá señorita Potter Blue, al menos hoy no. Pero sí recordará éste día, por las buenas... o por las malas- sostuve en una pausa que aproveché para toquetear su mejilla izquierda un par de veces con mi arma mágica. Me puse de pie y murmuré un - fuego maldito- que enseñó dos llamaradas finas y delgadas, pequeñas mas bien, que se entrelazaron para conformar una serpiente de metro y medio que se enroscó a mi costado, levantándose lentamente para acercar su hocico hasta el hombro de la bruja que Alessa y Shelle habían capturado; la distancia fue tal que tan solo bastó una mordida en tal parte para provocar una herida que cicatrizaría en un recuerdo de por vida, pues la magia oscura siempre dejaba huellas.

>>Ha sido marcada, ministra. Pero como no soy un sádico descontrolado, mantendré mi palabra. Episkey...- dicté en completa serenidad, sanando el ataque que había inferido en ella, dejando la marca tal cual había "prometido", para concluir luego en una reverencia sarcástica que terminaría con la presentación- ... el legado del señor oscuro no le dejará en paz, téngalo muy presente porque la próxima vez no jugaremos con usted. Espero que al cerrar la herida, no se olvide de quién la hizo... Caelum es mi nombre... y conozco gran parte de su vida. Cuide a los suyos, proteja a sus hijos, hijas...elfos... porque no tendremos piedad. Tómelo como mejor le parezca...

Observé a las mortífagas.

-¿Qué desean hacer con ella?, ponerle cuello de jirafa ¿tal vez?, o dientes de castor... ¿arrancarle la lengua?...

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Alessandra tomó aire mientras estaba sentada en otro de los sillones, el embarazo le impedía ser tan ágil como siempre, tenían suerte que nadie sabía dónde estaban, solo Caelum podría llegar a las instalaciones de su hogar por la marca. Observó a Shelle, siempre con una sonrisa en sus labios como se divertía con su abuela. Tenía curiosidad se como se tomaría el hecho de que su propia nieta la secuestrara, su madre la mataría claramente pero la Potter Blue era otra persona.

 

La Nigromante estaba tan metida en sus pensamientos que se sobresaltó al escuchar la voz de su señor, aun le parecía extraño reconocer al hombre como líder de la marca, apenas pocas sílabas habían intercambiado las tres veces que se habían visto que seguramente ni sabría quien era ella, frunció los labios bajo la máscara pensando que seguramente pensaría que era alguna mestiza o sangre sucia buscando su poder.

 

-Señor Caelum, veo que el viaje fue muy corto- habló sin siquiera levantarse de su silla para recibir al Black.

 

Se molesto con el Mortifago al hablale solo a Shelle, incluso se echó a reír en voz alta sin evitarlo al escuchar de una ¿"prueba"?, su hija sin duda era una descarada al anotarse todos los puntos con aquel hombre pero Alessandra decidió no decir nada, no estaba para demostrarle nada a nadie, solo se limito a observar al mago acercarse a su abuela al escuchar que tenia seguridad.

 

-No puede controlar bien su magia...según mi fuente de confianza, está bastante conflictuada internamente- informó a los presentes -​tampoco tiene su varita- sentenció más que nada por el hecho de que en ningún momento la había sacado, la habían torturado y todo sabiendo el poder que tenía pero en ningún momento hizo amague de de usarlos.

 

Cuando le preguntaron qué querían hacer con ella, la rubia ya había pensado en ello, sería difícil, si, conocía las habilidades de su abuela gracias a su madre pero aun asi le gustaría intentar algo más audaz.

 

-He pensado que no estaría mal tenerla de chivo expiatorio- propuso -​las marcas van y vienen pero la información nos ayudaría con el inquisidor o acusarla de ayudarle para que la misma comunidad mágica la repudie- sugirió inclinando la cabeza para un costado observando como la herida hecha se cerraba.

-

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Luego de batallar por más de una hora, al fin había conseguido hacer dormir a su pequeño hijo Sammel. Con cuidado de no despertarlo lo recostó en la cuna, lo arropó con una manta celeste y se disponía a salir sin hacer ruido alguno, pues le esperaba una larga noche revisando documentos del banco y sobre todo del simposio. Las ultimas semanas se había estado llevando el trabajo a casa, los tiempos que corrían era difíciles y muy peligrosos como para confiar la vida de lo más preciado que tenía, a manos de extraños.

Aun no había cerrado la puerta cuando un elfo, al que no había visto hace demasiado tiempo, Khalan, el elfo de su prima Lisa, apareció frente a ella con un sonoro crack. Miró hacia la cuna, pero el bebé dormía profundamente. Volteo a mirar al elfo, confundida y un poco preocupada, si él estaba ahí solo podía significar que había problemas con alguien de su familia. ¿Acaso Lisa o Luca estaban de regreso? Por un instante se permitió sentir algo de emoción.

—¿Qué te trae hasta mi hogar, Khalan?— Preguntó la pelinegra empezando a alejarse de la habitación del pequeño Black Lestrange.

—Perdón la interrupción… pero es urgente. Hay personas malas en la Delacour. Khalan se escabullo sin que lo vieran, son mortifagos mi ama—la pequeña criatura detuvo el andar, pues al fin había conseguido llamar la atención de Kaori.

—¿Había alguien en la casa? ¿los demás elfos están bien?— Preguntó preocupada. Dependía de la respuesta del elfo para ver si se aventuraba a visitar la mansión y ver que estaba sucediendo.

—No había nadie, los elfos se escondieron, creo que están a salvo… pero tienen torturando a alguien. Una mujer, la llaman ministra —Era claro que el elfo no sabía lo importante que era esa mujer en la actualidad.

—*****… —maldijo por lo bajo, no podía permitir que algo malo le sucediera a la primera ministra. La conocía de un par de misiones, pero más nada, en todo caso eso no importaba, era parte del bando y bueno, no podía quedarse de brazos cruzados.

—Fabiano… —Llamo al elfo de su difunto esposo y que se había convertido en el protector de Sammael. —Cuida a mi hijo, no te separes de él y ya sabes que hacer si algo me sucede —Dijo mientras se ponía una túnica azul marino y cambiaba su apariencia al de una mujer de piel morena, alta, de cabello rizado.—Khalan, tu también quédate aquí —ordeno la bruja.

—Expecto Patronum—dijo y al instante finos hilos plateados se entrelazaron hasta formar una hermosa serpiente mamba negra. —Mansión Delacour… Tienen a la ministra—ese era el mensaje que llevaría a los miembros del bando que estuvieran disponibles en ese momento. Muchos estaban en misiones fuera del país, así que no esperaba que pudieran aparecer.

Luego de que su patronus desapareciera, la morena giró sobre si misma desapareciendo de su habitación. Su destino era el jardín frontal de la Mansión de su familia, la Delacour.

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Una mamba negra, incorpórea y traslúcida, se materializó frente a él en su oficina. La misma exudaba un color que oscilaba entre plateado y azulado, típico de sus homólogos en distintas especies animales, como eran los Patronus. Aquel encantamiento, tan versátil a veces, transmitió el mensaje para el cual había sido convocado. Nathan se puso de pie inmediatamente, y rebuscó entre sus cajones por su varita la cual había guardado horas atrás cuando se sentó a trabajar en las hojas y hojas de registros contables pendientes que el Banco tenía luego de meses de inactividad. Finalmente, y tras haberla encontrado, salió de su oficina en el Banco Mágico de Gringotts y se aventuró por una de las puertas traseras de la entidad bancaria – reservadas únicamente para personal autorizado – hasta salir a un patio anexo en el cual podría desaparecerse sin problema.

 

Su figura se desvaneció, y tan sólo fueron unos segundos de la ya familiar pero aún molesta sensación de asfixia, hasta que volvió a materializarse a varios kilómetros desde su punto de origen. Nunca jamás había estado allí antes, aunque sabía que era uno de los centros seguros de la Orden del Fénix luego de que los Delacour la declarasen como tal tras declarar su afiliación al bando. Kaori, quien aparentemente había convocado el Patronus, ya estaba allí esperándole. Nathan asintió a manera de saludo – pasaba tanto tiempo con la mujer en el Banco que rara vez hacía falta más que eso para cumplir con las cortesías – y aferró fuertemente su varita mientras ambos se abrían paso por el jardín hacia la puerta principal.

 

Todos los miembros de la Orden del Fénix habían previsto la posibilidad de que aquello eventualmente pasara, independientemente de si supieran o no que Sagitas era miembro de la Orden, sus visiones y posturas eran diametralmente opuestas a lo que los mortífagos predicaban. Sin embargo, Nathan no se había imaginado que todo fuera a ocurrir tan pronto, apenas tres semanas después del nombramiento de la mujer. Sospechaba, y esperaba equivocarse en ello, que no sería la última vez que intentarían hacer algo así.

 

¿Estás lista? – le susurró a Kaori, una vez que habían llegado frente a la puerta principal.

 

Justo en ese momento, y por el rabillo del ojo, vio dos figuras más materializarse en el jardín. Se trataba de @, cuya silueta reconoció aún a la distancia y a pesar de su miopía, y un elfo doméstico. Nathan hizo un gesto con la mano, instándolo a apurarse para sumar número: no tenía idea de cuántos mortífagos había dentro, pero por el momento sólo eran ellos tres contra cualquiera fuera el número del batallón que esperaba allí dentro. Una última mirada de complicidad fue intercambiada entre los tres fenixianos, tras lo cual Nathan se echó a la carga dentro de la mansión y hacia el lugar de donde podía escuchar – más claramente que nunca – los gritos de Sagitas.

 

Strellatus – susurró, una vez que llegó a la biblioteca. Desde donde estaba, sólo podía ver tres mortífagos allí, dos de los cuales (el único hombre y una de las mujeres [shelle]) quedaron ciegos inmediatamente bajo el efecto de su hechizo.

 

No estaban allí para combates, lo más importante era rescatar a la Ministra.

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Las campanas de la noche habían centellado en el tempestad del cielo y las velas parpadean anunciando una terrible llegada. La bruja apretó su varita y apuntó hacia la entrada cuando el oscuro mago apareció tras la puerta con el rostro cubierto por la máscara de plata.

 

Sus palabras fueron suficientes para identificarse y la bruja esbozó una leve sonrisa bajo su propia máscara pero se llamó al silencio y regresó su varita hacia la, ahora, squib.

 

Iba a aportar a los dichos de su madre cuando el traqueteo de unos pasos y el dulce aroma de sangre humana invadió sus sentidos paralizando a la vampira ante un verdadero peligro.

 

Giró sobre sus talones y cuando escuchó los pasos aún más próximos apuntó con su varita y al ver la silueta del humano murmuró.

 

-Silencius.

 

La pelirroja vio que el mago alcanzó a murmurar un simple stre....

 

No estaba acostumbrada a enfrentamientos de aquel estilo por lo que ante el miedo instintivamente tomó la mano del mago enmascarado que tenía a su lado quien posiblemente también hubiera recibido el hechizo que el intruso intentó a lanzar.

 

Rápidamente lo soltó al darse cuenta de lo que estaba haciendo y gritó a su madre:

 

-¡Vete de aquí!-.

 

 

Off: si esto es redada chicos, mejor a la tarde porque mugglelandia. Pero por las dudas nos defendí jaja

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Scarlet Akane

 

Aun no se recuperaba del todo de lo que había ocurrido al buscar los cuernos para Reuben pero sentía que debía seguir intentándolo, formaba parte de la promesa que había realizado. ¿Cómo debía tomar aquello? No es que fuera un inquebrantable, que se asemejaba demasiado, pero era algo que en el fondo disfrutaba, no lo podía negar, aunque ese último poder que había utilizado.

 

Estaba concentrada en la biblioteca, sentada frente a aquel libro, pensando más en todo lo que había vivido que en el contenido de manuscrito que Darla le había indicado había conseguido una vez de Instinto. Retrocedió un paso al ver a la mamba negra pero al instante supo que no necesitaba del pársel para ocuparse de ella, plateada, brillante, surgió la voz de una compañera de la Orden. Frunció el ceño al escuchar las palabras. No le hubiera importado la Delacour pero, la ministra era la tía de la Potter Black. Maldijo.

 

No le interesaba la vieran allí, así que utilizó la mefamorfomagia antes de partir hacia la Delacour, cuando se apareció en las afueras de la mansión era una esbelta morena de cabellos cortos, vestida con una túnica negra sobre unos pantalones cortos y una remera de tiritas, la misma que llevaba puesta antes de salir de casa, al menos sí llevaba zapatillas y zoquetes en sus pies.

 

Avanzó rápidamente por el jardín, alguien más estaba allí, por años de trabajar su alter ego con él lo reconoció, pero solo hizo un gesto con la mano, indiciándole que eran amigos, no tenía intenciones que @ le lanzara un hechizo por error. ¿Debería haber convocado una luz sobre su rostro? Pero ¿para qué? La metamorfomagia no desaparecería con los hechizos. Quizás para que no la atacase algún amigo, pero al demonios, Darla podría tenerlos, ella no.

 

 

off:

la idea de "a la tarde" es mi favorita...

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Las notas nostálgicas del violín eran arrancadas con suavidad por el arco en las manos de la mujer, que desde sentada en el M

Marco de la ventana de una torre en el Castillo se distraía tocando el magistral instrumento. El viento frío de la noche anunciaba que el otoño había empezado y que la calidez del verano abandonaba aquellas tierras. Sobre el cuerpo de la mujer solo se divisaba una bata que cubría su piel, una nota aguda sino y el ardor en la zona lumbar de espalda la hizo detenerse abruptamente. Eso solo podia significar el llamado de los suyos, por lo que se apresuro a bajar de la ventana con su Stradivarius blanco en mano y corrio a su habitación lo dejo sobre la cama y quitándose la bata se dispuso a vestirse: pantalones de cuero negro, y blusa negra, por supuesto su máscara era fundamental, la tomó y la puso mientras desaparecía hacia la la Mansion Delacour.

 

Mansión Delacour

 

La figura de una mujer llegó a los jardines de la mansión, con prontitud llego hasta donde escuchaba los ruidos, era en la biblioteca. Corrí hasta allí con varita en mano, los tres magos de la orden del Fenix estaban de espaldas a mi.

 

-Incarserus

 

 

Solte rapidanente el hechizo y tres cuerdas salieron en dirección a la mujer(Roxanne W.❤) que estaba con ellos. Solo trataba de ver donde estaban @ y mi hermana @, además de mi abuelo @Aarón Black Lestrange, esperaba todo estuvieran bien.

 

Off:

 

Awww me emocione xd

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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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Scarlet Akane

 

Definitivamente la acción estaba dentro, no tenía idea de en dónde estaba la dueña del patronus con forma de mamba. Por alguna razón sentía que debía conocerla de algo más, hasta que los recuerdos de Darla le pegaron como un cachetazo. Extraño, había trabajado con ella y hasta la había conocido suficiente en el pasado para considerarla amiga, pero algo había cambiado y la Potter Black no se lo mostraba.

 

Se apresuró a ingresar a la Mansión y a buscar el origen de aquel llamado o al menos el motivo. No tardó en hallarlo o al menos a varias personas en la biblioteca del lugar, realizó un paneo rápido en el lugar y sintió como un nudo se le formaba en el estómago. No reconocía a dos de las mujeres que allí estaban pero si a la tercera entre ellas y el porte del hombre le resultaba familiar para su alter ego, pudo sentir como le reconocía de años de ser compañeros de bando. Lo cual en cierta forma no dejó de sorprender a la Akane, la bruja que poseía no solía respetar a demasiada gente en su vida, pero parecía mantener un cierto respeto hacia la figura masculina que se erguía frente a ella, además, había algo que lo ligaba a la dueña del lugar y que Scarlet no podía ver. ¿Qué secreto le ocultaba la Potter Black? Igualmente, con esa máscara plateada, para ella no significaba nada más que un mortífago más.

 

—Evanesco —se apresuró a decir, apuntando a las cuerdas que había invocado una de las brujas [Ada] e impidiendo de esa manera que la joven pudiera atar a su compañera de bando, Kaori, era como un juego del gato y el ratón, pensó.

 

—Lo siento niña, me temo que no lo puedo permitir —dijo con tranquilidad mientras veía a la muchacha y pensaba en un conjuntivitis—dirigido hacia la joven [Ada], el rayo plateado afectaría temporalmente su vista, no le interesaba demasiado ella, quería tener a Sagitas, por lo cual que solo tuviera afectada su puntería era un detalle menor, de momento.

 

 

off: qué parte de la tarde no les gusta? :cry:

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Había pasado un largo rato desde el secuestro de la Ministra de magia, y justamente él había estado presente en el mismo. Danny había quedado bastante perturbado durante el mismo gracias a que su tío le había puesto el susto de su vida. El aprendiz de mortífago aún no estaba familiarizado con esa clase de cosas todavía, tenía mucho que aprender pero mientras había decidido ir al psicólogo, ¿Por qué? ¿Quien en su sano juicio no se alteraría si creyera que había asesinado varios bebés inocentes?

 

¿Uhm?

 

Justamente iba pasando por el frente de la mansión Delacour cuando mira aparecer a Ada en los jardines y se extraña de verla ahí. Un segundo después se acuerda que era justo en ese lugar al que habían llevado a Sagitas así que de inmediato supuso que algo se había salido de control. El joven mago aún tenía su mismo traje color negro de motociclista (incluyendo sus botas, claro) y llevaba su casco también por lo que de inmediato se lo pone y saca su varita del bolsillo. Un segundo después se mete al jardín y corre hacia la entrada.

 

Al entrar a la mansión mira a todas direcciones esperando dar con una pista de donde podían estar, y alcanza a ver a Scarlet entrando hacia la biblioteca y se va tras ella. Al llegar se queda estático mirando a las personas que estaban combatiendo dentro, se queda inmóvil un par de segundos y de repente se le ocurre lanzar un hechizo a Nathan y le apunta con la varita.

 

¡Expelliarmus!

 

Se suponía que atacando así, la varita de Nathan A. Weasley se desprendería de su mano y no podría seguirse defendiendo. Quizá sería buena idea secuestrarlo también para tener dos pero eso ya lo decidirían las chicas con las que había entrado para impedir que se roben a Sagitas. No había pasado tanto esfuerzo y complicaciones para que llegaran a quitárselas así tan fácil.

 

¡Hola gente!

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-Pero que- logró decir Alessandra que la biblioteca se volvió un campo de batalla.

 

Bajo su capa sus cabellos rubios adquieron un color negro como la noche, sus ojos azules cambiaron por unos oscuros al igual que su piel, su metamorfomagia le permitió cambiar sus fracciones por sí su máscara se caía o moría en batalla. La sangre en sus venas comenzó a correr llena de adrenalina pero a pesar de eso su embarazo no le permitía defenderse o al menos moverse con más ligereza para batirse con alguien.

 

Mientras avanzaba los pocos metros que tenía con Sagitas observó cómo su hija Shelle comenzaba a defenderse de los ataques, aparte de los nuevos miembros que acaban de llegar comenzaron a atacarse y no estaba segura si eran compañeros del bando o enemigos.

 

<<-No importa, debes sacar a Sagitas->> se recordó.

 

Agito la cabeza y avanzó por detrás del escritorio hasta situarse al lado de la Potter Blue, la tomó del brazo con fuerza, no le importaba dañarla, no podia permitir que la rescataran cuando todavia no sabian que hacer con ella, era su botín de guerra por el momento.

 

-Observa bien esto porque no volverás a ver una cara por mucho tiempo- habló con enojo por que todo se había ido al ca.rajo por culpa de la orden.

 

<<-Haz de la noche->> pensó y frente ambas brujas un portal oscuro apareció del tamaño de la altura de la Delacour y del ancho de una puerta.

 

-Muévete- le dijo empujándola y llevándosela consigo lejos del los miembros de la Orden.

 

 

@@Sagitas Potter Blue

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