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Rompiendo la ley


Melrose Moody
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—Aprecio los chistes que dan risa —replica Madeleine, poniendo los ojos en blanco. Ya está acostumbrada a que las personas expongan su amargura sin miramientos, aunque las menciones directas a su aura son menos frecuentes. Y ciertamente, es un descaro que un mago que no está la mitad de curtido que ella quiera intentar "leer su aura". Sin embargo el alcohol, o quizás el ambiente más tranquilo de la casa, hace que se aplaque un poco; aunque eso no significa que no intentará burlarse un poco—. Pero de todas formas, no creo que puedas interpretar un aura como la mía —suelta, encogiéndose de hombros. Además de ser una provocación, no es una mentira. No cree que él esté muy enterado acerca de la magia de la Orden del Fénix y, ciertamente, no sabe si él está involucrado con el bando al igual que su hermano.

Observa que Will enciende un cigarro, pero no es uno de los normales y ella lo sabe muy bien. El olor es particular y un tanto familiar. «No es que un p**** o dos vayan a hacer más o menos ilícita la reunión». Considera quitárselo también, bajo la excusa de que debe demostrar amabilidad con los organizadores de la fiesta —ella es una Evans McGonagall después de todo—, pero sabe que el vodka le está subiendo rápidamente a la cabeza. Le preocupa mantener la consciencia, por lo menos lo suficiente como para no hacer ninguna locura ni para arruinar la noche de los demás. Eso es algo nuevo.

—Qué obsesión con ser guapo —replica Madeleine luego de unos momentos, sacudiendo la cabeza con resignación—. Ten cuidado, o se te caerá la cara si la sigues presumiendo.

»No soy muy cercana a Kar... quiero decir, a Benjamin, así que no tengo la menor idea. Pero me siento tentada a enviarle un mensaje y decirle que controle a su gemelo malvado. 

@ Hobbamock Graves

Editado por Ellie Moody

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sins don't end with tears, you have to carry the pain forever

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Como una persona con cierta dependencia a algunas sustancias, conoce bien algunas reglas y costumbres que no están escritas. Sabe, por ejemplo, que jamás debe tomar sin permiso el material de otra persona. Eso es algo que podría causar problemas que no está dispuesto a resolver. Pero bueno, otra de esas reglas es que es buena idea compartir. Por ello aspira profundamente, tan profundamente como puede, y estira el cigarro a la bruja.

No entiende bien como es que lo sabe, pero lo sabe. De cierta forma son iguales o al menos son bastante parecidos. Antes de aceptar el cigarro, la bruja lo observa de pies a cabeza una vez más. Cuando, supone Will, decide que el cigarro es igual de seguro que el vodka acepta la ¿ofrenda de paz?. Al igual que el mago sorbe el cigarro varias veces. La forma en que lo hace le indica al mago que no es la primera vez que ella lo hace.

Con el viaje suficientemente avanzado, se suelta un poco la lengua.

—No te voy a negar que me importa mucho mi físico. Como dijiste antes Benjamin es el inteligente, a mi me queda ser el guapo.

Le preocupa un poco la falta de información. Sus ¿miedos? son reales, no está de humor para aguantar un discurso de su hermano. Ben está demasiado sensible como para poder responderle alguna cosa. Espera solo poder divertirse.

—Es un poco complicado tratar con él ¿Qué tanto lo conoces?

 

@ Ellie Moody

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—Ya estaba comenzando a pensar que no tenías buenos modales —dice Madeleine, devolviéndole el cigarrillo. La garganta le arde y tiene los ojos brillosos por las lágrimas, pero contiene las ganas de toser, pues no quiere dañar su orgullo. Luego de la primera calada, la voz que le susurraba que no era una buena idea mezclar una cosa con la otra se había acallado; ahora, la música parecía sonar con más fuerza y le hacía cosquillas en toda la piel—. Supongo que a fin y al cabo no eres un auror —suelta, cerrando los ojos y echando la cabeza hacia atrás para recostarla contra la pared. Lentamente, se deja caer hasta que se sienta allí mismo, junto al pie de las escaleras; siente el cuerpo pesado y adormecido, pero se siente tranquila—. Quizás, quizás, sí eres de fiar y...

A media frase, pierde el hilo de la conversación, pero no tiene importancia, pues dentro de sí mismo, Will parece estar pensando en otras cosas. De alguna forma, las palabras comienzan a dirigirse hacia Benjamin y aquello no le agrada. En esa condición, sabe que es susceptible y no puede permitirse tener un ataque de pánico frente a toda su familia. Y ahora que lo piensa... Ni siquiera le ha dicho quién es. ¿Él sabe quién es ella? ¿Su nombre? ¿Lo que ocurrió con Bastian Karkarov...? «No, no, no. Aleja esos pensamientos. Ahora no es el momento para eso».

—Ugh, estás obsesionado con compararte con tu hermano —replica Madeleine, esperando que eso le sirva para no tener que hablar de Benjamin—. Supongo que debe algo de gemelos —murmura, dándose cuenta de que cree haberlo oído antes. Bueno, en verdad, debe ser algo de hermanos en general. No es que ella pueda saberlo... O, quizás sí—. Eres más divertido cuando hablas de lo guapo que eres, y todo aquello. ¿Necesitas un poco de ayuda para eso? —todavía le queda algo de vida a la botella, así que la levanta en dirección al mago. Sabe que está siendo egoísta, pero no aceptará que su primera noche de fiesta, luego de un muy largo año, sea deprimente. La verdad es que tiene deseos de divertirse y, si de verdad Will no se parece a su gemelo, entonces es la persona que necesita.

@ Hobbamock Graves

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Leonid

 

Últimamente había pasado demasiado tiempo en fiestas, no recordaba un solo día en semanas en el que no estuviera asistiendo a una de ellas o preparándose para dichas reuniones, no es que fuera una situación desagradable y mucho menos pero con el pasar del tiempo aquello comenzaba a cansarle. 

 

Al menos en aquella ocasión no debía aparentar nada, sería una sencilla reunión con la familia británica que lo había acogido en aquel país, los Evans McGonagall. El ruso agradecía profundamente el apoyó que le brindaron desde que llegó al país y pese a que su primer encuentro podría considerarse algo fuera de lo común, el mismo no hizo otra cosa que crear una firme base sobre la cual se forjó esa nueva pertenencia. 

 

El pelirrojo apresuró el paso mientras la noche anunciaba su llegada sobre Londres, una nueva vida con sus dinámicas y reglas comenzaba a despertar en la ciudad junto con las luces de todos los colores que ya iluminaban sus calles. Pero el mago no tenía tiempo para distraerse con las diferentes ofertas que la capital tendía, ya estaba llegando tarde a la reunión.


 

Apretó la botella de vino que compró entre los pliegues de su campera ligera para resguardarse del frescor de la noche, no podía aparecer en la fiesta con las manos vacías. Esperaba que hubiera entre los Evans algunos apreciadores del vino porque él mismo le había costado más de lo que tenía planeado. 

 

Después de avanzar un par de calles más llegó finalmente a la pequeña casa propiedad de los Evans protegida por el encantamiento Fidelio y golpeó con cuidado la puerta, esperaba que la música no estuviera muy alta como para que no lo escucharan. 

 

 

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Richard estira la mano para estrechar la de su sobrino, con pensamientos en viejos recuerdos otra vez. Es, de hecho, el momento perfecto, cuando Catherine se acerca pidiendo una copa, a interrumpirlos. 

Había pasado un buen rato. Melrose había bajado de la espalda de Dayne luego de dedicarle una sonrisa de curiosidad y, cuando éste se había apartado, había atrapado el paquete que éste le lanzara con una velocidad pasmosa. Examinaba y hasta olisqueaba el paquete, sin terminar de decidirse. Mientras tanto, la sonrisa frágil de Catherine hablaba de viejos demonios también. No se suponía que esa reunión fuese para eso. Richard le hizo un gesto a Melrose y ésta le lanzó un vaso autorrellenable ¿que por qué los habían traído? Eso no importaba, al menos, no debía concernirle a Evans. Lo utilizó para hacerse de más hidromiel criada en barrica de roble.

Abre la puerta casi por inercia y nota la presencia de su sobrina. Ania. Otra persona que sorprende a Richard desde las brumas del pasado pero esta vez no trae recuerdos de melancolía. Solo recuerdos. 

Cansado de hacer las veces de portero, Richard decide jalar a Catherine, para internarse más en la estancia y alejarse de la puerta. Los ojos de Catherine están vidriosos cuando se acaba su segundo trago. 

-¿Qué sucede contigo?

Catherine no dice nada. Sus ojos se alzan hacia los de Richard y éste siente un latigazo de dolor. Algo inconcebible, algo que solo Athena o su hermana habían sido capaces de causar, porque sus emociones están casi tan muertas como su mortalidad.

-Quizá yo no deba estar aquí -replicó entonces Catherine en voz baja.

Richard deseó, con las emociones recordadas y revividas por unos hermosos segundos, deseó con todas sus fuerzas que Catherine estuviera hablando de la fiesta. Sus ojos se concentraron en ella, dejando emanar por un instante peligroso e impulsivo, su aura asesina. Sus ojos se constriñeron como los de un gato, antes de volver a la normalidad. El sonido de la maldita puerta, pero que, al menos, consiguió sacarlo del estupor. Tirando de la muñeca de Catherine, mientras ésta no oponía resistencia alguna, la llevó derecho hacia la salida. Saludó a Leonid al pasar luego de abrirle, le hizo una señal rápida a Melrose, que todavía revisaba el primer paquete, para hacerle saber que debía quedarse o que podía quedarse. Daba lo mismo.

Estrujó la muñeca de Catherine con fuerza innecesaria, amenazando con romperla. Ella se limitó a girar sobre sí misma, llevándoselo consigo de vuelta a casa. 

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Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

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No se siente esto como si fuera la primera vez que estuvieran negociando un acuerdo entre ellos dos, por el contrario la respuesta de Rory es totalmente fluida y de algún modo le sorprende tanta accesibilidad por parte del predicador, aun cuando no ha oído del todo de sus condiciones o sus honorarios. No, esto es de alguna forma algo más natural a pesar de que es su primera vez, es más como un día de investigación a lado de Despard, donde entre ambos intentan armar un plan condescendiente para allanar una propiedad privada por un bien mayor.

Lo ve entonces, con pálida mirada, levantarse delante de él, está casi seguro de que Rory no puede saber lo mucho que impone la postura física combinada en el modo en el que sus palabras se adelantan a él en sus condiciones. De esta forma se revela a alguien mayormente preparado para esta reunión, no es alguien con quien Hessen pueda portarse abusivo de pronto, porque es casi seguro que sería detenido hábilmente. Él está impresionado con esta versión de Rory. -Este debe ser-, se dice a sí mismo, -El líder de estas personas-. Lo sigue fielmente con la mirada, desplazándose confianzudamente por el salón a rellenar su taza con quien sabe que bebida y lo tiene de vuelta esta vez más cerca. No hay ninguna probabilidad de que Rory esté tratando de intimidarlo con sus acciones, pero posiblemente, en su naturaleza, es todo esto lo que lo haría, si lo conociera con la malicia de querer hacerlo por supuesto.

Apenas se mueve a un lado lo suficiente para dejarlo apuntar en el mapa los sitios y poder ver con claridad los puntos que señala mientras continúa explicando sus condiciones.  -No me hagan el trabajo tan fácil-, quiere responder burlonamente tras escuchar sobre la disposición de Rory para acompañarlo a donde sea necesario, pero igualmente no dice nada al respecto convencido de que cualquier cosa que diga o incluso que haga, así sea para expresar estar de acuerdo, pueda interrumpir con la exposición del pelirrojo. Finalmente, aun si no era esa la intención de Rory con dichas condiciones, todas estas explicaciones mejoran el panorama y el humor de Hessen, que ya era bastante bueno, sobre la ejecución de este plan.

Asiente una sola vez, aceptando de este modo las restricciones de Despard, que no son tantas ni más complicadas, pero que de todas formas Hessen ya le ha encontrado posibles problemáticas para solucionar a futuro, porque en realidad ningún lugar era seguro en este mundo. Aunque proteste al respecto, sospecha de que tanto como Rory y el resto de la orden del Fénix no les queda más que confiar los unos en los otros y en que estos sitios que menciona sean realmente seguros y de confianza. 

Él tararea luego de otra pausa de silencio, donde ha estado nuevamente sopesando las peticiones de Despard.

Ya veo-, era su turno, su mirada pasa nuevamente del plano junto y pasea por la habitación, como si no terminase de deliberar una de todas estas ideas. —Estos a los que llama lugares seguros es algo que está un poco fuera de mi alcance, ¿no cree?-, suelta, aun no vuelve la mirada a Rory, parece mas bien si hubiera sido un pensamiento en voz alta. —Quiero decir, ¿usted me está diciendo que el deber de su grupo es mantener estos lugares seguros para esta ejecución o es parte de mi trabajo garantizar esa seguridad? Decir que tengo amplio poder de decisión en esto es muy costoso, para ambas partes-, él negó. —Debe dejar muy, muy claro, mi señor Despard, cuales son mis accesos y límites dentro de todo esto. Esta es por lo tanto mi primera condición-, Hessen se encontró finalmente con la mirada de Rory. —Pero, si es mejor para usted, podemos aclarar estos límites en la redacción del contrato final.

Sobre lo demás, es necesario que sepa que el contrato no será y no podrá ser bajo ninguna circunstancia un servicio para la Orden del Fénix. Los servicios de la compañía están a disposición únicamente de usted o, en todo caso, la persona seleccionada para llevar a cabo esta colaboración. Se trabaja para un solo usuario, se le responde a una sola persona-, le explicó. —En tercer lugar la relación de la compañía con usted, o la persona a cargo, debe ser en el mayor tiempo posible reservado o en su defecto saberse manejar con discreción y diplomacia-, se hubiera encogido de hombros si no lo encontrara como un gesto corriente para sí mismo. —Pero usted ya sabe esto, ¿verdad?

En cuanto a los costos-, algo removió dentro, él no vive de buenas acciones, pero frente a Rory, que bajo ninguna circunstancia, y entre todas las personas que conoce hasta ahora, no parece tener la peor de las voluntades, no se siente tan justo. —Podríamos liquidar los saldos pendientes al final de la jornada con otro beneficio. Información, por ejemplo. Un acceso a nombres e historiales laborales, tanto de ex miembros de la Orden del Fénix así como información que puedan tener y que sea de utilidad sobre el grupo contrario-, levantó una mano en forma de pausa, para evitar cualquier posible protesta pronta de parte de Rory. —No lo vea como si quisiera aprovecharme de esto mi señor, sino más bien como un seguro. Tengo que saber para quién trabajo después de todo y contra que me enfrento si todo esto se sale de su curso-, finalizó tan tranquilamente como había comenzado su reunión.
 

@ Rory Despard

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Bel Evans Ollivander

Las notas de aquella emotiva canción criolla me sacaron de la observación de la mesa. No podía afirmarlo con certeza, pero era la primera de las cerca de 30 canciones que había colocado en el playlist de mi parte, que sonaba. Aquella cantante, y otro puñado más de canciones en español habían sido uno de los descubrimientos de mis viajes por Latinoamérica, y de repente, a través de la voz profunda y emocionada que pregonaba a voz en cuello “Adiós amor huye de mí, vete muy lejos”, sentí que estaba de nuevo al borde del acantilado, observando los autos que parecían de juguete en la autopista junto a la playa, mientras que delante nuestro, el cielo gris se confundía con un mar del mismo color, y aquel color se apoderaba de todo, de plantas, animales y hasta de los edificios alrededor,  a los que no alcanzaba a vérseles el techo, por estar envueltos en una espesa neblina.

Un lugar donde el viento era tan frío que calaba en la carne, y hacía todavía más débil el espíritu.

Escuché entonces a Garry por primera vez dirigirse a mí (o casi hacerlo). La mención de Hessen no escapó a mis oídos, aunque fue imposible no sonreír al escucharlo mencionar que la spanakopita era la culpable de su presencia en la fiesta, una excusa bien pensada, pues sabía lo melindroso que era con la comida. Todavía se sentía en algún sentido extraño, tener a ambos junto al resto de mi familia paterna, especialmente por él (pues Hann visitaba cada vez con más frecuencia el Castillo),  pero aunque las dudas no dejaban de aparecer en mi cabeza, sobre que otras razones podían tenerlo allí, el abrazo entre ambos había sido tan natural y tierno que me resultaba esperanzador.

En el exilio autoimpuesto, había ido pensando más y más en como era Hann, con su simple presencia, la que a menudo se constituía en el lazo entre los dos, el punto medio sobre el que podíamos estar de acuerdo, en medio de todas nuestras diferencias. Así que sentía mucho más seguro que fuera ella y no yo quien lo tratase, al menos directamente, así que cuando vi que la rubia volvía de la cocina, llevando consigo un pequeño cesto con frutas, me animé por fin a intervenir a propósito de lo que Ellie había mencionado sobre lo particulares que éramos.

—  Igual, con eso de las particularidades, tampoco los Moody están exentos de eso ¿ya vieron que Richard y Catherine acaban de irse?

No estaba segura, pero sospechaba que algo tenía que ver en el asunto aquel intercambio que había visto a la distancia, entre Madeleine y ella. La verdad era que una parte de mí, se sentía aliviada de que Richard se ausentase, pero no era lo mismo con Catherine. Y estaba considerando seriamente acercarme a Madeleine para preguntarle al respecto, pero grande fue mi sorpresa al ver que estaba con el hijo de Karkarov ¿en qué momento ese chico había llegado hasta la fiesta?  Quizá, con la excusa de la comida para Garry, podía dar otro vistazo a la estancia entera.

— Sí es verdad lo que dijo Hess, hay todo tipo de comidas, pero lo que me importa ahora es que termines de beber lo que Hann te ha dado, a menos claro, que prefieras que prefieras que yo te dé de beber, y probablemente, sea menos considerada de lo que ella está siendo. Entonces, ¿spanakopita cierto? iré a traértela- sonriente, eché un vistazo hacia Hann y Ellie, antes de ir hacia la mesa donde se encontraba el buffet- Sigan disfrutando de la velada por favor,  que como bien han dicho, esto apenas comienza. Volveré enseguida.

No había querido sonar amenazante en la advertencia que había hecho a Garry, pero era probable que él pudiese tomarlo de esa manera, pese a que el tono que había empleado era el más afable posible. La canción de Eva Ayllon ya había dejado de sonar y  le había sucedido  un electrodance muy bailable, pero era como si la melancolía todavía me estuviese acompañando, y entonces había terminado también tomando a ese platillo griego como la excusa para evitar el confrontar a Garry, no demasiado segura de poder conversar con él, sin tener los sentimientos bajo control primero.

De todos modos, el bullicio de la fiesta era el suficiente como para evitar seguir pensando demasiado. Al pasar cerca de Agnes y Scavenger, que estaban en la adivinanza del último de los regalos, me percaté también que Jank estaba ya bastante más bebido y quedándose dormido a ratos, sentado sobre la silla.

— Creo que ya tenemos el primer candidato serio a caer en esta noche. Una vergüenza lo tuyo, Dayne.— comenté zarandeando su cabeza y huyendo rápidamente hacia la mesa del buffet.

Alistar la porción que Garry llevaría me llevó menos de lo esperado, dada la efectividad de aquellos manteles del Magic Mall, que tan rápidamente ponían la comida a disposición. Mas desde allí, fue que descubrí que la última persona que se había sumado a la fiesta había sido Leonid, que probablemente, atacado también por el hambre, venía en dirección a la mesa.  

Sí que llegaste preparado ¿eh?- la mirada a la botella de vino era elocuente- creí que traerías a tu elegante novia a la fiesta ¿ o es que temías que fuera a espantarse de nuestros malos hábitos? Te diré que te has perdido la ronda de apertura de regalos de Kutsy pero en breve, iniciará el karaoke, creo que Lils o Ania iban a empezar, la voz es lo de menos, pero deberías ir pensando en que canción cantarás. Ahora si me disculpas, tengo un encargo que entregar.

No fue tan difícil como pensaba, salir airosa de la mesa principal, con solo otro vaso de vodka encima, y ya de regreso hacia la zona donde mis Ollivander se encontraban, tendí el paquete, envuelto en un mantel de cuadros escoceses hacia Garry,  inclinándome para poder colocarlo justo sobre sus muslos.

— La envolví como me enseñó Bernadette, para que no vaya enfriarse. Espero que media docena no sean demasiadas— luego de dejarlo tomé su mano y la apreté un poco, disfrutando del calor que siempre emanaba, y solo para asegurarme que realmente estaba oyendo lo que me decía, aun cuando estuviese demasiado tentada a colarme en sus pensamientos— Entonces querido ¿Dónde es que se encuentra Hess? Me encantaría que participase de nuestra actividad de karaoke ¿sabes? si te representa en tantas cosas, no veo motivo por el cual no pueda hacerlo en esto. 

@ Hannity Ollivander Evans  @ Ellie Moody  @ Syrius McGonagall  @ Hessenordwood Crouch  @ Melrose Moody  @ Jank Dayne  @ Lillian Potter Evans  @ Scavenger Weatherwax  @ Ania Evans Weasley  @ Kutsy Stroud Lenteric  @ Hobbamock Graves

Editado por Rory Despard
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Aquella fiesta por demás divertida para algunos, se antojaba carente de significado para la Evans, aún y cuando había gente allí que significaba algo para ella. La maldita melancolía que no la abandonaba desde su autoexilio la embargaba por completo arropandose en el estupor que el alcohol le permitía adquirir. 

No obstante, estaba consiente de que no había vuelto para dar lástima ni mucho menos, y de facto, sabía que Bel notaría su cambio de emoción de inmediato aunque los años de no haberse visto aún pesaran entre ellas. 

La quinta copa en su diestra se balanceaba con una lentitud hilarante y su postura por demás relajada en aquel viejo sillón debía llamar la atención pero poco le importaba, puesto que lo que acontecía a su alrededor parecía una película a cámara lenta con demasiados matices.

... Auras asesinas disipadas en cuestión de segundos, personas llendo y viniendo sin cesar, estujamientos, acuerdos, juegos, siestas y karaoke. 

A lo lejos la silueta de Bel junto a un chico desconocido atrajeron la atención de la pelinegra, escuchando de pasó la mención de su nombre. 

- Te equivocas, Bel - comentó poniéndose en pie mientras derramaba un poco del liquido rosado de su copa - Ania tiene que hacer el honor, yo seré la séptima ... Es mi número de la suerte -  completó antes de guiñarle un ojo y dirigir su andar a la mesa de comida para dejar la copa y tomando a su vez, un qatayef de la bandeja más cercana.

El delicioso y azucarado panecillo dejó un rastro de miel y crema sobre sus labios después del primer mordisco, ante lo cual, se relamió mientras echaba a andar para acomodarse en el reposabrazos de un sillón ya ocupado por alguien quién al parecer trataba de dormir una siesta.

- chst chst - murmuró ladeando la cabeza casi al mismo nivel que la del susodicho - No seas aburrido, hombre, necesitamos mas ambiente - mintió con una sonrisa juguetona en los labios antes de dirigir ambas manos hacia las mejillas del Dayne para hacer una serie de carantoñas graciosas

Si realmente estaba tan borracho como aparentaba, aquello no lo despejaría pero si no ... 

 

 

@ Ania Evans Weasley @ Jank Dayne @ Rory Despard @ Melrose Moody

 

 

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Melrose se había distraído tanto con el tema de desenvolver regalos, que cuando Richard y Catherine partieron, pareció ser la única en no darse cuenta de que algo había ido mal. Había carne asada, frita y en espetón, salchichas, sánguches de pollo ¿esos eran bollos de crema? Sí, Melrose se demoró un buen rato en la mesa de la comida y Freya parecía verla con mala cara cada vez que tenía que volver a llenar una bandeja o una cacerola que traía humeando de la cocina, una y otra vez de manera interminable.

Una vez estuvo llena (lo que tomó un buen rato) Melrose se limpió las manos y los labios con una servilleta y se dio cuenta de que no era la única que parecía haber perdido el sentido de la fiesta. Bel parecía estar reuniendo a las personas para algo (y lucía llamativo) pero la atención de Melrose le pertenecía por completo a una muchacha de porte elegante que derramaba parte de su bebida al caminar al parecer por haberse pasado un poquito de copas. Cuando se aproximó a Dayne, Melrose los observó todavía más curiosa mientras decidía zamparse los últimos trozos de carne tierna, ensartados en un palillo, que probaría por un buen rato (así se lo prometió a sí misma). 

Lo que sucedió a continuación le hizo tanta gracia que decidió ayudar. Hizo aparecer un marcador con su varita y se aproximó a la escena en donde Lillian (creía recordar) le hacía carantoñas a Jank Dayne.

-Espera, espera -dijo para llamar la atención de la mujer antes de destapar el marcador a prueba de agua- esto ayudará.

Decidió apoyarse un poco al lado de ambos para acercar su rostro. Luego, acercó el marcador para redoblar con esmero el volumen de las cejas de Jank, trazando líneas firmes, para enseguida colocar un solitario punto sobre su nariz y estirar tres líneas a cada lado de sus mejillas a modo de bigotes.

-Mucho mejor, sí, sí. 

Le dio un mordisco a su carne, arrancándola del palillo con los dientes y le pasó el marcador a Lillian. Esa noche estaba prometiendo más de lo esperado. 

@ Jank Dayne  @ Lillian Potter Evans  @ Rory Despard  @ Ania Evans Weasley

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Sin dejar de tomar un poco más de aquel maravilloso líquido, Rory adoptó un gesto calmo y atento para escuchar a Hess, pues expresadas sus condiciones era el turno de que el mago hiciese lo propio. Nunca se había caracterizado por ser alguien perceptivo, pero más allá de sus correctos modales, parecía que Crouch había estado especialmente complacido con la información que le había brindado.

Pero no todo podía salir tan fácil ¿o sí?

Ante la primera duda del hombre respecto a la naturaleza de los Lugares Seguros, aun cuando no parecía de lo más cortés, carraspeó para captar la atención de su interlocutor, y responder muy rápidamente a sus dudas, de forma que no se diese lugar a malos entendidos.

— Quizá no supe explicarme bien, sabrá disculpar que a pesar de todo, no son mi especialidad estos menesteres— reacomodando el cuerpo en la butaca, Rory devolvió la mirada hacia Hess— Lo que nosotros llamamos "Lugares Seguros" son propiedades que desde hace muchísimos años,  vienen sirviendo al bando como cuarteles o espacios seguros de reunión, y nada tienen que ver con estos espacios que se nos han ofrecido ahora para la instalación de las escuelas de educación Comunitaria. Los "Lugares Seguros" cuentan con poderosas protecciones que los mantienen a buen recaudo, así que no tiene que preocuparse usted de ellos, pues no son algo que competa al trabajo que hará. Pero creí oportuno mencionarlos, para que entendiese mi señor, por qué tenemos a los condados de Cornwall y Somerset como puntos estratégicos indispensables, donde sí o sí, deben instalarse estas escuelas. Pero si desea que esto quede especificado en el contrato, no me opongo.

Y justo tras mencionar el contrato, es que el primer tema álgido saltó. La petición de Crouch sobre que no figurara el servicio a nombre del bando, no era para Rory menos irritante por ser comprensible,  pero sabía que en su condición de líder de la Orden del Fénix, era el único que podía asumirla, así que se limitó a asentir ante lo mencionado por Crouch respecto a que como responsable, sería únicamente a su persona a quien se le rendiría cuentas de los pormenores del servicio, y los avances, así como cualquier otra comunicación, siempre en estricta confidencialidad.

Sonrió. Llevaba ya varias salidas junto a Hess, investigando aquel raro asunto de los Ollivander, como para no saber qué entendía el hombre por discreción. Lo que encontraba curioso, sin embargo, era cómo aquella clandestina actividad que lo juntaba cada cierto tiempo con él, lo había estado preparando para asumir de mejor manera el trabajo que ahora tendrían por delante, al servicio de la Orden. Definitivamente, la sabiduría de Dios era infinita, y aunque muchas veces Rory había renegado por esas salidas, el altísimo le estaba mostrando ahora por qué es que había sido necesaria que las tuviera.

Tras unos pocos segundos de silencio, Hessenord habló una vez más. Su recorrido a lo largo de la habitación lo había vuelto a traer al punto inicial, junto a la mesa ratona, y aunque no había vuelto a tomar asiento, estaban nuevamente cerca el uno del otro. La última de las condiciones era con diferencia, al modo de ver de Rory, la más difícil de cumplir, en tanto exigía una información que no estaba a su alcance poder brindarle, no sin antes consultar con al menos las lugartenientes de bando al respecto. Pero hacerlo implicaba dilatar más aquella negociación, que ahora, tras todo lo expresado, encontraba imperioso que pudiese cerrarse esa misma noche.

— De seguro mucha información le servirá, pero sabe bien, que operamos en la clandestinidad, y por ello mismo, no puedo brindarle información de los miembros, que por su propia seguridad y las de sus familiares, prefieren mantenerse en el anonimato. Por ese lado, me temo que debo ser inflexible, pero, entre quienes hemos revelado nuestra pertenencia a las filas de la Orden del Fénix, no creo que haya problema en facilitarlo los datos que considere necesarios para sentirse seguro. ¿Le parece bien?

Había terminado con el contenido de su copa por segunda vez, y se sentía tentado a ir por una tercera, pero las últimas palabras de Hess lo habían llevado a reflexionar sobre algo que hasta ese momento no se había cuestionado. De la misma manera que el hombre buscaba asegurarse y conocer bien "para quienes trabajaba" ¿ no era también para Rory necesario conocer a quienes emplearía Hess de su compañía para ese trabajo? Había tenido ya en el pasado experiencias desafortunadas con uno de los hombres que sabía estaban bajo el mando de Crouchs y un ligero escalofrío lo recorrió de imaginar que alguien así se involucrase en el asunto que los tenía a ambos reunidos en esos instantes.

Nunca, hasta entonces, había comentado al mago sobre eso que conocía, mitad porque consideraba que no era un asunto suyo, pero mitad también porque, en algún sentido, le generaba una sensación desagradable en el cuerpo imaginar al administrador de los Ollivander, involucrado en actividades sucias y turbias, deshonrosas a los ojos de Dios y de los hombres. No, no se trataba de juzgar, pues bien decían las escrituras que nadie estaba libre de pecado para tirar la primera piedra, pero...

Era como si instintivamente sintiera, que tan solo mencionar superficialmente el tema podía terminar trastocando los ánimos de la reunión que hasta el momento habían sido tan positivos.

Así que prefirió callar. Sus ojos azules observaron un tiempo exageradamente largo a Crouch, antes de finalmente, echando mano de la vitalidad que esa noche había experimentado, tan distinta a la timidez e inseguridad que lo caracterizaban todo el resto del tiempo, alzar su copa en dirección al hombre.

— ¿Acabamos con esto entonces mi señor Crouch? Yo creo que podríamos tomar un poco de ese fantástico licor de hierbas para brindar y cerrar convenientemente este acuerdo ¿qué dice usted?— preguntó, dando un ligero parpadeo antes de fruncir el ceño por el ruido que se escuchaba del piso inferior— si lo oye también ¿no? El bullicio es más y más insoportable. Y aunque me encantaría que la velada pudiese proseguir, bajo la guía de Dios todopoderoso que esta noche parece habernos bendecido particularmente, sospecho que no tardará en llegar alguien a interrumpirnos.

Plantado firmemente en su butaca, volvía a sentir las fragancias de aquellas velas aromáticas como una invitación a quedarse en esa habitación por el resto de la noche, algo que por supuesto, dudaba que pudiese darse, pero que de pronto se le antojaba, en demasía.

@ Hessenordwood Crouch

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