Ollivander's (MM B: 94928)

[Joaquín Granger]

Reí discretamente al verla sonrojar, no me daba cuenta por el motivo, pero intuí que tenía que ver con algo de la conversación, no era para menos, no fueron temas de lo más agradable, e incluso tratamos de la vida de la demonio, yo también me hubiera sentido incomodo luego de eso, sin embargo para mí era fácil disimularlo, yo no me sonrojaría nunca por lo que cambiando una expresión de mi cara bastaba para volver a mi expresión de absoluta indiferencia, fingida claro.

 

Observé la varita sobre el hombro de Ariane, al ser más alto que ella no era un problema ni tenía la visibilidad reducida. Escuché su explicación, y asentí distraídamente, de verdad era una hermosa varita hermosa, y era todo un orgullo que esa fuera mi primera varita. Sería fácil de recordar de eso estaba seguro, Nogal, nervios de dragón, 29 cm, rígida... Solté un suspiro de suficiencia, ahora ya sabía lo necesario para varitas, sería simple atender el local.

 

-Será simple recordarlo, es la primera, no podría olvidarla-.

 

Colocó la varita en su empaque de lujo y se la entregó a su elfo, para que la guardara, eso simplificaba aún más las cosas no tenía que recordar donde guardarla, solo debía preguntárselo al elfo. Me puse frente a ella, y saqué mi varita, no para atacarla sino para que me diera un diagnóstico, en mi opinión era una fiel varita y según había leído era propia para mí. Sentí algo de nostalgia mi varita antigua se había roto en Rusia la guardaba como recuerdo de mi aventura, y tuve que con seguir otra.

 

-Pino, 29.5 cm, pluma de fénix, rígida- Le dije mirando mi arma -Quiero que me des un diagnóstico completo y que me digas que puedo hacer con ella- le dije clavando mis ojos azules en los suyos -¿Podrás?- le pregunté y sonreí mostrando mis colmillos.

[Ada Camille Dumbledore]

Lo descubrí suspirando a causa de la varita, si era hermosa, todas ellas eran bellas y tenían tantas particularidades, y era tan especial en su esencia, pero jamás olvidaría mi primera varita, en realidad la había hecho Selene…su tía Magenta la había guiado con tanto amor…era de ébano, de cabellos de unicornio, era rígida y tenia 31 centímetros de largo…la propietaria de ella había sido una joven de una familia mágica poco conocida, pero recordaba su nombre, Liane y también su raro toque oriental que le caracterizaba. Entendía su corazón, jamás olvidaría en especial aquella varita, hasta la misma varita se sentía muy feliz por ser tan única.

 

Casi desafiante se puso delante de mí, instintivamente lo mire con cierta alerta, saco la varita y me quede casi helada, más cuando me la entrego con delicadeza…

 

-Pino, 29.5 cm, pluma de fénix, rígida. Quiero que me des un diagnóstico completo y que me digas que puedo hacer con ella

 

Recibí la varita, la acaricie, me gustaba acariciarlas, ellas sentían aquello como una seducción para revelarme cuales eran sus posibilidades, como a un amante a su bien amada había que hacerlo. Pero sus ojos clavados en los míos lograron intimidarme un poco, no deje que nada de esto se notara esa mirada sarcástica salió de mi, más escuchando su siguiente frase

 

-¿Podrás?

 

El brillo subsiguiente que salió de mis pupilas me dejo ver desafiante, pero aquella seductora sonrisa cómplice dejo ver mi suficiencia. Cerré mis ojos ignorando aquella mirada de penetrante azul que poseía el vampiro, para concentrarme en la varita.

 

- Uhm fue fabricada en un lugar muy frio, pues la madera es bastante fuerte para ser un simple pino, tiene una excelente base con el fénix, la pluma de aquel fénix era de una de sus alas, la derecha. Tiene gran capacidad, demasiado dócil de carácter, te acepto y te siente amable, no dominante…te es leal, tanto que desconfía de mis dedos y emite un ligero choque contra mis dedos de mi mano derecha.

 

La entregue colocando la punta contra mi pecho y dejando libre el mango para que la tomara y abrí los ojos de repente La fijeza de la mirada de la demonio volvió a clavarse en sus ojos azules

 

- Si eres un buen dueño veras lo poderosa que es, tiene mucho poder, pero debes confiar mas en ti para explotar su verdadero poder…

 

Deje las palabras en el aire para que respondiera si le gustaba o no saberlo

[Joaquín Granger]

¿Cuánto podía uno saber con solo tocar a una varita? No tenía ni idea, y era esa la razón de que mis ojos se agrandaran debido a la gran respuesta, que demostraba todo el conocimiento que Ariane y Selene compartían, y del que me sentía muy honrado de aprender, en un tiempo más yo posiblemente pudiera hacer lo mismo que la joven, y consideraba que ese era un buen servicio para la tienda, intuía que yo no era el único mago que quería saber todo lo que su varita podía ofrecer.

 

La parte física, que era la que yo conocía, coincidía perfectamente con lo que el vendedor me dijo, la madera fue extraído de un pino de Siberia, no había dudas de que si fue de un lugar frío, recuerdo que el vendedor, un anciano muy amable, era vampiro, unos 50 años mayor que yo, recuerdo que, como siempre yo, metiéndome en asuntos personales que no debían importarme, le pregunté por qué no tomaba la apariencia de su juventud.

 

El hombre riendo contestó que era la forma más fácil de alimentarse, nadie desconfiaría de un viejo, que aparentaba recibir la visita de La Parca muy pronto. Reímos juntos, y como me vio cara de buen chico, y por ser "de los suyos" me mostró su fénix, del que había sacado la pluma de mi varita, justo en el ala derecha. Ariane había acertado nuevamente, si antes no desconfiaba de sus habilidades ahora lo haría aún menos, no había dudas de que ella sabía de que hablaba.

 

-Tendrás que enseñarme a hacer eso algún día- le dije tomando mi varita -Y creo que sería un buen servicio para los clientes que les dijeras las propiedades de sus varitas- Le dije con un brillo de astuto empresario en los ojos.

 

Escuché a la mujer de ojos borgoña, y miré a mi varita como si fuera un hijo que hubiera demostrado habilidades especiales, o se hubiera graduado con honores de la academia más difícil del mundo. Sabía que mi varita era poderosa, pero no sabía que tenía un gran poder. Quería saberlo todo sobre mi nueva varita, y sabía que Ariane estaba dispuesta a decírmelo, no perdería la oportunidad, no iba a dejar para después lo que podía saber hoy.

 

-Cuéntame más- dije sosteniéndole la mirada

[Ada Camille Dumbledore]

La Demonia se sonrojo ante las palabras del vampiro, la pasion que las varitas le causaban la hacia ver más en ellas de lo común, entonces sonrio con descaro.

 

- Con gusto lo hare pero deberas dejar que tu corazón y tu cuerpo vibren un poco más...

 

La ironia de la frase salio también de sus ojos, pues la verdad a lo que se refería no era precisamente a hacer y conocer de las varitas, eso seria instintivo con el paso del tiempo aprendería a interpretar sus deseos sus capacidades y sus "voces", como ella le decía.

 

Que él quisiera que le dijera más sobre la varita y de una manera tan provocativa la incito a jugar con él.

 

- Toda consulta genera Honorarios, asi que deberas pagarme de alguna manera

 

Sostuvo la mirada provocativamente, más se abstuvo de algún avance, sabia que el vampiro no le permitiria disfrutar del placer.

 

- hay un lugar que deberías conocer

 

De la mano lo llevo al segundo piso hasta la puerta al fondo pasando sus oficinas

 

- Bienvenido a la sala de descanzo

 

Ingreso sentandose ante el piano.

[Joaquín Granger]

Si debía volverme menos rígido para aprender más sobre varitas sería bastante complicado, casi imposible diría yo, llevaba tantos años siendo inflexible, que no creía poder cambiarlo pronto, mi corazón seguiría tan congelado como siempre, bombeando su veneno de vampiro, eso me había ayudado a sobrevivir durante estos años, que mi corazón estuviera sin vida y fuera algo solo comparable como una máquina, yo no sentía piedad, o al menos no lo hacía hasta llegar a Ottery.

 

No podía negar que desde que llegué a este pintoresco lugar un pequeño grupo de personas, logró evadir mi capa fría y llegar hasta mi corazón, y la joven era una de esas personas. Por lo demás no me importaban podía caer un meteorito y que todos mueran por la peste, y mientras yo tenga a los que quiero vivos, y una buena dotación de sangre sería feliz, yo no era conocido por ser alguien muy simpático, ni sociable, y no tenía miras de cambiarlo pronto.

 

-Si necesito hacer eso Ariane, te aseguro que tenemos un problema para que aprenda a hacer lo que tu- Reí

 

Provocativamente la joven me informó que para saber más debería pagar de alguna forma, y viendo su mirada y su tono de voz no hizo falta que pensara a que se refería. Un poco de juego no haría mal a nadie. Reí con picardía y me le acerqué seductoramente. Tendría que usar mi imaginación, yo no era muy juguetón, ni creativo, a ver que tan convincente me salía eso, seguramente más gracioso que seductor, estaba casi seguro de eso.

 

-Ariane linda- dije acercándome mucho más a su cara, y estirando el brazo para hacerle una leve caricia -¡Yo no pago!- Exclamé y me di la vuelta divertido.

 

Sin tiempo a nada la demonio me tomó de la mano y me condujo a un lugar que según me dijo ella yo tenía que conocer. No puse objeciones, quería conocer el local como la palma de mi mano. Subimos al segundo piso y pasamos las oficinas, cruzamos el pasillo y al fin llegamos a nuestro destino. Una espléndida y gran sala se encontraba frente a mis ojos, y quedé tan sorprendido que tardé un momento en responder a la joven que me daba la bienvenida a la habitación.

 

-¡Es magnífica!- Le dije, desplomándome sobre el gran sofá

[Ada Camille Dumbledore]

La Dumbledore sentada frente al piano sonrio de verlo felíz al conocer la sala de descanzo, nuestras rbomas ya se hacían más comunes y nos sentiamos en confianza, por lo que ambos estaban en libertad de hacerlo.

 

Joacoo se lanzo al sillon y yo solo me dedique al piano, empece con una pieza suave de Franz Schubert. Las blanquecinas manos de la vampira volaban por la teclas con armonia, me distraía y destensonaba el tocar el piano, Selene prefería el violin. Sino hubieramos sido una talvez hubieramos sid un excelente dueto de cuerdas.

 

La melodía dejaba ver sufrimiento, dolor, pasion...todo aquello que el amor causa. Fue entonces cuando recorde la unica vez que sentí amor, por desgracia me habia enamorado de un ángel, alguien maravilloso que jamas se entero de mi origen verdadero y se habia casado conmigo. El suponia que la maligna era Selene y no yo, pero la razón era una sola: cambie y fuí casi humana a su lado.

 

Una solitaria lagrima cayo por mi mejilla y procure secarla pronto, no quería que supieran nada.

[Joaquín Granger]

Desplomado en el sofá mirando al techo, pensando que aquello no se parecía en nada a una jornada de trabajo más bien parecía que estaba en alguna habitación de la mansión Granger, así era un placer trabajar. Me moví inquieto en el sofá, el sueñito me estaba ganando, si yo me quedaba quieto seguro me hubiera dormido, más aún que aquel hermoso sofá era cómodo, muy cómodo. Tomé una pluma de un almohadón y comencé a soplarla, jugando para matar el tiempo, estaba todo tan tranquilo que no pasaba nada si me relajaba un rato.

 

Ariane fue directo hacia el piano, recuerdo que hacía tiempo había aprendido algunas canciones infantiles muy simples, pero nunca podría tocar tan bien como la joven. Era todo tan bello, tan dolorosamente bello, parece que si escuchabas la canción podías saber todo lo que sentía. Y yo lo sabía, creía conocer bastante las actitudes de la gente, llevaba años estudiándolas sabía que algo le pasaba, y no me quedaría sin saber que era lo que provocaba su estado de ánimo.

 

-¿Que suceda Ari?- Le pregunté con voz suave.

[Ada Camille Dumbledore]

La Demonio no podía sopesar en su alma la tristeza, los recuerdos la habían inundado y su debilidad humana la ponia expuesta. Tanto tiempo viendo a los himanos como seres debíles y ahora era uno de ellos gracias al arrepentimiento de Selene.

 

Cuando oyo la voz de Joacoo se sobresalto saliendo de su ensimismamiento. Suspiro para darse valor y que la vox no e le quebrara.

 

- Nada...tocare algo relajante para que puedas descanzar, además esa pluma necesita paz...

 

Bromeo tratando de disimular, volvio a la musica, esta vez algo más contemporaneo, De Andrew Lloyd weber, "the phanton to the opera" era una version suave.

 

Recordo la historia que no debía, pues esto la dejo más en brazs de la tristeza, el regreso del ángel por el que había traicionado toda la oscuridad. No dejo caer ninguna de las notas, pero movio la cabeza despejandose.

[Joaquín Granger]

Por más que la joven intentara cubrirse con bromas a mi no me engañaba, conocía la cara de Selene y que compartía con Ariane, conocía sus gestos sabía que ella tenía algún problema, y yo no me quedaría sin una respuesta seguí jugando con la pluma disfrutando de la música que ahora interpretaba la hábil joven, y que por más que intentara distraerme y evitar que averiguara su problema, no lo lograría, yo era muy persistente.

 

No entendía por qué me subestimaba de esa forma, ambos éramos inmortales vampiros, ella a medias ahora, pero sabía de lo que éramos capaces, y sobre todo ella sabía que yo era mayor y tenía mucha experiencia, yo podía controlarme hasta en las peores decisiones, no sabía que tan poderosa podría llegar a ser una hija de las tinieblas pero, yo estaba seguro que después de 200 y tantos años bebiendo sangre de distintas criaturas era rival para ella.

 

-Ariane querida- dije sentándome bien en el sofá -A mi no me engañas, deberías haberlo sabido, conozco el rostro de Selene, y el comportamiento humano, no me ocultes datos que yo puedo ayudarte- le dije poniéndome de pie -¿Me dirás lo que te sucede querida? ¿O tendré que averiguarlo por mis propio medios?- advirtiéndole, retándola a que intentara negarme que le sucedía algo.

 

Tal vez fui un poco doro con la demonio que se encontraba mal, sin embargo no podía apiadarme, en momentos como este el terror era mi mejor aliado y si debía usarlo contra ella lo haría, haría lo que fuera por hacer que ella se desahogara de una vez por todas. Por experiencia propia sabía que no era bueno guardarse las cosas, sin embargo como orgulloso que era y al creerme un ser superior eso era fácil de superar, sin embargo no todos eran como yo. Aguardé la decisión de la joven.

[Ada Camille Dumbledore]

La melodia segui su curso de manera armoniosa, su sonido me embriagaba de tal forma, que nadie hubiera creido que no sentia alguna emocion al interpretarla. Sentí a mi espalda como el caballero se reincorporaba en el sillon, sabia que su perspicacia le haria caer en la cuenta de que la musica me llenaba de nostalgia que intentaba ocultarle a él.

 

La amenaza implicita en sus palabras me hizo estar alerta, el ataque seria fulminante, pero no pereceria en el intento, aun era una demonia que aunque no fuera inmortal tenia bastantes artimañas que no dudaria en usar para defenderme.

 

Moví algo la cabeza sin dejar de tocar y lo mire a los ojos con ironia y una sonrisa seductora en los labios, sin musitar palabra alguna. Termine la pieza esplendidamenmte.

 

- Cariño no temo a tus palabras y aunque se que me atacarias para hacerme hablar o podrias torturarme, pero te digo que se atrapan más abejas con miel que con hiel, talvez te dijera que sucede si me convences de una manera más... como decirlo "sugestiva"?

No iba a dar mi brazo a torcer asi de facíl no sin obtener nada a cambio.