Librería "La Hermana Quisquillosa" (MM B: 98425)

[Kevin Hadintong]

http://i979.photobucket.com/albums/ae276/Kevin-Haughton/IsigniaUsoIndebido-1.gif

 

 

Me encantaba tener a Xell como hija su forma especial de ser distaba mucho de otras, además de hacernos sentir felices y Orgullosos tanto a su Madre como a mi

 

 

-¡Si es justamente a lo que venía!- le sonreí al tiempo en que le guiñaba un ojo.

 

 

-Me imagine que sabrías que alguien de nosotros te vendría visitar para a entregártelo ya que como tu mencionaste lo has hecho en otros negocios del Callejón; espera lo tengo por aquí-

 

 

Y mientras buscaba en los bolsillos interiores de mi chaqueta el grito de mi mana desde las alturas me sobresalto y viendo como se quedaba colgada de aquella estantería solo me quedaba decir

 

 

-¡Ten cuidado mana, se que eres muy hábil con las Acrobacias pero se ven tan pesados aquellos libros que temo que te caigan encima!-, pero al ver que se aferraba a uno de ellos y parecía a salvo

 

 

-¡Valla Tía que te a tocado mi Princesita, pero de seguro no te aburrirás nunca con ella; mientras no se cae aquí tienes tu Certificado de Negocio Aprobado como Patrocinador:

 

http://s6.tinypic.com/8zdzsz_th.jpg

 

Luego de Desenrollar el mismo se lo entrego; ya que lo tuve que hacer así para poder transportarlo

 

 

-¡Y además tu Pin Identificatorio para que lo coloques en el lugar que gustes para que todos lo vean!-

 

Y del otro bolsillo interno hago que salga flotando hasta sus manos

 

http://i45.tinypic.com/242d3si.jpg

 

 

 

-¿Espero que te gusten?-

 

Mientras me contestaba ya que se encontraba observando ambos dos, aproveche para mirar en las alturas a mi hermanita y decirle

 

-¿Si necesitas ayuda estaré un ratito por aquí mana?-

[Xell Vladimir Potter Black]

Quería dar saltos de alegría; sabía que eso no era bueno en un negocio, pero lo hubiera hecho, pero como había clientes, era mejor expresar mi satisfacción de otra forma.

 

- Papiiii... Son preciosos, yo no había visto el mío.

 

Y me abracé a él para darle las gracias. Tía Sagitas nos interrumpió con su grito. A ella no le importaban las conveniencias sociales y sonreí. Seguro que si liábamos alguna con los libros, iba a ser divertido, en vez de asustarme, la ayudaría.

 

- Yo estoy contenta con la tía Sagitas, a pesar de sus rarezas - le confesé a papi, aunque lo dije bajito para que ella no me oyera.

 

Contemplé mi pin y me lo puse en la pechera y reí un poquito. Era tan bonito...

 

- Papi, si no te importa, yo voy a ayudar a Taga, la elfina de mami. Lo digo por si quieres ayudar a tía Sagitas en la búsqueda de ese libro tan raro que busca.

 

Y con el pin puesto me acerqué a la elfina, feliz de participar en algo tan grande como el evento de Accidentes.

 

- ¿Te puedo ayudar en algo, Taga?

[Sagitas E. Potter Blue]

¡¡Claro que lo iba a encontrar!! Se creía aquel bicho que se iba a escapar. Saqué mi varita y hice un cofringo contra una de las paredes, esperando que con el ruido, se asustara y saliera. El ruido fue descomunal y un montón de libros cayeron al suelo en medio de una polvareda.

 

-- Glups, apunté mal.

 

Sentí la voz de Kevin que me hablaba.

 

-- No pasó nada... No... No subas, lo arreglo enseguida -- le contesté, asustada porque Xell también me miraba muy raro. -- Un incidente de nada. Soy Directora de Accidentes. Lo arreglo en un plis-plas.

 

Y ante la oferta de mi hermano, volví a asomarme.

 

-- Vale, gracias, hermano. Si te necesito, te llamo.

 

¡Merde! ¿Cómo había apuntado mal? ¿Necesitaría gafas? Me acerqué al estropicio y restauré la estantería y comencé a limpiar los libros con mucho cuidado, eran antiguos y no podía usar agua. Froté con un trapo para eliminar la más mínima mota de polvo y después restauré el burejito que había hecho. Me había quedado un libro en el suelo. Estaba maltrecho. Me senté en el suelo y lo limpié con mimo. Era muy viejo y las palabras estaban en otro idioma, raro, y eso que yo conocía muchos. De repente, salió una trompa de entre los libros. Estaba polvorosa y estornudó. Después bramó. Yo grité de alegría.

 

-- ¡Lo encontré, lo encontré! Es el libro de los Elifantes.

[Xell Vladimir Potter Black]

- ¡Ay, ay, ay! - dije, al sentir la explosión.

 

Una humareda de polvo salía del lugar donde estaba Sagitas. Si ya sabía yo que no le debía haber dejado subir al lugar de los libros peligrosos.

 

- ¿Cómo que no pasó nada? Si has destrozado la planta de arriba - protesté.

 

Iba a subir pero ella le decía a papi que si lo necesitaba, le llamaría. Eso me cortó y no supe si subir a ayudarla o mejor ignorar lo que había sucedido. Como bien decía ella, era la directora de Reversiones. Seguro que lo arreglaba sin ayuda.

 

- ¿Crees que debería subir? - le pregunté a Taga, aún indecisa, cuando soltó otro grito.

 

Sagitas parecía una niña, a veces no parecía mi tía sino más pequeña que yo.

 

- Vaya, al final sí existía ese libro de los Elifantes. Iré a comprobarlo por si es otra cosa y con la emoción no se da cuenta.

[Reena Vladimir]

Elfina Taga.

 

No iba a hacerle caso a la ama, no iba a disculparme con ella por lo que le había hecho a su elfo prepotente. Saludé al amo y cuando la niña Xell volvió a dirigirse a mi le tendí el poster que le mandaba su madre.

 

-La ama Reena pensó que le gustaría de cartel principal.

 

Casi era una sacerdotisa completa y casi dejaba el noviciado, por eso su madre le hacía ese regalo. No esperé ni siquiera a que mirase la imagen, hice una reverencia y me preparé para desaparecer.

 

-Felicidades hermana...

 

Fui hacia la puerta y desaparecí volviendo a casa.

[Xell Vladimir Potter Black]

Los gritos de alegría aún resonaban en el lugar. Sentí algo de miedo. Era tan impulsiva... Quería ver por mí misma lo que había hecho allá arriba. Pero Taga me tendía algo y no estaba segura de que era.

 

- ¿Qué es ésto, Taga?

 

Lo abrí y puse una cara de... ¡Ooooh! Pero si era un poster precioso... ¡La Hermana Quisquillosa! ¡Era un regalo de Reena!

 

- Pero el nombre es en plural, Taga...

 

La elfina no le hizo caso y le dijo un Felicidades que la dejó muy pensativa.

 

- Espera, espera, dile a mami que la quiero...

 

Pero desapareció antes. Apreté el poster y corrí por las escaleras. Taga no diría nada pero estaba segura que mi tía entendería aquello.

 

- Tía Sagis, tía Sagis... Mira...

 

Y le tendí el poster para que lo viera.

[Sagitas E. Potter Blue]

Apreté con fuerza aquel libro. No lo iba a perder. Con lo que me había costado... Pero resultaba ahora que no sabía leer aquel idioma, que tenía ciertos rasgos élficos, pero con matices que no conocía.

 

-- ¡Elifante! Hola, Soy Sagitas...

 

Sabía que era un libro, que no había más información y que aquella trompa era de un dibujo. Pero era el primer libro que había encontrado en toda mi vida de aquel animal.

 

Fue pasando las páginas hasta que encontré el dibujo del que salió el animal. Era muy parecido al elefante actual, pero tenía particularidades. No dejaba de soltar exclamaciones por lo que veía. El animal movió la trompa y me babeó la cara. Me puse a reír.

 

-- Basta, hombre, basta...

 

Pero me hacía cosquillas. Por eso no llegué a oír a Xell, quien me tendía un poster. Cerré con mala gana el libro y lo puse entre las piernas, mientras estaba en el suelo sentada. No iba a dejar perder aquel libro, así que lo puse bajo mi muslo, por si salía volando o desaparecía.

 

-- Ah, sí, es precioso... Ya lo había visto. Me lo enseñó tu madre mientras lo hacía. ¿Te has dado cuenta de lo que significa el nombre?

 

Y ante su cara de estupor, sonreí (la trompa del elifante me hacía cosquillas en la rodilla) y se lo expliqué.

 

-- Eres tú. Eres la Hermana. Ya eres sacerdotisa.

[Xell Vladimir Potter Black]

Me sentí algo decepcionada.

 

- Ohh, ¿ya lo habías visto? Y yo que pensé en darte la sorpresa...

 

Pero entendía que Reena se lo hubiera enseñado antes, ellas dos estaban muy unidas y se consultaban todo. Seguramente le había pedido opinión antes de hacerlo.

 

- ¿Te... gusta? - le pregunté, para saber su opinión.

 

Me sorprendió que me preguntara lo del nombre. Me había dado cuenta al instante de que no estaba bien puesto. Iba a decirle que era un error y que le diría a Reena que lo corrigiera cuando me lo explicó.

 

Puse cara de boba.

 

- ¿Hermana?

 

Y cuando lo entendí, solté tal grito que la trompa de elifante que asomaba bajo la pierna de Sagitas se escondió en el libro.

 

- ¿De verdad soy ya sacerdotisa? ¿Ya no soy novicia? ¡¡VIVAAAA!!

[Sagitas E. Potter Blue]

-- Chiquilla -- le reñí. -- Que estamos en un negocio, no puedes ponerte a gritar como si nada.

 

Y sonreí, yo acababa de hacer un cofringo y había destrozado un estante lleno de libros. Después comprobé que el libro no había desaparecido y suspiré, agradecida.

 

--Sí, eres novicia. Bueno, falta una ceremonia de iniciación, diez días sin comer, encerrada en una celda oscura para que puedas reflexionar sobre tu destino, se te cortará el pelo y tendrás que caminar descalza durante un año. Después se te reconocerá tu valía.

 

Vale, me había pasado y mi sobrina había puesto una cara de... "¿quéeee?"

 

-- Bueno, creo que ahora la iniciación no es tan dura. Sólo será una ceremonia con velas para presentarte a la luz, no hace falta que hagas ayuno ni vayas calva, sobrina.

 

Y me puse a reír.

[Xell Vladimir Potter Black]

¿Ella me decía que no gritara? Pero si unos instantes antes había perseguido un libro y había roto una pared, creando una nube de polvo? Hice un mohín gracioso con la boca, burlándome de ella.

 

Pero ahora me tocó ponerme a la defensiva. ¿Eso tenía que hacer para ser sacerdotisa? Sin comer ni beber, cortarme mi trenza rubia... Descalza...

 

Retrocedí un paso y suspiré. Agarré mi pelo y lo toqué con cariño. ¿Sería capaz de cortarme mi pelo amarillento para ser sacerdotisa?

 

Después me di cuenta que me había hecho una broma.

 

- Tía, a veces eres cruel - le dije, con pena. - No te das cuenta que asustas. Por eso la gente te critica, porque haces bromas con cosas que son sagradas.

 

Me di media vuelta y la dejé allá en lo alto. Iba a ver si había más clientes que atender o arreglaría estantes de libros, mientras se me pasaba el susto.