La Taberna de la Tia (MM B: 78619)

[Sagitas E. Potter Blue]

Me relajé mientras Heliké pedía velas blancas y después las hacía levitar. Arqueé una ceja, con lo fácil que era hacer un Incendio y así no gastar energías. pero había que reconocer que quedaba muy melodramático y convencía a todos de lo gran bruja que era mi sobrina.

 

-- Bueno, Xell, vamos... Hemos de salir ahí fuera. ¿Recuerdas el hechizo para potenciar la tormenta? Hemos de conseguir que la lluvia tormentosa disipe la niebla.. ¿Vamos?

 

Le tendí la mano. Estaba segura que podía contar con ella, así que cerré mis dedos entorno a los suyos, cerrando el círculo. Las dos estábamos sentadas la una frente a la otra. Creo que Xell se sorprendió de estar sentada en el suelo, encima de aquel pentagrama. Ni se había dado cuenta que la había arrastrado hasta allá.

 

Cerré los ojos y empecé a susurrar la oración, con las piernas cruzadas. Pronto sentí que no tenía piernas. Era el preámbulo a salir fuera. El hechizo de la metereología era, por supuesto, uno que había que hacer presencialmente, pero cualquiera salía allá fuera. Era mejor salir en espíritu. Pero aún así éramos vulnerables, así que esperaba que ese conjuro de protección que iba a aplicar Heliké (¿o ya lo había aplicado sin darme cuenta?) hiciera efecto el máximo tiempo posible.

 

Sentí que salíamos y apreté más fuerte la mano de Xell. Fuera lo que fuera lo que estaba ahí fuera, nos había olido.

[Cillian Haughton]

Cillian Ryddleturn - Rol ministerial

Direccion de la Red Flu, Trasladores y Control de Calidad
Departamento de Transportes Magicos

Después de cualquier rol loco que lleven (?) me dio miedo T_T

Había realizado dos activaciones el día anterior y hoy estaba dispuesto a realizar las tres que le faltaban en su haber así que el Ryddleturn salió demasiado temprano de su hogar, el edificio Loveless, para dirigirse al callejón Diagón a terminar con su trabajo. Aquel parecía ser un buen día y el sol estaba en lo más alto del cielo y el clima era simplemente perfecto, no hacía ni frío ni calor. Revisó por última vez sus pergaminos y aquel día le tocaba ir primero a un negocio llamado "La Taberna de Tía", nombre raro pero aun así, ¿Quién era el para juzgar?

 

— Limón... —El olor era algo que no podía pasar desapercibido, era lo primero que se notaba al llegar a aquel lugar.

 

Y depués de recrearse un poco en el aroma se dispuso a entrar a la pequeña edificiación de madera, sin duda era uno de los lugares más agradables que había visto en su vida y quizá algún día se pasara por ahí a comer algo o simplemente perder el tiempo, uno nunca sabía lo que podía pasar en el futuro.

 

— Disculpe, ¿Donde puedo encontrar a Sagitas? —Preguntó a uno de los empleados.[/Justify]

[Sagitas E. Potter Blue]

Ok, después hacemos flash-back

 

 

Sentir mi nombre me hizo levantar la cabeza. Me había dormido con la ropa mojada, la cabeza apoyada contra la barra, entre mis brazos. Di un gritito al notar que era de día y que el sol entraba a raudales por la cristalera sucia. Había una mancha asquerosamente marrón que yo sabía que era de sangre seca, sangre de alguna víctima nocturna.

 

Pero habíamos sobrevivido a la noche maldita...

 

-- ¡Por Merlín! ¡Estamos vivos! -- exclamé, pasando el pelo por mi melena enmarañada, después de la lluvia que había soportado la noche anterior.

 

Después vi a quien había pronunciado mi nombre. Me di cuenta de lo poco presentable que estaba para recibir visitas. Me sonrojé y me acerqué a él, algo titubeante.

 

-- ¡Oh, señor Cillian! No le esperaba hoy tan... tan temprano. Como verá... Aún no... no hemos abierto al público...

 

No quería echarlo, por supuesto que no. Sólo que no sabía como disculparme por mi aspecto desaliñado ni el de mis compañeros que aún dormitaban en las sillas.

 

-- Estamos de... hum... limpieza general -- bonita excusa me había largado cuanto en realidad se notaba que más que una limpieza, se necesitaba una restauración completa en algunos rincones de la taberna. -- Acompáñeme, por favor. Así podrá hacer su trabajo sin interrupciones.

 

Le hice pasar al almacén levantando la parte móvil de la barra y abriéndole la puerta trasera que llevaba directo a la chimenea.

[Xell Vladimir Potter Black]

Sentí un gran dolor de cabeza, una punzada hiriente que taladraba la sien derecha. Solté un gemido chiquito mientras levantaba la cabeza de la mesa. Me había dormido en mala posición y ahora tenía tortículis. Acompañé el movimiento del cuello con la mano libre.

 

- ¿Quién abrió la luz? - protestaba, cerrando los ojos.

 

Los abrí de nuevo y parpadeé, molesta. Emmpecé a ver mejor, aunque aún tenía luces y sombras correteando. Cuando pude fijarme en los objetos que nos rodeaban, me di cuenta que estaba en la Taberna, que era de día y que era el gran sol que entraba por el ventanal lo que me molestaba.

 

- ¿Qué paso aquí, tita? - pregunté a Sagitas. No me acordaba de nada. Había un chico en la Taberna. Intenté recordarle y después me vino a la cabeza. - ¡Oh, es el chico del Confesionario! Buenos días tenga, señor.

 

Estaría sucia y con dolor de cabeza, nada adecuada para visitas sociales. Pero era educada.

[Cillian Haughton]

Cillian Ryddleturn - Rol ministerial

Direccion de la Red Flu, Trasladores y Control de Calidad
Departamento de Transportes Magicos

 

— Limpieza general. —Sopesó aquella respuesta, pero despues decidió que era mejor no inmiscuirse en los asuntos donde los clientes no querían—. Será un placer acompañarla, señorita.

 

La siguió hasta el lugar que la Potter lo guió, la chimenea estaba ahí así que podía comenzar con su trabajo de una vez y terminar lo más pronto posible con todo. Aquella mujer parecía estar siempre rodeada de circustancias raras y era mejor estar al margen de ellas. Se separó del lado de Sagitas y se acercó hasta la chimenea donde con ayuda de Leah comenzó a realizar la activación. Un ligero movimiento en forma de remolino y su pensamiento completamente centrado en: La Clinica Santos Mangos logró que la conexión fuera exitosa.

 

Y después de ello se encaminó de vuelta hasta la puerta de entrada a la cual apuntó con Leah y a la par que repetía una y otra vez las indicaciones de la cliente: Excepto la dueña, todos se aparecerán en la entrada, delante de la puerta. La dueña podrá aparecerse en el almacén. De su varita salían pequeños hilos plateados que se adherian a los muros y formaban la protección de Antiaparición.

 

— Y eso es todo, Sagitas, solo necesito que firmes esto —pidió y le pasó el formulario que tomó de su bolsillo.

[Sagitas E. Potter Blue]

No soy tonta, sé cuando alguien no habla por pundonor o por no meterse donde no le llaman. Esa fue la actitud que detecté en el muchacho. Sabía perfectamente que le había mentido pero él no dijo nada, cosa que agradecí; hoy no estaba para pensar disculpas, no después de todo lo que había pasado la noche anterior que... me daba miedo rememorar. Me pregunté el tipo de concepto que tendría de mí, después de sus visitas a mis negocios, seguro que pensaba que me faltaba algún tornillo de la cabezota. Sonreí, seguramente ese pensamiento lo tendrían muchos en el pueblo.

 

-- Al menos la chimenea estaba limpia -- solté en voz alta, aunque después deseé que él no me hubiera escuchado.

 

Alabé en silencio aquel trabajo tan peculiar y tan efectivo con el que reactivo la red flu del negocio. Asentí un par de veces ante su pericia y me propuse practicar en ese tipo de hechizos. Al fin y al cabo, no siempre tendría que depender de oficiales del ministerio, sobre todo si era una urgencia que no debería estar hum... tan controlado por él.

 

-- Oh, muchas gracias, ya veo que tiene experiencia en este tipo de menesteres, tan odiosos para mí. Le agradezco la presteza con que ha hecho su trabajo.

 

Tomé el formulario que me tendía y lo firmé como mi nombre completo; después se lo devolví,

 

-- Listo, un negocio menos. ¿Aún le quedan muchos? -- Ya ni recordaba en los que le había visto.

[Cillian Haughton]

Cillian Ryddleturn - Rol ministerial

Direccion de la Red Flu, Trasladores y Control de Calidad
Departamento de Transportes Magicos

 

— Muchos no, dos que tres negocios más, pero ya casi salgo de todo —respondió el funcionario.

 

Le gustaba su trabajo hasta el punto de que el día anterior se había postulado como jefe de oficina, y era por ello que le gustaba tener negocios que activar, era una de sus formas de escaparse del mundo y conocer a las personas de aquel pueblo mágico. Desde su vuelta no había tenido oportunidad de conocer a demasiadas pero poco a poco había estado conociendo a algunas, la mayoría de su agrado y otros pocos simplemente no eran lo suyo y le venía mejor evitarlos.

 

— Agradezco su amabilidad y atención, Sagitas. Algún día nos volveremos a ver —una sonrisa en su rostro y el formulario de vuelta en su bolsillo.

 

Era hora de irse, de continuar con su trabajo y todo aquello que le gustaba. Terminando sin duda iría a casa a darse un buen baño caliente y a dormir.

[Sagitas E. Potter Blue]

Le di la mano para despedirme y bromeé con él:

 

-- No sé si tomarme eso como un halago o como una advertencia -- le contesté, cuando dijo que nos volveríamos a ver. Sonreí, sabía que era por temas ministeriales, pero hoy en día, una ya no sabe ver donde hay amenazas en los meros comentarios de las personas. Nadie parecía ser lo que creía, así que era mejor estar siempre alerta. -- Le deseo un buen día y que acabe pronto con lo que le toca. Trabajar en la calle, con este tiempo, es duro.

 

Le vi salir y le saludé con la mano. Después me volví hacia los familiares que estaban allá, en la taberna, como si estuvieran cansadísimos.

 

-- ¿Pero qué sucedió ayer, cuando salimos a parar a la Bestia? ¿Lo conseguimos? Supongo que sí, a la vista que seguimos vivos y en la calle siguen caminando como si nada...

 

Contemplé el escaparate y la mancha enorme de sangre. Los elfos también la habían visto y estaban recogiendo.

 

-- Necesito un reconstituyente, me siento como si ayer me hubiera caído encima un hipogrifo -- y eso había sucedido, sólo que no fue ese tipo de criatura. Fue otra cosa mucho más temible. Si no hubiera sido por la familia presente, estaría muerta.

 

 

 

 

EDITO: Posteo uno editado con la información de los Servicios Ministeriales aprobados.

Editado 11 de Enero del 2014 por Sagitas E. Potter Blue

[Matt Blackner]

Menuda noche! había tenido que salir a salvar de Sagitas y Xell cuando quedaron atrapadas bajo aquel coche muggle qeu les había lanzado la misma niebla. Pero habían logrado destruir al ser, al mal, y cuando entraron en la Taberna, era casi de día. Las curamos entre Helike y yo, yo se uqedaron dormidas, a pesar de que decían estar bien. Luego mandé a Heliké a casa, yo las podía vigilar...

 

Pero al llegar el día, pensé que podía escaparme un momento y no lo notarían. Cuando llegué un joven con identificación ministerial salía, y temí que...

 

buf, no era nada. Estaban bien, cansadas, pero bien. Me acerqué a ellas y dejé el paquete qeu traía sobre la barra.

- Estuvisteis de lujo, bastante bien. Y os traigo el desayuno...y poción revitalizadora para las dos. - dije. A juzgar por sus caras, seguro qeu les vendría de lujo.

[Sagitas E. Potter Blue]

-- Uff, no grites -- susurré a mi hijo. Hasta ese momento no me di cuenta que se me había despertado un horrible dolor de cabeza. -- ¿Desayuno?

 

Eso me enseñó también que tenía hambre. Él parecía normal, cansado tal vez, pero bastante entero. Y decía que lo habíamos hecho bien. ¿Pero el qué? No lo recordaba.

 

-- Tengo la cabeza como si me hubiera bebido un barril de cerveza. Pero, que yo recuerde, no bebí nada. O al menos, no cuando salíamos.

 

Pero... ¿llegamos a salir? No lo recordaba. Tomé aquella poción revitalizadora y la olí. Asquerosa, como siempre, pero efectiva; en eso tenía experiencia. Le acerqué a Xell el suyo y después tomé un par de sorbos de aquella pócima. Puse cara de asco pero seguí bebiendo hasta que lo medié.

 

-- Espero que el desayuno sea más consistente o lo vomitaré -- susurré.

 

Me senté en la silla de la mesa más cerca de la barra y contemplé la taberna. Los elfos ya se habían encargado de limpiar todo y apenas se notaba nada de lo que había ocurrido. Lo que dificultaba mucho más el recordarlo.

 

-- ¿Pero qué pasó ayer? Recuerdo hasta que dije que saldríamos allá a llamar la tormenta, pero... No recuerdo si lo hicimos... Me duele la cabeza...