~ Ink Master ~ (MM B: 104529)

[Juliene Black Lestrange]

― Avada Kedabra― siseó apuntando al endemoniado elfo― Te tocaba morir, amiguito.

Era momento de salir de ese lugar y comenzar a hacer lo que debía, repasó mentalmente, el primer sitio al que debía asistir era a Cooperación, curioso, nada más revitalizante que un poco de matanza para ir a hacerse cargo de un aburridísimo papeleo. Inhaló con fuerza, pateando un poco los cuerpos a su alrededor, era increíble lo tentador que resultaba agarrar a uno y llevárselos a una zona de tortura, ni modos, adiós cárceles, adiós torturas.

Y sin más decidió dar marcha hacia la salida del local, no fue sino tocar las callejuelas de Diagon para desaparecer, sin dejar algún rastro de su presencia por allí.

[Radamantys]

Aquella batalla habia llegado a su fin, los cadaveres de los Fenixianos se encontraban esparcidos por el lugar, no habian sidio pocos y solo se les habia escapado una que habia salido corriendo mas tambien se habia llevado lo suyo, deberia ir a San Mungo a curar las quemaduras del Fuego Maldito que Juve le habia enviado, todos los demas estaban muertos.

 

-Es lindo estar de vuelta- le dijo Radamantys a Juve con una sonrisa desde detras de la mascara, sus ojos pasaron a cada uno de los Mortifagos que habian llegado, Rada les agradecio con un gesto de la cabeza, al tiempo que veia como uno a uno empezaban a salir, -Volveremos pronto- sentencio el demonio viendo el cadaver de Kirara que habia sido defendida por Fenixianos y eso indicaba que era una de ellos como lo demostro el hechizo que uso.

 

Despues de aquello el demonio avanzo sin mirar los cadaveres, salio del lugar y desaparecio.

 

OFF

 

Bueno Despues de una extensa negociacion Con Bini que por cierto es un amor de niña y a la cual agradezco negociar con bases ( pese que tenemos una regla inconclusa) solidas y hacerlo mas facil llegamos a estos saldos:

 

Marca tenebrosa:

Muertos y/o Heridos: Nats Moon Rambaldi Crouchs (debe ir a San Mungo)

Orden del Fénix:

Muertos (deben ir a San mungo)

Bínfeyd Evans

Kirara Ruak

Helen Reyes

Arya Lúthien S

Zbigniew Fined

HankPandora Stark (Catherine)

Heridos que deben ir a SM

Lisa Weasley Rambaldi

Bueno pues eso es todo de parte de la Marca agradecemos su participación y esperamos encontrarnos de nuevo.

Un placer.

[Circe Atkins C.]

Caminaba hacia el negocio que le habían recomendado una amiga y además, que lo había visto en una de esas tantas tardes que se escapaba del Castillo a pasear por Diagón. Le habían dicho que el lugar era bastante agradable y que ahí podían hacerte tatuajes, lo que ella estaba deseando desde hace días o más.

 

Llevaba puesto un short ajustado de color negro con algunas perlitas, el cual tenía tiras colgando, como si lo hubiesen cortado, arriba tenía una remera blanca, con un gran escote en la espalda mientras que en su parte delantera, se veía unas cadenas de oro colgando desde su cuello blanco. y la remera un poco suelta con el dibujo de una calavera en negro.

 

No pasó mucho cuando llegó al negocio, estaba fascinada al ver un establecimiento tales características, ya que su estructura era muy bella, pero su apariencia no llamaba mucho la atención; tal vez por eso no recordaba haberlo visto antes. Le daba curiosidad saber de qué se trataba y a quién pertenecía, pero lo sabría si se acercaba más al mismo. Sus vidrieras eran amplias y relucientes, parecía ser un sitio nuevo por la magia que se sentía desde el exterior. No dudo en abrir la puerta para conocer cómo era la parte de adentro. Ella podía percibir que en los aspectos de la mayoría de los locales, existía cierto color proveniente de los dueños.

—Buenos días, ¿hay alguien? —saludó, pudiendo apreciar la hermosa tonalidad purpura, « ¿o era violeta oscuro?» Le era complicado descifrarlo, sobre ellas había cuadros con certificados y trofeos, que desde donde estaba, no podía leer con claridad qué decía sobre él.

Se acomodó su cabello mientras esperaba que la atendiesen, hoy tenía planeado hacer varías cosas y una de ellas era tatuarse.

Editado 31 de Julio del 2014 por Kissa L.

[Seba Granger]

Hace un tiempo había escuchado que se habia abierto un negocio de tatuajes en el callejón, desde siempre había sido de la idea que algún día me haría uno pero nunca me había atrevido, muchas veces había pasado por distintos negocios de este rubro en mis tiempos por el mundo muggle pero nunca me había decidido del todo.

Llegue al callejón luego de pasar el muro de ladrillos que servía de entrada hacía el mundo mágico, donde todo lo que uno podía buscar lo encontraría en los distintos locales que estaban repartidos por cada rincón de Diagón.

Rasqué mi barbilla por un instante mientras comenzaba mi trayecto por las aceras en busca del negocio, lo malo es que no sabía muy bien como era su fachada, solo me habían dado como referencia que estaba cerca del banco, pero no que tan cerca.

-¿Como será su aspecto?- me dije para mi mismo mientras jugaba con las monedas que tenía en el bolsillo de mi chaqueta, mientras lo encontraba iría observando los escaparates, o mas bien debía ir mirando los letreros, aunque ahora que lo pensaba no recordaba bien el nombre, "Master algo" pensé mientras le iba haciendo a una señora que iba con tantos paquetes que ni siquiera podía ver al frente.

S

[Arya Macnair]

Arya ~

 

Caminaba con presura en dirección al Ink Master, su Negocio había estado tiempo inactivo, sin su presencia o la de su socio, eso era lo que había oído, la pelirroja tenía demasiados problemas en ese entonces como para ocuparse al cien por ciento del papelerio que conllevaba el mantenimiento de cosa semejante y había creído que Hank podría solo con todo, pero al parecer ni siquiera se había pasado. Sus zapatos de tacón negros resonaban por la acera al tiempo que sus rodillas se quejaban por la casi carrera que estaba realizando, su vestido ondeaba con la brisa otoñal bajo su fina capa de viaje color azul oscuro y su cabello delicadamente recogido en una alta cola de caballo aun llegaba a la mitad de su espalda, muchas personas se lo imaginaban suelto, pero pocas lo habían visto.

 

—Pagos, registros, mantenimiento— Recitaba al tiempo que de lejos veía el cartel luminoso, —Maldito Hank cuando te vea juro que te mataré por ésto— farfulló entre dientes, algo más que cargarse al hombro cuando siquiera tenía cabeza para ella misma, eso si era seguro, le diría unas cuantas cosas al Mago sobre responsabilidad al momento de abrir las puertas de un Negocio así. Ensimismada en sus pensamientos no logró ver a tiempo la figura de un joven Mago que caminaba frente suyo, y al levantar la vista no fue lo suficientemente precavida y con toda la prisa que llevaba lo embistió y ambos cayeron al suelo bruscamente.

 

—!Auch!— Soltó Arya desde el suelo con raspones en las rodillas y todos los papeles que llevaba en las manos desperdigados por la acera, —!Ay no. No no no, no puede ser!— replicó aterrorizada por ver todo su trabajo de semanas en el suelo y volteó a ver con quién había chocado para echarle la rabia que contenía dentro, también de semanas atrás, pero simplemente no pudo, sus ojos se chocaron con los de Seba, el amigo de su querida Abuela del corazón, Cye, sabía que era un buen muchacho, uno de los primeros en dirigirle la palabra de que había llegado a Ottery, y después de todo, ella había sido quién no había mirado por dónde iba. Se puso de pie y le tendió una mano, —Discúlpame Seba, no vi por dónde iba y .. !Ay no, mis hojas!— se interrumpió al ver que las hojas de la carpeta comenzaban a volarse e intentando capturarlas a todas.

[Seba Granger]

¿Donde se metían las cosas cuando uno los buscaba?, en esos instantes necesitaba un mapa, o mas bien una señal muy gran que me dijera "Aquí estoy, ven a mi", reí un poco con mis ideas.

No se de donde había salido, ni siquiera había escuchado que alguien se acercaba hacía mi, solo sentí el fuerte golpe para luego trastabillar y caer al piso, con la suerte que pude poner la mano en el suelo antes de dar con la cabeza en ella.

-¿Que le pasa?- dije a quien me había dado el golpe antes de ver siquiera quien había sido, sacudí un poco la mano para que se fuera el dolor mientras veía a la chica a los ojos.

-No te preocupes, ¿Estas bien?- dije al reconocer que se trataba de Arya, compañera de la orden la cual había conocido en Moon River hace un tiempo.

Tome su mano para ponerme en pie mientras veía como varias hojas volaban un poco mas lejos, corrí por ellas para cogerlas y luego recoger algunas mas que estaban mas cerca de mi.

-Las podemos recuperar todas- pronuncie a la bruja que se veía un poco afligida, -¿Te duele eso?- pregunté al ver que tenía sangre en las rodillas.

[Arya Macnair]

Arya ~

 

Se apresuró a tomar las hojas desperdigadas a su alrededor al tiempo que Seba le ayudaba de la misma manera, estaba algo aliviada, pero de todas maneras, estaban desacomodadas, aquellos archivos eran meses y meses de pagos atrasados, empleados, afiliados, re estructuraciones luego de ataques furtivos en lo que todo quedaba hecho pedazos, le había costado muchísimo acomodarlos, sentía ganas de llorar, pero de no ser por el Granger habría perdido la gran mayoría de la información. Contuvo las lágrimas y miró al Mago, —No es nada .. Ni siquiera lo siento— fingió cayendo en cuenta de los raspones en sus rodillas, —¿Tú estas bien?— preguntó tomando las hojas que Seba le tendía e intentando guardarlas en la carpeta, todo hecho un desastre, debería volver a acomodarlo desde cero.

 

—¿Por cierto, qué hacías por aquí?— preguntó retomando una marcha lenta junto a él hasta llegar a las puertas del Ink Master y detenerse allí.

 

Apresaba contra su pecho los archivos, suspiraba de vez en vez y contemplaba la fachada descuidada del negocio, el color morado de un principio casi ni se notaba, y la entrada estaba surcada por hechizos impactados, —Pero mira nada más éste desastre— murmuró, debería ponerse a eso ella también, pues de Hank, ni noticias.

[Seba Granger]

Note como intentaba hacerse la valiente con aquellos raspones en sus rodillas, uno alguna vez había pasado por ello así que sabía muy bien lo que podía arden mas si estaban sucios por el golpe en el piso.

-No te preocupes por mi, solo fueron unos golpes- respondí a ella mientras la acompañaba por el camino, por suerte creía haber recuperado todas las hojas, aunque estaban manchadas por la tierra o algunas con una especie de grasa que dejaban algunos carros al pasar.

-Yo buscaba un local que me recomendaron- añadí a esta sin darme cuenta del letrero que estaba sobre nuestras cabezas, solo mirando el aspecto de los muros del negocio que me mostraba.

Alcé la vista para ver el nombre del negocio que suponía era de Arya, mi sorpresa fue al ver que era el mismo que ya llevaba un tiempo buscando, -Llamálo coincidencia o que se yo, pero justo buscaba este negocio- pronuncie mientras miraba a la chica.

-¿Te importa si entramos?, así te ayudo con esas heridas- pregunté a la bruja, había que limpiarlas o se podrían infectar y sería mas doloroso luego.

[Arya Macnair]

Arya ~

 

¿Buscando? pensó la pelirroja mientras oía lo que Seba le decía, si uno no tenía exactas descripciones del sitio que buscaba en Diagón estaba en serios problemas, la sobre población de Negocios en el Callejón era inminente, muchos del mismo rubro, incluso con nombres y fachadas parecidas, quizás querías comprar café y acababas en una casa de joyas comprando un hermoso diamante para tu novia, ¿Pero y el café?, todo prestaba a confusión si no se ponía un poco de atención. Pero la respuesta del Granger la dejó sorprendida, —¿Buscabas Ink Master?— no pudo evitar dejar caer sus ojos azules sobre toda la anatomía del Mago y observarlo con detenimiento, no parecía del tipo al que le gustaban los tatuajes y demás, así que tal vez era un tema ajeno a la tinta mágica con la que trabajaban allí.

 

—Claro que no me molesta, está cerrado al público, pero soy la dueña— Explicó mostrando la llave que colgaba de su cuello.

 

Puso la carpeta de archivos bajo su brazo izquierdo y tomó la llave con la mano derecha, la puso en la cerradura y la hizo girar, luego de un leve crack la puerta se abrió dejando ver una oscuridad espectral en su interior, —Dame un segundo— pidió ingresando primero y buscando el interruptor de la luz, una vez lo encontró el local quedó por completo iluminado mostrando el morado gastado de sus paredes, los muebles rotos, las máquinas por suerte intactas, impactos de hechizos por aquí y por allá, una costosa alfombra quemada, más papeles tirados y así podía seguir el desastre por donde uno mirase. —Ya puedes pasar, espero sepas disculpar el desastre— dijo apesadumbrada y algo avergonzada, —Como verás tuvimos una no muy grata visita hace tiempo, y mi querido socio no tuvo la decencia se pasar por aquí para reparar los daños— agregó cerrando la puerta con su varita, la cual había aparecido en su mano libre y sonriendo.

 

—Ven, vamos a mi oficina, te invito un café por tirarte al suelo— dijo mostrando el camino hacia el primer piso.

 

Las luces se fueron apagando a medida que los magos ascendían hacia el primer piso, allí se encontraban los cuartos donde los trabajos más complicados y que requerían de más atención y cuidado se realizaban, al igual que la oficina de ambos dueños del Ink Master, o en este caso, solo de Arya puesto que Hank nunca se había acercado a reclamar su parte y la pelirroja le había dado un toque muy femenino. Al abrir la puerta, agradeció que el sitio estuviera intacto, al parecer, la batalla que se habría librado en todo el lugar no había llegado hasta su oficina, le dio paso a Seba y dejó los archivos sobre su escritorio, —¿Té o café?— preguntó.

[Jank Dayne]

Gyonona Rider

 

Rider se la pasó todo el día buscando el Ink Master. Desde Rusia le había llegado el rumor de que su fiel amigo había construido un negocio que, por primera vez, llamaba su completa atención. Durante años la mujer estudiaba las artes de la tinta mágica, y así como cualquier otra profesión, tenía sus estrategias y puntos de fortaleza. Gyonona los había encontrado. Esa era su área, su pasión.

 

Con los lentes puestos y el bolso de mano en la diestra, Gyonona abrió la puerta tintineante al son de un falso desdén. Hank era un chico problemático, por lo que su mente no contrajo demasiadas teorías del por qué el negocio había terminado en aquellas fachas; serían más de los mismos que buscaban al pobre muchacho por todo el mundo sin éxito. Solo se dignó a sacudir su vestido morado por la rodilla, e hizo desaparecer los tacones para que no se partieran con los huecos en el piso.

 

- Bueeeeenas - exclamó Rider, alzando el acento francés por todo lo alto.