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Oclumancia


Aailyah Sauda
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<<Այժմ նա ցանկանում է ստանալ մի վտանգավոր վայրում>>

 

A pesar de la insistencia de mis propias barreras, la arcana seguía adentrándose en sitios donde no era seguro estar, sitios de mi mente donde Mirshka tomaba el control sin que pudiera hacer mucho para detenerlo. Tampoco es que lo quisiera hacer, de ahí era donde se había estado fortaleciendo durante tanto tiempo.

 

Aailyah no había entendido la forma en que estaba formada mi propia mente, es por ello que dejé que el Dupont pudiera dirigirla mientras que yo cuidaba mis recuerdos y pensamientos, protegiéndolos del 'ataque' de la intrusa; sabía perfectamente que lo que más deseaba aquel ente en mi mente era el brindar miedo, no atacaría a nadie mientras tuviera mejor posición con el simple hecho de crear un pánico e incertidumbre a su alrededor. Como antes lo hacía.

 

Dejé que la arcana pudiera ver mi asenso a líder de la Orden de la Mano de Plata, clan de los guerreros paladines asociados a laOrden del Fénix; después de ello, la ceremonia en el templo blanco para ser líder de la Orden del Fénix, como tal. ¿Por qué esos recuerdos? Porque era yo, sin serlo, era Adriano Wallace quien ocupaba esa parte de mi historia. Después le dejé ver la escena de aquella noche de principios de verano, después de conocer la decisión de mi madre, Antara, y de mi guía, Galadriel, por alejarse de este mundo para pasarse a otra dimensión; estaba en el jardín de los terrenos de la Orden, donde se encontraban las estatuas de todos los líderes que habían pasado en su historia, alzando mi varita y haciendo explotar la que me representaba.

 

Eran buenos recuerdos, para cualquier persona, pero de los cuales Mirshka se había estado alimentando todo este tiempo, sumando mi expulsión del bando por miedo a que 'tomara el poder', hace tantos años atrás justo en el momento en el que el Wallace encontraba a Mirshka, en el viejo bosque que rodeaba el castillo Dupont, en Francia. El primero había estado investigando sucesos extraños en aquel país y pudo dar con aquel joven maldito, ansioso de sangre, ofreciéndole la oportunidad de salvar su alma fusionándola con la suya... así fue como resulté, con ambas historias, con ambos recuerdos, con una sola alma.

 

<<Եւ նա արել է, այն ժամանակ, փրկեց մի մասը ինձ, որ ես երբեք չեմ հավատացել վերականգնել կրկին. Այն էր, մահկանացու, նորից. Եթե ​​ես դարձա ուժեղ ներքեւի մասում այս նոր միտք էր միայն այն հին հիշողությունները, որ պահեցիր իմ Փրկչին, քանի որ նրանք վերահսկվում այդ ցանկությունը վերցնելու արդարությունը իմ սեփական ձեռքերով, քանի որ ամեն ինչ պետք է լինի:>>

 

No estaba una tormenta en mi mente, simplemente se materializó la esencia de Mirshka frente a la de la arcana, para enfrentarla como dos 'personas' en medio de aquella calma que lograba aún mantener en mi mente, a pesar de seguir convocando hechizos para calmar el ataque de la naturaleza en medio de ese bosque.

 

<<Ինչ եք կարծում, դուք պահում է ճանապարհը, ես առանձնահատուկ էր: Ես հասկանում եմ, իմ լավագույն, թե ինչ են նրանք հավատում են եւ լավ է, իմ մրցակիցը Ձեր միջամտության այստեղ սպառնալիք է, իրական կամ ոչ:>>

 

Alcé mi mano hacia el cielo mientras Mirshka y Aailyah estaban 'conversando' en mi mente, un rayo caía sobre mi mano para materializar un enorme mazo de plata que, al instante, lo dejé caer con fuerza sobre el terreno de aquel bosque para lanzar una serie de ondas de energía; cuando éstas golpearon el chorro de agua y las ramas rebeldes, las mismas se paralizaron al momento para dejar de atacarme.

 

Si bine era cierto que no podría utilizar los conjuros propios de la Orden de la Mano de Plata por negarme el acceso a nuestros terrenos, dentro de la Orden del Fénix, todavía podría utilizar las viejas enseñanzas que durante todos los años había logrado aprender de mis guías y maestros, la energía que nos rodeaba y la electricidad eran parte fundamental de ello.

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Su mente procesaba una infinitesimal cantidad de datos por segundo, esforzándose por encontrar la solución a un problema que intrínsecamente no la tenía. Le quedó muy claro desde entonces que la única forma de superar aquella especie de desafío impuesto por la Arcana era superarla en su propio juego, lo cual valoró de extremada dificultad siendo que en apenas unos minutos la mujer le había sabido demostrar los alcances de su poder, el cual iba en concordancia al de los rumores que corrían por los pasillos de la Universidad.

 

Miró a Madeleine, prestando especial atención a cualquier gesto o expresión que no fuese concomitante con la imagen mental que el Weasley tenía de su compañera. Desafortunadamente, si es que la Arcana estaba personificándola, lo hacía de maravilla, dado que no supo discernir nada que le llamase la atención. ¿Cómo pretendía la Arcana que el Weasley pudiese superar la prueba si ella tenía un completo acceso a sus recuerdos y sabía además lo que él esperaba escuchar y ver?

 

¡Eso era! Dijo, llevándose una mano hacia la frente en reacción a una espontánea realización de conocimiento. En cuestión de segundos, un hilo de pensamientos se fue formando dentro de su mente dando lugar a un razonamiento que terminó por hacer un click dentro de su mente. Si la arcana tenía un completo acceso a su mente y era de ese pool de conocimientos que obtenía la información para hacer las representaciones y engañarlo, entonces la clave era engañarla a ella y cambiar el contenido de aquel pool de conocimientos.

 

Esperaba que la Arcana fuese incapaz de detectar la inmediatez de sus pensamientos y razonamientos, o al menos que de así serlo valorase el esfuerzo de Nathan en encontrar una respuesta a su solución. Dejando de lado esto, siguió a la Stark a través del bosque y rápidamente notó como la escena cambiaba: el bosque perdía nitidez y cada vez había menos luz, hasta que una vez más se vieron sumergidos en un umbral completo de oscuridad mientras su mente seleccionaba de manera aleatoria un nuevo recuerdo.

 

Rápidamente, el mundo a su derredor se reconstituyó y el cuartel de The Hunters se fue formando de a poco en torno a él. Aquel pequeño negocio en las calles del Diagon servía de lugar de reunión para los miembros de la Orden del Fénix, más en aquella ocasión sólo estaban él, Stark y Thomas. Había adoptado la rara costumbre de llamarse con la mujer por su apellido en vez del nombre, una actitud que en un principio había tomado ella y que el Weasley había juzgado distante, pero que luego había decidido imitar.

 

Los tres tomaron asiento, y Nathan rápidamente notó la presencia de un sobre color cartón sobre la mesa. Lo tomó y exploró su contenido con sus dedos, eran una gran cantidad de fotos sobre sospechosos que la Orden del Fénix tenía recientemente en la mira. Decidió ignorar aquellas fotos por el momento, dado que se le había ocurrido una idea para intentar que la Arcana cayese en la trampa.

 

- Madeleine. Este mismo año, allá por Enero, cuando reaparecí luego de varios meses sin dar señales de vida... nos encontramos aquí mismo, con Arya y algunas personas más. ¿Lo recuerdas? - no era su verdadero objetivo que contestase esa pregunta, por lo cual no espero contestación y prosiguió - En ese entonces les conté la razón de mi ausencia, y les di varios detalles. Quiero que por favor me respondas tres preguntas... ¿En dónde estaba?

 

Nathan pensó fuertemente en los Bosques de Albania, el lugar donde había estado secuestrado.

 

- Los Bosques de Albania, Weasley... ¿a qué vas con esto? - una respuesta que la imitaba a la perfección.

 

- Tolérame un segundo, ya sólo quedan dos... ¿quién me había secuestrado?

 

El Weasley pensó la respuesta correcta a su pregunta, enseñándole a la Arcana la respuesta.

 

- Una sociedad secreta que se alió con Voldemort en la Segunda Guerra Mágica, no conocemos específicamente sus propósitos, pero sabemos que no son buenos.

 

- ¿Quién me rescató?

 

Pensó en Arya. Arya. Arya. Repitió el nombre y su imagen varias veces en su mente, esperando que fuese suficiente.

 

- Arya te encontró.

 

Bingo.

 

- No, Stark. O debería decir Aailyah, me liberé yo mismo.

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- No lo sé, algunas veces soy demasiado inseguro y dudo de mis propias capacidades - La arcana lo estaba cuestionando por una de las cosas que más problemas le había generado en su vida, casi que le hizo recordar a Pierre nuevamente. De pasó, tenía razón en que las palabras por si mismas no eran nada, por algo existía la magia y solo aquellos capaces de controlarla podían hacer que esas palabras tuvieran un efecto así que estaba en capacidad de generar un efecto y proteger su mente, solo debía quitarse las dudas de encima y confiar en su poder.

 

- Eso es lo que justamente me da problemas, no logro detectar esos cambios mentales, las otras tienen cambios físicos que son visibles - En parte por eso tenía que detectar el color de sus pensamientos, para notar si había un cambio o no en su interior, pero era una tarea bastante complicada - Además, tengo que detectar el color de otros - Pensó, tenía que hacer demasiadas cosas a la vez y no quería tener que pensar en todo lo que se sumaría cuando no estuviera en la clase y sí en sus labores como Warlock del Ministerio de Magia.

 

De un momento a otro la Arcana desapareció pero sabía que seguía en su mente, podía sentirla y notaba que no todo en su mente era azul como él lo había descifrado unos minutos antes - Voy a intentarlo - Al menos podía detectarla - Recuerda que solo debes confiar en tus capacidades y no dudar en ningún momento - Se dijo a modo de ánimo, en ese momento desearía contar con la presencia física de Pierre aunque sabía que siempre iba a estar de alguna forma debido a la conexión que tenían.

 

Su forma animal siempre había sido un misterio y muy pocas personas la conocían, incluyendo a sus compañeros de clase así que era uno de sus pensamientos más protegidos o al menos eso creía. La arcana comenzó a acercarse a dicha información así que comenzó a pensar rápidamente en que era lo que debía hacer - Debo engañarla - Fueron las palabras que pasaron por su mente, sabía que la arcana lo escucharía pero eso era parte de la idea que tenía para ejecutar y poner a salvo su forma animal.

 

El Tonks tenía demasiado claro el lugar en el que guardaba dichos pensamientos así que comenzó a pensar en cómo modificarlos. Se podía transformar en un Puma pero le haría creer a Sauda que podía adoptar la forma de un Perror sin mucha gracia, casi como uno de los que se podía observar en la calle muy descuidado - Confianza - Se recordó, sabía que engañar a una arcana no sería fácil y menos a la de la Oclumancia pero tenía que realizar su mejor intento.

 

El Tonks comenzó a jugar con sus pensamientos y a moverlos de una lado a otro, tanto que parecía un río en su mente por el color azul de los mismos. En dicho proceso logró llegar hasta los que guardaban el secreto de su forma animal y comenzó a modificarlos un poco, pero todo era parte de la protección para no dejar entrar a Sauda. Le haría creer que había ingresado pero en realidad eran pensamientos falsos y que nunca habían ocurrido.

 

Comenzó a mover la raíz del pensamiento, luego de guardar el original en otro lado de su mente. No tenía que pensar en ninguna palabra, solo debía reorganizar su mente y poner obstáculos para evitar que la mujer pudiese acceder a sus pensamientos más importantes. En ese momento, en su mente se comenzó a recrear el momento en el que había viajado a Canadá junto con sus compañeros de clase y Suluk, pero algo era totalmente diferente.

 

- Arcana, soy un perro y me gusta mucho - Sauda había caído en la trampa, aunque había sido demasiado fácil para ser verdad. Suluk justo en se momento le indicaba que debía transformarse y dar un paseo por las montañas. El Tonks siguió sus instrucciones y adoptó la forma de un perro y comenzó a recorrer todo el lugar en busca de entender los motivos de su transformación.

 

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»Encuentra la fuga. Encuentra la fuga«

 

La voz de Sauda resonó en mi cabeza y empezó a perderse en un eco débil. Estaba quieto, admirando el panorama que había empezado a poder a notar. Pero la Arcana no descansaba ni un segundo y eso me agradaba mucho, porque a veces la vida era igual de cruel. Por eso que es muchas imágenes empezaron a moverse a mi alrededor. Tal vez había logrado salir de aquel laberinto de pasillos y puertas al que había ingresado, pero ahora entraba en uno nuevo, y sin más que aquellos preambulos, me metí en otro.

 

Las palabras de Sauda volvían a resonar en mi cabeza. Encuentra la fuga. Aquella Arcana habia logrado encontrar los huecos en mi cabeza, como las otras dos Arcanas que había conocido. Ya eran habilidades que había logrado perfeccionar y controlar. ¿Por qué entonces tenía que aprender ésta por separado? Si algo había aprendido en la Universidad, era a mezclar todo lo que sabía para volverme más fuerte.

 

"¿Por qué temer por lo que le pueda pasar a los demás? ¿Por qué quedarme petrificado si alguien se enteraba de los secretos que sabía?" Parte de mis ideales era defender a los inocentes. Tratar de proteger a mis seres queridos. Y como todo aquel que entraba a la Orden del Fénix, conocía los riesgos que representaba ser parte del bando. Asi que no era mi problema que alguien se enterara de ello por mi parte. Lo que si podía hacer y de eso si que me encargaría, seria intentar por todos los medios de hacer algo al respecto más que aumentar mis problemas a mi cabeza. Podría evitar eso si me era posible. pero como aquel caso con Sauda que ya conocía todo de mi, entonces tenía que utilizar mis habilidades a mi favor. Ella me había planteado la cuestión, de si todo eso era real o no. ¿Entonces por qué no plantearselo en su cabeza?

 

Di un salto en el aire y en aquel instante, mi cuerpo se empezó a encoger en una velocidad alarmante. Me convertí en el búho que era, tan pequeño como era posible, de un color marron con beige. La ventaja que tenía de ser animago es que aunque quisieran leerme la mente no podrian, los animales quedaban fuera de eso. La única manera de comunicarse conmigo era siendo otro animago y había reglas a la excepcion por ello. Sobrevolté aquel sitio, alejándome de la sala por una ventana abierta. Ni me esmeré en saber el sitio que estaba abandonando, porque automáticamente aparecí volando en el atrio.

 

Aterricé sobre una de las farolas, estaban custodiando a media docena de compañeros de la Orden del Fénix, había carteles de Se Busca por todos lados. Aurores e Inquisidores corrían de un lado hacia el otro. El Mundo Mágico estaba alterado y tenía que hacer algo por mis compañeros y por mi mismo. Tal vez los habían capturado porque la información se había filtrado de una persona, como Sauda me había leido la mente a mi. Pero a la vez, si alguien le sacaba información a esos seis, todo el bando corría peligro, por ende mi familia y yo tambien.

 

Las cosas no sucedían de una manera coherente ahi, y eso también lo había aprendido con los Arcanos. Lo que si sabia, es que podía ser igual de real que la realidad, asi que tenía que esmerarme de la misma forma. Salté de la farola planeando hasta llegar a un hueco de la chimenea, no me agradaba la idea que supieran que era animago, asi que siempre me ocupaba de que nadie se enterara. Transformé mi cuerpo en humano nuevamente y automáticamente saqué mi varita. Para poder controlar la Oclumancia tenia que unirla a la Legeremancia, de eso estaba seguro. Por eso que me forcé por empezar distorsionar la realidad de las autoridades que vigilaban a mis compañeros.

 

»Tienes ganas de ir al baño. Y tú de bajar ésa varita. No lo necesitas. Necesitas irte de allí« tal vez colocarle recuerdos propios o modificados no era tan dificil. Tal vez la Arcana me había ayudado en que eso fuera más fácil, pero los dos del medio hicieron lo que les dije. Sus compañeros se miraron entre si, al parecer estaba rompiendo alguna orden y les incomodaba. La cuestion es que aquel hueco me sirvió para hacerle señas a mis compañeros que era hora de actuar. Uno, dos, tres rayos y el caos empezó.

 

La imagen cambió un poco. Ya no era un búho, sino que ahora era yo uno de los prisioneros. No tenía idea de cómo había llegado hasta allí, pero algo me decia que me habían logrado capturar tras leves sospechas. Había tres personas que parecían miembros de seguridad normales. Pero dos de ellos emanaban un aura misteriosa, de ser magos poderosos. Uno de pelo y ojos negros me miraba fijamente. Su varita me apuntaba a la cara. La otra, una bruja que estaba por detras, no dejaba de sonreir, como victoriosa que habían logrado encerrarme ahi dentro. No me creía el mago más poderoso pero si conocia métodos para evitar eso.

 

Señor Gryffindor. Es la segunda vez que se lo pregunto, y no me gusta repetir las cosas. El Ministerio cree que de verdad usted..

 

¿Y usted cree que de verdad me importa lo que el Ministerio crea, señor Dohovan? — ¿De dónde conocía ése apellido? No lo sabía, pero tras ver su mirada al parecer ése era su apellido. Lo miré a los ojos, como intentando ver que no me provocaba miedo. ¿Por qué no decía las cosas que debía? Conocía a la perfección los protocolos del Ministerio y la mitad correspondían a sacar información tras una verdad-mentira—. Discúlpeme, pero creo que está perdiendo tiempo. Estoy seguro que sabe que no voy a decir nada que no quiero. Y no va a resultar el Veritaserum contra mi. Asi que puede dejarme libre o hablar con mi represent...

 

Oh, no Señor Gryffindor. Discúlpeme usted si cree que ésto va a quedar asi. Tal vez crea que por ser Director tiene más poder de libertad, pero el Ministerio lo puso ahi. Y tras las sospechas de que pertenece o se relaciona con los miembros de la Orden, es que ahora se encuentra aquí. ¿Qué piensa que su esposa Annick va a decir de ésto? ¿Y su prima? ¿Y sus hijos? No no. No va a ser simplemente un juicio que pueda endulzar con sus palabritas —e inmediatamente era cierto que no me iba a dejar hacer nada más, porque mis manos se vieron amaniatadas hacia atras y una fuerza invisible me mantenía aferrado a mi silla. Algo me decia que eso era causado por la bruja. Pero el mago que me había explicado todo eso, me miraba a los ojos directamente. Y apenas lo veia mover sus labios. Estaba queriendo leerme la mente. ¿Como lo sabía?

 

La voz de Sauda resonó en mi cabeza una vez más.

 

»Encuentra la fuga«

 

Me caracterizaba por pensar en frío, por poner todas las opciones que tenía frente a la mesa y elegir la más conveniente. Y así fue como lo dejé entrar en mi cabeza. Aquello lo sabia por sus ojos, lo sabía porque también era legeremántico. La cuestión estaba en lograr encerrarlo dentro de mi mente y eso me había demostrado la Arcana que podía hacer. Por un lado podía modificar los recuerdos que quisiera, asi que el mago no podría distinguir a nadie que perteneciera al bando de la Orden del Fénix. ¿Podría verme a mi trabajando a modo de fenixiano? Aquello no me molestaba para nada, porque si iba al caso, prefería proteger a mis amigos y familia primero.

 

Allí entendí la Oclumancia. Había sido tarde para poner barreras, para dejar mi mente en blanco. El mago ya había entrado. Asi que tenía que movilizar todo, como si fuera aquel laberinto al que me había metido Sauda. Estaba en el vestíbulo de mi cabeza, asi que tenía tiempo. Lo primero que había hecho había sido difuminar el rostro de los miembros de la Orden. No era como la máscara que usábamos, sino que no los distinguiría bien, como si se estuviera curando del hechizo Strellatus. Si, allí estaba. Me estaba mostrando frente a algunos mortífagos, pero en el Atrio, no necesariamente como fenixiano, sino que estaba cerca de otros empleados que intentaban alejar a los mortífagos.

 

Lo dejé ver algo más personal, solo un poco. Otros mortífagos entraban por la puerta, volada en mis pedazos, de la mansión Gryffindor. Había mucha gente. Hermanos, primos, hijos y nietos, todos disfrutando de un chocolante caliente al lado de la chimenea. ¿Había pasado eso? No lo sabía, pero eran recuerdos tan placenteros que siempre estaban allí para recordarlos. Muchos Gryfifndor lograban desaparecer por su cuenta o ayudados por los elfos, la cuestión estaba en mostrarle que intentaba alejar a los mortifagos, con todo el poder que tenía, simplemente porque atacaban a mi familia. El detalle importante estaba en mostrarle como la familia estaba unida. Y cómo enfocar en mi desempeño por derrotar las Artes Oscuras. Había sido un Auror. ¿No era lo mismo?

 

Necesito que me ayudes en algo, maestra Sauda —comente a modo de auxilio. No sabia si era por un temor inconsciente o si de verdad serviría, pero aquellas imágenes le habían alcanzado al mago para darse cuennta que no le servía demasiado, que no había nada valioso. Por eso era que se me había ocurrido algo. ¿Se enojaría Sauda? Estaba seguro que no, si era algo que no lo utilizaría con la habilidad, me diría que no—. Usar la Legilimancia contra una persona, para agarrar un recuerdo suyo y usarlo en su contra, a modo de barrera personal ¿Es Oclumancia? Porque me di cuenta recién de algo, que aunque vean un secreto mio, aunque ponga mi mente en blanco, siempre pueden volver. En cambio si ellos ven en mi cabeza algún miedo suyo. ¿No me serviría a mi como barrera protectora?

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Aailyah se concentró en la presencia de Mirshka en la mente de Ishaya mientras el propio Ishaya utilizaba su magia para detener a la naturaleza que estaba atacándolos e intentando desconcentrarlo. Era maravilloso. El mago era realmente fuerte y había demostrado la capacidad que tenía para defenderse de incursiones mentales y físicas al mismo tiempo, así que Sauda estaba impresionada y feliz al tiempo, aunque su expresión no delataba nada de eso. Cuando Ishaya usó el mazo para detener los ataques, supo que estaba utilizando sus conocimientos de lo que él llamaba "La Orden de la Mano de Plata", había visto cosas sobre su pasado en su mente. Era magia, desde luego, pero no la magia convencional que se enseñaba en cualquier colegio de magia tradicional, era algo que venía desde lo más profundo del mago y él sabía acceder a ello cuando lo precisara. Ishaya estaba listo.

 

<<Te lo preguntaré una vez y si tu respuesta es afirmativa, te espero mañana al amanecer en la orilla del Lago que rodea la Gran Pirámide>> hizo una pausa mientras esperaba la intromisión de Mirshka a lo que iba a decir. <<¿Estás dispuesto a realizar la prueba de la habilidad, Ishaya Tonks?>>.

 

De inmediato, el trozo de su mente que estaba destinado a Nathan cobró lucidez mientras observaba al mago cambiar de escenario en su propia mente. Ya no estaban en el bosque, sino en una especie de negocio del Callejón y había aparecido alguien más en la escena a quien la Arcana identificó, según la propia mente de Weasley, como Thomas Gryffindor. Siguió los pasos que le había mostrado el propio Nathan y sonrió para sí misma, sin que la imagen de Madeleine se alterara en lo más mínimo, cuando notó la forma en la que Nathan razonaba, aunque era tan veloz que la Arcana apenas lograba distinguir algunas cosas. Ese chico tenía una capacidad mental enorme. Y, entonces, ocurrió el engaño y ella cayó en él. Soltó una risa con el rostro y la voz de Madeleine antes de que aquella imagen se disolviera y volviera a ser ella misma, como una joven representación de sí misma.

 

<<Muy bien hecho, Nathan, veo que estás progresando mucho. Ya encontraste la forma de utilizar tu propia fuerza de voluntad e imaginación para engañar a un intruso. Puedes moldear los recuerdos que tienes para disfrazarlos de otra cosa, algo realmente excepcional en un mago que recién comienza. Ahora te pediré qué, siguiendo esta misma línea, lo hagas mientras te encargo otra tarea: quiero que vayas a la orilla del río y juntes margaritas con once pétalos. Sólo las que poseen once pétalos. Yo estaré accediendo a tus recuerdos mientras tanto y espero que los camufles con mentiras, pues luego hablaremos de ellos>> lo desafió, sonriente y se escabulló de aquel recuerdo de Nathan en The Hunters para que él comenzara con lo que le había propuesto.

 

Sauda, una vez más, dejó que aquella parte de su mente que estaba Nathan siguiera actuando mientras se giraba hacia otro de sus alumnos, mentalmente hablando. Niko tenía muchas dudas pero también poseía respuestas y eso era lo que más le gustaba a Aailyah. Ella estaba preparada para responder dudas, siempre surgían, pero había alumnos que se las respondían solos, encontraban la salida solos y ella sólo estaba allí para recordarles que eran capaces y que no la necesitaban tanto como creía. La Arcana se hundió en la mente de Niko y se dio cuenta que le costaba un poco concentrarse en un pensamiento de su pupilo, pues él los hacía correr con rapidez, de un lado a otro, llenando el caudal de un río. Sauda se sentía satisfecha con alguien que había parecido perdido. Niko había creído que le sería más difícil manejar su mente como manejaba su cuerpo, pero no era así y lo hacía de forma casi natural.

 

<<¿A dónde vas?>> le preguntó, viendo el río de pensamientos y recuerdos. Se detuvo en uno: la clase de Animagia. Había muchos magos que se registraban una vez que conseguían convertirse en un animal de forma satisfactoria, pero había otros que ilegalmente mantenían aquello en secreto. Sauda había sentido que Niko quería ser uno de los últimos, así que estaba encantada de entrar en su mente. <<Con que un perro, ¿eh?>> dijo, mientras lo observaba convertirse en un can. Pero luego, sutilmente, la imagen tembló y la Arcana chasqueó la lengua. <<Bien pensado, Tonks. Lo estás haciendo bien>>. Quizá la Arcana no podía distinguir correctamente la trampa, pero sabía que había una y él no la dejaría acceder con facilidad al verdadero recuerdo. El Warlock era más que capaxzy lo estaba demostrando, así que decidió cambiar a otro pensamiento, otro que le resultara alarmante que descubrieran.

 

Escuchó, entonces, a Elvis. El Director se encontraba siguiendo lo que ella le había indicado, que encontrara la fuga de su propia mente y se encontraba navegando a una velocidad excesiva dentro de sí mismo para evitar que nadie sacara información. Entonces, una duda surgió y Sauda se quedó paralizada con la propuesta.

 

<<¿Usar información de un mago en su propia contra? Sí, es lo que hacen los Legeremantes>> le respondió y supo que había tensión en su voz dentro de la mente de Elvis Gryffindor. La idea de tener que volver al punto donde había hecho un quiebre con la Arcana de Legeremancia le daba comezón, pues ella tenía sus cosas con Rosália y no quería sacarlas a relucir en ninguna de sus clases. Claro que, lamentablemente, ambas habilidades estaban estrechamente relacionadas. <<Si. Es una forma de hacer Oclumancia. La idea de la Oclumancia es resguardar tus propios recuerdos, ya sea modificándolos o encerrándolos donde nadie pueda acceder más que tú, creando barreras protectoras. Usar los recuerdos de alguien más para hacerte con ellos tus propias barreras también es una forma de Oclumancia. Una poderosa y, debo decir, peligrosa. Deberás saber en todo momento hasta dónde algo es tuyo y hasta donde ya no te pertenece. Los recuerdos modificados pueden hacerse tan reales que, en cuanto uno empieza a creérselos, ya forman parte de nosotros>> su tono era algo sombrío. Ningún alumno le había preguntado eso hasta el momento. <<La fortaleza mental que debes poseer para distinguir los recuerdos propios de los ajenos o los implantados no es algo que se aprenda de un día para el otro, Elvis>> aseveró la Arcana, esperando que él comprendiese el peligro al que se podría exponer.

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Acepto realizar la prueba, le contesté mientras Mirshka comenzaba a gruñir y se desvanecía en mi mente, su momento había terminado y debía de continuar con mi día a día. Agradecí de manera física con una ligera reverencia en medio de aquel bosque mientras que en mi mente todo regresaba a la normalidad, era momento de prepararme mentalmente (obre todo) antes de regresar a estos terrenos para encontrarme con la arcana en la pirámide.

 

Rápidamente verifiqué a mi alrededor para ver que no haya hecho algún daño permanente en el sitio, sin embargo pude ver como todo se encontraba nuevamente en calma, seguramente producto de algún conjuro de una sacerdotisa o un tipo de magia bastante parecido.

 

Era momento de retirarme, así que me fui caminando lentamente por si la arcana tenía algo más que decirme no desaparecerme de manera inmediata, sería un acto poco educado. En ese camino pude ver a un par de personas que estaban recibiendo el entrenamiento de Aailyah, reconociendo a Niko, deteniéndome ante el impulso de ir a saludarlo porque, bueno, le había pedido hace poco que se hiciera cargo del linaje Tonks junto con Elizabeth... pensando en agregar a Antoni para que, entre los tres, mantuvieran el legado que durante una década había caído sobre mis hombros.

 

Suspiré, era mejor dejar las cosas de ese modo, por ello tampoco me acerqué a Nathan ni a Elvis, recordando nuestra amistad pero no ciertos momentos, sobre todo de Elvis, haciéndome pensar que eran también miembros de la Orden porque todos mis recuerdos de aquella organización estaban difuminados, confusos e, inclusive, desaparecidos. Sabía que había un hueco ahí.

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Las nuevas instrucciones de la arcana resonaban en su mente mientras la escena a su derredor se disolvía frente a sus ojos. Contrario a lo que había pasado en las ocasiones anteriores, no se formó ninguna escena nueva sino que la oscuridad misma se estableció por unos segundos. En concordancia con su nueva tarea, no era momento de divagar en sus propios recuerdos sino que debía abandonar los rincones de su mente y hacer frente a la realidad.

 

Abrió los ojos y se encontró a sí mismo en el bosque al cual había llegado tiempo atrás (no supo discernir bien cuánto había pasado), con la única diferencia de que algunos de sus compañeros habían desaparecido y probablemente se encontraban en instancias más avanzadas de la preparación. A pesar de la ansiedad que tenía por comenzar la tarea, se tomó unos segundos de calma sin moverse de su lugar, pensando bien en las implicaciones de la tarea que estaba a punto de ejecutar.

 

Según la Arcana, tenía que alcanzar el río aledaño a donde él se encontraba y transitar una serie de recuerdos en el camino, los cuales debía llenar de mentiras para demostrarle a la mujer que era capaz de cumplir lo que acababa de lograr en varias instancias al mismo tiempo. La tarea parecía requerir de gran concentración, y para complicar más las cosas tenía que juntar margaritas con doce pétalos, lo cual le demandaría tener que contarlas una a una para observar si cumplían aquel requisito.

 

Suspiró profusamente, más sin rechistar agudizó su audición para detectar con mayor precisión de dónde venía el sonido causado por el cauce del río. Se dirigió hacia el norte al cabo de unos segundos, atravesando un sendero enmarcado por una vegetación moderadamente espesa, el cual zigzagueaba a través del bosque marcando una pendiente descendiente. No le costó demasiado trabajo abstraerse de la realidad y sumergirse en sus pensamientos una vez más, después de todo... siempre le habían dicho que tenía una fuerte tendencia a la desconcentración.

 

No necesitó cerrar los ojos esta vez, su mente parecía estar preparada para cuando el diese la orden y de inmediato le enseñó un recuerdo que siempre le dolía visitar. Camuflarlo con mentiras no sería difícil, quizá así se volviese momentáneamente menos doloroso y por aquella misma razón se preguntó si su aparato psíquico no estaba aprovechando la oportunidad para despreciarse de aquel sufrimiento, al menos temporariamente.

 

El ruido de la tormenta era apenas audible a través de la gruesa ventana del living de la mansión Weasley, más el fenómeno climático era claramente apreciable producto de los relámpagos que iluminaban la habitación intermitentemente. Nathan sabía como seguía la historia, más era consciente de la tarea que debía cumplir y rápidamente se concentró en modificar las circunstancias en las que se encontraba. A pesar de los relámpagos, no caía lluvia alguna. A pesar de encontrarse en la Mansión Weasley, no había ningún mueble allí, haciéndolo parecer una habitación cualquiera. A diferencia del recuerdo original, no había nadie allí consigo. El Weasley se imaginó sólo en aquella habitación estereotipada que fácilmente podría confundirse con una habitación de Hogwarts.

 

Agregó detalles a aquella habitación, un par de camas y una chimenea en el centro de la habitación, su mejor amigo en la cama contigua a la suya. Se encontraban en su séptimo y último año de Hogwarts, hablando de lo pronto de sus EXTASIS. Aquello verdaderamente nunca había ocurrido, puesto que su mejor amigo era de Ravenclaw, pero por el momento imaginó con todas sus fuerzas aquella situación, alterando dramáticamente la realidad para que la arcana cayese en la trampa.

 

Estaba más o menos a medio camino cuando decidió que era momento de cambiar de recuerdo, después de todo una historia demasiado elaborada se delataría a sí misma como falsa. Era mejor mostrarle una gran variedad de recuerdos apenas alterados pero con la suficiente verosimilitud como para que la mujer los diese como ciertos. Estaba seguro, sin embargo, que con el poder que tenía la Arcana, le estaba teniendo una gran consideración y no estaba esforzándose al máximo por discernir la realidad de las invenciones del fenixiano.

 

Seleccionó esta vez un recuerdo mucho más fácil de alterar y que por tanto resultaría menos evidente su diferencia con la realidad. Se vio a sí mismo la primera vez que asistió a la oficina donde le tomaron su examen de vuelo, se vio subiéndose a la escoba y siguiendo las instrucciones que poco a poco la instructora, su madre, le había dado en ese entonces. Se concentró fuertemente y a continuación se vio contemplando satisfactoriamente la prueba y obteniendo su licencia en el primer intento. La verdad era que lo había logrado a su segunda vez, pero eso la Arcana no lo sabría por el momento.

Editado por Nathan A. Weasley

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- Bien pensado, Tonks. Lo estás haciendo bien - Necesitaba escuchar eso de la arcana para adquirir más confianza, nunca entendía por qué en los momentos más importantes la perdía, pero siempre aparecía alguien para salvarlo y esta vez no sería diferente. Parecía que su idea había tenido éxito porque pudo detectar a Sauda moviéndose nuevamente por su mente, así que había logrado proteger su forma animal tal como lo había deseado - Pero... ¿qué va a pasar ahora? - No sabía qué era lo que buscaba con moverse pero debía mantener sus pensamientos más importantes a salvo incluso de ella.

 

Siguió a la arcana por el interior de su mente, tenía que asegurar que todo estuviera a salvo aunque no tenía muy claro qué era lo que debía proteger. Sauda podía moverse más rápido que él debido a sus conocimientos pero él estaba listo para defender su mente incluso si era una arcana la que estaba en su interior - Ya sé - Niko logró entender qué era lo que buscaba la mujer, pero no se lo dejaría tan fácil así que comenzó a pensar en sus siguientes movimientos y en cómo adelantarse.

 

Niko nuevamente encontró la raíz de sus memorias, esta vez deseaba acceder a su primer ascenso a Demon Hunter de la Orden del Fénix. La arcana sabía cuál era su bando pero no quería que conociera su rango o algunos de los secretos que tenía, esos recuerdos eran privados y solo él tenía derecho a acceder a ellos, así que debía protegerlos para garantizar que su identidad estuviese protegida al menos de cierto modo.

 

- Ya sé - En su vida había asistido a muchas ceremonias de ascensos y había dos muy especiales que todo el mundo mágico conocía: Su nombramiento como Director de la antigua Academia de Magia y Hechicería. Sauda quizás no sabía que antes de la Universidad existía otro tipo de institución y que el Tonks había sido Director de la misma así que era una buena forma de engañarla y de modificar la situación que estaba ocurriendo dentro de sus memorias.

 

Solo que esta vez tendría mucho más trabajo dado que debía modificar los sucesos y el sitio de la situación - Primero el sitio - Todo comenzó a moverse en su mente hasta comenzar a recrear los antiguos terrenos de la Academia, era un lugar muy bello y que le traía muy buenos recuerdos así que siempre lo recordaba con mucha facilidad y mantener la ilusión no sería complicado. Todo estaba en su lugar para el nuevo nombramiento, las mesas, las sillas y todos los invitados a nada de llegar para presenciar la ceremonia en la cual se daría a conocer el nuevo director.

 

- Qué bello - Mientras pensaba en ello, siguió acomodando todo en su mente, el tiempo se aceleró mucho hasta que llegaron al momento tan esperado - Niko, has sido nombrado Director de la Academia - Decía Antara una de las líderes de la Orden y quién había estado en dicha ceremonia y en la de su ascenso a DH solo que las palabras eran otras. Igualmente, se encontraba el Ministro y la Viceministra debido a la importancia que tenía la antigua Academia en el mundo mágico.

 

- Arcana, sin duda ese fue uno de los mejores días de mi vida. Por suerte pude repetir - Estaba muy orgulloso de haber sido dos veces Director y siempre lo recordaba con mucho placer y alegría. Esperaba que la arcana pudiera sentir lo mismo que él viendo dicho recuerdo que era verdadero aunque no era el que ella había estado buscando. El Tonks había aprendido que no todo lo que debía hacer era mentir, siempre podía intercambiar los recuerdos para engañar y no hacer tan evidente la trampa.

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Tanto Nathan como Niko iban en el mismo nivel de avance en la clase y la Arcana podía ver que estaban casi listos para enfrentarse a la prueba. Había pensado que Nathan estaría un poco más atrasado quizá, pero su interés en el aprendizaje y sus prontas respuestas le habían indicado otra cosa. Por otra parte, Niko había tardado un poco más pero estaba a la misma altura que Ishaya: ya era capaz de camuflar y cambiar sus recuerdos para que nadie pudiera tener acceso a la realidad.

 

<<Director de la Academia de Magia y Hechicería>> repitió la Arcana dentro de la mente del Warlock. <<Ya veo, es un nombramiento importante y te felicito por haber sido parte de ello. Ahora, puedo ver que hay... algo... más>> lo dijo en tramos, mientras empujaba un poco más dentro del pensamiento del Warlock. Había atisbado el momento en el que él cambiaba las cosas de lugar, volvía a representar un escenario, lo adornaba y cambiaba las palabras de las personas. Sí, era muy realista, pero ella se había dado cuenta del engaño. <<Debes hacerlo de forma más natural y menos consciente. Imagínatelo como una película y mientras va sucediendo empieza a involucrar cambios graduales y apenas perceptibles: color de pelo, vestimenta... Si cambias todo el escenario tan rápido, el cambio se hace evidente y quien esté intentando entrar se dará cuenta del engaño. Tu fin es que eso no ocurra, debes ser imperturbable>> lo animó, dándose cuenta de lo poco que le faltaba para lograrlo.

 

Era la última cosa que le pediría. Si el Warlock lo hacía, le preguntaría por su prueba.

 

Se dirigió, entonces, a Nathan.

 

<<Once pétalos, Nathan>> repitió, porque parecía que el pupilo había entendido "doce" pero no, eran once. Ella quería que su mente llegara al punto de poder hacer cosas automáticamente, sin que tuviera que pensar en ellas. Cuidar sus recuerdos era una de esas cosas. <<Recuerda que alterar tus recuerdos podría confundirte también, así que guarda los verdaderos en algún lugar resguardado de tu mente... podrías hacerlo detrás del recuerdo falso. Usa esto como barrera>> le indicó, para que se diera cuenta que podía hacerlo.

 

No todo era levantar la varita, pronunciar un hechizo y dejar que actuara. La capacidad mental, la práctica y la concentración eran fundamentales para protegerse de incursiones enemigas en nuestras mentes. Así de fácil como era conseguir información era implantar cosas falsas. Si podían proteger sus mentes de que alguien les robara cosas importantes, también podían protegerse de verse vulnerados y engañados.

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Once pétalos. Once pétalos. >> se repitió a sí mismo luego de la advertencia de la arcana, mientras llegaba a orillas del río y se arrodillaba en el borde del cauce en busca de las tan preciadas margaritas. No sería tarea fácil, por doquier había de aquellas flores y todas parecían tener más de seis o siete pétalos en promedio. No estaba seguro de cuántas flores quería la Arcana, pero supuso que con una docena bastaría. Se quitó la túnica y la dejó a un lado tendida en el suelo, allí depositaría las flores que fuese encontrando.

 

La tarea resultó ser más fácil de lo que esperaba, bastaba con contar los pétalos de a pares para llegar más rápido al número once. En cuestión de unos minutos logró hacerse con media docena de aquellos pétalos, mientras que se imaginaba a sí mismo en sus épocas de jefe de casa. Si bien el siempre había anhelado ser Jefe de los Centauros de Blodwyn de la antigua Academia de Magia y Hechicería dado que esa había sido su casa en un principio, se había contentado con liderar a los Dragones de Lancashire. Sin embargo, le estaba mostrando a la Arcana que efectivamente había logrado hacerse con la jefatura de los Centauros.

 

Siguió el consejo de la mujer y guardó el respaldo verdadero de la memoria detrás de aquella versión alterada. Tenía todo el sentido del mundo que ante tanta modificación uno perdiese la cuenta de aquello que había alterado y aquello que no. Era necesario crear una copia de seguridad de cada memoria y deshacerse de la alterada una vez que no se la necesitase más. No dejaba de intrigarle todo aquel funcionamiento de la manipulación de los recuerdos, pero supuso que la práctica y la experiencia le enseñarían todo aquello que la clase no pudiese enseñarle.

 

Para cuando hubo juntado la docena de margaritas, se echó la túnica al hombro y con el ramo en mano emprendió el camino devuelta al punto de encuentro con la Arcana. El camino se le hizo un tanto más largo siendo que era cuesta arriba, pero el saber hacia dónde ir y tener otra tarea en mente le facilitó las cosas. Se aferró fuertemente al ramo de flores y se concentró en un último recuerdo.

 

Muy pocas personas sabía de la enfermedad que poseía el Weasley, pero cualquiera que pudiese leer su mente tendría la capacidad de desvelar las vicisitudes de su estado de salud-enfermedad. No obstante, confió en sus habilidades recién adquiridas para alterar sus propios recuerdos, y tras salvaguardar la memoria verdadera, se inventó una realidad donde aquella enfermedad había sido diagnosticada en su infancia tardía y no en su infancia temprana. Era un pequeño detalle, pero confiaba en que el detalle era la clave.

 

Para cuando terminó de inventarse aquel recuerdo, ya había llegado hasta la Arcana. Le tendió el ramo de flores y esperó ansioso una respuesta de parte de la mujer.

 

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