Legilimancia

[Ludwig Malfoy]

Las horas pasadas habían sido tan exhaustivas y rápidas que el silencio después de toda esa descarga de adrenalina le llegó a inquietar. Su corazón todavía latía con rapidez, poco a poco se iría relajando pero trataba de asimilar todo lo que había ocurrido y la manera en la que había desarrollado aquella habilidad, todo gracias a su mentora y arcana. Ella por su parte se mostraba satisfecha, aliviada y feliz. El momento era tan maravilloso que cuando la vio acercarse y colocar sus dedos entre los del rubio, Ludwig se sintió ruborizado, nunca se había sentido tan atraído por una de sus mentoras como en aquel momento.

La emoción del momento se desvaneció en cuanto fueron trasladados hacia un claro donde a lo lejos se observaba aquella pirámide. Ya la conocía, no era la primera vez que tenía que recorrer su camino. Pero sabía que los retos a superar serían totalmente diferentes. Sin embargo se sentía preparado por lo que dijo.

-Estoy listo, gracias a sus consejos se que lo lograré y no me rendiré ni titubearé en ningún momento – dijo sonriendo tratando de disimular su enamoramiento.
 

[Thoth]

El regente solo se limitó aparecer en medio de las instalaciones diplomática de su país.

 

- ¿Qué hora es? -

 

Cuestiono a sus servidores de ese lugar de trabajo, los cuales se sorprendieron al verlo, ya que el mismo no solía marcharse de Egipto, y más llegar de esa forma a ese país.

 

-Las cinco de la mañana. -

 

Responde un Archimago encargado, y la máxima autoridad simplemente hace un gesto con la mano, para así ordenar que le dejarán solo con la persona que le había respondido.

 

-¿Qué ocurre?-

 

Cuestiona el Archimago, mientras observa al recién llegado observar la ventana.

 

-No te preocupes. - Asevera Thoth. –no he venido a supervisar, y mucho menos a cambiar al personal, eso es algo por lo cual no hubiera venido. - Camina entorno a él. –Aunque, si reconozco su extraordinaria labor desempeñada en Japón. Y en consecuencia a ello, recibirán un incremento salarial, así como el permiso de poder cursar estudios avanzados en Mahoutokoro, de igual forma, tendrán la obligación de establecer una nueva residencia para estudiantes de nuestro país. -

 

Ante esa noticia el Archimago se sorprende.

 

-Y aún no termino. - Aseveró, observando que el Archimago iba expresar algo. –Y es así, que a partir de hoy mismo seré uno de los primeros estudiantes en cursarla, espero que se comprenda y pueda dialogar referente a los tramites que corresponde con las autoridades académicas. -

 

Y se marcha, por lo que al siguiente día el Regente se inscribe en Legeremancia, portando un atuendo digno para la máxima autoridad egipcia. Este simplemente fue al lugar que le indicarón para recibir la clase. Aunque, el mismo no le agradaba en lo absoluto hablar con el reino vegetal.

[Rosália Pereira]

con @ Ludwig Malfoy Haughton

– Te espero en dos horas, en las orillas del rio –la sonrisa de Rosália Pereira no disminuía en ningún momento. Le agradaba enseñar su especialidad como si fueran pequeñas semillas que germinaban dentro de la cabeza de cada uno de sus pupilos. Especialmente cuando eso potenciaba su poder. Le daba un descanso al joven Malfoy para que se recargara porque necesitaría todo lo que había aprendido y más. Ambos desaparecieron.

 

con @ Ada Camille Dumbledore  y @ Eobard Thawne

— Muy bien, señorita Dumbledore. Tiene facilidad para dejar su mente tranquila. Ya sabe cómo empezar —le dijo Rosália ante la actitud de la muchacha de hacer aquello como si lo hubiera practicado toda su vida. Una mente tranquila era mucho más fuerte porque las influencias ajenas no podrían pasar. Luego se enfocó en su otro pupilo—. Tal vez usted pueda lograr que ésas dos fuerzas se conviertan en una sola. Asi su mente dejará de crear caos. ¿Puede imaginarlo si esas dos fuerzas se mezclan con las de la persona que esté leyendo su mente? —sonrió ante el comentario de la mente y la muerte. Eobard lo estaba logrando—. Eso es. Con ese primer paso podrá lograrlo.

Rosália los dejó algunos minutos para que disfrutaran todo aquello. La vida de los magos y brujas era demasiado movida y estaba segura que pocas veces habían llegado a ése estado.

— Ahora el siguiente paso es pensar en un lugar, SU lugar. Un sitio donde estén cómodos, tranquilos, donde recurrirían cada vez que necesiten paz, o pensar, o estar solos. Puede ser un lugar físico o imaginario, pero quiero verlo, quiero conocerlo. Lo que ustedes piensen yo lo veré. Una vez que estén allí, necesito que se centren en un recuerdo, cualquiera pero que los identifique, que muestre la esencia de cada uno. También lo podré ver.

 

con @ Thoth

Rosália chasqueó sus dedos para que la tranquilidad mental de sus alumnos no se viera interrumpida en el medio del proceso, desapareciendo justo delante de la puerta, donde aquel mago intentaba llegar. Algo llamó su atención y luego entendió que se trataba de su vestimenta, algo que era meramente familiar, le dirigió una leve sonrisa entablando una conversación.

— Thoth. ¿No? Soy Rosália Pereira, arcana de Legeremancia. Te estaba esperando. ¿Me acompañas a los invernaderos? Empezaremos allí.

Rosália Pereira le señaló uno de los caminos que doblaba hacia la derecha y se iba directamente hacia la parte trasera de la cabaña donde vivía. Ambos laterales de aquel camino estaban inundados en plantas, flores y árboles. Y había incontable de criaturas pequeñas que vivían junto a ella. Cuando empezamos a caminar, Rosália no pudo contenerse. Demasiado hacía sin leer su mente.

— ¿Provienes de egipto? No se ve muchas vestimentas asi por aquí. —no necesariamente tenían que estar en un aula para comenzar con la clase, podrían hacerlo asi—. ¿Qué conoces de la legilimancia? ¿Qué cosas puede hacer un legilimante y que cosas no? —la arcana había empezado con aquel camino que había elegido el joven pupilo parra realizar. Ambos llegaban a la entrada del invernadero, haciéndolo pasar.

[Thoth]

El rostro del regente no mostro alguna emoción, este solo se limitó a observar a quien le había dirigido algunas palabras. Sin embargo, su reacción fue detenerse y la dejo así caminar sola. En sentido, la atención del mismo solo se fijó en contemplar Seiryu. Esta criatura era algo único de la cultura japonesa, por lo que fue así como pasaron algunos minutos.

 

-Curioso, al parecer la he perdido. -

 

Suspiro, y comenzó a serenar su mente. Está practica la empleada en todo momento, algo propio de su deber, de su procedencia y seguramente, algo que le hacía tomar las mejores decisiones, por consiguiente, meditar sus próximas acciones. Y fue allí, que estando solo con ese animal quizás le pareció escuchar la voz de esa mujer, la cual no estaba a su lado en ningún momento ¿acaso había empleado la legeremancia?

 

- ¿Acaso perdiste algo importante? - Expreso el dragón de color azul verde. 

 

-No, así como las hojas caen y vuelven a florecer en la primavera, seguro si los dioses hacen que me vuelva a topar con alguien así será. – Responde el egipcio.

 

La criatura consideraba divina se marcha, dejando así al Heka a su suerte, por lo que una voz, quizás alguien intentaba comunicarse con él. Ese nigromante, simplemente solo le basto el deseo de irse, quizás regresar al inicio, a ver si así se topaba con esa mujer ¿Acaso ella se daría cuenta que el mismo no se encontraba a su lado?

 

-Pensé. - Suspira, mientras que se comienza a sentar, el mismo se encontraba en un sendero y lejos de los invernaderos. –Y aun así es una lástima. - Suspira.

 

El mismo se recuesta en un tronco de Sugi, allí su rostro era acariciado por la suave brisa del aire, ese clima era perfecto para despejar su mente, a los minutos le pareció escuchar una voz proveniente del aire, o quizás en su mente, lo que estaba seguro es que nadie se encontraba cercano a él.

 

- ¿Acaso sería ella la que me pregunta sobre ese arte que deseo adquirir? – Se cuestionó, pero aun así intento enfocarse en la misma, para probar si podía usar aquello llamado legeremancia.

 

-Es un arte o disciplina de la magia, la cual se puede nacer como un don natural o se puede aprender y emplear bajo el uso de un encantamiento. Sin embargo, adentrarse a cada mente es un mundo complejo, diferente y sobre todo peligroso, además, si ello no fuera complejo. - Baja su mirada. –También, puede acceder a un grado del alma, pero no examinar la misma, es como si tratase de una puerta, pero aquel mundo es difícil. – Suspiro. 

 

–Aunque, el más hábil de esa comprende que todo su potencial puede limitarse a esa mente, alma que desea ingresar, ya que pueden existir formas de impedir. - En eso elevo la mirada. –Es por eso que creo…- Allí ve cantar una avecilla. - La legeremancia es entrar en la vida de las personas como si fueran un gran océano. Y sumergirse hasta lo más profundo. Aunque hay que ser un gran mago para saber cómo poder salir de eso. A veces los secretos de los demás se pueden convertir en propios y tener un final fatal. Además, que se puede ver al legeremante como un ladronzuelo que anda a hurtadillas, el cual al ser descuidado puede ser descubierto, o bien ser sutil y no saber que estuvo en ese sitio. -

 

En eso se silenció, quizás sus palabras pudieran llegar a la mente de la arcana o bien las había pronunciado al viento.

Editado 30 de Mayo del 2022 por Thoth

[Eobard Thawne]

«El orden y el caos dan balance. Sin embargo, aquí, ahora, no hay caos; hay armonía».

Un viejo mentor le había dicho que, si bien era bueno concentrarse en el futuro, no debía hacerlo a expensas del momento. Su momento. Rosália lo alentaba conforme más se adentraba a ese estado de conciencia. Parecía comprender lo que su desordenada mente formulaba, y no sólo eso, también lo estaba alentando a profundizar en ello. El mantener ese equilibrio al momento de conexión entre mentes, debía proveer al usuario de un gran potencial. 

«Generalmente, asociamos ciertos lugares con un recuerdo en particular. Eso nos permite visualizarlo más rápido». La Arcana les había solicitado que pensaran en aquel lugar que evocaba ciertas sensaciones, en el que podrían considerarse seguros. Lógicamente, al tener dicho espacio en tan alta estima, seguro habría una memoria asociada al mismo.

Concord, Massachussetts. Noche del treinta y uno de octubre del año dos mil diecinueve. 

Poco a poco, el vacío en el que se había situado el Black Lestrange fue dando paso a un paisaje de atardecer, con las copas de los árboles, cuya tonalidad ocre auguraba el final del otoño, siendo bañadas por los últimos rayos escarlata de aquella tarde. Pond Street era una vialidad tranquila, como muchas de las calles al oeste de esa pequeña comunidad a las afueras de Boston. A pesar de que el invierno se acercaba, las corrientes de aire aún eran cálidas, como un abrazo que recibía a todos los elementos del recuerdo que comenzaban a materializarse. 

Una versión más joven de Eobard se deslizaba entre la hojarasca que dejaban caer los árboles que daban hacia el estanque Warners, luciendo el disfraz cambiante que en ese momento lo hacía ver como un pirata, con el tricornio ladeado hacia la derecha y un parche cubriendo su ojo derecho. Era como ver a un oficial de la marina británica venido a menos. A su lado, un joven ataviado con ropas propias de un ninja del Lejano Oriente, parecía reírse de un comentario que había emitido. 

⎯⎯Casi había olvidado tu pésimo sentido del humor, Eobard ⎯esbozó una sonrisa de ironía, invitándole a que cruzara la cerca que separaba la vivienda del cuerpo de agua ⎯. Me da gusto que hayas venido a visitarnos, ¿te quedarás?

El castaño intentaba mantener una expresión alegre ante la pregunta de su primo Cassius. Después de dos años, volvía con su familia de crianza, los Thawne, quienes tras la revelación de su verdadero apellido y el altercado en Nueva Orleans, lo habían rechazado. Mucho había cambiado desde que Cass asumió la cabeza de la familia tras la muerte de Hivolt; no sólo lo habían invitado a su casa de campo, ¡habían restaurado su retrato en el árbol familiar! 

⎯⎯Me gustaría decir que sí, pero tengo que volver a Inglaterra en algún momento. Recién renuncié a Gringotts, y debo dar señales de vida para que los Black Lestrange no se preocupen. No tanto, al menos.

Aquello último era una verdad a medias, pues el resto de su familia sanguínea confiaba en que era lo suficientemente prudente para mantenerse con vida. Se tomó un tiempo para observar el panorama que se extendía más allá de sus ojos; las áreas verdes aún prevalecían, como la mata rebelde que se niega a cambiar de color con la llegada y ocaso de las estaciones. La superficie cristalina, en relativa calma, transmitía su paz a los presentes. Su familiar pareció entender el deber con la familia del castaño, por lo que le regaló una sonrisa indulgente acompañada de una venia. 

⎯⎯Entiendo, y no te culpo. Puedes quedarte el tiempo que quieras, estoy a punto de prometer que iremos a visitarte a Europa, algún día. 

Conforme iban caminando hacia las mesas de roble que el resto de la familia había montado en las orillas del estanque, y cuyo contenido era un verdadero festín de Halloween, Eobard difuminó el recuerdo para dejar visible el entorno en el que se había suscitado tal evento. Los árboles crujían con el correr del viento, como augurando que pronto perderían gran parte de su follaje. Uno que otro salmón saltaba de vez en cuando hacia la superficie, lleno de vida y en búsqueda de su alimento. Pocos lugares como ese transmitían el ciclo de la vida de una forma tan natural, y muy a pesar de la intervención humana.

El día menguó, y la noche dio la bienvenida a un cielo estrellado que difícilmente se podía vislumbrar en las grandes ciudades. Si uno era buen observador, ni siquiera necesitaría de un telescopio o un teodolito para observar el firmamento. Los grillos comenzaban su sinfonía, y el estado de armonía comenzaba a propagarse. 

Aquel pequeño estanque representaba la paz interior que, inconscientemente, el Black Lestrange había estado buscando con el correr de los años.

[Ada Camille Dumbledore]

Sentada allí con la mente en blanco, mecanismo de defensa que había desarrollado tras tener tantas cosas en la cabeza que me ayudaba a poner en orden todo, me quedé allí disfrutando de ese momento. Muchas veces en mi diario vivir tenía que luchas contra múltiples ocupaciones y preocupaciones que no me permitían tranquilidad, pero al dejar que todo se fuera y liberarme de ellos por momentos me ayudaba a cambiar el enfoque de todo. Disfrutaba eso estar allí etérea, ausente y al mismo tiempo más viva que nunca.

 

En un momento logre escuchar la voz de la Arcana, era sorprendente como su voz podía llegar hasta a mí y no alterarme ella tenía algo que aún no entendía y que me agradaba, calidez podría ser, pero había algo más, era como si viese el alma. Me indicó que fuera al un lugar, uno donde me sintiera tranquila. Mi mente no dudo en llevarme al Chateau Du Malmaison, lugar de mi nacimiento y mi más tierna infancia, hogar de la Familia Rosier. Camine por el jardín del gran palacio con calma acercándome al edificio por su puerta principal e ingrese. Los tonos rojos de los sillones del salón principal y el recibidor, las grandes paredes verdes y doradas. En una de ellas ubicada frente a los ventanales había un hermosa mujer rubia que estaba sentada mirando el salón y con una taza de té en la mano. Sus ojos azules miraron hacia mí y sonreí, tenía algo en la mano y me llamó por mi nombre para que me acercara.

 

Camine hasta ella y vi mis pies, tenía un vestido blanco largo y mis pies eran pequeños, tendría unos seis años. Al. Llegar a ella me entrego un instrumento que olía delicioso, era un violín, más exactamente un Stradivarous. Lo tomé en mis manos con tanta suavidad como si creyera que fuera a romperse. La alegría fue inmensa ahora tenía mi violín. Poco faltó y vi en el salón de música del Chateau a mis hermanos, cada uno con su instrumento, solo yo estaba en el balcón tocando al viento y casi bailando, amaba mi violín.

 

 

 

 

 

[Rosália Pereira]

con @ Thoth  

Rosália Pereira chasqueó los dedos y todo se disipó en la mente de Thoth. Por un segundo, el joven había creído que hablaba con aquel espíritu japonés, apoyado en aquel tronco del hermoso árbol. La arcana tenía que admitir que el mago tenía mucha imaginación, si fuera posible y un lugar real, hasta a ella le darían muchas ganas de quedarse a vivir. Pero tenía una responsabilidad que cumplir y acompañar a éste nuevo pupilo. Que se detuvo a escuchar cuando respondía algunas de sus preguntas.

— Es increíble, explicaste con todos los detalles lo que representa la Legeremancia. Hasta si no te conociera diría que posees la habilidad. ¿Ahora, serás capaz de llevar todo eso a la práctica? —Rosália lo dijo con una gran sonrisa, claramente ella ayudaría a que el chico llegara hasta la puerta del portal—. Pero aún así, no me has contestado sobre tu procedencia. Creo que compartimos origen, Thoth. ¿Hablamos un rato hasta llegar al invernadero? ¿Por qué has dejado un sitio tan hermoso como Egipto?. Y más con el puesto que ocupas… —le señaló el camino.

Rosália sabía que el chico estaba adoptando una postura defensiva. ¿Por qué? Eso lo averiguaría. Lo invitó a entrar y a tomar asiento. Algo le decía que iba a poder ser un camino aventurero junto a Thoth.

 

con @ Ada Camille Dumbledore  y @ Eobard Thawne  

Ambos pupilos habían logrado llegar a su lugar seguro, a su lugar donde solamente ellos podían refugiarse de todo lo demás. Rosália Pereira estaba segura que no necesitarían recurrir a ése sitio en reiteradas ocasiones pero le gustaba utilizarlo porque el camino del aprendizaje para la Legeremancia era muy turbulento. Necesitarían descansar en un punto así, de vez en cuando, especialmente cuando se vieran perdidos o acorralados incluso en su propia mente.

Rosália veía, sentía y escuchaba todo lo que ellos sostenían en sus mentes. Ambos sitios le transmitían casi lo mismo que a ellos. Y en ése estado comenzaban ése camino. Empezaría sutilmente pero la Arcana tenía que exprimir cada gramo que contuvieran en sus cuerpos porque debían abarcar absolutamente todo. Y principalmente porque no podía haber fallas en la lógica de la habilidad. Debían saber usarla en todo su esplendor, nadie podía salir usándola de manera errónea.

— Excelente, muy bien los dos. Han sabido comprender el primer paso a la legeremancia. Piensen en ése sitio cada vez que lo necesiten. ¿Alguno de los dos conoce qué es lo fundamental para que sea posible entrar a una mente? —Rosália quería dejar que respondieran pero le alegraba tener a dos alumnos predispuestos a ella—. El contacto visual. Es fundamental. En caso de que esté inconsciente la persona, bueno… podrán sentirle —la Arcana volvió a tomarse unos segundos. Se aferró nuevamente a su taza, ésta vez con un líquido casi dorado.Después de algunos sorbos les habló: — ¿Y si intentamos la legeremancia entre ustedes? Recuerden todo lo que les dije. Y probemos a ver cómo va.

 

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Perdón a los 3 pupilos. Prometo estar ahora un poquito mas presente.

 

[Thoth]

El egipcio no se encontraba en los invernaderos, así como tampoco al lado de la arcana,ya que ella había optado dirigirse sola a ese rumbo, quizás pensando que tenía compañía. Sin embargo, eso no fue impedimento para que el regente escuchará la voz de la misma, era posible que en su mente o por el viento, ésto no le preocupó o le molesto, pero si le causo gracia que al escudriñar su mente sólo diera con un detalle que está visible de todos sólo con el atuendo que el mismo mago portaba para esa ocasión. 

 

-Nadie puede cambiar el destinó marcado por los dioses ¿Acaso puedes cambiar el orden natural sin sufrir las consecuencias? Y viendo, que incluso alguien tan experto puede darse a descubierto como un ladronzuelo, quizás con intención y aún así si deseaba demostrar que lo dominabas, es algo que no me impresiona. - Aseveró con gran hincapié en su última frase. -Y desea que lo ponga a la práctica, vale.-

 

Y de inmediato , comenzó a serenar su mente y guiando sus palabras a la arcana sin la necesidad de pronunciar alguna palabra, solo concentrándose en su objetivo. Ésto sería una práctica  ya que hasta donde comprendía los legeremante podían transmitir sus pensamientos a personas o seres lejos de ellos. Además, que intentaría acceder a la mente de ella y así saber el lugar donde ella se encontraba. 

 

[Eobard Thawne]

Su mente comenzaba a reordenarse cual rompecabezas, aunque bien era conocido que las piezas no siempre debían embonar de forma perfecta. Como en cualquier otro objeto, siempre existía la posibilidad de que su diseño no fuese del todo exacto al modelo original, y eso sería justamente su distintivo; algo así podía funcionar para las mentes, pensaba él, pues cada una se organizaba de forma diferente, y mas aún, su estructura se complementaba de formas distintas entre sí. 

⎯⎯En efecto, funciona de manera similar a algunos de los encantamientos que utilizamos en la vida cotidiana ⎯respondió el castaño, pensando en las ocasiones en que había visto a propios y extraños sin apartar la vista de lo que estaban conjurando, comúnmente transformaciones o hechizos que requerían cierta precisión ⎯. De hecho, tengo entendido que, si intentamos leer la mente de alguien usando magia verbal, sería a través de un hechizo, ¿no es así? 

Su entendimiento en aquella rama de la magia era bueno, pero prefería a disolver sus dudas antes de asumir conjeturas y que, en la práctica cotidiana, aquello no resultara como estaba escrito en la teoría. Aceptó la encomienda de Rosália con gran interés, puesto que sería la primera vez que incursionaría en una mente distinta a la suya. La de Ada, quien haría lo mismo con la suya, y que esperaba no se perdiera entre los remanentes de su mente fragmentada. 

⎯⎯Vamos a ello. Espero que no derive en un concurso de miradas mal ejecutado. 

Se dirigió hacia su compañera con una media sonrisa, intentando romper el hielo. Si bien, el aura que rodeaba a sus ojos podría relacionarse con cierta falta de vivacidad, no era su intención que así fuera. No del todo, al menos. Una vez que bebió un poco más de su infusión de jengibre, se colocó los dedos índice y medio de la diestra sobre una de las sienes del hemisferio derecho, como si fuera a masajearla. Se enfocó en ese contacto visual, yendo desde las facciones de Ada, que tenían ciertas similitudes con las de un ángel. ¿Sería humana?, pensó el castaño, relacionando esa apariencia más con la de una veela. Sus ojos despedían un matiz azul, resaltando contra su piel nívea, por lo que era sencillo concentrarse en estos. 

Fue como deslizarse sobre una superficie congelada, aproximándose cada vez más al iris de sus globos oculares, considerados como un puente entre el exterior y el interior de una persona. 

Al inicio, todo comenzó a darle vueltas; y no era para menos, pues se encontraba dentro de la mente de alguien más. Recordó la primera lección que les dio la Arcana, que consistía en vaciar su mente, Estaba dejando atrás el caos que suponían sus enredos mentales, para concentrarse en su travesía dentro de la mente de su compañera. 

Sólo espero que esto no me cause náuseas, como la Aparición conjunta. 

La travesía lo llevó a un espacio representado casi tan real como el espacio en el que desarrollaban la clase. La majestuosidad de los terrenos era innegable; por donde miraba, los setos estaban bien cuidados, casi como si los cortaran con herramientas hechas a la medida; los bancos que se erigían cada cierto tiempo, no parecían tener ninguna fractura ni desgaste, a pesar de que seguramente llevaban ahí más de lo que el Black Lestrange tenía de vida. Como casi todos los recintos europeos, era concéntrico a una elegante fuente de la que circulaba un líquido cristalino como si levitara en el aire. 

Dos personas estaban reunidas allí, como si se tratara de una reunión secreta. A una la reconoció como una versión más joven de Ada, mientras que el otro le resultó desconocido, ¿tal vez se debía a la iluminación? Aquello debía de ser una escuela, y juzgando por la cordillera montañosa que se veía a lo lejos, debían estar en Beauxbatons. No sabía mucho de la institución en sí, pero la seda azul pálido le confirmaba este hecho, Llamaba su atención que Ada llevara vivos púrpuras y otros derivados del morado, asociándolo con alguna de las casas de dicha escuela. 

Debía estar en sus últimos años de estudiante. Sexto año, tal vez, a juzgar por sus apariencias físicas. El chico, por otro lado, le llevaría un año a lo mucho. Parecía una especie de despedida, casi podía percibirlo en su entorno. Aquella aseveración fue alimentada por un peculiar beso entre ambos, como si supieran que se acercaba algo inevitable. 

Interesante concepto, ¿se habrán reencontrado más adelante? Pensó el más joven de los Black Lestrange, mientras el entorno se difuminaba a una estancia recubierta de ventanales, y que daba a una ciudad que, como si fuese poesía pura, emanaba aquel sentimiento que había percibido en el recuerdo: Amor. Era su primera vez visitando el Ministerio de Magia francés a través de la mente de otra persona, pero era fácil reconocerlo con esos detalles. 

Allí, Ada y otras personas se arremolinaban ante lo que daba la impresión de ser una reunión previa. Escuchaba susurros acerca de un supuesto entrenamiento en Rusia, como parte de la capacitación como espías ministeriales. Le pareció curioso, pues no encontraba relación alguna entre ese momento y la despedida en el colegio francés. No era así, hasta que se percató en un elemento en el físico de su compañera. 

"Siempre tuya J". 

Escondido entre su cabellera y el cuello de su vestimenta, se trazaba una especie de tatuaje sobre su espalda. Bastante discreto para el gusto del castaño, pues tenía al menos tres, y de formas más exóticas que el que estaba viendo. No parecía tener mucho tiempo de habérselo hecho, ¿habría sido en honor a su amor adolescente, que para todos resultaba desconocido? 

Con ello, finalizó la incursión y, poco a poco, se fue reincorporando a la realidad. 

⎯⎯Eso ha sido intenso, necesito un momento. Definitivamente, uno puede perderse fácilmente si relaja la concentración ⎯ retiró el apoyo de su sien y se reclinó sobre su asiento, para recuperar el aliento. La legilimancia le había supuesto un esfuerzo tanto físico como mental para lograr la modesta conexión⎯. Para ser la primera vez, creo que no ha estado tan mal. 

Ahora, le invadía la curiosidad sobre lo que su compañera habría visto durante su práctica. No podía culparla si llegaba a presenciar eventos con menos intensidad que los que él había visto de ella; su vida parecía una mala combinación de tranquilidad y adrenalina mal focalizada. 

[Ada Camille Dumbledore]

La casa de mi infancia el Chateau Malmaison al lado de mi bisabuela y mis hermanos, era la mayor de mis hermanos biológicos, los adoptivos se habían criado casi todos en otros lugares y habían llegado a mi lado en sus adolescencias. Mi madre biológica tenía un gran corazón, siempre había ayudado a la gente y había entregado su vida a todo quien la necesitará, pero no de nosotros. Ahora estaba en el jardín del Chateau con la abuela Ada frente a un gran lienzo en donde dibujaba lo que sería el Chateau de Thil zapata era uno de los edificios históricos más antiguos de Francia y se decía que era la primera residencia que había usado el rey de Francia. Me había quedado observando mientras que la abuela me explicaba que había sido residencia de nuestros antepasados y sobretodo de nuestro linaje reinante, ella siempre se enorgullecía de ser descendiente de María Teresa de Francia y llevaba el título de princesa de Mónaco. Era algo que me molestaba, aún rondaba ese lugar cuando la voz de la Arcana me sacó de aquello, volví de a poco, casi aferrándome al lugar y regrese con calma para recibir las instrucciones de la Arcana en e siguiente ejercicio. Tome la taza de té mientras la observaba, era increíble la sensación de confianza y paz que nos brindaba nuestra maestra y cría que era parte de su forma de enseñanza, lo cual me agradaba, no había mejor forma de adentrarse y dominar se a sí mismo sino estando en un lugar tranquilo.

 

Tome el sorbo de té, tenía un suave algo picante y el olor era delicioso, era singular y me agradaba la verdad. Era el momento del ejercicio y el joven de nombre Eobard iba a iniciar, debía calmarme un poco, varita en mano me miró a los ojos y me dio una sonrisa, lo que me calmo un poco. Suspiré y observe los suyos y me dispuse a relajarme. Logre ver como se adentra a pero era algo que parecía no doler sino como ver mis propios recuerdos, sentí algo de vulnerabilidad cuando vi mi despedida al joven de quien me había enamorado por primer vez, la fuente de Beauxbâtons el día de haber hecho mis exámenes de TIMO. Ese beso, mi primer beso, el hecho había marcado mi vida y el escalofrío que sentí no sabía si era de ese día o de este momento, no podía diferenciarlo. Tras un momento confuso me vi en las oficinas del Ministerio de asuntos mágicos de Francia, había sido unos meses luego de graduación de la Escuela de Magia y me había enlistado en la milicia. Mi preparación militar en Rusia y ese tatuaje que aún lleve a en la espalda, era increíble que el pudiera ver todo eso, no era algo en lo que pensaras todos los días así que me sonroje, de esos recuerdos solo una persona los sabía.

 

Tras salir de la legeremancia me sentí extraña frente a Eobard, no podía dejar de sonrojarme al haber visto parte de mi pasado que nadie sabía. Tome té para disimular, era mi turno así que cerré los ojos para despejarme. Levante la varita y la dirigí hacia el joven mencionando suavemente – Legeremens – tras eso me vi envuelta en una bruma debía buscar y muy al fondo llegue a un lugar que no conocía, en las paredes logré ver un escudo, era Ilvermorny. El joven Eobard se veía adolescente y caminaba mientras otro joven parecía molesto con su presencia. Los vi mirarse desafiantes, era innegable la molestia de ambos y sentía esa ira de ambos, pasó un momento y todo pasó a un instante en que ambos estaban, varita en mano uno contra otro, el duelo estaba en apogeo. Eobard lanzó un hechizo que dejó sorprendido a su rival y cayó al suelo herido, no era cualquier conjuro había conjurado una magia oscura poco conocida. Tras esto la escena estaba en una oficina donde la dirección le informaba que estaba expulsado ya no podría estar en la escuela norteamericana. Puse ver el cambio, los jardines y el lago eran inconfundibles: era Hogwarts, el joven caminaba por los pasillos hacia una de sus clases, portaba una bufanda de Slytherin y quien esperaba en ese salón era una persona conocida, la señorita Black Lestrange. El tiempo parecía haber pasado y ella le decía que el era parte de aquella familia, lo que me sorprendió al verlos a ambos, el sentimiento de afecto era fuerte.

 

Sentí ese sentimiento tan mío que al salir de la mente de mi compañero lleve la mano a mi rostro, tenía una lagrima en la mejilla, al parecer la visita a la mente de otra persona te dejaba percibir todo hasta los sentimientos con que aquea había vivido ese momento. Sentí una especie de escalofrío.

 

- Creo que fue bastante bien… jamás pensé que fuera tan intenso poder verlo desde la perspectiva del otro.

 

Mire a la Arcana y luego al Black Lestrange, la verdad había sido un momento muy fuerte para mí y aún sentía la sensación de sus sentimientos y pensamientos.

@ Rosália Pereira  @ Eobard Thawne