Legilimancia

[Helike R V PB]

Desde la última vez que había estado cursando alguna habilidad había pasado mucho tiempo. Para más inri había tenido que irme apresuradamente de dos habilidades que estaba iniciando para atender otros asuntos, con lo cuál, no me había gustado para nada... Pero ahí estaba yo otra vez. Al menos en ésta ocasión sí tenía intención de terminar lo que había empezado y esperaba que, con buena nota. Aunque tampoco es que me considerase gran estudiante, era más habilidosa con las pociones y las artes oscuras que con cualquiera de las otras materias.

Estaba en la mansión Potter Black detallando los últimos detalles antes de mi llegada a la facultad. Me sentía algo nerviosa, debía reconocerlo. Esperaba que, la arcana no me pusiera demasiadas pegas por mi larga ausencia. Tras darme un baño para relajar los nervios, secarme y poner mis ropas interiores no sabía qué ropa ponerme, tal y cómo estaba en esos momentos. ¿Ropa informal, o mágica? Al final me decidí por lo primero. Así iría mucho más cómoda y si tenía que hacer alguna misión al menos que no me moletasen ni la capa ni la túnica. Me puse una camiseta blanca, una cazadora de cuero y unos tejanos azules además de unas zapatillas de deporte del mismo color. Recogí el morral de cuero con muchas de mis pertenencias, la varita y las guardé en el bolsillo.

Salí de la mansión hacia afuera de los terrenos de dónde pertenencían a la casa y me desaparecí, para abrir los ojos y llegar hasta los límites de la Universidad en dónde los arcanos enseñaban sus habilidades. Cómo ya conocía el lugar por otras experiencias fui directamente caminando deprisa y sin pausa hasta el lugar en dónde estaría Rosália o al menos eso esperaba, el invernadero parecía estar como de costumbre y cómo lo recordaba. Todo lleno de plantas exóticas y otras más comunes como la belladona, algo que me llamó la atención. La revisé durante un segundo y tras descansar durante un momento dije en voz alta.

- Hola, ¿hay alguien? Espero no molestar mi señora - comenté en un tono temeroso y educado, tal y cómo hacían las viejas formas de modales de mi época. Sólo esperaba que no se molestase mucho.

off. Cuando podáis, ¿vale? entiendo que Diciembre es una época complicada por las fiestas y sí o sí llegaré a la prueba, o eso espero xD o.ô

[Ludwig Malfoy]

Mahukotoro, la escuela mágica donde varios magos y brujas habón adquirido habilidades que los hacían destacar por encima de los demás, se trataba de un lugar lleno de naturaleza y cultura, sus edificios y casas estaban preservados a la perfección como en la época feudal de Japón, en sus instalaciones se podían ver a monjes y estudiantes los cuales portaban con orgullo sus túnicas, el Malfoy admiraba verlos siempre tan estrictos con su cultura y tradiciones que incluso llegó a envidiar el no haber llegado antes a aquella institución. Desafortunadamente logró conocerla justo después de regresar de su viaje en el tiempo para poder descubrir que tenía dotes en la animagia y ahora que casi había perfeccionado dicha habilidad estaba más que listo para comenzar con una nueva: legilimancia.

¿Por qué elegir algo así? En realidad no lo sabía, desde siempre hacía sido muy suspicaz con la gente que conocía, le costaba trabajo confiar en la gente pues sabía que muchos se ocultaban bajo máscaras ocultando sus verdaderas intenciones y no se refería a los miembros de la marca tenebrosa, se refería a algo mas allá de los bandos, por tal motivo siempre había sido muy meticuloso e incluso celoso, le costaba trabajo relacionarse con la gente y quería de alguna manera cambiar aquel problema interpersonal, fue por eso que había decidido buscar la manera de adquirir dicha habilidad.

Una vez que terminó su sesión con Suluk decidió ir a la casa de la arcana encargada de aquella habilidad, Rosália Pereira era su nombre, el Malgoy desconocía su originen pero eso francamente no le importaba mucho, deseaba conocer a la mujer y solicitarle que le permitiera cursar dicha habilidad con ella, no estaba seguro si lo aceptaría o si sería lo suficientemente digno o talentoso para cursarla pero no perdía nada con internarlo. Se aproximó hasta el lugar donde algunos estudiantes le habían dicho que vivía y tocó su puerta con fuerza pero cuidado esperando a que se le abriera.

Al cabo de unos minutos una figura femenina le abrió mirando al rubio de pies a cabeza, no estaba seguro si ella era la arcana así que decidió presentarse y espera a que ella le contestara - hola qué tal me llamo Ludwig Malfoy y estoy buscando a Rosália Pereira, deseo aprender la habilidad de legilimancia.

[Rosália Pereira]

En cuanto el joven Cillian aceptó enfrentarse a la prueba, Rosália le explicó todo lo que tenía que saber. Cuando se refería a todo, le había contado que la prueba empezaría al otro día, justo en el borde del lago donde se encontraba el embarcadero donde estaban atadas las balsas, justo en el lugar donde se hallaba la pirámide, donde claramente para llegar a ella, debía enfrentarse a unas últimas pruebas. Ambos se fugaron hacia sus respectivos puestos. Porque tenían que concentrarse en lo que iba a suceder. 

 

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con @ Darla Potter Black   — Situación 2. Peligro en el edificio.

Rosália Pereira no podía meterse bajo ninguna circunstancia. Solamente lo haría si la vida de Darla corría demasiado peligro. Aunque ya todos conocían que las habilidades eran peligrosas ya de por si. Más cuando se trataba de jugar con las mentes de las personas. Con los muggles era mucho más fácil porque no poseían magia, porque eran personas con menor influencia sobre nosotros. Pero dentro de la comunidad mágica era diferente.

— ¿Qué haces aquí, bruja? —Rosália también lo había escuchado, una voz profunda, grave, siniestra. Tal vez la pelirroja Darla se había encontrado en el peor lugar, en el peor momento. Pero para eso se había metido en aquella situación, para solucionarla de cualquier manera que estuviera en sus posibilidades.

Aquella figura la había reconocido, mientras Susan bajaba tramos de escaleras, perdiendo líquido y fuerzas, claro estaba. Hank había estado intentado recuperar la luz, que se había ido tras la tormenta. Rosália se concentró en su pupila. ¿Se cruzaría de brazos sin hacer nada?

 

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con @ Helike R V PB  y @ Ludwig Malfoy Haughton  — Cabaña de Rosália.

 

Rosália Pereira tenía dos nuevos alumnos con los que empezar aquel camino de la Legeremancia. Primero llego aquella bruja, que le agradó de manera enorme su forma de saludarla. Le señaló que podía tomar asiento donde quisiera y que ahora le serviría algo para tomar. Siempre les gustaba primero tener una pequeña entrevista con sus alumnos, saber quiénes eran. El segundo llamado fue justo a tiempo, como la Arcana creía. Un mago muy guapo se acercó a su cabaña, presentándose.

— Ya me habían avisado que llegarían. Justo a tiempo. ¿Quieren un poco de té? Creo que en ésta época de frío viene muy bien. ¿No creen? —las tazas aparecieron mágicamente frente a ellos, por si querían beber del té (o café), como lo  hacía la mismísima Rosália.

La arcana observó la mente de ambos. Él, Ludwig, tenía una vida transcurrida dentro de aquella comunidad, sabía que era un animago reciente. Eso le gustaba a Rosália porque sabía cuándo sus alumnos eran sedientos de conocimiento. En cambio ella, Heliké, se encontró con una pared. Una oclumante. Rosália sonrió levemente, sin importar que los observaba detenidamente con ojos fijos y luego con una sonrisa perspicaz. Eso la volvía más interesante.

— Creo que ya saben que soy Rosália Pereira, la Arcana de la Legilimancia. Conmigo podrán transitar en éste profundo camino. ¡Y complicado! No lo subestimen jamás. Ahora que sabemos quiénes somos. Cuentenme ¿Por qué eligieron la Legilimancia? ¿Y qué sabe sobre ella?

[Helike R V PB]

- Se lo agradezco mi señora, ciertamente no estamos en una época propicia para viajar, aunque se use la aparición - comenté con una ligera sonrisa, mirándola a los ojos en cuánto se había aparecido ante nosotros dos. Pensaba que iba a estar sola en esa clase, pero me agradaba tener compañía para en el aprendizaje de esa habilidad. La Arcana había hecho aparecer un par de tazas y yo la tomé con las manos. Estaba caliente y le di un pequeño sorbo sin dejar de observar a la profesora. No sabía porqué pero tenía la sensación de que quería ir más allá.

Sonreí ligeramente y sólo le dejé ver lo que quería que viese en mi mente. Tenía mucha sangre y mucha muerte a mi alrededor y no era grato ni para mí ni para otras personas el verlo. Pero no sólo eso, también estaba mi familia que, aunque me hubiese separado, nadie tenía porqué conocer esa conexión y sobre todo, por el amor hacia mi hija Elentari. ¿Asesina? Tal vez, pero no por mi propia mano. O eso me decía siempre. Una mentirijilla para protegerme. En una de mis dedos llevaba el anillo de la habilidad de la oclumancia. Lo había sacado del morral de cuero y lo había colocado justo antes de entrar. Eso me ayudó en lo que pretendía. Cualquiera que accediese vería simplemente una puerta con un gran cerrojo. Cerré los ojos durante un moment y los volví a abrir para después tomarme otro traguito de té.

- Tampoco lo pretendía señora. Sé que hay habilidades que, aunque parezcan simples, no lo son... Tengo cierta experiencia en ello, la verdad... 

- Por conocimiento. Éste puede ser de muchos tipos. Malo o bueno, poderoso o nimio. En las mentes de todos nosotros guardamos mucha información. Recuerdos del pasado, quizás de vidas pasadas en nuestro subsconciente. Con ésta habilidad se puede a ayudar a encontrar a un asesino o simplemente manejar lo que tenga para una mejor toma de decisiones. Puede servir a nivel personal o de estado, o en defensa propia... pero por desgracia no tengo las instrucciones o estudios necesarios para tomar semejante poder antiguo y que respeto en suma manera. El acceso a la materia gris de todos nosotros es delicado y hay que hacerlo con sutileza para no dañarla... 

<<El arte de la legeramancia por lo poco que he podido estudiar, sé que es un don muy poderoso y peligroso a la vez si no se respeta como lo que es. Magia antigua y potente al mismo tiempo. Además de ser posible quiero cerrar el círcu.lo del aprendizaje de esas añejas artes conjuntamente con el aprendizaje de hablar pársel. 

Me quedé callada durante un momento y proseguí.

- Le presento mis excusas si me he excedido en demasía - asentí con la cabeza y me senté en una de las sillas que Rosália nos había ofrecido tanto a mí como a mi compañero recién llegado- es más, estoy dispuesta a instruírme en lo que usted considere necesario para ir más allá. Y además para probarle que soy digna de tener el control del anillo de legeremancia - terminé con una sonrisa sincera y volviéndola a mirar a los ojos. 

@ Rosália Pereira

[Ludwig Malfoy]

En cuanto la arcana comenzó a tratar al Malfoy éste sintió una gran comodidad y confianza, era extraño pues aquella bruja emanaba una vibra que le inspiraba al rubio la confianza para expresar sus emociones y pensamientos, se preguntó si acaso los magos con ésta habilidad también podían inspirar esa clase de emociones y que las personas puedan abrirse de manera tan espontánea, también existía la posibilidad de que ella lo hubiera leído desde el momento que había llegado pero no tenía manera de saberlo, aún. 

Junto con el había otra bruja a la cual no conocía quien se presentó y también dio a conocer tanto sus motivos para aprender la habilidad como lo que conocía de la misma, Ludwig escuchó todo con la mirada perdida en uno de los retratos que tenía Rosalia en su cabaña, conforme más escuchaba más de daba cuenta de que sus motivo no eran lo suficientemente buenos e incluso podrían parecer egoístas pero y cuando llegó su momento de hablar se quedó un poco apenado pero de nada servía mentir, la arcana podía leer todos sus pensamientos y se daría cuenta de que algo no cuadraba, no le quedó de otra más que encoger los hombros y comenzar a hablar.

-No quisiera parecer egoísta ni menospreciar los motivos de mi compañera - dijo señalando a Helike - para ser honesto los motivos que me llevan a querer aprender legeremancia son porqué últimamente he recibido traiciones de seres queridos, descubrí que mi hermana había causado un accidente que me trajo a éste tiempo y lugar, también se de muchos amigos que pertenecen a la marca tenebrosa, incluso estoy seguro que mi hijo me oculta un gran secreto - estaba totalmente ruborizado - soy muy celoso mi señora, tengo que admitirlo cuando Cillian, mi prometido, me dijo que se dedicaba a ser “acompañante” casi tiro toda nuestra relación por la borda así que creo que la única manera de poder estar tranquilo es saber leer la mente de aquellos que le rodean para saber si no me están mintiendo.

Hizo una pausa, de daba cuenta perfectamente que esos motivos sonaban más a inseguridades que otras cosas, todo mundo podría pensar que el rubio ahora era un patético, celoso e inseguro mago, pero eso no le importaba, quería aprender esa habilidad a cómo diera lugar, ahora tenía que responder la otra pregunta y pese a tener las nociones básicas de la habilidad, desconocía si había algo más allá - tengo entendido que la legeremancia es una habilidad que permite conocer los pensamientos de las personas, sus emociones, intenciones, incluso sus más profundos deseos que ni las otras personas conocen, también se que se requiere una gran fuerza mental pero no tengo más conocimiento - agarró su taza de té y se percató que evidentemente hacía bastante frío por lo que comenzó a frotarse los brazos para emitir un poco más de calor mientras esperaba la respuesta de su mentora.

 

@ Rosália Pereira  @ Helike R V PB

[Darla G Dumbledore]

Situación 2 - peligro en el edificio.

 

Darla seguía suavemente la mente de Susan, iba bajando con dificultad pero que acabara de romper fuentes no era una buena señal. Estaba a punto de desaparecerse para aparecer a su lado cuando la voz sonó llamándola bruja. La pelirroja inclinó la cabeza como si le hubieran dado un golpe en ella, porque había reconocido aquella tonada, con brusquedad buscó en la mente de Susan el motivo por la cual la podían estar vigilando y la vio trastabillar en el palier del segundo piso. Allí estaba, él era el padre, se le heló la sangre en las venas antes de girarse varita en mano, solo podía ocultar su identidad, no lo que era.

—Lo mismo podría preguntarte a ti, pero creo que ya sé la respuesta a eso… Richard… ¿o debería llamarte Corvus…? —él no esperaba que ella supiera su verdadero nombre y fue el asombro la que la llevó a mover ágilmente la varita susurrando —legilimens —con rapidez se  fue colando en los recuerdos del mago: lo vio de seis años en el campo de entrenamiento, vio las golpizas con que su padre lo había educado, provocándole que ella misma se estremeciera ante los sentimientos de Scarlet a flor de piel, un sentimiento de sorpresa y dolor al ver la ternura de la ahora “madre” de Corvus consolando a su niño.

—¡Fuera! —para cuando él grito Darla había retrocedido e iba ya corriendo escaleras abajo, sabía que la alcanzaría, no podía escapar de otro vampiro tan fácilmente.

Con rapidez pensó en Hank y se escabullo en su mente, metiéndole las imágenes de Susan bajando las escaleras y le vio dar un respingo y linterna en mano correr hacia allá. Dos pisos más abajo ella se detuvo a mitad de la escalera, esperando al mago que venía tras sus pasos.

—¡Legilimens!  —alcanzó a gritar en el m omento que él caía sobre ella y a su mente y vio a Amelie, las fiestas, la traición la muerte ¿cómo no entenderlo? Buscó en su mente hasta encontrar el recuerdo que buscaba, no esperaba una playa, los vio peleando sobre la arena y se retrajo a sí misma, buscando una salida de ese recuerdo hasta que encontró el rostro de Susan y comenzó a hurgar mientras susurraba —no le harás daño ni le robarás como tu padre —podía sentir como él se debatía y alcanzó a ver el destello de lo que llevaba en su mano, la Potter Black se desapareció para volver a aparecerse varios pasos sobre él escalera arriba —expelliarmus —el rayo salió disparado hacia la mano de Corvus, pero no la que sostenía la varita sino el puñal de los Aidan, los guardianes de la casa Vladescu —accio —agregó para recuperar el arma para sí.

Se permitió dos segundos, Hank, sostenía a Susan y comenzaban a bajar lo que quedaba de escalera, desde allí podía escuchar sus gritos pidiendo ayuda, ya otros vecinos parecían salir de su cómoda soñolencia para socorrer a la pareja.

—No te permitiré hacerle daño, no repetirás la historia, es su hijo...

—Y mío... —gruñó el vampiro intentando resistirse mientras ella con brusquedad volvía a invadir la mente del mago, buscando y modificando cada recuerdo de Susan, intentando que él la olvidara, era desmemorizadora, y había sido de las mejores no iba a permitir que él la dañara, por eso debía seleccionar cada recuerdo con cuidado y cambiarlo uno a uno paso a paso, no dejar huecos de colador… podía sentir la resistencia de Corvus y como poco a poco el mago parecía reconocer la esencia de la no tan anciana bruja frente a él.

@ Rosália Pereira

[Rosália Pereira]

Con @ Helike R V PB  y @ Ludwig Malfoy Haughton  en la cabaña

Los tres fueron tomando aquella bebida que Rosalia Pereira les había entregado para hacer aquel encuentro mucho más ameno. ¿Existía una razón por la que hacía ello? Muchas personas creían y tenían la noción que iban a encontrarse con una bruja que iba a filtrarse en sus mentes, modificarlas y estallarlas. Probaban todo tipo de encantamientos y maneras de evitar que la Arcana de Legilimancia invadiera sus mentes. Tomaban pociones, creaban hechizos para evitarlo. Pero no había ni una persona viva que pudiera evadirlo. La magia de Rosália Pereira atravesaba todas las barreras.

Todas menos una. La de Aailyah Sauda, la maldita sabía demasiadas magias sobre la oclumancia y siempre evitaba que encontraran su secreto.

Miró a Heliké, la bruja estaba recelosa de su propia mente. No acostumbraba a invadir la mente de sus alumnos, los acompaña en su camino y ellos iban mostrándole lo que querían. Era un viaje que solo guiaba, ellos decidían que hacer con su mente. Miró a Ludwig. Su mente era algo secundario, lo que si le importaba lo de los demás. Algo muy peligroso también. Sonrió a la bruja por sus disculpas, no era necesario pedirlas.

— Ambos tienen objetivos diferentes. No cuestionaré ninguno de ellos. Los acompañaré a ambos en sus caminos —miró a Ludwig y le guiño, para seguir con Heliké donde le sonrió—. Pero si quieren realmente aprender y controlar la legeremancia, deberán seguir mis consejos. Así lograran entrar a la pirámide y vincularse con el anillo. ¿Están listos?

Rosália dejó la taza sobre la mesa y se dirigió hacia la puerta. Tenían que ir directamente al invernadero, que se encontraba a un costado de la cabaña. Ése sitio era mucho más mítico y relajado. Necesitaban un momento para empezar con ése camino. Aprovechó ése momento para acomodar sus palabras. Tenían que ser cautelosas, tenían que ir bien dirigidas, porque sus alumnos la elegían a ellas para aprender la habilidad. Estaba segura Rosália que era una de las Arcanas más dispuestas. Estricta, claramente, pero bondadosa. Su andar era ligero como la brisa en la mañana. Su cabello rojo era mucho más fuerte bajo la luz del sol. Y aquellas ropas parecían plantas impregnadas, como su propia piel. Luego de unos pasos en silencio, llegaron al invernadero.

Era una cúpula con el centro abierto con un agujero enorme, como el claro en un bosque. Había una fuente en el medio, con dibujos y jeroglíficos en el suelo. Había algunas marcas que indicaban que podían sentarse en ellas. Como todo procedimiento, se empezaba por el paso número uno. Tal vez el que abría la puerta a la legilimancia. Mucha gente lo creía inútil pero eran personas que no habían aprendido nada. Cuando se acomodaron, porque los había invitado a sentarse, habló (y ordenó)

— Heliké, tengo dos ideas para que reflexiones. La legilimancia principalmente es para beneficio propio. Todo lo que podemos saber de nuestro alrededor, forma parte de nosotros. Lo que aprenderemos aquí es a diferenciarlo. ¿Cómo garantizas que lo que quieras utilizar como justicia no se vuelva en tu contra? Más que ser cautelosos al entrar a una mente es no perder la nuestra

Sonreí nuevamente ante aquellas palabras, esperando que Ludwig también las procesara. Era su objetivo, tenía que ser cuidadoso.

— Hay muchos tipos de magia que pueden confundirnos en la legeremancia. Lamento decirle que los bandos no se pueden descubrir con la legeremancia. Cada uno de ellos tiene protecciones impenetrables. ¡Pero debo advertirle! No debe enfocarse en los demás o perderá la cordura. Debe dejar a los demás a un lado y ver ¿No se estará mintiendo usted? Podemos averiguar eso en el camino…

Rosália señaló la fuente.

— Concéntrence en la fuente y en su agua que corre. Déjense llevar por la tranquilidad del lugar. Eso ayudará a poner la mente en blanco, que es el primer paso para la legeremancia. Mente en blanco, respiración y concentración. Podemos llamarlos como los pasos para lograr usar la habilidad. ¿Lo hacemos? Lo repetiré con ustedes —Rosália se sentó entre ellos dos, esperando que lograran hacerlo.

 

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Con @ Darla Potter Black  — Situación 2. Peligro en el edificio.

Rosália Pereira se encontraba en medio de todo aquello sin afectar nada ni que nadie se diera cuenta. Era como un fantasma en medio de una situación, como si fuera ocurrido eso dentro de un pensadero. Aquella pareja pasó corriendo por su lado, bajando rápidamente las escaleras, mientras Darla y Corvus hacían lo suyo. Aquella bruja era mucho más fuerte de lo que creía y sabía que se convertiría en una gran legilimante.

¿Qué persona en medio del peligro utilizaba la habilidad?

Muchos magos y brujas solo la usaban para asegurarse ciertas cosas. La pelirroja lo usaba para salvar la situación. El primer objetivo lo había cumplido, porque era poner en resguardo a Susan. Pero estaba ocurriendo eso mismo porque ahora el vampiro estaba con toda su atención para con la bruja, detalle que no podía dejar sobrepasar. Rosalia animó a la bruja a que hiciera algo para cortar con todo eso. Le había demostrado a la Arcana que sabía realmente utilizar la legilimancia. Solo debía ajustar unos detalles.

— No te descuides, Darla. Ya casi lo tienes. No pierdas tu cabeza —quedaba en Darla ver cómo hacer para terminar su trabajo. Corvus perdería casi toda la noción de lo que representaba Susan. Pero Rosália estaba segura que no era aquello un 100%. Era solo cuestión de mirar un paso atrás.

 

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Off.- perdonen por éstos dias de ausencia. Ya regresé y estaré al pendiente.

[Ludwig Malfoy]

La conversación con la arcana continuaba en su sala al calor de la chimenea y en una cómoda mesa de té, tenía un parecido con Suluk por la confianza que le transmitirá pero a la vez se podía apreciar una mujer con un carácter mas fuerte y posiblemente difícil de contener, el Malfoy pensó que lo mejor sería actuar con cautela y seguir todas sus intrucciones para no tener problemas con ella. A la vez no podía evitar sentirse desnudo ante la mirada de aquella mujer,   como un acto reflejo el rubio desviaba la mirada cada vez que la arcana lo volteaba a ver. Aquella sensación de sentir su mente vulnerable le incomodaba demasiado, quería aparentar estar bien no por Rosália, sabía a la perfección que de nada serviría poner bloqueos mentales después de todo ni siquiera tenía la habilidad de la oclumancia, sin embargo quería aparentar para no quedar mal frente a su compañera Helike por tal motivo aunque por dentro su mente se volvía cada vez más un mar de inseguridades, su rostro continuaba totalmente inmutable.

Escuchó con calma sus palabras y supo al menos que los secretos que el Malfoy pudiera ocultar estaban a salvo con la arcana, después de todo tal parecía que solo le quedaba al rubio acostumbrado a ser observado de esta manera y en cuanto el guiñó el ojo incluso llegó a sonreírle - estoy listo - dijo ante su pregunta, no podía esperar más quería aprender con rapidez y destacar en aquella habilidad lo antes posible. Una vez ambos respondieron la acompañaron hacia el invernadero, el rubio se preguntaba la clase de pruebas que podrían ponerle en un lugar así, ¿acaso había una planta que le pudiera ayudar a despertar sus habilidades? Sabía de las pociones como el veritaserum y alguno de sus ingredientes pero desconocía la manera en que le ayudarían en esta situación.

Al llegar le hizo un par de preguntas primero a su compañera y no pudo evitar reflexionar también sobre las mismas, la arcana tenía muchas razón en sus palabras , muchas veces la verdad podía volverte loco, obsesionarte y alejarte de tu camino. El rubio lo sabía perfectamente y temía que tener un poder de esa magnitud pudiera volver a desviarlo de su camino, tendría prometerse a su mismo ser responsable y no actuar de manera deliberada - creo que entiendo tu punto de vista, ya he pasado por situaciones en las que saber de más es más perjudicial que bueno y supongo que poder entrar en la mente de alguien aplicaría de la misma manera o incluso pero, ¿cómo podemos evitar caer en la locura? y ¿cómo se puede distinguir de un pensamiento real a uno fabricado y falso? Hay muchas personas que pueden poner esa clase de protecciones creando falsos recuerdos y pensamientos para no ser descubiertos ¿cierto?

Se lamentó al saber que no sería posible conocer la lealtad al bando de una persona utilizando esa habilidad así que prefirió no indagar más sobre aquella posibilidad, sabía que la respuesta seguiría siendo negativa pero ¿a que se refería con mentirse a sí mismo? ¿Acaso ella sabía algo que el rubio desconocía sobre si mismo? Movió la cabeza y frunció entrecejo en señal de duda pero agradeció que le diera la oportunidad de descubrir eso durante la marcha, ahora la duda lo agobiaría pero no le quedaba de otra más que concentrarse y buscar el autoconocimiento.

Fue así que finalmente se puso en una posición cómoda justo frente a su compañera cruzando sus piernas en mariposa, cerró los ojos mientras comenzaba a respirar cada vez más profundamente, las dudas que tenía en su mente aún seguían pero poco a poco se iban disipando mientras el sonido del agua se hacía cada vez más fuerte, la brisa del aire también le ayudaba un poco así como el aroma de las plantas que había en el invernadero. “¿Ya estará mi mente en blanco?” Se preguntaba dándose cuenta de que cada pensamiento como ese lo alejaba de su estado de concentración. Volvía a respirar una vez más y nuevamente su mente dejaba sus pensamientos atrás hasta que finalmente dejó su mente totalmente en blanco de una manera casi imperceptible para el, solo había calma y tranquilidad, su cuerpo se sentía ligero y en paz ahora solo quedaba esperar la siguiente indicación.

 

@ Rosália Pereira

[Rosália Pereira]

Con Ludwig — En el bar

Notaba que Ludwig era un mago muy guapo. Notaba que de la misma manera era una persona insegura. Para la mente de Rosália Pereira aquello era normal. Especialmente. Estaba segura que el noventa por ciento de sus pupilos llegaban de la misma manera, o quizás peor, llenos de dudas y de inquietudes, creyendo que iban a poder resolverlas en un santiamén. Mientras el chico escupía unas cuantas preguntas más, seguía las órdenes que les había dado. Miré unos segundos al rubio, tratando de contenerse. Ya se había dado cuenta Rosália que en la mayoría de los casos no tenía que desbordarlos con palabras.

— Joven Malfoy. Admiro su gesto de curiosidad e investigación. Pero debo decirle que si supiera ésas preguntas, no necesitaría hacer mi habilidad. Usted está aquí para descubrirlo por su cuenta. Con mi ayuda, claro está —exclamó Rosália luego de que el chico preguntara sobre cómo evitar caer en la locura y poder diferenciar pensamientos. Sabía que todo lo que le había dicho no iba a ayudarlo en su proceso de poner la mente en blanco. Pero de eso se trataba su habilidad.

Ludwig se colocó en el suelo e inmediatamente intentó concentrarse. Rosália lo observaba con una sonrisa disimulada porque no necesitaba usar la legeremancia para darse cuenta que la cabeza del chico gritaba a los cuatro vientos. No estaba poniéndose en blanco. Pero de a poco lo fue logrando. Rosália se colocó justo delante de Ludwig con sus rodillas casi pegadas a las de su pupilo. Le susurró, como la brisa nocturna recorre los bosques.

— Bien hecho, Ludwig. Eso es —Rosália acomodó casi todo su cabello sobre un mismo lado del cuello. El rojo a la luz el sol, se veía como las llamas más intensas que alguien hubiera visto. Sus ojos se posaron en los del chico. E intentó retarlo—. Empezaremos con algo fácil. Pero algo que logra en ti como un bloqueo. Si nuestras mentes poseen bloqueos y barreras, no podremos manipular la legeremancia. ¿Entiendes?

Rosália le mostró la palma de la mano, donde había depositada una pequeña flor violeta. Ésta empezó a florecer sobre su mano, sin la necesidad de estar enterrada. Se elevó durante unos segundos y Rosália la sopló, fuerte. Y explotó en veinte mil volutas de humo que se extendieron a su alrededor, dejándolos solos. Se separarían ahora un poco de Heliké. Habían compartido todo lo que necesitaban, por ahora. Aquella niebla densa como un algodón, envolvió todo y cuando se disipó, los mostró en otro lado.

Rosália le hizo un gesto para que la siguiera. Tenían que levantarse si no querían que los arrollara un auto. Estaban en medio de un pueblo medieval, tal vez en la época donde las brujas eran juzgadas y cazadas y asesinadas. Una carreta pasó cerca de dónde habían empezado a caminar, maldiciendo a arcana y alumno. Si empezaba con la oración como “Conocí en ésta época” tal vez podría asustar a su alumno por la cantidad de años que tenía. Volvió a señalarle a un costado de la calle, entre dos locales. Uno más viejo que el otro.

— Si tenemos que empezar por algo, será a trabajar la confianza. Y creo que encontré el momento para hacerlo. ¿Ves ése bar? Podemos decir que dentro alguien podría necesitar de nuestra ayuda. Pero ten cuidado. No pueden descubrirnos como magos y brujas. ¿Entiendes? Deberás aprender a moverte con sutileza, el rasgo principal de la legeremancia. ¿No sabes usarla? Aprende. Regla uno: contacto visual. El resto lo sabrás por intuición, créeme.

Lo empujó para entrar.

@ Ludwig Malfoy Haughton

[Darla G Dumbledore]

La voz de Rosália sonó en el fondo de la mente de la Potter Black, tenía razón, en un último y desesperado movimiento Darla movió la varita susurrando un hechizo más sencillo pero no por eso menos efectivo.

—Obliviate… —los recuerdos de la anciana, de Darla y de Susan pasaron a ser historia, como desmemorizadora en jefe que había sido la pelirroja sabía utilizar la modificación de la memoria, pero nunca lo había hecho al nivel de ahora, obligando al mago con la legilimancia no solo a olvidarlas sino a que se retirase del lugar pensando que tenía otras cosas más importantes que hacer en su vida, que estar vigilando si aparecía alguien en un edificio muggle.

No, las cosas debían tomar su curso y la realidad es que Darla tenía el poder de la madre de Corvus en su sangre y eso había permitido que uno de los vampiros nacidos de madre muggle pudiera ser vencido. Darla había logrado que el joven dejara de percibir su presencia y ni siquiera viera más a la anciana en que ella había fingido convertirse. Le había hecho olvidar de Susan y su niño y abandonar aquella búsqueda inútil de poder que había hecho de su padre un asesino aún más feroz que los demás.

Lentamente Darla extendió su mente hacia Susan, ella ya estaba a salvo, Hank se había ocupado y la llevaba al hospital. Bueno, algo saldría de todo aquello, ya habría tiempo para que pudiera cerciorarse que madre e hijo estarían bien.

—¿Por qué me trajo aquí? —preguntó la pelirroja pero no fue su voz lo que se extendió hacia Rosália, sino su mente, buscando en la mente de su mentora una respuesta al motivo y explicación de cómo había llegado al hogar del futuro nieto de Scarlet, su alter ego.

Darla se detuvo, inquieta, estaba siendo más que descarada, buscar en la mente de la arcana de legilimancia, igualmente era algo que no le quedaba cien por ciento claro, ¿podía hacerlo sin estar frente a frente? ¿Podía intentar meterse en su mente sin usar en voz alta el hechizo legilimens? Se hubiera sonrojado por su actitud, pero podía sentir en el fondo de su ser la ansiedad y curiosidad de Scarlet, el espíritu atrapado en su cuerpo quería saber más, quería entender, pero también había querido dar todo su poder y fuerzas a la Potter Black porque no iba a permitir que su hijo repitiera los errores de su padre, cuando no horrores, que habían marcado la existencia de ambas vampiras.

—¿Y ahora qué?  —susurró esta vez sin percatarse aún de dónde estaba ahora.

 

@ Rosália Pereira