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Legilimancia


Rosália Pereira
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@ Azrael Lycan  
Rosália se movía por el sitio como si fuera la brisa de la mañana, o una hoja cayendo de un árbol en otoño. O incluso una sombra en la noche. La Arcana sabía cómo desplazarse y cómo pasar desapercibida. Los rumores contaban que podía recrear imágenes en las personas para simular que no estaba ahí o que era otra persona. Otras lenguas decían que se manejaba mentalmente y que nadie jamás en la vida la había visto en persona. Rosália era eso y a la vez, nada.

Observó detenidamente el desenvolvimiento de su pupilo Azrael. Por primera vez, Rosália le sonrió al ver que al menos, aunque le sorprendió cómo había desviado su problema, estaba utilizando la habilidad para llegar a algún lado. Rosália sonrió y asentía mientras el joven se escabullía de los habitantes de aquel pueblo que buscaban detener al mago y prenderlo fuego, como habían hecho con el cura.

Puedes salir, Azrael —Rosália abrió la tapa de aquel barril y asomó su cabeza, con una sonrisa que no pudo ocultarle. Le daba demasiada gracia ver cómo había terminado encerrado un mago que emanaba tanto poder de diferentes maneras, como sus marionetas. Y ahora toda la situación lo había ahogado. Espero a que salga de allí—. No puedo permitirte usar otras habilidades —le explicó lentamente pero con una sonrisa—. Pero confío plenamente en que aprenderás a controlar mejor tu mente y ya no deberás temer nada. ¿A qué le temes? Tal vez sabiendo eso, podrás explotar mejor la legeremancia. ¿Te ayudo? ¡Vamos! Que queda poco.

Rosália Pereira Le hizo una seña para que lo siguiera. Claramente ella poseía un poder superior a Azrael Lycan, lo que le daba cierta ventaja. Quería ser su guía, animarlo a que solucionara todo eso. Sabía que él iba a caminar a su lado. Rosália señaló con la cabeza el grupo que se estaba dispersando buscando al brujo.

— ¡Tengo una solución! Un nuevo cura —Rosalia había leído sus mentes. Ella sabía que ellos necesitarían la protección de un nuevo sacerdote, necesitaban mantener alejado a Noche, el vampiro que usaba la fachada de Alcande y necesitaban proteger a sus jovencitas. Ésta vez la Arcana le habló mentalmente al joven, animándolo. Mientras las caras de aquellas personas se iban enfocando en ellos: “Confía en tu mente. Usas recuerdos y observa sus historias. Sabrás lo que deberás hacer. Demuéstrales que puedes proteger el sitio y nos podremos ir de aquí. ¿No crees?"

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@ Arcanus

La Arcana de legilimancia escuchaba atentamente. Claramente que nadie que no supiera defenderse contra su habilidad, no podría mentirle. Pero le atrajo la idea de que el joven fuera cien por ciento sincero. Había muy pocas personas en el mundo, tanto muggle como mágico, que fueran de ése estilo. Estaba de acuerdo con el joven aunque tenía una ley natural, como todos los arcanos que enseñaban en aquella institución, y era que no podíamos tomar partido por ninguno de los bandos ni ideales. La arcana entrelazó sus dedos entre sí, como si fueran las raíces de un árbol.

Entiendo perfectamente. Y me parece justo. Lograrás muchas cosas, estoy segura. Lo que se necesita para ser un buen legeremántico es esa determinación —no quería aburrirlo con demasiadas palabras, pero ella tenía que ser la primera en advertirle cómo funcionaba—. Especialmente porque verás, escucharás, sentirás y te enterarás de cosas que pueden volverse parte de ti. No solo es usarlo como un arma en contra de los demás, sino que puede volverse en tu contra. Deberás aprender antes a ordenar tu cabeza. ¿Vamos?

Rosália Pereira acomodó su cabello rojizo por completo encima de su hombro derecho. Sacó su varita y sin más que preguntarle eso a Arcanus, movió su vara de cristal materializando el portal. Ella tendió su mano para que ambos lo hicieran. Y cuando eso sucediera los trasladaría al pasado, sin que el pupilo lo sepa. A muchos años atrás, donde los bandos eran lo mismo pero en otros tiempos, otros líderes, otras formas de guerra.

SITUACIÓN. El Callejón Diagon.

El sol se había sumergido desde el horizonte tiñendo el cielo de un color rojizo. Las primeras lechuzas salían a desplegar sus alas luego de un dia de permanecer dormitando. Seguramente que Arcanus ni se daría cuenta que era un viejo Callejón, solo habían cambiado algunos locales y detalles mínimos. Pero habían ido allí especialmente a desenvolverse con la legeremancia. Cuando aparecieron, lo hicieron en un pasillo angosto, justo al costado de la calle principal del sitio mágico por excelencia.

Deberás sumergirte plenamente en ésta situación y desenvolverte con legilimancia. Deberemos ver qué sucede, aunque depende plenamente de ti —Rosália se esfumo, como en un estallido de miles de diminutas hojas de tréboles que al tocar el suelo, se evaporaron en humo.

A lo lejos se escuchó un grito y golpes ahogados. Otro grito, en la calle vecina, entre los locales del fondo había alguien que corría y acababa de gritar “Moor-mortifagos. ¡Mortifagos!”. Del otro lado había luces. Casi todos los locales estaban apagados, solo pocos quedaban abiertos a ésa hora. ¿Cómo proseguiría la situación y qué haría Arcanus con ella?

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@ Cillian Haughton

Cuando la muchacha se retiró en búsqueda de su novio, la Arcana se acercó sigilosamente al muchacho, sonriéndole y asintiendo. Había hecho todo bien, bueno, casi todo bien. Era un caso muy parecido a su otro alumno, donde priorizaban mucho más en modificar o implantar recuerdos falsos. Y tal vez la legilimancia era mejor, o más fuerte, en leer las mentes y saber qué hacer con ésa información. Aún nos quedaba un poquitito más para que el joven estuvieran realmente listo.

Deberás tener cuidado con esos recuerdos falsos. Especialmente porque hay otros magos y brujas que se aprovecharán del punto débil ése y lo utilizarán. Al concentrarte todo en la mente de otro, dejas indefenso tu otro lado. La legeremancia es como tener todo tipo de mapas a tu disposición. Y el secreto es saber leerlos. Modificarles la memoria no alcanzará, Cillian, sino será más provechoso buscar información y saber qué hacer con ella. ¿Entiendes? La muchacha esconde algo más que la defensa a su padre. ¿No lo notaste?

Movió la cabeza para indicarle que debía seguir los pasos de Fallon, que había ido corriendo en busca de Lionel. Claramente que el padre de la muchacha era el culpable del otro pero toda esa situación se centraba en algo super importante que Cillian estaba quizás, pasando de largo. Con el dragón que había aparecido, era obvio que uno se desconcentrara. “Y no, en algunas criaturas mágicas no funciona leer sus mentes” expresó Rosália.

¿Cómo haría Cillian y qué más averiguaría? ¿Sería capaz de llegar al fondo de la situación utilizando legilimancia? Eso confiaba.

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-No me interesa. -

 

Agrego Lycan. Este egipcio no seguria la instrucción directa de la arcana,  el jamás sería un falso sacerdote, así que si igual tendría que durar mil años en ese lugar,  este nunca haria ello. Sin embargo,  los motivos del mismo jamás lo revelaría. Así,  que si la arcana pretendía que eso se hiciera tendría que buscar a otro para ello.

 

Este simplemente salió a caminar, era posible que con ello duré más para vincularse pero jamás seguiría el juego a la arcana, el archimago de la muerte tenía sus razones personales y ni ella o algún otro arcano lo puede obligar eso, ya que algo estaba seguro éste y era que para él eso era imposible.. Sin embargo,  solo se limito a ingresar en la mente de los pobladores,  algo que estos pudiers realizar desde esa arrogante instrucción,  pero a él no le interesa sus problemas y mucho menos deseaba suplantar a un sacerdorte.

 

Además,  ya el nigromante habia dado solución a eso, y llegando a la orilla del puerto se robo un bo te de remos, el cual desato y lo abordo, dejándose llevar por la corriente,  mientras que se marchaba del puerto. En eso poco a poco se alejo de ese sitio. Por consiguiente,  si su anterior respuesta era un claro ejemplo que el mago jamás haria eso, esperaba que su ida del pueblo fuera lo necesario. Por consiguiente,  a este le importaba un rabano si acalde vampiro les mataba,  ya el requisito lo cumplió, es decir,  salvo a la chica y salió de esa situación,  ya la último era un imposible que el egipcio jamás haría.

Editado por Azrael Lycan

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Rosália Pereira se mantuvo con la mirada fija en Azrael Lycan que se alzó en rebeldía por la situación que él se había encargado de empeorar. Para la Arcana la tarea había sido algo muy fácil, les había pedido que recurrieran a la legeremancia para poder encontrar información, abrirse camino y llegar a una solución. Pero aún asi, Azrael Lycan se encargó, no solo de no cumplir con su parte del trabajo, sino en ningún momento de usar la legeremancia. ¿Cómo pretendía el joven pupilo aprender y formarse para entrar a la pirámide sin hacer uso de la habilidad?

Azrael Lycan. Que terco eres —Rosália usaba a cada uno de sus alumnos. Especialmente porque ellos creían que tenían el control de todo lo que estaba sucediendo. ¿De verdad el joven pensaba que ese bote lo llevaría lejos y se podía ir? Claramente que todo era una ilusión y magia de la Arcana, que con un simple movimiento de su varita, ésta ayudó a disipar toda la situación, como si a un grupo de nubes las despeinara y disipara una fuerte ráfaga de viento—. ¿No quieres que te enseñe? ¡Bien! Te reto ahora mismo entonces a demostrar lo que supone que sabes hacer —Rosália se paró frente a él. No lo iba a dejar pasar. Ni a dejar salir, claramente. Hasta que de la boca misma del joven saliera la frase que no quería seguir su habilidad.

Se encontraban nuevamente cerca de la cabaña, en uno de los claros que tan hermoso decoraban el pequeño bosque alrededor. Haía muchos troncos de árboles que simulaban paredes y sus copas se entrelazaban entre si, dejando un agujero necesario para ver un cielo despejado, sin ninguna nube. El césped crecía fuerte y las flores inundaban todo con un dulce aroma. Estaban ellos dos solamente. La real Rosália con su alumno Azrael. Sus ojos amarillos se posaron en los del joven. ¿Por qué le tenía tanto miedo a su propia mente? Sabia que el chico no podía aún bloquear su mente. Ni tampoco leer la de los demás. ¿Extraña coincidencia?

Te reto a que leas mi mente. Y de demuestres cara a cara lo que sabes hacer. ¿Eh? ¿O tienes miedo? Todo lo que expliqué en la clase, lo podrás utilizar contra mi —Rosália Pereira bajo casi todas sus barreras mentales. Claramente eran casi todas porque algunas cosas no podía saber. Pero si el joven era tan astuto y eficaz como pretendía demostrar, entonces vería y aprendería muchas cosas—. Si lo logras con éxito te llevaré yo misma a la pirámide. Si no, deberás continuar con tu camino en el aprendizaje. ¿aceptas? —la Arcana estiró su mano para estrechársela. ¿Qué haría Azrael?

@ Azrael Lycan

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¿Acaso Lycan usaria la estrategias de ilusiones como la arcana? Aunque,  este supuso que no era obra de la legeremancia, por ende descarto los meses que ella empleo ello. Luego evoco el hablar con plantas, pero eso era algo que ni al egipcio le interesaba, por ende lo descarto enseguida. Y finalmente, se encontraba sus estudios de retorno, algo tan utiles como el paso de las estaciones. Por eso, ante esa posibilidad de ir a la gran piramide, fue algo que el regente no pudo resistir y probar suerte, porque de una forma u otra el Archimago de la Muerte se iria a vincular a ese anillo, sin embargo,  si eso le lleva meses o años, a el no le importa, igual si se aburre tomara su tiempo, ya luego regresaria, con una actitud peor contra esa arcana. 

 

-Veamos si es cierto.-

 

Siseo en parsel, mientras clava la mirada en ella, esos orbes de ambar se encontraba frente a frente a los del egipcio. Este comenzo adentrarse en ese ser hibrido,  en ese mundo que pudiera cerrar a la voluntad si ella lo desea, por eso ingreso por la vista,  dejando de igual forma el acceso a ella. Este mago no podria cerrarlo, por eso no perdio tiempo ello, en cambio aprobecho esa brecha para ver a lo que algunos poetas llaman la entrada del alma, llegandole poco a poco ese razonamiento de la arcana de que Lycan no podia ni superar su clase como la de oculmancia,  pero el mago no deseaba rasgar en la superficialidad, aunque no era nada facil,  ya que veia en esa mente un sin fin de puertas, aunque tambien cierta conenexión con el mundo vegetal. Esto le hizo con dificultad saber cuales eran los pensamientos propios de ella.

 

Y siendo un intruso, un ladron de memorias examino cada una, viendo que esa mente posee una vinculación con las plantas, algo curioso pero no impresionante, aunque, este era posible que se encontraba bajo la barreras de la oculmancia, pero ella misma lo habia expresado, puede en cierta medida intentar bloquear, pero un legeremante puede quebratar en cierta forma esas barreras,  quizas alguien de su nivel no la quebrante del todo, pero eso no quiere decir que sea capaz de sacar algo de información.

 

-Quizas seamos semejantes. - Continuo hablando. -Veo que prefieres las plantas mas que la presencia de otro ser humano, en cambio yo prefiero a la de los animales. -

 

Suspira, para asi hacer una larga pausa, mientras  y todo su cuerpo se encontraba en calma, su mente solo se enfocaba en codificar cada posible barrera, discernir si era verdad u otra illusion,  igual a ese sujeto no le tenia confianza, y si se encontraba jugando, era porque algo de gracia le causa. Este solo tenía presente que antes de hacer esa practica su mente estaba en blanco. 

 

-Soledad...-

 

Expresa con una sonrisa. Y cierra sus orbes lentamente, ingresando en esas memorias de la arcana que ello pudiera transmitir,  era curioso como la palabra que expreso el egipcio,  abriera varias puertas en su mente, las cuales eran de difícil acceso,  pero allí estan esos recuerdos, esa forma de ser, caminar,  mirar y hablar de ella, le hablaba o más bien le gritaba sobre esas memorias,  el cuerpo también registra el pensamiento,  por eso mente, alma y cuerpo se encuentra conectadas entre si. Sin embargo,  en cada una existen mecanismos defensa muy diferentes.

 

Este pudo acceder rápidamente y vagamente aciertos recuerdos en donde ella había vivido esa experiencia, pero estos se encontraban borrosos, por eso este le hizo ver su propia infancia,  quizás un falso recuerdo o el verdadero,  pero allí se encontraba un niño de casi de seis años de edad hablando con su elfo domestico, pero más que hablar elfo solo escuchaba. Y en ese vacio,  el niño jugaba mientras que sus padres se encontraba en diferentes compromisos sociales. Este ideo esa memoria con cierto fin, quizás le funcione o quizás no.

 

Y era así,  como la mente de la arcana comenzó a verse esa imagen, ya que siempre existe un detonante que abre ciertas puertas,  quizás ese era una, una primera llave, el mago tenia algo claro de la legeremancia y es que algunos la emplean por medio de hechizos,  en otros esa habilidad es natural, quizás difícil de controlar,  pero que con el tiempo este nigromante lo haría. En fin, el egipcio solo se limito a seguir buscando en esas puertas que estaban abiertas, algunos pensamientos pasados y otros presentes, pero eran esas memorias reciente la que podía distinguir con mayor facilidad. 

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Es suficiente, Lycan —exclamó la Arcana de la Legilimancia cuando el joven se lanzó directamente contra su mente. No había hecho ningún destrozo, para su suerte pero Rosália sabía que aún le faltaba algunas cosas por mejorar y reforzar. Miró fijamente a Azrael, podían haber pasado casi 30 segundos, callada y mirándolo fijamente, cuando decidió a hablarle: — Lo has logrado. Y muy bien diría. ¿Por qué no lo has hecho así desde un principio? Hubieras llegado a la pirámide en un pestañeo.

Rosália Pereira negó un poco con la cabeza, como cuando una madre se enfrentaba a un niño que hacía de sus travesuras y lograba desastres sin que se lo propusiera. La diferencia en ése caso era que Azrael si se las proponía y con su manera incalculable, se llevaba todo por encima. Algo que en la experiencia de centenares de años que poseía la híbrida, sabría que no terminaba muy bien.

Espero que tomes mis palabras sabiamente. Debes actuar más silencioso en las mentes de las otras personas, o te descubrirán. Siempre entra con un objetivo a descubrir y sales. Confía más en tu mismo y no temas por lo que los demás pueden ver de ti. Si posees las habilidades necesarias, nadie ni nada podrán averiguarlo.

El joven Azrael había entrado en su mente pero para Rosália, que había entrado en su mente, parecía que había entrado gritando y con un tono de soberbia como si pudiera ver algo de Rosália que ella no quería mostrar. Claramente que no había podido. Podía preguntarle a la mismísima arcana de la Oclumancia si alguna vez había logrado entrar a su mente.

Estás listo para dirigirte a la pirámide. Te ayudaré en unos últimos detalles, si me lo permites, porque luego estarás solo. ¿Estás listo para tu prueba, Azrael Lycan? —Rosália para ése entonces había sellado su mente nuevamente. Lo miraba atenta y esperando una respuesta. Si el chico aceptaba, se irían de allí automáticamente.

@ Azrael Lycan

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Lycan era un ser inhumano producto al desafío de la prueba de la Videncia,  en donde poco a poco los rasgos de una persona desaparecía,  en el surgía sueño y profecía de Inmoted,  esto era algo que no el mismo podía examinar en sí. Sin embargo,  los arcanos parecían disfrutar ver esa metamorfosis poco a poco, ellos eran unos de los principales causante de su deterioro, otra parte era su iniciativa en la investigación y una última porción su pasado trágico.

 

-Existe algo más. - Hizo pausa. -Al entrar en tu mente. - Observo fijamente. -note cierto parecido,  podría decir similitud. - Hace pausa y se acerca. -sin embargo,  no somos iguales. - Suspiro. -Y no hace falta leer mi mente, alma o...- sonrió. -corazón,  ya que sabés que aceptó todas las condiciones y creo que ha esta altura sabes, que los asuntos religiosos y yo no nos mezclamos. - Asevero. -Digamos,  que lo pronucio para hacer enfasis en ello. - Y se dio vuelta,  para asi dejar unos pasos de distancia contra esa arcana, al tener doce pasos separación se gira. 

 

El regente no tenía ni aprecio,  consideración o un sentimiento en contra de esa mujer,  este simplemente desde la experiencia con @ Sajag su existencia ni le importa,  preocupa o simplemente desea tener de aliado o enemigo,  igual de todas formas la legeremancia no es algo que valore el mago, si bien es útil,  pero uso lo ve más como un interés académico y logístico con sus planes, pero algo estaba claro en él y era su poco uso, ya que ante todo los Archimagos respetan la privacidad,  a no ser que este en guerra con ellos.

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¿Había algo que no estaba viendo? Dejó escapar un suspiro.

Sabía bien que vincularse a una habilidad no era cosa fácil, pero lo cierto es que le estaba costando mucho más de lo que se esperaba. ¿Lograría realmente llegar al final de todo aquello? Rosalía tenía razón, había jugado de forma sucia al implantar aquellos recuerdos en Lionel cuando debió haberse decantado por otro tipo de jugada. Apenas la Arcana lo dejó solo una vez más, salió detrás de Fallon tal y como lo había indicado. La conexión que había creado con ella al principio de todo aquello se había roto, pero en teoría aún tenía el permiso de la chica para entrar en su mente así que antes de que alguno de los dos se percatara de su presencia, apuntó con su varita hacia Fallon.

- Legemerens -murmuró.

Y de nuevo tenía vía libre para encontrar aquel detalle que aún no había visto, aquello que Fallon intentaba ocultar con tantas fuerzas que un principio le había pasado desapercibido. Comenzó a rebuscar en las memorias de la chica, Lionel estaba ya a solo un par de pasos de él mientras rebuscaba su varita entre bolsillos de su capa. Él ya lo sabía, no había duda de ello. ¿Acaso no había en aquella familia alguien que fuera realmente inocente? Trabajó lo más rápido que pudo, pensó que no lo encontraría, pero solo un segundo después de Lionel se plantará frente a él y lo apuntará con su varita logró encontrar aquello que buscaba.

Ningún Collington era inocente, ni uno solo.

- ¿Vas a matarme? -dejó escapar un suspiro al tiempo que salía de la mente de Fallon quien al parecer había quedado completamente sin energía ya que cayó inconsciente sin más.

- Sabes que no hay otra salida -respondió Lionel a la pregunta.

Había descubierto el gran secreto de los Collington aquel que los dejaría peor parados que el decirle al mundo todos sus crímenes. Los Collington habían perdido todo su dinero y esa era la razón de que en aquel momento estuvieran metidos en tal enredo, querían recuperar sus riquezas.

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  • 2 semanas más tarde...

Rosália Pereira apareció detrás de Lionel y con un chasquido de sus dedos junto a un movimiento de su vara de cristal, tanto Lionel como toda la situación estalló en miles de pedazos, esfumándose como si se tratara de niebla escurridiza ante una fuerte ráfaga de aire. Miró detenidamente a Cillian, notando que el joven pupilo había dado justo en el clavo. Todo a su alrededor se iba acomodando, estaban nuevamente cerca de la cabaña de la Arcana.

Deberás ser sutil y cuidadoso. A veces los recuerdos de las personas se convierten en personales. Y sus batallas se vuelven nuestras —advirtió Rosália al ver cómo Cillian se había predispuesto a enfrentar a Lionel. Y estaba segura que hubiera llegado hasta el último momento para solucionar aquello—. Pero sé que podrás controlarlo. De ahora en más, cada paso que das, será más seguro que el anterior. ¿Me entiendes? —la Arcana se acomodó el cabello por encima de su hombro derecho—. ¿Estas listo para enfrentarte a la prueba? Es tu momento.

Le preguntó Rosália a Cillian, porque en caso de dar el si, ella misma lo llevaría ante la pirámide. Aunque por ahora había dos instancias: a que el joven dijera que si y a que el joven pasara las pruebas antes de la pirámide. El camino hacia el portal era uno de los más complicados. Rosália lo esperó.

@ Cillian Haughton

Editado por Rosália Pereira
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Y entonces, todo aquello que lo rodeaba desapareció. Habían vuelto a las cercanías del hogar de Rosália, siendo ella misma quien se había encargado de retirarlo de aquella situación en la que había terminado completamente inmiscuido. El rubio teñido atendió a todo aquello que la arcana le decía y no fue hasta aquel momento en que comprendió que el poder de la mente era realmente fuerte.

- Cada paso que dé será más seguro que el anterior -respondió casi en un murmuro imperceptible.

Se había enfrentado a una situación demasiado complicada durante su la primera parte de su vinculación con aquella habilidad, la cual sin duda le había otorgado los conocimientos necesarios para afrontarse a la prueba definitoria. ¿Lo logaría? Seguramente lo haría, pero siempre existía aquel pequeño miedo a fallar.

- Estoy listo, Rosália, estoy listo para afrontarme a la prueba.

Sí, estaba listo, pero… ¿Lograría llegar hasta el portal? Hacía un par de meses que había logrado vincularse con la Animagia y sabía que el camino hasta la pirámide era complicado y siempre existía la posibilidad de no lograr llegar hasta ella, pero pondría todo de su parte para hacerlo.

- ¿Entonces qué es lo que sigue?

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Situación 2

La pelirroja escuchó las palabras de Rosália y asintió mientras que tendía su mano hacia ella, de pronto se vio envuelta en un torbellino de luces y colores. Darla se sorprendió, sin llegar a comprender, puso todo su esfuerzo en cerrar su mente, pero no, no se trataba de una imaginación o su oclumancia era inútil ante la habilidad legilimántica de Pereira.

Cuando todo se detuvo fue como parar en una estación de tren donde reinaba la oscuridad, solo la voz de la arcana llegaba hasta ella, atravesándolo todo. ¿Resolver qué? Se preguntaba la Potter Black intentando asir algo pero parecía no haber nada a su alrededor, sus sentidos le indicaban que no había nadie, solo la voz de Rosália llegaba a ella, ningún otro sonido, ningún aroma, ninguna imagen, de hecho no podía ver nada, ni siquiera podía sentir la presencia de la arcana aunque sabía que estaba allí por su voz.

Empezó a hiper ventilar, insegura de qué es lo que pasaba, de aquello dependía su pase a la pirámide, madre de Merlín bendito, ¿cómo haría eso si no había nada? De pronto la percibió, allí frente a ella, emitiendo las últimas palabras: los tendré vigilados ¿pero a quiénes? Si estaba ella sola… y totalmente porque tras decir eso, la arcana que había recuperado frente a ella ya no estaba.

De pronto todo se hizo claro, bueno, a medias, era de noche y podía sentir la lluvia cayendo por sus mejillas y sus cabellos, levantó la vista. Estaba en la parte de fuera del balcón de un edificio antiguo, todos los vidrios se veían mojados y ella también. Estaba en el último piso y podía notar que la azotea antigua comenzaba a ser superada por la lluvia, seguramente por la mugre acumulada en los desagües.

De pronto a sus oídos llegaron unos gritos, en el interior de la habitación fuera de la cual estaba, la figura de una rubia gritando a todo pulmón podía distinguirse a través del empañado y mojado vidrio de la puerta balcón. Se acercó a verla, parecía joven, pero con el vestido amplio que llevaba… no… no era un vestido, parecía más bien un camisón, sostenía su abdomen y de pronto salió corriendo fuera del departamento.

—Alohomora —susurró Darla abriendo la puerta balcón en el momento en que las luces se apagaban, su mirada siguió la figura que intentaba tanteando recorrer el pasillo y poco a poco comenzó a extender su mente hacia la de ella.

Primero fue un tanteo suave… Susan… la mujer se llamaba Susan y estaba asustada, claro que eso era algo más que claro sin necesidad de entrar en su mente. Temía por Sami, así le llamaba ella, podía ver una silueta en tres de, o algo parecido, no le quedaba muy claro, no era una foto, tampoco una radiografía, cuando vio el pequeño perfil lo entendió, estaba viendo una ecografía en la mente de la muchacha. Sami era su hijo nonato.

Sus gritos la aturdían pero parecía que a nadie más, claro que aquel horrible edificio en que ella vivía era difícil que estuviera ocupado por completo. Dependiendo de dónde estuviera además, había países en donde a la gente le importaban muy poco sus vecinos. Hurgó en la mente de Susan, buscando el lugar en que habitaba, pudo ver una ciudad, parecía Nueva York, un barrio en los suburbios, una familia disfuncional, se detuvo de pronto al reconocer un rostro. ¿Qué hacía él allí? De pronto la certeza de que el hombre era el padre de Sami la dejó helada.

Un extraño sonido atrajo su atención. No estaban solas, la Potter Black se pegó a las paredes, buscando ocultar su persona con oclumancia y metamorfomagia, tomó la figura de una de las vecinas que había visto en la mente de la mujer, una anciana de ochenta años que parecía medio sorda. Su mente buscó el origen del sonido y descubrió quiénes eran, uno de ellos al menos tenía las barreras bajas, había un hombre en planta baja, se trataba del portero de aquel edificio, no podía creer que el lugar tuviera uno, era un alemán alto y de ojos claros, amaba su puesto y se llamaba Hank. Había conseguido aquel trabajo hacía algunos años y en verdad estaba preocupado por el corte de luz, pensaba en las personas mayores que ocupaban el edificio… Darla ahora entendía por qué nadie respondía a los gritos de Susan que golpeaba como una desaforada las puertas del ascensor… no solo lo podía ver en su mente sino en el piso… había roto fuentes…  Hank pensaba en ella, le disgustaba no poder hacer nada por aquella terca mujer que no quería dar a su hijo en adopción a pesar de que el padre era un hombre que según Hank era peligroso… a él le preocupaba que ella no estaría bien.

A unos metros de ella Susan reaccionaba y comenzaba a bajar las escaleras sosteniendo su panza con una mano y sosteniéndose ella de la pared con la otra. Darla sigilosamente comenzó a caminar tras ella, descubriendo que más podía haber en la mente de la mujer, no parecían pertenecer ni ella ni nadie en aquel edificio al mundo mágico. Pero la presencia que podía sentir cercana y cuya mente no lograba identificar aún sí lo era, su rostro se reflejó en una ventana y Darla se sobresaltó… no era un recuerdo de Susan ni de Hank, presionó con fuerza su varita en la mano. Si él la veía ¿qué podía pasar? No la reconocería por su figura pero ¿podría sentir su esencia?

@ Rosália Pereira

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