.:: Castillo Black ::. (MM B: 97834)

[Thoth]

Al fin llego a la puerta y la consiguió abierta, el mago no portaba mascara y no daba señal de ser un mortifago, a pesar de portar su vestimenta oscura, al ver ese hecho penso que era mejor estar preparado para lo peor o darle una broma al Black. Por ello conjura al ingresar, con un leve suti movimiento de varita un pantera negra de un mueblo de la sala, no estaba seguro si alguien pudiera estar en es rumbo.

 

-Morphos

 

El felino tendría la intención defenderle de cualquier ataque, en ello clavo la mirada en el horizonte y lograba escuchar a la lejanía unos gritos ¿Acaso alguien se encontraba divirtiendo y no le había invitado? En verdad el Patriarca se encontraba jugando o era alguien mas joven, era posible que ese grito desgarrador era producto de una broma o un susto, pero allí se encontraba en la sala ¿Que ocurría en ese lugar? El rugir de su criatura le alertaba de algo, pero este no estaba seguro de que era.

[Aaron Black Yaxley]

Emiliano Black.

El vampiro de esmeraldina mirada se encontraba en la habitación que Aaron había indicado para él. Su vuelta al castillo había tenido ciertas condiciones y una de ellas era no aprovecharse de aquellas brujas o magos que visitaran el castillo, pues no eran comida para él, cuestión que no era un gran problema. Sin embargo Aaron le había pedido algo muy especial.

-Actuarás en caso de ser necesario...- soltó bajo la penumbra de la torre más alta del castillo- ... seguramente vendrán por rescate....

-¿Rescate?- cuestionó Emiliano- ¿de quién? ...

-El muggle no me interesa, pues he borrado su memoria y no tiene recuerdos que delaten algo en mi contra. Solo verán que ha comido bien y que se le ha tratado como a un rey...- le dijo el ministro de magia británico- el que quiero que saques es al elfo de Sagitas...

La orden había sido clara y aquella noche había llegado después de varios meses. El Black pudo ver como el castillo se llenaba de fenixianos mientras el cambio de guardia de los inquisidores demoraba. ¡Alguien había delatado!. Fue así, como Emiliano, siendo un Black, llegó hasta la prisión del elfo...

-Nos vamos de aquí.

[Ellie Moody]

Madeleine Moody ~

 

—¿Qué demonios...?

 

Con los ojos abiertos como platos, observa el rostro que Hobbamock ilumina con su varita mágica. El hombre les devuelve una mirada cansada y asustada. Es un prisionero, pero parece que fue bien cuidado... súbitamente, Madeleine recuerda que el Primer Ministro muggle lleva meses desaparecido, aunque nunca supo qué fue de él. ¿Acaso, Yaxley...? ¡Ese desgraciado!

 

—Bueno, un ministro no aparece pero tenemos a este otro —murmura Madeleine por lo bajo.

 

Se apresura a ayudar al hombre a incorporarse, asegurándose de que no esté herido ni lastimado. Él le explica que, a pesar de ser un rehén, lo cuidaron. Sin embargo, Madeleine pone los ojos en blanco. Eso no es mucho mejor...

 

—¿Ya podré ir a casa? —pregunta el hombre.

 

—Lo siento, pero tendrás que quedarte un tiempo con nosotros —repone Madeleine por lo bajo—. Estarás a salvo.

 

Con el primer ministro muggle, sale hacia el jardín. Allí observa a Catherine. Madeleine pone los ojos en blanco, pero le hace un gesto hacia ella.

 

—Hora de irnos —musita—. No encontramos a Yaxley, pero... —hace un gesto hacia el hombre a su lado, aturdido, y se limita a encogerse de hombros— Luego veremos qué hacer al respecto.

 

Entonces, levanta la varita mágica y realiza el conjuro haz de la noche. Frente a ella aparece un portal con rumbo al número doce del Grimmauld Place, el cual hace que el aturdido hombre atraviese. Luego, toma del brazo a Catherine y entra con ella. Desaparecen, sin dejar rastro.

[Aaron Black Yaxley]

Emiliano Black.
Fuera del castillo Black, en parajes distintos.

Fue así como el Black, tomó al elfo del cuello con especial fuerza de su condición pues era un vampiro y se esfumó del castillo antes de que alguien, incluso los mismos inquisidores o aliados del clan mortífago le hubiesen querido alertar o detectar. La luna seguiría siendo la única testigo de lo que allí habría pasado aquella noche fría y desolada; para suerte de Aaron Black Yaxley, Kalevi, el muchacho de Juliette, estaba en Hogwarts y no había nada con lo que pudiesen acusarle de pertenecer a filas tenebrosas.

-Bien criaturita... casi te encuentran. Creo que vales oro...- le dijo el vampiro al elfo de Sagitas- no nos encontrarán aquí. Estamos muy muy lejos- sonrió.

La criatura intentó correr por una playa desolada, pero el vampiro fue más rápido y lo ató con lazos mágicos para que cayese de bruces. Las mismas cuerdas impedirían que éste desapareciera.

 

OFF: Los quiero <3 ! *O* lindos roles.

[Thoth]

Y de un sillón creo un Taipan del Interior, esta tendría la acción de atacar a cualquiera que ozara a enfrentarlo, pero solo al pronunciar.

 

-Morphos

 

Acto seguido observo un estandarte y penso crear algo mas salvaje, y acompañar a su felino, en eso creo otra defensa mágica al conjurar nuevamente, el hechizo cambiante, para el egipcio era algo gracioso, ver como el felino necesitaba carne para tener que devorar, en ello, solo se limito ver al jaguar que tenia la misma intención que su otra criatura minina, este gusto por los animales era algo heredado por su padre. No obstante, algo le decia que esa noche seria diferente e incluso emocionante, solo restaría saber como terminaría.

 

-Morphos

 

 

En eso clavo la mirada al horizonte y se pregunto ¿acaso ocurre algo?

[Darla G Dumbledore]

Vio la expresión concentrada del mago que las dirigía y supo que utilizaba su magia para descubrir algo, el mago se dirigió rápidamente hacia las puertas que llevaban a las escaleras de los pisos inferiores. Su piel, fina y morena, quedó iluminada por el lumos con que imitó a Hobbamock.

 

Cerca de ellos estaba un muggle, podía sentir su sangre y le hizo vibrar sus venas, mordió sus labios, recordando que hacía días no cazaba. Mala idea cuando estás rodeado de simples humanos. Darla frunció el ceño y se alejó hacia otro lado, viendo como por las escaleras iban varios clones de una de las paladines que les acompañaban.

 

Segura de que aún tenía tiempo para ocuparse de otra cosa la Potter Black se dirigió hacia la parte superior de la casa. El billywig sobre su cabeza se alejó de ella picando a todas las criaturas y seres que no pertenecían al bando de la pelirroja devenida en morocha y voló hacia la puerta en donde un hombre acababa de aparecerse y clavó en el egipcio su aguijón . Los ojos de la Potter Black recorrían todo el lugar, su vitae se enfrentaba ahora a unas criaturas que parecían haber sido creadas por morphos.

 

—Fulgura Nox —susurró bruja e hizo una seña a su compañera, Kaory, a la cual tomó del brazo para poder salir del lugar habiendo aparecido frente a ellas un portal que tras atravesarlo las llevó fuera de aquella mansión a un lugar seguro de la Orden, mientras alcanzaban a ver que otros portales se abrían llevándose al resto de los miembros de la Orden, a Harpo y al Primer Ministro Muggle a un lugar seguro.

 

[Mackenzie Malfoy]

Al final, el Ministro de Magia no había aparecido y no hubo forma de interrogar a nadie sobre las sospechas de asesinato de Aries. Pero al menos, habían tenido éxito incautando una buena proporción de objetos oscuros y rescatando al primer ministro muggle y a Harpo, el elfo de Sagitas.

No había mucho más que hacer allí por el momento.

Mackenzie agarró con cuidado a Harpo, que estaba a su lado, y con la varita apuntó al aire junto a ellos, abriendo un Haz de la Noche. El destino de aquel portal era un lugar seguro, pero no sería nada evidente para cualquiera que estuviera mirando.

Agarrando a Harpo suavemente, pero con decisión, Mackenzie Malfoy atravesó el portal que había conjurado con el Haz de la Noche, aquel hechizo Uzza de gran utilidad.

Estaba fuera de la mansión Black. Ahora era el momento de mandar un mensaje a @@Sagitas Potter Blue.

 

 

—Hemos rescatado a Harpo. Está conmigo. Sano y salvo.

[Darla G Dumbledore]

Los morphos se parecían multiplicar asombrosamente y la Potter Black no podía dejar de sorprenderse por tal cosa, movió su mano susurrando un detritus de protección mientras que las compañeras y compañeros de su bando se movían rápidamente para rescatar a Harpo y al Ministro y llevarse varios objetos, como ella había utilizado a su sombra para recuperar un objeto de ala izquierda en la mansión, de las habitaciones que se encontraban en dicho lugar.

 

—Haz de la Noche —susurró bruja e hizo una seña a su compañera, Kaory, a la cual tomó del brazo para poder salir del lugar habiendo aparecido frente a ellas un portal que tras atravesarlo las llevó fuera de aquella mansión a un lugar seguro de la Orden, mientras alcanzaban a ver que otros portales se abrían llevándose al resto de los miembros de la Orden, a Harpo y al Primer Ministro Muggle a un lugar seguro.

 

De verdad agradecía haber cursado los libros y aprendido a aquella magia de los guerreros Uzzas, no había nada que no se pudiera aprender de ellos que luego no resultara de utilidad en su mundo mágico.

[Thoth]

El demonio prosiguió a caminar, acompañado de los dos felinos y su serpiente, esperando que poco a poco descubriera así el misterio, el silencio sepulcral vanadio el lugar, era posible que fuera silenciado la persona que emitiera esos gritos. Y aun, as investigo el lugar. Observo en la distancia a varios irse por un portal, bueno, al menos casi a todos. ¿Acaso lo habían dejado para que todos se fueran? Curiosamente, aprobecho antes de no tener que enfrentar a nadie, para así crear algo defensa, al menos algo. La Taipan tenia ordenes de atacar si su amo era atacado, el jaguar defenderle, pero la pantera ya habia regresado a ser lo que era antes.

 

-¿Quien eres?-

 

Indago a @ , quien permanecía a unos seis metros de distancia. En ello su varita se comienza a desprender una llamarada al mencionar con cierta malicia.

 

-Fuego Purpura.-

 

La misma tendría la intención desmayarlo, pero en caso de impactar le ocasionaría heridas, leves allí se encontraba el mago oscuro y su mucho que hacer o pensar, se le ocurre conjurar.

 

-Cinaede

 

Y así enveneno y causo heridas graves a ese sujeto.

[Rory Despard]

Dentro del castillo, el silencio del recinto es lo primero que llama su atención, por lo que todo lo que Rory se limita a hacer es un Cantar del eleboro que proteja sus sentidos y sigue a la comitiva dirigida por el líder de la orden.

 

El recorrido por la lúgubre mansión no resulta lo esperado. El ministro quizá ha sido informado de la incursión y por ello, incluso pese a la magia rastreando cada confín del castillo, no hay señales del hombre en ninguna parte.

 

Todo lo que han alcanzado a percibir es que hay un tipo en el bosque algo alejado de la mansión ¿un posible espía o alguien de avanzada? Rory cree que más bien es un sujeto cobarde pero tampoco es que espere mucho de un tipo viciado por el poder y sumergido en la oscuridad.

 

- Este lugar aun en toda su opulencia es decadente- musita sin saber realmente si alguien a su alrededor lo ha escuchado- y vacío.

 

Vacío como las almas de sus habitantes, o como la su nula honorabilidad para no dar la cara ante el grupo que se ha presentado. Toda una decepción pero lo importante es que aunque se retiren una marca quedará para recordar la visita.

 

Deben salir ordenadamente del lugar y según lo dispuesto, a Rory le es asignado un misterioso sujeto de elevada estatura. Todo en él es lo suficientemente imponente como para el predicador se sienta intimidado pero tragando saliva, acepta cumplir con la orden que le ha sido dada.

 

Cerrando los ojos el único sitio que acude a su mente es la entrada del Pink Palace, así que concentra esa imagen y la magia en sus manos para poder conjurar un haz de la noche . El portal, de dimensiones amplias es suficiente para que ambos puedan cruzar, uno detrás del otro.

 

Pero como una tonta precaución, Rory toma levemente de la muñeca a Lukya para que crucen juntos hacia el otro lado.

 

- Solo es una medida por si nos atacaran...

 

La realidad es que es casi imposible que eso suceda, pero Rory solo se siente a salvo cuando cruza el portal junto con su compañero y ya del otro lado eleva una plegaria a San MIguel, patrón de las huestes celestiales, para que el líder de la orden culmine satisfactoriamente la incursión.