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Mansión de la Familia Potter Black (MM B: 90394)


Sagitas E. Potter Blue
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En el porche, con Sagitas y Matt (así no me pierdo xDDD) :

Aún tenía algo de temblera en el cuerpo. Miré por la ventana y parecía que a lo lejos, en las montañas debía de haber tormenta. ¿Sería, cómo yo había dicho, una mala gripe? Hasta dudaba. No quería decir nada de eso en voz alta... Conocía ciertos síntomas y de tan sólo pensarlo, me daba más temblera de la que ya tenía... Quizá hubiese un buen día fuera soleado y con suave brisa, pero yo tiritaba. Antes de desaparecernos, fui rápidamente hasta mi baúl (en la habitación que compartía con Matt) y recogí un fino jersey de cuello alto, aún con él en la mano, volví de nuevo a la habitación justo a tiempo.

Me agarré de su hombro en plena aparición, lo raro era que no tuviese una despartición por puro despiste. Boqueé y abrí los ojos aún bufando. Y eso que estaba acostumbrada a la aparición. Desde que había tenido permiso ministerial, apenas había usado la red flu, o incluso la escoba y es que me encantaba volar. Pero me parecía la forma más mágica de todas y se hacía instantáneamente. Escuché cierto chillido cerca y fruncí el ceño. Sentí la colonia de Matt en mi nariz y tuve que poner dos dedos debajo de ella porque me volvía a dar una náusea fuerte...

- Por favor Matt cariño, usa otra loción porque esa apesta - me aparté lo más que pude y no es porque no quisiera estar con él ni mucho menos, pero para mi sentido olfativo, era demasiado intensa. Y eso que antes me encantaba. Otra prueba más, y sentí que palidecía... Tuve que sentarme de nuevo, con el jersey aún en la mano. Me lo puse por encima de la parte superior del pijama que usaba de enfermera. Al menos tenía el aroma a lavanda y eso calmó un poco mi alocado estómago. Fijé mi vista y vi que el desayuno estaba completamente preparado...

- ¡Menudo desayuno! Gracias elfos, tiene todo muy buena pinta. Ahora mismo, tengo tanta hambre que me comería un Erumpent y ¡con cuerno y todo! - dije, riéndome por lo bajo. Hasta los sirvientes me miraron asombrados, sobre todo, por la amabilidad con qué había hablado. Seguro que a los demás, no se le pasaría desapercibida esa frase y eso que era sin doble intención. Empecé a servirme un poco de café y le eché tres cucharadas intensas de azúcar. Cuatro tostadas que, con mi varita hice que se untaran de fresa. Veía cómo el cuchillo iba pasando la mermelada por la otra cubierta y por supuesto, un buen zumo de naranja natural (bej xD).

Cuando el cuchillo terminó parte de su labor, cogí una tostada y me la llevé a la boca, y le solté a Sagis:

- deba de quebarte -tragué - no deberías de tener nada con los episkeis que te apliqué antes... Si te sangra, avísame y puedo ponerte una solución de murlapt y luego otra para que no te quede cicatriz. Por pociones que no sean. En la clínica usamos muchas de ellas. Aunque creo que te vendría bien tomar una poción reconstituyente de sangre... - miré a nuestro alrededor y escuché los cascos de Gea pisar el suelo. Algo me decía que no debía montarla, pero al mismo tiempo me apetecía volar con ella y sentir la fuerza de sus alas... No supe porqué, pero tras estar un momento pensativa, volví a cambiar nuevamente de opinión...

- y bueno ¿dónde están las dramáticas de tu sobrina Xell y tu hija Pere? -di un sorbo al zumo de naranja, mientras veía como se apretaba la pierna en el balancín - por dios, otra más... ¿quieres recostar la pierna de lado mujer, y ponerte por debajo un cojín? -solté, medio gritando - en serio, os lo tomáis todo a la tremenda -bufé. Otra vez parecía que el malhumor venía de nuevo a mí. Aunque, no podía evitarlo. Miré a Galadriel y ésta asintió con la cabeza. Se desapareció y un mintuo más tarde, llevaba el cojín en la mano y esperaba la orden directa de mi suegra. Estaba nerviosa y se le notaba en sus pequeñas manos. No haría nada sin su consentimiento.

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PORCHE, CON SAGITAS Y @

 

Helike salió de la habitación mientras cogía en brazos a Sagitas, y antes de que si quiera nos extrañábamos, regresó con...un jersey en la mano? Helike tenía frío? cierto era que acababa el verano, pero demonios...no hacía precisamente frío. Aun asi, cuando aparecí con ellas en el porche, dejé a Sagitas con todo el cuidado del mundo en la butaca, especialmente colocada por @ en una zona estratégica de la mesa, con la gran idea, al ser reclinable, de qeu pudiera apoyar la pierna aun en recuperación en el reposapies.

 

Aunque claro, ella no paraba de quejarse, ya que no le gustaba la aparición.

- Lo siento, lo siento - me disculpé - va...si no te has movido. - le dije.

 

Pero cuando me giré hacia Helike y traté de acercarme a ella, me di cuenta de su gesto. Era la segunda vez qeu me hablaba de la colonia y de qeu le molestaba, pero era la primera vez que llegaba hasta el punto de casi volver a vomitar por ella. EN realidad me daba igual, pero era de esas pocas cosas en las que Sagitas y la vampiro estaban de acuerdo, a las dos les gustaba. En teoría.

 

Que raro.

 

Asi qeu se alejó de mi y tomó asiento al igual qeu Sagitas. Me olisqué la camiseta, los brazos...intenté buscar el motivo, pero el olor no era tan fuerte...aun asi, prefería evitar males mayores, y por eso utilicé la varita para eliminar cualquier rastro de olor.

 

Despacio, me acerqué a la mesa. Sagitas y Helike hablaban, Galadriel esperaba para ayudar a Sagitas a ponerse un cojín bajo la pierna, la vampiro preguntaba por Xell y @@Perenela Arya Grindewald Potter Blue y...se preparaba un señor desayuno.

- Si te ha dicho qeu no ha comido nada en esta semana, miente - dije a Sagitas, bromeando, para ver si picaba a Helike.

 

Tomé una copa con un buen zumo de naranja, fresquito, que tendí a mi madre. Le habíamos puesto unas gotas de lágrimas de fénix del mismo Bennu, nuestro fénix, pensando en que bebiéndolo le ayudaríamos a recuperar todas las heridas que aun tuviera, internas o no.

- Recién exprimido - le dije.

 

Pero Helike preguntaba por las chicas. Fruncí el ceño y miré los grandes jardines. Fenrir vigilaba mientras SJ e Ithilion jugaban riendo por el jardín. Y al fondo, detecté las figuras de las dos que faltaban.

- EH! XELL, PERENELA, ESTAMOS AQUI! - las llamé.

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Juro que estuve a un tris de contestarle muy soez a Heliké cuando me contestó que no me quejara. ¡La madre qué la trajo no dolía! Claro, como todos los sanadores, como a ellos no le dolía... Pero mantuve el tipo y le contesté con voz (bastante) serena.

 

-- Ya sé lo que utilizamos en la Clínica, hija. Recuerda que soy la directora en funciones que mangoneo a Hayame y no la dejo incorporarse nunca en su puesto. -- Sonrisa. -- Pero me ha dolido, sí, hijito -- ahora mis palabras iban hacia Matt y con un tono de pena. En realidad, me preocupaba. Sabía que Perenela me había puesto antibióticos y que Heliké me había hecho Episkeys, que había tomado pociones... ¿Por qué me dolía? -- Sí, gracias, Galadriel, ponme ese cojín bajo la pierna, gracias. Eres muy amable.

 

Dirigí la mirada hacia la mesa y sonreí. ¡Cuánta comida! ¿Desde cuándo no comía? Oh, demonios, ¿y desde cuándo no comía Heliké, se se estaba poniendo para parar un... erumpent...? Hum... Frío, le molestaban los olores... el culo gordo por estar sentada tanto tiempo... ¡Ya está! ¡Seguro! Estaba... incubando algo, ¡la gripe africana! Dejé de pensar en ello cuando Matt me dio un zumo de naranja. ¡Olía tan bien!

 

-- ¡Oh, Dioses, gracias...!

 

Lo tomé y me sentó de maravilla. Tal vez un poco agrio pero... ¡buenísimo! Matt gritaba a Xell y Perenela que parecían estar cerca pero yo me estaba tragando mi primera bebida en años, bueno, meses, bueno, tal vea días... Así que levanté las manos y señalé hacia donde él señalaba, para que se acercaran. Los niños correteaban por delante de nosotros con el lobo correteando tras ellos. Estarían bien vigilados y era el momento de hablar en familia y hacerle saber a mi hija que no había pasado nada por su pequeño desliz. Una sombra de duda me cubrió la mente pero la rechacé. Era un buen día.

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Creo que era la primera vez que hablaba en profundidad con mi prima. No habíamos tenido muchas ocasiones de hacerlo, tal vez porque ella solía estar más fuera que dentro de la mansión, tal vez porque yo había estado un año fuera del pueblo, tal vez porque no teníamos tanta cofianza la una con la otra. Sin embargo, hoy hablamos. Me sorprendió mucho lo que decía y sentí pena por haberla criticado. ¡Ella era tan buena! Sí, explosiva, creo que todos los demonios lo eran. ¡Hasta la tía Sagitas era explosiva, aunque ella era sacerdotisa!

 

- ¿Sabes que por muy alto y muy lejos que vueles, tu cabeza sigue contigo? No puedes dejarla atrás, prima.

 

Entendía que no quisiera entrar aún, se había ido como un torbellino y hacía falta que la tormenta se calmara. Aunque estaba segura que los primos y los tíos ya se habrían olvidado de la explosión que le llevó a huir de la habitación de los tíos (¿era de los dos, no?). Quería ropa seca, no sé de dónde sacó la manta pero debajo no tenía nada. Por ello, moví la varita y apliqué una corriente cálida alrededor de nosotras. Yo también estaba mojada tras nuestro abrazo. El calor fue agradable y yo, al menos, me sentí seca al instante.

 

La escuché. No quise cortar su monólogo. Creo que necesitaba hablar, explicarse, que alguien la oyera, que alguien la entendiera. Después, me fui imposible dejar de oír todo lo que decía. Me puse la mano en la boca varias veces, mientras contaba la historia personal más triste que había escuchado nunca.

 

- ¿La tía mató a tu padre? ¿Cómooooo...?

 

Miré de reojo hacia el porche y una mancha violeta destacaba entre los presentes. La Tía Sagitas... había matado al padre de Perenela porque... la atacaron... ¡Oh, no, aquello era... rocambolesco...! Necesitaba saber más. Noté el pelo rojizo del primo Matt quien también estaba presente. ¿Sabría lo del asesinato? ¿Sabrçia que Perenela se había ido de casa por aquel asesinato?

 

Pensé que no podía horrorizarme más cuando confesó su propia violación. Ahora reaccioné poniéndome las dos manos en la boca. La tía Sagitas, la gran sacerdotisa que nos hacía reír con sus payasadas, la agradable matriarca que se preocupaba por todos, también era la mujer vengativa que había asesinado al canalla que había abusado de su hija.

 

Sentí mucho amor en ese acto. Pero no era correcto, no podía tomarse la Justicia por su mano. No debía usar la magia para matar. Eso me llevó a otro pensamiento. Si lo había hecho con su hija..., ¿qué no haría ahora que le había pasado a ella? Tomé una gran determinación en aquel momento. La familia debía permanecer unida en el lado correcto de la Ley, así que yo impediría que perdiera el camino correcto. Ella y quien quisiera ayudarle. El Amor por la familia y por sus miembros era muy grande para todos pero no sería difícil que cayeran en la Maldad de actuar por su cuenta. Había sido un daño irreparable y pensar que la venganza pudiera cobrarse el daño causado era un error.

 

Estaría presente en todo momento, para evitarlo. Abracé de nuevo a Perenela.

 

- Ya pasó, prima. Quiero que sepas que te quiero. Lamento lo que te pasó y no lamento la muerte de ese individuo. - No lo lamentaba, había tenido su merecido, ahora ya no se podía hacer nada. Pero sí podía evitar que volviera a pasar lo mismo. Además, ahora la tía era una Warlock y debía hacer las cosas legalmente. Buscaríamos al tío y si esos malnacidos estaban en el lugar, los atraparíamos y los llevaríamos a Azkaban.- No eres mala persona, yo creo que eres la mejor hija del mundo. Y la mejor prima.

 

Matt gritó nuestro nombre. Me giré y los saludé, la tía Sagitas también levantó la mano.

 

- ¿Estás preparada para volver con la familia? Ya verás, a todos se les olvidó tu ataque y será como si nada. Vamos... Te acompaño a tu habitación y te pones ropa cómoda. Después nos sentamos y comemos juntas.

 

Esperaba que dijera que sí porque me moría de hambre.

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Me agrado el cariño que desprendía Xell, era una excelente oyente y no me había interrumpido en mi relato, se había horrorizado y desprendía tanta empatia y amor en sus palabras que de verdad me entristecía no haber podido hablar con ella mas seguido de cosas serias y no haberlo hecho antes. No tenia una sola amiga fuera de la familia, no tenia contacto alguno con la familia de mi padre ni con mis antiguos compañeros de Hogwarts o de la Academia, ni siquiera con las Geishas con las que había convivido en Japón cuando mi padre había decidido mandarme a un programa de intercambio con el colegio Mahoutokoro, las únicas personas con las que me relacionaba estaban vinculadas a mi madre y yo tenia la suficiente confianza con ella como para necesitar a alguien mas, pero se sentía tan bien hablar con alguien de mi edad, no porque mi madre fuera vieja o porque no me entendiera sino mas bien porque sentía que podía abrirme al mundo.

 

SJ jugaba con Ithilion y con Fernin, sonreí al ver a mi hijo tan feliz como no había sido nunca que la verdad estaba tranquila de estar en casa, aunque quien sabia si a razón de esto debía volverme a ir aunque fuera por un tiempo, traté de no pensar en eso pero Matt nos llamo y no pude mas que encogerme un poco mas dentro de la manta.

 

A pesar de que Xell me había secado seguía sintiendo frío, seguía estando desnuda y mas que nunca había necesitado algo de ropa de modo urgente, apreté la mano de Xell y me levanté para entrar porque no había poder humano, divino ni mágico que me hiciera sentarme con ellos desnuda, busque con la mirada a SJ quien correteaba la cola de Fernin persiguiendo al lobo de Matt y vi sus manitos brillar lanzando ligeras chispas.

 

Di un par de pasos en dirección a la mansión, me debatia entre volver a ponerme una túnica, una falda o un kimono cuando SJ decidió que su frustración de no poder alcanzar a Fernin debía demostrarlo con fuego, las chispas salieron de sus manos y sus dedos se encendieron como antorchas, le grité desde el matorral:

 

-¡Sean Mattew Linmer Grindewald! ¡Apaga ese fuego! - SJ se asusto un poco al escucharme y el fuego creado se extinguió casi al instante y yo me puse roja al revelar el nombre completo de SJ sobretodo porque su segundo nombre era debido a mi hermano, mi niño corrió hacia mi y yo lo tome en brazos como pude tratado de no dejar caer la manta, acaricie su linda carita y me dirigí al porche donde estaban todos, inmediatamente SJ quiso quedarse con su abuela, hice una mueca y lo acomode lo mejor que pude lo mas cerca de ella sin que interfiriera con su comida ni su pierna herida.

 

-Voy a mi cuarto a vestirme - les dije sin dirigirme a nadie en particular, necesitaba un minuto a solas para pensar como disculparme con mi madre, que podía hacer para remediar esa situación, ponerme algo de ropa y tratar de organizar en mi mente mis ideas.

Editado por Perenela Arya Grindewald Potter Blue

Siempre seré tu hija... Reiven Grindewald te quiero // NiqQIUZ.gif

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En el porche, con Sagitas y Matt

 

- Tu madre, que tiene ganas de quejarse - dije muy en bajito y me reí un poco. No, no quería broncas, sólo me metía con ella pero no para armarla, lo prometo...

 

- perdona cariño - le dije al acordarme antes por lo de la loción- es que, en serio... últimamente, no soporto los olores fuertes. Quizá antes, estaba acostumbrada, no lo sé - comenté, desconcertada, mientras seguía comiendo... Iba por la tercera tostada.

 

- más bien, he comido otras cosas - dije sin pensar y con los labios embadurnados de la mermelada de fresa, le di un beso a Matt en todo el morro -ala, por listo -dije entre risas...

 

Escuché a Matt gritar y divertida le solté:

 

- luego dicen que en Accidentes gritamos, si es que, no perdemos la costumbre jajaja

 

<< y para ser directora de la Clínica no te pasas mucho por allá, no - negué con la cabeza, risueña. Sí, tenía un cambio de humor muy raro... Ahora estaba contenta. Cualquier psicólogo muggle, seguro que diría cualquier chorrada. Pero no, estaba contenta de estar con ellos, disfrutando de un desayuno tranquilo. Sin avisos ministeriales, sin ataques de ningún tipo, sin nada que pertubara la paz que estábamos sintiendo ese día...

 

- para que veas, que mis sirvientes son todos amables, no tienes nada qué reprocharles - le dije con una sonrisa a Sagitas- aunque tú seas la ama y señora de ésta casa -le dije con cierto rintitín y algo gracioso en mis palabras. Esperaba que no se picara- perdón... no quería que sonara a borde... perdón - le dije, y para no decir nada más, di un trago del sorbo del zumo de naranja- ¡delicioso! - comenté, relamiéndome del gusto - mmm... hacía tiempo que no estábamos así, ¿verdad? -pregunté a los presentes.

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PORCHE

 

Galadriel colocó el cojín bajo la pierna de Sagitas, para hacerle un poco más cómodo el momento.

- va, no es quejarse. - contesté a @ - Mamá, tal vez te duela porque necesitas rehabilitación. Estaba rota, y aunqeu esté curada, necesitas fortalecerla. Mientras, será normal que te duela mientras vuelve a acostumbrarse al movimiento.

 

Me había metido con Helike y su hambre repentino, como podría haberlo hecho con esos cambios de humor, por su manía con los olores o el frío, cuando escuché a @@Perenela Arya Grindewald Potter Blue regañar al pequeño de la casa...espera...le había llamado Matthew? La miré pasar sin decir nada, iba a vestirse, mientras de lejos, @ venía hacia nosotros.

 

Lo que no esperaba era, primer, el comentario de mi mujer, seguido con ese tirón de mi para acercarme a ella con ese beso, en el cual sentí todo el sabor a la fresa que le estaba poniendo a las tostadas. Noté que me subía el calor a la cara, sonrojándome, antes de dejarme caer en la silla junto a Helike, ya que ella se había sentado junto a mi madre, y el otro lado de Sagitas se lo había pedido Xell.

 

Sonreí como un bobo, mirando a la vampiro mientras me mordía el labio inferior. Últimamente le había dado por las fresas si...

- Si que has ampliado tu dieta estos días, eso es innegable - murmuré, antes de acercarla a mi, tomándola por la cintura y besándola de nuevo.

 

Cuando nos separamos, sonreí, sin dejar que el rubor se me fuera de las mejillas. Tomé una taza y me serví un poco de café.

- mamá, si quieres puedo ayudarte con la rehabilitación. - propuse.

 

Helike remarcó algo que, aunqeu ninguno dijera, habíamos notado tanto como extrañado. Hacía mucho tiempo que en casa no estábamos asi. Tranquilos y en familia. Me acomodé en la silla y las miré.

- si...es agradable estar en familia. - dije, con una sonrisa.

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Bebía aún el zumo cuando lo sentí, mucho antes de verlo... Fenrir se puso a gruñir y SJ tenía las manos brillantes. Me quedé así, con la boca abierta y el vaso goteando sobre mi regazo. El grito de Perenela me hizo estremecerme del susto y el resto de zumo se vertió encima mío.

 

-- ¿Sean Mattew Linmer Grindewald? ¿Pero esta mujer de dónde saca esos nombres tan raros?

 

Fue cuando caí en un detalle que, insignificante, se me hizo un mundo al instante. ¿Por qué mantenía su apellido en vez del de la Familia Potter Black? ¿O incluso Potter Blue? El Grindelwald era... era... indeseable... Una nube oscura cruzó mis ojos cuando recordé de donde procedía. No era justo. Si no le había dicho nunca nada en contra de que ella llevara el apellido de su padre, ¿por qué iba a decir algo porque mi nieto no llevara el mío? Temblé ligeramente y miré a Jack, segura que él si notaría que me sentía humillada en tan pequeño detalle. Sin embargo, sonreí.

 

-- Mira, Matt. Le ha puesto tu nombre.

 

Tragué saliva y me obligué a seguir sonriendo. Éramos una familia, a pesar del apellido que llevara. Seguía sonriendo cuando Perenela me puso a SJ en los brazos. Ithilion se sentó en un taburete bajo junto a mis pies y junto a su sobrino. Fenrir se tumbó en el suelo a mis pies.

 

Sí... Lo éramos...

 

Pere dijo que se iba a vestir y su tono fue demasiado seco. Pobre... Estaba afectada y solía ser muy escueta en palabras cuando estaba así...

 

-- Baja pronto, hija. Te esperamos -- le dije, en un intento de animarle.

 

Enarqué la ceja porque Heliké no le dijo nada, la dejó pasar y siguió hablando como si no hubiera pasado delante de nosotros y como si no hubiera ocurrido nada con el niño. Miré a Matt y solté un soplido que seguro que entendería como un "jope, tu mujer es de armas tomar". Pero, aún así, no respondí a la provocación, si es que lo había sido, ya que el comportamiento de Heliké siempre era así.

 

-- No me paso mucho la clínica porque estoy ocupada preparando bodas y resistiendo ataques externos que quieren matar a los miembros de la familia. Pero, en cuanto pueda, iré a ejercer mi puesto, si es que Hayame no me tira antes. Y prepararé la cita para que te hagan un examen concienzudo, de arriba a abajo. Y no has sido borde, has sido... tú. ¿Y desde cuándo un vampiro saborea el placer de un buen zumo de naranja recién exprimido? En serio, aunque me alegra mucho este día --mentira, sólo el momento actual -- me preocupas, cada día pareces más humana. A ver si se te pegan los modales de Xell y ya sería el día perfecto.

 

Jugueteé con las manitas de SJ en un puro disimulo de contemplar las palmas de sus manos para ver si se había quemado.

 

-- No necesito recuperación. Un par de días de ejercicio en el Circo y estaré como nuevo. Oye, Xell... ¿De qué hablabais allá..., escondidas...?

 

Era muy chafardera, lo sabía... Entonces salió Harpo con un pastel. Aplaudí divertida y los dos niños también aplaudieron.

 

-- Guau, Harpo, gracias. Es todo un detalle. Pero le podías haber puesto el pelo violeta...

 

-- No es para usted. Es para la Ama Perenela. Hoy es su cumpleaños. Ay de quien lo toque antes de que ella baje y se quede con la muñequita dulce.

 

Enarqué una ceja.

 

-- ¡Demonios! ¿Ya cumple años? ¿Otra vez?

 

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Reí con el suspiro de Sagitas. Aquella mueca era bastante clara, y eso me divertía. Por una vez, las dos estaban sentadas juntas, tranquilas, sin intentar sacarse los ojos, solo se lanzaban pequeñas pullas que no iban más allá. Estaba relajado, pero si...Helike, como Sagitas, eran todo carácter.

 

- Ya, no voy a dejar que te subas encima de nada a hacer acrobacias sin asegurarme de qeu tu pierna aguantará. - advertí a mi madre, apuntándole con el cucharon con el que estaba sirviéndome pollo para el desayuno. Pero igual qeu le regañé, pasé a sonrojarme cuando remarcó que el pequeño SJ, como segundo nombre, llevaba el mio.

- A lo mejor deberíamos llamarle SM en vez de SJ - bromeé

 

Pero claro, la pasada de Perenela y la llegada de Xell también sacaron el lado cotilla de mi madre, mientras Fenrir e Ithilion tomaban asiento en las cercanías a la matriarca. Giré la cabeza, miré fijamente a Helike....y luego volví a mi madre.

- Yo la sigo viendo normal. Va, dejala que disfrute de la comida.

 

Los pasos de Harpo acercándose dieron paso a una gran tarta que hizo las delicias de todos. la miré con curiosidad, hasta que escuché las amenazas del elfo, también feliz, como Jack, que tenía las manos sobre los hombros de mi madre. Esa tarta era para mi hermana, qeu hoy cumplía años.

- Vaya mamá, creo que has elegido un buen momento para volver a despertar.

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Me fui con el corazón latiendome con fuerza, me apoye sobre la puerta de mi habitación y sentía el corazón acongojado. Extrañaba a mi padre, bien o mal el siempre sabia que hacer, como abordar las cosas y yo a pesar de haber heredado mucho de él no había heredado su talento para salir de los problemas ni para hablar. Me dirigí a la ducha y me di un baño rápido para quitarme la viscosidad de la piel que me quedo del agua del lago.

 

Llore un momento en mi habitación permitiéndome estar triste un momento mas pero no iba a permitir dejar que la tristeza y la congoja me nublaran el resto del día, iba a actuar en consecuencia y pedir perdón, ayudar a remediar las cosas y buscar lo mejores modos en los que pudiera arreglar las cosas.

 

Decidí ponerme un Kimono ya que tenia tiempo de no vestir uno y la verdad porque quería estar cómoda, escogí uno violeta con flores amarillas que representaba la primavera en japón y Kiwi lo ató con un obi dorado a juego, recogí mi cabello en un peinado tradicional pero no le coloque joyería alguna, iba a ponerme los zapatos de madera pero decidí dejarlos e ir descalza, busque en mi closet una de las múltiples cajas escondidas que tenia y en una bolsa oscura de tela guarde varias cajas de anticonceptivos, unas varias de pruebas de embarazo y dos cajas de pastillas "postday", después del nacimiento de SJ no quería correr riesgo alguno y tuve que pasar por un medico muggle para que me recetara las formulas... obviamente con un hechizo para confundir porque ninguno iba a darme las cantidades industriales que tenia escondidas en mi habitación.

 

Baje de nuevo al porche ya vestida y sintiéndome nuevamente persona, respire profundo y coloque la bolsa a sus pies para luego hacer una reverencia de disculpa, se me hizo un nudo en la garganta pero me obligue a hablar:

 

-Lo siento mucho, por mi comportamiento y por la forma en la que te trate, mi preocupación por ti no es excusa suficiente para excusarlo y espero que puedas perdonarme y ustedes también - dije extendiendo mi disculpa. Me senté en uno de los escalones y noté la torta con la muñequita de dulce, se me aguaron los ojos pero no hice ningún comentario.

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