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Mansión de la Familia Potter Black (MM B: 90394)


Sagitas E. Potter Blue
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El elfo estaba malhumorado. Los cambios en la mansión no sólo eran visibles en la irritabilidad de los patriarcas entre ellos. Sin darse cuenta, la matriarca había contagiado su entusiasmo perdido en detalles, como el poner flores frescas en los enormes floreros de la entrada, el dejar de abrir las ventanas para que la luz irradiara en la blancura de las paredes... Los jardines, antes lustrosos y coloridos, ahora parecían menos floridos, ya que la presencia de la matriarca por ellos había desaparecido. Su poder por naturaleza de hacerlas parecer más lindas y fuertes parecía haber desaparecido, como si su mente estuviera liada en otra cosas que no sus plantas. Y la presencia de Aurores y Guardaespaldas que custodiaban la mansión, no ayudaban a que el jardín floreciera con tantas pisadas...

Sí, Harpo estaba airado con la situación. Desde que conocía a la Ama, era la primera vez que la veía tan oscura y tan cambiada. Aunque no le había querido confesar a su hijo Matt que pertenecía al Bando de La Marca, el elfo lo sabía con seguridad. No era la primera vez que le ayudaba a ponerse aquella indumentaria oscura ni la máscara que había escogido para estar entre ellos. No, Harpo no aprobaba el cambio y, aunque le sería leal hasta el final, creía que se equivocaba con lo que había hecho. Pero no le tocaba a él elegir sino acompañarla. Gran elfo, este Harpo.

Y ahora había aparecido la señorita Rambaldi. A Harpo le costaba reconocerla como mujer del patriarca después de los dos años que había abandonado el hogar, pero nadie la había puesto pegas a su regreso (aún no había visto su encuentro con Sagitas) y él no lo iba a hacer. Todo miembro de la Potter Black era bienvenido en la mansión, aunque volvieran después de mil años. También había regresado la señorita Perenela. Harpo esperaba con impaciencia la llegada de la Ama para ver cómo reacconaría ante ella, pues sabía que era su niña mimada, a pesar de estar casada y tener hijos. Le dejó quedarse al lado del fuego y, con un chasquido de los dedos, le 

Sin embargo, lo que más le preocupaba ahora era la llegada de extraños. Suponía que no presentaba ningún peligro, puesto que la vigilancia de la Ministra le había dejado pasar, así que se dispuso a abrir la puerta.

-- Egggs... Jes... @ Hessenordwood Crouch  -- dijo por fin el elfo. Esperaba haber pronunciado bien el nombre del visitante. -- ¿Y a quién dice que quiere ver? 

Le hizo repetir el nombre porque le extrañaba tanto que la Señorita Darla tuviera visitas en aquella casa. Abrió más la puerta, para que no se escapara.

-- Sí, pase, no se preocupe, yo le doy su tarjeta y le digo de su insistencia en que le reciba. Pase a la salita de... -- la chimenea no; allá dormitaba Perenela. -- A la biblioteca.

Le hizo pasar y después corrió a la cocina. Mandó a los otros elfos que le atendieran bien, que le dieran de beber y comer algo y después se concentró, chasqueó los dedos y desapareció de la mansión.

Harpo, el elfo doméstico de la Familia Potter Black, siempre sabía encontrar a sus miembros. Y por eso llegó a...

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Harpo la había llevado de regreso a la Potter Black, Darla no podía creer que aún existiera su habitación, pero lo que más le extrañaba es que el elfo de su familia le hubiera buscado. Lo hubiera esperado de Tommy, su elfo sabía cuándo ella le necesitaba pero habiendo sido socorrida por un elfo de la familia no dudaba de que no sentiría el peligro. Aunque seguro el reloj familiar lo marcaba, como había marcado durante meses el peligro ante la ausencia de Seba.  

 

—Harpo… gracias —susurró Darla mientras se dejaba caer en la cama del que había sido su cuarto en la Potter Black y buscaba en su bolso de piel de moke una poción reabastecedora de sangre, una poción herbovitalizante y una poción vigorizante, eso serviría al menos hasta que saliera de cacería. Tomar una poción despertares ya le parecía una exageración, en realidad parte de su desmayo había sido fingido para poder escapar del Linmer.

  

El elfo se había quedado a su lado y tendió una tarjeta, explicándole que la había buscado porque esa persona quería hablar con ella. Darla leía la tarjeta mientras terminaba de consumir las pociones que le permitían recuperar parte de las fuerzas que había consumido en esos días. Se puso de pie y acomodó sus ropas, debía oler a humo y fuego, pero no le importaba, no estaba allí para conquistar a nadie.

 

—¿Dices que el hombre me espera en la biblioteca? —el elfo asintió —un último favor, ¿me dejas en la puerta de la biblioteca? —no tuvo que repetirlo, ambos extendieron sus manos y segundos después la pelirroja se encontraba enfrente de la habitación en cuestión.  A pesar de todo, volvió a repasar su apariencia, las botas estaban algo manchadas de sangre que la obligaron a sususurrar un fregotego, la camisa negra y el pantalón ajustado en el que llevaba un cinturón con la varita y el bolso de piel de moke no se veían tan mal. Abrió la puerta  y se encontró ante un completo desconocido.

 

—Señor Crouch —saludó con genuina curiosidad, por primera vez se preguntó si sería pariente de Spectum —el elfo de la familia me indica que usted me estaba buscando ¿en qué puedo servirle? —por favor, que no venga con un reclamo de Spectum, pensó Darla sin poder dejar de apreciar la figura del hombre frente a ella, no tenía demasiadas semejanzas con el pelivioleta, sus ojos eran tan claros que casi parecía que uno se ahogaría en ellos, y aunque la esencia parecía recordarle la del mago podía sentir que no era tan fuerte, aunque nunca se podía confiar, por más que ahora que se daba cuenta había una ese de diferencia entre ambos hombres. 

 

@ Hessenordwood Crouch

Editado por Scarlet Akane
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Sabía que el recibimiento de Matt no iba a ser coser y cantar y ahí estaba. Lo comprendía demasiado bien. Yo en su lugar estaría furiosa, pero el no mostrarme tan abiertamente sus sentimientos, hacía que me sintiese más culpable de lo que ya estaba por abandonarlos, pero era una causa de fuerza mayor. Asentí con la cabeza al ofrecimiento de hablar en "nuestro cuarto" << es su cuarto, ahora>> pensé con cierta tristeza y melancolía. Pasé al interior y comprobé que casi todo estaba como siempre...bueno, como siempre no, me fijé en que había una especie de cama pequeña. Había cambiado la cuna por una más grande. Otro pinchazo más grande... 

Pero su pregunta directa hizo que bajara la mirada. Tenía los brazos cruzados y no era para menos. Yo estaría peor, ¡seguro!

- No sé ni por dónde empezar - susurré por lo bajo- muchas veces tomamos decisiones que, en otras circunstancias no lo haríamos, ¡nunca! pero, la seguridad de mi hija estaba en peligro y debía atajar ese problema cuánto antes. Lo que menos me imaginaba era que la cosa se iba a descontrolar de ésta manera - comenté en un ligero susurro. Aún podía escuchar en mi cabeza, gritos, lamentos, maldiciones tanto hacía a mí como a vivos y muertos de mi familia - el consejo de Erebus me había llamado urgentemente, tuve que ir... un alzamiento - dije compungida y me tuve que sentar en el borde de la cama.

- Lo que tuve que hacer, no es digno de un ser humano, pero no de un vampiro - dije, entrecerrando los ojos a causa de la rabia, con tan sólo pronunciarlo - puedo enseñártelo si quieres, pero te lo aviso... si crees que ser un ser oscuro es algo peor, la guerra lo es mucho más. Lo que pasó aquí en Londres es una minucia comparado con lo que pasó en Roma y en el norte, en la Toscana (?) - dices que no te gustan mis soldados, lo entiendo, pero si no fuese por ellos, jamás estaría hoy aquí ahora. ¿Echa un asco? Por supuesto, pero viva, si a ésto se puede llamar vida - dije, elevando mis hombros y mis manos.

- Lamento muchísimo el tener que dejaros, el que no tuviéseis noticias de mí, era parte del plan... la seguridad estaba comprometida, incluído enviaros mensajes... si quieres el divorcio, te lo daré... pero quiero que sepas que mi lealtad hacia ti y a ésta familia sigue intacta - comenté ahora mirándolo a los ojos - no te he traicionado con nadie, de eso puedes estar seguro... de hecho, en la tierra de mis ancestros he recibido varias traiciones que se pagaron con muerte, incluso dentro del Consejo, pretendían venderme como si fuese una esclava y que otra familia se apoderase del trono, y es de Elentari ¡por derecho!. Lo justificaron porque tú eres un hombre lobo -chasqueé la lengua - ¡qué falsos, cuando me apoyaron en nuestro matrimonio! - dije con furia en ésta vez... 

- Sólo me faltó una familia y de hecho... una de sus pocas descendientes están aquí... -negué con la cabeza, con furia contenida- es madame Sforza, sí, la banquera (?) o una que dice ser de ese clan... te juro que voy a hacer todo lo posible por matarla... Pero antes de eso... ¿cómo está nuestra pequeña? ¿ha desarrollado poderes? -pregunté un poco cabizbaja, inquieta. Teniendo dos padres magos, debería estar desarrollando sus poderes. Sólo esperaba que, lo de Lázarus no le afectara en absoluto... 

- ¿Se sabe algo de Lázarus o no ha enseñado la cabeza? Si sabe que he vuelto, seguro que regresará... -comenté aprentando los dedos.

@ Matt Blackner

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@ Helike R V PB  se sentó en la cama, y en algún momento, yo también me senté, en el suelo, con la espalda contra el escritorio, mientras la observaba fijamente. La veía cansada, desmejorada a causa de, como ella decía, continuas batallas en lo que parecía una lucha interna entre clanes que se había alargado dos años. No quería, pero al final, me resultaba casi imposible dejar de percibir las emociones qeu me rodeaban...y lo que decía era cierto. Aquellos recuerdos le dolían, le traía tristeza estar de nuevo en casa y darse cuenta, a juzgar por la mirada triste que dedicó a la pequeña cama en la pared, que se había perdido muchas cosas.

 

Gruñí al oir que habían intentado venderla, no por aquel trono, qeu si era sincero, no me importaba tanto, aunqeu fuera parte de la herencia de nuestra hija. Lo que me molestaba era que alguien hubiera tratado de mercadear con Helike como si fuera ganado en busca de un trato más provechoso. 

- Si te llegó ese aviso podrías haber dicho algo antes de desaparecer. Podrías habérmelo contado. Yo hubiera ido contigo, te habría ayudado, t... - y quien habría cuidado de nuestra hija? Seguramente Sagitas, tal vez asi hubieran acabado las cosas antes, pero...

 

Me cubrí la cara con ambas manos, tratando no pensar, dejando escapar un suspiro.

- Un licántropo que nunca se ha transformado. - solté, con cierta rabia. - esta vez vas a quedarte o...volverás a irte? - pregunté.

 

Desvié la mirada hacia la cama, sonriendo durante un segundo. Aquella pequeñaja era de lo poco que me había movido en los últimos tiempos, la única que me hacía reir.

- Elentari no duerme aquí. Esa cama solo es para las noches qeu le cuesta conciliar el sueño. - contesté. Me puse en pie, tendiéndole la mano para ayudarla a ponerse en pie. - ven.

 

Salí de la habitación, caminando unos pocos metros por el pasillo, hasta la siguiente habitación. Me aferré al pomo un momento, antes de entrar. Aquello me ponía nervioso....lo que más temía era hacerle daño a Elentari. Abrí la puerta con cuidado. La pequeña dormía, tranquila, en su camita, con Fenrir en el suelo, echado sin quitarle los ojos de encima. Sobre la cama, a los pies de la niña, una pequeña bolita de pelo blanco, con briznas de pelo violeta intenso aquí y allá, en su cabeza y orejas, del mismo color que el pelo, corto y rizado de nuestra hija.

 

Me agaché junto a la cama, poniendo una mano sobre la niña, mirándola.

- Está bien, está sana....es feliz. Aunque tengo qeu admitir que de no ser por Sagitas me habría dado algo la segunda noche que tuve que cuidar de ella - admití, sonriendo, mientras hablaba en voz baja. - Será mejor bruja que todos nosotros. Heredó mi empatía, y bueno... - desvié la mirada hacia la lobita, que dormía de forma apacible. - ya ves que no solo heredó eso. La niña Ve, va a ser una gran Vidente...Sagitas desarrolló una poción, solo le damos unas gotas, pero le ayuda a controlarlo. - recordar aquel episodio me enfureció. - Cuando apenas tenía unos pocos meses intentaron...matarla. Utilizaron esa videncia tan temprana y la empatía para llevar su menta a....al momento en que nací y Jack traicionó a Sagitas. Lloró durante días sin parar hasta que Sagitas entendió qeu le pasaba. Fue gracias a ella que pudimos salvarla. - acaricié al lobito, que se estiró, adormilado. - Se llama Freyja.

 

Me alejé un par de pasos, cruzándome de brazos. Había sido un momento bastante complicado, había pasado verdadero miedo por ella. Pero cuando me giré, algo...algo se me rompió, supongo. No podía estar enfadado eternamente, más cuando Elentari estaba metida por medio. Dudé un segundo, antes de acercarme por la espalda hasta la vampiro y...atreverme a sujetarla por la cintura. Aquella había sido la costumbre durante el embarazo....que tiempos. Apoyé la barbilla en su hombre, mirando a la pequeña. 

- No se trata del divorcio, no....no es eso lo que quiero. Me duele que no confiaras en mi y ni siquiera me contaras nada. Que te marcharas dos años y me...que nos dejaras solos.  - admití. - Ella es lo importante, qeu esté bien y que sea feliz. Si alguien trata de hacerle daño, ten por seguro qeu no pararé hasta que lo mate.

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Ha estado en lugares como éstos otras veces, muchas veces antes, sitios similares; de grandes dimensiones, con espacios únicos entre ellos, que tienen una gota de sofisticado eclecticismo, algunos bañados de magia más que otros, inimitables en su mayoría y, aunque extraordinarios, en su magnificencia, todo eso se ha vuelto costumbre, ordinario, bajo los pálidos ojos de Hessenordwood. La misma casa de sus padres tiene algo de todo esto también. Lo espectacular no es una novedad, pero aun con eso en mente se ve obligado a sentirse atraído por ello, como si fuera parte de su programación, de un sistema del que cree que no podría desapropiarse jamás, como si él hubiera sido inventado, o mejor dicho, reinventado, para soportar todo esto con encanto. Si es que le gusta o no, eso lo decidirá alguien mas por él.

La mansión que los Potter Black usaban como hogar no tenía nada que envidiar a ningún otro de los castillos, palacios o demás edificios que se desplantaban al rededor de todo Ottery St. Catchpole. Y, de algún modo, eso es casi deprimente. 

Considera que tampoco eso sea culpa de los Potter Black, después de todo en Ottery era difícil encontrar verdaderamente un buen lugar para estar cómodo.

En gran medida se las ingenia para lucir realmente encantado con todo esto, inclusive parece más que satisfecho cuando sigue al mismo elfo doméstico hasta el interior de la biblioteca donde se entiende que debe esperar a que Darla venga y lo atienda personalmente. Y no era que Hessen esté en contra de usar a estas criaturillas horribles como servicio, tampoco es que desprecie a los elfos domésticos más que a cualquier otra criatura o animal mágico o no mágico, pero a pesar de la frecuencia que tienen los magos ingleses por tenerlos de servidumbre en sus casas, el hecho de encontrarlos repetidamente sirviendo a magos y brujas le sigue pareciendo una costumbre desagradable. Por supuesto, no hay como las personas, son aún más engañosas, desleales y despiadadas de lo que una criatura como un elfo doméstico pudiera ser, pero eso lo convertía todo en una dinámica más interesante de jugar. Al menos para él.

Aun con todo eso en mente, Hess es suavemente agradable cuando agradece a la criatura, Harpo, luego de guiarlo hasta la biblioteca e inclusive fue cortés, agradecido al aceptar algo bebible -que contenga solo un poco de cafeína si es que era posible- a los elfos que entraron detrás de él, dispuestos a servirle amablemente. Fue bueno para omitir también la mueca de aversión luego de que los vio desaparecer de la habitación, aun si lo habían dejado solo, ni un solo gesto desagradable arruinó el rostro del mago tan cuidado como sus ropas. Pero eso también es normal, a menudo aquellos pensamientos, sentimientos, que pasan por su mente, habitualmente, no corresponden a los gestos y las palabras que salen de su boca entrenados para conseguir ser -lo que sea antojo de los demás-.

Hasta donde puedan y sean capaces de pagar por ello, desde luego.

Y casi fue sorprendido divagando en sus pensamientos por Darla, el sonido de la puerta tras de él le da el tiempo justo para remontar esa fachada firme y precisa que ha aprendido a manipular con los años, podría haberse tratado de otro elfo pero ni siquiera ante un animal como aquel puede bajar el perfil.

Al girarse finalmente se encuentra con ella. Darla no es, por ahora ni tanto, lo que hubiera esperado encontrar, aunque siendo sinceros, en este oficio, rara vez las personas eran predecibles. Otra cosa interesante de su trabajo. 

Usted debe ser la señora Darla Potter Black-, se acercó, tiene buenos modales porque así ha sido educado, pero las reverencias son, para alguien criado parte en NY parte en California, algo demasiado pretencioso, así que se acerca a ella estirando su brazo para estrechar cordialmente sus manos. —Me da gusto que pudiera atenderme, he estado mandando cartas previas a esta visita para anunciarme con tiempo y no llegar de sorpresa, justo como ahora. Pero me parece que no he terminado de entender del todo como es que funciona el sistema de correspondencia por lechuza, así que supongo que no recibió ninguna de mis cartas-, la verdad era que Hess simplemente no parecía poderse llevar bien con ningún animal que existiera en la tierra. —El elfo doméstico no debe tardar en traer algo para acompañar la conversación, me tomé la libertad de pedir algo mas para usted-, apenas negó con la cabeza. —Pero no crea que he escogido yo. Algo que ella acostumbre, eso fue lo que pedí-, tiene la práctica de llevar la conversación como si se trataran de dos personas que solamente no se han visto en mucho tiempo en lugar de apenas conocerse.

Recurrió a una pausa contemplativa, quizá solo para apreciar mas el físico de ella, o quizá solo para ver una reacción (buena o mala) en su rostro de piel pálida.

Darla es una mujer de relativa alta estatura, al menos así lo considera él, su tez es tan pálida como muchos en este lugar, incluso la de él mismo, pero la de ella sobresale por colores que no puede ver, que no puede el demonio distinguir por esa característica que desmejora su visión, que lo hace solo ver colores blancos y tonos suaves de grises. Y lo único mas intrigante que encuentra de aquel joven rostro es la mirada de ella que a buenas a primeras no es capaz de definir como algo sobrenatural, pero tampoco algo ordinario como lo encontraría en otras personas humanas.

No debe pensar tanto en eso, explorarla no es lo que viene a hacer tampoco.

Bueno, continuando con lo mio, sería mentira si le dijera que no voy a ocupar algo de su tiempo en esta conversación, señora Potter-, Hess tenía la pinta de alguien que es optimista incluso en el peor de los escenarios, eso no podría ser mas una mentira, sin embargo, si era de los que buscaría sacarle provecho a las circunstancias, aun si estas fueran malas. —Dígame si es que tiene un par de horas para escuchar lo que traje aquí para usted-, le sonrió esta vez como si estuviera apunto de hacer una osadía. Lo que fuera para atrapar la atención de la bruja. —Para ser breves, se trata de una especie de usufructo que ha heredado, Darla. Así que puede solo firmar los tramites y le haré entrega de todo o, también claro, puedo explicarle los detalles de esto. Eso es también, parte del servicio, ya esta cubierto, no se preocupe.

 

@ Scarlet Akane

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Cuando el hombre gira se sorprende, sus ojos por un segundo parecen haberse encontrado pero la atención se centra más en sus palabras, es alto, elegante y no tiene idea de por qué la busca. Simplemente le recuerda a uno de los tantos leguleyos que se ha cruzado en Gringotts. Aunque no puede negar que hay algo en él que no cierra y no sabe bien qué es, quizás la culpa la tiene lo ocurrido en King Cross y no el visitante.

—Sí, disculpe mi educación, soy yo, ehmm… —estuvo a punto de corregirle que era señorita, no señora, pero siguió escuchando su discurso.

Darla bajó levemente la mirada, recordando la pila de cartas a la que hacía mención, habían llegado a House of Books y a su despacho en el Ministerio y dado el logo que traían las había acumulado en una bandejita de correspondencia en su local. Volvió a levantar la mirada, sin mostrar signo alguno de arrepentimiento por ello, no era su costumbre, pero evitaba todo trámite engorroso desde que su prometido había fallecido.

—Entiendo, gracias… supongo… —no le molestaba que él hubiera pedido por los dos, pero si los elfo de la familia le hacían caso en forma estricta, se preguntó cómo reaccionaría el mago cuando le trajeran a ella una copa con un líquido de metálico aroma y color rubí, como era la sangre que la vampiresa solía beber. Aunque si tenía suerte, él, solo sería una taza de té.

El breve silencio que se apodera del lugar la hace notar que a pesar de su visible indiferencia la ha sometido a una rápido escrutinio, levanta apenas una ceja e intenta percibir la esencia del hombre sin éxito, no sabe qué la sobresalta más, si eso o el  escuchar que le pedía horas de atención.

—¿Horas? —susurró sorprendida, aunque bueno, eso le permitiría mantenerse alejada de dar explicaciones a Sean de lo que había ocurrido en King Cross, siempre y cuando al  Linmer no se le ocurriera buscarla en su hogar ancestral, o fuera justo a buscar a su esposa allí. Correspondió a la sonrisa del Crouch sintiéndose aún sorprendida pero no podía negar que tenía descaro y temple.

—Pues se ha ganado sus horas Señor Crouch, porque no pienso firmar absolutamente nada sin leerlo ni tener bien claro de qué herencia me habla y de qué se trata ese usufructo, así que tomemos asiento —sonrió señalando los sillones junto a la chimenea en la biblioteca, separados por una mesa ratona que pronto sería ocupada porque un leve golpeteo en la puerta le indicó que el elfo había llegado con el pedido de él y como ella sospechaba, el pequeño ser ingresó con una bandeja con una humeante taza de café y una botella junto a una copa de cristal.

—Justo a tiempo, ponlo en la mesita por favor —indicó la pelirroja al elfo para luego agregar —si viene mi tía avísale que ocuparé la biblioteca por un lapso prolongado y si alguien más me busca mmm… —dudó… —no le digas a nadie más que estoy aquí, solo que la biblioteca no está disponible por favor —el elfo hizo una amplia inclinación y desapareció.

—¿Comenzamos?  —dijo Darla girándose con una sonrisa amplia dedicada a Hessenorwood, nombre largo e interesante en realidad, —me interesa saber sobre el usufructo, el servicio que usted dice prestar y cómo es eso de que está cubierto el mismo —agregó mientras tomaba asiento en uno de los sillones y abría con delicadeza la botella, cuyo líquido vertió en la copa que le habían traído, después de hoy y a pesar de todas las pociones que había tomado estaba segura que eso le vendría bien, sobre todo por si el mago la desquiciaba demasiado no terminar clavándole los colmillos en su yugular.

 

@ Hessenordwood Crouch

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Decir que serán horas parece realmente mucho-, dice alegremente mientras sigue el camino indicado por ella hacia los sillones. Hay una cosa buena que rescata Hess de las grandes mansiones, los espaciosos y cómodos mobiliarios que se usan para decorar los salones, en su mayoría, son ideales para alguien grande como él, así que se acomoda fácilmente en un lugar donde no pueda perder de vista a esa bruja escarlata. —Verá que para cuando terminemos con esto, no habrá notado siquiera que el tiempo ha pasado-, la maleta que había estado cargando todo este tiempo bajo el brazo, terminó ocupando un sitio junto a sus pies.

Se estaba arriesgando mucho al decir eso último realmente, porque a lo largo de su (quizá corta) carrera de asistencia había descubierto que, a menudo, las herencias, por más impresionantes que fueran, no siempre eran bien recibidas por los beneficiarios. Los motivos siempre eran distintos; algunos sentimentales, otros morales y habría quienes simplemente resultaban reacios. Hessen en su mayoría tampoco pudo entender completamente sus porqués. Aún así les sonrió a cada uno con encanto y cumplió sus antojos sin una protesta. Las personas eran, bajo esos endemoniados y cristalinos ojos azules, simplemente maravillosas.

Antes de poder continuar con la visita uno de los elfos había vuelto a la habitación con una taza de café y una peculiar botella, la cual apenas inspeccionó mientras fingía dar un trago al café y Darla daba las últimas indicaciones a la criatura. Hess pareció brevemente interesado en la orden que la bruja había dado al elfo, es decir, era normal que no quisiera que alguien les interrumpiera, él tampoco lo hubiera deseado, prefería mantener todo esto solo entre Darla y él hasta que ella cambiara de opinión, sin embargo, el elfo no podía decir siquiera que era ella quien ocupaba el salón, como si ella estuviese evitando a los suyos desde antes de la visita del demonio.

No lo parece, pero Hessenord hace una nota sobre esto.

En cuestión de un abrir y cerrar de ojos Darla estaba de nuevo ahí con él y una radiante sonrisa que no habría esperado. La gente por aquí no parece acostumbrar a hacer eso.

Por supuesto-, aprovecha para devolver la taza a la mesa, no es aficionado a comer o beber algo preparado por un elfo doméstico. —Déjeme explicarle primero que nada en qué consiste mi trabajo-, algo de publicidad disimulada no estaría mal, eran tiempos difíciles y la compañía tenía que sobrevivir a toda costa, no tendría cara para volver a América si esto simplemente no funcionaba. —La nuestra es una empresa de servicios auxiliares; ofrecemos a los usuarios que nos contratan prestaciones o servicios que les son ajenas a sus operaciones cotidianas. No ahondare en detalles, pero le aseguro que se trata de todo tipo de servicios. Lo que sea para cubrir las necesidades del cliente-, le sonreía nuevamente, esta vez divertido, casi le guiñaba, ¿qué había dicho Renzo sobre coquetear con las clientes bonitas? Lo que fuera, en su defensa, Darla Potter no era (aún) cliente de ellos, no oficialmente. 

Hizo una pausa, esta vez con un ademán de espera un minuto antes de continuar y se movió sobre su asiento para alcanzar el maletín que había estado cargando consigo. Le da también algo de tiempo para que ella pueda hacer sus propias ideas de en que consiste la empresa, quizá con suerte la imagen de contratar sus servicios de algún modo se cuele en su cabeza.  

Ahora, considerando esto, le hablaré sobre la verdadera razón que me trajo hasta aquí-, el tono de su voz se mantuvo, pero al mismo tiempo pareció añadir discreción, a pesar de que están solo ellos dos en la habitación. —Sin embargo, antes de continuar, me gustaría saber…-, el maletín era cuadrado de una forma cúbica, como un pequeño baúl, pero en manos de Crouch no parecía un objeto pesado tampoco. —Quisiera saber si el nombre de Ursula Southeil le es algo familiar, si sabe o a oído algo sobre ella, lo que sea-, antes de abrir la maleta, devolvió a Darla una mirada algo más astuta.

@ Scarlet Akane

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El tono alegre del hombre le saca una sonrisa, no puede negar que sabe vender o venderse, no estaba muy segura de ello. En realidad, no le molestaba el tiempo, se había vuelto algo tan relativo en los últimos meses y quizás en ese momento era mejor pasarlo así y en una no tan mala compañía.

Mientras él apoyaba la taza sobre la mesa la pelirroja llevó a sus labios la copa y bebió un sorbo, en forma delicada, para no asustar a su invitado  y luego pasó su lengua por los labios, para capturar alguna posible gota que se le hubiera escapado. O quizás solo para humedecer sus labios que sentía arder un poco, creía que los debía tener más rojos de lo normal y no precisamente por la bebida que había consumido.

Su atención se concentró en el hombre de los ojos claros, en realidad le alucinaban un poco, era algo que siempre le había llamado la atención en las personas. Bueno, no, más bien en los hombres, eran los dos detalles a los que solía prestar especial atención. Y hablando de ello, escuchó al mago intentando no perderse en sus pensamientos, cosa difícil en realidad cuando le dedicaban una sonrisa tan amplia y un gesto que por un momento creyó era un coqueteo.

—¿Cualquier tipo de servicio? —preguntó no sin cierta curiosidad y asombro, por qué mentir, cuando a uno le hacen semejante oferta tan amplia hay cosas que se consideran, aunque la Potter Black había preferido siempre ocuparse de sus propios asuntos, aunque el término de servicios no cotidianos explicaba un poco la situación.

Observó cómo buscaba su maletín, al cual prestó más atención por primera vez, no sin cierta curiosidad, no había notado la forma hasta ahora. Elevó su mirada castaña hacia los hielos que eran los ojos del hombre. Pensó unos segundos sobre lo que él le decía.

—Ursula Southeil —repitió y por primera vez se permitió un gesto, aunque no era seguro si era curiosidad, duda o asombro —una vidente o algo así de hace siglos ¿verdad? Como verá no es mucho lo que se de ella, quizás mi amiga Kim pero no —Scarlet en su mente lanzó una risita como si supiera de qué hablaban, pero si era lo único que mostraba de seguro no le diría nada con certeza, no ahora al menos. Parpadeó nerviosa ante la mirada de Hessenordwood.

—Lamento mi ignorancia y espero me ilustre —agregó con un tono humilde, volviendo a sonreír y tomando la copa para beber otro sorbo.

 

@ Hessenordwood Crouch

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Hay algo en Darla Potter que Hessen comienza a encontrar encantador. No es su naturaleza vampírica, de eso está seguro, el señor Ollivander se ha encargado de cambiar su postura sobre los seres nocturnos. Sin embargo, aun su encuentro era demasiado corto para definir con palabras lo que ella tiene que consigue rápidamente una respuesta positiva del demonio. Aun cuando esto no necesariamente tiene que ser así.

Así es, Ursula Southeil mejor conocida como Shipton-, él asintió a la respuesta de la bruja vampiro, en realidad no estaba tan perdida como hubiera imaginado, para ser justos no era el deber de ella saber esta información tampoco, con estos brujos videntes nunca se sabía, el tiene algo de experiencia con eso, además, se tenían muy pocos registros de la bruja en cuestión, él mismo había estado investigando sobre ella antes de su encuentro con Darla, pero de la vidente solo obtuvo resultados inciertos, poco verídicos. 

Siendo sinceros, yo esperaba que usted tuviera más información al respecto sobre Shipton, no me mal entienda señora, es solo que, cuando nos llegan cosas como estas, bueno, siempre existe algún tipo de relación, lazo o comunicación entre ambas partes-, dice como si fuera lo más evidente, y para restarle importancia al tema correspondió a la sonrisa de Darla. El gesto era más simple cuando era menos formal. —Ahora, permítame mostrarle, quizá esto ayude mas;

Finalmente el mago comenzó a buscar en el interior de la valija, por el modo en el que su brazo, con tremendo tamaño, se hundía en el interior de la maleta, evidenciaba un hechizo expansor en su interior. Rebuscó por unos segundos y primeramente extrajo un sobre color mostaza sellado con lo que parecía un escudo familiar que lucía tan antiguo como el material con el que estaba hecho el sobre, Hess le volvió a sonreír antes de volver su mano al interior de la maleta. 

Independientemente de que estaba ahí por mera razón laboral, había algo de emoción extra por finalmente descubrir el contenido de este maletín, había llegado a su despacho tan solo un par de días luego de que Renzo y él comenzaran con el negocio, exactamente un mes después de su regreso a Londres. Todo ahí había sido muy discreto y rápido. Renzo había dicho en primer lugar que era demasiado extraño, que no debían tomar con tanta confianza algo tan aparentemente delicado como esto, Hess entonces tenía demasiado poco tiempo en el Londres mágico para entender mejor a qué se refería.

Del maletín también extrajo una pequeña caja de madera, está atada con un cordón y un fuerte nudo, en él, con letra muy antigua, hay solo una etiqueta que prende desde un extremo; Darla Potter Black dice la cinta y con letra más pequeña el año presente, aunque no hay un mes ni un numero de dia. Hess le contempló como si fuera la primera vez que lo hacía, lo cierto es que ya había curioseado la caja, después de todo, no estaba bien anunciarse ante los Potter Black y llegar a su casa con algún objeto letal entre manos. Eso no hablaría bien de la empresa, así que él había dedicado varios días a investigar también sobre el contenido de la caja, solo para asegurarse de que tampoco fuera fuente de hechicería oscura.  

Esto…le pertenece a usted-, con más cuidado el demonio colocó con ambas manos la cajita sobre la mesa. —La persona que nos manda para hacer esta entrega ha resguardado esto por mucho tiempo, es algo así como un “encargo familiar”, ha estado en su familia por generaciones, bueno, hasta ahora, y aseguran que proviene de la mano de la antigua vidente-, explicó mientras deja que Darla inspeccione el objeto. Hess aprovecha su distracción entonces para poder él inspeccionarla a ella. —Lamentablemente, el cliente ha pedido que no se anuncie su nombre. Entenderá que, todo esto de los edictos anunciados últimamente por la ministro de magia, los tiene…algo nerviosos-, Hess se escuchó comprensivo, aunque es más bien un intento de persuadir a Darla para que no insista con el tema. 

Antes de dejar que ella abra la caja, hace un ruido con la garganta para volver a llamar su atención.

Debo advertirle, Darla, que hemos revisado que el material que le estoy entregando no contenga ningún tipo de magia agresiva o que cause efectos negativos, sin embargo...-, hizo un bonito gesto pensativo que rejuveneció su rostro. —...Este es un objeto muy antiguo, mejor tenga cuidado con él-, pareció genuinamente preocupado por ella hasta que sobre la mesa extendió un documento donde especifica que, de ella aceptar el objeto, la empresa no se hacía responsable de futuras calamidades. —Por supuesto, no puede tomarlo aún, tiene que firmar antes de responsabilidad y recibo, mi señora-, esta vez su sonrisa era mucho más maliciosa.

El interior de la caja era simple; contenía un solo objeto, una pequeña esfera de cristal, tan vieja como el sobre y la caja, pero que se mantenía en buen estado, salvo por unos pequeños golpes que apretaban un poco los bordes y, en su interior, tenía el aspecto de llevar una profecía que contenía el nombre de ella.

Hess esperó con eterna paciencia a que ella tomara una decisión.

@ Scarlet Akane

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Entendí lo que quería decir mi marido, comprendía que no era un reproche ni mucho menos. Para nada. Pero cada vez que recordaba lo que había pasado en la guerra...

- Y yo me alegro de que no hayas venido - dije en un tono bajo mezclado con ira y tristeza, cada vez que pensaba en todo lo pasado, se me subía la bilis a causa de la rabia - en la carta me decían que era peligroso que alguien más viniese conmigo, por supuesto era una clara advertencia... un aviso - le dije nuevamente frunciendo el ceño- los que me estaban traicionando dentro del consejo como los de las otras casas. Eso por supuesto, no lo supe hasta después, hasta que hice una limpieza - era una palabra técnica para decir que hubo represalias en ese tiempo.

- y ya te digo, otra vez - en un tono cansado- que las conexiones no eran seguras, ni siquiera por lechuza, podían interceptarlas y tengo prohibido usar el método de contacto que tienen el Consejo con alguien de fuera, que no esté dentro... pero creo que voy a cambiar eso - llevé mi mano a mi mentón, pensativa.

- Lo sé cariño - me levanté y llevé mi mano hacia su cara - ¿acaso crees que eso me importa? Nuestra unión es un claro reflejo de eso... si me importase que fueses un licántropo transformado o no, no llevaría a cabo nuestra unión sagrada. - eso era una de las pocas cosas claras que tenía en éste mundo de locos. Tomó mi mano y me ayudó a levantarme. Días en la Potter Black habían conseguido fortalecerme. No sabía si era la magia del lugar, que estaba en casa, o que los platos con cuchara me sentaban divinamente. No había comparación alguna con la comida que servían allá que con la inglesa (?) aunque seguía estando algo débil, no era como al principio- no te puedo prometer algo que no sé si voy a cumplir. Pero si me tengo que ir nuevamente, será por poco tiempo. Aunque dejé a cargo a gente capaz y leal, alguna vez tendré que ausentarme, pero descuida, no será como la vez anterior, como mucho, intentaré limitar mi estancia allá... ésto es una vida dura que no se la deseo a nadie y por supuesto, no me refiero a ordenar caballeros o cobrar impuestos... 

Matt me tomó de la mano y me ayudó a levantarme. Nos encaminamos hacia a otra habitación. Me sorprendió ver lo que había crecido nuestra pequeña, aunque no dejaba de ser una cría. 

- No sé si lo que me dices me alegra, o me asusta - le dije, un poco con una mezcla confusa en mi cara - eso de que pueda Ver... no sé si me hará gracia en un futuro... - y algo me inquietaba. ¿La niña habría "visto" mi regreso? Pero era demasiado para alguien de su edad... Pero la palabra matar se me había clavado dentro, miré asustado a Matt - ésto es peligroso, ¿quién fue? ¿qué? -respondí con voz queda- ¿freyja? 

Miraba a dónde me indicaba. Parecía tonta con tanta pregunta, pero cuando alcé la vista...

- Un lobo huargo - era una confirmación, no una pregunta - ¿No será peligroso? No deja de ser un bebé de dos años. No dudo de tus capacidades para entrenar animales, cielo, pero aún así - estaba inquieta- sólo espero que sepa defenderla realmente de los enemigos y que no ataque a la familia. Esas bestias son escasas en nuestro mundo, ¿de dónde ha salido? -pregunté con curiosidad. 

Algo dentro de mí se rompía, no sabía si era la frialdad o el simple hecho de que había hechado de menos el contacto o un contacto más "íntimo" como un simple abrazo de mi esposo. Sentí que me daba calma y paz, por una vez, estaba tranquila en sus brazos y bueno... observando a nuestra peque dormitar, me sentía feliz. 

- Entiendo que estés no sé si decepcionado es la palabra... no es que no confiase en ti, no es eso... sólo que la seguridad de todos estaba comprometida. Y además, he descubierto una especie de refugio, en cuánto tenga los papeles en regla te enseñaré lo que he adquirido... -enseguida caí en la cuenta y

- Oye, Freyja y Fenrir... nombres vikingos por lo que veo, ¿te has puesto en contacto con mi abuela? Lo digo, porque ella es una de las pocas sacerdotisas que quedan, que profesen esa antigua religión... ¿y de mi hermana has sabido algo? Desde que se retira a su refugio natural del cuidado de dragones no se pone en contacto con nadie ni aunque la maten -negué con la cabeza, riendo - se ve que eso va con nuestros genes- dije en un tono bajo y divertido para olvidar ese pequeño drama que teníamos en casa...

- Y por eso están Cesarión y Antinoo aquí en casa- le dije para aclarar- si no quieres que vengan aquí, no hay problema - asentí con la cabeza- pero no son mercenarios - aclaré- ni tampoco amantes, eso puedes estar seguro, sólo son magos leales - dije con una sonrisa más cálida- si quieres que estén en los terrenos haciendo guardias, o que se regresen se lo pediré, pero ya te digo que son los mejores en lo suyo -y esperaba que no denegase mi petición, aunque yo fuera esposa del patriarca, no tenía derechos, sólo él y su madre mandaban en esa casa. Suerte tenía que no me hubiese echado a patadas el primer día. 

espero no tardar tanto la próxima vez @ Matt Blackner  😅

 

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