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Mansión de la Familia Potter Black (MM B: 90394)


Sagitas E. Potter Blue
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No habían pasado demasiados segundos cuando luego de llamar a la puerta, hubo un alboroto a mis espaldas, el cual, derivó a una bruja gritándome desde unos setos y una figura masculina detrás. Me giré en seco sobre mis talones, alertándome un poco. ¿Cómo iba a tirar mi varita? ¿Estaban locos? Miré desde dónde provenía la voz y pude distinguir aquel cabello y figura de Sagitas. ¿Por qué ambos me apuntaban?

¿Qué le pasa, señorita Ministra? ¿Se ha vuelto loca? —no solté mi varita. Me enfoqué en Matt—. ¡Y tú! —le di un golpe con mi mano a su varita—. Baja eso— Miré a ambos, desconcertado. No entendía demasiado lo que estaba sucediendo. Continué hablando un poco—. Vengo por trabajo ministerial. Creo que ambos deberían saberlo ya. ¿No creen?

No esperaba que dijeran mucho más. Pero no terminaba de entender el por qué se habían puesto tanto a la defensiva. Miré alrededor y no noté a nadie por allí. Mi varita se mantuvo a la expectativa. Desaparecí toda imagen en mi cabeza, porque en las últimas semanas me habían ocurrido ciertas cosas que me habían hecho desviarme de mi tranquilidad. No podía alterarme, no quería. Respiré profundo.

 

@ Matt Blackner  @ Sagitas Potter Blue

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Desde luego, @ Mael Blackfyre  no debía haberse esperado nunca un recibimiento asi. Que estaba haciendo en la Potter Black? Sagitas había preferido ocultarse tras los setos, aunqeu no demasiado bien. Mael se giró, y, mientras daba un golpecito a mi varita para tratar de apartarla, gruñí, pero...comencé a hilar, a conectar los puntos..

 

Recordé la amenaza de Sagitas en su despacho, mientras discutíamos y subíamos cada vez más el tono en su despacho, en el Ministerio, a las pocas horas de publicar el primero de sus edictos. No la había creído capaz, pero al parecer, además de darle el cargo de Dirección de las escuelas mágicas, también iba a encargarse él de comprobar que cumplíamos con las normas.

 

Genial. 

 

Bajé la varita, despacio, sin dejar de mirarle fijamente, pero conteniéndome. No me había gustado Mael, algo en su reunión en el despacho de Sagitas no me acababa de convencer. Pero ella no me había escuchado. Y ahora en casa...Volví a guardarla en el bolsillo, esperando a que Sagitas saliera también de donde había intentado ocultarse. En los últimos tiempos nos habían amenazado y atacado demasiadas veces, habíamos visto asegurada la integridad de la casa y de todos...cualquier precaución era poca, y más aun con los pequeños en casa. Fue mientras guardaba la varita que me di cuenta, tenía los dedos ligeramente pegajosos gracias al par de gotas de alcohol que habían resbalado del vaso poco antes. Menos mal que, realmente, no lo había probado. 

 

Mejor acabar con todo lo que quisiera hacer cuanto antes.

- Qué necesitas de la Potter Black.

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El tono del Crouch en cierta forma la desconcertó y por unos momentos se olvidó de lo que le parecía sucedía fuera ¿y si habría un portal y lo invitaba a acompañarla a House of Books? Aunque huír de los problemas no había sido algo que la caracterizara jamás, sí había intentado siempre mantener al margen de ellos a la gente inocente. Sus ojos se clavaron en el mago frente a ella, intentando descifrar que era lo que hacía que confiara en él aunque aún mantenía sus reservas.

—Necesito que me enseñe, no podría sola con esto, jamás me vinculé a la videncia o adivinación —entreabrió el paquete y vio un destello en su interior para luego volver a cerrarlo con un dejo de incertidumbre mientras las voces fuera se elevaban.

—Usted ha dicho que hasta que no firme no tendré acceso al objeto, pero ¿y luego? Usted ya sabe que no es algo que pueda hacerme daño… materialmente… —alguien le gritaba a Matt y a ella esa voz le resultaba familiar.

Sin darse cuenta se había sentado en la punta del asiento, casi como si se tratara de unas cajas de esas de broma, que cuando las abres el resorte se estira y lanza contra tu rostro un muñequito de broma. Solo que en el caso de ella no era broma, la vampiresa ponía todos sus esfuerzos de metamorfomagia y oclumancia para que su mente, para nada despejara, luciera, al igual que su rostro, como el de una calmada bruja de campiña.

—Podría invitarlo a mi verdadero hogar si usted tiene interés, perdón, predisposición para volver y explicarme, acompañarme con esto —esta vez sí se permitió morder su labio inferior ¿qué demonios estaba haciendo? Sentía un leve ardor aún en su mano, sobre el anillo y a la vez, como cada vez que pensaba en su hogar un revuelo interior que resultaba difícil de explicar a quién no conocía su historia. A decir verdad que ella no dejaba de entrever ni siquiera a quienes le conocían, o al menos eso creía.

Escuchó las palabras del mago y le imitó al ponerse en pie, al menos fue más parsimoniosa de lo que esperaba, obligando a cada músculo de su cuerpo a responder como si fuera en cámara lenta.

—Entiendo… se la pediré al elfo… —se molestó consigo misma, tanto esfuerzo hasta allí para ahora dejar que un poco de desilusión se trasluciera en su voz, pero ¿desilusión por qué? ¿acaso ella misma no estaba intentando mantenerlo a salvo de lo que parecía ser una discusión ya no familiar? ¿Por qué le afectaba que él se fuera? Ya había cumplido su trabajo, no podía esperar que le enseñara más de Southiel, ni de lo que aquel objeto significaba. Quizás era algo que le tocara a ella descubrir sola, no estaba entendiendo lo que ocurría con ella de un tiempo a esta parte, definitivamente terminaría en San Mungo o en Santos Mangos en algún momento. Fuera la voz de Matt inquiría al recién llegado ¿ministerial? sobre qué es lo que necesitaba de su familia o de la mansión, no le quedaba claro.

 

@ Hessenordwood Crouch

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No me dio tiempo de pensar mucho mientras aquel hombre se giró y pudimos verle la cara. He de reconocer que por mi mente pasaron muchas palabras de Matt y de Harpo. Ambos, cada uno por su lado, iban a hacer lo posible por ayudar en la mansión hasta que pudiéramos identificar el peligro que suponía la presencia de aquella persona que llamaba a la puerta.

-- ¿Mael Blackfire? -- repetí, como lerda. ¿Qué hacía aquí el Director de Educación? Estaba tan sorprendida que dejé a mi hijo que preguntara él sobre el motivo que tenía para estar en la casa, aunque sí le contesté, con voz floja. -- ¿Por qué dice que estoy loca?

Aún así, a pesar del insulto, bajé la varita, no me interesaba amenazarle, siendo él uno de los personajes vitales en la remodelación del Ministerio.

-- ¿Trabajo ministerial? ¿En mi casa?

No sé porqué había imaginado que nadie me molestaría con mis propios edictos, que estaba fuera del circuito de comprobación. Guardé la varita en el pelo y recordé que mi hijo se había metido, minutos antes, precisamente por el lugar en que la sujetaba para tener las manos libres. De repente, me pareció divertido que él estuviera en la Potter Black, vigilando el cumplimiento de la nueva normativa, tratándome como un igual, como si estuviéramos en una democracia londinense. Me puse a reír. Tal vez tenía la culpa el poco de alcohol que había tomado segundos antes. No bebía mucho, pero aquel alcohol de Matt era mucho más fuerte del esperado.

-- Perdone usted, Señor @ Mael Blackfyre , por la bienvenida tan extraña. Es que he mandado a los aurores a tomar viento fresco durante un rato. Me estressaban encontrarlos continuamente detrás de mí y, de repente, temí que fuera algún indeseable que aprovechara que no teníamos defensa adicional.

Por supuesto, salí detrás de Matt y me acerqué a la puerta de entrada. Matt parecía sospechar aún de él, aunque tal vez no sólo era por su presencia sino porque no le gustaba la persona; algo así había intuido en el Ministerio.

-- Pasemos dentro. Estaremos más cómodos en la sala de la Chimenea, con la Matriarca fundadora viéndonos. Esta mansión perteneció, antiguamente, a Antara Black, una gran hechicera. Me gusta hablar tranquila en aquella sala, me siento más protegida.

Tal vez, si no estuviera usándose, le hubiera llevado a uno de los sillones de la biblioteca, muy cómodos y un lugar más aceptables para reuniones extra-familiares.

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Mantuve una ceja levantada todo el rato que tardó en bajar su varita, el joven que tenía adelante. Estaba en su casa, era entendible, que su postura de querer marcar territorio fuera la primera impresión con la que me había encontrado en la Potter Black. ¿Qué quería? Estando en mi papel ministerial no me animé a dedicarle una sonrisita irónica. Pero no iba a dejar pisotearme fácilmente.

Traté de ignorar la pregunta de Matt. Girándome hacia la Ministra Potter Blue.

Disculpe señora ministra, pero en caso que alguien haya tenido oportunidad de atacarla, ya lo hubiera hecho —miré de reojo a Matt. “Si, te hubiera atacado, idi0ta” pensé. Era una bendición que supiera como proteger mi mente—. Esta bien. No tengo mucho tiempo, pero acepto su invitación —avancé unos pasos a la entrada para que vieran que estaba dispuesto a entrar.

Luego de resolver aquellas cuestiones con la ministra, me giré hacia más.

Vengo en calidad de Director, señor. Espero que la Potter Black me brinde un listado de sus miembros y sus estatus de sangre. Con eso podríamos empezar —le dije, esperando que se comportara por su actitud, porque podría tranquilamente realizar algún informe y subirlo directamente a la mismísima Ministra para que tomara cartas en el asunto. Reacomodé mi varita dentro del bolsillo. Y mis papeles entre las manos.

 

@ Sagitas Potter Blue  @ Matt Blackner

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Efectivamente, @ Mael Blackfyre  estaba allí para trabajar, para comprobar que cumplíamos las normas y pasar revista a la familia. Apreté ligeramente el puño, viendo como me ignoraba y hablaba con Sagitas....aunqeu su miradita no me pasó desapercibida, mientras afirmaba que alguien podría atacar a Sagitas si quisiera. Sentía a Mael y entendía que la desconfianza era mutua entre ambos. De hecho...percibía un ligero desprecio en él hacia mi?

 

- No se preocupe. Como dice Sagitas, pasemos a la sala de la chimenea. Podrá ver todos los pergaminos que se le antojen. - contesté, mirándolo fijamente, mientras la entrada de la Potter Black se abría. Observé como daba los primeros pasos, antes de comenzar a caminar, accediendo a la mansión detrás de Sagitas.

 

Me separé de ellos, no porque confiara, sino porque iría a buscar los documentos que Mael quería ver. Que Sagitas le guiase hasta la sala de la chimenea y fuera cordial dándole la bienvenida, ofreciéndole bebida y dándole toda la conversación que quisiera. Lo quería fuera lo antes posible, no me gustaba que nadie andara revisando nuestras cosas, ni nuestros asuntos. No estaba de humor.

 

Mientras tanto, Jack aparecía detrás de Sagitas, siendo solo visible y audible para ella, pero aun asi susurrándole al oido. 

- Harpo y yo hemos puesto a salvo a Ithilion y Elentari. Si es necesario podemos ll... - Jack calló, notando que, si aquel extraño estaba dentro de la PB, no había venido a atacar - y este quien es? por su culpa Matt está gruñendo? - y es que había visto pasar al chico mientras atravesaba las paredes hasta dar con Sagitas. - qué está haciendo aquí?

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¿Por qué diablos no se me bajaba aquella ceja? En todo momento, la actitud de aquel jovencito me resultaba chocante, porque no dejaba de estar tenso, de pensar cualquier cosa. No me habían pasado en otras ocasiones y lo único que generaba aquel mago era en desconfiar. Y mucho más de la familia. Porque si no tenía nada que ocultar tampoco tenía nada a lo que temer. Asentí cuando las puertas de la Potter Black se abrieron y nos cedieron el paso.

Matt se fue tan rápido que no pude detenerlo. Bueno, quien estaba perdiendo el tiempo era él.

Disculpe la intromisión a su hogar, señorita Ministra. Pero verá. Estamos en un estado crítico y para mi gusto, la comunidad está muy desordenada —le comenté a la Ministra. Me paré en la mitad de la sala, observando todo el lugar con las manos entrelazadas por detrás de mi espalda—. Mi objetivo es pasar por los hogares, echar un vistazo a sus miembros para tener un panorama para nuestros futuros centros de educación especiales.

Los pasos volvieron mientras aquel ser preguntaba quien era. Tambien lo ignoré, no le importaba ni tenía que dar explicación alguna.

Esos papeles no me sirven… —negué con la cabeza. Un poco teatral tenía que admitir, con la boca fruncida como si hubiera descubierto un gran error—. Un pergamino puede llenar cualquiera. No hay prueba alguna. Veran, traje esto —expliqué para que supieran que los papeles no me importaban, había mejor prueba de eso.

Me puse a rebuscar dentro de mi bolso que llevaba entre mis vestimentas.

 

@ Sagitas Potter Blue  @ Matt Blackner

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La boca del Crouch se convirtió en una larga y delgada línea sobre la pálida piel de su rostro, es un esfuerzo el que hace para no imitar el gesto de ella o morderse el interior de las mejillas con indecisión tras las últimas palabras de la bruja. Es totalmente consciente de que no está siendo del todo profesional con Darla ahora mismo, sugiriendo, o no, su ayuda en nombre de la empresa, más por satisfacer su interés propio que por el oro que ella pueda pagarle por este servicio en particular. Y eso, solamente, no está permitido. ¿Verdad? No, no, para nada.

Luego de la respuesta de ella al aceptar su tarjeta, el muchacho comenzó a moverse hasta a la salida más cercana, misma por donde un elfo doméstico le  ha guiado al principio de esta reunión, sin embargo a medio camino sus pasos se detuvieron abruptamente y, después de lo que fue un disimulado suspiro, se giró para encontrarse nuevamente con el ardiente calor que irradia la presencia de la Potter. No debería poner sus intereses propios por sobre los de la empresa, pero ¿no se había formado este proyecto bajo los mismos valores? Quizá no, pero él es el jefe de todos modos.

Ciertamente, mi señora, el giro de la empresa no son las artes ocultas-, explica, porque los clientes, o futuros clientes, deben entender esta parte del negocio. —El equipo no está conformado por expertos en la magia de la videncia o la adivinación, como usted dice, sin embargo…-, regresó un par de pasos para que, aun a la distancia, puedan quedar uno delante del otro. —De contratarnos, seremos entonces lo que más necesite usted-, se oye convencido de esto. —Siempre y cuando pueda pagar por ello, claro-, él le sonrió nuevamente guiñandole esta vez. La pausa fue para recobrar algo de compostura, no puede pasar del todo por alto la petición de Darla, pero puede disfrazar su interés profesionalmente. —No tiene porque hacer siempre las cosas usted sola, Darla-, él recuperó la sonrisa. —La empresa tiene también un servicio de compañía...por si acaso-, le susurró complicemente arrugando el puente de la nariz.

Su conversación ha sido intervenida todo este tiempo con los ruidos del exterior que, aunque por un momento casi han sido olvidados, no dejan de hacer vibrar las ventanas de la biblioteca. Esta última vez no solo ha hecho que incluso un jarrón cayera del estante, sino que también la pequeña figura de un elfo doméstico volvió a asomarse por la puerta arrojando palabras alarmantemente antes de solo volver a desaparecer.

¿Niños? ¿De que hay que protegerlos?-, cuestionó sin agitarse por la advertencia. ¿Pero qué clase de visitantes solían tener los Potter Black?
 

@ Darla Potter Black

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Me salió una mueca algo sarcástica que se acercaba a la sonrisa cuando @ Mael Blackfyre  dijo que, de haber querido atacar, ya lo habría hecho. La verdad era que la mansión estaba muy protegida y, si yo no hubiera mandado fuera hoy a los aurores con una excusa absurda, hubiera sido imposible. Pero este día los necesitaba fuera  expresamente porque... Bueno, esa es otra historia que ahora no cuenta.

-- ¿En calidad de Director? -- inquirí, hiendo por delante para indicarle el camino hacia la Sala. Me preocupé un poco. Yo misma le había dado el cargo de Director de Educación Mágica. ¿Estaría allá para preguntar sobre la escolarización de mi hijo pequeño, Ithilion? Eso no estaba en el trato cuando nos reunimos. En realidad, no se me había ocurrido que hubiera que hablar de mi niño. -- ¿Para qué quieres un listado de miembros y su status de sangre?

Esta vez mi pregunta era de curiosidad, porque era un Alto Cargo en el Ministerio, pero creo que eso no era parte de sus cometidos. ¿O sí? Para ser Ministra, estaba muy poco ducha en la funcionalidad de sus empleados. Llegamos a la Sala y noté cierta tirantez entre el Director y mi hijo mayor. Tal vez yo tuviera la culpa, pues no había dudado en mostrarme dura contra él delante de Mael. Por eso, supongo, permanecí callada mientras Matt ejercía como Patriarca, ya que era su derecho y, por una vez, me apetecía quedarme un poco al margen para ver cómo se las apañaba. Además, Jack me susurraba en el oído y, aunque sus palabras eran graves, me hacía cosquillas y deseo por un igual, con lo que solté un risita tonta y (supongo yo) pondría una mirada embobada.

-- Sssh, no seas mal educado, Jack -- le dije, bajito, pero con un tono de voz tan meloso que seguro que olería a pastel por toda la casa. Carraspeé un poco para dirigirme hacia nuestra visita. -- Sr. Mael, he de reconocer que su visita me ha desconcertado un poco, pero creo que tiene razón. Muchas familias no han puesto al día sus convivientes familiares y conocer la situación puede ayudarnos para las futuras clases educacionales que tendremos que abrir en el futuro.

Fruncí un poco el ceño, pensativa, pero duró un instante.

-- No tan futuro; ahora que pienso, apenas queda un mes para empezar el nuevo curso escolar. El tiempo se echa encima cuando necesitas que vaya más lento...

Su negativa a los papeles que le daba Matt, me sorprendió. Me giré y sólo vi a Jack. ¿Habría confundido a mi marido con mi hijo? Bueno, sí, eran iguales en todo (menos en las arrugas y la transparencia, aunque cuando mi marido estaba a mi lado, nuestra magia interior era tan intensa que parecía tener un cuerpo como cualquier vivo).

-- ¿Cómo...? -- Empecé a decir, pero El Sr. Blackfire buscaba algo entre su bolso y me pudo la curiosidad. Me moví un poco en el sillón en el que me había sentado, moviéndome hacia el borde para poder hacer algo de fuerza y elevar el trasero unos centímetros, como si así pudiera ver antes lo que iba a sacar de él. -- ¿Qué está buscando? No somos muchos en la casa, últimamente... Bueno, creo que podemos contar con la presencia de nuevo de mi sobrina @ Darla Potter Black , aunque no sé si querrá ocupar de nuevo su habitación o seguirá en la Dumbledore, de la que es matriarca, creo...

En realidad, esa noticia era tan nueva y la había conocido sólo por ser Ministra que tal vez me hubiera ido de la lengua.

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Había enviado a su segunda elfina a la mansión del sobrino de su novia solo para averiguar si había todavía personas de la familia y que todavía no se hubieran mudado de ciudad cosa que ya le había ocurrido en el pasado.

Mientras que la bruja intentaba en su propio hogar saber por qué había gente llorando sus elfinas ahora le hacían el favor de hacer el trabajo de averiguar cómo se encontraban los demás miembros del núcleo familiar.

Y si había algo de lo que tuviera que preocuparse ya que antes de encerrarse para estudiar y prepararse las cosas se habían puesto bastante belicosas y peligrosas en los alrededores del pueblo.

La elfina que ahora se asomaba por los jardines de la mansión de los Potter Black recordó que su ama comentaba que habían formado un grupo para irse al pueblo vaquero de donde había nacido ella para proteger a otros magos y brujas.

La elfina se había quedado atrás así que nunca se había enterado de si habían conseguido llegar a salvo o no pero al menos había visto regresar a su ama aunque demasiado preocupada por formarse como una buena médica en el ramo mágico.

-Joven Matt, joven Matt! Se encuentra en casa?

Su voz era muy aguda y ella misma temió dañar un poco los cristales de las ventanas por haber tenido tanto tiempo sin hablar en más que susurros pero ahora también tenía miedo por si pensaban que se trataba de una enemiga.

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http://i.imgur.com/7WhajUW.gif ♥ TE AMAMOS SAGITAS ♥

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