Mansión de la Familia Potter Black (MM B: 90394)

[Sagitas E. Potter Blue]

En el Pozo:

 

Durante un momento, el dolor desapareció. Creo que estaba muerta, no estaba segura, pero agradecía la paz de no sentir nada. Tampoco me movía... Sólo descansaba... En esa posición incómoda en el fondo del pozo, viendo sombras de alimañas que se paseaban a mi lado, encima, debajo, por todas partes, una leve luz conocida iluminó levemente las paredes. Era la misma que solía ver con los ojos entrecerrados cuando Jack aparecía en nuestra habitación, de noche, sin más luz que su brillo fantasmagórico. Casi creo que era yo quien brillaba, convertida en un ser etéreo como él

 

Esta vez era, sin embargo, una mujer. Mayor, piel arrugada, ojos serenos, rasgos parecidos a los míos, o a los de Everdeen...

 

-- ¿Tía Marjorie?

 

-- Emmarjorie, cielo. No había tenido el gusto de hablar contigo antes pero te había contemplado desde lejos. Te pareces mucho a tu madre. ¿Lo sabías?

 

Negué con una sonrisa.

 

-- Nadie me había comentado nada -- imposible que alguien lo hiciera. Llevaba toda la vida huyendo de esta rama familiar tan brutalmente asesina. -- Gracias... ¿Me hablas de ella?

 

La mujer levitó un poco más hacia mí y después se posó en el suelo, a mi lado. A través de ella veía ratas que parecían huir de su fulgor. Me estremecí. Odio las ratas.

 

-- Tu madre era una chiquita rebelde desde que nació. Cuando conoció a tu padre fue un gran revuelo en la familia. Ya ves como somos todos... Le di dinero para que huyera con él. A veces me arrepiento de no haber hecho más por vosotros.

 

Cerré los ojos, imaginando a mi madre. No la recordaba. Mi recuerdo más antiguo era el de la muerte de ambos, pero a ellos no los veía. Sólo veía aquel lobo y su zarpa, hiriéndome la cara... Temblé y el dolor volvió, junto a un ruido ensordecedor de por allá arriba y la entraba masiva de luz. La tapa del pozo había saltado por los aires. La voz de mi marido, Jack, sonaba esperanzadora. Sonreí, a pesar del dolor que me causaba el mero movimiento de los músculos de la cara.

 

-- Bruto... -- Mi voz sonó apagada, mortecina, casi inexistente. -- Me has dado... ¿Es qué quieres matarme?

 

Él había venido a buscarme... Eso era una gran noticia. Siempre podía contar con mi Jack.

[Matt Blackner]

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Tal vez fuera por la explosión, pero entre el polvo que se había levantado, me había parecido ver un ligero brillo, como el de un fantasma, qeu acompañaba a Sagitas. Eso me parecía llamativo...cuando estuviera a salvo, le preguntaría.

 

Bajé hacia ella, y sentí como el alma me caía a los pies al verla, alli desnuda, con signos de violencia. Le habían quemado la cara, y tenía moratones y algunos cortes. sonreí levemente y le aparté un mechón rebelde del rostro.

- No te he dado. - le contesté.

 

No iba a sacarla asi, desnuda. Asi que me quité la camiseta, que era lo suficientemente grande como para que la cubriese, y se la puse, intentando tener el mayor cuidado posible. Luego tomé la varita y le apunté a la cara, con cuidado. Murmuré algunos episkeys que sanaron los cortes y moratones, e hicieron el suficiente efecto en las quemaduras como para que, al menos, le hiciera más llevadero el regreso a casa. Alli, con las pociones necesarias, podríamos curarla totalmente.

 

La cargué a mi espalda, asegurándome de que no caería.

- Los chicos han venido. Adrian, Sean, Xell...ellos están peleando. También ha aparecido Matt. Nos estan dando tiempo. - una vez estuvimos fuera, la cargué mejor, en brazos. Confiaba en que los chicos se hubieran hecho cargo. Nuestro hijo estaba verdaderamente loco. Si Harpo le había avisado, sabría que iban tras el tanto como tras Sagitas...y aun asi, había venido para ayudar justo a tiempo.

 

--Quien te acompañaba? - pregunté a Sagitas. Le hablaba en voz baja, para no perturbarla. Sostenía la varita en la mano, dispuesto a matar a quien se cruzara en nuestro camino. Si era necesario, alejaría a Sagitas antes de regresar a ayudar a los demás.

[Xell Vladimir Potter Black]

La esperanza sobre la tía Sagitas hizo que siguiera al tío Jack camino hacia aquella villa. Procurábamos no hacer ruido, allá a lo lejos se oía algún grito pero avanzamos despacio, sin problemas.El tío Adrian fue el primero en llegar y... Yo vi como él una especie de pozo y unas florecillas. Me acerqué con él a aquel lugar y también pegué la oreja a algo caliente. El grito del tío Jack me hizo saltar sobre mis pies.

 

- ¿Cómo que una ilusión?

 

Aquello explotó y caí al suelo. Caímos todos. Entendí lo sucedido: aquello era una trampa para los ilusos como nosotros, como si fuera tan fácil encontrar a la tía. A partir de ese momento, los hechizos bailaron a nuestro alrededor. Absorveres... Sectusempras... Aquellos eran auténticos mortífagos.

 

- ¡Malditos! - me atrevi a insultarles, con lo buena chica que soy. Pero estaba enfadada. Ataqué y defendí a la familia, pues para eso estamos, hay que defender contra los malos que querían diezmarnos. - ¡Tío @@Adrian Wild! ¿Te encuentras bien? ¡Tío Jack! - ¿se podría morir un fantasma vivo? Es algo que debiera pensar pero no era el momento, en medio de una batalla.

 

Eran demasiados y nosotros muy pocos. Temí que nunca encontráramos a la tía y que muriéramos en el intento. Fue entonces cuando algo nos protegió.

 

- ¡Matt! - nunca me había dado tanta alegría ver al primo entre nosotros. - ¡Llegas a tiempo! ¿Cómo lo has sabido?

 

Claro... Harpo se lo había informado, así habíamos quedado antes de irnos por la puerta evanescente. El primo dijo que su padre parecía cansado y después le ordenó que sacara a la tía de donde estuviera.

 

- ¡Sigue las flores, tío! Estoy segura que es ella, sigue viva. Yo me quedo al lado del primo... - me sonrojé. Aquello estaba siendo una tontería que iba a dejar ya... - Y con el tío, protegiendo vuestra espalda.

 

Más animada, lancé hechizos defensivos cubriendo al tío. La pelea se fue haciendo más débil, creo que alcanzamos a varios de los malos porque sus hechizos disminuyeron. Me permití mirar por encima del hombro. El tío Jack gritaba a un agujero rodeado de lindas florecitas. Aunque sabía que estaba viva por el esplendor de las siempre-vivas, pregunté a voz en grito:

 

- ¿Está bien? ¿La tía Sagitas está bien?

[Sagitas E. Potter Blue]

Con Jack, en el pozo:

 

Creo que se hizo el silencio de nuevo o tal vez que me quedé dormida. O muerta. O lo que fuera... Sólo reaccioné al sentir el cálido acento de mi marido y su roce en mi cara, separándome un mechón de pelo pegajoso de ella. No gemí, no podía, aunque el ramalazo de dolor me demostró que seguía viva. Me dijo que no me había dado y me puse a reír. O al menos, eso intenté. Hice una mueca de dolor que duró poco. Mi marido lucía mi varita en su mano y ésta le respondía bien, como si reconociera la fuerza del amor que nos unía. Al fin y al cabo, él estaba vivo y la sujetaba porque yo le había dado parte de mi esencia.

 

-- Me diste - le susurré, cuando él curó de alguna manera mis heridas del rostro y pude responder sin sentir dolor. Ahora se centralizaba en otros lugares de mi cuerpo pero no me importaba. Jack estaba allá, a mi lado. Mi Caballero andante había venido a buscarme. -- Pero te perdono.

 

Estaba feliz. ¿Se puede estar feliz cuándo has pasado por una experiencia tan horrible como la que yo había sufrido? En aquel momento, ni me importaba, al sentir los dedos de Jack tocando mi piel y vistiéndome. Me entraron ganas de reír de nuevo pero el movimiento estaba causando fisuras en mi resistencia, no quería mostrarlo porque sabía que él se preocuparía. Así que aguanté sin decir nada hasta que me cargó a su espalda.

 

-- ¡No soy un saco de patatas! -- protesté, al borde del desvanecimiento. Fue así como me enteré que no había venido sólo y que Matt, Sell, Adrian y Sean estaban fuera, luchando. Dejé que el baile de luces pasara delante de mis ojos y, cuando me sentí algo mejor, pensé en lo que me decía. -- ¿Acompañarme...?

 

Sonreí. Una viejita me decía adiós con la mano y, de repente, desaparecía como una nube de mariquitas que se posaba en las flores que crecían en las paredes del pozo.

 

-- Era mi tía Emmarjorie. Me dijo que me parezco a mi madre.

 

Fueron mis últimas palabras antes de caer de nuevo en la oscuridad, sintiéndome segura ahora que mi marido me abrazaba.

[Adrian Wild]

No tuve tiempo casi ni de retirar la cabeza del falso pozo al esuchar las palabras de Jack. Aquello estalló y fue tal el impacto que me llevé en la cabeza que todo se nubló a mi alrededor y caí a plomo varios metros más allá, en la linde del terreno. No podría decir cuánto tiempo pasó, lo único que sé es que, cuando entreabrí los ojos, un fogonazo pasó por encima de mi cabeza, rozándome la punta de la nariz que, en contacto con el fuego, me hizo dar un violento respingo. Entonces fue cuando descubrí que estaba herido, no sólo en la nariz, o en toda la cara que parecía arderme, sino en ambos muslos. Cortes. Profundos.

 

Todavía tumbado en el suelo intenté recobrar la visión consiguiendo ver parcialmente unos metros a la redonda. No sabía dónde había ido a parar, pero lo que más me preocupó al tantear mi cuerpo era no encontra mi varita. Tenía que encontrarla desde aquella posición, pues cualquier mínimo movimiento podía acarrear otro llamarazo o el impacto de algún hechizo asesino. Esuché las voces de los defensores de la villa, y las réplicas de Xell, que parecía pelear con gran destreza a judgar por sus contraataques y la seguridad de su tono. No escuchaba a Sean, que suponía que estaría en otra parte luchando si es que había llegado hasta allí, ni tampoco a Jack. Cerré los ojos unos instantes y rogué que hubiera encontrado a Sagitas. Al volver a abrirlos deseé no haberlo hecho. Frente a mí un sádico rostro me miraba fijamente. Sonrió al verme despierto.

 

- Vaya, vaya... Un incauto.

 

Y sin tregua alguna, me cogió del cuello y me levantó a pulso. Aquellos momentos suspendido en el aire fueron tensos, en vistas de que poco a poco sentía como el aire dejaba de entrar en mis pulmones, pero lo verdaderamente horrible fue cuando otro me ató las extremidades y entre ambos me fueron arrastrando por medio del campo de batalla hacia el caserío. Mi cuerpo rozaba con todo lo que se encontraba en el terreno, abriendo aún más las heridas y provocándome serios traumatismos. Intenté resistir, intenté gritar, pero las fuerzas me desfalleceron antes de que pudiera siquiera planear cómo escapar. Caí en el vacío y lo único que logré sentir era cómo las manos que me arrastraban cesaban su tracción y me empujaban dentro de un lugar cerrado.

 

La oscuridad se hizo a mi alrededor y mis ojos dejaron de soportar la presión de los párpados. Me rendí a la oscuridad, a la espera de que aquellos brutales familiares de mi hermana decidieran qué hacer conmigo, con la nula esperanza de que ninguno saliésemos vivos de allí.

[Perenela Arya Grindewald Potter Blue]

Estaba a punto de colapsar, SJ había estado insoportable e incontrolable en el día de hoy, tanto así que había quemado mis cortinas en mi habitación de la Ojo loco, había llenado de enredaderas todos los cuadros de la mansión, había convertido en cocodrilos mis zapatos favoritos, había prendido en fuego su comida porque no la quería, había hecho desaparecer sus zapatos y no quería sino correr de un lado a otro por Ottery.

 

Habia podido darle alcance cuando estaba a punto de entrar en la casa de los Granger y ahora estaba revolviéndose entre mis brazos tratando de zafarse, por lo que estaba caminando lo mas rápido que mis piernas me pudieran llevar hasta la mansión pero sabia que era una carrera perdida así que decidí entrar mejor en la Potter Black y soltar a ese pequeño demonio en tierra conocida.

 

Logre cerrar la verja de la entrada cuando SJ tuvo la oportunidad de zafarse y salio a correr hacia los jardines, tome un respiro profundo y trate de mantenerme en calma cuando me di cuenta que estaba con un solo zapato, con la blusa de la pijama y una falda de estar en casa, el cabello suelto, enredado y completamente sin control y mi cara con un par de ojeras monumentales.

 

Vi a Sj detenerse en el borde del jardín, erizarse como un perro cuando siente peligro y regresar corriendo hacia mis brazos gritando:

 

-Mami, Mami, la abu esta fotando, la abu esta fotando - Fruncí el ceño tratando de entender las palabras del pequeño cuando me puse en camino hacia la dirección de donde el venia, me detuve en medio del jardín y no pude evitar fruncir el ceño mientras miraba fijamente a SJ y volvía la vista al jardín que estaba calmo:

 

-Amor... Aquí no hay nadie.

Editado 19 de Septiembre del 2018 por Perenela Arya Grindewald Potter Blue

[Xell Vladimir Potter Black]

El tío no contestó y desapareció en aquel agujero florido. Dejé de mirar porque los ataques continuaban, aunque ahora eran más flojos, como si se hubieran retirado. Sudaba y me pasé la mano por la frente.

 

- ¿Estás bien, tío? ¿Primo Matt?

 

A Matt le veía, su cara parecía furiosa y decidida a vengarse por lo sucedido en la boda. El tío Adrian no contestaba. Le busqué por encima del hombro y no lo vi.

 

- ¡Primo! ¿Dónde está Adrian Wild? Juraría que estaba a nuestro lado, al menos hasta que el pozo...

 

Guardé silencio porque tuve miedo, era malo que no estuviera a la vista. ¿Estaría herido? Me cubrí con un hechizo protector y me dirigí hacia el pozo falso. La explosión habia sido fuerte y él la había recibido de lleno. Vi sangre. Mi preocupación se hizo muy patente en la voz temblorosa con la que me dirigí hacia Matt.

 

- ¡Hay sangre, primo! ¡Hay sangre! - Primero le miré a él para cerciorarme que no estaba herido. Tenía sangre pero no era suya. Después me miré yo. Excepto la herida del cuello que aún no había curado, estaba bien. El tío Jack también lo estaba y la tía... estaba en el pozo por lo que no era suya. Seguro que era la del tío Adrian. -¡Tenemos que encontrarle!

 

Había recordado que sólo él sabía la poción para curar mi posible adición al vampirismo, tras aquella mordida de la mañana en la boda. Y debía beberla cuanto antes, sobre todo antes del anochecer. No quería encontrarle por egoísmo sino porque él había venido a ayudar y ahora parecía haberle pasado algo.

 

- ¿No está demasiado quieto todo? - pregunté a Matt. En el pozo se oían palabras que ascendían. El tío Jack parecía haber encontrado a Sagitas. ¿Cómo reaccionaría al saber que habíamos perdido al tío Adrian.

 

Entonces, una voz aumentada por un "Sonorus" habló desde el interior del caserío.........

 

- ¡Los de fuera! Hacemos un cambio. Nos dejan irnos y no matamos a su amigo..

 

Tuve ganas de llorar. ¡El tío Adrian estaba con ellos! Me sentí muy culpable por no haber estado a su lado. ¡Había que salvarle!

[Sagitas E. Potter Blue]

Harpo:

 

El elfo se retorcía los dedos, nervioso. La ausencia de los amos le hacía ser el único a cargo de la mansión mientras regresaban y él se moría por saber si habían encontrado a la Ama Sagitas. Mandaba a unos elfos a limpiar el ala este, no ya no quedaban invitados, que habían acabado con las existencias de todo y habían salido tras acabar la celebración de la boda. Ellos habían suspirado, agradecidos, seguramente porque su humor no era el más adecuado. ¿Pero quién estaría de buen humor con tantas muertes y la desaparición de la matriarca? ¿El Amo Matt habría recibido su carta, anunciando lo sucedido...?

 

Harpo correteaba de un lado a otro cuando notó a alguien en los jardines. Era el nietecillo de la Ama Sagitas. Palideció. Sabía que la Ama Perenela era una diablo y, tal vez, olería la sangre que se había vertido en la boda. Tanto muerto... Tanto herido... Corrió por si acaso hacia allá, para conseguir alejarlos, ofrenciéndoles una merienda en la cocina.

 

La imagen de la Amita Perenela daba pena, con el pelo revuelto, le faltaba un zapato y con la ropa mal puesta.

 

-- ¿Es qué usted estuvo en la batalla? -- le preguntó, extrañado, pues no recordaba su presencia. -- ¿Qué le pasa al niño?

 

Sj correteaba y miraba a los lados. El elfo palideció al oírle hablar.

 

-- ¿Ves a la abuelita, Amito SJ? -- El elfo miró a los ojos de Perenela y acabó confesando. Harpo no sabe mentir. -- Su madre ha sido secuestrada y no sabemos donde está... ¿Es qué su hijo es vidente, como su madre? Tal vez nos sepa decir algo más...

[Perenela Arya Grindewald Potter Blue]

¿Batalla? - la primera señal de que había algo mal no era el modo en el que mi hijo se comportaba sino el nerviosismo que Harpo desprendía, puse una mano en mi pecho tratando de calmarlo, SJ corría por todos lados de la mansión como si estuviera buscando a su abuela o a alguien mas, la verdad es que la mansión estaba asquerosamente sola y silenciosa, nunca en todos los años la había visto así de callada, incluso los elfos en sus quehaceres no hacían ruido algo, le respondí a Harpo:

 

-Esta inquieto, debe de estar buscando a su abuela, habitualmente es la primera en recibirle y en enseñarle algo de la magia sacerdotal, SJ tiene sus dones al igual que los dones demoniacos de mi padre, mi mama le esta ayudando a controlar su lado de esa magia

 

Abrace a SJ tratando de tranquilizarlo, mientras escuchábamos las palabras de Harpo ¿Secuestro? ¿a mi madre? Quien en su sano juicio iba a hacer semejante desfachatez y salir indemne, no tenia ni idea y tal vez el resto de la familia estaba en un "Busca, Castiga y Rescata" y esa era la razón por la que la mansión daba pena de lo sola que estaba entonces lo aprobaba, mire a Harpo y a SJ alternándolos pensando en lo que Harpo dijo, senté a SJ en la encimera y agarre sus manitos entre las mías:

 

-Sj, amor, necesito que te concentres y me digas ¿Ves a la abuela? ¿Hay alguien mas con ella? - Sj cerro los ojos y a los apretó arrugando también la nariz, el mismo mohin que le veía hacer cada vez que mi mama le decía de hacer algo, sentí su frustración y sus manos empezaron a desprender humo y luego a soltar fuego, hice una mueca e iba a detenerlo cuando el fuego se extinguió y una suave luz emanaba de sus manos:

 

-Abu tene fio, y el abuelo jack esta con abu, peo abu tiene fio y tene la carita quemada, Sj no le ha quemado mama, SJ ha sido bueno y no ha vuelto a quema a abu - Vi a Harpo jalarse las orejas con las palabras de SJ, sabia que si Jack estaba con mi mama nada podía ir mal pero aun así estaba demasiado preocupada como para asombrarme por las capacidades de mi hijo, le abrace tratando de calmarlo, estaba procesando las palabras de Sj cuando caí en cuenta de que sin importar donde estuvieran tendrían que volver acá y lo mejor que podia hacer era esperar lo mejor pero estar preparado para lo peor, me quite el otro zapato y miré a Harpo ladrando ordenes:

 

-Necesitamos una mesa larga, una almohada baja, díctamo, vendas, cobijas, ropa seca de todas las tallas y de todos los miembros de la familia que hayan salido, una vela de lila, bolsas de sangre y si no hay en la mansión dile a Kiwi ella traerá algunas de mi reserva, una poción revitalizante, el botiquín de emergencias y todo lo que encuentres que podamos necesitar en caso de emergencia medica; traerlo todo al jardín es mejor esa zona para trabajar en caso de ser necesario.

 

Me dirigí hacia la puerta trasera donde había el espacio mas grande de tierra y donde sabia que podíamos trabajar con mas tranquilidad, tal vez sobre-actuaba y tal vez solo necesitábamos un par de cobijas y una sopa de pollo pero todos los años de experiencia en el Departamento de accidentes me habían enseñado a que era mejor estar demasiado preparada a que no estarlo en absoluto, me quede de piedra al sentir el olor de la sangre que había pasado por alto en el jardín y al ver las manchas marrones esparcidas por la tierra:

 

-¡Por todos los Dioses! ¿Que demonios paso aquí, Harpo?

Editado 20 de Septiembre del 2018 por Perenela Arya Grindewald Potter Blue

[Sagitas E. Potter Blue]

Harpo:

 

El elfo sabía que había hablado demasiado. La Amita Perenela, ya no Amita sino Ama con un niño grande, le miró con suspicacia cuando preguntó sobre la batalla. Claro que no lo sabía, no había estado presente. ¿Debería contárselo? Miró al pequeño, buscaba de un lado a otro muy inquieto. Él sabía que la Ama Sagitas se desvivía por él y, en cuanto llegaba a la casa, se acaparaba de su atención. Seguramente, el niño ahora estaba echando de menos eso.

 

La Ama entendió al instante la situación y, entre caricias y juegos, le dijo al niño que buscara a su madre. Era un gran Don, ese de la Videncia. Si el niño lo tenía, sería un ser poderoso.

 

-- ¿Tiene frío? ¡Ay, pobre, con la de estufas que tenemos en la casa...! -- Harpo se retorcía las manos, con miedo a lo que oía. -- ¿Tiene la cara quemada? ¡Ay, ay, mi Ama! Seguro que la traen viva, pobre amita, pobre Ama...

 

Le daba algo de lástima el niño, que decía que él no le había quemado la cara. Él era un santo pero como pillara a esos... ¡malandrines babuinos! ¡Se iban a enterar! Aunque estaba seguro que el fantasma Jack le iba a defender. Harpo seguía retorciéndose las manos cuando, ¡por fin!, Perenela empezó a dictar órdenes.

 

-- ¡Ahora mismo! ¡Ahora mismo dispongo de todo lo que ha pedido, Amita Perenela! ¡¡Elfos!! -- Harpo corrió hacia la puerta y llamó a gritos al resto de elfos. Usó las palmadas para darles más prisa : -- Adecuar la mesa, cubrirla de una sábana blanca, necesitamos almohadas, vendas, vela lila... -- ¿Vela lila? ¿Para qué una vela lila? Bueno, la señorita Perenela sabía lo que se hacía. -- Bolsas de sangre, todo el maletín de la Ama Sagitas. Tiene de todo, Ama Perenela, está muy completo. La Salud es muy importante para su madre y siempre lo renueva. ¿Al jardín...?

 

El elfo palideció. ¿Por qué allá? Volvió a retorcerse las manos.

 

-- Nos atacaron... Los familiares de la Ama Sagitas, los antiguos, esos de los que ella nunca habla. Los que mataron a sus padres. La han encontrado y se colaron por una puerta falsa de una compra que hizo en el Mall. La quería cerrar pero temo que sea la vía de escape de los Amos Jack, Sean, Adrian, Matt y Xell cuando regresen. Hubo una gran batalla cuando entraron en intentaron matar a su hermano y a la Señora Blackner, la Ama Heliké. Muchos muertos, muchos heridos... La Clínica Santos Mangos está llenos de ellos. Fue cuando secuestraron a la Ama Sagitas.... Es largo de contar y no apropiado para los oídos de su hijito, Ama...