La Marca Tenebrosa ~ Mansión Riddle ~

[Maida Black Yaxley]

Maida infló las mejillas frente al espejo, el vestido que había escogido su elfo era demasiado para ella y la tenía temblando. Aunque podríamos concluir que era adecuado para una boda y no revelaba demasiado, esa acentuación en la cintura la tenía de nervios. Además la falda era de gasa sobre tules y aunque no fuera así, ella sentía que se le veía todo, las transparencias en el área del escote frontal y los apliques de encaje, en fin, se veía como siempre: recatada y moderada, pero para la Yaxley, era un escándalo. Lo único bueno era que no tenía porque llevar tacones, con unas sandalias con pedrería estaba perfecta. Su cabello estaba semi recogido y los adornos laterales resaltaban sus ojos azules. Para cuando desinfló las mejillas tuvo que aceptar que se estaba haciendo tarde y tampoco tenía muchas más opciones para la boda de Cissy y Hades.

 

Apareció en las afueras de la mansión Riddle y se encaminó hacia los invitados, agradeciendo que conocía al menos a unos cuatro o cinco. ¿Habría llegado ya ahí? Se rehusó a que la recogiera en casa, puesto que le parecía mayor compromiso, pero ahora mismo, tenía miedo de quedarse plantada y tener que aguarle la fiesta a su sobrino, una vez más. Seguramente también iría. Saludó con la cabeza a modo de reverencia a algunas personas y se aferró a un pequeño bolso entre sus dedos. No se había maquillado como algunas que veía por ahí, pero ella siempre asumía que se veía como un payaso cuando tomaba alguna brocha o intentaba colocarse el rubor. Además, era de fácil vergüenza así que se coloreaba sola dado el caso. Con eso en mente, lo vio en medio de un grupo de gente, gente que conocía, ¡Qué alivio!

 

— Buenas noches —saludó de manera jovial a todos, pero colocándose cerca de Albus—, espero no haberme perdido de nada, ¿cómo va todo?

 

@@Ada Camille Dumbledore

@@Danny Lestrange

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@Albus Seeverus Potter Peverell

[Albus Renaldi Macnair]

Me había ensimismado un poco durante un rato aunque me encontraba en compañía de mi hermana y su hija, mientras aquél lobo seguía al rededor cómo si fuera yo algún tipo de presa. Debía tener cuidado, de otro modo podría terminar siendo la cena de alguien.

 

El momento en que la vi fue algo especial. Mi rostro se iluminó con una bella sonrisa y mis ojos purpúreos recorrieron el ser de aquella pequeña brujita que se había vestido para la ocasión y se encontraba más que hermosa, sin duda más de lo que esperaba. Arreglé mis cabellos cómo pude y aventé mis hombros para atrás, pareciendo un poco más alto y rígido. Si aún pudiera sonrojarme en ese momento lo habría hecho.

 

Se acercó hasta mi y saludó en general, aunque dejó ver que estaba conmigo. Tomé una de sus manos y la hice girar sobre sus talones, acercándola incluso más a mi. -Nada muy interesante, señorita. Cómo siempre, resulta un gusto y un placer verle.- Si en algún momento se iba a saber prefería que la gente se diera cuenta ahí, con mi hermana y mi sobrina a pocos pasos de distancia, y alguna otra gente que paseaba por ahí.

 

-El día de hoy está particularmente bella, señorita Yaxley, si me permite el atrevimiento.- ¿Le molestaría que hiciera ese tipo de cosas en público? Esperaba que no, ya que teníamos toda la noche por delante y estaba dispuesto a dejar muy claro que iba a por todo.

 

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@@Danny Lestrange

@@Ada Camille Dumbledore

[Maida Black Yaxley]

Dejó que el vampiro tomara su mano, después de todo, era su invitada aunque no pudo evitar sonrojarse cuando se vio forzada a girar sobre su eje. ¿Qué pensarían las otras chicas del grupo? Entendió que la acercó a él y apoyó su mano libre en su pecho unos instantes, también él se veía más elegante que en su encuentro anterior. Le sonrió a Ariadna a lo lejos, aunque no supiera cuál era su relación, tenían trabajo conjunto en el bando.

 

— No seas descortés con el resto, todos lucimos muy bien —le susurró—, es una boda.

 

Pero internamente le agradeció a su elfo doméstico la elección del atuendo, un golpe directo a los ojos del vampiro, jugó entre sus dedos con los propios sin saber muy bien que decir o hacer. Dedicó la visión en la decoración, sabía que había mano de Isabelle en todo eso, pero ver la idea materializarse era algo que sus ojos no tenían previsto. El patio de la mansión Riddle perdía su habitual tinte tenebroso para darle ese toque romántico que requerían todas las bodas. ¿Dónde estaría Mathew o Aaron? Estaba segura que tenían que al menos hacer acto de aparición. Hundió un poco la mano que tenía colocada en el pecho de Albus y la Yaxley le sonrió hacia arriba.

 

— Me acompañas por una copa, creo que la ocasión lo amerita —pidió y luego se dirigió al pequeño grupo—, se los voy a tener que robar un momento. Ya volvemos.

 

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[Thoth]

El mago oscuro toca el hombro de su sobrino para infundir su alma y así establecer un ataque psíquico. Al mismo tiempo que sacaba la barrera de miradas indiscreta y oídos, por lo que sin pronunciar palabra solo observó la escena un poco intrigado, suspiro y esquivo la mirada ante lo que podía observar. Sin embargo, eso quedaría como un asunto pendiente que resolvería en otra oportunidad con aquel italiano.

 

-Cachorro, al parecer los planes cambiaron. Y por cierto, no digas nada, además me disculpo por usar este medio, es algo que luego te comentaré, pero agradezco tu intención. Ya sé que puedo contar con vos, y aquí entre nosotros eres mi predilecto entre mis sobrinos.

 

Expresó el mago para que solo su sobrino pudiera escuchar, ya que ni los legeremance podían poder interceptar esa conversación, en eso el egipcio, al ver que se encontraba demás, simplemente se acomodo a la situación. Ésto no era lo que tenía en mente, pero ya luego vería como se divertirá de una forma u otra. Y rompió el lapso con su sobrino, por lo que por el momento no podía comunicarse de esa manera con él.

 

-Si me disculpan, iré por un trago. Y es un placer verle señorita... Evocó el apellido que había pronunciado el vampiro. -Yaxley- hizo pausa. -Espero que me sepan disculpar, pero ya mi garganta está seca.

 

El mago hizo una reverencia a los presentes, y se marchó para tomarse algo de licor, ya que de alguna forma sus planes se habían frustrado, pero ese encuentro le dejó un sabor agrio a su paladar, dado que se deseaba divertir, sólo que ahora debería buscar con quien hacerlo, ya que las bodas despertaba ese deseo de estar entre sábanas por una noche y nada máss, al menos ahora ya no estaría como lumbrera ante ciertos panoramas.

 

 

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@@Danny Lestrange

 

@@Ada Camille Dumbledore@

[Albus Renaldi Macnair]

-Y aunque todos estén elegantes eres la más hermosa de todas, pero no se lo digas a mi hermana.- Susurré en su oído y vi a Ariadna divertido. Sentir el toque de su mano en mi pecho y su cercanía hizo que casi salieran mis colmillos de los labios. ¿Maida pidiendo una bebida? ¿Será que solo tomaría jugo? No importaba, si ella quería una bebida la obtendría.

 

-Nos veremos más adelante, permiso.- Hice un esbozo de reverencia para mi hermana y mi sobrina y vi cómo el lobo caminaba en dirección al bar. Ofrecí mi brazo para que ella lo tomara y así pudiera caminar junto a mi. Perfecta escolta llevaría aquella noche. -¿Que deseas tomar el día de hoy? Además de mi mano, claro.- Tenía que romper el hielo, aunque no tenía idea de cómo hacerlo.

 

Al llegar al bar decidí pedir un tom collins, mezclado, no revuelto y antes de que Maida tuviera la oportunidad de hablar pedí para ella un Manhattan. Nos sirvieron las bebidas y le ofrecí la pequeña copa que contenía su bebida. -¿Quieres que nos quedemos aquí o nos sentamos en alguna mesa?- Aquella bruja me estaba sacando de mi centro pero no me importaba, me sentía bien en su compañía y esperaba que ella se sintiera de la misma manera.

 

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@@Danny Lestrange

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[Maida Black Yaxley]

¿Su hermana? Se rió para sus adentros ante el segundo halago y luego prestó atención al saludo de @, a quién conocía un poco a pesar de llevar juntos bastante tiempo en el mismo bando. ¿Sería también familia de Albus? Ya tendría suficiente tiempo de averiguarlo luego.

 

— Con permiso —lo secundó mientras les daban las espaldas y él preguntaba sobre su bebida. Ella también lo hizo, normalmente no bebía pero tampoco se retractaba, así que no tuvo otra alternativa que pensar en alguna bebida suave—, supongo que una mim...

 

Pero él no le dejó chance y pronto un Manhattan estuvo frente a ella. Rió. Por lo menos se llevaba bien con el whisky, así que no se marearía pronto. Sopesó la posibilidad de sentarse un rato, pero eso la alejaría de él unos centímetros y no tenía ganas de aquello, por extraño que supusiese eso para la bruja.

 

— Vayamos a los bordes de esta reunión unos momentos, creo que es un buen momento para hacer el primer brindis entre nosotros, Albus —sugirió—, luego las bodas se convierten en una suerte de bullicio que dista poco de un mercado. Sé que el primer encuentro fue bueno, pero me gustaría asegurar que este segundo sea mejor —se puso de puntillas y le dio un beso en la mejilla para luego retraerse en el sitio y tomar un sorbo del Manhattan—, ¿nos escondemos?

 

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[Thoth]

Estando en la barra le pide al cantinero un trago de ron seco sin hielo, allí el aroma del vampiro le llego, acto seguido el de la dama, al parecer debería lidiar con ellos, así que tomando un trago de su bebida, solo aguardo si estos deseaban seguir solos o buscan algo de compañía, este comenzó a meditar que sus miradas en cuestión de buscar algo dw compañía no era la mejor brujula, quizás debería pensar darse oportunidad entre las faldas, aunque esos cotilleos o risitas fingidas le aburría, por eso éste prefiere la compañía masculina, personas que saben lo que desean y no tienen miedo de tomarlo, lo otro que hacía era un simple juego.

 

Y fijando la mirada en el cantinero, comienza a tomar otro sorbo de su bebida, ese sabor le era grato en su paladar, pero pronto terminó de tomar y solicitó otro, allí comienza a beber, como si no existe un mañana, unos simples apaeritivos, inclusive algo banal, a ese momento de la velada no se preocupo si debería buscar conversa, solo estaba pasando un momento a solas, allí mientras que meditaba su siguiente jugada y esperaba que comenzará la dichosa boda.

 

El sénecal de Caronte por simple diversión le da vida a unos palillos que se encontraba incrustado unas botanas, para así entretenerse, esa fragmentación de su alma solo le dio placer, solo deseo pasar el tienpo, y para ese momento evocó que no conocía a esa dama que acompañaba al italiano, quizás eran parientes, pero por las reacciones del mismo, al parecer le hacía temblar a ese ser, lo cual en cierto punto era divertido de observar, lastimosamente para él, no podía observar el espectáculo, ya que andaba pensando en otras dos personas.

 

Y asi, que continuó bebiendo mientras que los eventos a pasar pudieran comenzar, y así disfrutar lo que esa noche traería consigo, aunque sólo los dados de la jugadas de los dioses determinaría el futuro de todo.

 

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[Albus Renaldi Macnair]

-Siempre he pensado que las grandes fiestas, cómo las bodas son en las que más intimidad existe, ya que si te pierdes todos están muy ocupados para notarlo. En las reuniones pequeñas no hay intimidad.- El beso que dejó su aroma en mi piel casi provocaba que me volviera loco, o cómo mínimo que mis rodillas se doblaran y cayera al suelo delante de ella. Aguanté lo más que pude y sonreí ante su última pregunta.

 

Tomé de sus manos el pequeño bolso que hacía juego con su vestido para que no le fuera más cómo tomar su copa y además porque quería que tuviera sus pequeñas manos desocupadas para poder llevarla de la mano. Acomodé de manera hábil el bolso y la copa en mi mano derecha y tomando su mano izquierda entrelacé mis dedos con los suyos y me pegué a su pequeño cuerpo, agachando mi cabeza un poco para poder hablar en su oído. -Cuándo me escondo normalmente me gusta elegir con quién lo hago, pero si no hay nadie más, vale, voy contigo.

 

Me separé de ella con una gran sonrisa en el rostro, dejando ver que era una broma y comencé a caminar despacio, tomando delicadamente su pequeña manita pero guiando su caminar. Bordeamos la carpa que se había levantado y nos dirigíamos al lado dónde no se encontraba nadie aún.

 

-Es una linda noche, ¿no crees? Aunque supongo que es porque estás aquí.- Nos detuvimos al llegar detrás de una mampara que evitaba que la gente nos observara. Me sentía cómo un adolescente, ¿dónde estaba mi coraje y mi desfachates? Sin duda algo me pasaba cuándo me encontraba en su compañía. -Y bien... aquí estamos, escondidos de todos...- No sabía que decir o que hacer y solo me quedé ahí parado, tomando su mano y viendo sus hermosos ojos azules.

 

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[Maida Black Yaxley]

Sonrió con su broma, de cierta manera, la Yaxley estaba haciendo malabares con cuchillos inflamados en fuego puro y estaba disfrutándolo. Sobre todo porque aunque Albus quisiera mantenerse firme, sabía que le costaba estar cerca a ella, jamás se había sentido tan en control y no quería abusar. Acarició sus dedos mientras se dejaba guiar entre la gente y se ubicaban lejos de todos, a lo mejor eran las capas de tela del vestido pero podía sentir su propia piel erizarse, teniendo iniciativas como estas o dejándose llevar, el futuro mortífago la estaba llevando por un camino un tanto desconocido, pero que le agradaba, la espontaneidad.

 

— Y bien... —repitió alzando su copa y chocándola con la de él, sin soltarse de su mano—, por una linda noche y el comienzo de una hermosa amistad, supongo.

 

Se mordió el labio al decir lo último, tratando de esquivar una sonrisa que se quería escapar de sus labios. La brisa hacía que sus cabellos bailaran y delataran de cierta manera la alegría que estaba sintiendo en compañía del vampiro. ¿Quién lo iba a decir? Decidir escapar de la rutina, justo cuando lo había conocido por seguir su ritmo regular de trabajo.

 

— ¿Tienes algún trabajo ya en Ottery? Eso puede hacer que tu estancia aquí sea más placentera, eso y los estudios —conversó de manera distraída, ahora si desenlazándose de sus manos y alejándose un poco, dándole la espalda, bebió otro sorbo del cóctel—, fue así como logré todo lo mío en los últimos años, incluso llegué a asistente del Ministro, aunque supongo que ya hacía esas funciones antes que mi primo se decidiera a postular. Creo que es mi manera de pedirte que no te vayas, muchos se vuelven sólo aves de paso en el bando...y no me gustaría que ese fuere tu caso en el futuro.

 

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[Albus Renaldi Macnair]

La observé alejarse un poco y darme la espalda. La vida me había enseñado que quería decirme algo pero probablemente eso le generaría vergüenza o algún tipo de sentimiento que no quería mostrar. Al escuchar su palabra pude vislumbrar perfectamente lo que no quería mostrar aún...

 

-Tengo un trabajo ya, en el ministerio francés. Es curioso que siendo italiano trabaje para el ministerio francés pero ya te explicaré en el futuro... porque quiero que exista un futuro.- Me acerqué a ella por su espalda y abrazando sus hombros desde detrás me acerqué peligrosamente a su cuello.

 

Una mordida, ¿Que podría pasar?. -No pienso irme, menos ahora que te he encontrado a ti, pequeña brujita.- Le di un tierno beso desde atrás, alcanzando apenas su mejilla y recorriendo la distancia de su cuello a su cabeza con mi nariz perfilada. Tal vez estaba jugando un juego que no estaba dispuesto a continuar, pero no me importaba.

 

-Sé que has sido de importancia en el mundo mágico... hice mi tarea. Me gusta estar con mujeres importantes, meramente por la admiración que me provoca el verlas y saber que influyen en su mundo de manera directa y activa. Estás influyendo justo ahora en mi, ¿lo sabes?- Retiré mi mano del abrazo y busqué su mano libre, sujetándola nuevamente y dando un ligero apretón.

 

-Yo tampoco quiero que te vayas...- Alcancé a decir apenas en un susurro que me dejó helado. Al parecer alguien había llegado a mi vida y estaba abriendo las puertas a una nueva oportunidad.

 

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