La Marca Tenebrosa ~ Mansión Riddle ~

[Dana Gryffindor]

En un instante ayudaba a Cissy con su vestido, tal siguiente me encontraba bebiendo con el Luxure.

 

Las copas iban y venían junto con un sin fin de sentimientos que revoloteaban en el estómago de la Gryffindor como si fueran cuervos. El amor a su padre se había encontrado con la devoción a sus ideales, la gran familia Gryffindor, puros de sangre, no tendría el honor de participar en la derrota de aquellos que demostraron su falta de respeto al mundo mágico y osaron desafiarlos, ¡a ellos!, quienes con un simple gesto de muñeca pueden incinerar a una multitud de muggles.

 

Dejó que aquellos pensamientos se disipen conforme la bebida fluía por su organismo y situó la mirada en el mago que había bebido más de lo que la cordura le permitía.

 

-¿Acaso tomas para olvidar, Luxure?- preguntó con una traviesa sonrisa en sus labios.

 

 

@@AZRAEL licaón

Editado 24 de Noviembre del 2020 por Shelle Dumbledore B.L

[Thoth]

Demian Luxure

 

-¿Qué otro motivo existe? Mira que intentado conseguir el amor en nuestras filas, quizás deba ir a otras, incluso a las enemigas para amar, incluso creo que eso sería algo emocionante, ya tengo dos nombres en mente, y curiosamente pueden ser familia.- menciona y le mira fijamente, mientras que bebe otro trago, este ya ni se daba cuenta que se encontraba tomando. -Y si entre las trincheras no me funciona, siempre tengo una primera opción em la familia Dumbledore, aquel que me robo el corazón hace tiempo, nah pero dejemos de hablar de amores que no hemos conseguidos, y dejemos llevar por las copas, brindemos por esos amores que amos, yo brindó por Black Triviani para que sea feliz.-

 

Terminó de comentar y alzando su trago, le expresa aqyello a @ , la cual tiempo atrás le había mordido, ello le recordó que tampoco alcanzó al italiano, un trago amargo, a pesar que con él sólo deseaba pasar uma aventura y nada más, le pidió al cantinero otro ronda se tragos, y todos brindaron, al menos los que observó, ya que esos seres eran hombres, el mago se comenzó a quitar el cobartin, y quitarse la chaqueta, la cual dejó caer al suelo, es posible que más tarde hiciera más cosas, pero por ahora sólo deseaba ser libre de esas ataduras, esa boda le parecía una cadena.

Editado 24 de Noviembre del 2020 por Azrael Licaón

[Dana Gryffindor]

La bruja levantó una ceja, recordó al apuesto joven que se habia declarado miembro de la Orden del Fénix en el Atrio, con plumas pero muy apuesto.

 

-A veces las frutas prohibidas son las más deliciosas- dijo tras un suspiro y dejó de beber -pero ten cuidado con quien hablas cuando las copas se te suben a la cabeza, no querrás que te asesinen por andar soñando con esos manjares con plumas.

 

 

"Amores que no hemos conseguido..."

 

La bruja pudo ver en su mente las orbes grises que la habían eclipsado, la osadía del mago al tomarla por el cuello, el aroma de su sangre impregnado aún impregnado en ella.

 

-Brindo ellos- dijo apuntando su vaso vacío hacia el altar -quienes lograron ganarle al escabroso juego del amor.

 

 

Entonces vio que el brujo empezaba a desprenderse de algunas prendas y la pelirroja soltó una comida risita por lo bajo.

 

-¿Acaso buscas otra marca en tu cuello?- dijo descubriendo la marca de sus colmillos cuando el mago dejó caer el corbatín .

Editado 24 de Noviembre del 2020 por Shelle Dumbledore B.L

[Thoth]

Demian Luxure

 

-Lo prohibido y más si se es enemigo es un sabor tan embriagador, y cautivante que me hace casi olvidar al Black Triviani, si no fuera que ese amor no fuera tan emplumado, y se digan a vivir con tanta lealtad y sacrificio, ya que el única lealtad que deseo es un duración entre las sábanas, y el sacrificio de no salir de las mismas, en fin, ya veré si puedo incrustar mis garras y colmillos en esos cuerpos, en esos seres de luz. Aunque no pierdo la esperanza, que sea la oscuridad que tome la iniciativa y me lleve al abismo más remoto del mismo infierno, en donde poco me importa el romance, si esto es sustituido por algo más emocionante.-

 

Comenzó a responder y volvió a tomar otros tragos, este ya le daba igual, si combinaba los licores, estos le estaban dando algo de calor, por comenzó a desabrochar algunos botones de su camisa manga larga, recogiendo se las mangas,y dejava ver un poco de su pecho. Aunque, no mucho, sólo para que entrará un poco de fresco en su cuerpo.

 

-No sólo en mi cuello, incluso deseo sentir rasguños rasgar mi piel, sentir esa sensación tan agradable de algo salvaje, pero por ahora no deseo sentir vuestro colmillos, quizás si avanza la hora pueda cambiar de opinión, ahora solo deseo beber un poco más.

 

Comentó, y siguió bebiendo si no existiera un mañana, su mirada se encontraba concentrada y pensaba en Dumbledore, esa mirada y sobre todo ese cuerpo tan privilegiado, algo que no podía tener a su alcance, por eso siguió tomando, por ese amor que aun no alcanza, y suspiraba profundamente. Y seguía, tomando, perdiendo lentamente esas barreras sociales, esos protocolos de egipto.

 

@

[Aaron Black Yaxley]

¿Cómo podría haberme negado a tal petición si ella había salvado mi vida a los dieciséis?. El vínculo sentimental con Macnair era tan particular, respetuoso y de una admiración tan innata, que sin ser de mi familia, le consideraba como tal aún y más allá de la pureza de sangre que ambos podíamos ostentar. Fuera de las vivencias, nos unía una casta, un propósito, una lealtad; ¡nos lo debíamos!, el uno al otro. No por nada era una de mis manos dentro de legado más antiguo de todos los tiempos. La lucha por la supervivencia mágica.

 

-... más de medio milenio y sigues rompiendo corazones, Sybilla Macnair...- murmuré. Un susurro tan bajo, tan inaudible pero a su vez tan perceptivo para ella, que de seguro lo oiría.

 

Divertido por haber correspondido a una sonrisa, y por más est****a que pudo haber sido la mía, desde aquella vez en la Botica del callejón Diagon me había prendado de las mil y una historias que la bruja tenía para contar. Era por ello que me atribuía la confianza de ser como era con ella y de cómo me vio llegar hasta donde nos posicionábamos hoy en día, presidiendo a brujas y magos que anhelaban el poderío mágico y todas sus consecuencias. Varios mortífagos y muchas mortífagas estaban allí, presenciando la boda más esperada del año.

 

Paseé la mirada de manera indiferente, con el mentón altivo y las manos tomadas por mi espalda a la altura de la lumbar- siempre atento para desenvainar la varita si fuese necesario- fijándome en cada uno de los invitados, en la blanquecina carpa que nos reunía y en la elegante decoración que amenizaba la estancia. ¿Qué podría salir mal?. Ansioso, bajé la vista hasta el perfecto lustrado de mis zapatos, subiendo por un pantalón perfectamente liso y planchado con una línea recta para luego admirar la túnica azul marino que vestía, una de corte victoriano con dos pliegues que nacían desde el cinto marrón, mismo que se extendía con una diagonal desde mi hombro hasta un costado de la cadera. El cuello de media talla levantada, albergaba una pañoleta de seda que de cierta manera ya estaba odiando; pero allí estaba para ella.

 

De pronto me sentí observado, entonces crucé miradas con la ahora ministra de magia, encarando rivalidades ocultas y entrañadas en una sonrisa cínica y a su vez incitadora que la bruja pudo apreciar sin duda alguna. Nos habíamos amenazado fríamente dentro de las paredes que cuidaban de los Black y antes de ello nos habíamos rivalizado en otras oportunidades; aún así, mi esencia diplomática era tan arraigada a mis costumbres, que sin haber tregua, sin querer siquiera una oportunidad de alto al fuego, aposté por Umbra Mortis.

[Danny Lestrange]

¿Que era lo que motivaba a dos personas a unirse para compartir sus vidas entre sí? El joven mago no llegaba a entender ese sentimiento del todo ya que, a pesar de saber de su existencia, él no había experimentado algo así en su vida. Tal como solía decir siempre, Danny solo pensaba en comer, dormir y jugar. ¿Que más si no?

"Otra vez solo"

Murmura por lo bajo ya que sabía que las personas cercanas podrían escuchar. Danny era sordo y a veces olvidaba que el volumen de su voz sobrepasaba los límites normales a los que las personas consideraban adecuado, así que solo emite un susurro para sí, a pesar de su incapacidad para escuchar. Era una suerte que el chico hubiese aprendido a leer los labios, así que no perdía palabra

"Y ahí van de nuevo esos dos..."

Piensa esta vez dando una exhalación de incomodidad, se encoge de hombros y deja de mirar a Shelle y a Demian. Beber y morder... ¿Solo en eso pensaban? Aunque a decir verdad, Danny no tenía por qué criticar tomando en cuenta que él solo pensaba en comer. Sin embargo no podía dejar de pensar que podría hacerles una travesura a ese par, estaba aburrido, siempre terminaba siendo abandonado en todos lados y quizá lo mejor habría sido no asistir, o quizá irse ya que ni siquiera conocía a los futuros esposos. Aunque... Esa era una forma de conocer más a aquellos miembros de su bando, ¿Conocerlos? Al menos en ese momento no sería posible.

"¿Que más da?"

Dice en un volumen normal para una persona que puede escuchar perfectamente, se busca en sus bolsillos y termina sacando una cámara fotográfica profesional, ¿Que como era que la llevaba de forma que no se había notado? Pues como siempre, sus bolsillos tenían un hechizo de ampliación que le permitían guardar en ellos cosas de buen tamaño. Y así comienza la sesión de fotografías.

[Ada Camille Dumbledore]

La ceremonia había sido simplemente hermosa, además de ser el momento que dos personas habían unido sus vidas para compartirlas por la eternidad, lo que me parecía un acto de confianza grandisimo, hacerlo en público era todavía más valiente. Conocía el público y me moría de terror exponer mis sentimientos a ellos, Cuando hacía mis intervenciones políticas jamás ponía mi corazón, solo la cabeza con planes y estudios que respaldaban mis teorías e intenciones.

 

Pero mostrar lo que sentía en público era algo à lo que nunca me había expuesto, solo había tenido dos personas en mi vida, una había sido una gran ilusión que me había abandonado por creerme indiferente y el padre de mi hijo adoptivo, estábamos en una etapa de separación por causa mía. Ya no estaba segura de casarme ni de tener ninguna relación con nadie, solo quería estar centrada en mis planes de conquista política. Además de mis inseguridades estaban a flor de piel en este momento, así que la soledad era mi mejor opción para lograr salir con vida de esta dicotomia.

 

No había asistido a muchas bodas, pero en las pocas a las que había ido miraba mucho el rostro de la novia y el novio en el momento de los votos. Cuando la novia decía los suyos miraba el rostro del novio quien recibía una promesa de amor y luego a la inversa, las emociones que podía percibir en estos eran maravillosas. Suspiré involuntariamente tras ver que todo terminaba era el momento de la celebración y bueno yo solo quería un trago. Vi a Danny Lestrange tomando fotografías me acerque por su espalda y bese su mejilla alejándome de su trabajo.

 

 

Me aparte de todos y fui a la mesa de café a tomar una copa de mimosa, tenía demasiadas cosas en que pensar y que terminar de planear para cumplir mis objetivos.

[Hades Ragnarok]

Mantenía la vista ahora en Sagitas. La ceremonia había comenzado y a pesar de ser amiga de la novia y después de prometerle que todo estaría bien y estaría a salvo seguía pareciendo nerviosa por estar allí. Quizás, lo mejor es que la mujer terminara con la ceremonia antes de que alguna cosa sucediera. Sin embargo, el hijo de la noche esperaba que ni los muggles, ni los traidores a la sangre, sangre sucias y emplumados y obviamente sus compañeros mortifagos se atrevieran a interrumpir la ceremonia con alguna idiotez, eso era algo que no permitiría y ni el mismo líder iba a impedir su furia si eso llegaba a suceder.

 

El Ragnarok tomaba la mano de la ex vampiresa tomada, la verdad es que Cissy estaba mucho más hermosa si eso era posible. La miro con el rabillo el ojo y dibujo una sonrisa, luego de ello se obligo a posar sus orbes oscuros como el abismo en Sagitas quien había comenzado ya con las palabras introductorias de la ceremonia. El vampiro suspiro. Al menos, Cissy aun no había salido corriendo, lo cual era ganancia.

 

El ambiente era perfecto. Parecía que todo se había detenido, el sonido, el movimiento, las respiraciones de los presentes seguramente esperando el “Si acepto” de los novios para luego estallar en una enorme celebración. El vampiro volteo por un segundo para ver a su tío. Extrañaba también a su tía, aquella bruja tan poderosa a la que amaba con locura y le había entregado parte de su alma. Ella lo sabía, seguramente ella ya había tenido alguna visión sobre lo que pasaría. Sonrió a su prima Ada Camille quien también estaba por allí, y a algunos de sus amigos más cercanos.

 

-<<Desde hace tiempo, no soy tan feliz>> -pensó el Ragnarok.

 

 

@@Sybilla Macnair

[Danny Lestrange]

Su hermana se había acercado por atrás y solo se daba cuenta hasta que siente el beso en su mejilla, gira un poco la cabeza y sonríe cuando se da cuenta de que es ella alejándose. Después toma unas fotografías más: decoración, los novios, invitados, la sacerdotisa. Todo iba bien, seguramente aquellas fotografías terminarían siendo gratos recuerdos de aquel evento tan importante. Era como decían, algo grato, una luz en todo el caos y la oscuridad.

Sin embargo aún se sentía inquieto por lo que acababa de ver unos minutos atrás, su tío y esa chica, Shelle, bebiendo como si nada. El verla le hacía doler aquella mordedura que realmente ya ni siquiera debería sentir, era quizá algo emocional que le traía recuerdos vergonzosos. Y como tales recuerdos no eran tan fáciles de eliminar de su cabeza, se le ocurre realizar una tontería. Una de tantas.

"Sonrían"

Y presiona el botón de la cámara para tomar la fotografía. No le había importado tomarlos desprevenidos sino al contrarios, era precisamente lo que quería. La cámara demasiado cerca, la luz a todo lo que da. ¿Era cierto que los vampiros no podían ser retratados? Eso estaba por verlo.

"Sigan disfrutando su noche"

Y se aleja. Era obvio que se sentía molesto de haber sido dejado de lado, quizá ese era el momento perfecto para salir de ese lugar y volver a la tranquilidad de su habitación en la mansión de su familia. Lo que acababa de hacer era una clara demostración de los celos que sentía de que aquel miembro de su familia tan importante para él le hubiese dejado de lado para ir a beber con aquella que le había dejado la mordedura en el cuello que le duraría para siempre.

@
@@AZRAEL Licaón
@@Ada Camille Dumbledore

[Maida Black Yaxley]

—Magic blooms... only in rare souls—

Bajo un cielo bastante despejado y plagado de estrellas, sólo para algunos, se alzaba la Mansión Riddle. Un privilegio verla, puesto que sólo los que llevaban el tatuaje en el antebrazo lo hacía, la sombra encapuchada que se hallaba ahora en el jardín de la mansión era una de esas personas. A pesar de no andar con demasiado frío, prefirió ocultarse bajo la pesada tela para evitar saludos incómodos en aquella noche. Ya de por sí, las encomiendas del día no le habían resultado sencillas como para hacerse la social. Sólo al llegar al umbral de la casa, se quitó la capucha, dejando que sus pensamientos cansados se resbalaran a la par que su cabellera por los hombros.

 

— Supongo que estarán por llegar pronto —susurró adentrándose en la casa/guarida de los mortífagos.

 

Caminó a la sala de estar y sacó la varita para moverla unos segundos a diestra y siniestra, colocar algunas cosas en mesa de centro, como bocadillos, vasos, copas que se llenarían de forma mágica conforme el deseo de los asistentes a esa reunión, que aunque corta, sería significativa. Maida iba a sentarse, pero antes de hacerlo, decidió tomar el broche que la comunicaba directamente al Líder y presionarlo fuertemente entre los dedos, gestionando un calor que era intenso pero no le dañaba la piel. Un artilugio mágico que habían ideado los primos muchos años antes, cuando jugaban y experimentaban con sus encantamientos, un medio de comunicación privado para los primos Black Yaxley. Siempre cabía la posibilidad de que al mortífago se le hubiese olvidado la reunión, o que estuviera metido en un lío peor, cada vez se enredaba más, y cada que no recibía noticias pronto de él, la ojiazul sentía pavor de recibir alguna mala nueva. Sin notarlo, resopló enfadada, aunque no tuviera certeza de nada.

 

Sus cavilaciones pronto se vieron interrumpidas por dos apariciones en el recinto, pero no lograba distinguir quiénes eran. El ingreso de sangre nueva a las filas mortífagas siempre era un motivo de celebración, aunque el rostro de Maida no fuera el del alma de la fiesta, lo intentaba. Según tenía entendido, se trataba de dos magos, uno ruso y del otro no tenía mucha idea, pero tiempo para averiguarlo le sobraba. Lo que tenía que quedar bien manifiesto desde el inicio, era la fidelidad que se debía al camino oscuro. Aunque de extrañas costumbres, los mortífagos se cuidaban la espalda entre ellos por el ideal mortífago.

 

Se quitó la capa de viaje para sentarse al fin.