Edicto #2 sobre la Educación en las Escuelas Mágicas

[Ada Camille Dumbledore]

La Ministra disfrutaba de la estancia a orillas del mediterráneo, pero las buenas nuevas del edicto para la educación de la Ministra Británica me obligaban a dejar las playas y los bikinis y hacer una visita a Londres, mi querida tía Sagitas necesitaba un espaldarazo de apoyo político por parte de mi nación. Dandole la última mirada al hermoso mar azul me dirigí a  casa a enviar una pequeña misiva que se autodestruyera para que llegase a manos de la primera dama de Gran Bretaña sería la destinataria de tal misiva con una cita en cierto lugar y a cierta hora, con un hechizo especial que sólo permitiría que ella lo leyese. Al terminar lo acerque a mi boca. 

 

-Ministerio de Magia Británico,  Sagitas Potter Blue

 

Susurre y el pequeño aviocillo desapareció en el horizonte en busca de su destinataria @ Sagitas Potter Blue

Editado 1 de Junio del 2021 por Ada Camille Dumbledore

[Sagitas E. Potter Blue]

Enarqué la ceja ante las palabras de @ Mica Gryffindor . ¿Cómo que para qué quería un curriculum? ¿Es que no había leído el Edicto? Eso me dejó un poco desconcertada y miré de reojo a @ Matt Blackner , quien seguía allá, en un rincón, reconsiderando mis palabras anteriores. Sentí un ligero remordimiento por haber sido tan ruda con él al ver que se tomaba los potingues que le había asignado para su mejoría. Sonreí levemente; a pesar de nuestras peleas, aún seguía confiando en mí y en mis pociones improvisadas sin temer que lo envenenara. Después, me recompuse y volví la atención a los dos bienvenidos. Asentí ante las palabras de Mael Gryffindor y después pasé a mirar a la fémina.

-- Srta. Gryffindor, ¿no viene usted por el puesto de Director del Dpto. ministerial de Educación Mágica? ¿Entonces, a qué viene? No quiero ser descortés, pero es lo que había entendido. El Sr. @ Mael Blackfyre  parece que sí está interesado en ello y sus referencias son interesantes. -- ¿Lo eran, sólo porque le parecía bien el Edicto? Bueno, al menos, ese era un punto muy importante a su favor. -- Sin embargo, para acceder a este puesto han de entender que tendrán que trabajar de forma directa bajo mis directrices, con lo que tiene que tener claro lo que espero del Edicto. Sus funciones a desempeñar son un pilar importante, vital, en los cambios que preveo en el campo académico. Deben tener un nivel de estudios amplio, deben controlar los centros que impartirán qué asignaturas y a los profesores que las darán. Su ámbito de acción no es sólo Londres, sino todo el territorio inglés, lo que incluye Hogwarts.

Miré a los dos a los ojos, intentando ver más allá de lo que mostraban; instintivamente, intenté usar la Legeremancia para entrever los entresijos de sus pensamientos. No es que consiguiera algo, es que Matt hizo un ruidito con el vaso y, de reojo, vi que lo ponía bajo la silla, siendo ese chirrido el que me había descentrado. Suspiré y miré las copias del Edicto que tenía en mi mesa. Con un movimiento de muñeca, la pluma señaló en círculos las partes importantes que yo consideraba que el Director entrante debía de tener en cuenta en su cargo. Después, dos avanzaron hacia cada uno para que lo vieran.

-- Como ven, el control de estudiantes que cumplan la normativa es muy importante y es algo que quiero llevar mano a mano con el Director designado. Me interesa mucho este tema. Al igual que la gestión de los  "centros educacionales especiales". Debemos ponernos de acuerdo en qué se enseñará en ellos y dónde situaremos los centros predestinados a acoger a los mestizos.

Fruncí el ceño. Hasta hacía muy poco, no me había preocupado por este tipo de personas. Intenté que no se viera que volvía a suspirar. Pocos sabían lo que cruzaba por mi cabeza, en aquel momento. Matt sí, claro. Y ese era el motivo por el que discutíamos antes de que ellos entraran.

-- El tema de los profesores y del Protocolo Educacional quedará en sus manos, aunque yo le dé un vistazo, pero tendrá libertad total para cumplir los requisitos que ya puse en el Edicto. Y el tema de Estudios Muggles... Lo hablaremos en privado sólo una vez. Y seré estricta con lo que ha de suceder con esa clase.

Les miré a los dos, para atender sus preguntas. Entonces recordé de nuevo que la chica no venía por el cargo. ¿Me había contestado o en medio de mi diálogo interior ni le había escuchado? Yo era así, algo despistada cuando me ensimismaba. En aquel momento, un avioncillo encontró alguna manera de filtrarse y aparecer en mi despacho. Lo atrapé chafándolo con las dos manos, como un mosquito. El olor a olas, a sal, a paz en la arena, una sensación de bienestar rodeaba mis manos y lo que quedaba del manuscrito. Sonreí, me encantaba el augurio que había soltado aquel manuscrito al romperse en mis manos. Lo desdoblé y sí, efectivamente, era una imagen encantadoramente ensoñadora. La leí en un segundo y mi semblante se endureció un poco. Trabajo.

Aunque también podía ser placentero.

-- Bueno, ¿por dónde íbamos? -- dije, con cierto despiste de si estaban hablando o no. Mi cabeza había anotado la cita con la Ministra de Francia y eso era muy importante para mí, en aquel momento en que necesitaba el apoyo internacional.

[Matt Blackner]

Observaba la situación del despacho de Sagitas desde mi rincón, en silencio, mirándoles fijamente, pero con la cabeza a ratos en otra parte. La segunda poción tenía un sabor un poco más agradable que la primera, algo qeu agradecí. No me había parado nunca a pensar que llevaban las pociones de Sagitas, y menos aun en la posibilidad de que pudiera hacer algo extraño con ellas, qeu fuera perjudicial para mi....a pesar de nuestras peleas, que cada vez eran más frecuentes, no dudaba de ella.

 

Parecía que la entrevista pillaba de improviso a los dos magos. Bueno, más de imprevisto a @ Mica Gryffindor  que a @ Mael Blackfyre . Él, por lo menos, si que parecía interesado en el puesto. Tal vez la chica se había encontrado con la reunión de casualidad, pero sus motivos para visitar a Sagitas eran otros, diferentes. Sin pensarlo, intenté saber qeu sentían los dos extraños. Mael buscaba algo, un poco nervioso y...contrariado? con la idea de que tal vez no le dieran el puesto...Tuve la sensación de que pretendía convencerla con el argumento de la sangre limpia y aprobar su edicto sobre educación.

 

Desvié la mirada hacia Sagitas, que atrapaba algo en el aire, preocupado. Esos serían los argumentos que la convencerían? esperaba que no. Eran....demasiado vagos. Muy flojos. No me gustaba. Pero últimamente Sagitas y yo no lográbamos coincidir en los que nos gustaba.

 

Oir hablar de Estudios Muggles fue como un pinchazo en el pecho. Aquella había sido la asignatura de Sagitas durante años, la habíamos compartido como profesores, y cuando ella dejó de dar clase, la asumí yo. La tenía cariño a aquella asignatura que iba a desaparecer, como tantas otras cosas. 

 

Volví a mirar de nuevo a los dos postulantes al puesto. Cual de ellos cedería? Sagitas ofrecía un trabajo que, al final, supondría estar directamente a su servicio, ya que no parecía dispuesta a dejar el libre albedrío del futuro director. Sabía sus motivos, claro...pero no los compartía. No asi.

[Mael Blackfyre]

DESPACHO de la MINISTRA

Escuché todas y cada una de las palabras de Sagitas, la primera ministra. ¿Mica también estaba allí por el puesto? Me limité a quedarme callado porque no quería decirle algo fuera de lugar a la Gryffindor. Miré atentamente a la ministra que parecía decidida tanto a ocupar aquel puesto como a que lo llevaran adelante. Necesitaba un ingreso fijo y ante la oportunidad, debía aprovecharla (con algunas intenciones más que ni siquiera iba a pensar)

— Claro que estoy interesando, señora Ministra. Tengo una variedad diversa de conocimientos y habilidades. Y principalmente creo que el Edicto ayudará a la comunidad mágica a avanzar en unión, aunque al principio sea complicado de entender para algunos —dejé una pausa de dos o tres segundos, quizás. Sin mirar a Mica, claramente. Pensé en varias cosas que me nombraba, pero tenía que llegar a la que decidiera por darme el puesto—. Tal vez podamos implementar alguna zona del mismo Ministerio de Magia para los centros educacionales especiales. De ésa manera, podremos controlar quien entra, quien sale y a los profesores.

Esperé a ver que decía la ministra pelivioleta. Por detrás había un joven que no conocía. Pero que tampoco hablaba ni se movía. Intente ignorarlo y ver qué sucedía con todo ello. Volví a hablar, porque quería llevarme casi toda la atención:

 — ¿Dentro del Mnisterio poseen algun registro de sangres mestizas y nacidos de muggles? Tal vez eso es un buen comienzo —era un puesto de director. Y había muchas cosas para hacer. Pero tenía la libertad que siempre quería y buscaba para mi. Las monedas en mi bóveda tal vez compensaban todo ése trabajo. Miré el pergamino que nos había alcanzado. Era el mismo edicto que había leído antes de llegar allí. 

 

@ Sagitas Potter Blue  @ Mica Gryffindor  @ Matt Blackner

 

 

 

[Sagitas E. Potter Blue]

Esperaba que alguno de los dos me contestara. Noté el movimiento de Matt. Es imposible no notar lo que siente cuando llevas tantos años juntos, conociéndonos, compartiendo todo. Hasta ahora... Aún así, noté en qué momento mi hijo mayor se sentía frustrado y en cuál se me hubiera tirado al cuello. Sí, no estaba de acuerdo conmigo y era consciente de que le estaba perdiendo. Ahogué el suspiro y volví hacia las dos visitas, esperando que me dijeran alguna cosa. 

Quien empezó primero fue el Sr. Blackfyre. Lo que decía me gustaba, además, me inspiraba confianza. Y no soy persona que le dé confianza a cualquiera. Me levanté mientras le oía (¿eso hace una Ministra? Es igual, yo lo hago, soy así de peculiar) y caminé por mi despacho, poniéndome por detrás de ellos durante un instante y volviendo al lado de la mesa tras dar la vuelta.

-- Perdón, me gusta caminar mientras pienso...

En realidad, me interesaba ver la esencia mágica de ambos presentes. En el del hombre era claro, intuía el aura de un hombre fuerte y decidido, de ideas claras y que actuaría con referencia a ellas. Pero... ¿Coincidiría conmigo? ¿Se dejaría ordenar por mí? La de ella era más complicada; en realidad era más confusa y no llegaba bien a entender qué hacía allá, como si no estuviera convencida.

-- Bueno, pues no. -- Me senté de nuevo. -- No quiero que mestizos entren en el Ministerio. Aunque sí podríamos pone un anexo en el que controlarlos. Buena idea, tendremos que elaborarla.

¿Eso significaba que ya me había inclinado por él? Al menos, estaba más predispuesta a hacerlo que con Mica Gryffindor, quien aún no había hablado.

-- Sí, tenemos un registros de mestizos, de nacidos de muggles e incluso de squibs. Pero, por desgracia, ni un 40% de la población ha acudido a la cita en el plazo previsto. ¿Pero qué quieres que haga? Si ni mi propio hijo ha ido a apuntar a Babila. ¿Cuándo vas a hacerlo, Matt, querido? ¿Tendré que mandar a los Inquisidores a casa para que te arresten por no cumplir el primer edicto? Vaya ejemplo estoy dando si la misma Ministra tiene pendiente ese trámite.

Bufé y le miré directamente con cara muy seria. Seguro que no le gustaba que le riñera en público.

[Matt Blackner]

Cuando Sagitas comenzó a caminar, no me pasó desapercibida la expresión de su cara, dando la espalda a los postulantes. No podía sentirla, era cierto...para mi, ella siempre había sido un vacío entre la gente. Pero después de tantos años juntos, sabía reconocer sus emociones por las expresiones, por los pequeños gestos y por su tono de voz.

 

Las ideas de @ Mael Blackfyre  le gustaban. No hice nada, no dije nada, pero....aquel hombre le complacía. Le gustaba lo que oía, aunque desde luego era el único que se había manifestado, era casualmente coincidente con Sagitas. No me gustaba....porque no era bueno para los mestizos o los squibs, y porque tampoco era bueno para Sagitas....tan fácil y ya estaban de acuerdo?

 

Cuando Sagitas volvió a tomar asiento, propuso una alternativa, ya que no quería que aquellos que no fueran sangre limpia entrasen al ministerio....Dios, aquella no era mi madre. No podía estar oyendo aquellas ideas de ella. No...verdad?

 

Fue su dardo hacia mi, acompañado de un bufido y aquella mirada seria que me hicieron mirarla a los ojos, desafiante. No, no había ido a registrar a Babila ocmo decía aquel absurdo primer edicto. "Es Babila, tu amigo, no un perro. No hay derecho a tratarlo de la misma forma."  En otro momento le hubiera contestado aquello, pero en lugar de eso, gruñí ligeramente, notando un dolor punzante en el codo izquierdo. Serían las pociones haciendo efecto?

- Como ordene, ministra. - contesté, de forma seca.

[Sagitas E. Potter Blue]

(Más tarde: A escondidas, tras la reunión con Mael y Mica, me reúno con la Ministra de Francia)

 

Me costó un poco encontrar el punto de encuentro con la Ministra de Francia. Aquel negocio que señalaba era conocido de oídas, pero pocos podían situar su nombre en un mapa. ¿Tal vez es que era inmarcable o, sencillamente, es que yo era una necia en cuanto a la orientación? Me perdí varias veces antes de encontrar el letrero luminoso. Suspiré cuando, por fin, crucé aquella puerta y la luz y la música me sacudió como si estuviera en una fiesta perpetua. Me atusé la capucha bien para que no se me distinguiera y pasé de largo de la pista de bail, rozando el vuelo de la capa por el suelo, hacia la barra.

Allá, no supe qué hace, la invitación que Ada me había enviado al Ministerio se había autodestruido y menos mal que tenía buena memoria o no sabría dónde habíamos quedado. Pero... Aquel lugar era enorme y no sabía a dónde dirigirme. Tamborileé los dedos sobre la barra y pedí un agua. El Mesero me miro con cara de mala baba, no le hice caso. En realidad, si todo iba bien y la reunión diplomática funcionaba, ya habría hora de beber algo más fuerte.

Busqué entre los bailarines. Ninguno se parecía a Ada, aunque... ¿No se habría disfrazado? Tal vez yo debiera haber hecho lo mismo y no sólo cubrirme con aquella capa de terciopelo verde oscuro. Moví los dedos de nuevo en aquella barra y las uñas, bien manicuradas como corresponde a una Ministra (vale, me las muerdo, pero sé hacerlas crecer sin que se note), hicieron un ruido apenas audible en aquella música de volumen tan alto.

 

@ Ada Camille Dumbledore

[Ada Camille Dumbledore]

La cita había sido concertada de manera clandestina para evitar que fuera algo inapropiado el reunirnos ante el círculo que rodeaba a la Primer Ministra, además de la cercanía y la confianza entre nosotras, quería demostrarle mi apoyo incondicional en el proyecto. No había contactado al Ministerio de Magia Inglés por medio de los canales diplomáticos, más teniendo a mi querida Helene Eloise Bellerose  como embajadora de Francia ante el Reino Unido, confiaba en ella pero quería que esto fuera más íntimo, más personal. La idea principal de esto no sólo era mostrar el apoyo de  Ministere des Affaires magiques de la France al edicto para la educación de la Potter Blue, sino darle una opción más para lograr que esto se hiciere realidad y los magos pudiesen ser educados de la manera correcta con su formación escolar. 

El vestido negro de Camille, ceñido al cuerpo y con escote profundo era perfecto para la noche, así que no era de extrañarse verla en un bar en la noche londinense. Caminaba como cualquier tranceunte por las calles hacia el Dumbledore’s Nigth, bar exclusivo para magos y brujas.  Abrió la puerta y logró ver el bar atestado de brujas y magos bailando y disfrutando de la música estridente, pero en la barra una bruja de capa verde era la que llamaba su atención. 

Camino hasta ella con gracia y vio que le servían un vaso con agua, por lo que sonrió. 

 

-Querida tía…  que bueno que has venido, pero en la barra estarás incomoda, sígueme te llevare a un mejor lugar. 

 

Salude a Louis con la mano, quien me entregó una botella de vino y dos copas de cristal. Le di las gracias mandándole un beso por los aires y me lleve a la pelivioleta a uno de los apartados del Bar, un lugar de uno x un metros con un sillón una mesa y una barra de baile. Cerré las puertas tras de nosotras y sacando la varita, conjure varios hechizos de protección para no ser escuchadas ni espiadas de ninguna forma. 

-Espero no haya sido difícil llegar a aquí querida tía. 

Bese sus mejillas, deje las copas y la botella de Chateau Petrus sobre la mesa, era hora de hablar de negocios. 

@ Sagitas Potter Blue

@ Malum Luxure

[Annick McKinnon]

Annick no recordaba con exactitud cuándo había sido la última vez que había pisado el Ministerio de Magia. Solo estaba segura de que había abandonado su puesto en el Cuartel de Aurores antes del nacimiento de su primer y único hijo; y tiempo después también Elvis había decidido buscar un empleo menos demandante y con menos riesgos para dedicarse a la familia.

Ese simple recuerdo referente a su esposo logró que los ojos se le anegaran en lágrimas, por lo que tuvo que hacer un gran esfuerzo para controlar sus emociones. Sabía que necesitaba control y firmeza en aquel momento. Por fortuna, brujas y magos iban y venían sin reparar en ella. Tal vez su ropa en tonalidades oscuras lograba que no llamara la atención, o tal vez a nadie le importaba reparar en las personas que había a su alrededor.

Había llegado veinte minutos antes de la hora acordada con @ Mael Blackfyre , por lo que sabía que tendría que esperar un rato para encontrarse con el enigmático joven. Mientras aguardaba se preguntó si estaba bien confiar en él, pero de inmediato se reprendió por volver a plantearse la misma pregunta. Mael era el único que le había ofrecido ayuda práctica, así que tendría que aprovechar la oportunidad a pesar de que era un desconocido.

Decidió recargarse en la pared para esperar sin estorbar el camino de quienes llegaban y salían del Atrio, y entonces se dio cuenta de que había sido buena decisión llegar con bastante tiempo de anticipación, pues en poco minutos se habían aglomerado varias personas esperando su turno para poder ingresar. Aunque, al igual que ella, la mayoría lograba pasar el protocolo de seguridad, la realidad era que tomaba tiempo identificarse y esperar la revisión de varita.

Mientras aguardaba, la pelirroja evitó mirar fijamente a alguien para evitar que se le acercaran. Aunque habían pasado tantos años desde sus tiempos como empleada ministerial que era poco probable que alguien la reconociera, sobre todo con su actual aspecto físico: ahora se le veía pálida y sus ojos verdes lucían apagados, rodeados por unas pronunciadas ojeras y párpados hinchados y ligeramente enrojecidos que delataban que había pasado otra noche en vela llorando la muerte de Elvis mientras oscuros pensamientos la atormentaban. 

[Mael Blackfyre]

DESPACHO de la MINISTRA

 

Asentía levemente a sus palabras. Claramente que era una idea reciente y me sorprendía demasiado que ante el anuncio del segundo edicto, no hubiera algunas personas más que se postularan o al menos se interesaban en eso. ¿O se trataba de que ya todos tenían un trabajo? Tenía que admitir que me faltaba dinero y más ahora con una mansión a cuestas, que gracias a todos los dioses, aún tenía algunas monedas de oro dentro de sus bóvedas. Pero éstas se acababan…

 

— ¿Tendremos? ¿Eso significa que tengo el puesto, Ministra? —miré a Sagitas. Que le agradara mi idea era un punto a favor. Pero algo me decía que tenía demasiado trabajo por delante, al menos dos: traer a mas personas que firmen aquel edicto primero y no dejar entrar a mestizos. Aunque eso dependía de dos personas más aparte de mi, los Aurores e Inquisidores. Me gustaba, me agradaba la idea de codearme con otros altos mandatarios—. ¿Dónde voy a tener mi oficina? Debería empezar cuanto antes si es asi.

 

Le dije con una sonrisa. ¿Cuándo había sido la última vez que había sonreído? No lo recordaba. Tenia varias cosas de las que podría tener un manejo propio y eso me agradaba más. Y con más razón, siendo que la Ministra era quien impulsaba con todas ésas nuevas normas. La primera no le molestaba nada, los muggles eran una molestia. La segunda tal vez incomodaría un poco, pero al menos no en mi círcul0 interno de allegados.

 

Miré el reloj que estaba cerca, en alguna de las bilbiotecas. Se estaba acercando la hora de mi encuentro con Annick Poulain.

 

@ Sagitas Potter Blue  @ Mica Gryffindor  @ Matt Blackner  @ Annick McKinnon