Librería "La Hermana Quisquillosa" (MM B: 98425)

[Roxanne Rambaldi]

Roxanne Rambaldi

Empleada

Departamento de Transportes y Deportes Mágicos

 

Notó como Sagitas se arrepentía al momento sobre su comentario de la dirección, sin embargo pronto pudo cambiar el tema y ese malentendido quedó olvidado. Sonrió comprensiva al escuchar las excusas de las dueñas sobre sus respectivas ausencias. Entendía por completo los viajes repentinos, y sobre los negocios, coincidía por completo en los líos y problemas que podían acarrear cuando se intentaban hacer crecer.

 

- Entiendo que las dueñas estén ocupadas, no te preocupes.

 

Pero claro, la pelivioleta no se quedaría sin darle una solución. Un memo bastaría para que las dueñas se informaran de su visita, y ya que andaba con los formularios, se los haría llegar para que se familiarizaran con estos cuando debieran firmarlos.

 

- No me ha tocado ir a tus negocios, pero si nadie ha ido aún, puedo pasarme y ayudarte con el papeleo.-contestó dedicándole una sonrisa.-Siguen siendo los mismos, solo debemos rellenarlos otra vez. ¿Recuerdas que la última vez estuve ayudándote en mi oficina? Será lo mismo, solo que esta vez una vez completados los llevaras a una ventanilla que esta en el Atrio, muy vistosa, tiene unos tubos enormes que conectan con todos los departamentos.

 

La Rambaldi hizo gestos y levanto los brazos al aire para intentar explicarle donde quedaba dicha ventanilla. Esperaba que supiera llegar, aunque de todas formas, la italiana varias veces se encontraba en ese lugar atendiendo a los clientes.

 

- Oh, y muchas gracias por la recepción.-añadió, mientras sacaba un pergamino del bolso.- ¿Estarás otro día? De verdad me han interesado algunos de estos títulos, pero ya sabes... Final de mes, poco dinero, mucho que pagar.

 

Aunque tenía sus ahorros, no le sobraba dinero como para seguir costeando más objetos que no necesitaba realmente, pero quizá cuando le pagaran su sueldo...

 

- Cierto, cierto, el formulario.-dijo apurada, casi lo olvidaba.

 

Presente:

Por medio del presente memorándum, indico que sí deseo mantener los siguientes servicios, y estos consciente de los costos:

Indicar detalle de los servicios solicitados, ejemplo:
- Conexión de la red flu:
-- Conexión a X - 300 galeones (Cada conexión)

- Hechizo antiaparición activado: 800 galeones.
- [indicar detalles del hechizo antiaparición]


Total: X galeones, que autorizo que se descuenten de: [indicar bóveda de la que se descontarán los servicios, adjuntando el link]

Agradezco de antemano su atención.


- Indicar aquí: [Nombre de la Familia-Mago-Negocio]
- Tópico de Registro de la Familia o Negocio. [Adjuntar Link]
- Tópico de la Granja, Mansión, Castillo o Tienda. [Adjuntar Link]

 

[Sagitas E. Potter Blue]

Menos mal que Roxanne era comprensiva y entendió que las dos dueñas estaban fuera y que yo podía atenderla pero no firmar nada. Me comprometí a avisar a Reena, que sabía que era la más disponible para pensar sobre la renovación de los servicios de transporte en el negocio. A su vez, yo decidí que mis negocios necesitaban renovar aquellos servicios que hacía tiempo que habían caducado. Por ello, miré el papel que ella me dejó y lo ojeé detenidamente.

 

-- @@Roxanne Rambaldi , no recuerdo si se han pasado por alguno de mis cuatro negocios pero, si no te importa, iré pronto a la ventanilla y te llamaré para que me ayudes a rellenar el formulario. Aquí donde me ves, con todo el tiempo que llevo haciéndolos, aún cometo errores de principiante -- me excusé porque, era cierto, siempre había algo que rellenaba mal. -- Espero que no te importe...

 

Conocía perfectamente la ventanilla puesto que me pasaba media vida allá, ayudando a otros en temas de internacional. Pero hacía muchísimo tiempo que no hacía nada para mí. Sería interesante volver a rellenar pergaminos.

 

-- No te preocupes, vuelve cuando quieras. Los libros, siempre estarán aquí. Por desgracia, pocos son los interesados en aprender de ellos.

 

Suspiré con algo de nostalgia y volví a leer el pergamino. Definitivamente, necesitaba volver a hacer los trámites en la ventanilla. Puff...

 

[Reena Vladimir]

Entré de puntillas por la puerta del local, no sabía por qué tenía la sensación de que Sagitas estaría por allí merodeando y no sabía si me apetecía topar con ella. Hacía mucho que no la abrazaba y que la echaba de menos, pero seguro que me tiraba algo a la cabeza por desaparecer de esa forma y ni siquiera decirle a mi elfina por donde andaba.

 

Tenía toda la razón de este mundo y por ello es que al final dejé de andar con cuidado y me puse a recoger algunos de los volúmenes que había repartidos por las mesitas de la sala, para ponerlos en su sitio y darle tiempo a mi tía de aparecer o desaparecer, según su gusto y a mi misma para que se me quitase algo del miedo que sentía interiormente, por haber regresado...

 

 

 

@ Roleamos un rato??

[Xell Vladimir Potter Black]

Los libros expuestos en el escaparate aparecieron ante mis ojos. Fueron lo primero que vi nada más llegar al Callejón Diagon. Los abracé con mucho cariño. Había echado de menos mi negocio. Aunque supiera que la librería iba a estar bien con mi madre y mi tiita al mando, durante todo el tiempo de mi ausencia había pensado en los libros maravillosos que vendíamos en ella.

 

Entré a la vez que salía una mujer del negocio. Parecía contenta. Ahora estaba vacía. Paseé la mano por los estantes y por los libros, en silencio. Avancé hacia el mostrador y encontré un formulario del Departamento de Transportes. Ese pequeño detalle me hizo feliz; volvía a estar en casa, volvía a tener un negocio que cuidar...

 

- ¡Holaaa! ¿Alguien por aquí? - elevé la voz porque sentía pasos cerca pero no me atrevía a entrar. Era mi negocio pero, después de un año de ausencia, era más de quienes lo habían cuidado que mío propio. Sentía que debía pedir permiso para volver a entrar. - ¿Hay alguien en la tienda?

 

Me atreví a dar la vuelta detrás del mostrador y mirar más allá. Alguien recogía libros y los guardaba. Era inconfundible, con el pelo rojizo que tanto había echado de menos.

 

- ¡Mamiii! ¿Puedo pasar? He vuelto a casa.

[Sagitas E. Potter Blue]

Dejé el panfleto informativo que había dejado Roxanne, del departamento de transportes, encima del mostrador. Miré la tienda vacía en aquel momento y me marché hacia el interior, hacia la habitación escondida donde guardaba los incunables. A pesar de que la tienda no era mía, aún conservaba aquel lugar en el que trabajaba como si fuera de mi propiedad. Estaba ocupada y no oí la campanilla de la puerta. Pero sentí una voz conocida que me hizo levantar la cabeza de aquel libro precioso, muy antiguo.

 

-- ¿Será posible que... ? ¡Es Xell!

 

Cerré el libro sin ningún cuidado y bajé de la primera planta corriendo. Casi me mato al bajar de dos en dos los escalones. Para mí sorpresa, no sólo estaba Xell allá sino que también estaba Reena.

 

-- ¡Por los Dioses! ¿Qué fiesta es ésta que aparecen las dos dueñas abandonadoras? ¿Sabéis qué es estar sola durante mucho tiempo sin saber de vosotras? -- les increpé, con tono enfadado. Pero después sonreí y abrí los brazos. -- ¡Ayyyy, qué bien, habéis vueltooooo! Ya era hora, me harta ver tanto libro.

 

Era mentira, por supuesto, pero tengo que hacer que me enfado o estas dos me toman el pelo.

[Xell Vladimir Potter Black]

Aplaudí, muy contenta, ante la aparición de la Tiita Sagis. Como siempre, ella se hizo notar al llegar a mi lado. Alargué las dos manos para sujetarla. Estaba segura que, de un momento a otro, se iba a pegar un testarazo al rodar por las escaleras. Pero siempre olvido que mi tía es un animal cirquense más del circo y que tiene un equilibrio insano es sus pies de pato. Así, llegó sana y salva, sin romperse nada.

 

- ¡Titaaaaa! - mi exclamación era desconcertada pues me estaba riñendo en voz alta. Fue por ella que noté que también estaba mamá allá cerca, aunque aún no había dicho nada. - ¿Por qué nos recibes así?

 

La entendía, era cierto que habíamos abandonado el local pero lo habíamos dejado en sus manos; ella era la más capaz para mantenerlo activo mientras estuviéramos fuera. ¡Oh, oh, oh! ¿Había dicho que mami también era una dueña abandonadora? ¿También se había ido? Iba a disculparme pero Sagitas nos abrazó, con cariño.

 

- Ya sabía yo que nos habías echado de menos.

[Reena Vladimir]

El susto fue tal que los cuatro libros que tenía apoyados en la cadera se me cayeron al suelo y uno de ellos me dio en un pie. El grito fue de los buenos pero finalmente fue apagado por el bajar la escalera de mi tía, que parecía enfadada.

 

Retrocedí de ella sin caer en la cuenta de que me alejaba de mi hija recién llegada. Hasta que topé contra una estantería y no pude retroceder mas.

 

-Vale, vale, tranquila fiera, que mis búsquedas de tu sobrina al final han dado resultado y de tanto perseguirla, ha venido ella solita.

 

Le sonreí a mi tía como si intentara darle credibilidad a las palabras que acababa de inventar y luego le guiñé un ojo a la rubia para que no hiciera caso de mis palabras, aunque pudiera darse el caso de que fueran ciertas.

 

Al final cedí y me metí entre los brazos de la pelivioleta junto con Xell, a la que estaba mas que encantada de abrazar.

 

-Nos vas a contar muchas cosas a que sí, hija? tantas que tu tía solo podrá abrir la boca de sorpresa, a que sí.

 

Estaba emocionada y quería dar saltitos y palmaditas como si tuviera 6 años, pero de eso hacía siglos y yo era mas adulta que eso.

[Sagitas E. Potter Blue]

¡Pues claro que las recibía así! Era mi manera de ser, una quejica que se alegraba por dentro de la vuelta de mis dos seres queridos. El abrazo fue firme, a las dos, aunque en cuanto me deshice de él, alcé una ceja en señal de indolencia.

 

-- Bah, no exageres, no os eche tanto de menos como piensas. Además, como dice tu madre, soy una fiera, así que no echo de menos a nadie.

 

Entendía perfectamente a Reena, quien estaba llena de gozo al ver a su hija de nuevo. Yo tendría el mismo sentimiento, estaba segura, pero como no era el caso, me podía permitir el discrepar.

 

-- ¿Contarnos...? ¡Anda ya! Como se las dé de chula con historias inventadas, la encierro en una jaula y la guardo permanentemente en el desván. -- No. No soy de las que da su brazo a torcer así como así. De todas maneras, me sentía contentísima de verlas de nuevo y, sobre todo, de ver la cara de felicidad que tenía Reena. Reencontrar a su hija era algo que le parecía haber rejuvenecido toda una vida. Se veía feliz y radiante.

 

Vi el formulario de transportes y sonreí.

 

-- Menos mal que habéis venido. Llegáis a tiempo. Los del Ministerio de Transportes se pasaron por aquí para que renovarais los servicios ministeriales. Ya les dije que yo no era dueña y que erais vosotras quienes debíais tramitarlo. Así que ahí os lo dejo, para que decidáis algo.

[Reena Vladimir]

Frucí un poco el ceño ante las amenazas de mi tía, pero le puse los ojos en blanco a mi hija para que no le hicera caso. Luego le guiñé un ojo y me centré en lo que decía sobre el departamento de transportes.

 

-Vale, pues mas tarde vamos, total, trabajo no les falta osea que no creo que desaparezcan del ministerio así como así.

 

Apartado eso de mis pensamientos, me acomodé mejor y animé a Xell a que nos contase alguna de sus aventuras.

 

-Venga porfi, porfi, porfiiiiiiiiiiii algo, lo que sea, pero cuéntanos algooooo.

 

Tenía las manos juntas, como si estuviera rezando y movía los pies nerviosamente, parecía una cría esperando por su cuento de las buenas noches. A pesar de ser mas que adulta, algunas veces hasta me sorprendía a mi misma, como era en aquel caso, con el mejor comportamiento persuasivo utilizado por los niños.

[Helike R V PB]

Hacía muchísimo tiempo que no iba al negocio de mi prima y tenía muchas ganas de ver las nuevas novedades editoriales, además de esperar encontrármela a ella y charlar un rato sobre su viaje fuera de Londres.

 

Enfundada con unos tejanos, zapatillas de deporte, camiseta y cazadora de cuero, me aparecí a unos tres metros calle abajo. Guardé mi arma mágica en cuánto hice aparición en el bolsillo trasero del pantalón. Mi anillo de animagia colocado en el dedo corazón, brillaba a la luz de los últimos rayos del sol de la tarde. Esperaba al menos, encontrarme con el negocio abierto...

 

Los paseantes parecían que iban apurando sus últimas compras y revisé mi monedero de piel de moke, que llevaba al cuello comprobando que tenía los galeones suficientes para comprar lo que quería; libros de Artes Oscuras además de pociones.

 

Vi que aún tenía el cartel de abierto y sonreí, abrí la puerta y accedí al interior...

 

@ @@Reena Vladimir