Librería "La Hermana Quisquillosa" (MM B: 98425)

[Hayame Snape Potter Black]

Czésar parpadeó un par de veces por la sorpresa de ver el entusiasmo que la chiquilla le ponía a ello sobre todo ante la idea de conocer a la que era la hermana de su ama pelirroja y de la que siempre hablaba con todo aquel que pudiera escucharla; el elfo emitió una fuerte risa por la manera en que la otra se comportaba, como si el conocer a la bruja de las historias de Hayame fuese el precio máximo para aquel día.

O para coronarlo, vaya

El elfo se rascó la nuca unas pocas veces y negó un par de veces para finalmente dejar salir un suspiro y encogerse de hombros, ya que no creía que la payasa fuera a enojarse porque el elfo llevara una invitada; bueno, eso era claro si es que la Potter Blue todavía se encontraba en el sitio y no había volado ya como solían hacerlo las hermanas siempre que olían una nueva aventura cerca.

Esas costumbres de ellas...

Czésar se dió la media vuelta y por sobre su pequeño hombro le sonrió a la criaturilla de caireles que parecía danzar a pesar de estar quieta; que niñas estas...

-Entonces... viene señorita?- invitó esperando la dulce sonrisa de la pequeñita que seguro se entusiasmaría al ver que había sido aceptada su compañía por el anciano que de verdad se sentía más jóven al lado de sus amas

[Ashley Peverell]

-Sí, por supuesto, sería un gran honor para mi el tener la oportunidad de finalmente ver con mis ojos a la hermana famosa de la que siempre habla mi hermana mayor aunque he escuchado por ahí que es una mujer de cuidado.

Repentinamente la niña rubia pareció titubear en su camino por detrás del elfo doméstico cuyas arrugas hacían que pudiese percibir la edad de este pero aquello no era un motivo para desconfiar, en realidad lo que le preocupaba eran las primeras impresiones y tenía por conocimiento que aquella hechicera de la que Hayame siempre comentaba tenía un gran poder, no por nada supuestamente había trabajado al lado y mano a mano con la hechicera vampiro rumana y ya se habían hecho de una gran fama que ella por su edad joven no podría ni siquiera comparar.

Y definitivamente no era algo que hiciera que la Ketchum sonriese con agrado puesto que no quería que por su aspecto delicado, infantil y fresco como flor de primavera hiciera creer al resto de magos y brujas que no podía hacer magia como era debido.

También era poderosa y podía demostrarlo, sin embargo se llevó algunos dedos a la boca y empezó a caminar detrás del elfo.

-¿Cómo debería de saludarla?

Le preguntó con un tono bajo de voz, quizá por algo de miedo a ser grosera o muy brusca por el susto.

[Hayame Snape Potter Black]

El viejo elfo observó fijamente a la jovencita que ahora le seguí y que no parecía de repente muy animada de conocer a la hermana de cabellos violetas de su ama, la vampiro de ojos rojos y no la culpaba, después de todo ante la ausencia de la que podría hacer de mediadora las cosas no iban a ser tan sencillas para ninguno de ellos; pero de todas formas el viejo Cz+esar le sonrió a la niña y la espero par extender una de sus viejas manos y tomar los dedos de la chiquilla

-Todo saldrá bien, señorita Ketchum... -aseguró el viejo elfo

Le sonrió y sus enormes ojos brillaron con cariño y paciencia, cualidades que había heredado de su antiguo amo que ahora descansaba con los grandes hechiceros del tiempo y que seguramente les observaba en aquellos instantes con su larga barba de sabio y una sonrisa benevolente en el rostro

-La ama Sagitas no es mala... quizá sea algo desconfiada al inicio pero tiene que comprender que su hermana y la señorita Potter Blue han pasado por muchas cosas duras en su momento

Dijo

-Y por ello, es que tardan unos momentos en confiar del todo en las personas pero no es nada de lo que usted deba de angustiarse- asintió un par de veces apretandole los dedos- el viejo Czésar estará a su lado cuidándola en todo momento

Aseguró

[Ashley Peverell]

La niña no lucía convencida del todo pero todas las demás opciones no eran buenas, como aquella donde se le indicaba en el instinto que quizá lo mejor sería retirarse hasta tener una mucho mejor oportunidad de conocer a la persona dueña del negocio pero el elfo sonreía y por su voz le parecía que quizá la hechicera de la que su hermana siempre hablaba, no se la iba a comer aunque las alarmas de no querer morir también le decían que no estaba a salvo y que en cualquier momento una trampa se activaría y la mataría de forma irremediable.

No quería morir, solo era una niña o al menos una jovencita de excelentes costumbres y educaciones que aún tenía mucho por vivir y aprender.

Y también estaban sus pokemon que dependían de que ella los sacara de sus transportes para sobrevivir y comer de forma adecuada.

Como desearía tener a pikachu a un lado.

-¿Y aquí no tienen dragones?

Dijo con algo de curiosidad y miedo tal vez.

[Hayame Snape Potter Black]

El elfo doméstico parpadeó conforme trataba de guiar a la hermana pequeña de su ama la vampiro, sin entender porqué una niña como aquella pensaría en que habría semejantes criaturas en una librería como esa; sin embargo tomando en cuenta que su ama en algún momento había tenido un Opaleye de las Antipodas y que se lo había dejado a la ama Sagitas no le hubiera extrañado que el enorme animal permaneciese... quizás oculto en una librería

-No mi niña- respondió la criatura mágica intentando reír con ánimos para no poner nerviosa a la de vestido naranja- solo hay libros viejos, polvo... algunos recuerdos...

Sonrió con cariño y observó los alrededores

Seguro que su ama tenía magníficas memorias y solía contar aquella donde había derribado toda una estantería completa sobre el ama Sagitas y que había pensado que hasta la había matado pero no... todo había terminado en una guerra entre ambas hermanas, algo que a todo el mundo le gustaba contar

Eran muy buenos tiempos

-Porqué tienes tanto temor?- preguntó adelantándose un poco para luego girarse hacia la rubia

[Ashley Peverell]

La pequeña y encantadora niña no respondió de inmediato sino que anduvo un poco más observando los lomos viejos y sintiendo lo que era el abandono de aquel sitio durante tanto tiempo que se sorprendía que siguiera de pie.

Era como estar en una especie de castillo mágico solo que en lugar de tapices en las pare3des de piedra, todo parecían madera y libros.

Libros grandes, libros pequeños, libros repujados en cuero.

-En verdad luce como una librería debería de ser.

Aseguró la jovencita de enormes ojos castaños dando pequeños pasos y encantadores de hada hasta que llegó a una estantería y extendió una mano para tomar uno de esos libros y sacarlo de su lugar, no había problema claro, porque ella era muy bien educada y lo regresaría a su sitio.

-¿No tendrá cuentos de princesas e historias para niños pequeños?

Le preguntó al elfo doméstico que la vigilaba.

[Hayame Snape Potter Black]

-Cuentos...

El viejo elfo movió su cuerpo para dejarse ver en una pose pensativa y seria, aferrándose la barbilla con una de sus pequeñas manos mientras se dedicaba a pensar en la pregunta de la hermana menor de su ama; que si la ama Hayame a veces se desesperaba con la menor pero estaba seguro de que a ella le gustaría que le respondiese de buen talante o al menos, de las cosas que él pudiera saber, no por algo había sido el servidor del gran abuelo Esparta

-Bueno... el ama Sagitas solía ser llamada "La Cuenta Cuentos" cuando trabajaba para el circo del joven señor Phanser así como cuando estaba su hermana Hayame en él también

Se explicó para luego voltear la mirada hacia la niña que sin permiso ni nda ya había tomado un libro y parecía que se ponía a hojearlo con infantil curiosidad

A la criatura le brotó una enorme gota de sudor en la nuca, aunque alguna vez fueron nuevos, estaba seguro de que ya varios de los tomos hasta hojas amarillas tenían

-Señorita Ketchum, tenga cuidado por favor- pidió el viejo elfo cerrando los ojos, moviendo un poco las manos hacia delante y sonriendo con un tic en la comisura de sus labios

[Ashley Peverell]

Continuaba hojeando aquel libro con expresión pensativa mientras que oía a aquella pequeña criatura preocupaba por lo que hacía pero la Ketchum era muy cuidadosa con las cosas ajenas por lo que no debía de haber ningún problema siempre y cuando regresara todo al órden que tenía en un principio y no se dejara notar ningún desorden.

Era consciente de que aquel sitio le pertenecía a aquella hechicera.

La imagen de esta se proyectó dentro de la mente de la niña rubia con cabellos de sol y su mirada cambió levemente ante el recuerdo de el rostro de la bruja a la que su hermana mayor amaba tanto y de la que nunca dejaba de hablar.

Movió las delicadas hojas de aquel libro ya sin ver más que nada, pensando en todas esas historias que escuchaba por parte de la vampiro en sus cartas y las memorias de aquellos magos que había conocido en su pasado y por lo que entendía la mayoría ya ni siquiera se encontraban en el pueblo.

Que todo caía en el abandono y en el adiós como las hojas de los árboles en otoño al volverse amarillas y desprenderse de las fieles ramas que les habían acunado ante el cambio de viento hacia uno más frío.

-Háblame

Empezó a decir la dulce criatura de sonrosadas mejillas.

-Háblame acerca de las personas de este sitio

Dijo en un tono de voz quedito.

-Sobre su ida, sobre mi hermana que empezó en este lugar, sobre el eco de sus voces.

Suspiró.

[Hayame Snape Potter Black]

El elfo doméstico removió las manos en sus prendas de ropa con nerviosismo y pareció tratar de ver en direcciones distintas a las que la niña lo hacía; esos temas de tocar, tener que hablar de los momentos duros que estaba pasando el pueblo de magos y brujas de Ottery no era uno que le pareciese que una pequeñita como esa criatura tuviera que escuchar.

Levantó la mirada y sin querer se topó con los ojos café claro de la chiquilla, terminando por gemir

Cómo se iba a resistir a ese tipo de mirada suplicante!!

Czésar era un elfo viejo, tan viejo o evidentemente hasta más que su antiguo amo Esparta y tenía la misma debilidad que este por los niños y en este caso, las nietas de su anterior amo por lo que volvió a suspirar; el ama Hayame también se enojaría de saber que estaba hablando de sus asuntos... pero mientras no se enterara no iba a haber ningún problema, verdad?

-Tiene que entender que las historias de este lugar ya son duras y tristes, mi señorita ama...

Dijo el elfo con lentitud, observando con precaución las reacciones de la pequeña rubia a una distancia muy corta de la de él

-Y que muchas de las cosas de estos pueblos ya no se hablan ni se tocan...

Se colocó un delgado y pequeño dedo sobre los labios

-Son tabú y si alguien se entera de que he hablado de mas y he contaminado sus pensamientos de una forma en que no debería...

La magia de su raza estaba intentando actuar por lo que el anciano se removió aún más nerviosamente

[Ashley Peverell]

-¡Oh!

La preciosa chica volteó para ver con sorpresa al elfo que parecía triste por algún motivo de hablar de las respuestas a las preguntas que le había hecho la Ketchum aunque ella como era buena no había utilizado su voz para poner a la pobre criatura en una situación donde se sintiera tan incómoda o triste.

Y eso verdaderamente la preocupó porque no había sido su intención ni maldad alguna el tener de aquella manera tan nerviosa al anciano que estaba teniendo la amabilidad y la compasión de acompañarla.

Cerró los ojos dando un respiro profundo y cerrando el libro con cuidado se dejó caer suavemente como un pétalo de rosa al desprenderse de la flor hasta quedar sentada en el piso de la librería, con el precioso vestido anaranjado hacia los lados lo que le daba un aire mágico a la chica.

Era como convertirse en Alicia del país de las maravillas entre tantas historias que podía contener ese negocio y le dirigió una sonrisa amorosa al elfo.

-Está bien, yo comprendo

Aseguró a este y ladeó la cabeza con una mirada llena de pureza y amor, que seguramente haría sentir aún más cálido el lugar.

-No tienes que decirme nada si no quieres hacerlo

Se colocó las manos cruzadas sobre el corazón.

-Yo comprenderé