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Librería "La Hermana Quisquillosa" (MM B: 98425)


Xell Vladimir Potter Black
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No había dormido en dos días. Me tumbaba pero el sueño no llegaba. Durante el día era la matriarca que todos necesitaban. En la Potter Black estaban ocurriendo muchas cosas y no podía dar muestras de flaqueza. La boda, el embarazo de Heliké, la desaparición de Adrian, los niños que habían empezado la guardería y que se preparaban para el Halloween... Matt era un manojo de nervios y yo no podía desfallecer ahora.

 

Y, sin embargo...

 

En cuanto llegaba a la noche, el estress del día me dejaba traspuesta en la cama pero no conseguía conciliar el sueño. Daba vueltas, sudaba, a veces incluso lloraba por lo sucedido pero en silencio, para que nadie se preocupara por mí. Bastante había con Heliké en casa que parecía que el embarazo le sentaba fatal. Según los doctores, seguramente se iría todo a los tres meses, pero...

 

Al tercer día me levanté con la determinación de acabar con la incertidumbre. Yo no soporto que las cosas estén a medias así que iba a encontrar una solución . Soy una bruja de armas tomar cuando estoy decidida. Sólo que no iba a ir a un hospital ni a meterme en manos de curanderos. Lo que no pudiera hacer por mí misma, no lo haría. De momento, siempre llevaba encima una petaca de la que bebía constantemente, con el brebaje que me había preparado con los productos robados en la clínica de Santos Mangos.

 

Y por ello estaba hoy en la librería que una vez fue mía. En La Hermana Quisquillosa podría conseguir un libro sobre hierbas abortivas en el que se detallaran gramos, minutos de coción y otros trucos que podría aprovechar. Entré y no me dirigí hacia el mostrador. Sabía lo que buscaba. Tomé un montón de libros, tantos que no me cogían en las manos. Con ellos, entré en la zona de lectura y me paré en seco.

 

Puse el semblante asustado de quien ha sido pillado en una falta. Varios libros de plantas variopintas se cayeron al suelo, armando un gran estruendo.

 

Perenela estaba allá, sumida en la lectura. Si no me había visto llegar, ahora me habría ruido, con el ruido.

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-Bien esto es solo para determinar el embarazo ahora tengo que investigar que se puede hacer para detenerlo en caso de que de positivo… ¡Debe de estar en alguna parte! - Se me crisparon los nervios al hacer esto sin la autorización de mi madre, estaba buscando mas libros de herbología para ver si alguno tenia algún escrito de ese tipo, se me erizo el cuerpo por completo cuando escuche a alguien tirar libros, alce la vista para hacerlo callar cuando la mata violeta de cabello de mi madre me vio desde el otro lado.

 

Traté de guardar la nota que tenia en la mano lo mas disimuladamente posible y traté de no darle mucha importancia a los libros que tenia abiertos en paginas muy especificas, respiré profundo con ella estos días no se podía la confrontación directa así que tal vez si me iba por las ramas tendría mejores resultados, le sonreí:

 

–Hola mami… ¿vienes a estudiar acá también? Ven siéntate conmigo – traté de aparentar estar lo mas normal posible, así ella no escaparía como cervatillo asustado

 

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Si de algo sé mucho es del Arte del Disimulo. Por desgracia, era una experta en ese tema porque era la mejor manera de sobrevivir en aquel mundo mágico donde la gente era perspicaz y agresiva, siempre dispuesta a sacarte un ojo al menor descuido y a no devolvértelo. Es por eso que, cuando me fijé en la cara de Perenela, me di cuenta que ella estaba allá y no esperaba mi presencia. Tal vez la de nadie pero la mía le perturbaba. Olía precaución en las palabras vanas y pronunciadas como sin importancia que me dirigía.

 

Saqué la varita y recogí los libros del suelo, usándola para llevar los que tenía en mis brazos de manera que no me cansara ni acabaran de nuevo rodando o, peor aún, rompiéndose. Algunos eran verdaderamente antiguos. Me senté enfrente de ella, lo suficientemente cerca como para ver qué hacía, con el suficiente disimulo para no dejar que leyera los títulos de los lomos en mis ejemplares.

 

Me ruboricé y aspiré el aire. Mi vista pasó del libro abierto con imágenes más que claras sobre lo que estudiaba a sus ojos.

 

Me senté por fin y apreté la mandíbula. ¡Dioses! ¿Tan mal estaba, tan de los nervios, que sólo descubrir lo que hacía mi hija desataba mis lágrimas? Las retuve con mucho esfuerzo y, al fin, hablé:

 

-- ¿Desde cuándo lo sabes?

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Suspiré y me deje caer contra la silla, vamos que mi madre no era tonta, era de todo menos tonta y nada mas ver los libros que tenia en la mesa de seguro sabia que era lo que estaba buscando… ¿tal vez porque ella misma estaba buscando lo mismo? Froté mis sienes y busque las palabras precisas para que no sintiera que estaba invadiendo su privacidad:

-He estado previendo eso, ¿recuerdas que yo fui quien te trató? Ademas teniendo en cuenta mi experiencia propia se que es una de las cosas que mas preocupan después de una violación… el hecho de haber agarrado algún tipo de infección, enfermedad y/o embarazo, por eso te di las pruebas pero nunca me dijiste si te las habías hecho o no y como no puedo obligarte estaba buscando modos de saberlo con certeza y de como… finalizarlo… en caso de que quieras.

 

No iba a decirle de frente que quería que la decisión fuera que interrumpiera el embarazo si salia positivo, se supone que esa es una decisión que ella debe tomar pero teniendo en cuenta todo los malos tragos que paso con el secuestro y eso no me parecía muy saludable que se quedara con ese bebe en particular, seria el nefasto recordatorio constante de lo que había sucedido en ese pozo, yo misma recordaba la cantidad de brebajes que tome para evitar quedar embarazada durante esa época y no me arrepentía en absoluto de eso pero yo no era mi madre y seguro ella tenia otra opinión.

 

-¿Sabias que hay como mil opciones para dictaminar un embarazo? Aunque hay algunas que francamente me parecen propias de chamanes y gente rara de las montañas – dije de repente para cortar un poco el silencio que se había hecho entre ambas.

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Por supuesto, las mujeres sabemos de estas cosas, así que era normal que, después de lo sucedido, que estuviera preocupada por eso. Agaché la cabeza porque los recuerdos no eran agradables y, aunque no podía huir de ellos, no quería verlo de nuevo. Mil y mil veces se repetían en mi cabeza estos días, alimentando una ira que crecía y se alimentaba de ellos.

 

-- Sí, los usé. Cinco veces.

 

Suspiré. Estiré las manos sobre la mesa, poniéndolas sobre uno de los libros que ella estaba leyendo. Me agarré los dedos y los presioné con fuerza. Volví a suspirar y la miré a la cara.

 

-- Cinco veces. Tres positivos. Un Negativo. Y una figura rara que parecía un hipogrifo, pero creo que es porque fue una prueba fallida.... Tres positivos... Cuatro en realidad...

 

Mantuve la mirada fija en ella pero mi ánimo se contagió de la furia sostenida que cultivaba en mi interior. ¿Cuánto tiempo hacía que no la dejaba salir? Siempre controlada, siempre escondida... Empezaba a salir ahora...

 

-- En la clínica me... hice un test de emergencia. -- Perdí los ojos en un punto alejado de sus hombros... -- Semillas de moringa y de regaliz, gotitas de limón mezcladas con hibisco, milenrama y verbena... Gotas de saliva de rana...

 

Parpadeé y volví a la librería.

 

-- La redoma de algodón se puso verde. -- Guardé otra vez silencio porque esperaba que entendiera lo que sucedía. -- ¡Claro que voy a provocar un aborto! ¿Qué te crees que hago aquí? ¿Jugar a las casitas?

 

Perenela no tenía culpa de lo que sentía así que volví a sentarme. Me había levantado en un ataque de rabia y había golpeado la mesa con los puños.

 

-- Busco libros para abortar. Nada de clínicas. Un mejunje que se pueda añadir a un zumo y que pueda beber hasta que eso que crece en... desaparezca. No quiero más niños en la casa, no de esa manera.

Editado por Sagitas E. Potter Blue

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Cinco veces... tres positivos. uno negativo... iba mas allá de la media lo cual podía decir que había que hacer algo si no queríamos que se convirtiera en un problema, respiré tratando de calmarme: mi mente iba a mil por hora, escuchaba los ingredientes y recordaba haber leído algo de eso en uno de los libros que tenia por delante, troné los dedos de mi mano para relajar las articulaciones y para desentumirme, puse mi expresión mas seria y la miré mas que como su hija como mujer y como la amiga que ella era. Eramos familia e íbamos a estar juntas siempre pero para mi era mucho mas que eso:

 

-Esta bien tenemos ¿tres? cuatro aciertos sobre cinco así que la probabilidad es alta, debemos hacer un ultimo test y basarnos en ese ultimo... teniendo en cuenta el tiempo que ha pasado aun estamos a tiempo, si sale positivo no tendrías mas de ¿3? ¿4 semanas? así que creo que con esto - le dije mostrandole la pagina del recetario que estaba revisando - podríamos ponerle fin. No te ofusques conmigo, si quieres redirigir esa rabia hazlo pero yo estoy tratando de ayudarte.

 

Traté de respirar y volví a frotarme las sienes, me sentía agotada. Abrí los ojos, y le tendí el papel que había tratado de esconder, esperé a que lo agarra con la mano y le dije a mi madre mientras repasaba los ingredientes de la ultima poción:

 

-Vamos a necesitar esa lista para hacer el test para determinar si hay o no embarazo, y vamos a necesitar: ruda fresca, poleo seco, extracto de perenne... suena como ni nombre, raíz de moldo y bolle, cristal de Aloe vera y té de achicoria y extracto de Ajenjo para esta poción... oh y una muestra de tu sangre ¿podremos conseguir todo eso? ahora ¿donde vamos a hacer las dos pociones? Necesitamos un lugar que sea tranquilo y no nos moleste nadie... Esta poción te dara contracciones, colicos y dolores lumbares pero nada que no podamos controlar... a menos que tengas otra idea, si es así te escucho - le sonreí y puse mis manos sobre los libros entrecruzando los dedos imitando su pose.

Editado por Perenela Arya Grindewald Potter Blue

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-- En la mansión, no.

 

Había escuchado todo lo que decía mi hija con los labios apretados. Ella y yo habíamos coincidido con muchas de las hierbas a usar. Se notaba que nos habíamos preparado el tema. Era muy delicado, sin embargo, no quería que nadie en la casa lo supiera. ¿Qué pensaría Matt, ahora que iba a ser padre, sobre el tema del aborto? No. Ni mi hermana Haya, quien amaba a los niños y ella misma había tenido dos. Además, yo no era partidaria del mismo. Siempre había pensado, sin embargo, que la madre tenía derecho a decidir lo que quisiera, sobre todo si la formación no había sido digamos agradable.

 

-- En la mansión no -- confirmé mis pensamientos. Hasta tenía miedo que Jack opinara de forma diferente a mí. Un hijo, en estas circunstancias, podría ser más bien un lastre que nos separara. -- Aquí arriba hay una habitación secreta, en el altillo, donde yo guardaba volúmenes valiosos para que no cayeran en las manos equivocadas. Sé sufrir en silencio pero lejos de la familia, que no me vean...

 

Bajé los ojos, ya no me apetecía ver a nadie, sólo quería enrollarme en mí misma y taparme con una manta que me dejara calentita en algún rincón mientras se alejaba la crisis de sensibilidad que me atacaba.

 

-- Aquí dice que la poción ha de hervir 4 días y 4 noches y reposar 3 días antes de la ingesta, maderando un... -- Me estremecí... ¿Eso tenía que beberme? Tragué saliva... -- Hay que prepararla aún antes de que sepamos con certeza si lo estoy. Casi 4 semanas tengo y una más para crear la poción... Cuanto más crezca más difícil será deshacerme de él.

 

Me refería a la forma física. En la mental sólo tenía que pensar en cómo fue concebido para endurecer mi alma y desear que no naciera. Estaba cambiando para mal. Reconocía a esa Sagitas agresiva y peligrosa que despertaba de un largo destierro al que la había sometido. Pero no estaba segura de querer aplacarla de nuevo.

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-Bien... Respira que parece que en cualquier momento vas a caer desplomada - le agarre las manos y la abracé con fuerza - Yo estoy aquí contigo y no te voy a dejar sola durante todo este tiempo ¿ok? - Puse mis ojos al nivel de los suyos y le sonreí con compasión y con tristeza al tiempo:

 

-Concuerdo contigo, en la mansión no se puede... hay muchos distractores y mucha gente mete las narices donde no los llaman y puede que en la mansión haya lugares secretos donde estar escondidas pero serán lugares que hasta los elfos pueden entrar y no se a ti pero a mi me gustaría hacer este trabajo por mi propia mano para saber que queda bien hecho: ademas a ninguno en la mansión ha de importarle un reverendo pepino de lo que haces con tu cuerpo y tus decisiones. Eso si, no tienes que sufrir esto sola y en silencio: Esta bien ser fuerte pero hay momentos en los que no tienes que serlo. Puedes permitirte sufrir, llorar, sentirte débil y derrotada y te juro por la vida de mis hijos y por todo el amor que te tengo que estaré allí para sostenerte... Así como tu lo has estado para mi.

 

Empecé a repasar en mi mente todo lo que podíamos necesitar y quería tener la menor cantidad de riesgos posibles, hice una mueca y traté de centrarme como cuando entrenaba para repasar la lista mental, miré a mi madre:

 

-¿Podemos permitirnos unos calderos pequeños nuevos? No quiero tener que preparar estas pociones en un caldero que pueda tener algún tipo de residuo que vaya a afectar el resultado. No se donde conseguir todos los ingredientes: tal vez mi tía Hayame en el laboratorio de la casa tenga algunos y vamos a tener que ir a buscar un botiquín básico de primeros auxilios: algunas vendas, gasas, de pronto algunos paños de lino, pociones restablecedoras de sangre... Tenemos que estar preparadas para cualquier cosa si no queremos sanadores aquí. - Seguí enumerando con los dedos lo que podía recordar que llegáramos a necesitar - un tatami (eso lo puedo traer de mi salón de te) para que puedas acostarte y estar cómoda: no porque nos vayamos a meter en un ático tenemos que estar incomodas ¿verdad? y podemos empezar con la ultima poción mientras se esta preparando hacemos la primera porque requiere mas tiempo

Editado por Perenela Arya Grindewald Potter Blue

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El contacto humano era lo que menos necesitaba. O mejor dicho, me era necesario pero no podía permitírmelo porque estallaría en lloros. Podría mantenerme firme mientras no tuviera contacto con nadie. Por supuesto, a Pere eso no le importaba y me abrazó, provocando que, por unos instantes, mi pecho se moviera en un movimiento imposible de frenar, que no duró mucho. Sólo fue el momento justo de darme cuenta que no controlaba la situación y mis lágrimas se escapaban y el aferramiento intenso de las emociones para cortar mi llorera.

 

-- Gracias, Perenela... -- Me limpié las lágrimas en cuanto me soltó y sorbí un poco hasta que recobré el equilibrio. -- ¡Pero Matt no puede enterarse nunca! ¡Él no puede saber que voy a provocar el aborto de... eso... que no tiene nombre! ¡No, nunca! Prométeme que nunca le dirás nada a tu hermano, es un secreto entre tú y yo.

 

Me levanté de la silla porque me era imposible permanecer quieta en aquellos momentos de tanta tensión. Di un par de pasos y solté el aire. Estaba muy cansada pero, como cada noche, seguro que no podría dormirme. Ya llevaba así demasiado tiempo.

 

-- Tendrás acceso a todos los calderos, potingues o lo que necesites, todo nuevo, a estrenar. Tú haz una lista y mañana lo tienes todo en la habitación secreta. Haremos esa poción con sumo cuidado. Nadie notará que lo hemos hecho. Prepararemos dos, como dices, ¿te parece?

 

Me volví hacia ella de nuevo y la vi, ella también parecía tener ojeras. Tal vez no durmiera mucho.

 

-- Fue horrible, ¿sabes? Les ofrecí dinero para que... no siguieran. Me rebajé y perdí toda mi personalidad para implorar. -- Negué con un leve movimiento de cabeza en el que mis ojos se desplazaron hacia un recuerdo que no quería tener y que seguía y seguía... Con las de posibilidades que tenía de sacarlo de mi cabeza y ahí estaba, recorcomiéndome. Lo necesitaba en cierta manera para mantener ese odio vivo. -- Rogué a los Diosa Tierra para que me dejara usar mis poderes de sacerdotisa pero no era capaz de hacer nada, no pude desaparecerme, no pude plantar cara. Sólo supliqué para que me mataran y no tener que vivir con este recuerdo.

 

Confesar eso en voz alta tuvo el efecto de poción revitalizante. La rabía subió de nuevo y anuló la vulnerabilidad que se había adueñado de mí en aquel momento. Le di la espalda a Perenela y caminé hacia uno de los estantes con miles de libros. Hablé con muchísima rabia.

 

-- Les mataré. Les haré sufrir un infierno.

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-Lo prometo por mi honor, él no tiene porque enterarse de nada, esto es entre tu y yo – sabia que ella lo hacia no por ser mala sino porque él no lo entendería, no entendería como estando su mujer embarazada su madre quisiera abortar, pero las condiciones de ambos embarazos eran distintas: uno hecho con amor y otro con odio y ninguna mujer debería cargar con ese recordatorio constante. En mi mente ya estaba haciendo una lista tal vez demasiado larga y tal vez demasiado explicita pero prefería pasarme y no quedarme corta con las cosas, cuando mi madre se levanto empecé a escribir lo que necesitaba en un trozo de pergamino, la escuche atentamente y detuve mi escritura:

 

-Hay veces que yo también recuerdo: sus manos, las cadenas, el olor a cerveza rancia y orina, el silencio seguido de pasos lentos y toda la parsimonia con la que me tocaba, todo para prolongar la expectación y el terror del momento. Hubo una época que el olor de mi propio cuerpo me repugnaba, pero he aprendido a perdonarme, a aceptarlo, a dejarlo ir, aunque de cuando en cuando tengo que recordarme que él esta muerto. - respiré profundamente – Nunca te agradecí eso y esto que hago es muy poco para agradecerte. - Traté de terminar la lista, la repasé de arriba abajo esperando no olvidarme de nada.

 

 

 

Caldero (2)

 

mortero (2)

 

Cuchilla (1)

 

tatami (1)

 

cojines (1)

 

vendas (1)

 

gasa (1)

 

paños de lino (1)

 

poción restablecedora de sangre (1) (3)

 

poción herbovigorizante (1) (3)

 

poción para dormir (1)

 

vela blanca (1)

 

incienso de rosa (1)

 

agua bendecida (1)

 

sal exorcizada (1)

 

agua destilada (1)

 

saúco (1)

 

Bálsamo en pasta (1)

 

Sangre O+ (5) (10)

 

jengibre (1)

 

Ortiga Blanca (1)

 

Granada (1)

 

Algodón en flor (5)

 

levadura de rosa(1)

 

Ruda fresca (1)

 

Poleo seco (1)

 

Extracto de perenne (1)

 

raíz de moldo y bolle (2)

 

cristal de Aloe vera (4)

 

té de achicoria (1)

 

extracto de Ajenjo (1)

 

 

 

 

Le tendí la lista cuando considere que había terminado todo, fruncí el ceño y me cruce de brazos:

 

-No se si creas que haga falta algo, revise las listas dos veces pero tengo la sensación que olvide algo. - alce la vista a mi madre – Por cierto, no hay una posibilidad de que mandemos a Matt de viaje a algún lado fuera de aquí, que podamos trabajar con mas tranquilidad.

Editado por Perenela Arya Grindewald Potter Blue

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