.: Castillo Triviani :. (MM B: 78361)

[Alexander Fox]

Se sintió honrando de conocer que era la primera persona en ser invitado por la joven, sonrió tontamente, después de todo ese comentario le halagaba, ya que consideraba que le tenía suficiente confianza para invitarlo a su hogar, algo que en ocasiones resultaba difícil o eso consideraba él - Me hace muy feliz escuchar eso, es un honor realmente - confesó sinceramente mientras sonreía divertido, en ese momento se acordó de su regalo que llevaba en las manos, pero antes de poder entregárselo escuchó su propuesta.

 

-La verdad estaría encantado de conocer su jardín, este lugar me da mucha curiosidad, tienes detalles que me atraen, no sabría por donde comenzar si me dejara escoger - respondió con suavidad - ¡Oh... por cierto señorita Susan! - exclamó con energía para acercarse, no deseaba que después no le diera oportunidad a entregárselo o que después no se atreviera... Realmente lo último era imposible, no era alguien tímido.

 

- Si me permite, le traje un regalo, la verdad no sabía que traer, y bueno me decidí finalmente por esto, espero que le guste de no ser así dígamelo y le prometo traerle otra cosa en otro momento - comentó con una encantadora sonrisa, para permitirse colocarle en sus manos el frasco de cristal con dulces, esperaba no hacerle molestar por la confianza, aun así le miró con sus orbes dorados esperando como adivinar su reacción, aunque al momento desvió su mirada pensando que se veía raro.

 

-Si me permite pasar, ¿caminamos hacía el jardín? - preguntó respetuosamente para colocarse al lado de la joven y mostrar su mano como si fuera él que guiaba, aunque solo estaba dando pie para poder aventurarse a conocer más a su joven amiga y a su hogar.

 

@@Susan V. Goldstein

[Sapphira Black Lestrange]

Primero me atendió un elfo pero enseguida apareció Alyssa a recibirme cuando seguramente escucho quien venía a su mansión y venia con su pequeño hijo en brazos y me parecía que antes de venir a recibirme estaba ocupada con otra persona.

- Hola Alyssa no te preocupes no quiero nada de tomar por ahora

La anfitriona me pide que la acompañe a un sala que se encontraba al final de un pasillo , me siento en unas de las butacas – que adorable es ese pequeño , adoraba a los niños me los comería a besos – No te voy a quitar mucho tiempo creo que estabas ocupada antes de que yo llegara , la verdad vine a tu castillo por dos asuntos y el primero es porque vine a informar sobre una campaña de registro de criaturas no es obligatorio pero se hace en la ventanilla de tramite y ahora estamos entregando unas credenciales por cada criaturas que lleven a registrar , le entregue al elfo que me recibo un cartel con la información.

La sala de donde nos encontrábamos era pequeña pero muy cómoda y podía ver como Massimo su pequeño hijo jugaba con un juguete con forma de dragón y parecía que estaba muy entretenido con ese juguete – el segundo motivo por el que vine a tu castillo y creo que es que te gustara mas busco en la cartera que llevaba conmigo ese día y en su interior buscaba una agenda que llevaba siempre conmigo y entre sus hojas busco la invitación que debía entregar – Aquí esta viene a entregar la invitación a tu boda que está muy cerca el día justo me toco visitar tu castillo y le entrego en su mano la invitación

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@@Alyssa Black Triviani

[Alyssa Black Triviani]

La Black escuchó primero con atención el relato acerca de la campaña que había lanzado el departamento de criaturas, que de hecho le interesaba bastante pues hace poco que había incursionado en la compra de criaturas y le agradaba la idea de poder tenerlos certificados. Realizó una nota mental de pedirle aquel panfleto a Chuck para así poder revisarlo mejor y repasar qué es lo que tendría que hacer, pues no quería incordiar demasiado a Mary con el tema tampoco.

 

- Gracias por avisarme – replicó la Triviani. En la mesa apareció una bandeja con dos tazas y un poco de té, la mortífaga se inclinó sobre la misma y sirvió para ambas – De hecho sí me interesa bastante, en cuanto tenga algo de tiempo me pasaré para poder registrar a mis criaturas.

 

Ella ya le había comentado que en realidad había dos motivos para su visita, pero Alyssa jamás se imaginó que el segundo de ellos estaría tan vinculado a ella misma. La Croft rebuscó en su bolso hasta dar con una agenda y de entre sus páginas sacó la invitación a la boda, su boda, la ceremonia que se daría en la Mansión Riddle faltando solo dos días. La Triviani se sonrió al ver aquel pulcro papel texturado, con la hermosa caligrafía en él, diseñado por Pik obviamente y que ahora gracias a la ayuda de sus compañeros de bando esta invitación estaba llegando a todas las familias mortifagas.

 

- Te agradezco que tomaras parte de tu tiempo para hacer esto Mary, de verdad, no sabes lo agradecida que estoy con todos ustedes por ayudarme en este asunto – comentó la Black dejando aquel delicado papel sobre la mesa, más tarde se encargaría de colocarlo en el tablón de la entrada donde estaba segura de que todos los miembros de la familia lo verían… eventualmente.

 

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[Susan V. Goldstein]

Una sonrisa condescendiente se dibujo en mis labios al notar la sinceridad en los modales del chico, aveces era una verdadera pena notar que en este siglo muchos habían perdido costumbres sutiles que hacían la diferencia. Escuche con atención la opinión que tenia de mi propuesta y en realidad no espere menos.

 

 

– Es un lugar ostentoso pero el jardín tiene gran tranquilidad – Quería ser gentil con mi invitado y más aun cuando me ofreció el frasco repleto de dulces – Es perfecto, muchas gracias Fox.

 

 

Tome el frasco y le sonreí en forma de agradecimiento pues los dulces habían sido muchas veces mi perdición de una forma adictiva.

 

 

– Oh por su puesto. – Mire su mano pero mi acción no fue tomarla, creí mas adecuado enganchar mi brazo al de el como si fuéramos conocidos de toda la vida. No pretendía arrebatar confianza pero dudo que a el parezca molestarle así que tomada de su brazo nos encamine hasta el jardín. – Podría ser este el momento en donde me hable de su persona.

 

 

Ultimadamente no tenia muchas ocasiones para ser agraciada pero hoy tenia que ser diferente si quería ganarme la amistad de Alexander Fox.

 

 

@@Alexander Fox

[Alexander Fox]

Respiró de alivio al ver que si había acertado con su regalo por lo cual sonrió con sinceridad en ese momento sintió como era tomado, y se sintió en plena confianza, de verdad parecían amigos de toda la vida, por lo que le hacía sentir tranquilo y feliz el que la femenina lo tratara de esa forma. En su andar a su lado mientras disfrutaba del ambiente y de la situación, escuchó su petición... ¿hablar de él? exactamente ¿que debía contar?

 

-Bueno no hay mucho que decir de mi, soy lo que ve... un joven vampiro muy simple que le gusta tomar un poco, estar observando todo con tranquilidad, y además que tiene la maravillosa suerte de poder conocer a bellas damas como usted - habló con respeto, el consideraba que sus palabras eran la verdada, por lo cual sonrió mostrando sutilmente sus colmillos, él no ocultaba para nada lo que era, principalmente porque jamás logro hacerlo, le parecía mucho problema.

 

-Bueno pertenezco a la familia Lockhart es muy hermosa, tiene un castillo que creo que le gustaría, algún día podría visitarme allí - comentó con su gentil sonrisa, estaba orgulloso de vivir con su familia adoptiva, y además así quizás sus visitas no acabarían solo con esa, sino que podrían existir otras en el futuro, aunque todo dependería de que tal se llevaban y por ahora, para él iban bien las cosas.

 

-Pero no creo resultar interesante, dígame un poco de usted, ¿que disfruta hacer en sus tiempo libres? - preguntó curioso mientras seguía caminando observando todo alrededor, de a poco logró observar el jardín y parecía ser hermoso, estaba realmente impresionado y solo lo estaba viendo de lejos.

 

@@Susan V. Goldstein

[Maida Black Yaxley]

Luego de semejantes tribulaciones por las que se vio obligada a pasar Maida Ivashkov, era justo —o así lo pensó ella—, un poco de descanso. Originalmente pensó en un corto viaje a Escocia o Gales, sin embargo, no tenía registrada en Ottery más direcciones que las de su madre en el Castillo Ivashkov y las de su protectora en el Castillo Triviani, y bueno, la primera mencionada no estaba en casa, así pues, terminó decidiendo probar suerte con la matriarca Triviani. Ordenó a su elfo doméstico que pusiera un par de prendas en el bolso y algunos sombreros, tenía manía con ellos, la mantenían cerca del recuerdo paterno, sólo sería una visita corta, pero prefería estar lista.

 

El imponente castillo se alzaba frente a sus ojos, y aunque un estanque podía parecer que aminoraba la majestuosidad de la visión, sólo lograba ordenar el cuadro. Se preguntó si los mitos urbanos que albergaban los familiares eran cierto y si pronto ella misma sería víctima de aquellas maldiciones, pero claro, eso no la inquietaba, estaba acostumbrándose a lo malo. Sus balerinas de baja suela la llevaban hacia el pórtico casi en silencio absoluto, por eso le sorprendió que cuando quiso tocar o llamar la atención de alguna manera, un elfo doméstico saliera a su encuentro y la hiciera pasar al vestíbulo.

 

— Maida Ivashkov —le dijo sin mayores presentaciones—, quisiera ver a la Señora Triviani, seguramente ella entenderá mi visita.

 

Su voz no había sido autoritaria aunque si firme, por lo que el sirviente desapareció dejando a la joven sola entre la opulencia de aquella decoración italiana. Pronto un espejo llamó su atención y muy a su pesar, dejó que sus ojos azules evaluaran su atuendo y forma de verse. Le gustaba demasiado caminar por lo que sus mejillas estaban bastante sonrojadas, la melena castaña oscura caía alborotada sobre sus hombros sin ningún pudor, haciendo contraste con aquel vestido de volantes sueltos y de color claro. Se mordió el labio inferior y dejó el bolso en el suelo, siendo razonables, parecía que hubiera caminado desde la misma Bulgaria, y había que lucir presentables frente a Alyssa.

 

Dejó que la temperatura del ambiente bajara los colores de su rostros mientras sus dos manos trenzaban el cabello rápidamente hacia un lado. Al menos así, parecería más una bruja de Ottery que una campesina muggle.

 

@@Alyssa Black Triviani

[Aleister Crowley]

Era primera vez que pisaba el castillo Triviani. Sus pasos lentos pero seguros en el camino de piedra lo dirigian a una gran fuente que daba la bienvenida al lugar.

 

Esperaba no estar equivocado, pero recordaba que hace mucho tiempo ya había recibido la invitación de vivir en aquel lugar. ¿Estaría aún de acuerdo Mía, o la matriarca? Quizá ni le conocería, pero esperaba que tomara buen rumbo todo.

 

El viaje había sido angustiante, por lo que decidió descansar un rato fuera. Deberá hacer pronto los examenes de aparición si no quiere continuar gastando dinero en viajes, decía para sí.

[Mia.]

@@Aleister Crowley

 

La conversación con Arya había terminado de un modo abrupto, por lo que se había dispuesto a terminar de vestirse y continuar con su afán de conocer el castillo de la familia Triviani; uno de los hogares de su madre.

 

Con la mirada perdida en el jardín, logró visualizar a lo lejos la presencia de un mago que se le hizo conocido, ¿era quién creía? No estaba del todo segura, por lo que con un poco de curiosidad, abandonó la habitación que ocupaba y se encaminó hasta los jardines de la propiedad. Una vez en los jardines, logró descubrir un poco más la silueta del mago y confirmó que era Aleister, un viejo conocido, que creía perdido en acción.

 

—Buenas tardes. —lo saludó haciendo notar su presencia.

 

Logrando que en sus labios apareciera una media sonrisa, se quedó de pie a un par de metros del pelinegro y esperó a ver cuál sería su reacción.

[Aleister Crowley]

¿Habría sido buena idea llegar a ese lugar? Se preguntaba Aleister mientras miraba los gorriones jugar cerca de él revoloteando y escondiendose entre los árboles, las hormigas caminando en las orillas de la fuente como entre otras cosas sin sentido que tambien le llamaban la atención con lo poco de cabeza que le quedaba a Al.

 

No había sido hace mucho su cambio desde la vez que se había ido, solo que esta vez le habian ofrecido lugar para quedarse. Lo mejor fue que una de las personas que más recordaba se le presentó de improvisto saludandole: Era Mia, la chica con la que había pasado una noche extraña, alocada y liberal, como también la misma que le había ofrecido quedarse en el Castillo Triviani. Fue una grata sorpresa verle de nuevo.

 

-Hola, Mia, querida. Un gusto - se levantó a saludarla de beso en la mejilla- Y aquí estoy, aunque me demoré un poco - soltó una risa aguda, llena de falta de cordura y la miró de nuevo -. Si, aquí estoy. ¿Recuerdas que me ofreciste hogar aqui? Si, ahora vine aquí.-sonrió sin dejar de mirarla pero subitamente se le desviaron los ojos hacia el Castillo, caminando hacia allá.

 

Parecía un poco distinto, se veía más loco de la cabeza y quizá con aires de imperius en sus ojos, o algún maleficio, pero estaba todo bien, no había muerto ni nada. La última vez que se le había visto había sido en el Torneo de duelos, del cual no había aparecido hasta ahora. El no seguir la escuela periodicamente se le estaba pasando de la mano, reflejado por tantos percances que le sucedian. Pero ahora estaba seguro que en el nuevo Castillo viviría nuevas realidades a las que deberia enfrentarse y conocer, esperaba que todo fuera bien.

[Alyssa Black Triviani]

Su charla con Mary fue amena pero corta, luego de aclarar un par de puntos sobre la campaña que la Croft promocionaba ésta se excusó ante la Triviani anunciando su retirada. Le acompañó hasta la salida agradeciendo su visita y cerró la puerta tras ella dispuesta a regresar a su estudio, pero cuando estaba ya por perderse en el pasillo escuchó como uno de los Chucks recibía en el vestíbulo a una bruja que aclamaba venir en su busca. No le conocía personalmente pero en cuanto escuchó su nombre supo exactamente quién era, pues le remontaba a meses atrás sobre una conversación que mantuvo con Lyra en el castillo Ivashkov. Alyssa tenía una madre sin duda, y se ocupaba de visitarla regularmente en su hogar ubicado en Venecia, pero cuando la Black se mudó a Londres tenía apenas 11 años y un padre inmerso en sus propias responsabilidades; allí fue cuando conoció a Lyra, en su entonces una mortífaga que le acobijó y brindó protección como si de una madre se tratara.

 

Desde entonces forjó una estrecha relación con ella, era su madrina, la figura materna que le guio a través de su adolescencia y gran parte de su adultez. Ella fue quien estuvo allí en sus rabietas, sus penas y también sus logros, ella era a quien la Triviani acudía cuando necesitaba consejo o el amparo de un abrazo, cuando necesitaba bajar la guardia y permitirse unos momentos de vulnerabilidad. Así fue como meses atrás, tras el regreso de su última ausencia, se encontró con la Ivashkov en el castillo de su nueva familia y mientras se ponían al corriente con una taza de té en medio la bruja le comentó sobre su hija, Maida. Era una joven y prometedora muchacha, de aspiraciones mortífagas y pronta a ingresar al bando, razón por la cual Lyra le pidió a la Black que la tomara como su protegida. Ella ya no se encontraba en el bando y no podría guiar a su hija allí dentro, pero confiaba que bajo la tutela de la Nigromante aquella jovencita podría encontrar su lugar en las filas de la Marca Tenebrosa.

 

- Maida – saludó la italiana regresando al vestíbulo – Es un gusto conocerte al fin.

 

Se acercó a ella esbozando una cálida sonrisa, no pudo evitar verse reflejada en aquella joven aspirante y contemplar en sus rasgos un trazo fugaz de los suyos propios. Experimentó un profundo dejá vú en el cual se vio a sí misma años atrás, cuando apenas era una estudiante en Hogwarts ansiosa por inmiscuirse en la guerra de bandos y Lyra aguantaba pacientemente sus explosivas rabietas. No sería la primera vez que la Triviani acogería a un nuevo ingresante bajo su tutela y protección, pero tratándose de la hija de su madrina sentía que debía esmerarse más de lo normal.

 

- Bienvenida a mi castillo – comentó - ¿Quieres pasar a los jardines? Haré que nos preparen un poco de té…

 

@ @@Lyra Katara Selwyn