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.: Castillo Triviani :. (MM B: 78361)


Mentita
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- Massino Macnair… Macnair… - las palabras del ojimiel tenían aquel tono burlón de siempre cada que algo le disgustaba y aquella noticia no era para menos. – Me parece que no recuerdo a nadie con ese apellido, incluso no recuerdo que existan en el mundo. – una sonrisa irónica se formó en sus labios, sin apartar la mirada de aquel niño que parecía un ser más curioso de lo que debería…

 

El frío que anteriormente había recorrido su cuerpo, poco a poco descendía gracias al calor que aquel castillo podía proporcionar, o quizás, era el ver de nuevo la deslumbrante figura que pese a un hijo y varios años encima, la mortifaga mantenía y podía ser su dulce debilidad.

 

- Ni yo mismo lo sé, aunque recuerdo vagamente que la última vez tu sabias bastante bien en donde, como y con qué ropa o sin ella, estaba antes de partir… - durante unos segundos, la mirada de Lacrimosa se posó sobre lo que parecía un anillo de bodas que llevaba la mujer en la mano.

 

Esa misma mañana al llegar a Ottery, Lacrimosa se había hecho la misma pregunta ¿Dónde había estado? ¿Cuál era el motivo incluso de su visita a la Triviani?. Entonces comenzó a andar con desgana en el interior del vestíbulo, deteniéndose frente a una de las salidas que comunicaba con los jardines traseros. Fuera del castillo, en el vacío jardín que aún mantenía aquellos tonos verdosos que poco a poco se desgastaban, no corría ni una pizca de brisa. El cielo era una extensión uniforme de nubes grises; parecía que quisiera llover pero no lograba reunir la fuerza suficiente para desbordar aquellos cielos sobre el viejo Ottery.

 

- ¿Estas segura de que quieres mantenerme dentro de tu hogar? – preguntó el mago girando para observar a Alyssa y acercarse hasta ella a no menos de un metro, permitiendo que su aroma lograra llenar sus sentidos. – Creo que tenemos mucho de que platicar, quizás hasta el anochecer y el siguiente amanecer… - hizo una pausa prolongada en su última frase, observando de reojo a su Massimo. - ¿O papi llegará? – se dirigió hacia el pequeño que no paraba de mirarlo.

 

- Al parecer me he quedado sin un sitio fijo donde estar durante un tiempo y he pensado que quizás no te molestaría darle cabida a un viejo amor. – poco a poco sus pasos inconscientemente lo acercaron demasiado a la mujer, casi sintiendo el suave roce de sus labios. – Espero seguir siendo bienvenido.

 

@@Alyssa Black Triviani

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Si ya se encontraba en tensión debido a la mera situación que se había generado, a la repentina aparición del Malfoy justo en aquel momento crítico de su vida, las palabras de éste no hacían más que empeorarlo. Sus labios se fruncieron hasta conformar una simple línea y el color se fue ligeramente de sus mejillas, tenía todos los músculos contraídos y su corazón empeñado en delatarla con aquellos latidos desaforados. Claro que lo recordaba ¿cómo no hacerlo? Esa noche fue una de las principales causas de su separación con el Macnair, un doloroso recuerdo del daño que se habían hecho mutuamente, cosas que no deseaba revivir ahora que luego de tanto esfuerzo habían conseguido superar sus diferencias.

 

Prefirió no responder ante aquellas insinuaciones, no quería ser grosera pero tampoco podía permitir que la situación adquiriese un rumbo equivocado. En lugar de ello dejó que el mago por sí solo se percatara del anillo que llevaba en su dedo, un símbolo más que claro de cuál era el estado de la Triviani actualmente y que en sí debería ser motivo suficiente para frenar cualquier arrebato por parte del Malfoy. Y sin embargo las palabras que siguieron no hicieron más que demostrarle cuan equivocada estaba en sus suposiciones, Lacrimosa no se echaría atrás ante algo así, ya debería saberlo. ¿Es que acaso le estaba provocando? Si tan solo Pik escuchara semejante conversación…; el Ángel Caído solía tener un temperamento mucho más estable que el de su prometida, pero cuando lo perdía podía llegar a ser peor que cualquiera de sus rabietas.

 

- Lacri…, no – masculló la Black depositando su mano libre en el pecho del Malfoy y así hacerle retroceder – Sabes que te aprecio mucho, hemos sido compañeros, amigos y hasta amantes durante muchos años, pero creo que ya te has percatado de cuál es mi situación actual – agregó endureciendo su expresión – No te creo que entre mi hijo y esto… – dijo señalando la joya en su anular – …no te hayas dado cuenta aún de lo que está pasando.

 

Massimo no era un niño escandaloso, no solía llorar a no ser que realmente tuviera una razón para ello, pero lo que antes fue duda en el niño ya se había transformado en una certeza: aquel hombre no le gustaba. Hizo morros y gimoteaba enojado cada vez que le veía acercarse, seguía sin quitarle la vista de encima y ya los amuletos de su madre no eran suficientes como para mantenerle distraído. Alyssa retrocedió manteniendo así la distancia con quien antes supo ser su compañero de bando; no mentía, de verdad lo apreciaba pues nada podría borrar la historia que ya estaba escrita, pero tampoco iba a permitir que se malentendieran sus intenciones.

 

- Nos vamos a casar, Pik y yo… - agregó a pesar de que fuera un hecho bastante obvio – De hecho tu llegada no podría ser más oportuna, estamos a dos semanas del gran evento – Ahora su expresión se suavizó sutilmente al tiempo en que clavaba la mirada en los ojos miel del mago – Siempre fuiste una persona sumamente perspicaz, sabes muy bien que nuestro último encuentro fue producto de mi despecho y lo dolida que estaba…, pero jamás modificó mis sentimientos. Amo a Pik, lo amaba entonces y lo sigo haciendo ahora, tenemos un hijo juntos y estamos por casarnos.

 

¿Es que podía dejarlo más claro? Por lo visto las sutilezas y las indirectas no funcionaban allí, aunque le parecía redundante tener que estar diciendo todo esto no dejaba de ser necesario para poder marcar los puntos. No era ninguna santa ni el Macnair tampoco, eso ya lo sabían, ella misma había tenido muchos encuentros con otros compañeros del bando y hoy en día eso no le impedía seguir viéndolos como viejos amigos…, a lo cual Lacrimosa no era la excepción.

 

- Siempre serás bienvenido en mi casa, no le negaría asilo a un amigo – agregó finalmente respondiendo a sus palabras – Pero ya sabes cuales son las condiciones.

 

@@Lacrimosa Malfoy

Editado por Alyssa Black Triviani

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Anunciando la campaña

Caminaba por las calles de ottery con los brazos llenos de carteles , estaba un día mas visitando mansiones para anunciar la campaña que estaba llevando a cabo en del departamento de criaturas.

 

Era muchas familias que visitar ya un no faltaban muchas por visitar , reviso la lista para ver cual mansión me tocaba visitar esta oportunidad y esta vez tocaba visitar el castillo Triviani
Entro la castillo y puedo ver que en la entrada hay un estanque frente a la puerta del castillo pero no sé que me daba como una sensación de escalofrió ver el estanque.
Toco la puerta de la entrada esperando ser atendida por algún miembro de la familia y cuando veo que me reciben ,me presento
- Hola soy Mary Croft Atkins jefa del departamento de regulación y control de criaturas mágicas, venia para informar que en el departamento de criaturas estamos llevando a cabo una campaña para el registro de criaturas y prevención de plagas y le entrego en cartel con la información y me quedo a esperar para ver si surgía alguna pregunta
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—Eso espero Macnair, que no me gustaría compartirte esta noche, que tu visita me ha sorprendido realmente. —aceptó con la sonrisa traviesa en los labios.

 

Tomando entre su surda la cajita que le tendía la bruja, en sus ojos apareció un atisbo de curiosidad, ¿un regalo? Tenía demasiado tiempo sin recibir uno, por lo que no dudaba que le encantaría por más pequeño que fuese, abriéndolo sin pensarlo, se sorprendió un poco por el contenido. Un sencillo dije y una cadena de plata, con la letra M, era hermoso y algo que no dudaría en utilizar.

 

Despegando sus ojos del regalo, se permitió admirar el escultural cuerpo de su invitada, que estaba más que expuesto con el vestido que traía puesto. Su vista se quedó fija unos segundos en las largas piernas de la peliroja, para después negar con tranquilidad y dejar en el tocador su obsequio, desabrochando un poco su bata de baño, tomó entre sus manos la cadena.

 

— ¿Me la pones? —preguntó sentándose a los pies de la bruja, dejando ver un poco más de la piel tersa que formaban parte de sus pechos.

 

Aprovechando ese momento, colocó su mano sobre la pierna de su invitada y acarició con su pulgar el muslo de la bruja lentamente, hasta tocar el borde del vestido y sonreír con diversión. La situación quizás sería más interesante de lo que realmente le podría haber parecido en otro momento.

 

— ¿Te la pasaste al menos bien en la fiesta? Sería lo justo, que una de las dos lo disfrutara… porque yo no tanto. —aceptó con un puchero en sus labios.

 

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Sus ojos verdes brillaron con violencia, éstos parecían reflejar el crepitar de unas llamas inexistentes en la habitación mientras Mía jugaba con su mente quizás sin saber lo que lentamente provocaba, su raza le permitía el gozo y la lujuria sin sentir un ápice de pena, pudor o arrepentimiento más tarde aunque el lazo que las unía o las uniría cuando Alyssa contrajera nupcias con Pik lo volvía todo con sutileza porque eran dos damas, un poco más morboso. No apartaba la mirada de su rubia melena aunque cada ciertos segundos le permitía deslizarse por la resbaladilla de sus pronunciadas curvas alimentando de ese modo su curiosa imaginación dibujando así una media sonrisa traviesa en sus labios, complacida además por la aceptación de su regalo.

 

—Por supuesto, permíteme— Se apresuró inclinada en el sofá tomando la cadena entre sus finos dedos.

 

No había pasado por alto la insinuación de Black Lestrange más había sabido comportarse respirando pausadamente pues su sangre de demonio bullía para entonces hormigueando sus venas y cosquilleando su estómago haciéndola sentir inquieta, como un felino que ya lleva demasiado tiempo escondido y desea saltar sobre su presa para saciar el hambre. Le pidió que se volteara un poco con la piel erizada por el breve contacto y las mejillas ciertamente ruborizadas por el repentino cambio de temperatura abrupto y cruzó las manos delante de su pecho para que el frío dije yaciera allí mientras que con habilidad prendía el diminuto gancho tomándose su tiempo para rozar la nuca, cuello y espalda de Mía.

 

—Disfruté por ti y por mi— se atrevió a confesar recordando al Haughton, avocar aquel momento tampoco servía para calmar su lujuria por lo que rápidamente trató de enfriar sus pensamientos, aquel hombre había despertado una parte animal en ella que hasta entonces creía inexistente, —Hasta que Nathaly interrumpió.... Listo— rodó un poco los ojos al pensar en su hermana y la forma infantil en que cortó su encuentro con Dovakhin, el que con honestidad no había culminado ni empezado por culpa de la muchacha engreída y acercó sus labios hasta el oído de la rubia para hacer énfasis en la palabra final con tan solo un susurro tratando de rozar la suave y cálida piel una vez más, su aroma era embriagante.

 

—¿Era eso de lo que querías hablar conmigo, del "bombero" de la fiesta?.

 

@@Mia Black Lestrange

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En los hermosos jardines del castillo Triviani me deleitaba con una manzana sentada en unos de esos bancos de mármol que quizás tenga la misma edad del castillo. Aquella mañana todo parecía estar mas reluciente gracias a que el sol brillaba con armonía y no con discordia, pero aun así el aire del venidero otoño rozaba de vez en cuando algunas flores dándole el ultimátum a sus pétalos de que pronto la nueva estación se los quitaría. El motivo por que estaba sentada en el amplio jardín no es menos que esperar a un invitado que hace ya algo de tiempo conocía pero no había tenido lo suficiente como para conocerlo de una forma más informal.

 

 

No me molestaba esperar en lo absoluto, mas bien, por cuenta propia había venido para conocer más del recinto. Sabía que no muy lejos estaba un bosque con un cementerio en sus entrañas y mi ser estaba más que dispuesto en ir allí lo antes posible pero en mi vano pensar creo que recibirlo en el cementerio familiar no es la forma sagaz de dar una buena impresión, optar por el jardín es lo mas sensato aunque quizás me equivoque pues todo el castillo, aunque es hermoso en sí, carece de normalidad y estabilidad.

 

 

Mi manzana se quedaba sin cuerpo a medida que el sigiloso tiempo pasaba pero mi tranquilidad aun conserva su templanza y gracias a eso el meditar se apodero de mi ¿Donde estaban mis modales? Él no podía pasar sin que nadie de la familia lo recibiera, podía ser atacado al dar dos pasos en falsos en el recinto si yo no estaba allí para darle la bienvenida. Incineré lo que quedaba de la manzana con la mano y me levante sin darle otra mirada al jardín para luego disponerme a caminar directo a la entrada, espero no sea ya demasiado tarde.

 

 

 

 

@@Alexander Fox

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¿Castillo Triviani?

 

Era la primera visita que hacía a una hogar que no era el suyo, estaba bastante curioso y deseoso de encontrarse nuevamente con la señorita Susan Grave Van Goldstein, no le conocía demasiado, pero estaba dispuesto a conocer y averiguar si ambos podrían tener una amistad que durara mucho tiempo. Sus pasos eran apresurados deseando no hacer esperar a la femenina, apenas llegó comenzó a observar con sus orbes dorados la belleza del castillo, había un aura más oscuro que le rodeaba, pero la verdad estaba enamorado de la construcción, se veía genial.

 

Acomodó su chaqueta negra que había decidido llevar, para después adentrarse hacia la entrada, observaba todo con curiosidad para acomodar un poco el cabello rojo que ese día se estaba destacando más por su vestimenta oscura que llevaba ese día una chaqueta y pantalón negros junto a una franela gris, esperaba ir presentable, él no era un amante de la moda, pero no deseaba verse mal.

 

Busco con la mirada a la joven, no sabía hacía donde ir, ni siquiera estaba seguro que debía aventurarse a irse lejos, su lado vampiro le estaba dando una alarma indicándole que no era totalmente seguro, cosa que le extraño , pero decidió hacerle caso esperar, en ese momento sacó un pequeño frasco de cristal con una cinta roja, adentro estaba lleno de pequeño dulces de todo tipo, odiaba hacer una visita y no llevar por lo menos un regalo y ya que había hecho una visita a la tienda de dulce le parecía una buena opción.

 

- Buenos días Señorita Susan - saludó con una sonrisa gentil, para hacer una sutil reverencia, había llegado mientras Alexander todavía admiraba el lugar, aunque a su vez la esperaba para no perderse - Muchas gracias por la invitación a su hermosa casa - comentó respetuosamente.

 

@@Susan V. Goldstein

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Mi sonrisa hizo un ligero ensanche al ver en la entrada al vampiro de cabello color carmesí, lo pillo observando con interés el lugar y gracias a eso mi llegada fue casi una sorpresa - Hermoso lugar ¿No es así?... - Le sonreí con sutileza y en seguida le correspondí la reverencia como toda una dama de la era victoriana.

 

 

- Para mi es un gusto que halla aceptado mi invitación. - Asentí - Y debo confesarte que eres el primer ser que invito al castillo.

 

 

Mi sociabilidad carece de expansiones y siendo franca esta muy bien así pero quise hacer algo diferente esta vez trayendo hasta aquí a Alexander Fox, de todas las personas lo escogí a él para que conociera mi hogar y así tratar de ganar una amistad valiosa pues odio que los vínculos de este tipo fueran efímeros, me hacen perder mi tiempo. Mis ojos lilas lo detallaron por un instante y se percataron del frasco lleno de golosinas en su mano ¿Eso sería un regalo? Es una pena que yo no había sido tan detallista como él para recibirlo con un obsequio sin embargo estoy dispuesta a compensarselo. Mire hacia los lados para luego volver a posar mi vista en sus ojos de oro.

 

 

- Este sitio es enorme Alexander, y tiene lugares muy hermosos. Hace un instante estaba en uno de los jardines y tal vez te insista en que debes de conocerlo pero tal vez halla algo en especifico que quieras conocer. - Le regalo una media sonrisa condescendiente - Puedo darte la oportunidad de que escojas.

 

 

 

@@Alexander Fox

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El coquetear estaba en su naturaleza, siendo algo que no podía controlar a menos que realmente deseará hacerlo. Pero rara vez lo hacía, le gustaba provocar a las personas y hacer que desearan algo más que una simple charla, pero estaba consciente de que quizás con la Macnair no fuese la mejor opción, porque tarde que temprano terminaría trayendo más implicaciones, aunque ciertamente en ese momento poco o nada le importaba.

 

Cerrando los ojos, se giró dejando a la peliroja hacer su labor. En el instante en que sus dedos tocaron su cuello, la temperatura de su cuerpo comenzó a subir rápidamente, provocando que su respiración se agitará lentamente. Con una inhalación, disfrutó del toque y se acercó un poco más al cuerpo de la bruja en cuanto esta susurró en su oído.

 

— ¿Quién es Nathaly? —preguntó en cuanto se giró.

 

Levantándose, se encaminó hasta la cama en donde se dejó caer sin ningún pudor. Mientras esperaba la respuesta a su cuestionamiento, de la misma manera, que en su mente aparecían imágenes de lo que seguramente habría disfrutado el bombero y Arya hasta antes de ser interrumpidos.

 

La sonrisa se curvó en sus labios al imaginar lo irónico de la situación. Siendo interrumpidos por una completa extraña, al menos para uno de los dos. Negando lentamente, indicó que no era eso realmente de lo que quería hablar con ella, sino del cambio de sus ideales.

 

—Me sorprendió verte en la fiesta… eso es lo que realmente quería hablar, ¿qué ha pasado contigo Arya? Sé que eras fiel a unos ideales completamente diferentes, pero ahora lo eres a los míos.

 

Su pregunta por fin salió de sus labios, mientras la invitaba a sentarse a su lado y comenzar con su conversación.

 

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Editado por Mia Black Lestrange
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Alguien golpeó la puerta pero como Alyssa se encontraba aún con Lacrimosa le hizo un gesto al elfo para que fuera a abrir, de ese modo estando en el salón no le costaba para nada escuchar la conversación que se llevaba a cabo en la entrada. La situación con el Malfoy se había tornado incomoda, tan tensa que podría cortarse con una pluma, por lo que en cuanto prestó atención a la presentación de la joven bruja aprovechó la ocasión para escabullirse. Se disculpó con el mago para dirigirse al vestíbulo del castillo donde desplazó al Chuck que había abierto la puerta, fuera en el descanso aguardaba una de sus compañeras de bando e integrante del escuadrón que ella misma presidía, con un folleto en la mano y un tanto sorprendida por el repentino cambio de interlocutor.

 

- Mary – saludó la Triviani esbozando una sonrisa – Pasa por favor ¿deseas algo de tomar?

 

Con un gesto indicó a la Croft para que la acompañase hasta una sala que se encontraba al final del pasillo, no quería ir al salón pues sabía que Lacrimosa estaba allí y de momento no quería lidiar con él. La sala era pequeña pero confortable, con una serie de butacas y una pequeña mesilla en el centro que serviría para que ambas pudieran tomar el té luego. Alyssa le indicó a su compañera para que tomara asiento mientras que ella misma hacía lo mismo, aún cargaba a Massimo sobre sus caderas por lo que ahora lo acomodó en su regazo mientras que el niño jugaba con el dragón de juguete que siempre le acompañaba.

 

- Ponte cómoda – agregó la Black - ¿En qué puedo ayudarte?

 

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