♥ Familia Tonks ♥ (MM B: 78211)

[Darian Mcnair]

Una vez que me aparecí en la propiedad, afuera de la puerta de la cocina puedo escuchar como los hechizos impactan contra la estructura y producen ruidos secos, sin perder tiempo y recordando lo que me enseñaron mi Altos Rangos levanto mi varita y exclamo - Corpus Patronus - miles de hilos emergieron de mi varita y formaron un gran y robusto lobo estepario, sus garras y colmillos eran increíblemente afilados y con su apariencia juvenil lo hacia un lobo ágil y despierto el lobo se posiciona a cinco metros mio y tiene la orden de protegerme a mi y a mis compañeros y si tiene la oportunidad de ataca, tambien puede hacer.

 

 

Sin quedarme contento vuelvo a levantar la varita y exclamo - Avis! - una docena de chotacabras sale de la punta de mi varita y se colocan flotando al rededor mio a unos dos mts listos a recibir cualquier hechizo que venga hacia mi. Aun no iba a entrar en la vivienda ya que quería escuchar donde los impactos de los hechizos sonaban mas fuerte y ahí ir a ayudar.. o simplemente me pondría a pelear con lo primero que me cruzara.

[Juliens]

La situación era, cuanto menos, interesante. ¿Cómo podía librarse de forma adecuada aquella batalla? Lo que sea que de su varita saliera sería peligroso, era magia complicada hecha para dañar. > se dijo. Todos sus ataques tenían una defensa posible, todos y cada uno de ellos podían ser repelidos por magos con un ápice de competencia.

--Cinaede-- dijo apuntando con su varita a una de las mortífagas (Shalyit).

Bastian no esperaba con eso matar a su contrincante, o quizá sí, era algo que aún le costaba entender. ¿Todas sus acciones estaban siendo justificadas? ¿Valía la pena lanzarse en una guerra en donde el un lado no tenía escrúpulos y el otro -en su mayoría- intentaba hacer lo correcto.

Pensó en las flechas de fuego haciendo que de su varita saliera disparada una lluvia de filamentos de fuego que tenían como objetivo causar daño Shalyit. De nuevo un ataque fácilmente podía evitarse.

[Leah Snegovik]

—Detritus.

 

Su cuerpo, del de Arya y el de Shalyit quedaron cubiertos por una bruma gaseosa azulada que se ofuscó en cuanto acabaron, para protegerlas de todos los ataques físicos que pudieran venir en adelante. Estaban trabajando como un equipo y por ello las cosas estaban saliendo bien, pero la mujer empezaba a sentir la adrenalina en todo el cuerpo y era una cosa que no podía desperdiciar.

 

—Fuego Negro.

 

Una esfera de fuego azabache apareció a varios metros de su cabeza para reemplazar a la primera, así que cuando hubo terminado, invocó una segunda.

 

—Fuego Negro.

 

La segunda esfera apareció en paralelo a la primera, flotando como una sentencia de muerte segura para los odefos.

 

—Ya casi —murmuró divertida, pensando en volver a usar la katana en un futuro cercano. ¿Y ese? ¿Qué no estaba muerto? Cosas de la vida.

[Patrick Colt]

De pronto, sin poder ver a lo que se enfrentaba, la ceguera en sí mismo hizo efecto. De algún lado del campo de batalla lo habían atacado y él no pudo reaccionar para defenderse. Quizás hubiera podido emplear el silencius en su atacante, sin embargo tras la sorpresa había sido imposible anticiparse.

 

Episkey. Pensó inmediatamente y su vista se curó en el acto del strellatus de Lisa po r segunda vez. Sacudió su cabeza para volver a enfocar su mirada oro a través de las rendijas de su máscara. Y, en ese mismo instante, logró apreciar a Romina Targaryen. No la conocía y quizás no se puso a evaluar a la mujer, lo que sí tuvo para reaccionar inmediatamente fue que Darla había quedado enceguecida por el mismo strellatus de Lisa, a lo que pensó nuevamente en un Episkey para sanar la ceguera de Darla.

 

Las cosas pintaban un poco confusas para el Tempestad, se veía claramente como estaba poco acostumbrado a las batallas desde hacía mucho pero iba a seguir insistiendo hasta matarlos a todos, no los quería ver deambulando por Ottery nuevamente.

[Darian Mcnair]

Una vez que siento que mi lugar esta dentro de la vivienda entro corriendo con el lobo por delante, seguido por mis chotacabras y finalmente yo, al adentrarme dentro de la vivienda, veo como la silueta de Madeleine se encontraba en problemas, giro mi cabeza y veo como estaba combatiendo contra una figura que me resultaba conocida, pero no podía saber quien es... por el momento. Ordenando a mi AVIS a que atacaque a (Arya) , levanto mi varita apuntando a Madeleine y exclamo - Aquerora - una masa de agua cubre a mi compañera y la protege ademas de curarla un poco.

Todavía apuntando a su atacante (arya) exclamo, - Floreus - el siguiente hechizo que haga se va a ver malogrado por un hermoso ramo de rosas rojas. Me coloco junto a mi compañera y esperamos a ver que hace nuestra contrincante o alguno de sus infames compañeros. El lobo aguardaba mis ordenes

[Hugo J. Haughton]

Al parecer el ambiente iba a resultar animado para todos los presentes, pues los pollitos habían aparecido ante el llamado que habían provocado los mortífagos. Hugo se quedó contemplando en un segundo plano la escena mientras recibía una capa fina que protegería su cuerpo de posibles ataques físicos. Sintiéndose algo más seguro ante esa capa, se movió con agilidad para poder decidir algún oponente, pero no pudo hacer nada, pues un flashazo le dio en los ojos y provocó que empezara a ver de manera borrosa.

 

¡Episkey! - exclamó agitando la varita hacia sus ojos, provocando que de esa manera pudiera ver con claridad a sus objetivos. Fijándose en Lisa, que parecía de cierta manera la que llevaba el cotarro en aquella ocasión, apuntó con su varita y exclamó: - Sectusempra - un rayo salió de la varita del Haughton hacia aquella bruja, impactándole en el pecho y provocándole serias heridas que la desengrarían.

 

Si todo iba según lo esperado, Lisa estaría desangrada en unos instantes y no podría realizar nada contra ellos. Su muerte sería inminente.

[Ellie Moody]

Sus dedos se cierran con firmeza en torno a Fae. No está nerviosa, sino preocupada, pues no ha tenido la oportunidad de volver a entrenar esos poderes. En aquel momento, sin embargo, no es un motivo para detenerse. Ya ve a sus compañeros llegar al campo de batalla... y, obviamente, los mortífagos notando su presencia. Así que, asomándose por la ventana para ver bien a sus objetivos, alza la varita.

 

Sin embargo, cuando escucha la puerta abrirse, ocurre un cambio de plantes

 

Al darse cuenta de que está silenciada, está segura de que allí acabo la pequeña aventura... pero no es así. Uno de sus compañeros, Darian, irrumpe en el salón. Y antes de que nadie pueda reaccionar, la protege con sus poderes de Templario; creado un Aqueora a su alrededor. Madeleine de pronto se ve encerrada en un domo de agua. Y allí impactan los ataques de los mortífagos que la tenían acorrada, aunque no la protegen del Cinaedae. Antes de que termine asfixiada con ella, se ve apresura a pensar en un anapneo para destapar sus fosas nasales.

 

Y entonces, alza la varita hacia ellos, al tiempo en que avanza un par de metros hasta quedar a ocho metros de Patrick, ese viejo oponente.

 

—¡Ardius... Lusentium! —espeta con firmeza, haciendo uso de todo el coraje que es capaz de concentrar. La onda mágica avanza, invisible, hasta alcanzar al mortífago y privarlo del sentido de la visión. Y todavía con la varita alzada en su dirección, piensa en el hechizo para invocar la espada legendaria, gladius. Apenas ésta aparece en la mano libre, la clava en el suelo del salón (luego tendrá que disculparse con Ishaya). De esa forma, el poder de Patrick quedará minado, evitando que pueda realizar su siguiente movimiento.

[Mei Black Delacour]

El patronus con forma de hipogrifo llegó hasta ella a tiempo, pero no pudo acudir tan rápidamente como hubiese deseado.

 

―Lisa me necesita ― susurró al hombre, sabiendo lo que eso significaba. El rumano asintió con la cabeza, no eran necesarias demasiadas palabras, la conocía lo bastante bien como para saber que debía ir en su ayuda ―. Por favor, cuídalos ― volvió a murmurar, dejando en los brazos del Van Halen a un pequeño Henry totalmente dormido.

 

Depositó un suave beso en la frente del pequeño, otro en el de la niña -que ya se hallaba sobre la cama- y a su esposo, dando media vuelta y saliendo corriendo escaleras abajo. En el camino, sus ropajes cambiaron gracias a un movimiento de su varita, dejándola con un vestido corto pegado al cuerpo, zapatos a juego y por encima una capa de viaje a la cual se colocó la capucha, dejando su rostro en sombras, pero no más de ello.

 

 

Apareció a unos diez metros de distancia de los terrenos de la familia Tonks, lugar donde se estaba llevando a cabo la situación de batalla. Y ya con varita en mano, estaba lista para dar lo mejor de sí hasta donde pudiese.

[Hugo J. Haughton]

Su hechizo curativo no había podido salir correctamente, por lo que el rayo que lanzó posteriormente había ido en vano a cualquier lugar menos a su objetivo, provocando serios destrozos en los terrenos de aquella familia.

 

- Episkey - fue una de las palabras que salieron de la boca del mago mientras apuntaba hacia sus ojos. De manera inmediata su vista iba recuperándose. - Episkey - volvió a decir de inmediato y sus ojos se curaron por completo, preparado para poder tomar nota de todas las acciones que se iban desarrollando en aquel asalto.

 

Sus compañeros habían empezado a desarrollar acciones combativas más fuertes. Los fuegos volaban de un lado para otro, las acciones defensivas de los oponentes eran cada vez más amplias. El miedo a la muerte se podía respirar en el ambiente, así como la adrenalina que muchos de los presentes sentían. Hugo estaba preparado para continuar con la acción, sólo tenía que elegir bien a su oponente y apuntar con la varita para lanzar cualquier hechizo que pudiera ser mortífero para él.

[Mei Black Delacour]

Corrió, entrando a la propiedad y llegando a los jardines delanteros de la mansión, lugar donde tanto mortífagos como miembros de la Orden del Fénix se hallaban ya luchando. Con cuidado, se posicionó a no más de siete metros de todos sus enemigos, por lo que sus compañeros quedaron a su alrededor, a no más de tres metros de distancia de ella. Levantó el brazo, apuntando al cielo con su varita, y sin más, conjuró:

 

―Ardius Corpus Patronus ― dijo a viva voz, haciendo que de su varita salieran varios hilos color plata que se unieron hasta dar la forma de un ridgeback noruego que de inmediato se volvió totalmente corpóreo. Volaba por encima de la cabeza de todos los presentes y sin más, comenzó el ataque: envió dos llamaradas, una directamente a Darla y la otra a Leah.

 

―Strellatus ― bramó ahora, haciendo que una luz cegadora hiriera gravemente los ojos de Hugo, Leah, Shalyit, Patrick y Arya (a los cuales aquellos dos últimos alcanzó a ver dentro del castillo por uno de los ventanales), causándoles una pésima puntería por el resto de la redada si no se curaban a tiempo.

 

―Limitate ― susurró a continuación, haciendo que el efecto inmediatamente impactara en Darla, imposibilitándolo de hacer hechizos que requiriera de su varita como rayos e invocaciones durante un largo tiempo.