♥ Familia Tonks ♥ (MM B: 78211)

[Juliens]

Él iba a seguir atacando, eso estaba claro. ¿A quién? ¿Quién era en ese preciso momento el problema más importante? Lo supo, una de las brujas que lo había atacado con Fuego Maldito Mortis. O quizás no. Se dispuso a curar sus sentidos pero no hizo falta, aquel murmullo de eleboro recuperó su habla permitiéndole continuar en aquella batalla. Miró a su esposa de reojo y le guiñó el ojo, aunque debido a la luz seguramente no se vería.

 

 

Invocó la daga del sacrificio. En su mano izquierda se materializó aquella peculiar daga que le permitiría, entre otras cosas, crear un vínculo de daño o de protección contra quien sea que él quisiera. Acto seguido, mientras se cortaba la pierna izquierda, dijo:

 

--Immolo oppugnare

 

El poder de la daga tenía como objetivo dañar a Tauro. pensó en un episkey para curar la herida que él mismo se hizo.

[Arya Macnair]

—Espejo de niebla, Fuego Maldito

 

Segundos más su padre y Alyssa hicieron aparición, el regalo de éste le supo perfecto como un buen desayuno por la mañana. Hizo creer a todos los que la estuvieran observando que tenía el poder y la capacidad suficiente como para invocar aquello y rápidamente una llamarada violenta brotó de su varita hasta adquirir la anatomía de un lobo adulto que sin miramientos corrió e impactó de lleno en el pecho de Darian casi a la altura del cuello, cerca del corazón, allí donde haría un daño prácticamente mortal y no habría forma de defenderlo. La piel ennegreció y se chamuscó en cuestión de un suspiro así como la sangre no se hizo esperar junto a las ampollas, el dolor debería de ser insoportable pero a ella demasiado no le importaba, por desgracia no había sabido controlarse y ahora la jaqueca la estaba matando.

 

—Sectusempra

 

Apuntó nuevamente en dirección al Mcnair, y no su familia sino a Darian para que todo su verdadero poder se canalizara en la diestra y fuese capaz de enviar un rayo mortal justo al cuello del mago donde la arteria principal pasaba intercalando su hechizo al de Juv. El sectusempra saldría entre su primer y segundo hechizo dejando margen nulo a Darian para defenderse. Caso de impactar lo mataría en el acto y sería una baja considerable pues el muchacho parecía una piedra en el zapato para la pelirroja que lentamente comenzaba a ponerse de mal humor, aun frotaba sus ojos por inercia y el haber perdido a Teddy en un arrebato de furia le recordaba que más tarde Ámbar exigiría su juguete.

[Ky.]

La Macnair sintió como una capa de gas en color azul volia a cubrirle, al parecer a su Angel Caído le gustaba hacer aquel tipo de regalos. Por lo que todos los ataques que había recibido en ese momento nada logro impactarle. Tras escuchar las palabras de la Fenixiana(Valkyria) que en ese momentos solo le importaba segundos antes de que de su varita salieran las flechas de fuego, la demonio pensó Salvaguarda Mágica.

 

Para ese momento su cuerpo se hizo intangible, dejando pasar aquellas flechas de fuego. Así que de nuevo movió su varita y pensando en Maldición el siguiente hechizo de la Fenixiana(Valkyria) le saldría mal, quedando como una tonta frente a todos los presentes.

 

-¿Por qué aun llevas luz? ¿tienes miedo de que vaya por tu familia?

 

La pregunta fue directa, si la mayoría de aquel bando se decían pelear por el bien cual era su miedo y por que tenían la luz encima.

[Leah Snegovik]

—Celerus Detrirus —pronunció de mal humor, haciendo que una bruma cubriera su cuerpo, el de Arya y el de Shalyit y en cuanto estuvo lista, terminó con un Episkey para sanar sus ojos—. Fuego Maldito Mortis.

 

Tres llamaradas en forma de Aethonan aparecieron de la punta de su varita y salieron al vuelo hasta lo más alto, cayendo de forma precipitada sobre la cabeza de Mei, Valkyria y Elvis. Posteriormente, como si no tuviera suficiente, alguien volvió a hacerle un Strellatus. ¿O fueron dos? Maldijo en voz alta, sabiendo que nadie le prestaría atención entre tanto alboroto y pensó cómo haría para salir del incendia din, aunque algo le decía que estaba a punto de acabar por la muerte de Lisa. Todo estaba siendo un suplicio tremendo, pero se debía a que la cantidad de gente que había empezaba a marearla.

 

¿Esa era la voz de su esposa? Tragó saliva. Tenía que ponerse en la onda, rápido.

 

-Solo un poco más, mi amor, calma.

[Pik Macnair]

Tenía que aprovechar el tiempo a su favor, crear defensas y ayudar a sus compañeros los cuales lo necesitaban. Contaba con cierto poder mágico que otros magos carecían y debía de aportar aquel conocimiento a quien lo necesitaba. Alyssa había aumentado su poder y no necesitaba estar protegiéndola, ella sabía como hacerlo. Alzó su arma e hizo un nuevo movimiento con su arma

—Expectro Protego — un manto de oscuridad surgió a varios metros encima de él, las sombras se acumularon en un punto y dieron forma a un fénix de oscuridad adulto. Con ojos rojos y una mirada penetrante el anima empezó a volar alrededor del Macnair, con la orden de defenderlo ante cualquier ataque y curar a sus compañeros que necesitaban su ayuda. El depositó una lagrima en Pik y voló luego hacia donde Leah, depositando una en sus ojos para curar a ambos del efectos del Strellatus.

Mei empezó a curarse de las heridas provocadas por sus hechizos y, aunque se curara, aun debía hacer unas cuentas más debido al poder de sus ataques. Pik volvió a proyecta un primer corte en diagonal en el pecho de Mei, seguidamente proyecto un segundo corte en el mismo lugar, creando una cruz en su cuerpo que estaba conviertiendose en una cascada de sangre. Mei iba a morir pronto y su trabajo era robarle su vida.

[Ellie Moody]

Un león de fuego trata de atacarla, pero el domo de agua la protege. De lo que no la protege es de otras llamaradas, estas con forma de ¿conejos?; éstas tienen más poder y el agua, por ilógico y roto que suene, no es problema para ellas. El fuego le abraza la piel y pronto se encuentra gritando del dolor. Sin embargo, no deja que eso acabe con ella. Con la varita en mano, piensa en un episkey, para que las heridas provocadas por el Fuego Maldito de Pik comiencen a sanar. Seguidamente siente la muñeca de la diestra fracturarse y, como si no fuera poco, de nuevo el veneno tratando de asfixiarla. Es un fastidio cambiar la varita de mano, pero no hay de otra.

 

Quiere curarse, y entonces...

 

... entonces una fastidiosa confusión la golpea. ¿Quién es? ¿Dónde está? ¿Por qué hay una esfera de agua a su alrededor? ¿Por qué le falta el aire?

 

Y tan rápidamente como apareció, se desvanece. Está bien, pero ha perdido tiempo.

 

Anapneo, piensa entonces, para destapar sus vías respiratorias.

 

Y finalmente, se ve obligada a usar la curación para sanar las quemaduras provocadas por otro fuego maldito, aunque éste con forma de threstal.

[Romina Black Lestrange]

No pudo evitar sentir algo de rabia al notar que los hechizos que había lanzado anteriormente no habían salido. Miró en todas las direcciones, tratando de averiguar quien la había silenciado, pero no lograba ver a su atacante, aunque al menos le hubiese gustado saber de quien se trataba para poder atacar después, ya que a pesar de que los mortífagos llevaban máscara, no le era tan difícil reconocer a quienes la habían atacado.

 

En una distracción le impactaron dos fuegos negros y un fuego maldito por lo que tuvo que cerrar los ojos y apretar sus labios con fuerza para evitar gritar o que se le escapara alguna lágrima delante de todas esas personas. Momentos después sintió que una de sus quemaduras (enviada por Darla) comenzaba a sanar de emergencia, e inmediatamente supo que Lisa la había curado.

 

—Aqueora— murmuró haciendo que un escudo de agua cubriera todo su cuerpo de pies a cabeza. El hechizo no solo la había curado de emergencia por el fuego negro enviado por Leah, sino que también la protegería por unos minutos, lo que esperaba que le diera algo de ventaja.

 

<<Episkey>> pensó esta vez cuando de emergencia el fuego maldito enviado por Darla, por lo que sus quemaduras comenzaron a sanar rápidamente. <<Episkey>> pensó nuevamente para curar por completo las quemaduras causadas por el fuego negro enviado anteriormente por Leah.

[Pik Macnair]

Aprovechó el momento que tenía y volvió a elevar su varita.

—Fuego negro —dijo, concentrando su poder mágico en un punto en el cielo— Fuego negro —repitió, haciendo lo mismo. Dos bolas de fuego negro surgieron del cielo, entre ambas tenían varios metros de distancia. Ambas esferas empezarían a acumular poder mágico con la única orden de atacar cuando el Macnair lo ordenara. Si todo salía como planeaba aquel hechizo eran dos muertes seguras.

Mei aun se encontraba herida y pronto moriría, por lo que esperó el siguiente movimiento de la Líder de la Orden del Fénix. Dentro de todos los mortífagos era Leah la cual se encontraba en mayores aprietos y decidió ser condescendiente con ella. La apuntó con su arma e hizo otro movimiento.

—Detritus —una capa de gas transparente rodeó al Macnair y Leah en aquel momento, dejando a ambos mortífagos protegidos de cualquier ataque que se dirigiera en su contra. De aquella forma los dos Ángeles Caídos podían aprovechar un par de minutos para atacar sin necesidad de preocuparse de muchos hechizos que podrían caer en su contra.

[Hades Ragnarok]

Ladeo la cabeza observando el sitio. Estaba allí esperando a que alguna cosa sucediera. Había estado en al Riddle después de entregar los informes de la misión que le había sido encomendada y por lo cual había pasado prácticamente 5 meses fuera de Londres. Suspiro, los líderes estaban felices con los resultados, ahora podía estar a sus anchas y volver a lo que amaba, sin embargo, sentir como ardía la marca tenebrosa en el no tenía precio, apenas acababa de llegar y ya lo necesitaban.

 

Sin pensarlo 2 veces se coloco aquella mascara blanca con dibujos negros que el caracterizaba, coloco los guantes de seda negra en sus níveos brazos e hizo desaparecer su calzado, por lo que estaba ahora descalzo, después de aquello no hizo mas que mover la varita para cambiar su túnica a la clásica de seda que usaba para hacer de las suyas cuando salía a jugar sediento de sangre, solo esperaba que Leafa estuviera pro allí, deseaba derrotar y disfrutar la muerte de su mortal enemiga.

 

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Apareció en el habitad de la familia tonks, aquella casona, mansión o hacienda que les pertenecía. Tras la máscara dibujo una mueca de sonrisa, simplemente iba a divertirse, si moría, pues que mas daba, ya se había acostumbrado a la transición de la muerte. Rápidamente se movió quedándose en la parte de afuera buscando el lugar perfecto para poder vigilar o actuar, sin embargo, algo lo hizo moverse más de la cuenta. Se acerco hasta una sombra que se encontraba allí (Mei), quedando a unos 5 metros de ella y le apunto con la varita, podía sentir como su instrumento mágico deseaba ya simplemente atacar y comenzar a derramar sangre

[Goderic Slithering]

Suspiró. ¿Por qué iría hacia allí? No tenía muy claro, sabía que iría a la muerte. No por falta de habilidad sino por la diferencia en cantidad de enemigos, además de las ya conocida diferencias de poder en cuanto a hechizos. Su capa ondeaba al viento produciendo un sonido un poco exagerado para su gusto por lo que pensaba en quitarsela pero se la dejó. Viajaba en su hipogrifo en la cercanía cuando había recibido el llamado por lo que al llegar a las cercanías de la Hacienda Tonks le ordenó a la criatura devolverse a su mansión.

 

Observó la situación ya bajo la protección de la luz que cubría su rostro. Se acercó sin llamar demasiado la atención hasta quedar cercano a sus compañeros de bando quedando, a su vez, a unos ocho metros de los mortífagos presentes. Sonrió aunque nadie lo pudo notar.<<Alguna vez debías volver, ¿no?>> escuchó una voz decir en su mente aunque seguía un poco inseguro de haber tomado la decisión correcta.