♥ Familia Tonks ♥ (MM B: 78211)

[Valky]

Sin ánimos de nada, así se encontraba la Warlock. Sentada detrás del escritorio revisaba documentos aunque a decir verdad hace mucho rato que había dejado de prestar atención a lo que hacía, ahora solo firmaba papeles de forma mecánica y seguramente tendría que volverlos a leer y corregir cosas. Rindiéndose finalmente y a sabiendas que con aquel decaimiento que tenía no avanzaría nada en los pendientes que tenía, la bruja decidió tomarse la tarde libre.

Como si le hubieran leído la mente o por casualidad, justo cuando se estaba poniendo una túnica verde sobre el vestido beige que llevaba puesta, un patronus de hipogrifo irrumpió en su oficina. Atacaban la hacienda Tonks y necesitaban su ayuda. Dejando de lado los planes que ya estaba formulando en su mente, Karkarov tras hacer aparecer sobre su rostro aquella luz blanca que protegía su identidad, desapareció rumbo a la Hacienda Tonks.

—Casi que no llegó... —susurró más para si misma mientras sacaba la varita pues sabía que dentro de segundos la usaría, ya sea para atacar a los enmascarados o para defenderse a si misma. Repaso mentalmente y si, había llevado todos los amuletos que venían en los libros. Segura de aquello se unió a sus compañero en batalla.

[Romina Black Lestrange]

La noche había caído más pronto de lo que esperaba al menos eso le había parecido tras pasar casi toda la tarde metida en uno de sus negocios en el callejón diagón. Mientras caminaba, sin rumbo aparente, el patronus de Lisa, un hipogrifo. Las indicaciones fueron simples y claras, por lo que, inmediatamente, y procurando que nadie la estuviese viendo o siguiera, giró sobre su propio eje para poder desaparecer.

Apareció instantes después en los jardines de la hacienda Tonks. Allí logró ver a un grupo de mortífagos y a algunos de sus compañeros. Su vestimenta en esa ocasión era simple y cómoda: un pantalón de jean, una remera que le quedaba algo suelta y un par de zapatillas. La varita la sostenía en su diestra y con ella apuntaba al suelo. Se sentía algo nerviosa, puesto que hace tiempo que había decidido que no entraría a batallas, o al menos había querido alejarse de aquello. Aunque algo le decía que no estaba del todo preparada para lo que suponía que vendría a continuación.

[Lisa Weasley Delacour]

- Ardius aqueora – Dije, despues de que Darla lanzase un confundus a uno de mis camaradas, logrando asi que una masa de agua entrase en contacto on mi anatomia y me ofreciese la proteccion necesaria para sobrvivir a aquella rapida embestida. Todos los alli presentes sabian que si no me frenaban de una, yo los matariacon mis habilidades. El aqueora, ademas de cubrirme por todos y cada un de los flancos me regalo un episkey de emergencia para el fuego maldito que Leah me habia enviado. Mi anatomia estaba en riesgo de entrar en shock. Curación. El efecto de los Uzzas hizo su efecto, valga la redundancia, curandome por completo del fuego maldito mortis de la angel caido. Agradecí a mi defensa por tenerla, pues el fuego maldito de Darla dio contra ella, evitando mas quemaduras – Strellatus – Los ojos de Leah, Darla, Hugo y Patrick notaron el flash que desprendía de mi energía mágica, anulando les la capacidad de ver y por ende también de apuntar – Limitate – La varita de Leah vibro junto a la miá, no lanzaría rayos ni invocaciones por un rato.

[Patrick Colt]

Se percató rápidamente de la reacción de sus compañeros. Empezó a ser testigo de los hechizos extraños que algunos manejaban y él desconocía. Cinaede, eso era totalmente nuevo para él y sus efectos aún no los había visto.

Mientras analizaba aquello, y sin prestar más atención al hechizo, se descuido por un momento pues su antebrazo ardía como fuego. Era el calor de la batalla y la adrenalina que surgía a partir de ahí.

 

El linaje de la sangre mágica estaba en juego, y cada batalla en la que participaba se lo encomendaba siempre. Alzó su varita nuevamente, buscando el pecho de Madeleine Stark y bramó:

 

-Silencius-. El efecto fue inmediato silenciando a Madeleine Stark de manera irrevocable. No podría emitir palabra alguna en breve, puesto que el hechizo neutral había impactado directamente en su garganta.

 

-Sectusempra-. El rayo verdoso surcó la distancia entre él y la Stark. El pecho de la bruja sufriría esa herida de gravedad intensa, por donde se escaparía su vida a través de la emanante sangre de su cuerpo. Moriría si no se protegía, o sino se curaba de haberle impactado.

[Romina Black Lestrange]

—Ardius— se apresuró a decir al ver como en cuestión de segundos los hechizos iban y venían, por lo que no le quedaba otra opción más que actuar—Confundus— pensó apuntando con su varita a Darla. El efecto actuaría de inmediato, provocando confusión y desorientación en la bruja, cosa que la haría perder tiempo hasta que pudiera recuperarse.

 

—¡Strellatus!— exclamó. El hechizo iba dirigido hacia Darla, Shalyt, por lo que el efecto sería inmediato, provocando que una luz las cegara, no solo impidiéndoles ver, sino que también les provocaría ardor y, en caso de no curarse, una infección.

 

Acto seguido no hizo más que buscar otro oponente para lanzar otro hechizo. —Limitate— dijo esta vez, apuntando con su varita en dirección a Leah, por lo que el efecto sería inmediato y actuaría directamente sobre la varita de la bruja, por lo que le impediría lanzar rayos e invocaciones durante los siguientes minutos.

[Leah Snegovik]

—Celerus Necromantia Lingua.

Justo después de la primera acción de Lisa, logró cancelar la misma, adelantándose al Strellatus. De esa forma, impidió que saliera el Ardius Aqueora (dejándole únicamente la curación) y que el Limitate hiciera lo mismo. El Fuego Negro llegó a su nivel tres y fue eso lo que le envió a Romina, cosa que impactó de inmediato en su cuerpo y le arrebató su primera acción.

—Expectro Protego.

Creó un Fénix a raíz de cientos de hilos negros y la criatura lloró en sus ojos, así como en los de Darla, para curar los daños del Strellatus. Después pensó en un Curación para Patrick, curando también el Strellatus. Sacó la katana de su funda, proyectando un corte de katana en el cuerpo de Lisa y abrió de un lado a otro su piel, de forma que tuviera que curarse de inmediato para no morir desangrada. Bastian había muerto por una mala utilización de los hechizos, una lástima para él.

[Darian Mcnair]

Mientras pasaba el tiempo en la comodidad de mi habitación, me estaba preparando para el enorme viaje que habíamos pensado con mi novia. No habíamos aun decidido donde iríamos, pero tal vez el destino nos guía y nos encontraríamos ante una nueva aventura. Mientras pensaba posibles destinos para nuestro viaje, un patronus en forma de hipogrifo me avisa que están atacando la la Hacienda de la familia Tonks.

 

 

Sin pensarlo sale de mi escritorio y me puse unos borsegos negros, un jean azul, una remera negra y una camisa acuadrille roja y negra y la luz cubriendo mi rostro. - Krauser!- llame a mi elfo, la pequeña criatura apareció - Están atacando la vivienda de una familia amiga, sino vuelvo. Ya sabes a donde llevar mi cuerpo luego de la batalla - el elfo asiente y desaparece. Yo me dirijo a los jardines de la Mansión Gryffindor y antes de llegar a la verja de entrada, desaparezco para aparecer justo detrás de la puerta trasera de la cocina. Los miembros de la orden, tenian permiso de aparecerse dentro de la vivienda o en sus inmediaciones.

[Arya Macnair]

—Silencius

 

¿Absurdo?, imposible, ella nunca hacía nada sin estar del foro segura. Las cuerdas bocales de Romina se congelaron y ésta no pudo de ese modo pronunciar su strellatus de manera correcta, debería tener cuidado si quería seguir con vida. Aburrida se había asomado a la contienda de sus compañeros viendo justo como Romina trataba de atacar a su alto rango, Leah por tanto había decidido actuar de inmediato. Arya torció un poco el gesto que se notó gracioso en el rostro de la vampiro, aquel desborde de sed asesina no era normal en ella, quizás sería la fecha o el estar demasiado reprimida, sus instintos salían a flote cuando Leah se lo permitía pero dejando de lado a la ángel caído y el resto de sus camaradas que la protegían, sería correcto cazar de vez en cuando para controlar su sangre demoníaca.

 

—Silencius

 

Pensó nuevamente cancelando de ésta manera el limitate que Romina quiso lanzar sobre Leah haciendo de ese modo libre a la ángel caído.

[Darla G Dumbledore]

El lugar comenzaba a llenarse de convidados y aquello era algo que no le sorprendía… mentira, si lo hacía, de hecho su propia presencia allí la ponía nerviosa y sorprendida. Sus ojos verdes seguían mirando la figura de cabello negro y pecho descubierto con la cual se enfrentaba, pero sin perder la atención a lo que ocurría a su alrededor.

La Confusión la hizo perder por unos segundos el temple de lo que estaba haciendo, alguien[Romina] había aplicado sobre ella lo mismo que ella misma había aplicado sobre Bastian. Se giró sintiendo como sus ojos ardían y luego eran curados y vio la figura que le había lanzado el ataque.

Era el tercer turno del Fuego Negro y el rubio le dio la orden de ir contra el cuerpo de Romina, no quedaba dudas que la llamarada le provocaría quemaduras tan graves que requeriría no solo un episkey de emergencia.

--Fuego Maldito --jadeó haciendo que dos nuevas llamaradas en forma de lobos corrieran una hacia Romina y la otra hacia Lisa.

--Fuego Negro --una locura pero le gustaba ver esas esferitas flotando, cuando no la atacaban a ella, claro, y ésta giraba graciosamente sobre el grupo de mortífagos enfrentados a los fenixianos.

[Ky.]

Nathaly miro a la única persona que deseaba ver aquella tarde, se paro frente a ella (Valkyria) a una distancia de ocho metros y le dedico una sonrisa, la ultima vez que se habían visto frente a frente ella era un hombre, ahora lo encaraba sin Metamorfomagia. Su varita vibro. Su corazón latía a un velocidad incomparable.

 

-Seneca.

 

La garganta de Valkyria se deshidrataría, provocando solo el uso de acciones sin el uso de su voz. Aquello iba a ser la cosa mas emocionante. De nueva cuenta realizo un movimiento de su varita y apuntando a la misma fémina (Valkyria) pensó Arena del Hechicero. Una capa de huesos cristalizados cegaron a la Warlock haciendo imposible su puntería.

 

-Lo siento, vas a morir. Si no te mato yo, te mata cualquiera.

 

Su voz era cruel, al mismo tiempo que sonreía en dirección de Arya, por su ayuda al silenciar a la Targaryen.