►—Castillo Crowley—◄ (MM B: 96477)

[Cillian Haughton]

Cillian Ryddleturn Aprendiz de la Dirección de la Red Flú y Trasladores

— Entendido, no lo olvidare —contestó a las indicaciones de Roxanne.

La espera en la puerta se antojó bastante larga, pero al final un pequeño elfo respondió. La hora de comenzar con el trabajo había llegado. La jefa del departamento explicó los detalles de su presencia, y la de su acompañante, en el castillo. El Ryddleturn asintió al escuchar que mencionaba su nombre. Solo unos minutos más y podría comenzar a conocer el verdadero trabajo de campo. Realizó un movimiento de impaciencia mientras esperaban respuesta del elfo.

 

Sobre lo que realizarían en el castillo sabía un poco gracias a los pergaminos que Roxanne le había proporcionado al ser aceptado como aprendiz pero no terminaría de entenderlo del todo hasta que tuviera practica en ello. Esperaba hacerlo bien, su madre adoptiva era la directora de aquel departamento y no podía decepcionarla haciendo un mal trabajo.

[Marissa A. Black Crowley]

La rubia miraba con atención a Franko hasta que hasta que el hombre se decidió, y se propuso acompañarla. La verdad era que no sabía si habría más gente en el Castillo con la que se pudiera encontrar y con la cual debería presentar al Lovegood, pero por el momento poco le importaba más que su estómago. Sentía un vacío y una especie de cosquilleo en la zona abdominal, y creyó que con comer algo se le pasaría.

 

-Bien, sígueme - le indicó al rubio con un ademan, mientras recorría con un andar gracil los pasillos y escaleras, que recordaba, llevaban a la cocina.

 

No estaba muy segura de porque Franko había aceptado desayunar con ella, pero ya en esas circunstancias no podía echarlo, ella misma lo había invitado. Lo que podía hacer, era divertirse un poco con él. Jugar un ratito más no le vendría nada mal, sólo tenía que encontrar alguna forma de hacer sentir incomodo hombre, cosa que no parecía ser muy difícil para ella.

 

Cuando cruzó las puertas de la cocina observó a quienes se encontraban ella, que no resultaron ser precisamente elfos. Fokker, su sobrina Joa, y Bel, que por lo que había comprendido era algo así como su prima, pero estaba segura; conjunto con ellos, un desayuno preparado y servido excelentemente.

 

-Muy buenos días, familia - comenzó saludandolos luego de que Bel le hiciera un ademan con la mano - espero no haber interrumpido nada importante. El es Franko, una especie de ... amigo mío. - terminó señalandolo y dirigiéndose a él - toma lo que desees, no pienso servirte.

 

Mientras el muchacho optó por tomar un café, ella cogió una manzana y se sentó tranquila, decidiendo por que lado comenzar a mordisquearla. -Sinceramente preferiría no hablar de eso por ahora, no estuvo muy memorable, aunque si pasaron cosas.

[Marissa A. Black Crowley]

La rubia miraba con atención a Franko hasta que hasta que el hombre se decidió, y se propuso acompañarla. La verdad era que no sabía si habría más gente en el Castillo con la que se pudiera encontrar y con la cual debería presentar al Lovegood, pero por el momento poco le importaba más que su estómago. Sentía un vacío y una especie de cosquilleo en la zona abdominal, y creyó que con comer algo se le pasaría.

 

-Bien, sígueme - le indicó al rubio con un ademan, mientras recorría con un andar gracil los pasillos y escaleras, que recordaba, llevaban a la cocina.

 

No estaba muy segura de porque Franko había aceptado desayunar con ella, pero ya en esas circunstancias no podía echarlo, ella misma lo había invitado. Lo que podía hacer, era divertirse un poco con él. Jugar un ratito más no le vendría nada mal, sólo tenía que encontrar alguna forma de hacer sentir incomodo hombre, cosa que no parecía ser muy difícil para ella.

 

Cuando cruzó las puertas de la cocina observó a quienes se encontraban ella, que no resultaron ser precisamente elfos. Fokker, su sobrina Joa, y Bel, que por lo que había comprendido era algo así como su prima, pero estaba segura; conjunto con ellos, un desayuno preparado y servido excelentemente.

 

-Muy buenos días, familia - comenzó saludandolos luego de que Bel le hiciera un ademan con la mano - espero no haber interrumpido nada importante. El es Franko, una especie de ... amigo mío. - terminó señalandolo y dirigiéndose a él - toma lo que desees, no pienso servirte.

 

Mientras el muchacho optó por tomar un café, ella cogió una manzana y se sentó tranquila, decidiendo por que lado comenzar a mordisquearla. -Sinceramente preferiría no hablar de eso por ahora, no estuvo muy memorable, aunque si pasaron cosas.

[Roxanne Rambaldi]

http://i.imgur.com/tJXTJ.png

 

Luego que el elfo abandonara el vestíbulo me encamine junto a Cillian al salón, allí generalmente se encontraba la chimenea y el Castillo Crowley no era la excepción. Opte por enseñarle en primer lugar la conexión por red flu, un procedimiento de los más fáciles dentro de la profesión. Saque la varita de un bolsillo de la capa de viaje, hoy de un tono verde botella, con la insignia del Ministerio de Magia al lado derecho.

 

-Presta atención, Cillian.-dije dibujando en el aire un remolino, mientras toda mi concentración se dirigía a la Academia de Magia y Hechicería, ese era el lugar al que se conectaba la chimenea.- ¿Has visto? Haz lo mismo con el Ministerio de Magia, solo mueve la varita como yo lo hice y no olvides concentrarte en el lugar al que llevara la Red Flu.

 

Confiaba en las capacidades del joven, como en las de los otros empleados que había tenido a quienes sin dudar les repartía trabajo de campo. Me detuve a observarlo mientras realizaba la conexión, cuando este termino indique con un gesto que se diera vuelta hacia los muros.

 

-Este es un poco mas complejo, pero aprenderás.-agregue elevando la varita por sobre mi rostro.

 

Un hilo plateado, casi invisible surgió de la punta del arma mágica, poco a poco se pego a las murallas, formando una fortaleza. Repetí en un susurro las ordenes descritas por la matriarca, desde ese momento el hechizo cumpliría la función de dar seguridad a la familia Crowley, dejando entrar al castillo solo a familiares. Los patriarcas de la familias pueden aparecerse en cualquier lugar del castillo. Los miembros de la Familia Crowley, se podrán aparecer en los dos primeros niveles del Castillo, Jardines externos y Plazoleta interna. Todas las personas fuera de la familia, deberán aparecerse tras las rejas.

 

-Es todo.-murmure tomando del bolso el formulario de los Crowley. Hice aparecer una pluma y con esta hice una firma al final de la hoja.- ¿Que tal si buscamos a Claudia? Debe estar por ahí, seguro le agrada ver que sus servicios ya están activos.

[Cillian Haughton]

Cillian Ryddleturn

Aprendiz de la Dirección de la Red Flú y Trasladores

Observó atentamente los movimientos de Roxanne esperando que le permitiera realizar algo del trabajo y por suerte para él así fue; después de que la chica realizara la primera conexión pidió a su joven aprendiz que realizara la conexión hacía el Ministerio de Magia, éste asintió de forma energética y tomó su varita del bolsillo izquierdo de su pantalón. Imitó a la perfección todos y cada uno de los movimientos de la su jefa; estando frente a la chimenea realizó un extraño movimiento, con el cuál a simple vista parecía estar dibujando un remolino, mientras concentraba toda su concentración en un solo pensamiento: el lugar que se le había indicado, al terminar se volvió hacía la chica y le sonrió.

 

— ¿Así esta bien? —Inquirió, esperando una aprobación aunque al parecer todo estaba bien ya que sin hacer algún comentario Roxanne continuó con el trabajo. En esta segunda parte no tuvo oportunidad de participar, pero centró toda su atención en aquello para poder recordarlo en posteriores trabajos de campo. Unos segundos y susurros, los cuales interpretó como las indicaciones para el encantamiento, después el trabajo estaba terminado— Por mí está perfecto —respondió.

Editado 10 de Septiembre del 2013 por Cillian

[Roxanne Rambaldi]

http://i.imgur.com/tJXTJ.png

 

-Perfecto Cillian.-murmure cuando el joven termino con su trabajo. Ademas de la Academia de Magia y Hechiceria, ahora el Castillo Crowley estaría conectado al Ministerio de Magia.

 

Luego nos dirigimos nuevamente al vestíbulo, allí esperaríamos mientras la matriarca llegara, eso si el Ryddleturn lo deseaba. En Londres Sophie estaría esperando por el aprendiz para explicarle todo sobre el manejo de la oficina, algo que yo no podía hacer cuando debía reunirme con la Crowley. Rompí el silencio tras un par de segundos, sacando el pergamino que antes guarde en una carpeta.

 

-Pensándolo mejor... Lleva esto al departamento, Sophie te mostrara como archivarlo.-explique entregando el formulario.- Debo conversar un asunto con la matriarca antes de irme, por lo que tardare unos minutos más en llegar. Si no encuentras a Sophie, déjalo sobre mi escritorio y cuando regrese te enseñare.

 

Cuando el joven estaba por irse lo detuve nuevamente. Era muy olvidadiza en ocasiones, y eso me jugaba en contra.

 

-Ocupa la red flu, la has conectado bien así que debería llevarte al Atrio del Ministerio de Magia sin problemas.-comente esbozando una sonrisa.- Por cierto, hiciste un buen trabajo para ser tu primer día.

[Claudia Crowley]

Bran. Elfo familiar • Claudia R. Crowley

— Le daré aviso a mi ama. Pueden pasar y sentarse, en un momento regreso—Bran inclinó su cabeza en muestra de cordialidad.

 

Con suma cortesía los hizo ingresar al hall de entrada, cerrando las grandes puertas tras de si. Estaba completamente seguro de haber escuchado decir a Catt, la elfa encargada de la cocina, algo referente a un desayuno tomado en el jardín posterior del castillo. Tenia entendido que la matriarca evitaba la luz solar, debido a su condición, pero no por ello descartaría la idea de verificar si ella se encontraba ahí. Le resultaría mucho más fácil descartar los posibles, y usuales lugares, donde ella pasaba la gran parte de las mañanas.

 

<<Siempre llegan por las mañanas ¿acaso no tienen más que hacer?>> sacudió sus grandes orejas. Aún no había terminado sus quehaceres y aquella visita lo retrasaría.

 

Bran tomó el pasillo más corto que conducía a los jardines, Rhyfs apareció repentinamente frente a él. Llevando consigo una gran bandeja de plata, cargada de suculentos pies y cafés. El mayor de los elfos emitió un chillido, llamando la atención de Claudia. Los ojos aguamarina de la joven atravesaron la escasa distancia que la separaban de ambos elfos; frunciendo el entrecejo murmuró algo hacia su acompañante para finalmente dirigirse a la pequeña criatura.

 

— ¿Buscas algo Bran? Tu hermano ya nos están sirviendo, no es necesario tu presencia—Claudia tomó una de las tazas que Rhyfs acaba de colocar sobre la mesa de jardín.

 

— Mi señora, unas personas del Ministerio exigen su presencia. Una de ellas, una mujer de apellido Rambaldi, dice ser su amiga— dijo un tanto nervioso. La expresión sombría que cruzaba el rostro de la pelinegra no era agradable.

 

— ¿Rambaldi? ¿Roxanne?— tras pronunciar aquel nombre, se levantó— . ¿Podrías esperarme un momento, León? Prometo no tardar.

 

No esperó respuesta alguna, se puso en marcha hacia el interior de su hogar. Con pasos rápidos pero firmes, cruzó el comedor. Evitando encontrarse con los otros miembros de la familia — Bran ¿podrías buscar a Hades e informarle que lo necesito?— el elfo asintió, desapareciendo tras un leve chasquido. Claudia había olvidado por completo aquella visita ministerial, era un alivio pensar que había sido buena opción postergar el largo viaje que iba a realizar. Sin la presencia de León ni Andrés, aquello no se podría llevar a cabo.

 

—¡Roxanne!—una curvilínea sonrisa de dibujó en sus labios rojos al ver a la joven. Evitaba las muestras de cariño, pero no se iba a cohibir de darle un abrazo a la pequeña bruja—. Es un gusto tenerte aquí, disculpa si tardé. Estos elfos de ahora parecen no entender lo que es el tiempo.

 

Sus orbes se posaron en el muchacho que yacía cerca a la castaña. No le resultaba conocido, ni siquiera su rostro le era familiar. Le tendió su mano, esperando alguna muestra de cortesía de parte de él.

 

—Soy Claudia, matriarca de esta familia. Un placer conocerlo—miró a su amiga. Si su tiempo no era tan escaso esperaba poder invitarla a desayunar o tomar algún té—¿Ya han adelantado parte de la instalación de los servicios?

Editado 11 de Septiembre del 2013 por Claudia Rambaldi Crowley

[Rory Despard]

Saludé con una sonrisa al joven que Marissa presentaba; el muchacho parecía algo cohibido o al menos esa fue la impresión que me dejó. De cualquier forma, con la llegada de ambos, sentí que la cocina estaba ya repleta y como no tenía para nada claro el rumbo que tomarían las cosas allí dentro, decidí salir, sin aspavientos y lo más silenciosamente posible hacia el jardín interior.

 

Era momento de continuar mi inconcluso recorrido de la noche pasada. Esta vez el castillo lucía extrañamente más luminoso, dado que las nubes se habían disipado dejando penetrar los tibios rayos del sol por las ventanas. Pero el jardín era lo más brillante, con las flores abriéndose al día, como animosas, como cantando.

 

Siempre los jardines traían a mi mente el recuerdo de mi padre muggle y esta vez tampoco fue la excepción. Entre los delicados tulipanes sentí su presencia materializarse, con la risa fácil y el espíritu calmo, hablando sobre la importancia de dar agua a las plantas en una justa medida, no poco porque se secarían y tampoco mucho porque se pudrirían...¿dónde estaría él en esos momentos? posiblemente barriendo la fachada del restaurante, mientras mi madre desde la cocina de seguro estaría tarareando alguna vieja canción de su infancia.

 

En la soledad de esa casa, donde todos parecían tan egoístas, el tan solo evocarlos parecía doloroso. Me prometí a mí misma entonces que antes de que se cumplieran los dos meses, iría a Londres a visitarlos sin falta.

 

Decidí avanzar por el pasillo hasta el salón, esperando poder descansar un rato en el alguno de los mullidos muebles que había visto el día anterior, pero grande fue mi sorpresa al encontrar que había visitas allí, y una de ellas se veía extrañamente cercana a la matriarca.

 

- Buenos días- musité de forma tímida a los presentes mientras tomaba asiento en un rincón considerablemente apartado de la chimenea- no se preocupen por mí, y sigan en lo suyo.

 

Sea cuales fueran las razones de su visita, si ni enterada estaba del asunto, resultaba mejor mantenerme prudentemente alejada, a menos claro que decidieran incluirme...

[León Crowley]

Bosque Gemenc - Hungría, 1773 Km del Castillo Crowley. Instantes después del ataque a León

http://i.imgur.com/ZKube3s.jpg

— ¿Cómo que no la has encontrado? —una aguda voz salía de algún lugar entre el espeso bosque.

—Fui tras él como dijiste madre, pero no encontré señal alguna —Frente a un enorme abedul, la silueta de una persona inclinada yacía con la pierna derecha doblada sobre la nieve que cubría el suelo del lugar y la otra flexionaba hacia adelante, como pidiendo perdón. La capa que cubría su cuerpo, apenas dejaba ver el brillo azulado de unos ojos enojados—. De alguna manera se logró arrastrar hasta la entrada del castillo. Cuando me acerqué, su elfo apareció.

—La espada. Todo lo que tenías que hacer era traer la maldita espada, James —de la oscuridad del bosque, salía una encorvada mujer de rostro demacrado y ojos amarillos. Largos cabellos grises se extendían por sus hombros y cubrían parte de las manos, que parecían haber vivido todas las eras del hombre, entrelazadas sobre su regazo. Su lento caminar, al fin la puso frente al encapuchado—. James Moran, no tengo por qué estar recordándote el por qué la necesitamos. ¿O sí?

La fuerza con la que James había cerrado los puños había sido la suficiente para lograr que sus propias uñas se enterraran en la carne y arrancaran pequeñas gotas de sangre que se resbalaban hasta la nieve. James había crecido con la idea de que algo le habían arrebatado; de que algo le pertenecía por derecho y algún día lo reclamaría. Los noviazgos, el alcohol y las amistades habían sido reemplazados por fuertes entrenamientos, intensas rutinas de ejercicio y arduas sesiones de duelo. Desde que había nacido, su madre se había enfrentado sola al mundo para que a él no le faltara nada. Todo lo que James tenía, pese a que no era mucho, se lo debía a ella; le debía todo.

—No madre, no es necesario. La conseguiré. —James se puso de pie y con su mano derecha descubrió su rostro. Bajo la luz de la luna, finos cabellos blancos que parecían tener vida propia, se dejaban caer sobre los hombros fornidos del joven que no medía más de dos metros de estatura, pero aun así se veía increíblemente gigante al lado de la anciana. Se inclinó y besó la frente de la mujer—. Juro por todos los dioses del norte, que en esta vida o en la otra, los Crowley pagaran por lo que le hicieron a mi padre y lo que te hicieron a ti. Es mi destino.

Editado 6 de Octubre del 2013 por León Corvinus Crowley

[Roxanne Rambaldi]

http://i.imgur.com/tJXTJ.png

 

El mismo elfo volvió a hablarnos, esta vez para informarnos que informaría a Claudia de nuestra visita. Obedeciendo a la criatura, nos sentamos a esperar la llegada de la matriarca, aun debíamos informarle de nuestros avances. Llego un rato después, apurada y feliz de vernos.

 

-Hola Crowley. Hola Bel.-salude estrechando en los brazos a la primera, y saludando a distancia a la segunda. Luego me volvi hacia la joven, riendo por su comentario.- Claudia, tus elfos son un poco desobedientes, y ese que vino hace un rato me odia.

 

No era mentira, y ya le explicaría más tarde a la matriarca sobre su mirada tan peculiar cuando apenas llegaba al Castillo, de arriba a abajo, como si de cualquier persona me tratara. Con la educación propia de una joven de hace varios siglos saludo al aprendiz, para luego volverse nuevamente hacia mi, preguntando sobre los servicios contratados. Sonreí mirando de reojo a Cillian, orgullosa de su rápido aprendizaje.

 

-Hemos terminado. Conexión de red flu con la Academia de Magia y Hechiceria y el Ministerio de Magia, quizá así te presentes de una vez en tu trabajo.-exclame lo ultimo bajando el tono de voz, para que solo Claudia me escuchase.- Por otra parte, el hechizo anti aparición esta en uso, bajo los términos del contrato.

 

Decía esto casi como recitando un poema, de tantas veces que lo había hecho en otras ocasiones, tantas veces que ya era parte de mi rutina.

 

-El cobro de los servicios se realizara dentro de poco, luego de que registre en la ficha de tu familia los servicios, lo que haré llegando al departamento.-explique sacando mostrando el pergamino a la Crowley.- El monto es de 1400 galeones que se descontaran de la bóveda familiar. Con esto damos por terminado el papeleo, ahora ya estarás feliz.

 

Aun recordaba su reacción ante la lechuza mensajera, inoportuna, según sus propias palabras. Aunque moría de curiosidad de saber que era lo que mi pequeña ave había interrumpido, no era el momento para preguntarlo, y en lugar de lanzar un cuestionario mantuve la calma a la espera de su respuesta.