Aethonan’s House (MM B: 103478)

[Anthony R. Dracony M.]

Me sorprendió ver que aquel lugar era una tienda de mascotas. Muy entuciasmado me encamine al mismo. Tenia que preguntar por si ahí tenían algún fénix. Era como un sueño que quería atrapar entre las manos.

 

Ya no llevaba su mochila negra como antes. Tenia sus cosas en la hacienda, solo cuando visitaba la librería "House Books" entonces si llevaba sus pertenencias.

 

Iba mas ligero de costumbre, camisa y pantalón oscuros. Entro feliz a la pequeña recepción.

 

---Buenos días, ¿que tal?---Se acercó al mostrador y toco una campanilla que repiqueteo alegre.

 

---Si esto no funciona, seria bueno hacer un hechizo maullido, bueno, disculpen si ando impaciente pero me gustaría poder ir a otros lugares no solo este, buenos días señor Myrddin, buenos días señor Ishaya, un gusto saludarlos.

[That is not my name]

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"El Vuelo del Fénix"

 

 

 

Sonó la campanilla en el mostrador y me giré pensando que serían los dueños del local, al final de cuentas tanto mi amigo Lestat como yo andábamos parloteando que los necesitábamos sin prestar atención en que si aparecían o no.

 

- ¡Antoni, qué propio! - Sonreí ante el saludo del joven peliverde - Sólo dime Ishaya, no estoy tan grande... a él si dile señor.

 

En apariencia parecía un adolescente, unos simples diecisiete años aunuqe haya vivido durante casi cuatro siglos ya y es que, si eramos precisos, morí a los 17 años y cuando "reviví" se contaría a partir de esa misma edad, ¿correcto? Sólo sería continuar donde me quedé.

 

- Hay muchas cosas muy interesantes, si, pero no hay nadie que atienda. - Comenté en voz alta por si había algún empleado cerca.

[Anthony R. Dracony M.]

Me extrañaba que los magos estuvieran en una tienda de mascotas, sobre todo el amigo de Ishaya. Pero recordé que Ishaya tenia un perro, unos Aethonans y un hipogrifo que le devolverían pronto. Así que seguramente había cosas que iría a buscar.

 

---Como guste. ¿entonces cree que los animales y criaturas estén bien?¿como dejan solo aquí?¿hay elfos encargados?espero que si, tal vez y solo fueron a dejar algún pergamino al emporio de las lechuzas ¿ no cree?

 

Mire con mas impaciencia, por si se encontraban en una sección trasera, algunos locales tenían esos espacios para los animales y para que los empleados descansaran o realizaran tareas de grabado y cosas así. Por lo que solo era esperar un poco.

[That is not my name]

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"El Vuelo del Fénix"

 

 

 

Me daba mucha ternura aquel joven, la verdad es que siempre andaba con ganas de saber sobre todo lo que ocurría a su alrededor yeso muy bueno; el hambre por conocimiento me llevó a estar en posiciones muy altas en el gobierno aunque,claro, ahora prefería pasar con un bajo perfil.

 

- No sé y lo ignoro.

 

Sonreí mientras tomaba un artefacto de uno de los muebles, como un cepillo ¿giratorio? Ni idea.

 

- Si nadie aparece dentro de poco, temo que me voy a tener que retirar. La verdad es que deberían de estar al pendiente de su negocio y miren que yo sémuy bien de que hablo.

 

Ya me habían prevenido con esas situaciones mis compañeros de bando, que los negocios se mantenían muy abandonados durante largos periodos de tiempo porque las reformas ministeriales, las anteriores,habían dado un margen muy amplio para la renta del lugar y resultaba muy cómodo descuidar el callejón con ésas circunstancias.

[Anthony R. Dracony M.]

Se quedo quieto para escuchar detenidamente, si hubiere alguna criatura en problemas, algún sonido diferente se escucharía desde ahí. Permaneció así atento, no era un silencio absoluto, era un ajetreo normal, lo supo porque ya había visitado otro que también era para mascotas, solo les hacia falta la presencia del propietario.

 

Algunas preguntas comenzaban a inquietar su ánimo y esperaba poder formular las. Requería saber y esperaba que no tardara mas tiempo para conocer las respuestas.

 

Miro al mago Ishaya, que le comentaba su pronta partida, al parecer su espera fue infructuosa, y eso le hizo dudar en permanecer en aquel sitio que tenia un ambiente algo desolado.

 

---Es difícil hacerse una idea...puede que les haya pasado como una repentina euforia, les dan fácilmente el permiso para la apertura de un local y de principio están tan emocionados que no ven el futuro: planificar su tiempo, revitalizar la imagen, la publicidad y promoción, mantener el servicio de calidad, procurar la satisfacción del servicio, es invertir y cuidar la inversión y eso implica dedicación.... yo ...tuve una vez una propuesta para abrir un restaurante, era un negocio en sociedad, solo que el socio solo pensaba en disfrutar de las ganancias, aquello me puso a pensar que no era tan buen negocio, no iba a tener caso invertir el tiempo y el dinero con semejante "ayuda", tal vez si lo hago por mi cuenta, pero...

 

Calló, no supo como fue que expreso aquella preocupación, quizás porque tenia tiempo pensando en ello, no era cualquiera cosa, aunque lo vivió como empleado, lo supo, y se preguntaba si seria capaz de mantener el cuidado de un local con todo lo que implicaba.

[That is not my name]

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"El Vuelo del Fénix"

 

 

 

Escuché con atención lo que me decía el peliverde y comprendí su frustración, claro, por mi propia aprte había tenido tres negocios con asociados y los tres terminaron bajo mi mando con la poca ayuda que recibía de ellos, al final terminé cerrándolos al contrar con otros cuatro más y ayudarle a los de mi hermana Sagitas y a mi esposa Cye, unos veintiséis negocios que atender. Era demasiado, incluso para mi.

 

- No temas en lanzar un negocio por tu cuenta, - comenté de inmediato al ver la duda del joven - por su puesto que es difícil pero siempre tendrás ayuda de tus allegados, claro, conmigo puedes contar y ya tienes bastante ayuda de mi parte.

 

Mostré una sonrisa pequeña pero sincera, de aquellas que lanzas para apoyar a tu interlocutor y eso era justamente lo que intentaba hacer con Antoni.

 

- Igual las asociaciones son buenas cuando tienes un vínculo fuerte con la otra persona, es decir, que la confianza y el respeto sean parte fundamental de su relación para que las decisiones que tomen en conjunto siempre sean bien encaminadas.

 

Me sentía raro, llevaba mucho tiempo sin "asesorar" a una persona en particular, no era que me desagradase, al contrario, me hacía sentir muy bien el poder hacerlo. El joven Tonks había llegado en un momento perfecto a la Hacienda y no podía estar más agradecido.

[Anthony R. Dracony M.]

Me sentí algo incomodó, era algo que no podía evitar: decir lo que sentía, hablar con la verdad. No era tan satisfactorio para mi hablar de esas inquietudes.

 

Mire hacia un lado ¡cómo había sacado aquel tema!, sentí como mis mejillas se acaloraban, no podía decir que solo pensaba en jugar, reir y divertirme. El abrir un negocio era entrar al mundo adulto, lleno de obligaciones y responsabilidades y yo por el momento, no tenía mucho entuciasmo por iniciar en el.

 

Pude apreciar lo sincero de su oferta y conteste agradecido:

 

--- Gracias, te lo agradesco. No es temor lo que siento, es... --- Baje la vista apenado, mordi mi labio inferior buscando una respuesta que no fuera tan infantil, pero no la encontraba. Escuche atento lo de las asociaciones y entonces pensé en que no haría trato con aquel mago, puesto que no era la mejor idea.

 

--- Bien, lo tendré en cuenta, pero no quiero por ahora pensar en ello, además me inclinaría mucho hacia algo que fuera divertido, y no se que cosa pueda ser divertivo para los magos, ni siquiera se cuales sean las costumbres o las tradiciones, me ciento en una gran desventaja, es...como si no pertenecierá al mundo mágico.

[Cillian Haughton]

— ¿Deberíamos regular estos lugares también?

 

Quizá y sí, pero aquella tarde no estaba en aquel negocio para ese tipo de negocios. Ni siquiera estaba ahí por negocios a decir verdad, estaba ahí para visitar a una vieja amiga. Sacudió la cabeza y se quitó cualquier pensamiento sobre el Ministerio de Magia que tuviera en ella, debía alejarse un poco; en los últimos días no hacia otra cosa que no estuviera relacionado con su trabajo, ni siquiera una plática común y corriente.

 

Esperó un segundo antes de entrar... ¿Encontraría a Kirara ahí? No le había avisado sobre su visita así que no podía estar completamente seguro, la chica también tenía algunas obligaciones a su cargo. Aunque sabía bien que había dejado su puesto en el Ministerio; y ahí estaba otra vez, pensamientos sobre aquel lugar. Quizá en aquel momento ya no era Cillian si no el Director del Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas; un puesto y no una persona.

 

— Tonto —murmuró, claro que no lo era.

 

Echó un vistazo a la primera planta, parecía vacía a primera instancia. Pero seguro que había algún elfo o persona por ahí, realizando las labores de cada día. Buscó un lugar donde sentarse, encontró un par de sillas junto a una ventana. Esperaría hasta que alguien diera señales de vida. Si tenía suerte, quizá la misma Kirara atravesara una de las puerta o simplemente apareciera a su lado.

[Sherlyn Stark]

El cielo se tornaba cada vez más celeste a medida que Kirara avanzaba su marcha sobre el Callejón Diagón. Hacía tiempo que no disfrutaba de una tarde como aquella, tranquila y sin ninguna tarea específica la cual cumplir. Aquel día estaba dispuesta a visitar Aethonans’s House, el negocio que cuidaba junto a su compañera Helen. Siempre que se le venían esos pensamientos a la mente, era inevitable recordar los momentos que habían vivido durante ese lapso de tiempo. En esos momentos, se podría decir, que sus sentimientos se centraban en la nostalgia pero, ¿a qué persona no le había sucedido al recordar su vida?

Apresuró su paso mientras intentaba suspirar hondo para mandar sus pensamientos hacía otra dirección. Debía tener en cuenta que pronto se encontraría en el lugar destinado, y sus fuerzas debían ir por el optimismo e imaginar que el sitio estaba completamente reluciente y lleno de vida; de lo contrario, se sentiría culpable por dejarlo tan abandonado. Deseaba que su amiga también se encontrara en el establecimiento, aunque sostenía que no todo lo que deseaba se hacía realidad.

Sus reflexiones ya se habían ordenado en el instante en que observó las características del local completamente estables. Sintió un alivio al verlo de esa forma tan esplendida como tanto deseaba. Se apresuró a ingresar para supervisar su interior no sabía si la veterinaria se encontraba en su cargo, ella se imaginaba que sí. Era una joven muy amigable y le encantaba trabajar en ese lugar cuidando a todas las criaturas que ingresaban. Tampoco podía menospreciar a los asistentes que atendían de forma excelente a todos los clientes que llegaban.

— Buenos días —saludó la castaña al ver una figura desconocida después de ingresar por la puerta—, ¿puedo ayudarte en algo? —indagó, aun sin distinguir quien estaba delante de ella.

Retrocedió un paso, y antes de que éste abriera su boca para articular una palabra, sostuvo su varita dentro del bolsillo de su saco y mantuvo su mano allí. Quizás, el hecho de que hacía tiempo que no realizaba ninguna estrategia para defender al bando. Suponía que tenía que seguir practicando y no dejar esa labor sin completar. No era agradable dejar al bando sin una defensa menos, por lo tanto, ella imaginaba que sería retomar eso.

[Cillian Haughton]

— Eh, sí... —No había reconocido la voz de la chica—. Busco a la señorta Rosier —comentó mientras se daba media vuelta—, aunque creo que no será necesario buscar más —finalizó al ver quién estaba detrás de él.

 

No recordaba su voz, pero su imagen sí que la recordaba a la perfección. En su rostro apareció una sonrisa rápida y dio un pasó hacia al frente, pero se detuvo, quizá la chica no sentía aún la misma confianza que él sentía con ella. Suspiró y mantuvo su mirada firme en ella.

 

— ¿No te molestaría si te abrazara, cierto? —En su voz podía notarse cierto grado de nerviosismo, mismo que no tenía una razón de existir—. Aunque bueno, no es que sea algo así como un acto terrorista para que no lo quieras.

 

Continuó con sus pasos hasta que estuvo frente a ella y la rodeó en un abrazo rápido, después abría tiempo para más. Tenía que ganar un poco más de confianza en aquel lugar, apenas y la conocía así que se sentía torpe en aquella situación.

 

— Bonito lugar... ¿Hace cuánto que abriste?