Aethonan’s House (MM B: 103478)

[Lisa Weasley Delacour]

Dobby, elfo de Lisa Weasley Delacour

Aethonan´s House era el negocio del callejón Diagon donde Dobby habia decidido ir para dar la invitación a los dueños y clientes del lugar a la nueva fiesta organizada por la orden, que se celebraría en la academia en los próximos días. Apareció a cincuenta metros de la puerta de entra y, curioso como siempre, contemplo con suma expectación la fachada del edificio. Esta, colorida y luminosa, hacia las delicias de los viandantes. Al elfo le gustaba todo lo que reluciese, siempre habia sido así.

Entro con delicadeza y se paseó por las diferentes estancias de la planta baja. Se relamió al ver las golosinas, por él se hubiese quedado allí, pero tenía cosas que hacer y distraerse no era una opción, al menos si quería seguir vivo. Paseo unos instantes más y cuando ya tuvo claro donde estaba todo, se acercó al mostrador y le entrego a la recepcionista sonriente uno de los varios panfletos que portaba en su diestra Espero que acudáis, será muy interesante – Por raro que pareciese, la criatura era extrovertida y amigable con todos, pero de pocos se fiaba, como su ama y amiga.

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[Ada Camille Dumbledore]

Habia estado buscando por días una veterinaria en donde me indicarán que debia tener listo para cuando en casa recibiera de nuevo a Dorè. Mi pequeña cachorro de tigre blanco que regresaría a mis manos después de que el Ministerio comprobará que si había pagado por ella. (-.-)

 

Cuando vi el letrero de la puerta, no pude evitar entrar, ademas de estar feliz de haber pasado unos relajados dias en el hotel.

 

- Buen día quiero ver al veterinario, esta disponible?

 

Pregunte en vos alta para saber si alguna persona me atendía. Estaba emocionada y no era para menos vya pronto tendría en casa a mi querida mascota.

[Sherlyn Stark]

Hacía días que no visitaba su pequeño local dentro del Callejón Diagón, lo que era completamente una irresponsabilidad, ya que había muchísimas mascotas que necesitaban de la atención del personal del establecimiento. Su trabajo en el ambiente ministerial y el bandista le dejaba poco tiempo para ocuparse con la veterinaria que llevaba a cargo junto a su compañera Helen, a la cual no la veía desde su desaparición por la campanilla. Sabía que Blondie le guardaba mucho aprecio, y por eso creía que la habrían encontrado a la muchacha.

Suspiró y luego abrió la puerta. Esperaba que los empleados lograran mantener todo el negocio de pie, como intentaba que estuviera cada vez que estaba presente en el sitio. Al llegar se encontró con una joven que buscaba una veterinaria, quizás la pobre empleada estaba bajo presión de mucho trabajo. Siempre había considerado contratar más profesionales para ocasiones críticas.

— Buenos días, señorita —saludó alegremente a la cliente—, lamento mucho la demora —se disculpó, deseando que ella no haya estado esperando mucho tiempo—, ¿en qué la puedo ayudar? —preguntó, y observó a su alrededor para verificar si todo estaba en orden, al parecer sí. Era muy extraño que su Blondie no merodeara por esos lugares como solía hacer, ¿estaría muy ocupada con el asunto de la campanilla? Por un lado sentía mucha culpa por no poder ayudar.

— Tenemos muchos artículos en venta, ¿desea verlos? —indagó, desando que la respuesta fuese alternativa, aunque se arrepentía no haber esperado su respuesta por andar despistada.

[Fokker]

Fokker Cygnus

 

No era raro que vaya al negocio de su chica a visitarla, tampoco era raro que hubiera demorado tanto en llegar de visita y conocer un poco el lugar. Lo raro era que llegaba como empleado del lugar, y eso si que era muuuuuuy extraño, ya que nunca lo hizo antes por propia voluntad, pero últimamente él había cambiado mucho. Y así no lo admitiera, y como Helen se lo dijo muchas veces, ahora tenían muchas responsabilidades que afrontar.

 

Claro que Fokker nunca se tomaría las cosas tan en serio, o por lo menos no lo demostraría fácilmente. Y eso es lo que pasaba con él desde hace mucho, cuando notó el cambio que sufría dentro de el mismo. Traia puestos los lentes oscuros, que últimamente eran parte de su vestuario, pero no porque le gustaba como le quedaban, sino para ocultar sus ojos de la vista de Helen. Ademas tenia puesta una casaca negra, polo blanco, pantalones y zapatos negros.

 

Lo primero que llamó su atención, fue el letrero con forma de hueso. Ingreso entonces al local, aunque no estaba seguro de encontrar a Helen por ahí, y tampoco a la otra dueña, que por cierto no la conocía, y eso le hacia ver lo poco social que había sido con los amigos de su novia. Pero eso era fácil de arreglar.

 

Lo que le sorprendió fue encontrar a su hermana Ariane esperando por atención.

 

—¡Hola hermanita!, ¿qué haces por aquí?

 

Aunque si lo pensaba bien la respuesta era demasiado obvia. Mientras esperaba, una señorita se acercó a Ariane para atenderla, y ya que Fokker no conocía nada de nada, excepto a Helen que no la veía por ningún lado, se les aproximó para preguntar por ella, o por Kirara.

 

—Señorita disculpe, estoy buscando a alguna de las dueñas del local. Soy Fokker Crowley, y se supone que soy el nuevo empleado, y como ve, no se que hacer por aquí.

[Helen Evans]

— Y para que veas lo despistado que eres, ella es una de las dueñas del local, Kirara

 

Me había acercado a Fokker por detrás y mi voz lo tomó por sorpresa, sonreí, y lo presenté a mi amiga y socia.

 

— Kira, él es Fokker, el nuevo empleado — dije sonriendo pues había evitado deliberadamente presentarlo como mi novio, no porque no quisiese decirlo, sino simplemente por molestarlo, de todos modos estaba segura que Kirara sabía quien era en verdad.

 

— Empiezo a odiar esos lentes, en fin, antes que nada ¿Qué sabes sobre cuidar animales?

 

Entrevistar a Fokker era algo muy divertido, de por si, era muy sorprendente haberme enterado de que deseaba afiliarse al lugar. Aprovecharía la situación para pasar un rato muy agradable.

[Fokker]

Pero una voz mas que conocida lo sorprendió cuando finalizo su pregunta, tomándolo por completo de sorpresa, tanto que lo hizo sobresaltar, para diversión de su chica.

 

—¡Poco mas y me matas de la sorpresa!— contesto igual de divertido que ella, llevando la mano al pecho. —No creo ser despistado por algo que no se, aunque debí preguntarte antes— Se fijo en Kirara entonces —Un gusto Kira, ¿puedo llamarte así? si, soy el nuevo empleado, pero no esta demás contarte que en mis ratos libres tengo que soportarla a ella—

 

Miró con una sonrisa burlona a Helen, colocándose bien los lentes, ahora que tenia a la Evans cerca tenia que tener mas cuidado con ellos.

 

—Tu siempre me dijiste que me quedaban bien, así que deberías estar contenta por que los use— paso su mano por su cabellera inconcientemente. Y procedió a contestar la primera pregunta —De verdad que te tomas el trabajo muy en serio, pero no estamos en el profeta. Uhmm la verdad, de animales se lo suficiente, se que se ven lindos en las ilustraciones de los libros. Y se cuidarlos, testigos son mis mascotas, que están, están... por cierto ¿donde estarán? bahh Nyota sabe jejeje

 

Y esperaba que estuvieran muy bien, porque dese hace mucho no los veía.

[Sherlyn Stark]

Sería muy interesante conocer los artículos en venta porque había perdido el pergamino donde registraban todos los ingresos del mes. La última vez que había estado allí, no pudo resistirse a contemplar todos los fantásticos y diversos juguetes para cesar el aburrimiento de las mascotas, ni tampoco las delicias golosinas saludables que tenían para cada especie. Estaba muy satisfecha de que existiera un sitio así, donde todos podían mimar y pasar un bonito día con sus animalitos.

Antes de escuchar la respuesta de la agradable chica que estaba en frente suyo, apareció un hombre quien se decía ser un nuevo empleado. No tenía idea si Helen sabía algo al respecto, tal vez si y no se lo había comentado, aunque hacía tiempo que no sabía nada sobre su amiguita. Estaba por responder y comentarle que ella era una de las encargadas, pero la otra propietaria apareció sorpresivamente. Curvó una leve sonrisa y se dedicó a mirar a la jovencita, cuya presencia era muy bonita y agradable.

No hizo falta que transcurrieran muchos minutos para darse cuenta que la Evans se conocía con Fokker, tal vez eran hermanitos o eran casados, pero recordaba haber escuchado ese nombre en distintas ocasiones. Era posible que en otro momento se sacara la duda, ya que creía que aquel instante no era el indicado para realizar interrogaciones. Mientras su compañera hablaba con el recién llegado, Kirara sacó de su bolsillo un luminoso cartel sobre el Campamento que se organizaría dentro de “Moon River” que organizaban sus compañeros de la Orden del Fénix.

— ¿Quién es Noyta? —se dispuso a preguntar con mucha curiosidad, atreviéndose a entrometerse en la conversación. Debía ponerse al día con los asuntos del local.

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[Helen Evans]

Después de dar una vuelta por todo el lugar, llegué a la conclusión que los animales se encontraban en perfecto estado, Kirara no había aparecido por ahi recientemente pero no era nadie para reclamarle nada ya que yo también solía desaparecerme sin más, esperé en una de las mesas de la cafetería a Fokker quien había decidido que su primera tarea en aquel lugar sería ir a comprarme un helado, en realidad no lo había decidido él solo, mucho tenían que ver mis nada discretas indirectas de que estaba muy antojada de un helado, después de unos momentos llegó al fin, me apresuré a tomar el helado que me ofrecía.

 

— Al fin, ¿Porqué demoraste tanto? — pregunté riendo

[Fokker]

Luego de familiarizarse con su nuevo centro de trabajo, aunque realmente esa fue la parte más fácil, mas tardo acostumbrarse a la idea de trabajar, no es que el trabajo en el Concilio fuera diferente o un trabajo mas especial, pero la idea de trabajar siempre seria extraño para él, lo bueno es que entre toda la búsqueda encontró a su Halcón, supuso que Nyota lo había enviado para que le hagan alguna revisión medica, porque él ni sabia como les iba a sus mascotas.

 

Luego de ello se encontró con Helen, era extraño tenerla de jefa, pero se portaba como una jefa agradable, aprovecho para hacerle varias preguntas sobre la marcha del negocio, pero ella se portaba de una manera tan especial, mejor dicho hacia ciertas cosas que no le eran fácil de distinguir para el chico, como que mencionaba mucho el estado del clima. Luego de muchas indirectas, Fokker pudo adivinar que era mas despistado de lo normal, y al fin entendió que ella lo que quería era un helado. La miro con una mirada divertida de, ¿no era mas simple que me lo dijeras? y mientras ella se acomodaba en una de las mesas de la cafetería, él se iba a conseguirlo.

 

Al fin se hizo con un helado de chocolate y otro de limón, solo que no se los alcanzo inmediatamente, en cambio se sentó frente a ella y le dijo con seriedad, —Estas segura de querer un helado?, tal vez un café te caería mejor, debo velar por tu salud, y evitar que te de una gripa.

 

Ella lo miro con cara de que estaba diciendo, pero Fokker mantuvo la seriedad en su rostro, lo mas que pudo que fue un par de segundos antes de soltar la carcajada —Ya ok, lo serio no va conmigo— y le dio el helado de chocolate pero de tal manera que lo estrello con la nariz de ella, dejándola manchada, sin dejar de reírse y esperando que ella no se moleste —disculpa se me resbalo el helado, pero es para que veas que esta muy frio (?.

[Helen Evans]

— Pero si lo digo entonces no sería tan divertido — mencioné ante su mirada— Además no debería ser tan dificil adivinar mis pensamientos ¿No? Con eso de que siempre dices que me conoces muy bien y blah blah blah

 

No pude evitar reir ante su expresión, pero paré de inmediato luego de oír lo que decía, ¿Porqué de pronto estaba soltando todos esos disparates? Pero no pasó mucho antes de que el también se pusiera a reír, en cuanto iba a coger mi ansiado helado me lo estampó de golpe en la cara y me uní a su carcajada, saqué mi varita pero simplemente para invocar una servilleta y de paso limpiarme el rostro, él como si nada comía su helado de limón y de pronto le di un golpe en la mano provocando que el helado quedara embarrado en su rostro, riéndome aún me paré y me encaminé hacía el ala donde teníamos algunos animales de tierra.

 

— Es hora de trabajar — dije cuando al fin pude controlar la risa