Confesionario de las Lamentaciones (MM B: 87865)

[Sagitas E. Potter Blue]

Había tenido una pataleta horrible en la ceremonia de mi sobrina. Me sentí avergonzada, tanto por la ira desbordada como por los lloros que ahora soltaba sin poder pararlos.

 

-- Lo siento, lo siento... Perdí los estribos. Yo....

 

Seguía llorando, el abrazo de Cye era tan cálido... Y yo tan bruta...

 

-- Lo siento, @, tengo que confesarte algo. Yo...

 

Heliké se sentó a nuestro lado. Intenté secarme las lágrimas, pero mi túnica de gala no tenía mangas y ni un maldito bolsillo donde guardar un pañuelito.

 

-- Esto era una especie... trampa... Yo... Yo sabía que iba a ocurrir algo, sólo que... creo que se nos fue de las manos.... No os invité a la ceremonia porque... Se suponía que tú estarías en la boda de tu hijo y... Allá verías a Xell y a mí somo sacerdotisas... Pero para eso, tenía que ordenarla antes, para que ella pudiera estar allá, ante el altar. Era una sorpresa para todos. Por ello, esta ceremonia era íntima, los justos para tener la hoz y las semillas.

 

Xell se acercó y me dijo que Lisa era bienvenida. Le sonreí tristemente y, además, accedí a lo que ella decía.

 

-- Jessie fue invitada con trampa, para que hiciera de madrina, para tenerla localizada y secuestrarla. Así, sería llevada a la Mansión Tonks pues la boda era una sorpresa para ella. No ... no os dije nada porque estaba confabulada con el novio para "secuestrar" a mi hija y...

 

Seguía llorando, aunque ahora más calmada.

 

-- Yo tenía que llevar por sorpresa a Xell a la Ceremonia de boda y pedirle que la oficiara ella. Esta es mi confesión...

[Ela Karoline]

Sagitas seguía llorando, Cye no pensaba que era para tanto, aunque conocía lo sensible que era, a pesar, muy a pesar de esa piel de rinoceronte con que intentaba cubrir cada acción o recibir cada golpe que la vida le daba y parecer que no le importaba. De pronto hablo de una confesión y no podia imaginar que tendría que confesarle.

 

Se lo pensó mientras le ofrecía un pañito desechable para que enjugara sus lágrimas, qué podia ser? Acaso habían fallecido las margaritas mímicas que jamás fue a buscar, peor el horrible pulpo o la lagartija de Babila se las habían comido, y entonces comenzó a soltarlo todo.

 

-Eh?- expreso realmente asombrada, una ceremonia clandestina, no, no, clandestina no, íntima habia dicho, que le sonaba a secreta y no le habían invitado porque era una sorpresa, ya podia dejar de hacerle morros a Xell por olvidarla. Y luego el secuestro de Jessie. Pero ella secuestraba a su propia hija para entregarsela a Vladimir. Todo estaba patas arriba en su cabeza, le miro fijamente ahora tendría que disculparse, si, si, por anidar animosidad contra la pelivioleta por... Por rechazar a su hijo Vladi como yerno, resulta que lo estaba apoyando y ella ajena a todo, si Jessie no ahorcaba a Vladi entonces ella lo haría por dejarla fuera de la diversión.

 

-Yo, yo no tenia idea, pero...venga no te aflijas mujer, hay que continuar adelante, celebramos, porque hay que celebrar algo así, no?- miro en dirección a Xell y luego a la bruja tratando de animarla.

 

-Ya luego arreglamos todo esto, yo te ayudo- ofreció de buena gana refiriéndose al desorden que causaron los hechizos mágicos ante el seccuestro.

[Sagitas E. Potter Blue]

-- Juro que no quería levantar tanto revuelo... Al final, nada ha sido como nos esperábamos. A veces... -- tomé el pañuelo desechable que me ofreció mi cuñada y me limpié las lágrimas. Vaya sacerdotisa estaba hecha, llorando porque no me habían salido bien las cosas. -- estropeamos lo que queremos. ¡Lo siento, Cye!

 

Me agarré a ella para pedirle perdón con el abrazo. Le había estropeado todo y ahora seguro que pensaría que era una arpía por no querer invitarla a la ceremonia de Xell ni acceder a la boda con su hijo.

 

-- Lo siento, mucho Cye. Pero... Pero... Has de darte prisa. Hay una boda que atender y creo que Jessie ya habrá visto que el secuestro no es para pedir dinero sino... ¡Para casarse con su amado!

 

Sonreí un poco y volví a secarme los ojos. La ceremonia uno había acabado y ahora empezaba la dos.

 

-- Todo ha salido mal. Los funcionarios nadie ha contestado. No hay trasladores para ir a.... -- por poco lo digo y se suponía que era un secreto. -- Ir al destino. Criaturas no ha traído los animales que pedimos, internacional es el único departamento que nos ha proporcionado un visado común para no salir del país de forma ilegal.

 

Me levanté y miré mi atuendo.

 

-- Pero nada ni nadie impedirá esa boda. Si no hay trasladadores, nos apareceremos.

 

Estiré mi túnica de gala y me pasé la mano por el pelo.

 

-- ¿Estoy presentable? Tengo una ceremonia que oficiar así que todos hacia la Tonks. Mi hija se casa y Xell se estrena como sacerdotisa de la boda. No podemos esperar más. Vamos. Todos estáis invitados a la ceremonia.

 

El no tener instalado el traslador lo hacía algo más incómodo, pero vamos, no más que aparecerse delante de la mansión y después caminar hacia el lugar destacado. Y los animales... Conociendo a mi Enano Gruñón, el encargado del cuidado de los animales del Circo, seguro que ya estaban allá. Él no tenía pegas en usar sus conocimientos para trasladar lo que fuera necesario.

 

-- Vamos, vena... Tengo una ceremonia que no espera...

[Xell Vladimir Potter Black]

Estaba feliz con la ceremonia, un tanto inusual, pero muy bonita. La tía había conseguido darme el mejor regalo del mundo, lo compartí con mi tía Cye, con mi madre, con mi novia, con mi familia... ¿Qué más podía pedir?

 

Las lágrimas de la tía me sabían mal por dentro pero después llegó la confesión y no supe que decirle. Menos mal que la tía Cye era más sabia y la ayudó a reconfortarla con un abrazo y con comprensión. Yo no estaba muy segura de entender lo sucedido. Me costaba un poco más entender que ella hubiera participado en el secuestro de su hija.

 

- Pero... ¡Tía! ¿Y no podías llevarla a la Tonks sin el secuestro? Seguro que se preocupó mucho, por ella y por nosotras, que no sabía si nos había pasado algo.

 

Pero la tía lloraba, es difícil verla llorar. Ella siempre es la fuerte de la familia. Después, vino la segunda parte de la sorpresa:

 

- ¿Quieres que yo oficie la ceremonia de Boda de Jessie con el primo Vladimir?

 

Me puse las manos en la boca, completamente anonadada.

 

- ¡Será un honor! - exclamé, feliz. Ahora sí, el día perfecto. - Estás guapísima tía. Vamos, vamos a la Tonks, vamos....

 

Parecía una niña pequeña que quiere jugar con una muñeca nueva.

[Ela Karoline]

Ella trataba de animar a su cuñada, apenas asimilando toda la información que recién recibía, por eso es que siempre había que ir a la fuente, que luego uno se hacía marañas y creaba un pocito de hiel que iba creciendo hasta convertirse en resentimiento o cosas peores. Ella por lo pronto ya no crea que su cuñada había despreciado a su hijo, mucho menos que era una arpía. Xell estaba exonerada de haberla ignorado en lo que se suponía era un día importantísimo para la Vladimir y ella, ella si era culpable de haber desaparecido del radar de sus familiares y amigos durante largos meses, a ver como hacia ahora para recuperar el tiempo perdido.

 

-Trasladores? Por Merlín si la hacienda no esta tan lejos, y desde la Ojo Loco ¿no hay red hasta la hacienda? - pregunto con cierta suspicacia, ella con mucho gusto hubiera puesto el castillo Lockhart a disposición que tenia conexión con la Hacienda, si es que no querían caminar desde la verja de entrada, entendía que con tacones, vestidos o túnicas de gala, peinados y toda la cosa no quisieran arruinarlos con el viento y la caminata, pero no precisamente Sagitas o Xell, con lo bueno que era caminar con la compañía del aire y las criaturas circundantes… olía a gato encerrado pero en algo tenía razón la pelivioleta, tenían que correr a la boda.

 

-Lo siento no quise ser entrometida, si debo ir al castillo para cambiarme y llegar a la Tonks con Ishaya, el pobre ya debe estar preocupado porque no dije a donde iba- últimamente el mago no quería perderse paso de la rubia, e insistía en pasar el mayor tiempo posible juntos, era sencillamente adorable, más que de costumbre, o mejor dicho como nunca.

 

- Si queréis podéis venir todos a la Lockhart y de allí a la Tonks por chimenea, sino pues allá nos vemos- dijo en tono cordial y entonces pregunto atropelladamente. -Ay mi madre, necesitáis algo especial o extra para la ceremonia- si era así correría para tenerlo listo aunque en el recorrido que había hecho no había notado altar alguno, ¿acaso los elfos lo pondrían a último minuto? Si, seguramente que sí.

[Sagitas E. Potter Blue]

Entendí a la perfección la pregunta inquieta de Xell. Hice un pequeño movimiento de hombros que intentaba mostrar mi desconcierto.

 

-- Pues eso no lo sé, Xell. Es un poco enrevesado, he de reconocerlo. Pero fue decisión de Vladimir, el que la secuestraran para la boda, yo sólo accedí a que fuera en un lugar conocido por mí. Si llego a saber que han secuestrado a Jessie en cualquier otro sitio que yo no conozco, me muero de miedo. Pero yo estaba en el ajo, lo reconozco. No pensé que hiciera mal con ese simulacro de secuestro, sólo que no pensé que alguien pudiera sentirse mal por la peculiar manera que tenía Vladimir para pedirle ser su esposa.

 

Me volví a encoger de hombros de nuevo, mientras meneaba la cabeza.

 

-- No lo entiendo. Lo hice todo con tiempo, con mucho tiempo, pero ninguno de los Departamentos acudieron a la llamada para rellenar el papeleo. Después, el de Criaturas apareció pero aún no han dado permiso para mover las desde el Circo a su lugar de destino. Y ya me cansé, mandé al Enano Gruñón de que hiciera lo más conveniente. Lo peor es Transportes.

 

Respiré hondo. Al menos había parado de llorar y estaba decidida a casarlos de una vez aunque fuera llevándolos yo en brazos al altar porque no había trasladores.

 

-- Transportes sólo han respondido, después de un mes de insistencia, en que pronto nos atenderán. Para cuando lleguen, pues la boda habrá acabado, no la voy a retrasar más, aunque tengamos que usar Portus poco convencionales. Soy una bruja con secretos.

 

Sonreí a Xell y le hice un guiño. Parecía feliz y me alegraba, aunque yo hubiera tenido que comerme todo el papeleo a sus espaldas y que, en contra de la eficacia que me caracterizaba, no hubiera podido hacer nada con respecto a una boda bien planeada. Menos mal que se me daba bien improvisar, porque era cierto que estaba hasta las mismísimas de los funcionarios que se habían estado tocando el remoño en vez de cumplir con sus deberes ministeriales. Nada de esperar más. La boda se iba a oficiar ya, como yo me llamaba Sagitas.

 

-- Vamos, sobrina, que eres capaz de la emoción de aparecerte es Islandia, aunque no dudo que la capa que te ha regalado tu madre te protegería del frío.

 

La conversación de Cye me hizo pensar que tal vez sería bueno tener conexiones flu con las mansiones de la familia, para no tener que volver a pasar por esto.

 

-- No, Cye, no tengo conexiones con nada, y justo empezaron las reformas cuando se acabó el año que tenía contratado con los negocios y ahora estoy incomunicada a nivel de chimenea; tengo que usar la Aparición, con lo poco que me gusta... ¿En verdad nos dejas la Lockhart para ir a la Tonks para la boda? ¡Oh, dioses! Eres maravillosa, la Madre Naturaleza te puso en nuestro camino para solucionarnos los problemas. Nunca debemos dudar de ella porque nos trajo tu presencia sorpresa y ahora nos ayudas a movernos de forma legal, sin tener que usar magia que podrían acusarnos de no estar autorizada. Gracias, gracias, muchísimas gracias.

 

Me abracé a ella y le sonreí. Era maravilloso contar con la ayuda de Cye.

 

-- Bueno, chicos, pues todos a la Lockhart, que usaremos su servicio de Red Flu. Recuerda que te compre polvos Flu para sustituir los que te gastemos, que somos muchos.

 

Y moví la mano para que todos siguieran a Cye, la matriarca de la mansión que íbamos a invadir ahora.

[Xell Vladimir Potter Black]

De repente, todo parecía haber cambiado. El estado de ánimo había pasado de tensión a entusiasmo, algo que me encantaba. Me gusta que todos seamos positivos y que haya felicidad en mi alrededor.

La tía Cye ofreció su casa para usar la Red Flu. No entendía porqué no teníamos conectada la chimenea, pero la tía Sagitas nos explicó que la "compra" de uso de la red había caducado poco antes de las Reformas, con lo que no había nada conectado.

- ¿Algo especial para la ceremonia? Pues... ¡mucha ayuda, que no he hecho ninguna! Sólo estuve en la de la tía Sagis

Me di cuenta que me ponía nerviosa, así que mejor aligerar los nervios.

- Hay que llevar velas. Y el cáliz. Y el libro sagrado. Y... ¿Qué más? ¿Qué necesitamos?

Todo lo sucedido con Transportes y con Criaturas lo conocía, pues había sido partícipe en las llamadas ignoradas en la Ventanilla única. Así que estaba convencida de los problemas que habría para celebrar la boda tal como la hubieran planeado. Pero la tía Sagitas es genial y sabía salir del paso.

Y la tía Cye ayudó un poco al ofrecer su red flu, que aún tenía vigente. Me acerqué a ellas y las abracé, a las dos juntas.

- ¡Os adoro! Sois las tías más geniales del mundo.

[Sagitas E. Potter Blue]

-- ¡Eh, eh, tú, quita, quita! -- le dije a Xell. -- No me achuches, sobrina, que no es para tanto.

 

Aún así, me encantaba que mi sobrina me abrazara, porque en este mundo pocas veces nos sentimos queridas y apoyadas y por ello, todo signo de estimación era bienvenido.

 

Salimos del edificio sacro y caminamos hacia la verja de entrada. Al pasar por el árbol que acogía el nido del ave le rogué que protegiera el confesionario mientras estuviéramos fuera. Era una costumbre antigua que tenía, además que sabía que el canto de Augurey alejaba a muchos porque le atribuía el pensamiento de que anunciaban la muerte de uno. Una tontería, a mi parecer...

 

Después desde allá, no fue difícil llegar hasta la mansión de mi cuñada, la Lockhart, donde usaríamos la Red Flu para ir hasta la Tonks, gracias a la amabilidad de Cye.

 

-- Venga, venga, no tenemos tiempo que perder...

[Reena Vladimir]

Teníamos el tiempo justo para la ceremonia. Este año la iba a hacer si o si.

 

Caminando por Diagón fui a parar al confesionario, las vacaciones del cole que tenía Akira me habían hecho recordar que con cinco añitos, el niño ya tenía edad suficiente como para presenciar una ceremonia y la mas importante que habría en poco tiempo sería el solsticio de verano. Había mas cosas que preparar si él asistía.

 

-Vamos cielo, recuerda que no se puede hablar muy alto ¿vale?

 

Abrí la puerta del confesionario y el pequeño, al ver la oscuridad de dentro, me volvió a coger la mano. Era la primera vez que lo llevaba y lo nuevo y oscuro todavía no le llamaba la atención.

 

Los dos entramos en el confesionario y me dirigí hacia la parte de atrás, donde normalmente nos vestíamos, por allí había guardado un tabardo que seguramente le quedaría bien a mi nube particular.

[Sagitas E. Potter Blue]

Hacía poco que había entrado en el Confesionario para dejar mi traje de Suma Sacerdotisa. Después de la ceremonia, lo había lavado, planchado, cuidado con mimo. Pocas veces tenía oportunidad de lucirlo y me gustaba tenerlo a punto. Así que pasé la mano por la blanca tela antes de cerrar la bolsa y guardarlo en el armarito que había en la sacristía. No era mi negocio desde hacía meses pero seguía usándolo para guardar mi traje de gala. Creo que pensaba que era el único lugar digno de contener tanta belleza y tanta simbología.

 

Bostecé, a pesar de ser un nuevo día, seguía cansada. Tal vez sería bueno conseguir una poción revitalizante, aunque no estaba segura de que Reena mantuviera los mismos objetos que yo tenía cuando el confesionario era mío. En realidad, yo era un puro desorden y estaba segura que ella lo tenía todo más en su sitio. Eso significaba que no iba a encontrar la ampolla de pociones junto a los inciensarios.

 

Así fue, abrí la puertecilla y no, no estaba. Eso me hizo recordar el cáliz de plata. ¿Seguiría en el lugar escondido que sólo yo conocía? Supuse que sí, no recordaba el haberle dicho como abrir aquel agujero de la pared que nadie sabía que existía. Era por seguridad, pero tal vez me había pasado. Tenía que informarle a mi sobrina.

 

-- ¿Reeeeeeenaaaa? ¿Estás por aquí? Tengo algo que decirteeee...

 

Sí, grité, al fin y al cabo estaba tan acostumbrada... Y a aquellas horas, seguro que no había nadie...