Confesionario de las Lamentaciones (MM B: 87865)

[Aysha Potter Black T.]

En la Tonks había llegado que debía ir a una celebración que se daría en el confesionario de las Lamentaciones y que estaba invitada, así que con cara de felicidad, la joven tomo su bolso llamo a su modista profesional para así ser la diva de aquella celebración. Siempre lo era, pero esta ves quería ser la mas llamativa y tentativa del lugar, así que tomo sus cosas y llamo a nada mas y nada menos que Osmel Sousa mágico.

 

Tras unas horas mas tarde, ya la joven tenía el vestido escogido y el tocado igualmente. Así que sonriendo como nunca antes, tomo la mano de su modista y así poder vestirse y arreglarse para el evento.

 

Media hora mas tarde.

 

La joven Potter Black por fin había terminado de estar arreglada, parada al frente del lugar donde se iba a realizar la ceremonia, así que con su vesitdo pensó en llegar al evento, pero no antes de terminar con lujo de detalle en su cabello un tocado de reina como había dicho su modista. Sonriendo Aysha escucho a Osmel hablar y hacer el previo de su entrada.

 

Suspirando para tranquilizarse y sonriendo como nunca antes, la joven entro modelando por la alfombra roja como lo que era una Diva. Sonriendo y haciendo poses con su Osmel lo abrazo, dando un beso en su cachete pero evitando dañar su maquillaje.

 

--Gracias, y es cierto... La Diva Reina llego a la celebración.--

 

Con una gran sonrisa camino con toda la elegancia de una reina hacía donde se dirigía Osmel. Todo aquello había sido muy rápido pero a lo mejor era así. Aysha era demonio y sabía como lucir todo lo que se colocaba.

 

--Osmel eres el único que hace resaltar mi belleza que se que es la mejor de todas.. ¿No crees?--

Editado 19 de Abril del 2015 por Aysha S. Triviani

[Reena Vladimir]

El tiempo se me había echado encima, llevaba demasiado tiempo preparando aquella prenda para mi hija y ahora era el momento de entregársela. Entré en el confesionario, ataviada con el vestido verde hoja que me dictaba mi orden del tejo, llevando bajo el brazo un paquete invisible aunque voluminoso.

 

Topé con una extraña muy pomposa y la aparté de mi camino con un empujón y palabras resonantes:

 

-Vergüenza debería darte, aparecer aquí vestida de blanco cuando se va a ordenar a una novicia...

 

Seguí adelante, ignorando a la mujer y fui a reunirme con Xell, ante la cual rodeé y sonreí.

 

-Con esta capa, yo te invito a disfrutar del calor de la hermandad de las sacerdotisas, pues a fin de cuentas todas servimos a la naturaleza y nos servimos de la misma.

 

Desplegué la capa invisible y sabedora de que nadie la veía, cubrí los hombros de mi hija con ella. Le di un beso en la frente y retrocedí unos pasos hacia atrás, hasta ponerme a la altura de Sagitas, le susurré un: "menos mal, pensé que no llegaba" y juntas esperamos a que el tejido del abrigo tomase su color definitivo, pues adoptaría el propio de la orden a la que perteneciera mi hija.

[Matt Blackner]

Algo me habían contado....me daba cuenta de qeu se celebraría una ceremonia familiar importante, Xell era una sacerdotisa, pero aun tenía el rango de novicia cuando ya merecía ser miembro de pleno derecho. Por eso se preparaba aquella ceremonia...y yo estaba lleno de plumas, arañazos y mijitas de vete a saber qeu, después de qeu Sagitas me dejara al cuidado de su augurey.

 

Como estaba mucho mejor de sus heridas, desaparecí un momento del confesionario, al menos para poderme cambiar de ropa y ponerme una camisa azul oscuro con unos pantalones negros, sin plumas o pelos de mascotas.

 

Bien vestido, llegué al lugar para presenciar la ceremonia. Era bonito, era algo incluso acogedor, con todo aquel ritual, como Sagitas vestida de sacerdotisa iniciaba el cambio en el rango de Xell dentro de la orden, entregándole la oz al tiempo qeu Reena le ponía una capa.

 

Metí las manos en los bolsillos. Hasta donde sabía en la familia, si no todos la gran mayoría de la familia pertenecía a la orden de sacerdotisas excepto yo, lo cual me dejaba algunas dudas de si en realidad podía estar alli o no.

[Sean -Ojo Loco- Linmer]

Bien..ahora a actuar....que ofendan la pieza de ropa que yo, un modisto reconociedo mundialmente y con varias reinas de bellezas y Miss Magicas a cuesta habia elegido, eso era peor que si se me hubiese corrido el maquillaje....que me hubiese salido una espinilla en medio de la frente....que me hubiesen aparecido bolsas debajo de los ojos....eso era...LA GUERRA!!!!....Simpatico asunto pues me agradaba Reena como jefa....pero bueno..estaba actuando no???...ademas ya aqui tenia mi objetivo...y el tintineo de los galeones una vez finalizado un trabajo.

 

-Ahhh Horror...se ve que aqui..los modales junto a los gustos han desaparecido...-mire mi espejito y sonrei- perdonalos..no saben lo que dicen...y Aysha..tu no hagas caso..eres una reina..no tienes que caer ante voces rumeantes de los plebellos.

 

Y asi mientras Reena daba la capa a Xell..siempre hermosa...aunque mi personaje no lo admitiria..yo puse corona en la cabeza de Aysha..eso ni ella se lo esperaba...y ese era el plan...aunque por otra parte si..que de seguro le señalaria lo pasada de peso a Sagitas...y ciertas bolsas debajo de los ojos..incluso...cierto tic en los ojos..si...le faltaba amor a esa chica???...chica no..SEÑORA....

 

-Ohhh..preciosa...tiemblen mortales..-dije dando saltitos de alegria al lado de Aysha..evidentemente le estaba robando el momento a Xell...eso tambien parte del plan....

[Xell Vladimir Potter Black]

*perdón, no pude entrar antes*

 

Nadie me dijo de qué iba la ceremonia y no comprendí nada cuando la tía empezó a orar ante el altar. Me mantuve cerca porque así me lo pidió ella pero cuando vi el cartel y escuché sus primeras palabras... ¡Me quedé embobada! Mis fotos ondeaban en el aire y yo no podía creerlo, ahí ponía mi nombre y yo...

 

Seguía embobada, casi sin entender lo que sucedía a mi alrededor. Me había quedado varada en la nominación de "Hermana de Luz" junto a mi nombre. ¡Era mi ceremonia de Sacerdotisa! Si estuviera bien, me pondría a saltar de emoción, Pero permanecí quieta, soñando despierta, cuando Sagitas pidió que alguien me amadrinara. Seguí quieta, pero ahora con miedo. ¿Y si nadie era mi madrina? No estaba Cye, tampoco estaba mi madre, no había nninguna otra sacerdotisa.

 

Al sentir la voz de mi prima Jessie, solté el aire de mis pulmones de un tirón, agradecida. ¡Amaba a mi familia! Casi lloro. Sagitas me dio una hoz de plata y mi corazón latió a mil al sentir su peso en mi cintura.

 

- Así lo haré, tía, cuidaré de la hoz.

 

Ahora sentí el peso del saquito con las semillas de manzana en mi cuello. Me emocioné mucho y las lágrimas casi se escaparon de mis ojos. Pero resistí, no quería llorar en mi ceremonia de Sacerdotisa. Sagitas me dio, por fin, el poder para hacer ceremonias sola. Era un momento maravilloso y no sabía que hacer.

 

- Gracias - mi voz era tan suave que tal vez ni la sintieron. Además, unos clarinetes sonaron en el aire y ensordecieron a los presentes con el eco en el confesionario. La puerta se abrió y se extendió una enorme alfombra roja. - ¿Eso es también parte de la ceremonia?

 

Pregunté muy confundida porque este detalle no estaba en los libros de sacerdotisa. Aunque la tía Sagitas era tan rara... tal vez hubiera innovado un poco el rito de iniciación.

 

Pero no era eso. Dos personajes de lo más extraño hicieron su aparición en nuestro sacro recinto. El Confesionario fue violado por la presencia extraña de un hombre claramente... extraño y una mujer descocada. Al primero no le conocí pero ella era la tía Aysha?

 

- ¿Tía? - Entendí, seguro que la había invitado la tía Sagitas y llegaba con pareja. Aunque esa pareja no le pegaba nada. - ¿Eres tú? ¿Reina? ¿Reina de qué?

 

Estaba confundida. Era una forma de ser que no coincidía con la tía que yo conocía. Era muy egocéntrico entrar así en el lugar de una ceremonia religiosa y llamar la atención de esa manera. Pero en el Confesionario es bienvenido todo usuario, por extraño, egocéntrico y prepotente que parezca. Todos tienen derecho a entrar y a ser atendidos. Y ahora yo podía oficiar ceremonias y atender peticiones.

 

- ¿Puedo ayudarte en algo? - le dije a la tía, echando una ojeada de vez en cuando a aquella figura extraña que le acompañaba. ¿Era de verdad? Parecía ser demasiado forzada para ser un personaje real. No sabía qué hacer pero mi madre vino en mi ayuda. - ¡Mamá! ¡Has llegado!

 

No corrí, es un lugar sagrado, pero me acerqué a ella. Reena traía algo en las manos que no vi pero que colocó en mis hombros. ¡Era la capa más hermosa que nadie haya hecho jamás! De una tela color blanco con bordados de ramas de las que colgaban gruesas manzanas, todo en blanco, resaltado en la ligereza de la trama, se acopló a mis hombros como si estuviera hecha a medida. Los bordes eran dorados y el cordón que se ató mágicamente en torno a mi cuello, también lo era. Dije que no lloraría pero mentí. Aquel regalo me hizo sentir la hija más querida del mundo y me puse a llorar. Corrí hacia mi madre y la abracé.

 

- ¡Mamiiii, gracias! - lloré. Y si no está, no es correcto, no se lleva o cualquier pega, me es igual. Me sentía querida por todos y lloraba de alegría y emoción. - Gracias a todos por estar aquí - farfullé.

 

Aquel hombre empezaba a resultar molesto. ¿Por qué se comportaba de esa manera tan singular? ¿Por qué estaría invitado en esta ceremonia privada? ¿Y por qué se lo permitía la tía Aysha? ¿Es que no se le caía la cara de vergüenza por lo que interrumpía? A mí sí, pero nada estropearía mi ceremonia de ascenso de novicia a sacerdotisa. Sólo lo empañaba que no estuviera la tíia Cye, pero no estaba segura de si la tía Sagitas la había invitado. Me daba pena que no estuviera presente, pero no era el momento de preguntar nada de eso.

[Jessie Black Lestrange]

No sabía como actuar, me sentía de lo más extraña porque no sabía que más hacer. La ceremonia había concluido y ya todo estaban más relajados o eso parecía. No sabía si podía abrasar o no a mi prima, si acercarme a mi madre era correcto dejar las cosas como estaban.

 

Por suerte un chico estrafalario me saco de mis pensamientos por la forma en que trataba a la tía Aysha, negué un tanto molesta y si no fuera porque era una celebración sería ya le habría amenazado con la varita, así que sonriendo de forma amable me acerqué a mi prima Xell que se había acercado a ellos y la abrace por los hombros.

 

-Amm... no se que se dice en estos casos ¿felicidades? ¿estoy orgullosa? Bueno... creo que las dos se aplican pero juro que no se como comportarme, si seguir sería y tranquila o ya puedo alocarme, ya lo sabes.

 

Voltee a ver al chico que venía acompañando de mi tía, sonreí de lado forzándome a no darle una buena reprimenda por su comportamiento tan extraño. Pero antes de que pudiera hacer algo mi prima se fue a saludar a su madre y eso me animo un poco, verla divertirse era bueno, ambas, al crecer, nos habíamos vuelto un poco más sería, aquí faltaba mi hermanito para relajar un poco el ambiente.

 

-Tía... ¿quien es tu amigo tan... extraño?

 

Lo voltee a ver a su amigo de arriba abajo examinándolo detenidamente por su atuendo tan estrafalario.

[Ela Karoline]

La vida, era hermosa, única, impredecible y sorpresiva a veces, ningún mago o bruja podría decir a ciencia cierta que va a pasar a futuro y Cye como muchos trataba de planificarlo, pero en los últimos meses se había dado cuenta que era imposible.

 

Había un par de noticias que le habían movido su centro y había tenido que adaptar sobre la marcha porque no tenía alternativa, por eso ahora solo quería paz, calma, amor, compartir un poco mientras se pudiera con los seres que habían sido importantes en su vida.

 

Con la vuelta de su amado esposo Ishaya, parte de su energía y armonía regresaba, ahora mismo se encaminaba hacia el Confesionario de las Lamentaciones, ¿Por qué? Bueno los Vladimir, la habían acogido hacía mucho tiempo, pero se había alejado de ellos como de todos y ese era un lugar regentado por algunos miembros, además de ser eso un lugar de paz.

 

Cye no asistía con ninguna pretensión además de la de ver a las chicas, compartir con ellas, quizás no fuera lo que se esperaba, no se alejaría si la aceptaban tal cual era, ósea simplemente ella. Suspiro cuando estuvo a las puertas del lugar, tomo una bocanada de aire y dejo que su figura se colara entre los presentes, nunca había querido llamar la atención y ahora no era la excepción, su sencillo vestido de seda color salmón, a juego con sus zapatillas daba cuenta de ello.

 

Se hizo hacia una hilera de bancos, al final, presenciando los acontecimientos, allá en el precioso altar estaba Sagitas, Xell y Reena, evidentemente era una ceremonia familia, se mordió el labio y deseo que Lisa hubiera recibido el mensaje y se uniera a ella pronto antes de que todo acabara, sabia del lazo que la unía a su rubia sobrina.

[Sean -Ojo Loco- Linmer]

Perfecto...ahora era tiempo de actuar....ahora que tenia a Jessie frente a mi..solo hacia falta una presentacion...y eso les daria...aunque hurtara la identidad de otro...en fin....simplemente me coloque unas gafas de sol...ridiculas como siempre y sali al paso de la pregunta de Jessie...alzando la voz para llamar la atencion..si ahora queria todas las miradas cayeran en mi.

 

-Que quien Soy???...yo Soy..el hacedor de REINAS....el unico..el irrepetible...el zar de la belleza....- alce el espejo que tenia en mi mano apuntando hacia el publico...mientras estos se giraban hacia mi...- yo soy...

 

Si...para tener un artefacto magico con un encantamiento imbuido habia que pasar mucho trabajo...y en este caso este espejo era especial...simplemente accione la magia...y ahi estamos....un Strellatus en forma que cego a los presentes que bueno era portar gafas de Sol modificadas magicamente...Sin mas sonrei y tome a Jessie del brazo mientras que mi varita..recien salida a la luz apuntaba a su cuello...

 

-Creo que te esperan en otro lugar...- le dije en un susurro a la enceguecida Jessie...pero no con la voz de mi personaje..sino otra..

 

Mientras el caos y la ceguera se apoderaban de los concurrentes....por suerte habiamos planeado todo...y afuera un carruajes me esperaba...as que lance a Jessie dentro...y cerre magicamente la puerta....mientras le hacia una señal al conductor..ya sabia a donde dirigirla...Sin mas regrese...y como el efecto aun duraba..simpleemente me cai al suelo..teniendo el cuidado de golpearme con algo..asi podria fingir que estuve inconsiente

 

-Auxilio...mis preciosos ojos no ven nada...Auxilio????- y he ahi las formas que uno tiene para ganarse los galoenes..ya Vlad..tenia su encomienda..a saber lo que pasaria despues

 

 

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[Aysha Potter Black T.]

Alzando una ceja, la bruja comenzó a sonreír ya que no sabía por que aquellas reacciones eran tan llamativas. Aysha siempre era así, despampanante y asombrosamente deslumbrante. Su vestido era blanco perlado como siempre ella llevaba, no sabía por que su hermana Reena había dicho tal cosa, a lo mejor ella solo había ido allí ha felicitar a su sobrina Xell y para entregarle su regalo que le había llevado bastante tiempo en encontrarlo y así era recibida.

 

Con un suspiro algo de enojo, miro a su sobrina Xell pero se dulcifico con el gesto de Osmel el cual era para todo un amor. Al terminar de comentar que Aysha era una reina y todo el cuento que el siempre hacía para que ella se diera cuenta que era una diva totalmente. Así que con afecto miro a su alrededor y con cara de tía hermosa y preciosa le entrego una caja de color blanco a su sobrina Xell.

 

--Esto es para ti, adentro ahí un collar con un dije de zafiro... Al que se lo compré dijo que si tu pedías algo con fe y devoción esa piedra te lo daba... Así que no pidas hombres sexys por ese es mi deseo --

 

Le guiño el ojo a su sobrina y sonriendo fue hasta donde estaba su acompañante Osmel. Ya se quería ir de allí, solamente le quería entregar el regalo a Xell y salir de allí. Pero siempre estaban los demás, La potter black saludo con algo de educación a su sobrina Jessie y a Cye la cual había visto por primera vez. Sonriendo miro que Osmel tomaba una actitud muy sospechosa cosa que causo que la bruja le prestara mas atención.

 

En aquel momento paso lo que tenía que pasar, algo coloco a Aysha ciega y un susurro se escucho pero en una voz que realmente nada me decía que la bruja lo conocía. Así que tomando su varita por si acaso se dio de cuenta que su Osmel estaba en el suelo casi con un ataque histérico. Aysha fue hasta allí para ayudarlo y ver como sus ojos ya no eran del color de osmel si no otros.

 

--Nos vamos, no quiero que nos vuelvan a atacar... ¿Todos están bien?--

 

Preguntando esto, la bruja tomo con un poco mas de fuerza necesaria a su modista y lo dispuso para salir de allí.

 

--Lo siento, pero debemos irnos. No vengo totalmente preparada para una lucha... Y el no sabe ni como sostener una varita sin.... sin.... bueno, sin utilizarla correctamente --

 

Señalando su vestido y tacones, como la mano de Osmel que ya el cabello se estaba tornando un poco mas oscuro y salieron desapareciendo en la calle directo a un lugar indefinido para así salir de sospechas.

[Jessie Black Lestrange]

El chico si que quería hacer un papelón en la fiesta de mi prima. Quería lanzarle un silencius para que dejara de gritar como loco, peor antes de que incluso pudiera buscar mi varita en mi bolso un hechizo me cegó por completo. Busque a tientas mi varita mágica, seguro los fenixianos habían venido a por mi de nuevo. Alguien me tomo del brazo izquierdo y cegada como estaba no había mucho que pudiera hacer, tal vez golpearlo pero fue cuando sentí la punta de la varita mágica sobre mi cuello.

 

-Esta bien, esta bien... pero no les hagas nada a mi familia.

 

Camine sin oponer resistencia, estaba asustada y nerviosa, por primera vez notaba que algo que era los podía poner el peligro y me asustaba que por mi culpa pudiera pasarles algo. Comencé a llorar cuando sentí como me lanzaba contra algo, me golpee en la cabeza y me lleve las manos a los ojos para intentar quitarme el hechizo que me segaba.

 

Escuché un hechizo, aguzando mis oídos me percaté que era un fermaportus, Merlín me habían secuestrado. Me tropecé hasta la puerta debido a que la cosa en la que estaba había comenzado a moverse, me volví a golpear, esta vez la frente y poniéndome trabajosamente de pie comencé a golpear la puerta con las manos.

 

-¡Sáquenme de aquí, auxilio!

 

Solo sentía como la cosa en la que me habían encerrado se movía. Busque mi varita y apuntando a la puerta una vez que pude ver intente con todos los hechizos que sabía parar abrir la puerta pero esta no se abría por más que lo intentaba.