Confesionario de las Lamentaciones (MM B: 87865)

[Sagitas E. Potter Blue]

Medio sonreí, es algo que no podía evitar con Sean y sus extravagancias. Y yo que pensaba que yo era la rarita.

 

-- Anda, Sean, no divagues sobre el significado de "hermano". Es sólo un símbolo de respeto en este lugar sagrado, no me hagas perderlo y darte un mamporro nada más entrar en el confesionario.

 

Acompañé el comentario con una sonrisa pero que era algo amarga y que escondía más de lo que pretendía. No soy mujer paciente ni me gustan las bromas con el confesionario, sobre todo desde que había perdido la titularidad debido a las normas vigentes con los negocios en el callejón. Odiaba al Ministerio cada vez que lo recordaba.

 

-- ¿Cómo?

 

Vale, ahora me había pillado. ¿Cómo era posible que, cuando más me parecía conocer a este hombre, más me sorprendía y me dejaba perpleja. Tomé el pergamino y lo miré. Una adivinanza bien sencilla. ¿Se creía que era lerda? ¿O es que había gato encerrado en ese manuscrito?

 

Lo tomé, giré y examiné con detenimiento, no entendía lo que pretendía Sean con eso.

 

--¿Asuntos pendientes? -- ¡Demonios, ya sabía de qué hablaba y sí, no era muy apropiado para el Confesionario. Así que sonreí mientras se iba y después miré a todos. -- Reena, Matt, cuidar del augurey, tengo algo que hacer.

 

Prácticamente corrí hacia la sacristía y busqué un pequeño cuchillo ceremonia. Me pinché el dedo y dejé caer un par de gotas en el escrito, pidiendo perdón a la Diosa Naturaleza por esa magia impía en un lugar tan sagrado. Sonreí.

 

Botica Macnair

 

Sin pensármelo, me quité el saco marrón y abrí la taquilla. ¿Un vestido azul? ¿De quién sería? Seguro que de Xell. Me lo puse de un tirón y bueno, no me quedaba mal, aunque no era mi estilo. No tenía nada que decir a la familia así que salí por la cripta. Tenía una cita. Llevaba el pergamino porque ni loca dejaba aquel acto maléfico en el confesionario o Reena me mataría.

 

 

 

Mucho más tarde:

 

-- He vuelto, holaaaa... Necesito ayuda, hay que poner el confesionario de vítores y flores para este sábado para una ceremonia especial. ¿Alguien me ayuda?

 

Ni idea de quien estaba allá, pero traía las manos llenas de bolsas que había comprado con incienso blando y guirnaldas de flores para las columnas. A veces olvidaba que el confesionario no era mío y lo usaba como si aún fuera la dueña.

 

-- Hola, Heliké, ¿esperas a alguien? ¿Me ayudas?

Editado 16 de Abril del 2015 por Sagitas E. Potter Blue

[Jessie Black Lestrange]

Había llegado al confesionario al confesionario porque mi madre me había dicho que tenía una sorpresa para Xell, llevaba pantalones rasgados de mezclilla y una camiseta un poco agujereada. En una bolsa llevaba un vestido negro con un gran moño en la parte trasera porque ya me cambiaría después.

 

-¿Apenas comenzaras a arreglar mami?

 

Deje el vestido en uno de los sillones del lugar y comencé a ayudar a mi madre con la decoración. Un par de no me olvides azules por aquí, pétalos y velas por el piso generando un hermoso pasillo. Coloqué el incienso en recipientes al frente junto a un altar y los encendí, dejando el lugar lleno de un humo de un olor delicioso. Coloqué las guirnaldas de flores entre las columnas y al final voltee a ver a mi madre.

 

-¿A que horas llegara mi prima?- pregunté dejándome caer en uno de los sillones resoplando por lo cansada que había quedado-¿crees que deba irme cambiando?

 

Observé mi ropa dándome cuenta que si había quedado bastante sucia por todo el trabajo.

[Xell Vladimir Potter Black]

*entro de nuevo, que mi posteo quedó muy atrás*

 

Había decidido no entrar en el confesionario, tras sentir que el pobre animalito estaba cuidado por la tía Sagitas. Recordé que tenía un poquito de poción curativa en casa, así que fui a la Vladimir. He de reconocerlo, me entretuve un poquito en actos que no contaré pero volví al lugar en cuanto pude.

 

Entré con cuidado, para no armar ruido. Estaban mi tía Sagis con las primas Heliké y Jessie. Eso me puso muy feliz.

 

- ¡Primis! - me tiré encima de la pelirroja y le di un gran beso. - ¡Qué sorpresa! ¿Qué haces aquí? Creo que es la primera vez que te veo en el Confesionario.

 

Me di cuenta que no era lugar para estos gritos así que me separé, avergonzada por la forma de actuar.

 

- Hola, prima Heliké. Perdona que la saludara a ella primero, pero a ti te veo más a menudo. Tía... Traje un poco de díctamo para el augurey. Seguro que mejora... Ahora que me fijo, ¿para qué es tanta decoración? ¿Celebramos algo? Vengo con ropa de calle, si es una ceremonia o una fiesta, debería volver a casa a ponerme ropa más adecuada...

[Sagitas E. Potter Blue]

Nos interrumpió la llegada de alguien a toda prisa. Los pasos se acercaron y apreté los labios. Aún no había acabado con toda la decoración y... ¡Menos mal, era mi hija!

 

-- Jessie, cielo, hola... Sí, voy con retraso y he empezado ahora mismo, pero no tardo nada, unas flores aquí y allá... En realidad, la ceremonia se hará al lado del altar y ya está engalanado. Si me ayudas por aquí...

 

Ciertamente, mi hija tiene buen gusto para la decoración. Enseguida puse guirnaldas y quedó maravillosamente ornado. Suspiré antes su siguiente pregunta.

 

-- No sé, en realidad ya tarda en venir. Mira, hablando del Rey de Roma...

 

Xell acababa de entrar en el Confesionario y miraba alrededor, sorprendida. Sonreí de la forma pícara de quien sabe más de lo que cuenta.

 

-- El Augurey ya está casi curado, pero muchas gracias, Xell. Tú siempre tan amable con los animales. Pues... -- señalé alrededor, con tantas flores por todas partes -- Sí, va a haber una ceremonia importante. Sería mejor que te cambiaras por algo más apropiado. No da tiempo que vayas a la Vladimir. ¿No tienes tu traje de sacerdotisa en la sacristía? Será mejor que te cambies pronto para cuando lleguen todos. Anda, y así me ayudas en la ceremonia. No sé donde se metió tu madre.

 

No le dije nada más, esperaba que no preguntara. En el confesionario se hacen todo tipo de ceremonias espirituales, no tenía porqué concretar.

[Jessie Black Lestrange]

-¡Hay!

 

Pegue semejante brinco cuando Xell me abrazo sin esperarmelo. Sonreí y correspondí a su abrazo besando a mi prima en ambas mejillas. Mi madre hablaba con Xell sobre una de las criaturas del confesionario que al parecer estaba lastimada pero en eso no sabía mucho así que preferí dejárselos a ellas.

 

-Yo iré a cambiarme que pareciera que acabara de atacarme un tifon o algo por el estilo, no tardo.

 

Me fui despacio hasta uno de los cuartos de baño, llevando mi vestido negro con un gran moño en la espalda, era corto pero no escotado, era lindo y tierno, de un negro brillante y muy lindo. Al terminar de cambiarme salí del cuarto de baño y regrese donde estaban las demás, mamá habla con Xell algo de ceremonia sacerdotal y yo de eso sabía aun menos.

 

-Listo... mami ¿esta bien el vestido o es muy corto?

[Xell Vladimir Potter Black]

- ¿Ya lo curaste? Perdona tía, me retrasé un poquito en el... la... la mansión,

 

No añadí nada más pero me puse tan roja que seguro que di a malos pensamientos sobre lo que había hecho en ese período de tiempo.

 

- ¿Todos estamos invitados a esa ceremonia? - pregunté, interesada. Era raro que estuvieran la prima Heliké y la prima Jessie juntas. ¿Cuál sería? Las flores no me daban ninguna pista, tal vez una boda, o un bautizo... - Te ayudaré, tía. No sé donde está mami, en la mansión tampoco estaba. Voy a la sacristía. Con permiso, primas.

 

Recordé que la última vez que estuve en la sacristía dejé mi traje blanco, pero seguro que estaba arrugado. Usaría unos cuantos hechizos para quitarle las arrugas. Una sacerdotisa debe vestir con propiedad. Abandoné el confesionario y entré en la sacristía. El camastro de la esquina estaba hecho. Sonreí al recordar la última vez que lo usé y otra vez me puse roja. Mi vestido blanco estaba listo y como si alguien le hubiera oreado, liso, sin una sola arruga, con el cordón dorado puesto con mucho trato en la percha y con la corona de flores azules que había llevado en el Juicio.

 

- Juraría que la había dejado en la Vladimir - susurré, confundida. Pero seguro que la habría dejado aquí.

 

Me desnudé y me lavé un poco, ya venía lavada de casa, pero era una costumbre antes de ponerme el vestido blanco de lino. Me coloqué el cinto dorado en la cintura y me peiné un poco la melena rubia. ¿Me colocaba la diadema? Bueno, ya que estaba en el armarito... Me la puse y salí casi a la vez que la prisa Jessie.

 

- ¡Oh, qué guapa estás! ¿A dónde vas tan guapa? Yo luzco rara con mi hábito de sacerdotisa, ¿verdad? Sería mejor que fuera a buscar un vestido como el tuyo...

 

Dudaba. Si al menos me dijeran de qué iba la ceremonia...

[Sagitas E. Potter Blue]

Miré a Jessie de arriba a abajo y di un suspiro.

 

-- No, está bien, pero me hubiera gustado algo más discreto, mujer, más... Ay...

 

Yo y mi maldita protección. ¿Cuándo me daría cuenta que tenía que darles más libertad a mis hijos? Eran mayores y ya volaban solos. La contemplé con cariño y me acerqué a ella. No solía demostrarlo, pero amaba mucho a Jessie.

 

-- Estás hermosísima, cariño, pero el negro te sienta fatal. Espero que te acostumbres a usar colores más vivos y más juveniles, cielo.

 

Aguanté un poco el abrazo porque sabía que pocos más podría darle. Soy madre, pero también orgullosa y no suelo dar muchos gestos de cariño, tal vez debiera hacerlo más a menudo. Pero Xell entró con su traje blanco y tuve que soltar a mi hija.

 

-- Tú también estás hermosa, Xell. Y llegas justo a tiempo. Ven... Ponte aquí y te acercas al altar cuando te llame, que comienzo ahora mismo.

 

Moví la varita y un gran cartel se materializó encima de él. Me puse de espaldas a ellas y moví la varita sobre mí misma, quedándome con un traje igualmente blanco y con el mismo cordón dorado en la cintura, aunque y lo acompañaba con un saquito para mi hoz y con un colgante de cuero tratado. Mi pelo estaba recogido ahora en una enorme trenza con un lazo dorado que destacaba sobre el pelo violeta.

 

http://i.imgur.com/eHzrYod.png

 

-- Bienvenidos a todas a este gran momento para la vida de nuestra Hermana en Luz, Xell Vladimir. Hoy proclamaremos oficialmente que ha aprendido las artes que todas las sacerdotisas necesitamos para abandonar el noviciado. Xell abandonó ese camino hace tiempo pero nunca le hemos hecho la ceremonia de entrega de atributos.

 

Levanté las manos y me giré hacia ellas.

 

-- ¿Alguien amadrina a esta novicia y la reconoce como Xell Vladimir y que no es una impostora?

[Jessie Black Lestrange]

El abrazo de mi madre me desconcertó, pocas veces me abrazaba y más en ceremonias como estas. Sonreí y le correspondí el abrazo. Me gustaba estar así aunque sus palabras me sonrojaron, colores mas juveniles... no estaba de animos para llamar la atención de nadie.

 

Mi prima había salido con su túnica de sacerdotisa y la verdad se veía realmente hermosa. Asentí a sus palabras sobre que me veía bien sonrojandome aun más.

 

-No... que va, tú así estas perfecta.

 

Y mi madre saco un cartel donde indicaba el porque estábamos ahí. Sonreí a Xell y le murmure un sorpresa para que entendiera que realmente era para ella. Mi madre comenzó con la ceremonia, la verdad se veía que iba a ser hermosa y no era para menos, era momento de reconocer a mi prima.

 

-Yo reconozco a Xell Vladimir con autentica, es la única rubia con esa sonrisa que llena cada lugar en el que esta con una hermosa luz y por lo tanto seré su madrina.

 

Exclame con voz fuerte y clara, quería a mi prima y este era su momento importante, cosa que me ponía orgullosa de ella. Sonriendo ampliamente me acerque a ella y me coloque a su lado a un par de pasos de distancia, ella era el centro de atención.

[Sagitas E. Potter Blue]

Era puro trámite. Todas conocíamos a Xell y sabíamos que ella era ella y no una impostora. Nadie podía entrar en el confesionario con una poción multijugos o cualquier treta del estilo, algo que pocos sabíamos. Se podía entrar con el alma sucia pero nunca haciéndose pasar por alguien que no fuera. Por eso amaba el Confesionario pues, en cierta manera, dejaba ver a la Sagitas que verdaderamente era.

 

Sonreí a Xell, quien seguro estaba patidifusa por la sorpresa. Jessie también se veía radiante, feliz por ser una persona importante en aquella ceremonia íntima. Era una lástima que la Hermana Cye no hubiera llegado a tiempo al lugar. Hubiera sido una gran presencia en el lugar, por lo que había significado en la educación de sacerdotisa de Xell.

 

Pero no estábamos para pesares. Era un día de gracia, así que proseguí la ceremonia.

 

-- Oh, Diosa de la Tierra, Madre de Sabiduría, atiende el ruego de esta novicia que acude a ti a prestarte el juramento de proteger tus dones sin avaricia ni deseos de riqueza. Será tu humilde sierva y de hoy en adelante será reconocida como Sacerdotisa que te sirve dentro del acatamiento y obediencia a tus leyes naturales.

 

Tomé de encima del altar una hoz de plata, con un mango labrado y lo coloqué en una funda que coloqué en el cinto dorado de mi sobrina.

 

-- Recibe, Xell Vladimir, la hoz de plata que te acompañará como símbolo de tu nuevo rango en la Orden Espiritual que te acoge como miembro de derecho. Con esta hoz cortarás con decoro y cuidado las hojas de las hierbas que servirán para las pociones que hagas para el Bien de los que acudan a pedir consuelo.

 

Me retiré un paso y agaché la cabeza en un gesto de respeto a su nuevo rango. Después volví al altar y tomé un saquito parecido al mío, algo más pequeño. Me acerqué por detrás y se lo puse como un colgante.

 

-- Recibe, Xell Vladimir, la fruta carnal de la Diosa Tierra, su origen en el mundo mediante la fruta prohibida. Lleva encima estas semillas del manzano y expándelo por el suelo que visites, repartiendo los puntos espirituales por todas las naciones para que todos alaben el poder de la Diosa Primigenia, la Madre Tierra, Egea, la Diosa de los Dioses.

 

Me volví al frente y le di un beso en la frente.

 

-- Salve, sacerdotisa Xell Vladimir. Ahora eres, oficialmente, una Hermana de la Luz como todas nosotras, con pleno derecho a practicar tus propias ceremonias.

 

Le sonreí, orgullosa por el logro conseguido y después, sin evitarlo, me puse a aplaudirla. La ceremonia había acabado y era hora de celebración.

[Sean -Ojo Loco- Linmer]

Al fin habia podido salir de mi encerrado armario de trastos de limpieza del Departamento...asi que aporveche la red flu para aparecerme en la Mansion Macnair..ahi solo tenia que desvalijar carga intestinal...bañarme....y prepararme para el show....primero que todo..Sean estaba raptado..y asi se mantendria..asi que tendria que cambiar el lux..aun asi tendria que ponerme una restriccion nada dem coqueteo...con la chicas de la ceremonia...es un rasgo que podria delatarme...asi que ya estaba decidido...heme aqui..ante una posion multijugos con un pelo rubio...algo rancio....desp[ues de esto tendre muuuuchos galeones...Si pensamiento reconfortante...sino ni loco me meteria en este personaje....

 

Media Hora mas tarde

 

-Hola MI REINA..estas preciosa- dije con un ligero cambio en la fluides de mi voz hacia tonos mas graves a una chica que se probaba un vestido...-crees que asi parase desapercibido...-y hice una de las poses caracteristicas.

 

De hecho me sorprendi a mi mismo mirandome en el espejo...que buen personaje tenia entre mis manos....de seguro que con el nadie osaria pensar en Sean...nahhh..quien iba a asociarlos....En fin..que despues de una hora..cuando la chica termino de elegior vestido....llegamos al Confesionario...seria aqui...vaya que mal gusto....y heme ya aqui metido en el personaje....una eminencia en temas de modo..venir aqui a promocionar una nueva..estrella...diva...diosa...Sin mas y de un puntapie...abri la puerta....y detras de mi....una alfombra roja descendio por la entrada..y trompetas llamron la atencion de los asistentes...

 

-He aqui a la nueva diosa reencarnada...sublieme y bella..rindanse mortales ante la sublime belleza de esta...Su REINA

 

Y sin mas deje el paso a Aysha....en buena hora me habia invitado...ella era mi tapadera para este negocio..por lo pronto heme aqui hecho un modista famoso...Si..y claro...poses y mas poses...que fingir ser un gay y mas si era reconocido en la farandula...pues era un trabajo arduo al menos tenia a mi espejito conmigo...