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Chateau Dumbledore (MM B: 78647)


Ada Camille Dumbledore
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Darla no había notado el momento en que un mago tropezaba con la Gryffindor, distraída observando más a lo lejos que lo acontecía a su lado. Instantes después su compañera tenía el pecho mojado y un trago diferente en la mano. Qué curioso, pensó Darla, dándose cuenta que muchas veces, en sus viajes al mundo muggle con Seba, habían visto publicidades advirtiendo al respecto, aunque dudaba que aquello aconteciera en el mundo mágico, peores cosas pasaban en realidad. Se encogió de hombros no dándole más importancia al episodio.

Tras el brindis y la broma Mica había secado su blusa y se habían dirigido hacia el lugar señalado por la pelirroja, que sentía una extraña sensación. Imaginó que algunos de los presentes serían rostros desconocidos pero con ocultas intenciones, o quizás solo fuera su imaginación paranoica, pero un codazo de Mica la hizo girar su rostro hacia donde ella señalaba.

La voz del mago le resultó familiar, podía sentir su esencia en el aire, túnica azul y capa, casi purista pensó mientras su mirada recorría de pies a cabeza el más de metro ochenta de altura del recién llegado. Pensó unos segundos, si Darla tuviera que decir que recordaba cada hecho acaecido en su anterior pertenencia a la Orden mentiría. Ella misma se había encargado de modificar su memoria, había dejado un bando, pero por más traidora que la hubieran tildado y fácil de atrapar, había decidido que no iba a revelar nada de lo que era su pasado. Por eso en la seguridad de su bóveda se guardaban bajo hechizos que se iban renovando y ampliando en cantidad los recuerdos reales de la Potter Black. Sin embargo aquel rostro aparecía vagamente dibujado en sus recuerdos, le parecía verlo junto a una joven, cuyo rostro sí no lograba recobrar. ¿Valía la pena recurrir a las memorias reales? Lo dudaba, pero no era el momento ni el lugar.

—Creo que lo conozco pero no estoy segura —un elfo se acercó a ella y le susurró algo al oído. La matriarca Ada estaba ocupada con la realeza y el elfo no había querido interrumpirla, por eso venía a informarle a ella como miembro de la familia que el desconocido había ingresado destruyendo la reja de ingreso de una patada.

—Creo que las invitaciones cursadas para todo el mundo, según me han dicho, no solo ha llegado a los de los pueblos cercanos o a los más calmados en las localidades vecinas, sino también a otros que solo Merlín saben qué es lo que quieren —miró a Mica y le preguntó con gesto de duda —¿te molesta si vamos a averiguar quién es? ¿o nos dividimos los cuidados, una a Luna y la otra al desconocido?, si no hace nada puedo quedarme aquí o si se muestra violento imponer el orden —sí claro, pensó para sí, como si aquel pandemónium que era la reunión fuera tan fácil de ordenar.

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Era un total descontrol, el olor del ambiente, dejaba claro que aquella generación de magos, adoraba las hierbas naturales que la madre tierra les daba. El alcohol no dejaba de fluir, y los magos y brujas comenzaba a tener una actitud más coqueta los unos con los otros. DonTau no dejaba de sonreír de admiración por lo que había conseguí aquella noche. 

Desde un lobo haciendo él sin respeto con un elfo, hasta un ermitaño haciendo raros pasos de baile, aquello sin duda, marcaría un antes y después en los libros de historia de la magia. El grupo de los ancestros salía del baño, junto a tres damas, Don claramente pensó lo peor, hasta que se dio cuenta de que una de aquellas damas era @ Idylla Macnair T. . No puedo evitar reír en solitario. 

Se aventuró por entre los invitados, hasta quedar frente a @ Ada Camille Dumbledore , su prima charla con una joven a la cual nunca había visto, y como siempre a su lado @ Hannity Ollivander Evans . Don cogió una nueva botella de cerveza al pasar, y decidió pasar el rato con ellas. - ¿Molesto? - Le preguntaría a las tres damas, para luego calar una vez más el cigarrillo mágico. 

Su cabello se encontraba más despeinado de lo habitual, sus ojos relajados, mostrando un tono rojizo, similar al del cansancio. - ¿Duque? - se preguntó para sí mismo, un duque en su fiesta y nadie le había avisado, que locura. Don paró más la oreja un tanto intrigado por aquel sujeto. 

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Los ojos del Snape se entretuvieron un segundo en la figura que había interceptado su mano en pleno vuelo. La pelirroja se movía con una soltura envidiable, a tal punto que el mago dio un respingo en el momento en que el frío de su mano rozó la suya para tomar el cigarro. La atención recayó sobre la desconocida, que parecía compartir alguna historia con la gitana que les acompañaba. Su imagen y su aroma habían desprendido alguna clase de reflejo en Thanatos, pero a pesar de detenerse a pensar, no logró descubrir qué era aquello que le resultaba extrañamente familiar.

- ... ¿Qué les parece si nos vamos al laberinto? - el comentario lo sacó de su ensimismamiento. Miró al resto del grupo que parecía no haber prestado mucha atención, mientras lanzaba el humo contenido con un lento suspiro que cubrió de una densa niebla esmeralda a los que lo rodeaban.

- Lo siento, lo siento - comenzó agitando sus brazos para dispersar la humareda que aún continuaba envolviendo el espacio.- Olvido los efectos de fumar en lugares cerrados... pero decía algo sobre un laberinto, señorita? - su curiosidad había ido en un aumento exponencial esa noche. Como si no tenía suficiente con todos los reencuentros, le hablaban de un laberinto... con lo que le gustaban los enigmas y acertijos. - Sí, por qué no? Podría echarle un ojo, claro. - finiquitó evitando mostrar su interés y buscando los ojos de su interlocutora entre las nubes de humo que ya comenzaban a dispersarse.

 Mientras la música bajaba un poco sus decibeles, sintió el ruido lejano del choque de algo contra una verja, pero no era el momento de preocuparse por ello, al fin y al cabo la fiesta recién comenzaba... Con un movimiento fugaz, le quitó el cigarro de la mano a la muchacha con una media sonrisa y dejó que el sabor cítrico y dulzón lo envolviera un rato más.

· · ·

@ Alyssa Black Triviani  @ Candela Triviani  @ Illidan Black Lestrange  

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Después de salir del diminuto baño de caballeros, las chicas íbamos juntas, su madre candela comenzó a hablar con la otra chica y esta después de haber escuchado la conversación que ella tenia con su madre, se presento. al parecer eran familia, si tía abuela o algo así había entendido -pues mucho gusto, soy Idylla Macnair, entonces ¿también trabajas en el ministerio italiano? eso es muy interesante y seremos un buen equipo me parece- comento la chica antes de ver de reojo como el chico que la traía loca pasaba por lo lejos @ DonTau  esperaba que el no los hubiera visto salir del baño a todos juntos, no quería que creyera cosas que no pasaban en realidad.

 

Escucho lo que decía Thanathos sobre el laberinto y sonrió, seria una muy buena idea poder hacer algo diferente en aquellos momentos -creo que seria interesante poder conocer ese laberinto que hablan, aunque no creo que con tanto alcohol en las venas podamos encontrar una salida si nos metemos, aunque podríamos invitar a mas gente a unirse- lo dijo porque justo pasaba el grupo a un lado de @ Ada Camille Dumbledore  @ DonTau  y otra chica, se dirigió al grupo y con una sonrisa mientras apoyaba su brazo en el hombro del peliblanco -hola chicos, estamos por ir al laberinto y poder jugar un poco por allá. ¿gustan acompañarnos?- pregunto esperando su respuesta y viendo atrás si las personas que iban con ella la esperaban o no.

 

@ Alyssa Black Triviani  @ Illidan Black Lestrange  @ Thanatos L. Lestrange

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Maksim Ashryver

Maksim había encontrado su nuevo placer culpable: generar el delicado rubor natural irresistible en las mejillas de la joven Ministro.

Lo único que deseo de ti, Ada - una vez más utilizaba su nombre, pronunciandolo de manera pausada y sin prisas - es que me trates según el contexto. Estamos en una fiesta informal ¿No? Tan solo somos una mujer y un hombre disfrutando de un par de bebidas, intentando tener una  charla inofensiva - el duque sabía que estaba mal aprovecharse, o siquiera pensar en hacerlo, pero en ese instante no había nada inofensivo en sus intenciones. No se podría hacer nada, era cierto, sin embargo nada le impedía preparar su camino para futuros encuentro con Ada - Soy yo quien debe adularte, mon cérie...no al revés. 

Recostandose hacia atrás en el sillón, una pierna cruzada sobre la otra de manera elegante, el primogénito Ashryver ladeó la cabeza como un gato que estudia a su presa antes de atacar, no tardando en identificar de quién había heredado el gesto. Antes de poder evitarlo, Maksim giró a medias la cabeza para intentar obtener un vistazo de su hermana y dándose cuenta al regresar a su posición original que Dumbledore lo había estado observando todo el tiempo. 

Hermanas - la palabra salió de sus labios sin demora - Uno nunca pierde la costumbre de querer cuidarlas. 

¿Quiénes eran sus acompañantes? Aún más importante ¿Porqué Kamra miraba tan de cerca al hombre a su derecha? Lo reconocía vagamente pero evitó pensar en esa dirección...si seguía de esa manera no tardaría en arruinar la noche para el, para Kamra y - aún peor - para Ada, quien no tenía porqué saber lo celoso que se encontraba en ese momento. 

Los ojos dorados de Maksim se posaron en el hombre que llegaba para interrumpir su charla a solas con Ada ¿A caso era ese hombre el anfitrión real de la fiesta? Una vez más se fijó en Kamra, quien ahora además de hablar con los Moody - si, había logrado recordar el apellido de ambos con éxito - se volteaba para recibir en el pequeño grupo a otra mujer (hannity). 

- Buenas noches - su voz salió entre exasperada y divertida - Maksim Ashryver, Duque de Albany, un gusto - el caballero pelinegro alzó su copa en dirección al recién llegado, considerándolo un saludo suficientemente aceptable dado el entorno que los rodeaba. 

- ¿Un laberinto? - preguntó segundos después, ambas cejas disparadas hacia arriba mientras estudiaba con detenimiento a la mujer colgada del hombro del que parecía ser el responsable de la fiesta. Maksim miró a Ada, sonriendo algo resignado - ¿Deseas ir?

@ Ada Camille Dumbledore  @ DonTau  

@ Idylla Macnair T.

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Desmond - elfo 

 

Bueno estás malditas mansiones no se terminaban, pensó el elfo con cierto recelo. Había entregado ya bastantes invitaciones aquel día y no se terminaban los lugares a los cuales acudir, su trabajo era servir a la señorita Macnair, pero nunca lo hacía de buena manera y siempre tenía ganas de volver a casa donde sabía muy bien que hacer con sus obligaciones.

 

Llegó hasta la puerta de la mansión, solo para ser recibido nuevamente por un elfo que se veía más cómodo que el, en aquellos momentos, le entrego un puño de invitaciones que sacó de su bolsa que traía colgada por el hombro y simplemente sonrió un poco.

 

-Entregaselas a tus amos, diles que están invitados por el ministerio de magia italiano a una gala de beneficiencia- comento la criatura y se despidió, desapareciendo en el acto sin hacer un solo ruido.

 

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@ Darla Potter Black  @ Adrian Wild  @ Goderic Slithering  @ DonTau  @ Cillian Ryddleturn

@ Ada Camille Dumbledore DumbledorDumbleDumDumbleDumbledoreDumbledorDumbleDumDumb

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El cielo de Ottery estaba totalmente nublado, no habia signos de que este fuera a cambiar en el dia, el viento soplaba lentamente mientras que una figura se movia por las calles rumbo al castillo dumbledore. 

El mago que iba caminando hacia el castillo era el joven Ernest, llevaba una playera negra sin ningun estampado y unos pantalones negros, en uno de los bolsillos llevaba una pocion experimental, pero lo mas importante es que llevaba un bulto cargando en las manos. Cualquier persona que lo viera de lejos pensaria que el joven llevaba cargando un niño o una persona herida, sin saber que en verdad lo que llevaba en brazos era una perra de raza boxer. 

Ademas de las pociones no llevaba nada mas en los pantalones, incluso habia salido sin varita, puesto que sabia que solo estaria fuera unos minutos y volveria casi al instante. 

Llego a la puerta de la Dumbledore y un elfo lo recibio con sorpresa mirando el bulto en las manos..el elfo se disponia a decir algo cuando el Dumbledore con un nudo en la garganta hablo. 

-No digas palabra, por lo que me dijo mi hermana Ada en una lechuza hace mucho tiempo hay un santuario para mascotas aqui, solo llevame alla- dijo el mago dejando de hablar al instante, si decia una sola palabra mas no aguantaria y sacaria las lagrimas a todo pulmon en la calle. 

El elfo obedecio las palabras y el mago con los ojos vidriosos seguia a duras penas al elfo, pues las lagrimas atascadas en sus ojos lo hacian apenas y ver una mancha cafe enfrente de el. 

El mago sentia la respiracion lenta de su mascota en los brazos, el corazon le latia de poco a poco, no le quedaba mucho tiempo...

Llegaron al santuario de mascotas de la dumbledore mas rapido de lo que pensaba y derrotado se hinco dejando al perrito en el piso tapado, mientras que el llanto lo vencia. 

El perrito oyendo los llantos del joven le puso una pata a un lado de la pierna tocandolo, eso no hizo mas que fomentar mas llanto mientras acariciaba al perrito. 

Despues de unos segundos el mago volteo a ver al elfo y con voz cortada volteo a verlo. 

-Dile a la familia Dumbledore que venga, con algun recuerdo de alguna mascota anterior que hayan tenido o con su mascota mas vieja, diles que vengan vestidos de negro.-  dijo el mago parandose y tragando sus lagrimas...

OFF:

Este rol es en honor a mi perra Tara, una perra boxer que ha vivido 13 años con varias aventuras que hemos vivido juntos, mi perrita para quien no sepa o este leyendo esto se encuentra enferma de cancer de boca y apenas ya y puede comer, hace poco se le cayeron las muelas y apenas y puede comer ya. Entre mi familia y yo hemos tomado la decision que la proxima semana...(Lunes, Martes o Miercoles) La llevaremos al vet para que el disponga de ella y que esta ya no sufra..No son eternas las mascotas pero si las palabras y con estos roles que se haran quedaran eternamente plasmados los recuerdos de cada mascota que cada uno ha tenido y tendra...

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Cuando termine este rol, es el dia en que mi perra Tara se despide de la vida. Te quiero hermosa y pronto podras ya descansar en el cielo....

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—Uhm... sí, es una excelente idea, alteza.

En realidad, tiene que decirle muchas cosas. Que quizá el curso de la política internacional pueda cambiar, que la fanfarria podría ser interrumpida por cosas peores que los muggles o la ministra inglesa pero no lo hace. Richard no es el tipo de persona que disfruta de ganar o perder, si bien suele suceder lo primero: es una persona que disfruta extendiendo el juego hasta que la contraparte se cansa.

—De hecho, me parece que debería hacer alguna clase de anuncio —afirmó, observando el contenido de su vaso antes de regalarle a Kamra una sonrisa calculada—. Haría que todo sea mucho más formal y solemne.

También convertiría el hecho en algo de repercusión internacional y lo volvería diez veces peligroso pero Richard está seguro de que eso es algo que Kamra conoce a la perfección. La pregunta es ¿estará interesada en el reto que acaba de tirar a su cancha?

Justo en aquel preciso momento, Hannity se acercó, por lo que la voz de Richard se tornó mucho más cálida.

—Ah... señorita Ollivander —su rostro dibuja una sonrisa encantadora, el tipo de sonrisa que solo ven aquellos que abonan largamente a sus arcas—. Por favor, tome asiento ¿desea alguna bebida?

Richard, para hacer que la situación sea más cómoda, le hace una señal a Melrose. La bruja, sabiendo de las limitaciones de "el brujo",  asiente y agita la varita, de forma que una mesilla redonda de un solo soporte aparece al costado de la barra, rodeada de sillas altas. Richard conduce al grupo hacia allí, en donde, además, parecen gozar de un poco más de privacidad. De hecho, todo mundo parece ocupado en lo suyo, aunque Richard ha podido notar la mirada del duque sobre su cuello. No es como si él hubiese sido muy obvio pero su larga vida ha hecho que detecte la hostilidad con mayor facilidad.

Melrose se conduce hacia el nuevo emplazamiento con rapidez, al parecer más relajada. Richard vuelve a preguntarse si es el efecto del licor o si solo está siendo Melrose.

—Entonces, puede contactarnos cuando guste, alteza —replica Melrose, imitando el epíteto que Richard usara con ella—. Estaremos allí para apoyarla —Melrose también había saludado a Hannity con un gesto pero esta vez va un poco más allá y dice—. Por cierto ¿nosotras nos habíamos visto antes? Tengo la impresión de que sí.

La muchacha vuelve a dar otro trago a su vaso, en aquella ocasión amenazando con acabarse el humeante brebaje.  De hecho, antes de que Richard pueda decir algo, ya está conjurando una segunda ración.

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Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

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El elfo se le acercó y le susurró algo al oído haciendo que la Potter Black no disimulara un gesto de sorpresa en su expresión. Parecía que en esa ocasión habría más de un fantasma dando vuelta en el castillo. Se puso de pie y con voz suave se dirigió a su compañera.

—Estás a cargo de ambos, hay algo que debo hacer —y sin dar mayor explicación se despidió de Mica, mirando con curiosidad hacia donde quedaba Luna y con desconfianza hacia los jardines desde donde había surgido la primera advertencia del pasado.

Mientras se alejaba tomó a Edelweiss entre sus dedos y con un movimiento suave transformó su vestido, su chal y sus sandalias a un tono negro. No podía llevar lo que el mago le pedía, quizás en alguna parte de su hogar hubiera una fotografía, pero no la llevaba encima, con ella y su primer mascota, una tortuga que había tenido desde los seis años, Carolina, su canario heredado nunca había sido fotografiado y sus perros pues tampoco tenía con ellas fotografías en buen estado.

Caminó despacio, pensando que a la última persona a la que hubiera esperado acompañar ese día era el mago que se encontraba ahora en el santuario. Con paso calmo y silencioso se fue acercando hacia el lugar que el elfo le había indicado. Por un momento sintió un pequeño nudo en la garganta, siempre se volvía nostálgica cuando de ceremonias se trataba. En un caso normal hubiera recurrido a las bromas para relajarse, pero el momento y las circunstancias no le parecían adecuadas.

—Ernest —dijo dirigiéndose al mago que no veía desde hacía casi seis meses. Había guardado su varita entre sus ropas y se acercó a él, con gesto de hacer las paces.

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El Chateau continuaban con su su fiesta descontrolada, si bien algunos pudieron percibir un mal presagio se avecinaba, los otros huéspedes ni siquiera habían logrado notar, que allí, una oscura y antigua presencia comenzaba a tomar nuevamente forma por los valles luego de tantos años. Los Dumbledore y sus afines, se regocijaban con comida, bebida, estupefacientes que le nublaban el uso de sus sentidos y los hacía lentos tanto físicamente como mental. Pero dos personas que en algún momento de su pasado sufrieron ese terror vieron a la lejanía de la entrada la silueta del intruso. Sería que venía en paz o estaría ocultando sus intenciones.

- Avis. - Se escuchó muy levemente salir de lo que fuese la boca del ser. Acto seguido doce cuervos negros se aparecieron entre los árboles que se encontraban a izquieda y derecha de la entrada. Debido a la poca luz y la lejanía donde fueron invocados nadie pudo notarlos. - Estar atentos a cualquier ataque que pueda recibir y defenderme con su vida.

Las doce aves se alojaron en las ramas cercanas en donde estaba parado su invocador, mirándolo y divisando cualquier peligro cercano que pudiese acercase. Mientras el encapuchado dio unos cuatro pasos a la derecha de la entrada, quitando del camino que llevaba a la extravagante entrada de la residencia Dumbledore. Miraba hacía la puerta intentando de ver quien se encontraba allí a unos doscientos metros en la gran puerta principal del Chateau, pero por los gestos negativos que realizaba pareciera que no estaría pudiendo divisarse correctamente.

- Bueno siempre uno puede esperar para poder jugar. ¿Ustedes que piensan pequeños? - dijo echando un vistazo hacia los troncos y los doce cuervos comenzaron a graznar en aprobación a lo dicho por su invocador. - Pero mientras aquellas personas de allí se deciden que es lo que quieren hacer... ¿Qué tal hacer nuestra marca característica? - al instante del término de la frase su mano derecha se posó sobre el brazo izquierdo remangando la túnica hasta la altura del codo. Allí se divisó como una vieja marca se encontraba desgastada y disminuida con forma de calavera atravesada por una serpiente. - Otra vez lo mismo, quita de ahí. - La marca se desvaneció y dio lugar a un triángulo, cortado en el medio por una línea recta y círculo que tocada con cada lado. - Ahora sí, mi símbolo.

Mientras las palabras salían, una de las personas que se encontraban en la puerta del Chateau se marchaba con rapidez hacía un rumbo desconocido. Se podía notar que tenía prisa por llegar, ya que apenas cambió sus ropas por un color más oscuro. De todas formas allí seguía quedando una persona más, al cuidado de lo que pareciera una pequeña. ¿Qué haría? Intentaría jugar con el destino o se contendría y sería sabía de retirarse antes de que sus viejos miedos vuelvan a ser palpitados.

- Peverell. - El extraño pronunció su apellido, mientras que la marca de su brazo comenzaba a tomar mayor definición y color. - Peverell ese es mi apellido, de aquellos que estamos ligados con la muerte. - Acto seguido cayó sentado sobre el césped, quedando sentado con sus rodillas a la altura de su pecho y sus manos aferrándose a ellas mientras sostenía su varita. - La muerte en este mundo mortal no es otro paso que se da para llegar a nuestra felicidad. - Debajo de la capucha se divisó una pequeña mueca de resignación.

Editado por Nexo Peverell

En busca de Aths....

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