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Chateau Dumbledore (MM B: 78647)


Ada Camille Dumbledore
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Nunca jamás en su vida se hubiera imaginado a sí misma asistiendo a una fiesta en casa de los Dumbledore, y sin embargo aquí estaba, de pie frente a un edificio que le era más familiar cuando lo veía envuelto en llamas. Dejó escapar una risa incrédula al contemplar lo absurdo de la situación. Para alguien como Alyssa poner un pie en aquel castillo le ponía los pelos de punta, después de todo había pasado mayor parte de su existencia tratando de erradicar a dicha familia y todo lo que representaban. Pero estos eran nuevos tiempos, las personas cambian y con ellas sus costumbres, así es como de pronto te encuentras haciendo algo que jamás hubieras considerado posible tan solo un par de años atrás.

No tardó en abrirse paso a través de los suntuosos jardines hasta la entrada principal, una imponente puerta de cedro con el escudo de armas grabado en su superficie, las cuales se abrieron al detectar su presencia invitándole al recibidor que le esperaba del otro lado. Se quitó entonces su abrigo dejando a la vista un exquisito vestido azul oscuro que acentuaba cada curva de su figura, la melena borgoña caía sobre su espalda en una cascada de fuego apenas recogido a los costados para evitar que ocultase su rostro. Con paso ligero atravesó el pasillo hasta llegar al Salón Principal, una perversa sonrisa se formó en sus labios al pasear su mirada por los magos y brujas allí reunidos, y para su grata sorpresa encontró muchos rostros familiares que no había visto en años.

- Un whisky por favor – ordenó la Black al llegar a la barra.

No muy lejos de donde se encontraba reconoció a Thanatos e Illidan, dos que jamás creyó volvería a ver. También divisó a Ludwig, Mónica y Mía, su hija con quien ni había estado en contacto por mucho tiempo. Cubias estaría por algún lado sin duda, después de todo fue él quien invitó a la Triviani a dicha fiesta.

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Por un momento el tiempo se detuvo y en vez de unos minutos había parecido pasar una eternidad. Las miradas, de un similar color verde, parecieron quedarse allí misma congeladas aunque, por muy largo que le hubiera parecido a Mónica, el instante se vio interrumpido primero por la voz de Thanatos y luego por la llegada de varias personas más. Su sonrisa descubrió los colmillos, algo más desarrollados que los del resto, pero que podrían pasar desapercibidos para cualquiera.

- Lo intento al menos, amigo mío – respondió al pequeño piropo amistoso que el mago le había lanzado. Quiso volver con Illidan, a ver si este finalmente le decía algo, pero antes de escuchar su voz otra mucho más melódica y femenina volvió a interrumpirlos - ¿Qué? - se giró, encontrándose de frente con una muchacha que estaba segura de haber visto antes y que de pronto le lanzaba varias cuestiones que no estaba muy segura de querer responder. Se llamaba Ashley, según se presentó-. Sí, yo también estoy segura de habernos visto antes.

La acompañaba otro chico al que Mónica estaba segura de no conocer y que se presentó sin mucha complicación, algo que a la Malfoy no le disgustó. Le hizo un leve gesto con la cabeza antes de presentarse, pero justo antes de hacerlo Illidan se le adelantó y dijo su nombre y algo más de lo que a la bruja le hubiera gustado.

“Es Mónica Malfoy y es la culpable de que dejara a tu madre” ¿De verdad que había dicho eso? La pelirroja tomó aire y se bebió de un trago todo el contenido de la copa que hasta ese momento había tenido en la mano, como si así quisiera evitar la situación en la que la acababa de poner el que una vez fuera su novio. Cuando se la terminó la soltó en la bandeja de la mesa más cercana y le lanzó una mirada asesina al mago.

Luego le sonrió a Ashley.

- Sí, yo soy Mónica. Encantada – dijo aparentando tranquilidad, aunque si hubiera podido hubiera matado al padre de la chica con sus propias manos-. No creo haber sido la culpable de tal cosa, aunque sí, tu padre y yo fuimos pareja hace muchos, muchísimos años.

El intercambio de palabras entre las dos brujas estuvo acompañado de lo mismo por parte de Illidan y el mago que acompañaba a su hija, Taison. Quiso no prestar atención, pues conociendo al primero sabía que marcaría el terreno sobre cualquiera al que considerara un ser querido y era lo que precisamente estaba haciendo con su hija. Aun así, Ashley no le dejó mucho espacio pues volvió a la carga en respuesta del anuncio que el rubio le acaba de hacer y pidió expresamente que llevara a Mónica a casa para no sabía qué explicaciones. Luego anunció que se iba y se alejó.

- Genial, que forma de dar la bienvenida eh – le dijo a Illidan casi en voz baja-. Podrías haber elegido un mejor comentario para presentarme, desde luego. A estas alturas no era necesario - justo en ese momento el rubio llamó la atención de alguien más que acababa de entrar y aunque Mónica se giró en busca de quien se trataba, se encontró con otra persona a la que en un inicio no reconoció y que le anunció que la estaba buscando.

- ¿Quién eres?

Cuando el desconocido reveló su rostro Mónica no pudo más que abrir levemente la boca con notable sorpresa. Posiblemente Jank hubiera sido la ultima persona que esperaba que estuviera buscándola. Miró un momento a Illidan, de quien no se apartó, y luego volvió a mirar al mago con el que había compartido no más de un par de clases.

- ¿Me has estado buscando? ¿A mi? - preguntó con extrañeza, escudriñando el  rostro de muchacho-. ¿Qué ocurre?

 

@ Illidan Black Lestrange @ Ashley Emily Black Lestrange M.  @ Thanatos L. Lestrange @ taison logan greyback @ Jank Dayne

 

Editado por Monica Malfoy Haughton
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Kamra Ashryver y Maksim Ashryver

¿Qué hacía allí? Rodeada de personas pasándola bien, bebiendo y bailando, Kamra no podía evitar sentirse como la nota discordante en una sinfonía bien pensada. La metáfora le hizo reír, si que habían pasado sus días de fiesta y desinteresado abandono a la noche. Sabía que podía volver a ser aquella mujer despreocupada una vez más, pero eso significaría renunciar a mucho, faltar a la promesa hecha a Alessandra. 

- Estás frunciendo el ceño otra vez - la voz de Maksim sonaba plana y sin emoción, los ojos plata del moreno vagando por la multitud en busca de la Ministro - Allí está Ada - Kamra se sorprendió ante el repentino brillo en la mirada de su hermano y sin poder evitarlo arrugó la nariz en un gesto involuntario de desaprobación pura - Señorita Ministro, es un placer volver a verla - el Duque de Albany tomó la mano de Ada y rozó a penas sus labios sobre el dorso de la misma. Un asentimiento con una sonrisa descarada bastó para saludar a @ Idylla Macnair T.  y @ Mila Triviani

- Maksim, compórtate como lo que eres, el acompañante de tu reina - la peliblanca se giró hacia Ada y extendió la mano, intentando suavizar su semblante - Ada que gusto verte, no esperaba - los ojos de la soberana vagaron por la habitación - tan pintoresca velada. Más aún me extraña no haber recibido invitación. 

<<Bobadas>> pensó...Su comportamiento solo gritaba una cosa y esos eran celos desbordantes. Celos de toda esa gente divirtiendose, de Maksim libre de las cadenas a las que ella estaba atada de por vida. Daría todo su reino por un día de libertad junto a Alessandra, por regresar a lo que habían tenido. 

- Adelantense, yo iré a buscar algo de beber por mi cuenta - pasó las manos llenas de sudor frío por su falda "tonta, tonta, tonta"... La palabra hacia eco en cada rincón de su mente ¿Qué hacía compadeciendose de si misma? Era el camino que le había tocado y darle vueltas al asunto como una damisela sin recursos para enfrentarlo era absurdo. Con ese pensamiento llegó a la barra donde un diestro hombre con el torso descubierto preparaba bebidas para una pareja que no había visto antes.

- Tráeme un South Side de menta, extra sucio - bosiferó sobre el elevado ruido de la música para que el sensual barman le pudiera tomar el pedido.

Los ojos dorados de Kamra se detuvieron en el hombre vestido con lo que era indiscutiblemente un traje Armani, la mujer a su lado le llamó la atención tanto como el caballero. De repente la luz se encendió en un rincón de la memoria de Ashryver. Sabía los nombres de cada una de las familias importantes en su país, y estos eran los Moody. 

- Disculpen - se encontró diciendo cuando ella jamás hacia el primer movimiento para una conversación - Me parece que les debo una disculpa por no asistir a su Fiesta de recaudación. 

No añadió quien era, mejor disfrutar de unos segundos de anonimato. 

 @ Melrose Moody  @ Ada Camille Dumbledore

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Sus ojos sé entrecerrando un tanto molesto, el berrinche de Ash no venía a cuento, con el paso de los años debería de haberlo superado, Aunque para el vampiro, ella siempre sería su niña, era tiempo de comenzar a verla como una mujer adulta. - Cuida de ella... - Le diría a @ taison logan greyback . El cual saldría en su búsqueda. Su mirada se transportó hacia @ Monica Malfoy Haughton . La mirada del rubio era siempre tranquila, ella debería estar ya acostumbrada a ver al rubio tan despreocupado. - Las cosas como son, no hay medias tintas... - Respondería a la pelirroja. 

Illidan buscaría con la mirada a Thanatos, un tanto preocupado, fue traído a la realidad por un saludo. Era un sujeto el cual no conocía, pero se dirigía a Mónica. - Iré a buscar a Thanatos, aprovecha a sacarte de encima a ese, vuelvo enseguida... - Diría con una mirada burlona. Rápidamente y casi trotando se disparó hacia el piso superior, lo había seguido con la mirada antes, por lo que conocía su destino. Aceleró hasta el fondo y doblo a la derecha, para luego ingresar al baño de hombres. Allí estaba el @ Thanatos L. Lestrange , en el suelo, con un color más claro en su piel de lo normal. - Arriba remolón! - Diría pateándolo en una pierna. Illidan buscaría entre sus bolsillos, para sacar una pequeña bolsa transparente, con una considerable cantidad de un polvo blanco, la cual vertió a penas un cuarto de la misma, sobre la mesada del baño. 

- ¿Dónde deje la SUBE? - Diria palpeando sus bolsillos, hasta dar con ella, Thanatos parecía volver poco a poco del más allá, por lo que se dio prisa, con habilidad desparramo el polvo por la mesada, formando dos prolijas líneas, o lagartos como le gustaba llamarlos, guardó la tarjeta y saco un billete verde muggle, enrollándolo haría los honores. - Te toca, esto te va a hacer bien... - Le diría pasando el canuto a su amigo. 

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La chica no supo que pasaba en una fracción de segundo. Solo miro como Ada la tomaba de la mano junto a su otra sobrina y ella se dejó llevar, le mando una mirada de disculpa a su madre @ Candela Triviani  y siguió a la ministra @ Ada Camille Dumbledore  y a su sobrina @ Mila Triviani  llegaron a un lugar más tranquilo dónde pidieron un par de bebidas más, mientras esperaban que regresará Ada por los demás invitados. Tomo un trago largo de su copa antes de sentarse en la enorme sala de estar y se giró para mirar a los nuevos invitados de la chica @ Kamra Ashryver D. .

 

-Bienvenidos a la fiesta, espero se la estén pasando bien- comento la chica mientras se acababa su copa de un solo trago. Se empezaba a sentir mareada y en aquel momento le dieron muchas ganas de ir al baño -bueno si me disculpan, en un momento vengo - subió por los escalones de la mansión y se dirigió al área de los sanitarios, como ya estaba un poco mareada abrió la primera puerta que vio, solo para encontrarse una escena un poco rara, un chico bastante mal y otro dándole ánimos @ Thanatos L. Lestrange  @ Illidan Black Lestrange  .

 

-Oh disculpen, creo que me equivoqué de baño- comento la Macnair y estaba a punto de cerrar la puerta cuando se lo pensó mejor -¿Necesitas ayuda con tu amigo? No se ve nada bien- se dirigió al rubio que estaba mejor que el otro chico, ella sabía de primeros auxilios y aún no estaba tan borracha como para no poder ayudarlos en algo.

 

Editado por Idylla Macnair T.
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Ay, qué les pasa T.T pa eso invitan, pa perderla a una (?

*******

La respuesta de Idylla, que para nada fue de su agrado, la respuesta ausente de su padre hasta ese momento y la repentina aparición de Mila, le dejaron sin palabras por unos instantes. Primero, no sabía bien si felicitar a Idylla por lo que le había dicho, no la culpaba pues ella misma tenía ese temperamento. Aunque la muchacha no fuese su hija realmente, le hacía gracia reconocerse en ella. De hecho, se reconocía en cada uno de los engendros que había "criado", debía ser eso. Segundo, Mila Triviani -como decía llamarse- se presentó ante ella como si tal cosa, digna hija de su padre debía ser, aunque ya se encargaría de averiguar por la supuesta madre. Porque seguramente había alguna escondida allí, ¿verdad?

-- Mila, un placer. --le sonrió con algo de desconfianza. ¡Es que no la conocía de nada!-- Tendremos que organizar una cena familiar, ¡con lo que adoro las cenas familiares! Suponen una excelente oportunidad para ponernos al día, ¿sabes? --le guiñó un ojo.

En realidad, las cenas familiares en -valga la redundancia- la familia Triviani, eran símbolo de caos, de muchas cosas rotas -costillas, entre ellas- y del principio de una guerra que se había convertido en tradición cuando llegaba alguien nuevo, o retornado. Por eso, regresó la mirada mercurio hacia Cubias en el momento en que Ada se disculpaba y arrastraba a Idylla y Mila al interior del castillo. 

-- Voy con ustedes, Cubías debe querer recordar sus años mozos y rodearse de los que aún conserven memorias en su nombre. Aunque dudo que consiga algo parecido. --le sacó la lengua a su padre y siguió de cerca a las muchachas. Necesitaba una copa o haría explotar el castillo.

Cuando entró y escuchó un ruido bastante fuerte afuera y gente que llegaba a la fiesta, Candela tuvo la ligera sospecha de que esa reunión se había convertido en algo más que, realmente, no quería averiguar qué era. Por lo que se alejó hacia los rincones, digna hija de su padre, y se adueñó de una bandeja de bocadillos que le hubo robado a un elfo. Además consiguió llenar una copa de un líquido de dudoso color pero que, al probarlo, se dio cuenta de que se trataba de whisky. Lo tiró, desde luego, le repugnaba. Siempre era mejor la ginebra. Mientras paseaba, vio varios rastros conocidos y otros que se habían quedado observándola como si la reconocieran de algo. Ella, desde luego, prefirió retraerse y siguió de largo hasta un pasillo en donde el bullicio de la fiesta se había ensordecido. Sentía que los oídos le zumbaban, por lo que le costó reaccionar al golpe estruendoso que se había producido cerca. 

La gitana intentó seguir el ruido, guiada más por la curiosidad que por la preocupación, hasta que se encontró con la puerta entreabierta del servicio de caballeros. La pateó y se encontró con una pintoresca escena. Un hombre yacía inconsciente, al pie de uno de los lavabos, al parecer ebrio; en tanto había otro que lo acompañaba sin mostrarse alterado ante la situación. Ambos le sonaban de algo, de algún lugar o de alguna vida, pero no se esforzó mucho en hurgar en su pobre memoria.

-- Bonito lugar para echarse una siesta. --murmuró, mientras arrastraba los pies desnudos hasta ellos, bandeja en mano y copa de ginebra también, pues había conseguido una antes de desaparecer de la vista de todos. No le prestó atención al hecho de encontrarse dentro de un baño de hombres, ni la tipo rubio que estaba ocupado con un polvo blanco; más bien miró con algo de pena su copa y, acto seguido, la vació sobre el rostro de aquel mago. Esperó a que reaccionara, nada más para cobrarle la bebida gastada en él. Aunque claro, nadie le había pedido que lo despertara.

Escuchó la voz de Idylla a su espalda y le sonrió, como esperanzada por si le traía una bebida nueva, pero ella más bien mostró preocupación por el tipo tumbado en el suelo.

******

@ Thanatos L. Lestrange  @ Idylla Macnair T.  @ Illidan Black Lestrange

Yo venía a darle bofetadas a Gesell (?

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~ Mosquito ~          Ianello 

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-Richard, ese de allí es el chico con olor a viento. 

Richard corrobora que sí se trata de Jank, antes de alzar la mano en señal de saludo, parco y firme. Mel agita la suya un par de veces con una sonrisa antes de volver a su bebida. No parece verse afectada por el alcohol pero solo por si acaso, Richard mantiene una estrecha vigilia sobre la muchacha. Mientras tanto, da otro sorbo a su hidromiel. No es la bebida más elegante, ni de lejos, pero la hidromiel criada en barrica de roble le trae viejos recuerdos. Tal vez, demasiado antiguos. 

No había divagado sobre su "mortalidad" hacía mucho tiempo y eso no es una buena señal. Al menos, nunca lo ha sido y tiene experiencias pasadas para comprobarlo. Por eso, cuando escucha una voz desconocida, se gira y hace caso de ella, buscando escapar con cualquier distracción, de pensamientos funestos e innecesarios. Su rostro se ilumina con una expresión provocativa al ver quién se ha dirigido a ellos. La misma expresión de deleite que lleva cuando está insultando a Bel Evans McGonagall o está ordenando a diestra y siniestra en su hogar.

-Ah, señora regente -alza la copa para indicarle que beberá a su salud, antes de bajarla y asentir con la cabeza para hacer todo el saludo mucho más ceremonioso-. Es una lástima, sí. Como bien sabe, nuestra propiedad principal y residencia real se encuentra en Luss, tierras que en teoría usted administra. Aún cuando la celebración se dio en los terrenos en Ottery, su ausencia fue bastante notoria...

Mel elige ese preciso momento para asomar detrás del brazo de Richard, inclinando la cabeza con curiosidad. Sus ojos, enormes y curiosos, exploran a la nueva persona que Richard conoce. No es que no conozca a muchas pero rara vez les habla de esa forma, así que para ella es una novedad. Normalmente, las observa a distancia, las critica, las desmenuza y enumera las formas en que podrían beneficiarse de su contacto. Si no existe beneficio alguno, ni siquiera se molesta en darles una mirada. Mel entiende que le interesa su vínculo con ella, debido a que es la regente ¿Debe suponer que de Escocia, por la forma en que lo ha expresado? Mel solo ve a una muchacha, que luce algo sola ¿o es solo una percepción errónea?

Desciende de su banca en la barra y decide sentarse del otro lado de ella. Extiende la mano y se presenta como Melrose Moody. Richard ha fruncido el ceño hacia ella con gesto interrogativo cuando Ashryver no lo estaba viendo pero Mel no tiene motivos ocultos. Solo quiere conocerla.

-Yo soy Melrose Moody y éste es Richard -señala- ¿Cuál es tu nombre?

@ Kamra Ashryver D.

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Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

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Como parte de su trabajo en el ministerio de magia Francés debía encargarse de algunas de las relaciones sociales aunque, al igual que su padre, no era muy afecta a ellas, en ese caso su madre, Bel Evans era quien llevaba mejor todo aquello de hablar y relacionarse con las personas. Por ahora solo debía arreglarse para asistir a aquella fiesta qué se daría en el castillo Dumbledore, el hogar de la ministra de magia de Francia  ¿a cuantos colaboradores del ministerio se encontraría allí? No lo sabía, pero ir, por ahora, era una de las mejores opciones qué tenía con su belleza y juventud,  esas habían sido las palabras de la Rambaldi.

 

La ojigris llegó a la morada de los Dumbledore, a donde ya había asistido con anterioridad antes de tomar el cargo de la dirección de cooperación mágica, al parecer el ambiente estaba en su apogeo, demasiada gente por aquí y por allá, la hacía sentirse un poco mareada, aún así entró. 

 

El bello vestido negro que llevaba, un top straple de color negro con una falda del mismo color, abierta desde la mitad de su muslo hacía abajo, abajoía qué aquel atuendo sería el adecuado. Al entrar se dirige a la barra, desde ahí ve a personas conocidas, como los Moody, Richard y Melrose,  él siempre elegante y ella se veía hermosa en ese vestido.

Esperaría a ver a Ada o a alguien más, de lo que sucediera definiría cuanto tiempo podría permanecer en aquel lugar.

 

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Nadie parecía haber notado su presencia aún, la mortífaga permanecía junto a la barra dando pequeños sorbos de whisky disfrutando del espectáculo que una banda de jazz ponía para los invitados sobre un pequeño escenario en la esquina del salón. Su mirada continuaba escaneando el lugar con atención, tomando nota de los presentes y sus actividades, dejando que sus pensamientos fluyeran sin restricciones mientras visualizaba los detalles de su plan. Porque, por supuesto, la Black siempre tenía un plan entre manos. Una desaliñada melena castaña llamó su atención, cruzaba el salón con paso furtivo haciéndose con una bandeja de bocadillos en el camino.

- Candela – pensó la Black esbozando una sonrisa.

Sin pensarlo dos veces decidió seguirla, donde sea que su sobrina fuera caos le seguía de cerca. Depositó el vaso ya vacío sobre una bandeja sin perder de vista a la Zingara, siguiéndole a una distancia prudente hasta que se detuvo a patear una puerta en el segundo piso.

- Bonito lugar para echarse una siesta – le escuchó decir al tiempo en que se perdía de vista al entrar en dicha habitación. 

Impulsada por su curiosidad se dirigió hasta la puerta que ahora yacía abierta de par en par, se trataba de un lujoso baño con terminaciones de mármol que ahora lucía decorado con vómito esparcido por el suelo. Thanatos se encontraba fuera de sí, claramente con un par de copas demás, Illidan tratando de revivirlo con un sospechoso polvo blanco que acomodaba en líneas sobre la mesada; Idylla, una joven a quien no reconocía, y Candela quien acababa de volcar el contenido de su bebida sobre el Lestrange.

- Cuanta clase, cuanta elegancia – ronroneó la Triviani en tono sarcástico – La elite de Ottery en todo su esplendor.

 

@ Candela Triviani  @ Illidan Black Lestrange  @ Idylla Macnair T.  @ Thanatos L. Lestrange

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- Ya, ya, no necesito de tu ayuda, hermano. - dijo levantándose raudamente del piso, como si nada hubiese pasado. Pestañeó un poco y miró a su alrededor. El descanso del baño, que anteriormente había sido testigo mudo de su pasar se había convertido en un hervidero de curiosos en cuestión de segundos.

Lo primero que distinguió al recobrar la totalidad de su vista fue el famoso remedio natural que Illidan y él habían descubierto años atrás en una fiesta de los Dumbledore. Quitaba la resaca y los malos pasares. Escuchó algunos argumentos y quejidos, agradeció con la cabeza a la muchacha que se había acercado en su ayuda.

- Gracias, querida, no necesito más que estos polvos de cuerno de unicornio. Le alargan la vida a uno. - dicho esto se inclinó hacia el fregadero, aspiró una bocanada de aire y se enjuagó la cara. Luego con una floritura de su varita, se obligó a tomar ese remedio de una manera un tanto incómoda. Miró el espejo que tenía en frente y vio sus pupilas dilatarse un poco, pero no eran sus pupilas lo que le preocupaba... sus ojos habían abandonado el gris metálico que los surcaba y en su lugar llevaban un tono ambarino. Y eso no había sido culpa del remedio.

Logró escuchar un comentario sarcástico sobre lugares ideales para dormir y algo sobre clases y elites que no llegó a comprender pero que tenía una voz que le heló las extremidades por un segundo. Se giró sobre sus talones y observó delante de él a dos mujeres ya algo mayores. Una de ellas no disimulaba para nada su diversión ante el asunto, mientras que la otra dejaba entrever destellos de aversión.

- Mis humildes disculpas, señoras. Imagino que no están listas para esta clase de espectáculos en este noble lugar. - Al detenerse un segundo sobre ambas, algo recorrió su cuerpo, no estaba seguro de qué era pero sabía que las conocía de algún lado. Quizás de alguna vida anterior. Se estaba por inclinar cuando notó que el piso estaba lleno de vómito.- Por dios, qué asco! Qué tanta suerte debe tener uno para andar cayendo sobre los restos de otros. Tergeo! - su varita comenzó a absorber el líquido verdoso que cubría el piso y sus prendas hasta dejarlo impecable. - Disculpen, señorit... señoras, no me he presentado. Mi nombre es Thanatos ehh... sí, Thanatos. 

Extendió su mano hacia ambas, mientras escuchaba un sonoro retumbar a sus espaldas, mientras se giraba, encontró a Illidan guardando un billete en su bolsillo.

- Esos medicamentos son para mí, no para ti, maldito.- a pesar del reto, dejó entrever una media sonrisa.- En fin, imagino que no vinieron al baño por un trago, pero bueno...- Sacó una botella de dentro de su traje.- ¿Gustan Fernet? Es una bebida italiana finísima, digna de "la elite de Ottery".- finiquitó con sorna mirando de reojo a la señora que se había burlado de su estado. Además, era la mejor forma de evitar preguntas incómodas, era preferible pasar por un ebrio que tener más problemas en un pueblo que había abandonado hacía décadas... 

@ Illidan Black Lestrange  @ Idylla Macnair T.  @ Candela Triviani  @ Alyssa Black Triviani

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