Animagia

[Lisa Weasley Delacour]

Levante la vista al escuchar su voz. La recordaba bien, no obstante, contrario a lo que se pudiese pensar, solo me producía rechazo, uno enorme. Hacia tiempo que no la veía. Seguía igual; arrogante y critica. Los Black y su amada sangre limpia…. Anna y Nathan se encontraban sumidos en sus pensamientos, probablemente deliberando acerca de todas las probabilidades por las cuales la Arcana se hallaba tendida en el suelo y totalmente inconsciente. Me toco respondele y lo hice.

- Alguien o algo la ataco. No sabemos que fue. Lo que suponemos es que lo hizo por algún tipo de amuleto que ellos guardan celosamente.

La enredadera siguió creciendo, sujeta a mis emociones. Si la Ryddleturn no consideraba que mover a Suluk fuese una opción viable, yo me encargaría de que esta no sufriese los efectos del alto calor que hacia en el lugar. Confiaba en la rubia y en sus conocimientos como sanadora. Eso si, no iba a quedarme parada, menos cuando teníamos tanto que realizar. Me aleje de los tres magos, con una única intención; dar de beber a los canidos y cuidarlos hasta que su dueña regresase.

Logre encontrar varios cuencos cercanos, donde poner un poco de agua para los jóvenes malamutes. Cuando sentí el aullido agradecido de los perros, retome a mi posición original. Estaba en eso, cuando de nuevo la sombra negra que el Weasley y yo habíamos visto minutos antes, resurgió en el cielo como si hubiese estado ahí siempre. De primeras nos pareció una nube, tapando el astro rey. Luego y al sentir sus aleteos, comprendimos que estábamos ante una clara amenaza.

- Cuidado – Musité con Kim en mi diestra – Tenemos visitas….

[Suluk Akku]

Suluk se sentía extraña. Parecía que se encontraba flotando entre medio de todas ésas personas. El salón donde se encontraba parada, era tan enorme que cuando levantaba la vista, veía oscuridad en vez de un techo. Las paredes eran grises. Tenían hermosos tapices, al igual que las ventanas con coloridos vitrales. Había antorchas y en medio de ésa habitación, un circulo con siete sillas. Siete especie de tronos, uno diferente al otro. Por momentos, la luz del sol se posaba en la mesa que se encontraba justo entre todo eso. Tenía runas grabadas y símbolos circulares extraños.

 

- Comienza la sesión. Por favor, señores. El Consejo ya debe comenzar...

 

Había media docena más de figuras aparte de la Arcana, que se estaba viendo ella misma pero muchos años atrás. ¿Unos cincuenta? No estaba segura. El silencio invadió de lleno la habitación, un sitio más que sagrado para los Arcanos que habían llegado rápidamente. La Sala del Consejo. Era un sitio único, mágico. Donde estaban a punto de discutir un tema tan importante que llevaria tres días y dos noches. Aunque todos los presentes allí no lo sabían. La única puerta del lugar se abrió de golpe. Todos giraron la vista al ver como ésta se rompía en pedazos y aparecía una figura encapuchada.

 

Suluk se despertó.

 

Estaba adolorida. Sentí la cabeza pesada, un pinchazo en su espalda y un dolor tremendo en su costilla. Ni hablar del hombro, parecía que algún gigante estuviera sentado. Abrió los ojos como pudo, sintiendo voces extrañas, sabiendo que había personas alrededor. Pero debía estabilizarse antes de hacer nada. Sin decir palabra alguna, su collar emitió una luz tan fuerte como el sol. Las nubes se arremolinaron alrededor de la Casita. El cielo se volvió tan gris plomizo que empezó a desprender nieve. Ahora era el turno de la Vara de Cristal de Suluk. Ésta emanaba una sustancia azulada, como una nube liquida. Que se arrastró por el lateral de la Arcana y llegó a cada herida o dolor.

 

- ¿Qué pasó? ¿Qué sucedio? ¡Maldito pajarraco!

 

dijo Suluk dándose cuenta que los que estaban allí, eran justamente las personas a las que estaba decidida a encontrarse. Miró al cielo, pero en cuanto la nieve empezó a caer, la misma figura negra que la había hecho caer, desapareció. La Vieja Arcana se levantó. Primero con una rodilla y levantó el peso con una mano. Al estar de pie no había mucha más diferencia que un niño, pero ésa bruja tenía 400 años. Miró uno a uno a los jóvenes.

 

- Lamento lo que sucedió, chicos. No esperaba que la clase empezara así. Lo siento. ¿Qué les parece una rica cena? Debo darle de comer a mis perros, a mi y a ustedes. ¿Me ayudan? Allí podremos ponernos al corriente.

 

Tal vez los chicos estaban pensando que no era buena idea que Suluk Akku caminara como si nada, pero la magia que poseía era demasiado fuerte. Sin embargo, estando a cubierta, debería volver a reforzar sus encantamientos sanadores. Suluk pudo ver varias cosas. Los alumnos más antiguos estaban enfrentando la prueba. Los nuevos, además de haberse reagrupado, la estaban queriendo atender y para mejorar la situación, incluso estaban haciéndole compañía a sus animales. Eso era bueno.

 

- Entremos que afuera se va a poner cada vez peor. Adentro con un poco de calor y una buena cena, podremos presentarnos y todo.

 

Esperaba que los chicos la ayudaran porque no estaba realmente con los ánimos para hacer todo.

[Lisa Weasley Delacour]

Me quede de piedra al ver el poder que poseía la fémina, del cual hizo gala nada mas abrir los ojos. Abrumador en todos los sentidos. Las historias que había leído sobre ella no le llegaban ni a la suela de los zapatos. Aunque de tamaño pequeño y rostro arrugado, la mujer imponía. De un momento a otro el cielo muto, volviéndose de un color gris plomizo, cuando antes había sido de un azul intenso. Ademas de que y gracias a su bastón, ella misma se curo sus múltiples heridas en tan solo un instante. Se había ganado mi respeto al igual que mi cariño.

La sombra percatándose de que Suluk había recuperado su poder y que ahora tenia cuatro custodios se esfumo de golpe, dejándonos vía libre para conocer a la bruja y todos los conocimientos que esta poseía. Me acerque a su persona, queriendo ayudarla a ponerse en pie, no obstante, no hizo falta. Ella misma se arreglo para hacerlo. Me recordaba a mi bisabuela; con carácter, independiente, cariñosa, grácil, sincera y cercana con todo el mundo – No sabemos bien que ha sucedido – Respondí a la primera pregunta – Con comida de por medio podremos pensalo mejor.

Me había tocado la fibra sensible y eso se notaba. Mis verdes ojos brillaban con un sentimiento que solo mostraba a los mas cercanos. Me asegure que Anna y Nathan me seguían de cerca y abriendo la comitiva, elimine la distancia que me separaba del hogar de la animaga. La nieve ya comenzaba a cubrir los alrededores. Era fascinante el manejo de los elementos. Yo dominaba el fuego, pero ni por asomo llegaba a aquellos niveles de perfección. Ese fue otro de los puntos por los que y sin dudarlo tomaría a la hechicera como mi mentora.

La casona por dentro era otro mundo. Ahora entendía muchas de las cosas, sobre todo su pasión por los malamutes; perros de tiro, indomables, capacitados para vivir en climatologías frías, de corazón puro y muy leales a sus allegados - ¿Podemos ayudarla en algo? Ha tenido una brutal caída, necesita descansar – Tratar de usted a los mayores me era innato. Quizas llevada por esos recuerdos felices en las montañas de Astucias – Rubia, hazte cargo de la cena, yo veo si refuerzo las defensas y doy de comer a los perros – Eso si, mi voz de mando siempre estaría.

[Nate Weasley]

Pasó un poco más de tiempo durante los cuales esperaron pacientemente a que la mujer despertarse, y en el transcurso de algunos minutos se les sumó una joven más que seguramente había estado invitada desde un principio y que sólo recién lograba unírseles. Lisa se había encargado de darle un poco de agua a los sedientos canes quienes, agradecidos, bebieron diligentemente. La sombra negra volvió a materializarse en el cielo, tapando incluso en algunos segundos el sol y envolviéndolos a todos en una amenazadora oscuridad. Pero sobre todo, ella despertó.

 

Pareció sentir por unos segundos la totalidad de la extensión de sus heridas, pero sus poderes ancestrales hicieron que sus heridas sanasen y el dolor menguara hasta dejarla únicamente en un estado de debilidad que estaba seguro duraría muy poco. Al mismo tiempo, aquel espectro negro desapareció por completo como si nunca hubiese existido, agregándole aún más misterio a aquella velada que parecía estar cargada de sorpresas a pesar de que el Weasley se había esperado algo completamente diferente. No obstante, diligente, obedeció el comando de la Arcana.

 

Comenzó a caminar en dirección a la casona, sin poder evitar echar una mirada de reojo constantemente para controlar que la mujer no se descompensase repentinamente. Para su sorpresa, la mujer resistió fervientemente las inclemencias de su estado anímico y se adentró junto a todos en la pequeña casona que a pesar de su tamaño, lucía fantástica por dentro. No pasó demasiado hasta que su tía Lisa comenzó a ordenar el grupo para que cada uno tomase un rol, cosa que el Weasley en parte agradeció dado que le daba algo que hacer.

 

- Yo tenderé la mesa, así luego podemos sentarnos a comer. Una vez que termine, puedo ayudar con la cena. - dijo el Weasley, agitando su varita y realizando una floritura en el transcurso que demarcó un encantamiento que comenzó, lentamente, a invocar el orden de la mesa. Un mantel salió despedido de un cajón y se colocó sobre la mesa, para que luego juegos de utensillos, platos, vasos y servilletas se colocasen frente a cada silla que rodeaba una mesa redonda.

[Evarela Black Haughton]

Su verde mirada se clavó en Lisa cuando respondió a su pregunta. Seguía tal y como la recordaba y, a pesar de eso, se notaba que ya no era la misma mujer que había conocido hacía tiempo. Había esperado otra reacción por su parte, después de todo habían vivido muchas cosas juntas, pero al parecer era mejor hacer como que nada había ocurrido. La Black se encogió de hombros levemente y miró a la mujer que seguía tumbada en el suelo. Según las palabras de la Weasley, algo la había derribado.

 

Después de aquello, se alejó del grupo. Los otros dos magos no habían dicho nada pues parecían seguir absortos en el estado de salud de la supuesta arcana. De repente la luz del sol se vio opacada por una figura negra. De forma automática su varita se materializó en su mano derecha. Lisa no tardó en volver pero justo en ese momento la mujer inconsciente empezó a reaccionar. La Black tuvo que cubrirse los ojos cuando el amuleto de la mujer brilló intensamente.

 

Bajó el brazo cuando escuchó la voz de la mujer. Al parecer, estaba sana y salva. La arca miró al cielo y aquella sombra que parecía estar a punto de alcanzarlos se esfumó, dando paso a la nieve. ¿Estaba nevando? La banshee no pudo evitar enarcar una ceja al ver cómo los copos comenzaban a caer con lentitud. ¿A caso aquello también era obra de aquella mujer? Suluk se puso en pie sin ayuda de nadie y no tardó en hablar, ofreciéndoles cenar. Evarela no supo qué le sorprendía más: su aspeco o tu estatura de niño.

 

El bastón de la mujer desprendía un nube azul que rodeaba a la anciana, pero nadie pareció darle mayor importancia. Suluk volvió a hablar para indicar que debían entrar a la casa cuanto antes porque la nieve no tardaría en comenzar a caer con más fuerza. Evarela esperó a que sus compañeros ayudaran a la arcana a caminar hacia el inteior de su casa y fue entonces cuando los siguió. Lisa parecía estar paranoica y no dudó en encabezar la marcha, como si esperase en cualquier momento que algo los atacase.

 

Suluk tenía razón, dentro se estaba mucho mejor. La temperatura exterior había decaído muchísimo por el agua congelada que caía y se agradecía que el interior estuviese caliente. La Black se sentó en una silla libre y observó a la mujer. Oía de fondo como la Weasley comenzaba a dar órdenes pero prefirió no prestarle demasiada atención. Lo único que le importaba era aquella misteriosa mujer.

[Anna T. Ryddleturn]

No me extrañó lo más mínimo que Lisa actuara a la defensiva, su trabajo era ese, estar atenta a cualquier cosa que pudiera causarnos daño, era bastante desconfiada y precavida para evitar que los accidentes fueran a mayores, pero yo tenía la sensación de que allí estábamos a salvo, podía hacer lo necesario para ayudar a la herida y no había ninguna condición que me molestara.

 

- No parece que haya sido un ataque, las heridas son contusiones propias de una caída, no hay arañazos ni marcas defensivas. Yo creo que solo fue un accidente.- respondí a la Delacour. - Ten en cuenta que si es nuestra arcana tiene la posibilidad de transformarse en más de una criatura, y ya sabes lo concentrado que hay que estar para las transformaciones, un leve despiste… y pueden ocurrir accidentes así.

 

Con el paso del tiempo había tenido que averiguármelas por no vivir con miedo, por intentar ver todas las posibilidades y de ahí deducir la más probable, era cierto que siempre dejaba un hueco a la duda, pero no quería ponerme siempre en lo peor si aquello no resolvía nada.

 

No me di cuenta de que Lisa se había levantado, cuando levanté la cabeza parecía estar acompañada por… ¿una loba? Desde donde estaba no podía estar segura, desde luego aquella mujer cada día me sorprendía más. De todas formas continué atendiendo a la anciana mientras ambos continuaban con sus hipótesis.

 

Mientras ellos continuaban hablando una nueva alumna se unió a la clase, no tardé en reconocer a Evarela a pesar de que hacía muchos años que no la veía. Lisa rápidamente la puso al día de lo que había ocurrido mientras yo continuaba atendiendo a la arcana.

 

Algo me hizo mirar al cielo, este se había vuelto de repente gris y copos de nieve comenzaban a caer sobre nosotros. Cuando volví a regresar la mirada sobre Suluk esta estaba despierta y parecía algo desorientada al principio, como era normal tras el golpe que había recibido.

 

- Con cuidado, se ha dado un buen golpe.- le dije a la anciana mientras la ayudaba a ponerse en pie, tenía miedo que terminara cayendo por la falta de fuerzas. La parte buena es que no caería desde demasiada altura, pero no estaba segura de que sus huesos aguantaran otro golpe así.

 

La mujer se disculpó por lo que había pasado, aunque todos estuvimos de acuerdo en que no tenía porqué disculparse, menos después de todo lo que había tenido que pasar y el dolor que aún le acompañaría durante un tiempo. Aunque para compensar nos invitó a una cena. Era algo que no estaba dispuesta a rechazar, llevaba mucho tiempo por allí y mi estómago ya estaba rugiendo hacía rato.

 

- Está bien- respondí a Lisa una vez dentro y me puse a intentar preparar algo de comer, hacía demasiado tiempo que no cocinaba, y esperaba que no se me hubiera olvidado del todo.

 

Busqué en la despensa y di con una buena carne que estaría deliciosa y sería suficiente para todos y me puse manos a la obra, con la ayuda de la magia cocinar resultaba bastante sencillo, a pesar de que llevara una eternidad sin hacerlo.

 

- Evarela, ¿te importa ayudarme con la comida?, preparar una ensalada o unas patatas para acompañar estaría bien.

[Lisa Weasley Delacour]

El trabajo, cuando se realiza en equipo, es mucho mas rápido y satisfactorio. Todos parecíamos entender aquel simple mensaje de la vida, excepto Evarela, la cual se quedo ensimismada observando detenidamente a la anciana mujer. La curiosidad por la arcana y sus habilidades también era algo que yo sentía, no obstante, debíamos ayudarla a preparar la cena, reformar sus defensas mágicas y comprobar si se hallaba en condiciones de mostrarnos sus habilidades en cuanto a la transformación. Al menos así pensaba yo.

No porque no fuese capaz de hacerlo, ni porque menospreciase su innegable poder, mas bien por una cuestion de actitud y prioridades.

Mientras caminaba por la casona, seguida de cerca por aquella bonita malamuten, iba entendiendo un poco mas de la vida de la bruja. El cuadro de la aurora boreal que había sobre su austera cama llena de pieles, me indico todo lo que necesitaba saber; amaba la naturaleza tanto como yo misma, no le gustaba nada el calor y su tierra natal era fría y llena de hielo. Seguramente tendría historias increíbles acerca del ártico y su indomable extensión helada. Siempre me habían gustado los animales que allí vivían.

No tarde en volver al salón. La magia que protegía el hogar de Suluk estaba en perfecto estado.

Sonreí a Nathan, quien dispuso todo rápidamente para saborear la deliciosa (o eso esperaba) cena que la Ryddleturn estaba preparando – Me gusta esto, me recuerda a mi niñez – Comente para que solo el Weasley me escuchase, aunque estaba segura que la animaga me había escuchado. Parecía estar ausente, pero de seguro estaba mas atenta a todo lo que hacíamos que ningún otro ser presente – Les daré de cenar a mis nuevos amigos – Señale al ver como la hembra de blanco pelaje se movía impaciente a mi alrededor.

Nunca podría cansarme de la conexión mística que poseía con los lobos y sus semejantes. Eran animales nobles, con ideales bien marcados, leales, con gran fuerza y capacitados para el trabajo en conjunto - Le diré a tu dueña que cuando tengas cachorros, me regale uno – Me entendían, no sabía como, pero era notable. Cuando ya todo estaba finiquitado y los manjares en pleno proceso de cocinarse, me senté al lado de la Arcana, con la única intención de ver si estaba bien o necesitaba algo mas demuestra parte.

- ¿Quiere algo en especial para recuperarse por completo de la caída?

[Suluk Akku]

Era como si los chicos hubiesen podido leer su mente, pero Suluk sabía que su poder era demasiado grande y no podrían hacerlo. Una de las mujeres tomó el mando del grupo y repartió todas las tareas rápidamente, Suluk había decidido sentarse para poder reforzar sus encantamientos sanadores con su Vara de cristal. Su bastón blanco brillante se encontraba en sus manos y comenzó a emitir un destello cegador para terminar de curarla y reforzar sus huesos.

 

- Me gusta verlos trabajando en equipo - La Arcana no se había ganado su fama de charlatana y de decir todo lo que pensaba en vano, no le gustaba guardarse las cosas y prefería hablar. El grupo estaba realizando muy bien las cosas, algo muy importante para aprender a dominar su habilidad. La mayoría de los animales siempre trabajaban en grupo y entender su forma de realizar las cosas era muy importante para los animagos.

 

La mujer tenía pensado ayudarles un poco con todo, pero todo estaba saliendo muy bien y decidió verlos para analizar un poco su actitud. En poco tiempo los escucharía y podría conocer su forma animal, pero antes de realizar la parte práctica, necesitaba conocer más detalles de cada uno de los estudiantes y por supuesto de sus personalidades.

 

Lisa se había encargado de reforzar las defensas y de darle comida a sus animales, su actitud de liderazgo le generaba mucha curiosidad a Suluk - Creo que ya me siento mucho mejor - Respondió a su pregunta, su vara de cristal se había encargado de todo el trabajo y ya se encontraba mejor - Creo que es hora de comer, si quieres le ayudamos a tu compañera a servir la comida - La mujer estaba lista para tener una charla con ellos.

 

- No es necesario realizar una ensalada, yo tengo suficiente guardada - La Arcana sonrió, ya conocía el nombre de una de sus estudiantes, la que menos había ayudado. Se levantó de la silla con un poco de ayuda de Lisa y tomó toda la ensalada, rápidamente la colocó en la mesa que había sido acomodada previamente por el único hombre de la clase y el que más ternura le generaba.

 

- Muchas gracias, pequeño - El joven había hecho un gran trabajo, justo en ese momento Anna llegó con la carne que había preparado muy amablemente para todos - Perfecto - La Arcana les indicó a todos que se sentaran para compartir la carne y la ensalada. Espero a que todos se sentaran antes de hacerlo ella. El momento de hablar había llegado, todavía no conocía sus nombres ya le empezaba a incomodar un poco.

 

- Lo siento mucho por lo sucedido afuera, pero seguramente todos ya me conocen o al menos saben mi nombre, así que no necesito presentarme - La Arcana llevaba mucho tiempo viviendo en dicho lugar como para necesitar una presentación - Ustedes sí necesitan una presentación, me gustaría conocer sus nombres - Eso no era la único que deseaba saber, tenía que analizar sus conocimientos sobre la habilidad que deseaban aprender a manejar - Además, quiero que cada uno me diga que sabe de la animagia y en qué animal se pueden convertir si ya lo han hecho - Hizo una leve pausa antes de continuar - Si no lo han hecho, quiero que me digan en cuál creen que se pueden convertir - Pronto entenderían sus preguntas, por ahora solo tendrían que responderlas.

[Lisa Weasley Delacour]

Mas sabe el diablo por viejo, que por diablo. Aquella sencilla frase era la que tantas y tantas veces mi bisabuela me había repetido a lo largo de mi estadía junto a ella. Después de tantos encontronazos con la vida y sus desplantes, podía lograr entender el mensaje oculto que había en aquellas palabras. La arcana fue capaz de ver en nuestras acciones parte de nuestra personalidad, mientras y sin que nos diésemos cuenta terminaba de curarse ayudada por su vara de cristal. Me generaba mucha curiosidad.

Con una vitalidad propia de una dicharachera jovencita y eliminando esa barrera invisible que surgía sola entre alumno y mentor, Suluk comenzó a manejar la situación como si en vez de en una cátedra estuviésemos entre amigos. La ayude a levantarse y a poner la ensalada sobre la mesa. No podía ocultar el cariño que le estaba agarrando a la intrépida arcana. Su forma de interaccionar con nosotros, su cariño por los animales, su aspecto erróneamente frágil la hacia muy parecida a esa yaya que todos necesitamos.

Me senté tras molestar al Weasley con un codazo de ¨el ojito derecho de la casa¨ Nathan era un encanto, era de esos niños monos que a todo el mundo conquistaba con sus modales y sinceras sonrisas. Estaba, por descontando, orgullosa de mi familia y de como Minerva nos había criado. La mesa quedo en silencio durante un mínimo lapso, en donde la animaga nos miro uno a uno, quizás evaluando nuestro potencial o tan solo queriendo ver como reaccionábamos ante su nada sutil escrutinio.

- Soy Lisa – Tome la palabra, cuando me dio la oportunidad y viendo que el resto no lo hacia – Tengo cierta conexión con los lobos y he llegado a convertirme en uno de ellos en dos ocasiones; una por necesidad y otra para conocerlos un poco mas, sobre todo en su faceta de cazadores. En estado normal soy capaz de entender su lenguaje básico y comunicarme con ellos, al igual que con ciertas razas de perro similares – Señale a la preciosa malamuten blanca – Me es, como decirlo, natural.

Pose mis ojos verdes en la guerrera del desierto helado - Esta en mi esencia, aunque y no se porque el hurón me llama mucho la atención. Son muy inteligentes – Iba a aventurarme a preguntar algo que me tenia en vilo desde hacia tiempo - ¿Puede alguien llegar a convertirse en mas de un animal? No a la vez evidentemente – Sonreí ante mi propia broma – Todos sabemos o al menos así lo entiendo yo, que el conocimiento te da poder y habilidades superiores. Si estudias mucho tal vez y seas capaz de mutar en diferentes especies… ¿no? - Siempre queriendo mas, rendirse no es una opción.

[Nate Weasley]

- A mí también me recuerda a mi niñez pero... me hace acordar a personas que he perdido. Es un buen recuerdo, no obstante. - le dijo a Lisa, tragando saliva, antes de que esta se marchase a ayudar a la arcana. Recordaba claramente varias noches de verano con toda la familia Weasley en torno a una mesa en el jardín de la mansión, su madre Felicity vestida de ropas livianas a un lado, y su abuela Mynerva del otro. Siempre le había gustado sentarse entre las dos mujeres, le hacía sentir cómodo y a salvo.

 

A pesar de que termino rápidamente de preparar la mesa, no ayudó a Anna con la cena sino que se acercó al sillón donde la arcana reposaba. Sus músculos del hombro se relajaron al ver que la mujer había recobrado gran parte de la compostura y que aquella apariencia de fragilidad se desvanecía de a poco: el color volvía a sus ya no tan pálidas mejillas y ahora hablaba con mayor naturalidad mientras se movía en dirección a la mesa.

 

- No hay por qué. - dijo Nathan en respuesta a la Arcana, ofreciéndole una sonrisa y moviendo una silla en dirección a la mujer antes de sentarse él mismo junto a Lisa, de quien recibió un amistoso codazo que Nathan correspondió arqueando sus cejas y sonriéndole. Su tía era una mujer con la cuál había aprendido a comunicarse bajo pocas palabras y una gran cantidad de señas, principalmente luego de varios años de travesuras que ella encubrió para safarlo de problemas y ya más de adulto en varias misiones de la Orden del Fénix, donde hacer el más mínimo ruido significaría la muerte.

 

Una vez todos estuvieron sentados, Nathan imitó a sus compañeras sirviéndose un poco de carne y ensalada mientras escuchaba las palabras de la Arcana y la contestación de Lisa. Él prefirió beber un sorbo de agua antes de contestar para refrescar su garganta que se había deshidratado ante la preocupación por la arcana.

 

- Me alegro de que este mejor. - comenzó diciendo el Weasley, tomando la palabra luego de Lisa - Mi nombre es Nathan y en mi forma animaga soy un coyote albino, no demasiado grande pero lo suficiente como para causar miedo, o eso me han dicho.- aclaró, riendo para sí - Son animales muy rápidos, con un gran sentido del olfato y la visión... es, en verdad, uno de mis animales preferidos.