Animagia

[Nate Weasley]

El día había llegado.

 

- No se si voy a poder hacer esto, Croient. - le dijo a su elfo doméstico, mientras le daba el último sorbo a su taza de café, lo que indicaba que había llegado el tiempo de partir.

 

Su elfo no supo encontrar palabras de aliento o consuelo, lo cual honestamente lo refrescó de una manera extraña. Era consciente de que estaba a punto de inmiscuirse en probablemente otra de las aventuras más complicadas de su vida, como si no hubiese bastado con aquellas impuestas por los guerreros Uzza o los merodeos por bosques extraños en buscas de actividades ilícitas. No, se dijo, esta aventura era distinta. Esta lo desafiaría y lo obligaría a redefinir partes de sí mismo que no estaba seguro de conocer, o al menos eso era lo que los rumores decían.

 

- Nos vemos a la vuelta. - le dijo a Croient, quien lo había acompañado hasta la puerta. El elfo le dio una última palmada a la altura de la cintura, y con eso, el Weasley desapareció.

 

* - *

 

Su cuerpo volvió a materializarse en los confines de la Universidad de Magia, una institución ancestral que sólo recientemente había dado cabida a las reiteradas solicitudes de magos y brujas por todo Reino Unido. Producto de ello, aquella institución educativa había abierto sus puertas al público, y sólo aquellos que cumplieran con sus exigentes requerimientos ameritaban concurrir a las clases que allí se dictaban. Nathan, si bien era parte del staff del ateneo de conocimientos, nunca había visitado aquella parte de la Universidad relegada a las habilidades mágicas.

 

Aquello le hizo preguntarse como encontraría el lugar donde la clase tomaría lugar, dado que en su carta de aceptación no había indicación alguna sobre el lugar al cual debería acudir. Decidió echar a caminar por los terrenos, rogándole a quien fuese el rey o reina de los cielos que lo guiase en su búsqueda. El frío se colaba hasta por lo más recóndito de las costuras de su túnica de viaje, y el Weasley no podía hacer más que cruzarse de brazos y seguir caminando para apaciguar aquella sensación de frío.

 

- Siempre me pasa lo mismo.. ¿qué me costaba enviar una lechuza y preguntar donde tomaría lugar la clase? - se quejó de si mismo, dando una pisotada contra la fría grava - Ahora seguro que pasaré el resto del día buscando la clase, y para cuando la encuentre, será tarde.

 

- ¿Usted viene por Animagia, cierto? - dijo una voz fémina a un lado, que lo sacó de su ensimismamiento.

 

- Ehh, sí. - acertó a responder, se trataba de una mujer de unos cuarenta años que al igual que él estaba dando una vuelta por los terrenos de la Universidad.

 

- Sí, sí. Una mujer paso hace unos minutos por aquí mismo... ella tampoco parecía tener indicaciones. - le dijo la mujer, ofreciéndole una sornisa, para luego darle las instrucciones necesarias para llegar al lugar donde la clase tomaba lugar.

 

- Muchísimas gracias. - dijo el Weasley, y se marchó rápidamente, siguiendo las indicaciones pertinentes.

 

Minutos después, llegó al lugar en cuestión, justo para escuchar la presentación de una mujer bajo el nombre de Anna Ryddleturn. No conocía a aquella mujer, más se adelantó para colocarse a la altura de ella y mirar a quien parecía ser la docente... no sabía si era oportuno presentarse también, más decidió romper el hielo cuanto antes.

 

- Y yo soy Nathan Weasley, mucho gusto. También estoy aquí por las clases de Animagia. - se animó a decir, inseguro de si su presentación había sido la mejor de todas.

 

[Kahlan Blackthorn]

La espera se estaba haciendo demasiado extensa, ya no podía recordar cuanto hacia que Elvis y el resto de sus compañeros partieron para realizar la prueba y obtener la habilidad de Animagia. Sus pensamientos estaban centrados en recorrer palmo a palmo el terreno, conocerlo más a fondo y tal vez en un futuro no muy lejano vivir en un sitio como ese─Se ha demorado demasiado…─comentó sentándose sobre la fría nieve. Aquel manto blanquecino que le viera saltar de un lado a otro, olisqueando el aire gélido que se adentraba por su pulmones quemándolos como una brisa abrazadora al tacto pero confortante a fin de cuentas.

 

─Me toca esperar y no hay mas…─notando la presencia de Leo a su lado, recordaba vagamente como le conoció. Ahí estaba su único contacto con el mundo de la animagia de momento, mirándola de hito en hito invitándola a no desanimarse y continuar con lo que había iniciado hace unos meses. Era una situación complicada, el ver tan cerca el éxito y de un momento a otro perderlo como el agua que escapa entre los dedos─Es incierto…─abrazándolo se recostó sobre su lomo, dejándose llevar por la tranquilidad que emanaba de ese felino. Las similitudes entre ellos eran demasiadas, no recordaba haber tenido un nexo tan estrecho con un ser que apenas conocía y le había contado parte de su vida así como así.

 

─Descansare un poco, no creo que me venga mal…─tomando como almohada el pelaje que cubría la cabeza del León sin pensarlo dos veces, se dejo ir sin temor a perderse en un letargo profundo. No acostumbraba dormir demasiado, no si eso le costaba perderse parte de la acción, justo por esa razón casi siempre se la pasaba en alerta permanente, esperando el momento justo para moverse a placer y estar atenta a todo lo que estaba por suceder. Suluk no daba señales de vida y eso le preocupaba un poco a la vampiro, tal vez se había perdido en medio de una tormenta de nieve o decidió quedarse a meditar cerca del sitio donde estaban realizando la prueba el resto de los alumnos de esa clase.

[Anna T. Ryddleturn]

Estaba un tanto perdida sobre lo que debía hacer en aquellas clases, era la primera vez en mi vida que asistía a clase de una habilidad mágica, aunque esperaba que no fuera la última. Pero al ritmo que avanzaba la clase..., podrían pasar siglos antes de que pudiera empezar otra.

 

Nathan había llegado poco después de mi, él también estaba dispuesto a comenzar con su preparación en las clases de Animagia, pero la profesora seguía sin darnos una respuesta. ¿Tendría problemas de oído y/o visión y por eso no se había dado cuenta de la llegada de los dos últimos alumnos?

 

Miré el reloj aburrida, ¿tendríamos que mostrar nuestro intento de forma animaga para llamar su atención?

 

No tenía nada que perder por intentarlo y quizás si mucho que ganar. Me negaba a tardar un año en sacarme aquella asignatura, la paciencia no era algo que fuese conmigo y tenía miedo de que surgiera alguna urgencia antes de que terminara la clase y no pudiera continuar.

 

- ¿Qué animal es tu forma animaga?- le pregunté por curiosidad a Nathan y también para poder hacer algo mientras esperaba las órdenes de la profesora.

 

Una parte de mi estaba deseando volver a convertirme en halcón para sobrevolar los cielos de Londres de forma legal y sin que me pusieron ninguna pega.

[Mica Gryffindor]

No había tardado en recuperar el aliento, se incorporó y recuperó la buena postura, sentándose en un sitio que le permitiese divisar la posición que su profesora ocupaba. Tras ella habían llegado un par de estudiantes. Creyó reconocerlos a ambos, pero prefirió no acercarse enseguida, a la espera de instrucciones de la Arcana, pero esta parecía demasiado ocupada como para centrarse en los nuevos estudiantes.

Oyó ambas presentaciones y supo por qué reconocía a los recién llegados, ambos eran grandes profesores de la Academia y la Universidad y con cada uno de ellos compartía otros sitios en común. Cayó en la cuenta de que no se había presentado en todo el tiempo que llevaba allí, así que decidió hacer un movimiento al menos para tener con quién conversar un rato.

-Yo... lo siento, no me presenté antes- se puso de pie y miró a los pocos presentes- Soy Agatha y también estoy por la clase... tengo muchas ganas de poder utilizar la Animagia- tras hablar se acercó un poco a Anne y Nathan que habían empezado a conversar entre ellos.

 

Como aquella acción no había tenido resultados negativos, prefirió arriesgarse antes que dormirse o algo peor. Escuchaba como su compañera de bando preguntaba al joven por su forma de animagia y se mordió el labios para no responder el propio. No estaba bien meterse en conversaciones, a fin de cuenta.

- Hola-susurró apenas alcanzó el sitio en el que estaban- interesante "casa" - bromeó.

[Felicity]

La Banshee contempló el interior del iglú manteniendo el silencio. Bastian hablaba sobre su experiencia al cambiar a su animal, un tigre por lo que entendía. La muchacha seguía alterada así que paró atención a las experiencias ajenas para ir recuperando el aliento y, sobre todo, el ánimo. Aún se sentía dolida por la persecución inútil que había seguido aquella sombra del pasado. ¿Habría fallado en algo?

 

Volvía a distraerse, por ello estiró los brazos y se sorprendió por la similitud de ese gesto con el que hacen los cánidos cuando se estiran. Asomó media sonrisa en su cara. Tal vez la Animagia era algo que debía plasmarse en la esencia de quien sabia cambiarse a un animal concreto. Tal vez, razonó en silencio, estaba congeniando su esencia con la del lobo en que se transformaba.

 

Dejó de estar ensimismada cuando la Arcana le dirigió la palabra. Asintió cuando le preguntó si había oído lo que acababa de decir a Juve: Se iban a adentrar en el Polo Norte. Felicity sonrió de nuevo aunque con una mirada triste. No le gustaba sentirse melancólica cuando se transformaba en lobo; no quería pensar tanto en él; su amor hacía tiempo que había desaparecido y sólo quedaba la desesperanza y el olvido.

 

Se adentró a prepararse un chocolate caliente,tal como había dicho la anciana, mientras ella se reunía con los elegidos para iniciar la prueba. No se dio cuenta que los Cinco se habían ido hasta que la Arcana volvió a hablarles.

 

- Visitar otro mundo, necesito salir de aquí - opinó Felicity. El aire del iglú se le antojaba pesado. Ansiaba volver a sentir la sensación de libertad mientras corría sobre el hielo.

 

Prefería salir de excursión a do de fuera que seguir allá dentro. Llegaban más compañeros que querían probarse como Animagos. La Bansbee decidió salir con Juve y Sophie para decirle que estaba lista para ir a cualquier aventura, mientras se movieran. Anna apareció cerca y también otro chico que se presentó como Nathan Weasley.

 

Sintió muchas ganas de aullar al viento. Estaba enfadada y quería correr. ¿Por qué no se movían de una vez? El viento azotó su melena y retuvo el grito: En cuanto se convirtiera en lobo lo haría para dejar expresar su lado animal. Ahora aún era humana y tenía que comportarse como una Malfoy: con decoro.

[Kahlan Blackthorn]

Indudablemente el tiempo se había detenido delante de sus ojos, no sentía la necesidad de apartarse de ese remanso de paz que le brindaba la compañía del felino. Si que volvía a sus raíces con solo mirar ese par de gemas ambarinas, cargadas de deseos y anhelos que se vieron frustrados por su propia terquedad─Parece que me quedaría hacerte compañía…─escondiendo su rostro en la melena castaña de este, recorrió con sus dedos la suavidad de la misma, comparándola con un manto acolchonado y pachoncito. Su compañía era como un aliciente que sanaba el malestar de la Ángel Caído, porque sin lugar a dudas deseaba saber qué pasaría con su turno para la prueba de animagia.

 

─Si que han demorado demasiado…─recorriendo con la mirada de Suluk, no escucho nada extraño dentro o fuera de esta. Tal vez el aislarse del resto era lo ideal, no tenía ganas de charlar con nadie y lo más sensato en esos momentos era guardarse para ella sus pensamientos. Leo le miraba de hito en hito, desconociendo que escondían ese par de gemas lapislázulis que pocas veces se mostraban recelosas ante sus ojos─No es nada…─agitando la mano en el aire, le restaba importancia al asunto sin lugar a dudas. Su cuerpo se mantenía rígido en todo momento, asemejándose a una estructura de metal fría─Iremos por algo de comer más tarde…─dándole una palmada en el lomo apareció un libro en sus manos.

 

Mataría el tiempo de una u otra forma, no quedaba de otra y eso era lo que le fascinaba. No estancarse en nada de lo que deseaba obtener, aferrándose a que tarde o temprano la puerta de ese sitio se abriría de par en par, para anunciarle que era su turno de perderse en algún paraje desconocido y dejar salir en todo su esplendor su animagia, usando la misma para salir de cualquier problema o altercado que se le cruzara en el camino─Vivir y morir como es debido, aunque dudo que pueda perder la vida…─terciando una media sonrisa en sus labios volvió a tomar posesión del León como su cobijo personal.

[Anna T. Ryddleturn]

Cuando llevaba un tiempo en clase, sin ninguna respuesta por parte de la profesora y tampoco de Nathan que era el que estaba a mi lado, Agatha se acercó hasta nuestra posición para saludarnos, haciendo algo de tiempo hasta que la profesora prestara atención a los recién llegados en lugar de a los que estaban realizando la prueba para lograr su certificación.

 

- ¿Tienes idea de como van estas clases?- le pregunté a la Haughton - No se si tenemos que hacer algo especial al inicio de la clase.

 

El tiempo pasaba, y los que llevaban más tiempo en las clases estaban un poco más alejados realizando sus transformaciones, algo que en cierta forma me daba envidia, quería poder hacerlo al igual que ellos y no sabía si era demasiado correcto que lo hiciera sin permiso, se suponía que hasta que no se estuviera identificado no podríamos hacerlo.

 

Bufé aburrida, mirando a mi alrededor, dándome cuenta que cuando me transformara no tendría demasiado espacio para alzar el vuelo en mi forma animaga, quería volver a volar sin necesidad de una escoba, que por cierto tenía que volver a comprar.

 

Miraba el reloj en repetidas ocasiones, aburrida y pensando si no estaría aprovechando mejor el tiempo en una clase de un conocimiento que de una habilidad. En un par de meses estaría mucho más tranquila, pero de momento no disponía de ese tiempo.

 

Me retiré la capa de viaje y solté mi cabello, dejando que cayera sobre mi hombro derecho y me apoyé en la pared. Tenía la capa sobre mis brazos, no sabía si podía quedarlo en algún lado o si nos moveríamos y tendría que llevarlo conmigo.

[Nate Weasley]

Se tomó unos segundos para contemplar la escena que lo rodeaba, cosa que no había hecho a fondo cuando había llegado: varios otros alumnos estaban diseminados por el lugar en distintos estadios de aburrimiento, mientras que la profesora parecía mantener un estado de silencio y calma imperturbable. Ni siquiera cuando Agatha llegó fue que la profesora se inmutó, tampoco lo hizo cuando Felicity respondió y... ¿habría algo que en verdad pudiese hacerla salir de aquél trance? ¿Que tenían que hacer para que la clase comenzase?

 

- Me transformo en coyote, algo similar a un lobo, pero con pelaje más blanco y una estructura más... emm.. ligera. - le contestó a Anna cuando pudo salir de su ensimismamiento - ¿Qué hay de ti? ¿No te parece un embrollo que nos hagan hacer pruebas para quedar certificados por la universidad? ¡Me llegó una lechuza del ministerio hace un par de semanas para informarme que mi registro en el Ministerio quedaba en situación transitoria hasta que la Universidad me certifique! No quiero decir que no me quede nada por aprender, seguro saco algo bueno de este curso, pero al menos podríamos ir empezando... ¿no lo crees?

 

Notó que estaba hablando mucho y prefirió hacer silencio. La ansiedad lo aburría a tal punto que tenía que encontrarse haciendo algo para que no fuese reemplazada por impaciencia e intolerancia. Escuchó a Anna preguntarle a Agatha sobre la forma en que se desenvolvían aquellas clases, y a decir verdad el no tenía idea. Quizá había que despertar a la profesora de aquel trance en el que se encontraba, o había que tomar las riendas de la lección por el momento. No lo sabía, y la incertidumbre lo estaba matando.

 

- ¿Y si la sacudimos? Quizá así la despertemos.... creo que está durmiendo, con los ojos abiertos o como sea, se que se puede hacer eso.

[Anna T. Ryddleturn]

Había sacado mi varita de la manga y me había puesto a juguetear con ella entre los dedos. Era una costumbre que tenía desde hacía mucho tiempo cuando me aburría y no podía hacer otra cosa. Esperaba no tener que aguantar así mucho tiempo más, que muy pronto pudiera empezar la clase y no estar allí, sentada, cruzada de brazos, esperando a que sucediera algo o la profesora nos hablara. Cerré los ojos, a punto de quedarme dormida cuando Nathan me informó de en qué criatura se transformaba.

 

- Yo me transformo en halcón peregrino, tengo pequeñas marcas en las alas y mayor velocidad.- le respondí al Weasley.- Y si, todo esto se me hace bastante pesado, y más si no nos están prestando atención. Si al menos hubiera sido algo rápido..., pero nos están haciendo perder demasiado tiempo, cuando yo al menos ya me había registrado y el ministerio lo sabía desde hace años.

 

Cuando estaba aburrida y frustrada no solía medir demasiado mis palabras y decía absolutamente lo que pensaba sin miramientos ni intentar hacerlo más suave. De todas formas, por las palabras del chico, suponía que él se encontraba en una situación similar.

 

- Puede que primero quiera que los del turno anterior aprueben la prueba antes de centrarse en nosotros, no tengo ni la menor idea.

[Felicity]

La banshee se sintió algo ignorada por el resto de compañeros. Deseaba salir al aire libre y caminar sintiendo el frío en las almohadillas de sus patas. Era una sensación inimaginable para su mente anterior al cambio; ahora sentía la necesidad de cambiar de forma. Sin embargo, Juve sacó un libro de algún lugar y a Felicity le extrañó que quisiera leer en aquel momento. Ella estaba deseando volver a sentirse animal.

 

Había un riesgo que le parecía inquietante. Se sentía muy feliz siendo loba, corriendo como una loba, atacando como una loba. ¿Podría llegar a querer siempre ser un animal transformado? La Arcana había dejado claro que eso podía pasar a cualquiera que se habituara demasiado a su animagia. Felicity tenía mucho en que pensar. Amaba ese momento en que se comportaba con un lobo y se sentía libre. Pero también amaba ser una mujer, sabiendo que tenía un gran poder como fémina y como mortífaga. Se sentía orgullosa de ser una Malfoy y, además, de todo lo conseguido en su vida. ¿Llegaría algún día a abandonar ese orgullo por convertirse en lobo? ¿Llegaría a perderse entre el pelaje blanco y olvidaría su lado humano?

 

Ella creía que tenía el control y la fuerza para evitarlo. Eso es lo que debería demostrar a la vieja Arcana, si le daba la oportunidad.

 

Anna, su compañera de bando, parecía aburrida apoyada en la pared. A su lado, el muchacho comentaba que se transformaba en coyote. Felicity sonrió levemente. No era un enemigo para ella, no era un animal que le pareciera digno. ¿Pretendía zarandear a la arcana para que dijera algo?

 

- Yo creo que nosotros deberíamos demostrar nuestros poderes y controlar nuestra forma antes de meternos con ella - intervino. - Si demostramos nuestr destreza, seguro que nos escogerá para la siguiente prueba.

 

No perdía nada en intentarlo, así que una sonrisa asomó a sus labios mientras se transformaba en el lobo de pelaje blanco. Después aulló, satisfecha de su aspecto lobuno.