.:: Castillo Black ::. (MM B: 97834)

[Terpsicore]

Se cruzó de brazos e hizo una mueca de disgusto, esa mujer jamás aprendería nada. Era una bruja, lo cual significaba que habían, al menos, unos diez hechizos que podían protegerla de ser descubierta y ahí estaba cual zarigüeya poniéndole atención al entorno. Aquel pensamiento la invadió profundamente y de la nada soltó una carcajada, realmente Licha era igual a una zarigüeya, si hasta se hacía la muerta para que no la mataran (?)...

 

– Jajajajaja... mujer, nadie vendrá. ¿a quién le pueden interesar unas ratas muertas de hambre? – mordiéndose la lengua – una camada de gordas y valiosas ... ratas.

 

Sacó la varita desde el bolsillo interior del abrigo gris que la cubría, su intención quedó manifiesta cuando alzo una ceja y sonrió a la señora.

 

– Muffliato – mirando al rededor a medida que se aclaraba la garganta. – Está bien, aceptaré este negocio. Digo ya estoy aquí pero sabes, podría haber llegado y haberte denunciado – se rascó la coronilla– aunque no es mi estilo. Bueno la cosa es que quiero que veas algo.

 

Con ademán misterioso sacó del otro bolsillo del abrigo un papel todo arrugado y se lo entregó a la Spinnet. La cerda casi mordió a la mujer cuando se acercó a recoger el papel, la última vez que se habían visto habían tenido un par de conflictos.

 

– Espero que nuestros siguientes planes sean más motivadores. – Estiró los brazos en su espalda esperando a que Alicia abriera el papel, y mientras estaba distraída sacó un labial y se lo puso a la puerca susurrando – ...nadie te volverá a llamar indecente María Joaquina es una promesa.

Editado 24 de Febrero del 2017 por Terpsícore Black Lestrange

[Cillian Haughton]

¿La amaba?

 

Él mismo se lo preguntaba día y noche desde que comenzó a sentir todo aquello. ¿Podías llegar a amar a alguien en tan pocos días? La respuesta obvia debería haber sido no, pero en realidad no lo sabía con exactitud. Habían pasado tantas cosas en los meses anteriores y no había tenido ni un sólo punto en el cual apoyarse así que cuando apareció Kya todo parecía más fácil.

 

— Te amo a ti... —murmuró.

 

Y por ella siento algo que aún no puedo explicar, pero es bastante importante para mí. No es que la situación de Juliene no importara, pero en aquel momento había pasado en aquel momento. En ese instante era sólo ellos dos y nadie más, ¿cómo iba explicarle todo eso?

 

— Kya es importante para mí, Carlos —suspiró—. Pero Juliene y tú son lo más importante que tengo en mi vida. Con ustedes lejos las cosas cambiaron, por un momento me sentí en completa libertad y cedí ante ella aún extrañándoles como un loco. No sé que pasará ahora, no sé si ustedes piensan quedarse o no, pero hice promesas que su presencia aquí me complica cumplir.

 

Ya no aguantaba más, tenía que hacerlo. est****o chico, ¿porqué tenía que ser tan perfecto? Acercó su rostro hasta estar a sólo un par de milímetros de Carlos, lo pensó durante un par de segundos y acto seguido lo besó. En ese momento el mundo a su alrededor desapareció y se sentía completamente poderoso.

 

— Dime, Carlos... ¿Me sigues amando? —lanzó la pregunta apenas separar sus labios—. Por favor, quedate.

[Alicia Spinnet]

-Tu cerda parece más perturbada que mi rata, Terp -dijo esquivando un mordisco de la porcina compañía al tiempo en que abría el papel doblado.

 

Pasó los ojos por el texto pero tuvo que repetirlo hasta tres veces más. No tenía buenos hábitos de lectura y le costaba entender algunas letras. Si tan solo no la hubieran expulsado de la escuela quizás le resultaría más fácil diferenciar la "t" de la "f" que en su opinión se veían idénticas. Salvo eso, no pudo reprimir una sonrisa en el rostro al terminar de entender lo que tenía el papel.

 

-Sabía que algún día llegaría este momento -dijo doblando el papel y metiendose en el bolsillo del lado corazón con una evidente mueca de satisfacción-. Sabía que si querías venir limpia conmigo para comenzar negocios, necesitabas pagarme por la vez que le mandé una paliza a ese canalla de Orión Black que te saboteó el bingo en esa cochina taberna a la que te gusta ir. Ocho años y dos meses después aquí estamos.

 

Le estrechó la mano a Terpsícore.

 

-Ahora no tengo reparos en compartir las ganancias. Pero digo, ¿porqué no terminar lo que empezamos hace ocho años? ¿Dónde está la habitación de Orión?

[Terpsicore]

– ¡Diablos! ¿qué papel le pasé? – pensó acongojada mientras le soltaba una sonrisa bien maliciosa, ya que sería el único tipo de esbozo que podría disimular su error.

 

Bien a escondidas y de la forma más encubierta posible metió de nuevo la mano al bolsillo y saco un papel. Ese era el papel que le quería pasar a la patisucias esa (?). En la cubierta se encontraba trazado con delicadeza un cerdito alado con una aureola (?). Era el plan perfecto para engañar a la bruja llevarla en búsqueda del mítico "cerdo alado"; y mejor aún si lograban cruzarlo con María Joaquina, la mezcla de razas siempre había sido la especialidad de esa señora.

 

– Orión... claro – se rascó la coronilla una vez más – ¿qué te hace creer que sé cuál es su cuarto?

 

¿Acaso la loca esa cree que soy una meretriz?... Se acomodó los pechos (?) y siguió caminando escaleras arriba.

 

– Anda sígueme, no te quedes como la zarigüeya que eres, no ves que ahora tendremos que saquea.... perdón investigar toda la mansión para cumplir nuestras dos misiones.

[Alicia Spinnet]

-Wow, me encanta -dijo mirando el dibujo, luego mirando a María Joaquina que no había dejado de dedicarle miradas maliciosas, y luego miró el papel otra vez-. Pero te aviso que beatificar a María Joaquina no será tarea sencilla. ¿Es lo que debo entender de este dibujo infan... profesional? Debes explicarme, rubia mujer, ¿cómo puedo ayudarte a llevar esto ante el Papa?

 

Lucy se agitó incómoda en el bolsillo de la chaqueta mientras Alicia se ponía en camino siguiendo los pasos de Terpsícore. No sabía en qué había andado esa mujer desde la última vez que se vieron, pero parecía que las apariencias le importaban menos que antes, porque a medida que la miraba, le recordaba menos y menos a los Black Lestrange que eran su familia. Quizás porque escoria de la sociedad aceptaba tratos con Alicia, como Sean por ejemplo, y le sorprendió la respuesta a la carta de invitación que le hizo Alicia hacía dos semanas: "Claro que iré. Púdrete" había sido su respuesta.

 

Sólo habían pasado dos segundos en silencio cuando Alicia ya se sintió incómoda.

 

-Yo no sé qué tratos habrás tenido con Orión, pero me dijeron que lo frecuentaste algún tiempo, ¿es eso cierto? Lo escuché hace unos días en el barrio chino cuando intentaba cambiar un reloj por una peluca (una fracaso, debo admitir). En fin que lo comentó un mago belga con estas palabras, escucha: "La más rubia de los Black Lestrange, esa que parece Malfoy, lo vi con mis propios ojos, muchachos, le tiraba maldiciones e insultaba como camionero en plena calle vestida únicamente con una cortina de baño. El sujeto no podía hacer más que huir porque, escuchen, se había dejado olvidada la varita y sostenía un peluche cubriendo lo único que podía cubrir, escapando de la furia de la mujer. Orión Black, mis amigos, si no le hubiera vendido unas pociones revitalizantes no lo habría recordado, pero era él".

 

Terp se dio la vuelta y encontró que Alicia moría de risa al contarlo. Y no sólo ella, sino también Lucy que ahora reposaba en su hombro.

 

-A raíz de eso es que te recordé y te escribí para vernos. Dime, ¿eras tú?

[Kya D. Black Yaxley]

Sus descalzos pies estaban tocando el agua ligeramente, aquel lago siempre había sido un sitio para relajarse. Estaba abrazando sus rodillas y percibía cómo de vez en cuando el agua llegaba a mojarle todo el pantalón con las brisas heladas del viento. Ella era capaz de ver nuevamente su marca en el tobillo, tan viva como antes había estado y eso la ponía completamente feliz. Sabía también que otros no podían verla, así que podía estar tranquilamente con sus pantalones remangados hasta casi la rodillas.

 

Era pleno invierno, el agua estaba helada, pero aprovechó el día que no nevaba para estar ahí. Escribía cosas en la arena con su varita y a veces observaba aquel bosque que la gente ajena tanto temía, pues cuya oscuridad y frondosidad ocultaba una variedad de bestias. Kya solía ir allí a caminar como si del jardín se tratase. Casi se levantó para ir cuando percibió la suave caricia de su gato en su espalda. Estiró sus piernas mojándose hasta las rodillas y dejó que su gato se subiera a su regazo.

 

—Shadow —sonrió acariciándole desde su gran cabeza hasta su peluda cola, viendo cómo alzaba un poco las piernas traseras—. ¿Qué tal si te consigo un hermano?

 

Kya sabía bien qué significaba el bufido que soltó, por lo que negó con la cabeza.

 

—A veces tienes que compartir tu espacio y encontrarás cosas... ricas, supongo —le dijo alzando una ceja—. Un rico ratón, un pajarito... Capaz tenga otro gato y tú te portarás bien.

 

Dado que el gato se alejó del lugar indignado, aprovechó de levantarse y arreglarse el pantalón rápidamente, para luego colocarse los zapatos y empezar a caminar hacia el castillo. Atrapó al gato pasado unos minutos y sonrió de medio lado, hablándole en voz baja mientras le ponía una nota en el collar. Si bien Shadow estaba enojado, no le desobedecería. Iría a entregar el mensaje a su receptor.

 

"Cillian

No creas que no sé de las presencias en tu habitación.

Mi gato suele ser curioso, como puedes ver.

Saluda a Jul de mi parte;

Kya"

 

En cuanto el gato comenzó a correr hacia el castillo, ella le siguió tranquilamente desde lejos. Ya iba a anochecer y quería aprovechar los cielos despejados para observar las estrellas o tal vez seguir aprendiendo. A veces le daba ganas de ir y aprender sobre Astronomía y adivinación, pero no estaba segura de aceptar a cualquier persona como profesor, habiendo sido ella una muy importante.

 

Limpió sus zapatos a las afueras del castillo y entonces ingresó.

[Juliene Black Lestrange]

~ Con Kya

Echándole leña al fuego

 

-- Así que lo heredé de ti.

 

Había saltado del árbol justo antes de que la Black ingresara al castillo por completo, escabullirse era una de sus cualidades, así que cuando el Black había comenzado a enfocar su atención en su amado Carlos, fue su momento para escapar, emprendería el viaje en solitario, quizás de esa forma no tuviese que dar explicaciones. Se encontraba en esas cavilaciones hasta que captó la eterea figura de la D'Lecroix, retrasó su huída para admirar el desarrollo de la situación, por lo que su diversión fue alimentada al tiempo en que esta le ordenó al gato ir en pos de Cillian. Londres no dejaba de ser un lugar interesante, no podía negarlo.

 

-- El amor por los gatos, quiero decir-- una ladeada sonrisa se extendió por sus facciones--. Si te decides a darle un hermano al tuyo, podría pedirte que te hicieras cargo del mío, he sido una dueña detestablemente abandonadora. --argumentó-- Soy un desastre para cuidar de otros.

 

Avanzó un par de pasos hacia la mortifaga, mientras sus recuerdos iban siendo representados en su mente como si fuera una pelicula, se cruzó de brazos antes de recostarse en uno de los pilares, admirando a su interlocutora.

 

-- Diría que es increible que te veas exactamente igual a cómo te recuerdo, pero en Londres eso es más que normal-- comentó, divertida--. Ven a Londres y nunca dejarás de ser joven, deberíamos tener un eslogan así, ¿no lo crees?

 

¿Por qué debían vivir en un lugar tan frivolo? Las muestras afectivas estaban reservadas para las parejas, nadie más debía salir de los parámetros de arrogancia e hipocresía que exigía la sociedad.

 

-- Extraño esos tiempos, si te soy sincera...--soltó de imprevisto--, la vida parecía estar llena de posibilidades y no de tantos problemas.-- bueno, había sido su madre después de todo, decirle algo así no estaba fuera de lugar-- No tenía planeado venir, la verdad, me disculpo si eso te está causando problemas.

 

Y mucho menos traer a Carlos conmigo. Estaba siendo autentica, al menos por unos minutos.

 

-- Ahora bien...¿los esperaremos aquí o irás tipo telenovela a tirar la puerta de la habitación?-- sí, los minutos habían terminado-- Yo podría tumbar la puerta sino quieres perder la clase, ya sabes.

 

~o~o~

~ Con Cillian

 

Sí.

 

Deseaba retenerlo, volver a embargarse con sus labios, lograr de alguna manera grabar todo lo que él era en cada milimetro de su ser, irónico, la última vez que lo había visto sólo desbordaban pasión en vez de amor, tal y como comenzaron en la inconcebible luna de miel. Era una historia realmente graciosa, además de enredada, dudaba que alguien más que ellos y Juliene fuese capaz de entenderla, no pudo evitar sonreír ante los recuerdos resultaban tan vividos como si sólo hubiesen ocurrido el día anterior.

 

--Te amo.-- confesó, colocando su mano en la mejilla del Ryddleturn-- No es un sentimiento que pueda cambiar sólo por estar lejos de ti, lo sabes tan bien como yo. --ésta vez fue su turno de besarlo, acercándolo por completo a su cuerpo, quizás pudiera tatuarse su esencia, si era sincero consigo mismo el que estuviera sudando no ayudaba a su autocontrol-- Fue agonizante extrañarte así.

 

Lo había dicho en un jadeo, casi sentía que acababa de llegar de un maraton, cuando alzó su mirada hacia el mortifago no pudo evitar soltar una breve carcajada, pues había atisbado el rastro de una pequeña herida que le había hecho a su labio inferior, bueno, no se trataba de una carrera pero si de algo igual de intenso.

 

-- Disculpame por eso-- señaló la herida.

 

Y entonces el gato, ¿cómo demonios había entrado? No fue capaz de deducirlo, pero alli estaba, ronroneando a los pies de Cillian. No recordaba haber escuchado alguna vez que tuviese mascotas, ni nada que se le pareciera, lo más predominante en la vida del hombre que tenía frente a sí, además de su desquiciada esposa, era la facilidad de su vida sexual. Y aun así lo había dejado acercarse hasta ese punto, bueno, realmente la Black Lestrange era la culpable. Serás mi regalo para él, así me cederá su dinero bastante dichoso, ¿comprendes? así le había dicho el día anterior a la boda, no podía creer que ya habían pasado tres años de eso, el tiempo había pasado volando, los sentimientos habian surgido y ahora estaban allí, sin tener la menor idea de qué decir o hacer. Fue entonces que desvió su atención hacia la cama del Black donde se suponía que la Ravenclaw descansaba, no estaba alli, maldijo por lo bajo...¿en qué momento se había escapado?

 

-- Cillian-- le llamó--. Juliene no está.

[Terpsicore]

Su mente vagó por miles de lugares intentando seguir cada palabra del culebrón más sabroso que hubiera oído de labios de la mujer. Al finalizar, no comprendió nada, así que se limitó a responder la pregunta:

 

– Claro que no era yo – soltó una carcajada con ella. –¿Involucrarme con Orión? ¿Crees que yo podría involucrarme con sujetos tan feos como ese?

 

"Claro además de meretriz ahora soy ciega" pensó volviendo a ajustarse las lolas. Acomodando la correa del bolso de cuero que se atravesaba entre ellas.

 

– ¿Dónde anduviste metida? – sacó a la puerca para que subiera sola, ya estaba cansada porque la muy maldita se había salido de la dieta en la semana. – Digo para escuchar rumores de un sujeto tan "elegante" como ese.

 

Volvió a soltar una carcajada, por lo que fue absolutamente de improviso lo que sucedió a continuación:
El rey rata estaba de pie a mitad de la escalera. Parecía un espectro vaporoso, teñido de verde y absolutamente lejano.

[Cillian Haughton]

No quería desprenderse de él, necesitaba de Carlos en su vida. ¿Cómo había pensado que podía olvidarlo? Bueno, en realidad nunca lo había pensado en realidad, simplemente había evitado el tema. Los besos de Carlos eran para Cillian algo así como el elixir de la vida eterna.

 

— No pasa nada...

 

Su respuesta se vio cortada al notar la presencia del gato y ni siquiera tuvo tiempo a recoger la nota que éste sostenía en su hocico cuando Carlos notó la ausencia de Juliene. ¿Cómo demonios se había escapado? ¿Cuánto había durado besando a Carlos? Demonios, demonios.

 

Tomó la nota con rapidez, gesto que al gato no le agrado ya que le respondió con un gruñido para después desaparecer, estaba seguro de que ese trozo de pergamino tenía algo que ver con la desaparición de Juliene. Abrió la nota lo más rápido que le fue posible y leyó.

 

— Creo que ya sé a dónde es que ha ido —murmuró—. ¿Te suena de algo el nombre Kya? Supongo que sí... —se apartó de Carlos y se dirigió hacia la puerta—. ¿Por qué siempre me pasan este tipo de cosas, querido?

 

No sabía cuanto sabía Carlos de su presente, pero algo sabía. Abrió y le indicó al chico que debían ponerse en camino, aún no conocía el camino hacia la habitación de la Black así que el primer paso era averiguarlo.Se dirigió hacia las escaleras y al llegar ahí la escuchó.

 

— No es necesario que vayan a buscarme —anunció.

[Kya D. Black Yaxley]

—Puede ser —respondió un poco sorprendida—, siempre me viste con Shadow y él hasta intentaba seguirte cuando andaba fuera, como un cuidador o algo así. Y si no puedes cuidar un gato, simplemente no los tengas. Necesitan ser queridos —¿ella diciendo eso?—, o te odiarán. Gatos. Así son.

 

Observó fijamente a su hija, que parecía no haber cambiado nada en absoluto. Al contrario, Kya había ganado alguna que otra cana en su cabello, a pesar de su corta edad; dicen que éstas salen cuando te enojas mucho, y Kya también lo creía. Sin embargo, era muy poco notorio y no le molestaba en absoluto. Suspiró, no quería tener ni un tipo de problema con nadie, últimamente había aprendido a ser paciente y a preferir la tranquilidad en ese tipo de situaciones.

 

Dio un paso como queriendo irse, pero Juliene quería seguir hablando.

 

—Eran tiempos más tranquilos, tal vez para ti —sonrió de medio lado—, pero mi tranquilidad está en la actualidad. Supongo que cuando decidí darte mi protección como madre, me faltaba madurar mucho más; y no, no me causas problemas, ya que no haré nada. No tengo ánimos de meterme en este tipo de cosas.

 

Y era cierto. Sentía que Juliene le estaba dando una pista de lo que ocurría en aquella habitación, y sólo soltó un suspiro. Sabía que Cillian tenía una vida algo complicada y parecía haberlo aceptado, pero aquel día notó que no lo aceptaba. Se suponía que ellos estaban desaparecidos, comenzaron "algo", ¿y aparecen? Llevó su mano a la cabeza unos momentos, mirando hacia abajo y notando los zapatos de Juliene, todo aquello le estaba provocando un dolor de cabeza innecesario.

 

—No estoy para...

 

Ahí estaba. Había sido interrumpida por Cillian y las ganas de irse de aquel lugar aumentaron. Giró los ojos percibiendo que tendría que hablar, y no de cosas banales. Entonces retomó su andar, sin importarle si aquellos le seguirían o si se quedarían en dicho lugar. Se dirigió hacia la sala de estar, sabiendo de antemano que ésta se encontraría vacía.

 

Vio a su gato sentado en uno de los sillones esperando su premio por haber llevado la nota, pero Kya lo ignoró por completo sentándose junto a él sin mirarlo demasiado.

 

—Más tarde, Shadow —habló sin despegar la mirada de sus manos—. Sería un buen momento para largarme a El Cairo, ¿no? A ti te gustaba ese lugar, todos adoran a los gatos. Y aún debo buscar ciertas respuestas.

 

Si bien el gato le entendía, se rió por dentro al encontrarse conversando con aquella bola de pelos.