La Marca Tenebrosa ~ Mansión Riddle ~

[Mica Gryffindor]

Sonrió, soltando el abrazo para volver a la realidad. Había cierto movimiento en la Riddle, pero no el esperado en un momento como aquel. Divisó entre los presentes a Arya e, instintivamente, su mano se aferró a la de su acompañante. No podía evitar sentirse algo molesta en su presencia, tras la “cálida bienvenida” que había recibido por su parte al llegar al bando. Por fortuna, se había marchado. Era un pensamiento que no diría nunca en voz alta, pues sabía que su ausencia había afectado en forma negativa al bando, pero no a la Gryffindor.

La mirada de Mefistófeles captó su atención, antes de que él hablara. Asintió alegremente, acariciándole con suavidad el rostro. Era una realidad que Sagitas era la mejor alternativa para todos, pues se había mantenido firme pese a la ausencia de la líder y, junto con Mael, los había conducido hacia donde estaban hoy.

-Pero, tu tienes otras obligaciones…-le robó un besito corto y lo guio hacia la cocina. -Vamos a comer algo, que ya empezarán a decir que te he secuestrado o dado pociones extrañas para mantenerte en mi dominio -bromeó, riendo tranquilamente y sentándose en una barra, dando por hecho que sería él el encargado de buscar qué comer.

El hecho de volver a lo cotidiano volvía aún más interesante escapar de ello en sus brazos, quería lograr estar en su mente más allá de los momentos de cama, que la extrañe, que piense en ella, para luego poner esa energía en cada encuentro. Lo mismo le sucedía a ella, claro estaba, haciendo más intenso el momento de reencontrarse.

@ Mefistófeles Evil.

[Sagitas E. Potter Blue]

Me gustaría que lo intentarais alguna vez, intentar mantener el temple ante la presencia de mi gran amiga y anterior líder @ Arya Macnair mientras alguien te da besitos amorosos y se erizan todo el vello. ¡Pelo de gallina se me puso al sentir sus caricias y cómo toqueteaba la cremallera del vestido verde apretado que apenas contenía mi personalidad en su sitio si no me movía mucho. Mi familia pues... ¡Me la repampinfla que me veas como me vean! Ante @ Xell Vladimir Potter Black  o @ Helike R V PB  no hacía falta disimular. Además, esta Xellita era una lenguaya y tuvo que mencionar al fantasma ese de la Torre Oscura. 

No pude evitarlo y enarqué la ceja en señal de enfado.

-- No le hagas caso, Jack -- A punto de decirle, "tú sigue", me refrené porque no era el momento. -- Tú eres el único fantasma que me interesa. Además, ese de la Torre Oscura es sólo un... rumor. Leyendas.

No hacía falta dar más explicaciones sobre si sí o si no existía, ni el fantasma ni esa Torre Oscura o lo tendría buscando en la Fortaleza o en la Riddle todo el día. Y toda las noches que no fuera a dormir a casa. Sonreí como una colegiala y miré alrededor, como si buscara a qué pareja se refería mi marido.

-- Claro que podríamos enseñarle cositas a los jovenzuelos. Hasta a @ Matt Blackner , que ya es padre. -- Me puse roja de nuevo. -- ¿Les reconociste? -- ¡KK, eso no era necesario, no debía conocer a los miembros de La Marca en ninguna situación, ni siquiera en una tan... excitante... como en la intimidad de su cuarto.

Así que la pregunta de Heliké me vino como anillo al dedo. La gruñí, algo a lo que estaba habituada y estoy segura que ni se inmutó.

-- Este fantasma puede aparecerse donde yo esté. Por desgracia. -- Me di cuenta de lo que acababa de decir y reaccioné lo más rápido posible para que Jack no se enfadara. -- Quiero decir que no me gusta que me veas aquí, en un sitio que no debiera conocer nadie que no sea del... ejem... grupo. Si estuvieras vivo, tendría que matarte.

Le solté una sonrisilla tonta, en un intento de disculpa y demostrar que era una broma, aunque, pensándolo bien, no estaba segura de si eso se podría considerar una broma o si era una amenaza real.

-- La novedad, Heliké, es que se han dado los Premios Salazar a los m... miembros más destacados y que, ¡oh, sorpresa! Tu nombre no está en la lista. -- Era una bronca suave, por supuesto. Mi sobrina era una persona muy libre, muy ocupada y muy suya. Apoyaba al bando aunque no por encima de sus otras ocupaciones en Italia, país al que desaparecía a menudo.

A pesar de estar manteniendo esta rápida conversación, mi mirada no perdía de vista a Arya, quien seguía avanzando hacia nosotros, de forma lenta. Temblé un poco, no sé si por el dedo de Jack o al ver que iba a matar a un elfo por chocar contra ella. Para mi sorpresa, sólo fue un regaño que acompañó con una sonrisa. ¿O la sonrisa era para mí? Se acercaba, ay.

Se acercaba. 

Se acerc... ¡Ay! Me sorprendió su abrazo. ¿Pero qué le había pasado a Arya? Normalmente era una mujer arisca y de semblante serio y, ahora, me abrazaba con tal cariño que estuve a punto de llorar en sus brazos. Sentí un ligero crujido en la cremallera del vestido y me erigí, para mantener el tipo.

-- ¡Ay! -- repetí, como tonta, en vez de decirle que estaba a punto de romperme con aquel abrazo tan lleno de sentimiento. -- ¡Gracias, yo...! -- ¿Qué decir cuándo te demuestran tal afecto? Era buena leyendo auras, aunque había perdido la práctica al dedicarme a las almas, pero quien es sacerdotisa, sigue siendo sacerdotisa toda la vida. En ella veía un gran cariño que había sospechado anteriormente en cada uno de sus gritos cuando ella era líder, como si me estuviera enseñando a llevar el peso del bando encima de mis hombros. -- ¡Oh, oh, un regalo, un regalito! ¿Para mí?

Vale que tal vez ese tipo de reacciones no eran muy de líder. Estoy segura que @ Aaron Black Yaxley  nunca hubiera reaccionado así, ni a la misma Arya se lo había visto hacer nunca, pero yo soy payasa expresiva. Y quien nace payasa, muere más payasa todavía. Aplaudí con la punta de los dedos por la emoción y para no hacer ruido.

Tomé aquella cajita de cartón, pero Arya había sido más rápida y ya había sacado lo que contenía. Al principio pensé que sólo era un colgante más que añadir a la colección de objetos uzza y joyas propias que tenía. Pero enseguida me di cuenta que aquello era más. Mucho más. Me puse la mano en el pecho ante la inmensidad del tesoro que estaba recibiendo.

-- ¡Ay, Arya, yo no...! ¡No sé...! ¡No merezco esto...! ¡Seguro que muchos de... de ellos se revolverán en sus tumbas si...! ¡Ay, en serio...! ¿Es para mí?

Sí, una comunicadora nata como yo quedándome sin palabras ante tal regalo. "Líder", me acababa de llamar LÍDER. Ahora sí que arranqué unas lagrimitas.

-- ¡Muchas gracias, Arya!

Dejé que aquel colgante reposara en mi cuello y solté aire. ¡Diosa oscura! ¡Aquello iba en serio!

[Helike R V PB]

-Seguro que sí - dije por lo bajo mientras la miraba con los ojos entrecerrados. 

Saqué otro cigarrillo y lo encendí con la varita, y la guardé de nuevo dentro de la manga izquierda...

Vi una bandeja que se paseaba sóla o quizás eran los elfos que, por su altura así lo pareciera. Llevaba unas copas de lo que parecía vino de saúco así que, aproveché a tomarme un vaso, para probar algo diferente.

- Paso de esa morraña social, ya lo sabes si a ti te gusta pavonearte como una reina, no es mi problema -le volví a regruñir de nuevo, en cuánto me mencionó los premios Seamus- además, mis negocios son más importantes que otra cosa y es más, creo que es menester ayudar al bando en todo lo posible sin la basura esa que hacéis. Además, siendo reina vampírica en Italia, sabes de sobra que no tengo tiempo para mucho más, al menos tú te ocupas de Elentari en el tiempo que estoy fuera...

En esos momentos se acercó Arya y con una inclinación ligera de cabeza me aparté durante un momento mientras observaba toda la escena. Había sacado un objeto en el que reconocí enseguida. Ese sólo se otorgaba a gente que llegaba a lo más alto de un grupo. El de Líder.

Suspiré. Entendía el momento, una matriarca con tanto poder, había conseguido lo que poca gente. Ministra de Magia primero y Líder del bando después y no podía evitar sentir más que orgullo. Orgullo por el nombre y, porque por supuesto, no iban a ser siempre la casa Slytherin o la Malfoy la que iba a ocupar puestos de poder.

- Mis señoras... 

Asentí con la cabeza y como el momento era el que era tomando referencia a las viejas órdenes medievales, en dónde se juraban lealtad tanto al señor como al rey y en éste caso a un líder particular; hice una genuflexión, y bajando la mirada, pero esperando que me escucharan dije:

- Semper Fidelis 

Durante un segundo, o dos que parecían una eternidad con ese gesto daba a entender que seguía jurando lealtad y fidelidad al bando independientemente al líder que lo llevase en esos momentos. Tras suspirar de nuevo, me levanté de nuevo y alcé la copa a su salud tomé un trago de vino. Me acerqué a Sagitas y le di un abrazo pero no pude evitar sonreír y decirle al oído:

- No creas que te voy a obedecer en todo, sólo lo haré por el bien del bando. Espero que el grupo no me ponga problemas en mis negocios ya que puede sacar su buen jugo en ello. Pero por lo demás, enhorabuena por el cargo Sagitas - sonreí tras apretarle los hombros con suavidad y me aparté nuevamente. Tomé una silla con un movimiento de mi varita y me senté cómodamente mientras encendía otro cigarrillo.

[Lisa Weasley Delacour]

Aún en Hunyad

 

Prácticamente vivía allí. Al menos así lo notaba el. Según sus cuentas, en los últimos días, entre entrevistas, reuniones, comitivas y sesiones del consejo llevaba allí sentado unas 167 horas. Si ya de por si, se conocía el salón real al dedillo, ahora podría describir con los ojos cerrados cuantas velas había, cuantas sillas tenían el blasón azul y cuantas arañas correteaban por la pared mas alejada. En las ultimas semanas y tras la evidente etapa de locura por parte del presidente ruso la colaboración entre naciones era necesaria, mucho mas si no querían que estallase la tercera guerra mundial.

Un Luca algo cansado de tanta verborrea por parte del sabia anciano que hacia las veces de consejero real, se levanto de la silla donde llevaba sentado unos minutos y se acerco al gran ventanal, situado a la derecha de la gran habitación. Desde allí el moreno contemplo parte de su amada Rumanía. La voz pausada del hombre lo acompañaba. El Van Halen, así mismo como Lisa, eran personas de acción. Estar mucho tiempo recluidos podría volverlos locos. Por ende el dhampir estaba necesitado de algo de movimiento, aunque fuesen unas pequeñas caminatas entre pared y pared. No era mucho, pero logro controlar las ganas de lanzar un bombarda y salir a corretear en su forma lobuna.

- Llegara en unos minutos, ministro

- Gracias Merlon

La emisaria de Belice, país soberano de centro América no tardo en hacerse notar. Era una mujer joven, de aspecto jovial con unos ojos verdes brillantes y llenos de vida. Sus ropajes contrastaban con los del medio vampiro, pues esta fémina solía portar pantanos cortos de vibrantes colores y camisetas de tirantes como si viviese en un eterno verano. Le regalo, como era habitual en aquellas formalidades, una ligera reverencia al rumano y se sentó, como si estuviese en su casa, en uno de los sillones cercanos a la apagada chimenea. La relación entre ambos países era buena. Llevaban ya un tiempo en constante comunicación y aquel encuentro era, de hecho, una mera formalidad, para activar el protocolo B4.

- Van Halen, es bueno verte

- Lo mismo digo Estense

Mientras le servia una copa a la chica, un ardor claramente conocido para el actual mago oscuro ascendió por su muñeca hasta prácticamente la mitad de su antebrazo. La marca lo requería. Su líder o alguno de aquellos sucios perros tendría ganas de divertirse y lo necesitaban para protegerlos. Ademas de cabezas huecas, eran negados para los conjuros. Si, lo había logrado. Estaba dentro y era influyente. Lo consideraban parte de aquel circulo absurdo de ingratos mal nacidos. Tendría que seguir con la farsa un tiempo mas para dar el golpe certero. Acabar con el perro era sinónimo de hacerlo con la rabia. Sonrió a su invitada y siguió con el protocolo.

Mas tarde haría acto de presencia en las ruinas de la Riddle y vería de que se trataba tanto alboroto.

[Ada Camille Dumbledore]

Los días lejos de Ottery no eran de mis preferidos pero no tenía de otra , tenía que trabajar en París y solo algunas noches podía escaparme. Esta noche debía cumplir un compromiso y obviamente que debía llegar a ver el nuevo nombramiento de quien guiarla nuestros hilos en la marca Tenebrosa. 

Llegue hasta el edificio y sin perder tiempo pase al salón de donde venia el sonido, al pasar por en frente de un monumental espejo miré mi aspecto, un vestido marrón ajustado largo hasta los tobillos y botines de cuero marrón oscuro, al menos sabía que estar en el trabajo llegaría bien presentada sin tener que cambiarme. Avance hasta el lugar y alcance a presenciar la entrega de una caja que @ Arya Macnair entregaba a @ Sagitas E. Potter Blue y luego le colocaba al cuello una especie de medalla que la adjudicaba como nuestra guía durante esta regencia . Sonreí de ver a nuestra querida pelivioleta siendo coronada como nuestra líder. Aplaudí y me acerque a todos para felicitar a la nueva guía de nuestros caminos, los comentarios de @ Helike R V PB me hicieron reír, todos eran muy amables allí, ahora solo esperaba que prosperaramos en esta etapa.

[Helike R V PB]

Parecía que llegaba gente. Después de mis breves palabras quedé un poco en silencio y me adentré de nuevo entre las sombras. Apoyé el pie en la pared mientras seguía bebiendo y fumando con tranquilidad además de seguir observando al resto de las personas. Bueno, no es que fuese muchaS la verdad y ya era tarde, o eso parecía. Recordé en esos momentos que tenía una conversación pendiente y cómo habíamos cambiado de líder me dirigí a Sagitas nuevamente, dejando la copa en una de esas bandejas llevadas por elfos...

- Por cierto, tengo que hablar contigo en temas de seguridad y como agente de campo es mi deber recomendarte...

Quizás no debía decirlo en voz alta pero ahí en ese pequeño círcul0 estábamos los más cercanos, pero en ese instante se apareció un pequeño pergamino muy enrollado apretado con una cinta de cuero y tenía la marca italiana grabada en cera y a su vez enganchado a una pluma negra de cuervo tras una voluta de humo rojo. El consejo Vulturi por lo general mandaba así los mensajes de peligro independientemente del lugar y de la magia protectora, pero era raro, la mansión Riddle era infranqueable y que llegase un mensaje como ese, se hacía extraño.

- alas negras, palabras negras... -no pude evitar susurrar nada más verlo. Lo tomé al vuelo antes de que se cayera. Lo desenrollé con delicadeza y sentí ligero malestar, mis dos comandantes me advertían de cierto situación, sobre todo cuando se trataba de una traición o quizás eran meras sospechas... pero que informasen era ya de por sí inquietante. Tomé nuevamente la varita y prendí fuego al pergamino y a la pluma de cuervo negro, que se deshizo pronto en cenizas.

- ¿Ahora su excelencia @ Sagitas E. Potter Blue  me hará caso en temas de seguridad, o pasará como siempre cuando se lo menciono en la mansión Potter Black? -medio protesté con enfado e ironía.

Di una calada al cigarrillo y tras pasar por mi garganta dejé que se formase una voluta de humo encima de nuestras cabezas, mientras tanto, observaba a Sagitas con los ojos entrecerrados durante unos breves momentos. Por lo general inquietaba a cualquiera, pero tenía la impresión de que a mi ex-suegra no le hacía ni mella... en apariencia.

- Tengo la ligera intuición de que éste período de paz acabará pronto, así que, hay que asegurarse de que estamos en la posición correcta para cuando vengan tiempos duros - dije en un tono sombrío- puede que tengamos problemas - informé sin decir mucho más- y yo que tú iría con cuidado -le avisé a Sagitas levantando una ceja...

p.d.: menos mal que mi rol anterior no lo decía con humor xDDDD

p.d2:  espero no cometer abuso de rol, pero como precisamente es rol y no es batalla en teoría no me estaría aprovechando de eso. Además que sería una justificación para lo escrito xDD

Editado 5 de Octubre del 2022 por Helike R V PB

[Aaron Black Yaxley]

Atrás habían quedado los días de gloria del precursor de la caída del velo mágico, de la revelación de brujas y magos ante los ingenuos ojos de los no mágicos, del muggle. Más atrás aún, los nombres de aquellos que solo se dedicaron a ridiculizar la sangre pura con ingestas indebidas de alcohol y lujurias, entre chispas mágicas con sus pares, jactándose de victorias mezquinas y perdidas en el tiempo, ni leyenda más allá que las contadas por sus propios círculos. 

A pesar de ello, muy bien se comentaba que la magia oscura dejaba rastros, y si así lo era, más aún sería la de su autor... un mago de alma tan oscura como lo fue Caelum. 

***

-¡Y el joven Rosier se empina en su escoba para ir tras la snitch!...

Zumbando como flecha en picada, las nubes se arremolinaron en estela tras los pelos de la escoba de Kalevi, mientras que una pequeña pelota dorada, tan diminuta como una nuez, flanqueaba en descenso las torres del castillo de los Black. Quien hacía de comentarista no era otro que Nius, un elfo muy noble como para servir a un linaje tan clasista. El muchacho, aferrado al palo de su saeta, le hizo dar tres o cuatro vueltas en trompo al pasar por su lado. 

-Nius le implora al joven Kalevi que pase con más cuidado...!!-repitió el elfo un tanto aturdido. 

Fue entonces que la traviesa snitch, intentando escapar de su captor por entre medio de jardines, árboles, ramas y estatuas de viejos brujos, se adentró en el castillo. La mirada bicolor del chico alcanzó a reflejar cómo su pequeña amiga había pillado una ventanilla abierta sin saber que el joven mago conocía el lugar tanto como cada huella de sus dedos. ¡Platos, ventanas, muebles, quizás un par de vasijas!... Nius solo se agarraba la cabeza chasqueando los dedos de un lado a otro, intentando seguir la estela de polvo que Kalevi comenzó a levantar por los pasillos... "si él estuviera aquí, esto no pasaría", se repetía en cada escena.

-...te tengo...- susurraron los finos labios del chico. 

¡Centímetros! ... estuvo a centímetros de atraparla cuando chocó con una estantería de libros que le hizo prácticamente esfumarse del lugar. El jalón del ombligo, el mundo dando vueltas y de pronto...¡puafff! ... escupido por un vórtice en medio de un jardín mugroso y con algunas lápidas alrededor. Se levantó un tanto quejumbroso y descubrió la cabellera de su rostro. 

-Demonios... no no... ¡rayos!- chistó en cuanto vio su escoba quebrada a no más de medio metro de su posición. 

Kalevi, el hijo de Juliette y Aaron, no sabía que estaba pisando terreno oscuro- ni tampoco que aquél Black, quien era su padre, había hecho hasta lo imposible por que él no se acercase a la noble casta-... La mítica mansión Riddle. 

OFF: Hola gente ^^

[Malum Luxure]

La mansión Riddle el pilar de los mortifagos, lugar donde se arman los planes más siniestros jamás imaginados, lugar de resguardo cuando no tenemos a donde ir, si nos sentimos perseguidos por nuestra forma de pensar, la herencia mágica del señor tenebroso...la obra de sus ideales.

Había estado pocas veces aquí pero sin duda habían sido gloriosas, la última fue la gala de premiación, me había hecho feliz con todo lo sucedido, pero no me había dado espacio a recorrerla como me gustaría, tenía entendido que mi esposo Eterno solía venir seguido, así que dije por que no yo también sumarme a su visita.

Suponía que semejante edifico tenía mucha historia en sus paredes y era buena idea aprender un poco de ella, soy consciente que mi pasado es muy anterior a esto y mi presente muy nuevo, yo solo traigo sobre mis hombros lo que me enseñó mi padre en esa época tan antigua, sinceramente lamento decir que fue muy escaso por ser mujer...los únicos pensamientos en lo que coincido con ese hombre insensible son que la pureza de la sangre debe prevalecer ante todo y que los muggles jamás deben mezclarse con los magos.

Había odiado tanto ese tiempo y todo lo que había sufrido por ello, aún quedaban esquirlas clavadas en la mente pero de a poco iban sanando, mi pareja, mi familia, mis amigos y mi bando eran sumamente importantes para mí, tanto como lo hacían sido para Lady, pero había una diferencia bastante grande...en mi lista había menos personas que valían la pena.

Empecé recorriendo el exterior como quien observa cada detalle en una investigación, tenía entendido que este sitio no es fácil de encontrar, que como mínimo uno de los nuestros te debería invitar o si no no tendrías ninguna posibilidad, sumida en mi oscuramente seguí caminando al azar.

------------------- ❤️

@ cualquiera que quiera contestar.

[Anthony R. Dracony M.]

Leo de nuevo aquellas tarjetas... recuerdo del emocionante evento celebrado meses atrás... las voy pasando como quién estudia sus cartas en un juego de pocker... sonrío pero es un gesto efímero, esa alegría se desvanece como cuando agrego demasiado agua al realizar una acuarela. Suspiro por aquel vacío que me engulle, entonces recuerdo que he pensado en no ser presa fácil, guardo las tarjetas con los nombres de los nominados así como de los que resultaron ganadores y me incorporó de inmediato.

Recorro los pasillos con la idea de encontrar a @ Xell Vladimir Potter Black  en la Gala, ella hablaba con Sagitas, Helike y me parece que alguien más de la Potter Blue... me alce de hombros... es imposible entenderlos manteniéndome alejado de ellos. 

Con lo ocurrido a los "hermanos" de Shena Cindy, ahora veía desde otro punto a las familias. No es que necesariamente todos los integrantes deban "cargar con la culpa" de un solo integrante... no es lógico y mucho menos justo... yo permanecí mucho tiempo enfadado con ellos porque nunca me contaron nada de mis padres, pero ahora me parece entre ver, que tal vez, ellos no saben nada, al igual que sucede con mi primo Ludwig. Si mis progenitores son un misterio, algún día podré develarlo y mejor era dedicarme a vivir el presente para forjar el futuro.

No siento tener lazos con nadie pero conozco algunos que me caen bien, sea por su carácter, sus habilidades, o preferencias en su actuar, así como Xell, quien me parece una joven creativa y llena de vivacidad. Por mi cabeza rondan ideas que quiero concretar y muy seguro estoy que ambos podemos "pulirlas" maravillosamente, así que la busco por la enorme Mansión Riddle y apenas la encuentro, elevo mi voz con un tono de júbilo:

-- ¡¡Xell, hola!! 

[Arya Macnair]

—Debes...— Me detuve, ya no podía darle tales órdenes —...Por favor, acéptalo.

Lo hecho, hecho estaba. La noche que me enteré de su ascenso corrí a la torre más alta del castillo en donde me encontraba y encendí una pequeña fogata mágica a la luz de las estrellas. Puse todo mi esmero en ella y mi magia, la misma que brotó desde lo más profundo de mi ser hasta que la madera de nogal negro casi no pudo soportarlo y comenzó a resquebrajarse, entonces la lancé a las llamas crepitantes que lentamente hicieron su trabajo hasta consumir mi lazo con el Liderazgo en cenizas. Llevaba por herencia familiar, en las venas, sangre de líder, todos ellos eran una línea directa de ancestros, Beltis, la madre de Pik, y éste mi padre, y muchos otros entre ramas; Sagitas tendría esas memorias, ese poder, esa cantidad de magia exorbitante solo para ella ahora. 

Más no puedo negar que el vacío de ver aquel diminuto frasco pendiente de su cuello comenzó a crecer como un vórtice en mi estómago tragándose hasta las entrañas. Creí que iba a vomitar, pero me limité a sonreír, la verdad detrás de aquel gesto es que jamás me volverían a ver y el puñal que yo misma había clavado en mi al dictaminar semejante decisión aun no dejaba de sangrar, de doler. Quemaba. Pronto unas cuantas lágrimas ácidas brotaron de mis ojos verdes, típico rasgo Macnair, y aunque no dejaba de sonreír y de arrancarlas de mis mejillas con manotazos apresurados —para que nadie me viera así— las desgraciadas seguían y seguían cayendo como lluvia de primavera. 

Imparables. 

Y creí que me ahogaría en ellas hasta que un aroma familiar me abrazó, aun no cruzaba la puerta y ya podía sentirlo en mi ser. No sabía nada de su madre, ni ella de mi desde que decidí marchar. Pero cuando Juliette permaneció en aquel eterno sueño del que juramos algún día salvarla y no hicimos más que lanzarla a los brazos del enemigo, su pequeño hijo —mi hermoso sobrino— había huido junto con Aaron Black, quien juró protegerlo pero en aquel acto lo había apartado para siempre de su familia, de los Macnair. Oír aquel joven corazón palpitando en los jardines de la Riddle me mareó, pero tuve la suficiente entereza como para disculparme un momento con Sagitas y correr entre los pasillos hasta que el aire otoñal me congeló las fosas nasales. 

Una ráfaga de viento erizó mi piel y me detuve, el panorama resultaba curioso. El niño había crecido más de lo que me imaginé, pero debía recordar que tanto Kalevi como Ámbar y la hija de Castalia habían vuelto de aquella burbuja temporal donde nos vimos atrapados con más edad de la que deberían, casi unos adolescentes. Así que no debía extrañarme el tener en frente a casi un hombre. Lo que sí lo hizo fue su expresión de curiosidad y confusión, la escoba rota, el ¿Desconcierto? la boca me supo amarga ¿Acaso sabía dónde estaba parado? miré frenética hacia ambos lados, giré en redondo ¿Dónde estaba Aaron? absurdamente una punzada me atravesó el corazón, como si de pronto mi mente se hubiese montado una trágica película de drama en donde las malas noticias estaban a punto de tocar a mi puerta. 

Amaba a Black, con locura, y muchos lo habían mal interpretado en sus tiempos. Aaron era el hermano que ninguno de mis padres me supo dar jamás, aquel que con solo mirarme me estaba protegiendo y que a su vez si debía golpearme para hacerme fuerte lo hacía. Sabía perfectamente que si algo malo le había sucedido una parte de mi corazón se partiría. 

Dio un paso al frente —¿Kalevi?

Mi voz tembló un poco, quizás él ya no me reconocería. Había sido su guarda cuando bebé, cuando era un niño muy pequeño. Pero luego de Alesteir y Jullie, cuando ellos desaparecieron, cuando él la arrancó de mis brazos, fue que Aaron decidió llevarse al muchacho ¿Sabría quién soy? extendí una mano hacia él.

—¿Estás herido, qu-qué haces aquí?... 

No, no estaba lista para preguntar por el Mortífago, si tan solo hacía algunas semanas atrás había estado bebiendo con él, no podía haberle pasado nada malo. 

@ Sagitas E. Potter Blue  @ Aaron Black Yaxley  @ Juliette Macnair