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~ Mansión Riddle ~


Anne Gaunt M.
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Estaba tan cómoda allí, envuelta en las sábanas y abrazada a ese cuerpo que la hacía sentir tan especial. Disfrutaba de en la intimidad sentirse su dueña, poder provocarlo y lograr en él sus deseos. Sin embargo, habían ya perdido la cuenta por completo del tiempo, abandonando en demasía sus obligaciones. ¿Se preguntarían por sus paraderos? ¿Imaginarían que estarían juntos? ¿Acaso habría reclamos cuando ambos regresaran a la vida real?

-Sí, es necesario -susurró acariciando con suavidad el rostro de su amante. -Prometo compensar cada segundo que no esté en tus brazos la próxima vez que vuelva a estar en ellos. -agregó, acercándose mucho a sus labios, para luego besarlo con mucha dulzura, incrementando de a poco la intensidad. Su lengua se sumó enseguida al juego.

Sonrió en sus labios apartándose un poco para respirar, ya con ambas manos tomando el rostro del caballero. Era increíble lo rápido que su cuerpo reaccionaba a cualquier contacto con él.

-Vamos -murmuró, resignándose, pese a las múltiples sensaciones que le rogaban por seguir entregándose a él. Se mordió el labio al tiempo que se liberaba, volviendo a buscar su ropa, esta vez un poco más lento pues su cuerpo no reaccionaba por completo a sus órdenes. Su mente no funcionaba con total claridad, nublada por la ansiedad de regresar a sus brazos.

@ Mefistófeles Evil.

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Siempre he sido muy responsable en lo que corresponde al trabajo y actividades sociales, pero esta vez lo que menos quería era salir de esa cama, solo quería estar ahí envuelto en las sabanas y en el cuerpo de mi castaña, pero había actividades importantes a las cuales tanto ella como yo no podíamos posponer o evitarlas.

Vi cómo se levantó de mi lado, a pesar de estar a un par de metros, aún podía sentirla, sus caricias recorriéndome de pies a cabeza, sus labios aún estaban pegados a los míos, habíamos pasado tanto tiempo juntos que mi cuerpo ya la reclamaba, tuve que hacer un esfuerzo sobre humano para poderme sentar en el filo de la cama. Me quedé por unos instantes observándola, cada movimiento al vestirse, trataba de guardarlos en mi mente, envidiando a cada una de sus prendas.

Comencé a vestirme de igual manera, tomé las prendas del piso hasta estar casi listo, ella se encontraba al igual que yo casi lista para salir, dándome la espalda, me aproximé despacio y la abrasé pasando mis manos por su cintura y dándole un delicado beso en el cuello.

-Estaré contando los segundos para tenerte de nuevo en mi cama...-le susurré en la oreja para luego morder suavemente su lóbulo.

Esperaba que ese momento fuera pronto, sabía que yo tenía toda una eternidad, pero con ella tenía un número limitado de días para disfrutarlos junto a mi castaña, tenía que aprovecharlos todos y gozarlos como si fuesen el último de mi vida.

@ Mica Gryffindor

 

 

Editado por Mefistófeles Evil.

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Al lograr encontrar cada prenda, se sintió algo molesta, pues sería demasiad obvio el tiempo que llevaban allí recluidos si salía con el mismo vestido utilizado durante la gala, tantos días atrás. Decidió descartar la idea, colocándose la ropa interior solamente y disponiéndose a rebuscar en los armarios de aquel sitio, ajenos pero oportunamente llenos de prendas.

Escogió una camisa blanca, claramente demasiado grande para ella y unos pantalones marrón oscuro que, gracias a unos movimientos de su varita, logró ceñir mejor a su figura. Arremangó la camisa y la acomodó dentro del pantalón, dejó unos botones desabrochados, para que tapen lo suficiente como para no ser indiscreta. No había zapatos, así que prefirió calzar las sandalias que iban con su anterior atuendo. La mezcla era extraña, pero funcionaría al menos para no recibir tantas preguntas.

-Ven aquí -susurró, pero fue ella la que se acercó hasta el caballero, acomodando el cuello de la camisa de él y besándolo lentamente -Me aseguraré de que no llegues a perder la cuenta- sonrió apenas apartándose de sus labios. -Yo estaré esperando la siguiente invitación para regresar a tus brazos- aseguró, mirando sus intensos ojos, antes de apartarse de él, dispuesta a salir del recinto en primer lugar.

@ Mefistófeles Evil.

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El sabor del champagne era algo amargo. Entendía que era un honor beber aquel líquido de los dioses, aunque yo prefería los zumos de frutas naturales. Aún perduraba en mí aquel recuerdo de la Sacerdotisa de la Tierra y el Aire, del Agua y el Fuego. Hacía tiempo que había pasado esta etapa, ahora era una Senescal de Caronte, una sacerdotisa oscura, no tan apegada al lado bonito de mi ideología. Ahora estaba centrada en la Muerte y las Almas.

La copa se había acabado. Habían mencionado el nombre de la tía Sagis en varias nominaciones de aquellos premios. sentí algo de envidia, pues yo no había conseguido llegar a la final. Era normal, Sagitas brillaba en todo lo que hacía y yo había estado mucho tiempo ausente.

- ¡Claro que he sobrevivido! ¿Creías que no iba a poder con un par de serpientes? No hagas que te sorprendes, sabes que el Bando te quiere y que habrás sido nominada en más de una categoría.

Un chico se acercó a nosotras, aunque sólo habló con ella, la llamo Bisa. Me hizo gracia y solté un par de risitas, que acabaron en hipo. Las burbujas del champagne. Él preguntaba por su esposa y la tía señaló hacia el escenario, donde estaban @ Malum Luxure  y @ Anthony Ryvak Dracony , dando los datos de los clasificados y los ganadores de cada una de ella. Después felicitó a @ Eterno Black Triviani  por haber ganado algo. Eso me hizo sentir celosa de nuevo. Yo sin ganar nada. El año que viene conseguiría que mi nombre saliera en algún premio.

Pedí una copa y al instante tuve en las manos más líquido ambarino. Pasé en silencio un par de sorbitos hasta que sentí el grito de Sagitas. Fue corto, como de sorpresa, como si algo inesperado acabará de suceder. Seguí su mirada.

En la puerta, estaba @ Arya Macnair , mirando hacia la fiesta, pero no parecía motivo para que ella se estremeciera.  También estaba @ Helike R V PB . Una leve distorsión a sus espaldas me dieron la pista. No podía verle, pero estaba segura que era él.

- ¡Tiaaaaaa! ¿Ese es el tío Jack o el fantasma de la Torre Oscura? Mira que no está nada bien que le pongas los ... Ya sabes... Al tío Jack. ¿Qué pensará de ti tu hijo @ Matt Blackner  si se entera?

 Llamé a Helike con la mano para que viera lo roja que se ponía la tía, por momentos.

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Magos y brujas iban y venían. Algunos pasaban hacia la sala donde se celebraba la fiesta, se servían una copa o se reunían con compañeros para charlar. Otros tomaban el camino hacia la puerta, tal vez para regresar a sus hogares, o tal vez en busca de habitaciones donde nadie tenía por qué saber que ocurriría. Si hubiese sido el chico, habría sabido qeu sentían las personas en aquella sala, habría notado el deseo por pasar desapercibida y la ligera incomodidad de @ Helike R V PB  o las dudas y la sensación de ahogo por el retorno de @ Arya Macnair . Pero yo no era Matt, y allí, sin que nadie más pudiera verme, me afané en recorrer la espalda de Sagitas centímetro a centímetro, lentamente.

 

Apreté la mandíbula, satisfecho por escuchar el suspiro que se le escapaba sin que pudiera evitarlo. Me encantaba hacerla sentir asi, y aun más lo disfrutaba cuando sabía que debía contenerse. Disfrutaba torturándola.

 

La rodeé con los brazos desde atrás, por la cintura, apoyando la barbilla en su hombro, besando su cuello a ratos.

- Te echaba de menos. - murmuré, solo audible para Sagitas. Si Helike o @ Xell Vladimir Potter Black  eran observadoras, aunqeu no me vieran, acabarían deduciendo qeu era lo que pasaba a Sagitas, y poco tenía que ver con el alcohol. - Qué le va a pasar? Es mayorcito...sabe cuidarse solo.

 

Reí levemente, bajando una mano hacia su pierna

- Por ahí, en una habitación...había una parejita...podríamos enseñarles dos o tres cosas si quisieras. - susurré, juguetón.

 

Xell hipó en algún lugar cerca de Sagitas, sentada a su lado en la mesa, mientras soltaba alguna risilla. Pero ella era lista, me conocía, nos conocía, sabía como reaccionábamos Sagitas y yo cuando estábamos juntos y no tardó en deducir que era yo. Eso, o el fantasma de la torre, lo que me hizo soltar un gruñido.  Besé el hombro de Sagitas, descubierto, y me dejé ver por un instante, mirando a la rubia con una sonrisa pícara.

- Shhh...no hay otro fantasma que pueda acercarse a Sagitas. - dije, antes de volver a desaparecer.

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La decisión más difícil que había tenido en mucho tiempo fue el abandonar ese lugar donde habíamos pasado horas maravillosas junto a mi pequeña castaña, contemplar esa puerta la cual nos llevaría a la realidad y luego voltearla a ver con toda la intención de volverla a llevar al lecho para seguir disfrutando el uno del otro, pero lamentablemente las responsabilidades que habíamos asumido nos obliga a volver al mundo.

-Nunca mi camisa se había visto tan bien...-sonreía al verla como intentaba ajustarla a su talla, de verdad no había nada que le quede mal a la mujer...-creo que olvidé de decirte un pequeño detalle, este es mi dormitorio...-

Creo que ni yo me había dado cuenta, la verdad estaba menos interesado en el ambiente a mi alrededor, solo estaba concentrado en ella, esos momentos Mica fue mi centro y solo giraba a su alrededor, fue después justo entre las pequeñas pausas que teníamos entre batalla y batalla que me di cuenta de donde estábamos y no me pareció oportuno decirlo.

Me acomodó el cuello de mi camisa, mi traje estaba aún impecable, la verdad es que más me había demorado en vestirme para llegar a la gala que en perderla en el dormitorio nuevamente, me dio un suave beso, que me hizo sonreír, aquel beso nunca se sintió como despedida o final de unas horas hermosas, era como un boleto a muchas más, una invitación a múltiples encuentros más lo que hizo que cualquier vestigio de nostalgia desaparecieran.

Tome su mano y la llevé hacia la puerta, nunca creí que girar el pomo de la salida de mi cuarto iba a ser tan dura, pero pude hacerlo, estábamos listos para incorporarnos a lo que sea que esté pasando en la casa, salimos y escuché como la puerta se cerró a nuestras espaldas y como si fuera lo último que hiciera en la vida, me voltee, la lleve hacia la puerta y la bese como si mi vida se fuera si no lo hiciera, despacio me separe sin dejar de ver esos cristalinos y hermosos orbes verdes que me habían hechizado.

-Gracias por estos momentos perfectos, gracias por entregarte a mí, gracias por todo lo que he vivido ahora y por lo que estoy seguro que voy a vivir...-

@ Mica Gryffindor

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 - Beeeejj... asqueroso -susurré por lo bajo al pasar por una pareja acaramelada. Imaginaba que iban a pasar un tiempo juntos en los pisos superiores. Al menos hacían algo divertido y no algo tan empalagoso como eso. No pude evitar escuchar ciertos susurros y comentarios que, sin querer llegaban a mi oído y a pesar de la copa y el cigarro, no pude evitar llevar mi mano derecha a la frente, asqueada...

Por un momento me pareció ver cierto tono perlado. ¿Era aquello un fantasma? No estaba del todo segura ya que, al ser muertos y transparentes no tenían olores como los vivos, pero lo más gracioso es que me había fijado en que Sagitas se comportaba de una manera extraña. Me paré durante un momento, olvidando a la otra pareja, que parecía que ya se iba del salón de la Riddle...

¡Menos mal! 

Agradecí el aviso de mi prima con una sonrisa y me acerqué hasta dónde estaba el trío (fantasma incluído) y dónde mi tía en esos momentos parecía estar apurada por cierta situación. 

- ¿Desde cuándo los fantasmas pueden entrar a terrenos protegidos? - dije por lo bajo mientras daba un vaso a mi copa mirando a la pelivioleta con los ojos entrecerrrados- se supone que ciertos entes no tendrían permiso por la magia del lugar - protesté por lo bajo. Terminé de fumar el cigarro y tiré la colilla al suelo. 

- ¿Alguna novedad? Me hubiese gustado más estar en casa y terminar de organizar una fiesta que, hace meses llevo preparando. Con las cosas del bando imposible tenerla al día -protesté por lo bajo

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La idea de haber pasado todo ese tiempo en la habitación de su amante sin saberlo le resultó sumamente excitante, al igual que estar ahora vistiendo su ropa y el modo en que él la miraba por ello. Se mordió el labio mirándolo también, conteniéndose de lanzarse a sus brazos y deshacer todo el trabajo hecho con las prendas. No era el momento, lo sabía.

-Tendré que asegurarme de venir a devolverte la camisa… -afirmó cuando él se acercó a tomar su mano y guiarla fuera de la habitación. Sonrió con cierta picardía al pensar que cualquier otra dama pudiese pasar por esos aposentos y se encontrara aquel vestido que había abandonado allí. Tal vez lo mejor sería regresar pronto a buscarlo, o dejar que la hipotética señorita lidiase con su fantasma.

Todo pensamiento fue borrado cuando él la apresó contra aquella puerta, besándola con intensidad. Se entregó al juego de aquellos labios pegándose a su cuerpo como si fuese una necesidad el tenerlo cerca.

Él se separó de sus labios y empezó a dar gracias por la aventura que estaban terminando de vivir, y por aquellas que podrían llegar. Ignorando sus palabras, la Gryffindor mordió suavemente el labio inferior del caballero. -No vuelvas a agradecer, todo lo que doy se complementa con lo que tú me das, es un intercambio… nadie regala nada aquí- respondió antes de volver a besarlo con la misma intensidad que él había impuesto al atraparla allí.

Alguien pareció molestarse por presenciar su repentina demostración de afecto. No pudo evitar reír entre besos y llevar su mano al cabello de su amante, acariciándolo lentamente mientras sus labios y los de él danzaban. Se tomó su tiempo, dedicándose a él, asegurándose de grabarse en labios, antes de despegarse de ellos lentamente. -¿Vamos? -murmuró finalmente, aún abrazada a él.

@ Mefistófeles Evil.

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Sentí perfectamente las miradas de Xell y Heliké, flanqueando mi paso firme hacia adelante. No sería de extrañar que alguna se abalanzara sobre mi creyendo que regresaba a reclamar algo que ciertamente no deseaba, no ahora, ya no. Tragué con fuerza y les obsequié una media sonrisa a cada una asintiendo sutilmente de lado con la cabeza, luego volví hacia la luz más brillante de la sala justo cuando un elfo doméstico se cruzaba en mi camino y con la rodilla le tumbaba de las manos la bandeja de plata en donde cargaba una cantidad considerable de copas doradas. 

Antes de que el borde del primer cristal tocase el suelo frío y pulcro estiré una mano tensando los dedos como si estos fuese a crecer medio centímetro más y el tiempo pareció cederme una pequeña burbuja alrededor de la criatura mágica, dicha burbuja se transformó en un bucle imperceptible en reversa que enderezó las copas y agitó el líquido crispeante en su interior mientras le devolvía la bandeja al elfo que me miraba con ojos desorbitados. Posiblemente creería que le arrancaría la cabeza después. 

—Ten más cuidado la próxima más, puedes lastimar a alguien, incluso a ti

Le reprendí.

La distancia, entonces, entre Sagitas y yo se evaporó y mi sonrisa se ensanchó. Había metido las manos en los bolsillos luego del tropiezo que todos vieron, pues muchas miradas estaban puestas en mi, por lo que tuve que sacar una enérgicamente para extender el brazo y envolver a la mujer en un abrazo que añejaba en mi interior desde hacía meses, los mismos meses que transcurrieron desde mi desaparición. No sabía si estaba molesta, si quería matarme o saber en dónde había estado, pero no me importó en lo absoluto hacerme a la idea de que me ahorcaría allí mismo apagando mi vida con todo el poder que ahora corría por sus venas. Solo la abracé con fuerza.

—Nadie, absolutamente nadie más que tú podría sostener, mantener y sacar adelante a esta familia.

Le susurré al oído para que nadie me oyera, aunque se me erizó la espalda cuando rocé su mejilla para plantarle un beso, como si Potter Blue no estuviera sola. 

Me aparté sacando la otra mano del bolsillo de mi abrigo largo y la puse entre nosotras con la palma hacia arriba para dejar ver una caja de cartón improvisada del tamaño de mi mano. Antes de que Sagitas pudiese decirme nada la abrí, en su interior había un pequeño frasquito con arenas negras e incluso con el tapón de corcho puesto se podía apreciar las notas a nuez que desprendía, eran las cenizas de Ómra, mi varita. Ligeramente brillaba si lo movías pues el núcleo mágico seguía vivo, tenía parte de mi esencia como Líder, la de Aaron; la de Anne antes de él, también un poco de Tauro y Beltis, quizás de Pik y así de podría seguir la lista interminable de figuras que se fueron pasando las riendas del bando, como granitos de arena había ahí dentro. 

Finos hilillos azulinos se retorcían entre la negrura, restos de las runas de protección que siempre estuviesen grabadas en su cuerpo de madera de Nogal negro.

La miré, Sagitas era una mujer intuitiva, cuando atase los cabos de los pequeños elementos que había dentro del frasco que ahora pendía de una fina cadena de plata entre mis dedos, posiblemente intentaría rechazarlo, pero le estaba dando una parte sumamente importante de mi, algo que necesitaba arrancar de lo más profundo de mi ser.

—Señorita Líder. Murmuré un poco por lo alto, sabía que no solo ojos me miraban, sino que también oídos me escuchaban. 

@ Sagitas E. Potter Blue  

 

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Se sentía claramente en el ambiente que ninguno de los dos quería dejar aquella habitación, no se si sentía algo de temor de que aquel sea nuestro último encuentro, aunque estaba seguro que habría miles de oportunidades más para estar juntos, o simplemente el hecho de no abandonar aquel lugar donde me había sentido tan cómodo, tan querido, tan completo, lo que ya hace mucho tiempo había dejado de sentir, al saber que no éramos exclusividad el uno del otro, hacía estos encuentros más excitantes.

Pero lamentablemente teníamos vidas que vivir y actividades que realizar, no podíamos estar solo amándonos desde el alba hasta el ocaso, aunque no tendría problema en hacerlo, había algo importante aconteciendo en casa y seguramente se requería de nuestra presencia, el tiempo que pasamos en mi dormitorio el mundo se había detenido para mí, era el momento de despertar.

Me separé con pesar de su confortante abrazo y la tomé de la mano y miré sus ojos, ¿cómo no volverse loco con ellos? aquel verde me hechizaba y lo único que pensaba era en regresar a aquella cama, sonreí con picardía transparentado todos mis sentimientos y deseos que en ese momento tenía hacia ella.

-Vamos mi pequeña-...

Giré la perilla de la puerta y al instante a abrirse se escucharon muchas voces que entre murmullos y susurros se enfrascaban en discusiones, aplausos y vítores, seguramente ya teníamos nuevo líder dentro de la Marca Tenebrosa, y al ver y escuchar tanta gente supuse que @ Sagitas E. Potter Blue había ganado aquella elección, si esto era así, no había mejor opción que ella, tiempos de cambio se venía en el grupo, todos positivos ya que ella era la única capaz de limar asperezas y unirnos ya que estábamos pasando por tiempos llenos de dudas y desconfianza las cuales estaban a punto de acabarnos.

Seguí caminando por el pasillo con mi pequeña castaña, confirmando todo lo que había pensado, inconscientemente apreté su mano en señal de estar complacido con lo que pasaba.

-Parece que Sagitas es la nueva líder, no sé lo que tu opines mi cielo, pero para mí es lo mejor que pudo pasar, el grupo se estaba volviendo paranoico, con esto habrá un poco más de paz...-la miré a los ojos y susurré en su oído...-Ahora que ya lo sabemos, ¿qué te parece si regresamos al dormitorio? ...-seguramente requerirían de ella por su compromiso con el bando, pero valía la pena intentarlo.

@ Mica Gryffindor @ Arya Macnair

Editado por Mefistófeles Evil.

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