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Baile de Celebración del Aniversario CCXXXIII de la Revolución Francesa


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Allí estaba la pelivioleta, justo detrás de mí. ¿Cómo no la había visto? La hubiera saludado al darme cuenta de su presencia tras mirar a Matt, pero salió disparada como una flecha cruzando la sala en dirección a una pareja; ella iba enmascarada y él... Cuando Sagitas le agarró del brazo con tanto ímpetu pensaba que se lo iba a arrancar, pero que le girase me sirvió para identificarle. Era Sean.

— Las buenas costumbres nunca se pierden... —musité para que los demás me escucharan, pensando en la constante relación alterada de mi hermana con aquel hombre.

Lo que todavía no lograba comprender era cómo Sean había llegado a ser su secretario personal durante su mandato. Miré a Darla, a Ada y, por último, a Matt.

— ¿Nos acercamos?

Sí, tenía mis dudas. No sabía si acercándome me inmiscuía en algún tema privado que tubiesen que tratar, aunque tampoco lo parecía; muy privado no sería si estaba tratándolo a grito pelao' y con tanto aspaviento. No éramos los únicos que se habían girado hacia aquel trío, alertados por la tremenda energía que había empleado Sagitas en cruzar la sala.

— Por cierto, ¿dónde os habíais metido? —le inquirí a mi sobrino—. Tuvisteis que llegar antes que yo por narices, casi os escuché salir de la Potter Black. —Toqué su corbata, alisándola—. Bonita corbata.

No me gustaron nada los gestos que Sean le hacía de vuelta a mi hermana. Miré a los que me acompañaban apurado. Me acercaría allí con ellos o sin ellos, pero no iba a consentir que aquel caradura metomentodo tratase así a la respetable figura que se había granjeado la pelivioleta en la sociedad mágica. Bueno, quizá no tan respetable, y seguramente más bien temida o tomada por loca en los últimos años, pero en cualquier caso, era una persona importante.

— Vamos —les indiqué, sin esperar que me siguieran.

Llegué donde se encontraban con pasos calmados y tratando de no llamar aún más la atención de los asistentes, a pesar de que algunos todavía parecían estar recomponiéndose del accidente lamparil.

— Sagitas, Sean, ¿qué narices os pasa? No podéis dar así el cante y además —reparé en la mujer con antifaz que acompañaba a Sean—, váis a espantar a la señorita...

Dejé espacio para que se presentara. A ver si así lograba desviar la conversación y el acaloramiento de los otros dos.

 

@ Matt Blackner @ Ada Camille Dumbledore @ Sagitas E. Potter Blue @ Darla Potter Black @ Sean -Ojo Loco- Linmer @ Maida Black Yaxley

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Los ojos de la pelirroja pasaron de  su cuñada y Matt hacia donde habían quedado los restos de la explosión que los del servicio de la embajada estaban limpiando con magia. Aquello la hizo reaccionar, Matt y Ada habían arreglado la fuente de la explosión y eran los restos de ella, los que habían quedado fuera y los que ahora se estaban llevando los del servicio los únicos que podían conservar pistas del origen de la explosión y posible atentado contra la embajadora francesa o alguno de sus invitados, porque no podía descartar eso.

Unos chillidos perforaban sus oídos mientras ella observaba con atención a donde llevaban o desaparecían de allí los restos de la explosión. Debía ir a por ellos. Las palabras de Adrián le llamaron la atención y lo miró ¿de qué buenas costumbres hablaba?

—¿No se pierden? ¿Seguro? —las palabras le salieron en automático y en realidad no sabía lo que estaba diciendo o a qué estaba respondiendo, su mirada y la mayor parte de su atención estaban puestas en los que limpiaban los restos externos de la explosión. La pregunta de Adrián llegó como entre algodones, lo miró y pasó su mano suavemente por el brazo de él.

—Debo ir a por esos restos, luego si quieres me buscas —en sus ojos había una expresión de agradecimiento por la forma en que él la había cuidado, pero era hora de que ella actuara de nuevo como lo que era.

La vampiresa sonrió e hizo una inclinación para luego dirigirse con velocidad hacia donde estaban fuera los del servicio de la embajada y comenzó a hablar con uno de ellos, pidiéndole información de qué habían hecho con los restos, para ir a investigar qué había causado la explosión, además alguno de ellos podía decirle algo de lo que habían visto y ella se había perdido por estar en los jardines.  Darla tomaba nota mental de lo que los miembros del servicio le contaban, sobre cómo había explotado la lámpara y que les parecía haber visto algún fantasma, aunque no estaban seguros porque en teoría habían sido todos restringidos por lo ocurrido un año antes.

 

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Sagitas estaba enfadada. Saltaba a la vista. Le había molestado...que, que la arrestaran? No, parecía que le molestaba más el cambio de la pajarita por una corbata. Fruncí el ceño, sintiéndome mal por ella. Algunos de los presentes me agradecían la ayuda, reparando las grietas del techo para evitar un derrumbe, aunque fue @ Ada Camille Dumbledore  quien reparó la lámpara, a lo que respondía con un ligero asentimiento y algún "no hay de qué" aislado.

 

Intentaba orientarme y encontrar de donde venía aquella sensación. Notaba que algo no estaba bien, y mirando alrededor para dar con la causa que aquellas sensaciones, vi que Ada hablaba con el tío @ Adrian Wild  y @ Darla Potter Black , seguramente preguntando si todo estaba en orden. Hice un gesto con la cabeza como saludo, ligeramente tenso, cuando Sagitas se me escapó. Supongo que era su forma de hacerme sentir mal por haber tardado demasiado, o realmente le había sentado mal que ya no llevara la pajarita.

 

- Tío. - saludé, centrándome en él, aunque algo tenso. - Gracias. Dile a Sagitas que la corbata no está tan mal. - contesté. - Si, llegamos antes, ya sabes...mi madre tuvo un ligero problema con los aurores franceses y Ada tuvo qeu ir a su rescate, o la fiesta la habría terminado en los calabozos. Por cierto, donde está?

 

Adrian si que había dado con Sagitas. Lo seguí, mirando alrededor, hasta que vi a quien había vuelto a gritar Sagitas. 

 

Si Sean era un poltergeist que la había molestado desde su bolso, no podía estar ahí. Sean no podía...

 

Algo encajó en mi cabeza. Gruñí, adelantándome a Adrian, que había dejado hueco para, supongo, dar pie a la conversación. Sujeté a quién en otra época había sido @ Sean -Ojo Loco- Linmer  por el pecho de la camisa, levantándolo un par de centímetros del suelo.

- Dernhorn. - gruñí, mirándolo fijamente a los ojos.

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Antes de que nadie pudiese siquiera articular palabra, Matt apareció desde mis espaldas y se colocó en medio del irregular círculo que se habíamos creado y agarró a Sean de la camisa, alzándole unos palmos del suelo.

— ¡MATT! —grité sin esperármelo, así que reduje unos cuantos decibelios—. ¡Matt! ¿Qué demonios haces? Estás llamando aún más la antención hacia nosotros. Como si no la hubiéramos llamado ya. —Mi sobrino no parecía atender a razones, y masculló una palabra que no identifiqué con ninguno de los idiomas que conocía. ¿Qué narices estaba invocando ahora?—. ¿Derho... qué? Matt, estoy seguro de que Sean se merecerá más de una reprimenda y quién sabe si algún que otro azote —sí, estaba siendo extremadamente suave y considerado, pero no quería perder también la compostura delante de aquella mujer enmascarada—, pero no es el momento ni el lugar de demostrar nuestra disconformidad con su persona. ¡Suéltale!

Aquello último lo dije agarrando el brazo derecho de mi sobrino, tratando de reducir su fuerza y que, por lo menos, volviera a colocar a Sean en el suelo. Había visto a Matt en muchas situaciones, y claro que le había visto cabreado, pero aquello no era un simple cabreo; había odio en su mirada y todo su cuerpo se tensaba y temblaba de rabia. En aquel momento casi no se podría diferenciar de si era él o si se había convertido de pronto en su lobo Fenrir.

Miré a las demás en busca de ayuda contra la fuerza que estaba haciendo Matt para mantener a Sean en el aire. No, no quería sacar la varita y hacer uso de magia para que la gente, todavía asustada y nerviosa por la explosión, se nos avalanzara o empezara a marcharse y mañana Ada y su fiesta fueran la comidilla de todo Ottery St. Catchpole.

 

@ Matt Blackner @ Sean -Ojo Loco- Linmer @ Sagitas E. Potter Blue @ Maida Black Yaxley @ Ada Camille Dumbledore

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En la Fiesta:

Por supuesto, mi enfado con Matt se acrecentó con el desparpajo que me contestó @ Sean -Ojo Loco- Linmer  (sin que yo supiera, aún, que era Dermont).

-- ¿Comer hongos alucinógenos? ¡¡Si aún no me han dejado comer ni una miguita de pan en esta maldita fiesta!! -- Vale, lo exclamé con cierta violencia y cierto griterío que atrajo la atención de varios guardias de seguridad de la ministra francesa. Mejor bajar la voz, antes de que me devolvieran a las mazmorras de nuevo. -- Tú a mi no me llamas vieja. Bastante tengo que soportarte en casa como para aguantar tus insultos. Ahora que recuperaste tu cuerpo, ¿dejarás de molestarme?

Intentaba bajar el tono de voz, aunque la música alta y las charlas ajenas no es que ayudaran mucho en la comunicación.

-- ¡Bah, no me salgas con esas! Tú siempre estás acompañado. Eres un pendón desorejado. -- Miré hacia la muchacha afirmando mi última frase, si es que ella aún no lo sabía. -- ¿Dónde...?

Mi frase quedó a medias al aparecer mi hermano @ Adrian Wild , pero me quedó en la cabeza como si la hubiera preguntado realmente: "¿...te habías muerto? ¿Dónde encontraste tu cuerpo? ¿Alguna pista de Dermont?" Eso sólo era una minúscula posibilidad, pero cualquier dato que pudiéramos conocer de ese hombre era bienvenido. Pero no la dije y mi mente es un escudo impenetrable cuando quiero y la presencia de Adrian me hizo cambiar por completo de carácter.

-- ¡Adrian, cielo! ¡Qué felicidad verte en la fiesta! -- Mi tono cambió a la de una hermana amorosa que echa de menos el trato con su hermanita, olvidando por completo los chillidos y los insultos. -- Ay, mi manito querido, no me riñas. A la señorita le pido disculpas. Éste sí que es una buena persona, se lo aconsejo, no se junte con chicos de mala fama y menos fortuna como Sean.

Sonreí a la enmascarada porque... porque sí, ella sabría donde se metía si dejaba que Sean entrara en su vida. Aquel mastuerzo se había cargado el matrimonio de mi hija Perenela por ser como era y, tal vez, no encontraría nunca a una suegra tan mala baba como yo, que le perseguiría, vivo o muerto, para que pagara por el daño hecho. Supongo que por estar mirándola, se me escapó el detalle que @ Matt Blackner había agarrado a Sean por la solapa y le vapuleaba un poquito. Sonreí, muy satisfecha.

-- Déjalo, Adrian, el pobre muchacho tiene derecho a calmar su ímpetu. -- Sólo entonces entendí lo que había dicho. ¿Dermont? Miré de forma vivaz a los lados. -- ¿Dónde? ¡¡¿Dónde?!!

Creo que grité de nuevo, pero ahora mismo me la repampinflaba. Si ese maldito hijo de sapo podrido estaba en la fiesta, lo pagaría, me oyera quien me oyera, ¡aunque tuviera que enfrentarme a mil Securités de @ Ada Camille Dumbledore . Mis ojos se movían recelosos y casi con un ritmo desorbitados sobre todas las caras de los presentes e incluso en detalles de sillas que se movían o parejas que bailaban. En un momento dato, no muy lejos, vi el mantel de la mesa de bufett libre que se movía un poco en el suelo y supe, enseguida que allá había alguien agazapado. La furia hizo que mis ojos brillaran con fuerza y saqué la varita, consiguiendo que el grupo de invitados con los que me cruzara, se alejaran de mi lado como si yo fuera el mismo diablo.

Tal vez lo fuera, en aquel momento.

Me agaché y puse la varita en ristre, presta a matarlo, si lo encontraba, y tiré del mantel con toda mi fuerza. Platos llenos de exquisitas variedades francesas, copas llenas de champagne, bandejas, servilletas..., todo salió volando por el aire mientras el mantel danzaba en el aire de forma algo teatral, cayendo al suelo de forma grácil, como si hubiera sido un pajarito.

Allá estaba Sean, el Poltergeis, que me miraba con rabia y con desconcierto y vete a saber cómo más. Me senté de golpe en mi trasero al darme cuenta de quién era. Porque, por fin, comprendía. Si Sean seguía siendo un entrometido y pesado poltergeist, entonces, el otro Sean, el que ligaba con la muchachita con antifaz, el que Matt había intentado pegar y al que Adrian había defendido, era... era...

-- ¡Por la Diosa Oscura! -- exclamé, sentada en el suelo y mirando a Sean-Poltergeist a los ojos.

Fue entonces cuando sentí el estrépito, al estrellarse contra el suelo, todo lo que había estado encima del mantel que yo había estirado con violencia.

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Gruñí, mirando fijamente los ojos grises de @ Sean -Ojo Loco- Linmer . Sabía que no era él, porque la verdadero Sean lo sentía en algún lugar de la sala, divertido por su travesura. Pero el que tenía delante no se sentía como Sean. Era la misma sensación que percibí en los jardines de la Ojo Loco antes de que el viejo Dernhorn secuestrara a los niños. 

 

La voz de Sagitas, restando importancia a mi acto frente a @ Adrian Wild , como si fueran cosas de críos, me parecía lejana. Apenas les escuchaba, como si estuviera lejos de ellos. Apretaba los puños aferrando con más fuerza la camisa, controlando lo justo...algo. Tampoco presté demasiada atención a la voz del tío Adrian. No me apuraba lo que pudiera pensar la señorita enmascarada, ni que se acercaran los aurores franceses, de los que acababa de rescatar a Sagitas.

 

Mi atención se centraba en mi presa, en Dernhorn, en el falso Sean. Sagitas parecía entrar en un estado de alerta histérica, como si no entendiera lo que le había dicho. Adrian, por el contrario, no tenía ni idea de lo que estaba hablando, y aun intentaba razonar conmigo.

 

No le presté atención hasta que Adrian puso su mano sobre mi brazo derecho, asiendo sin querer la vieja cicatriz que me dejó la mordedura del licántropo. Gruñí de nuevo, un sonido grave que me nacía del pecho, mientras notaba que se me erizaba el pelo de la nuca.

- Suelta. - dije. - No es Sean.

 

Con un gesto seco me libré de la mano de Adrian y estampé a Sean contra la pared, manteniéndolo un par de palmos por encima del suelo. Lo golpeé de nuevo, encontrando en sus ojos un ligero brillo rojizo. Apenas duró un instante, pero ahí estaba. Cerré los ojos un segundo, controlando...lo que fuera.

- Donde tienes a mi sobrino? - pregunté. - donde está mi hermano? - gruñí de nuevo, golpeándolo una tercera vez. - Dimelo Dernhorn y te sacaré el corazón de forma rápida. - le hablaba apenas a un par de centímetros de su cara, justo antes de que alguien volviera a sujetarme por el brazo.

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Aun no me explicaba que había sucedido, la explosión había sacado todo de un momento agradable a uno más de caos y miedo para todos los asistentes, sin esperar mucho el servicio de inteligencia francés empezó el desalojo del salón y las instalaciones a los invitados, solo unos pocos quedamos en el salón para saber que era lo que estaba sucediendo. Vi a @ Darla Potter Black  salir con la evacuación ayudando a los invitados. Mi querido primo @ Adrian Wild me preguntó si estaba bien y quien podría haber atentado en mi contra, la lista en mi cabeza fue interminable,  pero no pronuncie ninguna palabra, acaricie su mejilla y le sonreí. Empecé a sentirme indispuesta, en las últimas semanas había estado sintiéndome regular de salud y sospechaba que era a causa de la presión que tenía sobre mis hombros y el estado de animo que lo tenía por los suelos. No espere mucho y busque un asiento temerosa de desmayarse a causa del malestar. No podía permitir que empezarán mas difamaciones hacia mi persona a sabiendas que era la cabeza del Ministerio de asuntos mágicos franceses.

 

Cerré los ojos y respire, me aleje de todos por un momentos y espere no entrar en shock por los sucedido  pero los gritos de @ Sagitas E. Potter Blue me sacaron de aquel aislamiento y verla en el suelo me alerto mucho mas. La adrenalina me lleno de nuevo y me levante justo para ver en el suelo a la Potterblue, me acerque a ellos, mientras miraba como Matt se encaraba con mi primo @ Sean -Ojo Loco- Linmer .  Mire a la seguridad que se acercaban al ver a @ Matt Blackner  como tenia al Limner contra la pared y los observe con gesto de sorpresa.

 

Matt , ¿como lo llamaste?...

 

Mi voz salió suave y confusa, casi de inmediato las imágenes del museo de Louvre empezaron a aparecer en mi memoria. El ataque al museo a la colección egipcia hacia unos meses atrás.

Editado por Ada Camille Dumbledore
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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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Derhorm, casi descubierto.

Apenas habia salido de Sagitas, a fin de cuentas los escándalos de ella y Sean era legendarios, cuando Matt tomo su lugar. Y si la pelivioleta me había hecho sospechar algo ahora el gruñido de Sean más me hacia sospechar. No el disfraz era bueno, no la típica magia de transformación o el multijugos. 

Venga Matt no crees que exageras un poco? Anda que no quiero terminar en una mazmorras por el incidente de la Mansión. Yo no tuve nada que ver con los objetivos del viejo.

Eso era una buena excusa. Pero realmente debía ser algo más porque en el Ministerio Matt no había actuado así. Si aquí había algo más que no estaba viendo. Por suerte otro invitado intercedió por mi pero el odio de Matt era genuino.

Claro lo que sucedió después ya aclaro bastante la cosa. Sagitas por alguna razón se alejo. Esto se explicaría cuando mandará a volar un mantel y dejaría al descubierto una...versión reducida de Sean?. Ahhh ahora entendía. Pero no hubo tiempo para más. Porque lobo Matt me estampo contra la pared. Si me habían descubierto. 

- Ahhh ahora te preocupas de tu sobrino y hermano?.

Sonrei mientras me detransformaba dejando ver mi versadero aspecto de anciano de bastante mal ver.

Bien ya me tienes tienes, ahora que?. Negociamos?

@ Sagitas E. Potter Blue @ Matt Blackner @ Adrian Wild  @ Ada Camille Dumbledore

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Siempre he pensado de mí que tengo una mente privilegiada que me permite reaccionar de forma rápida ante los imprevistos. Pero, en aquel momento, me fue imposible. Sólo podía mirar la fea cara del Sean Poltergeist y preguntarme una y otra vez si era posible aquello. Mi mente reaccionaba diciendo que "no" y buscando argumentos, pero todo rebotaba en un muro en el que yo, incrédula y sorprendida, volvía a preguntar cómo era posible aquello.

Creo que aquella pregunta hubiera ido rebotando y rebotando hasta que me rompiera la cabeza. Pero la frase de Matt fue suficiente para hacer que el muro inútil y paralizante desapareciera, haciendo que todas las respuestas que ya había hecho, me llegaran al entendimiento.

Aquel no era Sean.

El alto, el que estaba de pie, al que le había casi tirado de una oreja y al que había importunado con la chica enmascarada. Aquel... ¿Aquel era Derhorm? Gruñí de forma feroz y agité la varita con tanta rabia, girándome en el suelo y quedándome de rodillas mientras apuntaba, que la mayoría de los que aún estaban allá presentes, salieron huyendo por si les alcanzaba. Sé que, en otro momento, nunca se me habría ocurrido darle la espalda al poltergeist, con todo lo que había estado haciendo en la "Ojo Loco", pero ahora lo que más me importaba era que aquel malengendrado mastuerzo del demonio respondiera a la pregunta de @ Matt Blackner  y nos dijera dónde estaba mi hijo y mi nieto, ambos secuestrados por él.

Murmuré apenas un hechizo para impactarle que, ¡menos mal! no le alcanzó sino que salió en dirección al techo, pues varios miembros de la seguridad francesa volvieron a impedírmelo y me sujetaron contra el suelo. Por supuesto, había olvidado que estaba en Francia y delante de su Primera Ministra a quien protegían sin pensar. 

-- ¡Maldito seas, maldito tres veces! -- No iba dirigido a los aurores franceses, por supuesto, sino a aquel viejo que, por fin, se presentaba con su cuerpo correcto y se reía de nosotros.

Y he dicho antes "menos mal" que no le había dado porque, en mi furia desatada, no me había importado darle a Matt si era preciso con tal de darle a aquel sucedáneo de @ Sean -Ojo Loco- Linmer , quien esperaba detrás de mí, eso si no se había vuelto a esconder, que yo de Sean-el-real-poltegeist no me fío ni un pelo.

-- ¡Ada! ¡Dile que me suelten! ¡Es él! ¡El asesino del Louvre! ¡Ha secuestrado a mi hijo!

Vale. Aquello había sido un secreto familiar hasta aquel momento que lo había gritado a voces, a pesar del tiempo transcurrido.

-- ¿Negociar? ¡Negociaré cómo matarte, en cuanto me quiten las manos de encima!

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Seguramente en otro momento habría pasado desapercibido. O hubiera preferido hacerlo en privado. Pero algo me cegó, nubló mi razonamiento. De no ser asi, habría sentido el miedo y la sorpresa entre los asistentes. Habría notado la sorpresa y confusión en el tono de voz de @ Ada Camille Dumbledore  o me habría dado cuenta de que el tío @ Adrian Wild  ni siquiera sabía lo que pasaba con los niños. Sagitas y yo lo habíamos llevado en secreto para no alertar a nadie más.

 

Sagitas...ella aun parecía buscar al culpable, como si ver al @ Sean -Ojo Loco- Linmer  poltergeist no fuera ya aviso suficiente de que estaba pasando.

 

Mi respuesta fue gruñir de nuevo y apretar un poco más a Sean contra la pared, mientras el farsante intentaba quitar hierro al asunto.

- Tienes suerte de que en el ministerio no nos cruzáramos a solas o el tiempo suficiente. - logré articular. Apenas nos habíamos cruzado una o dos veces, y siempre me pillaba de paso, iba o venía hacia algún lugar, cansado o con la cabeza en otra parte, rodeados de gente. Eso había facilitado, para él, pasar desapercibido. Al menos, conmigo, ya que su disfraz, fuera multijugos u otra cosa, había sido lo bastante convincente como para que ni siquiera Sagitas lo notara.

 

Yo no había visto al poltergeist, ni siquiera sabía que en realidad, ese si era Sean. Yo había sentido a Dernhorn y lo había sentido justo donde estaba el cuerpo, la imagen, de quién había sido mi cuñado. 

La simple mención de Ithilion y SJ, con aquel tono de sorna me enfurecieron más si cabe, hasta el punto que ni siquiera me di cuenta de que Sagitas sacó la varita, y a punto estuvo de acertarme a mi con el hechizo qeu pretendiera dirigirle a él, mientras gritaba a Ada, intentando advertirles sobre Dernhorn. 

 

No le merecía la pena seguir mintiendo, asi que reveló su verdadero aspecto, el del viejo desagradable de ojos rojos que sonreía divertido, mientras yo volvía a cerrar los ojos, que por un momento parecían más negros que azules.

- Negociar? - murmuré con voz ronca. Una ligera chispa azul recorrió mis manos. - Voy a matarte.

 

 

 

 

 

(Sean será mejor que te escapes xD)

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