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Hablantes de Parsel


Lawan Nguyen Thanh
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Supongo que las serpiente entendieron mis palabras. O tal vez, el Arcano veía a través de sus ojos. ¿Podría ser eso? Conocía casos de interacción entre animales y los humanos, como mi primo con su lobo Fenrir. Algunas serpientes ondularon, alejándose, aunque no estaba segura de si se alejaban de mí porque no les interesaba (algo que agradecía) o si iban a transmitir mi mensaje. Sentí pasos, aunque nadie se acercó a mí. Mis oídos me traicionaban pues ahora oía el silbido de varias serpientes, arrastrarse mil animalitos por la hierba. Empecé a sudar, los nervios me podían y moví los pies, con cuidado, apoyando el peso primero en uno y después en otro. Tal vez sería mejor irme, volvería otro día.

Entonces, una voz grave habló desde una cierta distancia. Me volví con rapidez. 

- ¿Ar... cano...? ¿Es usted?

Las rodillas se congelaron cuando dijo que que se mostraría ante mí, que aprendiera a respetar a su Basilisco. Fue un acto reflejo, me cubrí los ojos con las dos manos en los ojos. ¿Cómo... que tenía que... respetar a un Basilisco? ¿Por qué había decidido desarrollar la Habilidad de Parsel? Apreté la mandíbula para que no se oyeran castañear los dientes. Tuve que esperar un poco para contestar, el Arcano (suponiendo que fuera él, aunque ¿quién podía ser?)

- Le prometo que respetaré a todos los animales de este lugar, maese, maestro... Arcano...

La voz no parecía mejorar, su tono seguía siendo arisco.

- Mis intenciones son buenas, se lo juro - seguía con las manos en los ojos. - Tengo una reserva con mi tía Sagis. Tenemos varios animales con los que me gustaría comunicarme. - La explicación parecía algo pobre, así que añadí algo más. - Siento algo de envidia de mi tía porque ella habla con las serpientes cornudas y los basiliscos.

Era cierto, tenía algo de resquemor por ese detallito, era lo que me había movido a aprender aquel lenguaje tan insospechado. Noté que algo siseaba muy cerca de mí y abrí los dedos un poquito, lo justo para ver un ofidio que se acercaba. Cerré los ojos y casi grité cuando se enroscó en mi brazo. ¿Qué tenía que hacer? Al menos no era el basilisco.

- ¿Ho...la? ¿Eres una serpiente bonita? Oh, quería decir que eres una serpiente bonita. - Me fijé en sus colmillos. No podía clavármelos, estaba segura que... el Arcano no lo dejaría.

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— Todos tenemos un origen, no podemos escapar del mismo—el siseo de la serpiente se sintió como deslizar un cuchillo caliente sobre mantequilla— Escapar del pasado es escapar de uno mismo, borrar las huellas que nos han indicado, el camino que hemos andado desde que llegamos a este plano—el reptil le miraba con desprecio. Renegar de sus orígenes era como arrancar un retoño de tajo de la tierra, impidiéndole al mismo extender sus raíces para alcanzar el agua que necesitaba para subsistir. Profundamente decepcionado se sentía Lawan, al ver como las generaciones actuales desechaban las costumbres que les legaran sus antepasados. 

Culturas que con el paso de los años, depositaron en la tierra conocimiento y edificaciones que iban mucho más allá de ser simples centros turísticos con el pasar de los años. Basamentos piramidales con grabados en su roca, dibujos y signos que trasmitían mensajes que pocos eran capaces de decodificar con éxito— No es el índice de un temario de clases comunes y corrientes, el Parsel es como el ADN que se lleva incrustado en la sangre y es nuestro material genético—reptaba alejándose un poco del hombre @ Hessenordwood Crouch . Aprender lo básico de esa lengua era como mojarse por primera vez las plantas de los pies dentro de un manantial virgen. 

— Su falta de aire, no tiene nada que ver con su inexistente buena condición física. Es el castigo enviado por los que usted llama “jefes”—el ofidio continuaba siseando con más fuerza. El sentirse obligado a lidiar con un ser como ese, no le satisfacía más que estar comiendo una tanda de ratones recién cazados.  La luna se alzaba por todo lo alto en el firmamento, anunciando que la noche estaba por abrazar los terrenos que albergaban la morada de Lawan— Bạn chạy trốn khỏi chính mình—se giro para indicarle que lo siguiera, no sería recibido por el vampiro hasta que demostrará que lo merecía— Quay về quá khứ là đầu của mọi thứ—la pequeña poco a poco se sumió en lo más profundo de la vegetación. 

Dejando marcas sobre el suelo que serían sencillas de seguir por Quintel, eso si se aventuraba a descubrir que estaba detrás de toda esa naturaleza que amenazaba con atacarlo, si se descuidaba. Por que volver sobre nuestros pasos era la forma más sencilla y certera, para descubrir en que fallamos y que podemos rescatar de todo aquello— Vamos, no tenemos todo el día—la voz del Arcano le llegaba a través del siseo de la serpiente. En un descuido tenia una cobra real enroscada en su cuello, el aprendiz pendía  de un hilo en esos momentos— ¿Bạn nghĩ bạn đang đi đâu?—ejerciendo una presión moderada, Lawan miraba todo desde las sombras. 

No lo ayudaría y mucho menos se inmutaría, porque la única misión del joven era responder una sencilla pregunta. El obtener la ayuda de @ Xell Vladimir Potter Black , no le serviría de nada, solo avivaría las llamas de la hoguera que estaba a poco o nada de devorarlo lentamente  con sus feroces llamas. Desviando su atención hacia la joven le dedicaba las siguientes palabras— Debe respetar a todos los seres vivientes, porque forman parte del entorno que le rodea—hablaba con fiereza el Vietnamita. Refiriéndose al trato que le dieran a su basilisco— No es una mascota a la cual le puede lanzar un hueso e ira dando tumbos por el mismo—recriminándole su accionar escuchaba sus disculpas. 

Aprendería a manejarse de una forma muy diferente, si es que deseaba poder comunicarse con cualquier clase de reptil que entrará en contacto con ella— No sirven de nada las adulaciones, bonita o no. Mis hermanos y hermanas, somos letales, pondrás a prueba eso en poco tiempo. Chúng tôi đáng được tôn trọng—lanzaba aquel dardo envenenado disfrazado de siseo. Escuchaba sobre la envidia que sentía por un familiar desconocido para el reptil, pero eso no excusaba en lo absoluto la forma en que trataba a los de su especie— Mi maestro decidirá si ha sido sincera o no, espero que este lista para el camino que está por empezar—el basilisco de Lawan apareció detrás de la joven— Volverá sobre sus pasos y pedirá perdón a cada ser viviente que haya irrespetado en el pasado—sacando su lengua la agitaba como un cascabel. @ aprendería diversos métodos para poder comunicarse con cualquier criatura que habitaba dentro del búngalo del Arcano. 

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Quintel Guillam

Es solo que no todos los orígenes son siempre buenos-, murmura esta vez tras la respuesta de la serpiente apartando la mirada con severa frialdad. Y tal vez, algo de melancolía también.  Aún es demasiado joven quizá para vivir en esta era. —Y- a-aferrarse a las costumbres muchas veces nos llevan a cerrar nuestras mentes, a cegar nuestro campo de posibilidades-, continuó a pesar del aparente desprecio que el reptil siente por el muchacho. Es casi sorprendente como puede sentirse sometido, intimidado, ante aquella mirada del reptil, siendo juzgado como alguien inferior.  

Engorrosa serpiente-, piensa esta vez, el ceño se frunció con energía y solo esperó a que la serpiente avanzara lo suficiente para comenzar a seguirla. No fue un genuino comentario de odio tampoco, pero igualmente se ofendió por la osadía del ofidio al llamarlo castigado por sus Dioses

Igualmente, entiende, y en gran medida, está de acuerdo con la explicación de aquel -don genético- que describe al hablante de parsel como tal y continúa por seguir el rastro de la criatura. Y aunque encuentra la idea de volver al pasado como un fuerte golpe en el lomo, Quintel debe confiar en la enseñanza de Lawan y sus serpientes, si quiere encontrar este conocimiento.

Reconoce además que lleva razón en sus palabras. Solo no deja de pesar menos por eso.

Camina por detrás del reptil, en algún momento se ha deshecho de las zapatillas deportivas que ahora cuelgan húmedas sobre sus hombros. Estar descalzo lo hace entender mas rápidamente el medio que le rodea, le hace sentir que se enraíza en la naturaleza. Es como si pudiera ver, oír y sentir nuevamente.

La mirada del niño no está puesta en la figura de la criatura deslizándose cuando los siseos aumentan a su alrededor, sino más bien en el rastro cálido que deja como huellas, lo que es más difícil con toda esta vegetación a su alrededor, pero de alguna manera resulta también bastante natural para él desplazarse por climas así. No había tenido algo como esto desde su último curso en el Uagadou, con uno de aquellos necios guerreros de los pueblos uzza. 

Está tal vez disfrutando demasiado de este paseo salvaje, que quizá por eso es descuidado y no siente como en cuestión de segundos es acorralado por otra serpiente apretando sobre su cuello. Ella siseó algo que es entendible solo cuando Quintel siente que podría dejar de respirar. Su cuerpo se paraliza, pero intenta mantener sus fuertes y jóvenes músculos relajados, lo suficiente para poder enfocarse más en lo que los ofidios sisean.

Voy...al pasado-, masculla, es difícil hablar normalmente con la presión. —Debo buscar algo que parece que dejé ahí hace mucho tiempo-, se explica. —Debo traerlo de vuelta al ahora, porque...-, ¿por qué? ¿por qué está ahí? ¿por qué está ahí ahora? Hace un rápido repaso sobre sus últimos y oscuros días en Londres, los tiempos eran distintos, pero las circunstancias...similares. Supone que a esto se refería Lawan con volver al pasado a descubrir fallos y aprender de ellos. Respiró. —Porque no creo en la rebelión que cambia el orden de las cosas, pero no es capaz de cambiar el corazón del hombre-, citó. 

Es algo muy parecido a esto lo que hasta ahora habita en su mente, en lo que quiere creer, lo que agita su corazón con energía. 

Pero necesito este entendimiento-, inevitablemente se tensó ante los siseos tan cerca de él. —Por favor, ayúdame-, cierra fuertemente los ojos, está asustado, aunque no lo sabe si es mas por la peligrosa criatura alrededor de su cuello o por la posible reacción y rechazo de los ofidios de Lawan negándole la ayuda.
 

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Aquella casita, cerca de un lago, podía ser evocadora e incluso con un punto de romanticismo para algunos. Para mi, era más bien un lugar que traía ciertos recuerdos...no era la misma, ni pertenecía a la misma persona, pero los recuerdos de la primera habilidad que adquirí siempre estarían ahi.

 

Aun asi, vestido con una camiseta gris y unos vaqueros, alcance la puerta de la cabaña, percibiendo conforme me aproximaba a ella un siseo constante, cada vez más intenso, como si no solo me estuviera acercando a la fuente del sonido, sino que cada vez hubiera más puntos desde los cuales procedía. Fruncí el ceño, pero no fue hasta que sentí algo que pasaba y se deslizaba por encima de mis pies, qeu bajé la vista, viendo una serpiente de color pardo, que se deslizaba tranquila sobre mis pies, antes de continuar hasta perderse por el lateral del hogar.

 

Cuando alcé la mirada, varias serpientes diferentes parecían mirarme fijamente, a la altura de mis ojos. Como si estuvieran esperando qeu diera alguna señal de ser amigo, o enemigo. Asi qeu con un ligero suspiro, me decidí a hablar con ellas.

- Hola...no se si me entendéis, pero busco a @ Lawan Nguyen Thanh . Tenía que presentarme aqui para aprender a hablar con vosotras, asi que... - fruncí el ceño, frotándome los ojos. - ni siquiera se si me estáis entendiendo.

 

Pero estaba alli para aprender a hablar con las serpientes, para ampliar conocimientos. Como de raro podía ser entonces que le pidiera información a las serpientes?

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Lawan Nguyen Than con  @ Hessenordwood Crouch

— Los actos de desobediencia, no serán tolerados por el maestro Lawan—siseaba la serpiente que se detuvo mirando a su hermana, apresar el cuello del joven—Respeto por todos los seres vivientes y saber escuchar sin chistar o cuestionar al Arcano—siseaba la que apretaba un poco más el agarre sobre el cuello de Quintel. Escuchando su suplica, restándole importancia a la falta de aire que lo aquejaba, ver el dolor en los ojos de los aprendices del vampiro, siempre le resultaba mejor que hincar los dientes en algún humano. Volver sobre nuestros pasos jamás era una tarea sencilla, tomando en cuenta las cicatrices que eso todo eso pudo dejar sobre nuestros cuerpos.

— ¿Ayuda?, ¡¡¡ Ayuda !!!—siseaba la serpiente real y mejor amiga de Lawan— Osado a la hora de proferir insultos, pero cobarde al sentir nuestros colmillos tan cerca de su rostro. Interesante reacción, para alguien que se jacta a boca de jarro que proviene de la naturaleza que nos rodea, creado en su seno y alimentado por su inmensa sabiduría—moviendo su colita le daba la orden a la que lo mantenía aprisionado—  Sabes lo que tienes que hacer—inclinando su cabeza la orden del Encantador de Hanói sería cumplida sin miramientos.

— Buen viaje al pasado—la voz del Vietnamita llegaba al joven como una ligera nana que busca acallar el chillido de un crío que ha perdido a su madre al traerlo al mundo. Los colmillos de la serpiente se insertarán en el cuello del hombre, inyectando una cantidad considerable de veneno en su sistema. Dependía de el salvarse o perderse en las arenas del tiempo, aquellas que comenzaron a correr desde el instante en que el puso un pie dentro de los terrenos del Arcano— El pasado te espera, no seas tan obcecado y ve a su encuentro—le acompañaba una sensación de liviandad contrastada con el siseo de una cobra que lo miraba fijamente a los ojos. 

Sus parpados permanecían cerrados, pero era capaz de captar todos los sonidos que le rodeaban, volviéndose más receptivo y sensible— Quintel, Quintel. Vamos despierta, no seas perezoso—la voz de una mujer lo llamaba desesperada— Muchacho es hora de trabajar, no se consigue nada quedándose tumbado bajo el inclemente sol—levantando la mano la dejaba caer sin demasiado esfuerzo. El aprendiz de Lawan conocería parte del pasado del Arcano, para que viera como era retomar el pasado sin desearlo y el modo en que este muchas veces ayudaba a sanar viejas heridas. 

Lawan Nguyen Than con @ Matt Blackner

Un par de serpientes miraban la recién llegado, siseando intercambiaron una mirada cómplice— El maestro Lawan, no se deja ver por cualquiera que llegue a su morada—la presencia del basilisco imprimió un aire autoritario y dominante dentro del lugar. Sus ojos estaban fijos en las pequeñas que miraban al hombre, abriéndole paso a la madre de todas las serpientes, no les quedo más que recibir el mensaje enviado por su fiel amigo. Levantando una de ellas su colita, advertía de lo que estaba por acontecer contra Matt, dándole una prueba de lo que era buscar al Encantador de Hanói— Antes de verme frente a frente, debes probar que eres merecedor de ello—lanzando una mordida sobre la pierna del joven, inyectaba su veneno la serpiente coralillo. 

— Todos serán probados de distintas maneras, pero parece que tus intenciones están ocultas bajo un manto indescifrable a simple vista—la voz del vampiro se deslizaba por el viento como lo hace una hoja recién arrancada de una rama— Ellas pueden entenderte, si les hablas con verdad y posees el don del Parsel corriendo por tus venas—afirmaba el Arcano, dándole la oportunidad de revelar sus verdaderos intereses y ante todo que buscaba yendo al bungaló donde habitaba Lawan. Las cosas habían cambiado de una forma radical, el vampiro sería mucho más exigente a la hora de brindar los conocimientos que poseía a los que buscarán obtenerlos. Era mucho mejor emplear nuevos métodos que continuar con los lineamientos antiguos, no perdería nada con darle un nuevo aire a sus métodos de enseñanza.

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Tenía la sensación de que aquellas pequeñas estaban hablando entre si, y se echaban miraditas cómplices.  Incluso me daba la sensación de que se divertían...hasta que sentí que el ambiente parecía cambiar. En cuanto noté el gran cuerpo que se aproximaba, reptando, dominando el lugar, desvié la mirada. Estaba acostumbrado a pasar tiempo ayudando a Sagitas en el circo, y ella tenía un par de basiliscos, asi que había aprendido cuando se acercaba una de ellas para desviar la mirada y evitar el contacto visual. 

 

Aun asi, el ambiente nunca llegaba a ser tan tenso...tal vez porque, normalmente, Sagitas hablaba con ellas. Mantuve la mirada en una interesantísima piedra, pero no retrocedí. A lo mejor debía haberlo hecho, o no tendría que descuidar tanto a las pequeñas serpientes, ya que una de ellas, una brillante serpiente de coral, se lanzó contra mi, y cuando me di cuenta, la maldita estaba mordiéndome. Gruñí de mal humor, mientras la voz del arcano @ Lawan Nguyen Thanh  parecía ser arrastrada por el viento.

 

- Intenciones ocultas? - dije en voz alta, mientras observaba la mordedura. - no tengo intenciones ocultas. Lo que quiero es aprender. Recuerdo que mi padre hablaba con las serpientes, y se que Sagitas también puede hacerlo - había dejado de pensar en lo absurdo que podría parecer ver a una persona hablando con serpientes. Me entendían, no?

 

- Menos mal que no duele al principio - murmuré, mientras comenzaba a rebuscar en mi mochila un pequeño frasco de cristal que siempre llevaba encima. - tal vez no es mi mejor momento - personal, desde luego, parecía que no lo era. - pero lo que busco es seguir aprendiendo. - al fin, el frasco. Contenía lágrimas de Bennu, el fénix de la Potter Black. Vertí unas gotas sobre las marcas que había dejado la serpiente, para que sanara y eliminara los rastros del veneno. - si quieres pruebas, dime como quieres que te lo demuestre - terminé, mirando de nuevo fijamente a las serpientes.

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Siseó dolorido ante la mordedura de la serpiente. 


Tiene la habilidad mágica para salir de esto. Pero también tiene dudas, demasiadas dudas sobre todo esto, del comportamiento de estas criaturas, de si está en el lugar indicado. 


Este encuentro no estaba resultando óptimo, al menos piensa el muchacho que podría haber sido diferente, no tiene una idea clara de que es lo que quieren estos ofidios de él, mucho menos cómo puede obtener de ellas lo que desea. El panorama no era claro. Aun. Finalmente, mientras está por caer en la inconsciencia del veneno del ataque de la serpiente que, claro, pudo haber evitado desde el principio, se da cuenta de que quizá necesita más de todo este escarmiento para poder entender con afinidad a estos reptiles, y conseguir algo más allá de sólo entender su lengua.


Su último aliento desapareció así como también lo hizo su rastro de conciencia. 


 Buen viaje al pasado


Pe-pero ¿qué es lo que…-, la voz de desesperación lo alarmó, ¿estaban siendo atacados por alguien? De un salto el muchacho de piel morena se puso de pie encontrándose con una mujer que, si bien él no reconocía de buenas a primeras, ella le observaba y le reñía con la mirada por haberse quedado dormido como si se tratara de su sacerdotisa. 


Le dolía fuertemente la cabeza y una especie de dolor fantasma en su cuello hizo que su respiración se angustiara por un instante. Se acarició el cuello para aliviar solo un poco el malestar, pero no se quejó tampoco, casi puede sentir la picazón en su cuello de la vieja mordedura. Pero ¿dónde estaba ahora? Sus ropas también habían cambiado y era evidente que la selva por donde paseaba en busca del arcano había quedado muy lejos, tal parecía que no solo a la distancia, sino también del tiempo. 


El muchachito se aclaró la garganta, naturalmente su voz es como la de una alimaña, pero hace el mejor de sus intentos para no sonar tan terrible esta vez. 


¿Qué es lo que tengo que hacer hoy?-, pregunta a la mujer, no tiene el mismo ánimo jovial de siempre, sino más bien se muestra cansado. 


Ciertamente, algo en este lugar dispara sus alertas en todas direcciones, no sabe quién es esta mujer, ni que es lo que podría pedirle ahora. 
 

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Lawan Nguyen Thanh con @ Matt Blackner

— Ellas pueden ver lo que es invisible ante sus ojos, piénselo. ¿Por qué cree que confió tanto en ellas?—la interrogante del Vietnamita era clara y directa—Pueden intentar ser domesticadas, pero jamás engañadas por tretas baratas o intenciones ocultas—la voz de Lawan se comenzaba a escuchar lejana— Se curará cuando ellas o yo lo decidamos, no antes. No olvide que está dentro de mis tierras, aquí no puede disponer de las cosas o acciones a su antojo—advertía dándole la orden a su basilisco de mantenerse muy cerca de Matt. Aprendería el respeto, ya fuera por las buenas o por las malas, la humildad era una buena carta que pocos sabían como jugar en el momento preciso o situación idónea.

— Suele decirse que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento opcional—afirmaba dándole espacio para que saliera de su morada— Debe recorrer un camino muy largo y arduo, le aconsejo que se arme de valor y emprenda el mismo lo antes posible—aconsejaba pensando en la primera encomienda que le impondría al hombre—Más adelante encontrará un cesto con diversos cebos para pescar, deberá tomar los que crea que son más eficaces a la hora de lanzar la carnada y lograr que los peces piquen. Una caña de mi propiedad le echará una mano extra, no puede consumir nada de lo que saque de mis aguas—amenazaba endureciendo el tono de su voz.

— Si consigue alimentar con éxito al par de ofidios que lo acompañarán de ahora en adelante, puede que decida eliminar todo rastro de ponzoña de su sistema—estaba jugando sus cartas como todo un experto. La advertencia era clara seguir los parámetros que marcaba para enseñarle Parsel o darle la otra opción, exiliarlo de su hogar y no volver a permitirle la entrada jamás. Así de exigente era Lawan, dejándose los sentimentalismos baratos y consideraciones para los seres que eran débiles de carácter y carentes de toda convicción de ser más sabios y experimentados en el arte de comunicarse con las serpientes y toda clase de reptiles. 

La moneda estaba dando vueltas en el aire, esperaba que la elección del Blackner fuera correcta y siguiera al pie de la letra las indicaciones del Encantador de Hanói. 

Lawan Nguyen Thanh con @ Hessenordwood Crouch


— Prepararemos la tierra para la siguiente cosecha. ¿Acaso olvidaste que ya se acerca la hora de recolectar suministros que nos ayuden a sobrellevar el crudo invierno que nos aguarda a la vuelta de la esquina?—la mujer le miraba incrédula— ¿Te golpeaste la cabeza o perdiste la noción de las estaciones del año?—ladeando la cabeza araba la tierra como toda una experta. Abriendo surcos en ella, para permitir que las semillas cayeran con facilidad y la germinación diera los frutos esperados por la comunidad. Sino mal recordaba el joven solía pasarse el tiempo charlando con las serpientes eso cuando no estaba ocupado rellenando los costales con granos a maíz o frijol.

— Andando deja de haraganear—le reprendía al notar a una cobra real pasar encima de sus pies descalzos— Es un aviso de los dioses, ellos están complacidos a medias por nuestro trabajo—clavaba con fuerza una cuña de metal cavando más profundo en está ocasión. Tras quedar complacida con su tarea, dejaba que el muchacho a su lado lanzará un puñado de semillas, indicándole la forma correcta de hacerlo. Sabía que hasta el detalle más elemental haría la diferencia, escuchando el siseó incesante de la cobra real que amenazaba con atacar al joven.

— Quintel te has esmerado más de lo esperado—aquel anciano le dedicaba una venia. Era el jefe de la tribu, aquella comunidad que con el paso de los años se volvió la más poderosa y dominante. Quintel era el nieto de ese hombre, aquel que llevaría la batuta una vez que este abandonará el mundo de los vivos— La tierra es más que nuestra madre, no la veas solo como el proveedor principal de nuestro pueblo. Sino como una amiga leal que te ayudará a echar raíces que calarán muy hondo en la tierra, afianzando tus pasos sobre la misma—debía recordar esas palabras— No siempre vivirás con nosotros, debes ir más allá de esas montañas que rodean todo lo que poseemos. Escucha las señales que no son recitadas con palabras sino con siseos incesantes—advertía mirándole fijamente.

— Debes ser el eslabón más fuerte, no temas a las pruebas que nuestros dioses te impongan. Confía en todas las enseñanzas de tu madre y mías, no dudes jamás en prestar especial atención a ese don que posees y te he heredado por ser mi nieto primogénito—la vida se apagaba en ese hombre de 102 años. El líder que mantuvo por ese mismo lapso de tiempo  intacto el nexo con las serpientes y los reptiles que eran los guardianes de sus chozas y edificaciones levantadas para profesarles una devota adoración. 

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Por supuesto-, dice, pero su propia voz se escucha extraña en sus oídos y puede sentir un cosquilleo en sus labios, cómo el de alguien que ha pasado todo el día anterior silbando. No obstante, tiene bastante práctica y si lo intentara de nuevo, sin pensarlo, está casi seguro que podría proferir el mismo sonido escalofriante de hace un momento. —Si, lo siento, debe ser todo este calor solamente. Sabe, he tenido un sueño extraño-, parlotea alegremente mientras una cobra real, de aspecto amenazante pasa sobre sus pies enredando su cola en su tobillo casi al final.

Sonrió finalmente y de buena gana dando un salto continuó con la tarea que aquella mujer le propone. Se siente extraño como si estuviera sintiendo un sueño muy vivido, porque al mismo tiempo puede sentir el calor en la piel, el cansancio en los músculos y una familiar felicidad, a pesar de todo, que no había experimentado desde hace muchos años. Le llena el cuerpo y el alma hasta lo más profundo y le da la fuerza para continuar con aquel trabajo con el ánimo suficiente de un niño que quiere terminar pronto su tarea, y bien hecha, siguiendo las indicaciones de la mujer para colocar las semillas en los surcos, para salir pronto a jugar. 

¿Qué quiere decir?-, pregunta, con los claros ojos casi velados por el sol de una calurosa tarde sobre ellos. —¿Por que los Dioses no están contentos?-, algo de todo esto removió en su interior con fuerza, mezcla de un puñado de sentimientos confusos lo que le cuenta aquella mujer.

Pero todos aquellos pensamientos y sentimientos son rápidamente reemplazados con el siseo constante de a quién podría reconocer donde fuera. Tras la venia de aquel viejo, el niño se apresura a dejarse caer sobre sus rodillas y su reverencia es tan pronunciada que su frente casi roza el suelo terregoso. El brujo anciano del pueblo es la única persona que ha sabido comunicarse con él desde siempre, sin embargo, hoy le dice cosas que, si igualmente remueven su corazón, también lo confunden. Pero no por mucho tiempo, pues el vinculo que tiene con este hombre es tan fuerte, tan unido sobre lo familiar desde el día en el que nació que se siente destinado a, mas allá de ser solo un descendiente, ser la siguiente vida de aquel anciano hombre.

Él se queda con la vista puesta en el horizonte mientras le continúa hablando, observa más allá de aquellas montañas que el longevo hombre le cuenta, y mientras puede oír y sentir como su vida se le escapa tras cada siseo, todo comienza de pronto a tener sentido.

Nada ha sido un accidente, no ha sido ni una casualidad, ni una serie de desafortunados hechos. Este era su destino, impuesto por sus antepasados, sus señores Dioses a los que, por tanto tiempo, sintió que lo habían abandonado. 

—Lo haré-, masculla suavemente. —No los voy a olvidar, los llevaré siempre conmigo, incluso mas allá de las montañas nuestros Dioses se veneraran como debe de ser, no los voy a decepcionar-, sisea con firmeza esta vez.

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Lawan Nguyen Thanh con @ Hessenordwood Crouch

— Se que lo harás, no tengo la menor duda de que nuestro legado—interrumpió su relato al sentir un dolor intenso en el pecho—Está asegurado en tus manos, jamás te atrevas a desconfiar de ellas—señaló con la mirada a la cobra real que observaba con detenimiento a ambos hombres— Escucha el silbido aunque sea más alto el ruido de los tambores de la batalla, presta atención a cada zigzagueo que veas sobre nuestras tierras o tierras lejanas. Dales el reconocimiento que merecen, ellas son las maestras de nuestra estirpe, por ellas es que hemos sido tan fuertes y poderosos—recitaba apagándose lentamente la luz de su estrella dentro del plano terrenal. 

La mujer que estaba acompañando a Quintel, irremediablemente cayó de rodillas delante del cuerpo interte del anciano— Por esto no están del todo complacidos los dioses, no debía morir hoy y menos fuera del templo—agitaba la cabeza como si fuera a salir disparada de su tronco, tal y como lo hace una bala perdida. Las lagrimas no escaparon de sus ojos, no era capaz de resignarse a no haber cumplido con la única misión que le encomendará aquel Basilisco—¡¡¡ He fallado !!!—se revolvía formando un ovillo con su cuerpo. Recobrando medianamente la cordura recordó la mención de un sueño

— ¿Qué fue lo que crees que soñaste?—se levantó tomándole por ambos brazos, dejando caer el cuerpo del anciano al suelo— Habla, habla ya—le zarandeaba con una fuerza descomunal—¿Crees que con escuchar ese silbido, ya eres un maestro para comunicarte con ellas?—tomaba con cuidado a la serpiente—Les tienes miedo, no eres capaz de reconocer la verdad. Ni siquiera cuando sea un camión de carga que amenaza con golpearte de lleno y acabar con tu existencia—llamaba a dos hombres para que prepararán el cuerpo— Llévenlo al templo, ya saben lo que dispuso con antelación—sin soltar al joven esperaba una respuesta de su parte. 

A su alrededor se congregaron un nutrido grupo de serpientes, diversas clases y especies siseaban al unísono— Ha caído, ¿no es así?—indagaba tajante la coralillo—Hemos visto más de lo que buscas admitir con palabras, podemos ver el interior de las personas y develar sus verdaderas intenciones—subiendo por la pierna del joven percibían el miedo que le embargaba— Quizás ha confiado en el descendiente equivocado, no veo nada que nos sea útil a simple vista—enseñando sus colmillos amenazaba con atacarlo— Respóndeme una sola cosa, ¿Qué te hacia tan especial ante sus ojos?—sacaba su lengua desafiante.

Eran desconfiadas por naturaleza, pero no con sus iguales, sino para con el resto de los seres vivientes. El nexo que existía entre ellas y los humanos, no siempre era tan fuerte y poderoso como estos últimos lo creían— Estamos esperando una respuesta, no querrás llegar tarde al entierro de tu querido abuelo—detrás del aprendiz un basilisco parecido al que era propiedad de Lawan, le empujaba con fuerza por la espalda—Olvido advertirte de mi presencia—el siseo de la madre de las serpientes era como un quejido ahogado, atenuándose con cada vez que lanzaba un nuevo golpe.

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