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Hablantes de Parsel


Lawan Nguyen Thanh
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En la morada de Lawan estaban concentradas diversas energías, algunas más cargadas que otras. Pero se complementaban una con otra, porque todas buscaban obtener la misma meta, estrechar los débiles lazos que habían intentando afianzado sin demasiado éxito con el Parsel. El hablar con fluidez con las serpientes, no daba por sentado el entender con claridad el mensaje que ellas deseaban enviar o transmitir, aquello sucedía en el caso de Tazz. El joven había suprimido una memoria que estaba relacionada con las serpientes, escuchando la voz que retumbaba en su cabeza, aquella que carecía de un rostro con el cual conectar o familiarizarse.

— No es una muerte total, considérelo un viaje al pasado—decía el Arcano observando la escena. Escuchando con atención el relato de Mael, pudo reconocer las vidas que llevará aquella serpiente antes de llegar a manos del Encantador de Hanoi— Sería buena idea que pelee por ella, ¿no lo cree?—el reto fue lanzado por el vampiro. El enviar al mundo de los no vivos al hombre, resultaba ser una prueba de fuego— Ella lo encaminará, ya que tanto desea llevársela, pruébelo Mael Blackfyre. Demuéstreme con crece que es merecedor del poder que ella le ofrece y no la defraudará como lo ha hecho con  algunos que le han rodeado a lo largo de su vida—entornando sus ojos hacia la entrada de su búngalo.

Un nuevo aprendiz se aventuraba a mezclarse con los ofidios del Arcano— Espero que no sienta temor hacia ellas, porque serán sus compañeras mientras dure su estadía en estos terrenos—lo invitaba a adentrarse a la zona boscosa. Seguido muy de cerca por dos serpientes que se transformaron en sus sombra de un momento a otro— ¿Qué le hace pensar que posee lo necesario para comunicarse con ellas?—le cuestionaba sin dejarse ver por Cillian Haughton. Mientras que Mordred hablaba sin el más mínimo descaro de sus siniestros planes— Ellas no le ayudarán a matarlo, no las vea como sicarios de poca monta—respondía de forma inquisitiva.

Los ofidios le salvaron de morir más de una vez, aunque el veneno que supuraban lograba sesgar algunas vidas. Lo hacían para poder alimentarse y no con malicia, aunque quizás algunas de ellas lograron corromperse por las atrocidades cometidas por la humanidad en su contra— Todos caerán en el mismo sueño, dormir para intentar conectar con éxito con las serpientes que los han elegido. Ellas son sus guías, no ustedes las guían a ellas, esperen sentir el dolor más grande y al mismo tiempo, la sanación que les permitirá abrir sus mentes dormidas y escuchar el mensaje que está aguardado por ustedes desde hace tanto tiempo—reflexionaba viendo como caían uno a uno sus aprendices.

@ Mael Blackfyre , iría a donde vivió el momento más doloroso Astaroth. @ Ludwig Malfoy Haughton (Mordred) daría con la serpiente que provocará que el cuerpo que brindará un hogar improvisado fuera reducido a un puñado de cenizas que anhelaban recobrar su forma original, mientras @ Tazz recorría sus años de infancia intentando recordar cual fue la charla que entablará con aquella serpiente. @ Cillian Haughton  sería el que debía sorprender al Arcano, ya que no le aún no le contaba nada de su vida y era mejor que entrará en materia.

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No podía decirle el Arcano que pensaba llevarse a la serpiente de todas maneras. ¿Cómo iba a impedirlo? De alguna manera creía que los Arcanos no tenían permitido salir de las instalaciones de Mahoutokoro y de donde vivía cada uno. Sino, los hubiera visto merodeando en diferentes sitios. Eran parte de éste mundo pero parecía que cada uno de ellos tenía un pequeño mundo en sus casas. ¿Qué los limitaba? ¿Habrían caído ante algún juramento especial? En ése momento no importaba nada, solo lo que le estaba diciendo Lawan.

Claro que lo demostraré, y me lo llevaré —asentí a las palabras observando que Astaroth no había dejado de retorcerse ni por un segundo. ¿Era ansiedad? ¿Era malestar? El transcurso al mundo de los muertos fue algo rápido. Tenía la idea de que los Arcanos pudieran conocer algunos secretos que no enseñaban, claramente, pero que hacían esas cosas porque era otro tipo de magia. Y además, contaba con la presencia de un demonio, era como aún más fácil. Me preparé mentalmente, porque aquello no sería fácil aunque era nigromante y no le tenía ni miedo a la muerte ni a los muertos—. ¿Dónde estamos?

Le pregunté a Astaroth, observando cómo se materializaba nuestro alrededor de a poco. La Nigromancia tenía muchas variables, eran diferentes objetivos que uno podía ir cumpliendo, además de comunicarse con los muertos y entrar en éste otro mundo. Pero en ésa oportunidad, estaba relacionándola con la magia de las serpientes. Era trasmutadora y sigilosa como éstos reptiles y una nueva puerta se abría ante nosotros dos. ¿Me estaba llevando Astaroth? Un viaje al pasado. Eso me susurró. Miré hacia adelante.

— No quiero que te vayas. Es injusto

Es imposible. Te buscarán y dañaran. ¿Entiendes eso? Es como una maldición.

Era una escena muy conmovedora. Había un ángel. Jamás lo había visto. No era como lo que tenía uno en mente, parecía una persona normal pero tenía una especie de brillo particular. Llevaba unas alas en su espalda y su rostro era particular.

No terminaba de entenderlo. Era Astaroth, pero parecía que estaba terminando de arreglar alguna situación. Una decisión, un momento antes de otro más grande y más importante. Me hizo recordar a mi momento con Mica cuando decidimos hacer el pacto. Todas las decisiones tenían sus consecuencias. Y la magia siempre tenía su precio. La serpiente me susurraba al oído. Era una manera de decir, porque él hablaba y yo lo entendía, como dos grandes amigos que hablaban a la luz de la mañana. Entablar aquella relación con la humana le había costado sus alas, le había costado el reino en los cielos y lo habían desterrado al inframundo. No podía estar con ella, ni en el cielo ni en el inferno. Era ahora un demonio al mando de uno mayor, que no permitía el amor. Para éste Gran Jefe, el amor era debilidad. A escondidas de que estaba arriba o abajo, el destino era no estar juntos. A menos que…

Se convirtió en una vampira. Ella decidió quedarse más cerca de él. Pero desde entonces no la vió más. Rompieron su juramento. No pudo volver a encontrarla. Tal vez sigue buscando ayuda, tal vez podamos averiguar algo.

Aquellas últimas palabras, desde que le conté a Lawan sobre su nuevo estado vampírico, se lo conté todo. Todo lo que habíamos visto en el mundo de los muertos. ¿O Lawan ya lo sabía? Aún asi, ahora sentía que era algo personal, que Astaroth pedía eso a cambio, ayuda. A cambio de conocimiento. ¿Qué pacto más importante podía tener? Durante años siempre buscaba ésa clase de tratos y lo tenía ahora en mis manos. Era una misión personal.

@ Lawan Nguyen Thanh

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Tazz Malfoy

El mago tenebroso había desconectado su mente de su cuerpo, el veneno de la cobra no le estaba afectando de la misma manera que a cualquier persona. No estaba muriendo a causa de dicho veneno, solo le había inducido a un extraño sentir que le revocó un recuerdo que había reprimido son darse cuenta. ¿Por qué la cobra real que le estaba guiando hacia ese recuerdo? ¿Qué le aportará volver a su pasado? No pudo evitar cuestionarse durante unos segundos las intenciones del ofidio. Por su parte, a Tazz le resultaba más fácil poder seguir la guía de la criatura más que descubrir cosas por si solo que desconoce y en eso si que estaba seguro porque confiaba en su compañero, en el ofidio que le había ayudado a llegar hasta el punto de poder descubrir algo de su pasado que no sabía que podía descubrir. 

A los lejos el arcano le instaba a dejarse llevar por el ofidio, él estaba convencido que sería beneficioso para el joven Malfoy descubrir el mensaje oculto en el recuerdo que estaba experimentando en esos momentos. 

Era un mero espectador en aquella escena, estaba situado junto a la cobra real con las mismas ropas que había llegado a los aposentos de Lawan, era Tazz de adulto, viendo al pequeño Tazz de 4 años en el jardín de trasero de la mansión de su familia. Veía de frente al niño, pero la persona con la que él hablaba le estaba dando la espalda, salvo que la figura de la misma ayuda al Malfoy adulto a concluir que se trataba de una mujer. Llevaba un vestido negro, largo, holgado y de tirantes que cubrían la piel morena de la mujer, cabello negro azabache y rizado estaba apenas recogido por un lado por un pasador que relucía de un verde brillante y que tenía la forma de una serpiente. Iba descalza, mientras que el pequeño Tazz vestía pantalones cortos de color azul marino, una camisa blanca y un chaleco de puntos con figuras a cuadros, medias altas de color y zapatos negros. Siempre lo vestían igual, la sirvienta que lo cuidaba mientras su padre estaba fuera trabajando se encargaba de todo lo referente a su cuidado e higiene, mientras que su padre de su educación. 

Tazz miró a los ojos rasgados de la cobra que lo había llevado hasta allí y con la mirada este le suplico que se movieran para poder ver de frente a la mujer con la que Tazz niño hablaba. Un vuelco en el corazón de el Malfoy advirtió una sensación extraña en el, una corazonada… necesitaba ver con urgencia el rostro de aquella persona que estaba en frente del niño, era imperativo verla de frente. El ofidio asintió al requerimiento del Malfoy y ambos se pusieron detrás del pequeño para poder ver el rostro de la mujer de cabellos rizados. 

El corazón de Tazz de detuvo una milésima de segundo, dejó de latir al cruzar su mirada con aquella desconocida. ¿Quién era? ¿Por qué despertaba sentimientos en el que hasta el momento no había sentido por nadie? Quizás era un efecto del veneno, pensó. Ahora le miraba a él, la desconocida había dejado de mirar al pequeño Tazz y dirigía su mirada al adulto, ella sonreía. —Has crecido tanto…— dijo ella. Su voz retumbaba en la cabeza del Malfoy. —Te veo bien y me alegro… tienes buen aspecto— Los siseos seguían entrando en la mente de Tazz de una forma fluida y muy familiar, tal y como la sentía mientras se comunicaba con la serpiente que tenía a su lado. Mientras, él seguía inmóvil, sin saber siquiera que decir, vio el rostro de ella y no la conocía, no tenia ninguna referencia de ella en sus recuerdos, sin embargo, la sentía cercana y le resultaba confiable y familiar. —¿Quién eres? — se apuró a decir, pero sus labios no se movieron apenas, tampoco era un susurro… era más un siseo. La desconocida sonrió y su vestido negro empezó a agitarse y a envolverla como si de una piel se tratase. Se transformó en una serpiente de proporciones mayores a las que conocía, era una cobra, como la que tenía junto a él. 

—Espera…

Enseguida volvió a su cuerpo, tan rápido como ella se hubo transformado él volvió a su cuerpo dolorido en los aposentos del Arcano. —¿Qué? ¿Por qué he vuelto? Aun no he sacado nada en claro… no se quien era… — dijo alterado mientras se levantaba del suelo. Sin embargo, si que había descubierto más de lo que se permitía reconocer. La desconocida era una maledictus. Se había podido comunicar con la maleictus hablando parsel con ella. Pero más que aclararse, había traído de vuelta muchas más dudas de las que tenia antes de caer en el recuerdo. Pero eso ya no tenia que ver con las enseñanzas del arcano, eso era algo que tenia que despejar por su cuenta en otro momento. 

 

@ Lawan Nguyen Thanh

 

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Hasta el momento en que el Arcano lo hizo notarlo, Cillian no había caído en la cuenta de que el bungaló estaba por completo rodeado de serpientes y aunque no podía negar que hacía total sentido el que todas ellas estuvieran ahí, lo cierto es que no le gustaba del todo. Lo más cerca que el rubio había estado de una serpiente antes, era un antiguo tatuaje que tuvo en su antebrazo izquierdo.

Por lo menos hablando de serpientes reales.

Sus pasos eran lentos detrás de Lawan, al parecer en aquel momento tenía casa llena y varias personas se encontraban reunidas dentro del bungaló todas con el mismo objetivo que Cillian, obviamente.  Al tiempo que se reunían con los demás el Arcano realizó la primera pregunta dirigida a Cillian y este no tenía ni idea de como es que debía responder.

¿Tenía en realidad lo necesario para comunicarse con las serpientes?

Cillian estaba ahí por curiosidad, eso no podía negarlo, pero no sabía en realidad si tenía lo necesario. Durante un par de segundos pensó en que respuesta debería darle a Lawan, pero lo cierto es que no sabía exactamente que es lo que debía decir.

- Estoy seguro de que tengo lo necesario… -Comenzó-. Lo cierto es que no tengo necesidad alguna de relacionarme con esta habilidad, pero tengo lo necesario para hacerlo.

Observó por un momento a su alrededor a sus compañeros que parecían estar bastante comprometidos con vincularse con la habilidad.

- Digo… Al final de todo, ¿qué tan difícil puede ser?

@ Lawan Nguyen Thanh

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Lawan miraba con atención la interacción tan fluida que mantenían Astaroth y @ Mael Blackfyre , charlando como dos viejos amigos sobre los sucesos que marcaron un antes y un después en sus vidas. El lo experimento en carne propia perder a la mujer que amo como a nada en el mundo, yéndose con ella la felicidad que le embargaba al mirar a sus hijos crecer libres y lejos de cualquier clase de daño que el destino les tuviera deparado. Sentir el dolor que brotaba de la serpiente acompañado por un suplica que difícilmente fue escuchada en el momento que fue lanzada por el par de amantes, tal y como lo predijo su alumno la Nigromancia solía ser demasiado cruel a la hora de hacerse presente en la vida de quienes la practicaban o caían presos de su poder.

— Hay batallas que jamás dejan de pelearse, creo que eso usted lo sabe perfectamente. Cicatrices que quedan dentro del alma, imperceptibles a los ojos físicos—comentaba el Arcano. Desviando su vista hacia la serpiente, confiando plenamente en que la persona adecuada había llegado para llevársela a un sitio mejor—Si lo deseará podría salir de este lugar, pero prefiero residir dentro de la tranquilidad de mis dominios. Usted mismo tiene un sitio que considera su hogar o un lugar, donde puede pensar libremente y ser quien quiera que sea sin ataduras—agregó sin perder el hilo de la historia contada por el ofidio.

— Ayude a quien deba ayudar, pero no olvide un detalle que es primordial—miraba por el rabillo del ojo al hombre— Cambie de piel, deje todo lo que deba en este camino que andará al lado de su nuevo colega. Escuche lo que tienen para decirle, pero no de la forma convencional, sino mucho más intima y personal—perdiéndose entre la piel de su basilisco delineaba con las pupilas de sus ojos los detalles que la conformaban— Haga lo que deba hacer, no se lo piense dos veces—finalizaba su contacto con el aprendiz. Su misión era clara tenderle una mano al ángel que perdió sus alas por amor, dándole la oportunidad de continuar una nueva senda y quizás poder vivir el amor que albergaba en su corazón de manera intensa.

@ Tazz fue arrojado sin remedio a un recuerdo que le revolvió su mundo como lo hace un huracán con un poblado muggle. El sentirse ajeno a la presencia de la mujer que le miraba con extrañeza, pero del mismo modo experimentar una familiaridad que le brindaba un improvisado remansó de paz. Las casualidades no existen y el toparse con un maledictus, no le extraño en lo más mínimo al Encantador de Hanoi— Existen infinidad de pasajes ocultos en nuestras memorias, si le habló de esa forma tan cordial—meditó un breve instante antes de proseguir— ¿No ha pensado que ella forma parte de su vida actual y no de la que le mostrará la cobra real?—la duda quedó levitando en el aire. 

El ser invasivo con la vida de sus alumnos, no era algo que le apeteciera en lo absoluto. Solamente deseaba desenmarañar las ideas confusas que habitaban dentro del subconsciente de Tazz, animarlo abrirse un poco más y no permanecer tan hermético respecto al tema. Sacarse la piel muerta que quedaba en su cuerpo, mudar la misma por una nueva que le diera las fuerzas necesarias para afrontar las adversidades que estaban por venir—Es sano guardarse algunas cosas, pero con el paso de los años y la acumulación de estás, solemos ahogarnos sin remedio—intentaba sonar sincero y reflexivo. 

— La vida es un riesgo constante, ella ya le dio un ligero empujón. Ahora le toca a usted saber que hace y como conducir sus pasos, no dude en que el camino que elija le llevará al final de todo este conflicto. No pierda la confianza en su nueva aliada, permita que le trasmita el mensaje completo y entonces entenderá—quedando en silencio un grupo de serpientes rodeó al Malfoy. No buscaban atacarlo, solo dibujar parte de las piezas del inmenso rompecabezas que comenzó a construir al llegar al hogar del Arcano de los Hablantes de Parsel.

— Entiendo—respondió con frialdad el Arcano a @ Cillian Haughton — No le interesa vincularse con está habilidad, parece que solo busca aumentar su poder solo porque si o ¿me equivoco?—le cuestionaba sin sacarle los ojos de encima. No estaba ahí para malograr su tiempo, pero tampoco podía negarles el conocimiento a los que se acercaban a su búngalo. Esperando una respuesta por parte del Haughton, desechaba la idea de que alguna de sus serpientes pudiera acompañarle en la travesía que estaba por iniciar— Le dan miedo las serpientes, consideré eso sensato de su parte—agregó desvaneciéndose yendo a parar a la copa de un frondoso árbol.

— Lo invitó a que reflexione a conciencia, no le pido demasiado. Ellas están aquí por una razón, no solo por gusto o porque les acomoda el clima donde habitan—la referencia estaba ligada a lo que una persona considera su zona de confort. Eso que le hace sentir dueño del mundo y todo lo que le rodea, aunque la realidad diste mucho de ser como parece. El Encantador de Hanoi, no se reconocía por ser paciente o compasivo, sino todo lo contrario haría lo necesario y más para lograr que sus aprendices aceptarán aunque fiera a regañadientes el nexo que tenían con la lengua Parsel.

— ¿Cómo era el tatuaje que poseía en el pasado?, ¿No le causaba miedo el efecto que el mismo tenía en su persona?—estaba indagando posiblemente más de la cuenta. Pero el arrancar por tajos la piel muerta, si que era una experiencia que se gozaba como nada en el mundo. Extraer todas las impurezas que arrastraban los que deseaban tener contacto fluido con sus serpientes, prestando atención a los mensajes que tenían para ofrecer. Un coctel aderezado con diversos matices, dudas y una que otra anécdota que el final del día era contada del personaje principal que la había vivido en carne propia. 
 

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- No busco poder, busco conocimiento… -Respondió ante la pregunta del arcano.

Si bien aquel conocimiento no le importaba del todo, había algo que lo había llevado hasta el hogar de Lawan y aunque aún no sabía con certeza cual era esa razón, seguro que lo terminaría descubriendo más temprano que tarde. Y sí, no lo negaba temía de las serpientes y era esa la razón por la que no estaba realmente interesado en poder hablar con ellas.

- ¿Y cuál es esa razón? -Inquirió el Haughton al Arcano-. Me pide que reflexione sobre el tema, pero para mí es imposible pensar en una razón valida por la que las serpientes tengan un propósito importante dentro de nuestro mundo.

Sabía bien que quizá estaba siendo demasiado tonto al responder a Lawan de aquella forma, pero no tenía nada más por decir. No le gustaban las serpientes, no podía estar cerca de ellas, pero… ¿Qué demonios? ¿Su tatuaje? ¿Cómo sabía Lawan sobre su pasado? Sí, los Arcanos tenían mucho más poder del que la mayoría quería pensar, pero aquello era mucho más de lo que a él le gustaba.

- Creo que sabes bien que era una serpiente -murmuró, aquello lo avergonzaba de alguna forma-. Y si tienes conocimiento sobre ese tatuaje también debes saber que nunca me sentí realmente identificado con el mismo.

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Tal vez aquella habilidad era una de las pocas en las que no era necesario que se tome como algo literal, ya que aprender el idioma era algo que cualquiera podía llegar a hacer con un poco de tiempo y ganas, como cualquier otro idioma. Pero lo que estaba entendiendo junto al Arcano y sus indicaciones, es que se trataba de cambiar de piel, de mutar, de comportarse como una de ellas para llegar a un nuevo objetivo. Tenía en mis manos un gran poder y una responsabilidad con Astaroth. Había creído en un buen principio que era un buen premio, algo jugoso que absorber pero que obviamente era un intercambio, favor por favor. ¿Y si no lograba el cometido? Asentí a las palabras de Lawan y automáticamente nos pusimos a ello.

Tenía muchas opciones dentro de mis manos para saber cómo empezar. Si hubiera sido Astaroth, me hubiera gustado saber que había ocurrido con mi otra parte, lo que tanto había buscado durante años. Y que al día de hoy se había estancado. ¿Y por qué? También debíamos buscar ésa razón y saber qué necesitaba Astaroth por ello. Mi mente en aquel entonces empezó a dispararse en miles de direcciones y lo primero que hizo, fue enfocarse en una de las últimas habilidades obtenidas, porque creía que iba a darme el empujón necesario que necesitábamos. Abrí mi mente, permitiendo aquel paso de información que a veces actuaba de manera incierta, pero al menos era un comienzo. La videncia me ayudaría a ver cómo proseguir ahora que habíamos tomado la decisión de comenzar por ése camino. Fue como una ráfaga de viento que entró por un recoveco y le comenté a Astaroth (en pársel por primera vez)

Veo sangre. Mucha sangre. Y una biblioteca —intentaba desenvolver mis palabras en las visiones que me iban apareciendo. No estaba seguro si estaba descifrándolas muy bien pero es lo que veía, luego debería encargarme de desarmar aquellas imágenes e intentar encajarlas mediante un patrón—. Veo un haz de luz que recorre una distancia. Y choca en una figura, que la hace desaparecer… los Nosferatu.

Expliqué en voz alta, dándome cuenta de la mitad de las cosas que estaba viendo en aquella visión, esperando poder empezar. Desaparecimos con un haz de la noche rumbo a la única persona que podría ayudarme con un poco de información, aquel Bibliotecario de la Noche que pertenecía al nuevo clan al que me había unido. No me debía ésa información pero si creía que debíamos preservarnos entre nosotros porque era la única manera de mantener aquella magia de sangre. La Biblioteca de la Noche era solo el sitio para los mortífagos, por lo que no tuve ninguna barrera de aparecerme allí, mas aprovechando mi puesto como lugarteniente y aparecerme directamente. Era extraño, pero allí estaba Cassian Lasombra esperándonos. Se dio vuelta, con un ceño fruncido y una mirada estricta.

Isabel. Ya no se encuentra entre nosotros. Fue una gran discípula del clan. Casi llega al liderato de la Marca Tenebrosa. Pero el otro bando jugó una mala pasada y la Orden del Fénix la aniquiló, como si fuera una cualquiera. No puedo ayudarte, Mael.

No necesitaba saber el nombre. Era un camino que habíamos empezado con Astaroth y que nos habíamos encontrado con un final. ¿Ése era el final? Regresamos cabizbajo, donde se encontraba Lawan, mientras toda la información sobre Isabel era esfumada como un baldazo de agua fría.

Tal vez nuestro destino era encontrarnos, para saber la verdad y buscar la venganza. Tal vez por eso jamás la encontraste ni supiste qué hacer, porque no pertenecías a ése clan. Pero es lo que te ofrezco, tu conocimiento por mi ayuda en busca de la venganza. Podremos llevarnos a varios hasta encontrar a ésa persona —expresé entre siseos.

Miré a Lawan. ¿A eso se referia con encontrar el amor por la sangre, la muerte y la destrucción? Eran encontrar motivos para poder continuar.

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Noeline Malfoy McFarlan

 

La silueta oscura recorría con la vista cada rincón intentando encontrar señales, cuando una voz llegó a sus oídos. No, la voz parecía que retumbaba directamente en su mente, o esa impresión le dio cuando intento localizar su origen y no pudo descubrir de donde provenía. Pero no era amenazante, sino más bien le dio la bienvenida.

De la nada comenzaron a surgir serpientes por todos lados que se acercaban en su dirección. Segundos antes, estaba segura, no habían estado ahí ni siquiera relativamente cerca. La reacción automática fue de susto en el instante de su aparición, pero en cuanto vio que se trataba de serpientes se disipó por completo. Ya esperaba encontrarse en una situación similar, pues a eso había ido. Además desde pequeña les había perdido el miedo. Cuando se adentraba a los terrenos que rodeaban la Mansión, cosa que de pequeña solía hacer a menudo y que desde su regreso había vuelto a practicar con constancia aunque menos frecuente, solía encontrarse con estos animales.

Examinaba las serpientes y ninguna parecía peligrosa, la voz confirmó sus pensamientos y esta vez si descubrió su origen. Había avanzado unos pasos, en la dirección que los ofidios se movían y ahora delante suyo podía ver un río, todavía no era evidente donde se encontraba el arcano pero era obvio que tenía que estar muy cerca de ahí.

–Nunca he pescado. No he usado ni redes ni cañas.– Comentó mientras asía la caña entre sus dedos y se acomodaba cerca de la orilla. Pretendía lanzarla al río cuando se percató que no tenía carnada, su ignorancia era grande sobre la actividad que le habían propuesto y no tenía idea de qué podía utilizar. –¿Y la carnada?

Draco&Draco
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Tazz Malfoy 

Le estaba dando vueltas a las palabras que transmitía el arcano dentro de su cabeza, no le faltaba nada de razón en cuanto a lo de que quizás conocía, con otra cara, a la mujer con la que habló mientras fue transportado a un recuerdo de su infancia. La mujer desconocida le brindó varias líneas en las que pensar; que se alegraba de verlo bien… que había crecido mucho. Aquellas palabras que le había dicho al Tazz mayor de edad como si de dos personas que no se habían visto desde hace mucho tiempo pero que compartían un vinculo más fuerte que el tiempo e igual de inquebrantable. —Si, maestro… eso yo también lo entiendo … pero … — bajó la cabeza un instante para fijarse en su nueva compañera. Miró a los ojos rasgados de la cobra real durante unos segundos y añadió… 

—Necesitaré de tu guía y de tu sabiduría para poder emprender un viaje a lo desconocido… — siseó torpemente en la lengua de las serpientes. —Lo que hemos visto en mis recuerdos solo es el principio de una búsqueda a la que había renunciado hace mucho tiempo — añadió siseando cada palabra con tal sinceridad que los ojos del Malfoy empezaron a nublarse. —Pero ahora estoy más que seguro que con tu ayuda y la de tus hermanas podemos emprender este viaje hasta donde nos lleve… a encontrar aquello que me fue arrebatado hace mucho tiempo. 

Respiró hondo y profundo para aclarar la garganta y recuperarse de la confesión que acababa de hacer y la petición intrínseca hacia la cobra real de que le acompañe a partir de ahora en el viaje que estaba dispuesto a empezar. El ofidio asintió con la cabeza en señal de aprobación y aceptación a la petición que le había hecho el joven Malfoy. 

—Maestro Lawan, le ruego me permita llevarme a esta criatura que tanto me ha ayudado… hemos podido conectar y si bien aun nos queda mucho por aprender, sobretodo a mi… estoy más que seguro que el camino que recorramos nos llevará hasta la grandeza, a ponerle respuestas a las preguntas que me atañen… — Se puso nuevamente erguido cuando un grupo de serpientes intentaban comunicarle algo más… esta vez era una pista que quizás le indicaba el camino por donde empezar a buscar las respuestas que tanto ansiaba. Más tranquilo se quedó a la espera de la respuesta del arcano de si podía o no llevarse a la cobra consigo y hacerla su compañera, su amiga, hacerla una extensión de su propia existencia… 

—¿Mi señor? — 

@ Lawan Nguyen Thanh

 

 

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@ Cillian Haughton  se estaba alterando demasiado ante la presencia de las serpientes, pero el Arcano no les pediría que se fueran del sitio que era su hogar desde hacia mucho tiempo. La referencia con respecto al tatuaje, no le extraño al Encantador de Hanoi, solamente confirmaba las sospechas del vampiro— Suele decirse que es de sabios cambiar de opinión. No es del todo malo andar por senderos oscuros, que al final del día nos pueden llevar a donde destelle una luz que nos puede cegar por el resto de nuestra existencia—comentó intentando hacerlo sentir medianamente cómodo. Cada uno de los que visitaban su morada eran seres diversos, entre ellos prevalecían peculiaridades que los hacían únicos e irrepetibles. 

— No siempre tenemos en nuestro poder lo que nos gusta o genera cierto placer. Vea esto como un reto, considérelo un reto de el destino para con su persona. Usted mismo lo ha dicho desea conocimiento y el poder lo es sin lugar a dudas—la reflexión del hombre era atinada. No le resultaba nada complicado lidiar con magos o brujas que apoyaran a los bandos que existían dentro del mundo mágico. Pero dentro de sus terrenos, reinaba la neutralidad y no permitiría que esos limites se vieran violentados de ninguna manera. Invitándolo a caminar cerca del lago que estaba dentro del bungaló, esperaba que pescar un poco le ayudará a romper un poco con la muralla que edifico para mantenerse lejos de sus ofidios.

— Ser amigo de ellas, no es un requisito esencial. Pero piense en esto, si estuviera solo en medio del desierto y uno de mis pequeños fuera el único que sabe donde encontrar agua para saciar su sed. ¿Se negaría a escuchar el mensaje que desea brindarle?, ¿Perdería la oportunidad de salvar su vida?—la voz del hablante del Parsel se transformó en un siseo que se colaba por los oídos del Haughton— Tiene cuatro días sin probar una sola gota de agua, sopese los pros y los contras antes de responderme—sentenció desviando por un breve instante si atención al resto de sus alumnos.

La motivación de @ Mael Blackfyre estaba bien encaminada, pero no todo estaba perdido respecto al tema de la desaparición de Isabel. La conexión entre ella y Astaroth, iba más allá de lo que lo el entendimiento humano o mágico eran capaces de comprender. Cerrando sus ojos se sumergió en un mar de recuerdos, visualizando un relicario que era idéntico al que alguna vez compartieran el par de amantes— Los mayores secretos se encuentran escondidos a simple vista—repetía en su mente. Sabiendo que la serpiente que eligió al Blackfyre era más sabia de lo que aparentaba— Toma esto, busca dentro de el la siguiente pieza del rompecabezas—le sugería borrando el fragmento que compartiera con el vampiro..

Mutar lo que somos a lo que deseamos ser, míralo a el—señalaba al ofidio— Hizo la elección que considero era la correcta, perdió parte de lo que amaba. Empero gano algo mucho más valioso que vivir un amor eterno y de leyenda. Los sentimientos son parte de nosotros, no podemos existir sin esa parte en nuestra vida—meditó un momento antes de proseguir— Somos parte de un todo, aprendemos a formar nuestro propio mundo, donde vivimos lo que deseamos vivir y lo poblamos con las personas que consideramos merecen estar a nuestro lado—lo encaminaba por la senda que le llevaría a descubrir si la venganza era lo que acallaría el dolor que laceraba profundamente a la serpiente.

— Pueden vengarse, arrancar de tajo las cabezas de los culpables y después de eso, ¿Qué?—la duda era como un dardo lanzando en contra del blanco de una diana—Mediten con calma el rumbo que desean seguir, porque están muy cerca de enfrentarse a la pirámide—cruzándose de brazos los dejaba conversar sin entrometerse más de lo debido.

Finalmente @ noe_snape se animaba a formar parte de la clase, causando una sensación placentera en las serpientes. Una de las más pequeñas se enrosco en la muñeca de la mujer, acomodándose como si se tratará del tronco de un árbol— La carnada serán sus más profundos temores, escarbe en su interior. Vaya a donde la luz no es capaz de llegar, porque lo crea o no todos solemos tener demonios internos y muchos de ellos suelen ganar la batalla—le ordenó a otra serpiente estar pendiente de las acciones de la joven.

Se perdió por un breve instante en la tranquilidad que le brindaba ese lago, asombrado por la claridad del agua que permitía que los peces fueran apreciados a simple vista— ¿A que edad tuvo su primer contacto con las serpientes?—indagaba de manera discreta en las memorias de su aprendiz— Puede dar los detalles que consideré necesarios o omitir lo que le genere cierta incomodidad—agregó sin dejar de mirar como una de sus serpientes se metía al agua y cazaba con destreza a uno de los peces para saciar su hambre. Esperaba que la joven hiciera lo mismo, devorar todo el conocimiento que Lawan tenía para obsequiarle. Demostradle la disposición necesaria para aprender a comunicarse con fluidez con las serpientes y toda clase de reptiles que habitaban dentro del mundo mágico y muggle.

A Lawan le costaba un poco desprenderse de sus ofidios, pero ellos elegían al mago o bruja que guiarían una vez que concluyera con su adiestramiento junto al Arcano. El las ponía a disposición como guías para ayudarlos a desprenderse de la piel que ya no necesitaban, mudar como lo hacían sus pequeños y @ Tazz  pasaría por el mismo proceso— Si ella ha decidido partir con usted, no puedo negárselo—respondía mirando fijamente los ojos de la serpiente— Es elección de ambos, yo no puedo intervenir en ello—expresó sin sacarle los ojos de encima al reptil. Satisfecho por haberle ayudado a comprender que el rostro de esa mujer, estaba íntimamente ligado con su pasado.

— Ya diste el primer paso, ahora solo resta continuar con el mismo. ¿Crees que esa mujer podría ser tu madre o la conozca?—posiblemente estaba siendo invasivo. Pero le interesaba descubrir ese misterio, no deseaba que le viera como un entrometido o que le estaba presionando para abrirse un poco más con respecto a su vida privada— A unos cuantos pasos existe una zona solitaria, si desea puede ir ahí para conversar sobre todo lo que le genero ver a esa mujer y las sensaciones que ha provocado en su persona—la meditación era una buena opción en situaciones como esa. 

Mirando a todos sus alumnos, se sintió gratamente satisfecho al ver que al menos se mostraba con las ganas de aprender ese idioma. Muchos nacían con el don, pero otros tantos los iban desarrollando en el transcurso de su vida.

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