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Hablantes de Parsel


Lawan Nguyen Thanh
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El Señor Malfoy estaba siendo completamente honesto, al expresar la conexión que sentía con las serpientes. El sentirlas era el primer paso, no salir corriendo despavorido preso del temor de verse atacado por ellas— Muchos no pueden hablar con ellas en el primer encuentro, pero demuéstrele que confía en ella. Quizás el mensaje no ha sido revelado, porque no era el momento adecuado. No todo lo que se desea llega cuando se espera o ¿si?—sonaba reflexivo. El escuchar que era un científico, no causo ninguna clase de exabrupto en el vampiro— Sự kiên nhẫn là một món quà từ các vị thần—le hablaba el áspid al hombre.

Esta vez, Lawan no tenia nada que ver con esa charla intima entre su alumno y su pequeño ofidio. Posiblemente el caminar con ella a su lado, aminoraría el peso que llevaba el sujeto en sus hombros— Học cách buông bỏ—el siseó era constante. Ella le miraba con esos pequeños ojos, enseñando por momentos sus colmillos—Escúchala con atención, ella sabe lo que deseas y puede ayudarte a obtenerlo—intervenía brevemente el Encantador de Hanoi.

Percibiendo el silencio que reinaba en su hogar, recordando que sus alumnos tenían tareas que cumplir. Meciéndose en la rama, no perdía de vista la interacción de su serpiente con el recién llegado— Đã quá lâu kể từ khi bạn nói chuyện với các chị em củatôi—retomaba su charla— họ vẫn chưa quên bạn—moviendose en zigzag dibujando algunos grabados sobre la arena— Mire bien cada uno de ellos, puede que la primera clave esté solo a un pestañeo—lo dejaba procesar la información brindada por su reptil. Otra apareció haciéndole segunda, desconfiando un poco de las habilidades del hombre.

Era una cobra real, aquella se elevo desafiante siseando de forma amenazadora—No se deje impresionar, puede que solo le de una bienvenida a su modo—asentía perdiéndose en sus pensamientos.

@ Zenin

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Escuché atentamente las palabras de Lawan Nguyen Thanh. Tenía cierta contradicción en los pensamientos que tenía en ése momento. Por un lado sentía que sus palabras me ayudaban a incentivar a que quisiera adentrarme aún más en aquella habilidad. Pero tan solo bastaron algunas palabras como para saber que podía tirar todo por la borda. Había algunas habilidades que uno podía empezar desde cero a aprenderlas y llegar a dominarlas, pero algunas como Videncia, si no tenías el don, no servía para nada.

— Eso haré, maestro.

Era un reto increíble. Era una de las pocas habilidades en las que tenía que demostrar de mis capacidades desde el primer momento. Y eso me generaba adrenalina y emoción alguna. Porque si de algo estaba seguro era en usar justamente la Legilimancia. Gracias a aquella habilidad, había logrado muchas cosas. Y con Pársel sabía que podía ser igual. Mi compañera Heliké también tenía una encomienda de parte del Arcano así que solo restaba ponerse manos a la obra.

¿Pero por dónde empezar?

Caminé sin ningún rumbo fijo. Aquel sitio, no lo había visto de primera mano, pero estaba minado de todo tipo de criaturas viperinas de las cuales, algunas jamás había visto. Tenía algunas opciones en mi cabeza pero debía ir recorriendo una por una, por lo que en ése momento, me di cuenta de que podía ser una tarea un poco más tediosa de lo que creía. Aún así, me enfoqué en una de las primeras serpientes que encontré, solo por ver si funcionaba mi idea. Sus ojos amarillos se enfocaron en los míos luego de que usara la legilimancia sobre ella. Para cuando quizás se dio cuenta, ya estaba hurgueteando dentro de su cabeza. Tenía que admitir que era diferente a los humanos y que era la primera vez en que descubría que saber pársel podría llegar a abrirme algunas puertas de más.

Aquella serpiente fue un fiasco total. Solo tenía algunos años pero todos ellos viviendo para el Arcano Lawan y no tenía demasiado dentro de su cabeza. Mis pasos eran cada vez más al igual que los metros que iba recorriendo por allí. Iba de serpiente en serpiente con mis ganas de volar por los aires a muchas de ellas. ¿Las serpientes funcionaban como los humanos? Capaz que si colgaba del cuello a una de ellas con amenazas de cortarle el cuello, solo tal vez, alguna de ellas se ofrecería a brindarme la información que necesitaba.

No sabía realmente si había sido por aquellas escenas donde protagonizaba la sangre y los gritos pero encontré una serpiente muy particular. A simple vista la habría pasado de largo porque era una de las de menor tamaño. Pero sus escamas eran tantas que perdía la cuenta de querer saber cuántas tenía. Era mayormente de un color negro con las puntas de sus escamas en rojizas. Se encontraba justo saliendo debajo de una gran roca, esquivando a todas y cada una de las serpientes que se encontraban allí. Como si quisiera irse del lugar. Su actitud hizo que posara mis ojos sobre los de ella. Me agaché para saludarla. Ante el primer paso no salió de mi boca, pero si de mi mente. Los libros me habían ayudado aunque sea a saludar. “Hola” quise decirle, tal vez de una manera muy escueta y seca. Pero ella se detuvo.

Astaroth.

Repetí su nombre. En su cabeza podía ver que era un mente tan antigua y tan enorme que podía perderme de por vida entre sus recuerdos. El resto de las serpientes había sido más rápido y fácil, pero Astaroth se acercó demasiado a mí, curioso de porqué me había decidido a acercarme, saludarlo y meterme en su cabeza. ¡Y en pársel! Desde su interior brotaba una oscuridad peculiar y llamativa. Tenía muchos conocimientos. Y no pude contener mis ganas de estirar mi mano hacia él para que se arrastrara entre mis dedos para enredarse en mi brazo.

Volví hacia donde estaba Lawan. Para contarle lo que me había dicho mi nuevo amigo sobre un mago que había estado junto a él mucho tiempo y se especializaba en videncia. Y también para decirle que me lo llevaría de aquel lugar, me iría con Astaroth cuando terminara de vincularme de ésa habilidad.

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Tazz Malfoy

El pelinegro mantenía la mirada fija en la criatura, ambos seguían cruzando sus ojos que no reflejaban ni un atisbo de ceder. Mientras tanto, Lawan le hablaba sobre la confianza que necesitaba ostentar para empezar a ganarse el favor de los ofidios, pero Tazz no entendía muy bien a que se refería… bueno si, pero no sabía más bien que es lo que tenía que hacer para ganarse la confianza de las serpientes. Sin embargo, el áspid empezó a comunicarse con él, el siseo empezó a retumbar en su cabeza… era ininteligible, una mezcla de sonidos que revoloteaban dentro de su cabeza, pero seguía sin entender su significado. 

—Siento algo… mi señor Lawan, siento algo dentro de mi cabeza— Tazz sintió emoción al verbalizar esas palabras, eran simples, pero llevaban una carga emocional fuerte, llevaban un significado entre ellas. ¿Acaso ese era el siguiente paso para poder avanzar en el entendimiento del lenguaje de las serpientes? Tenía la esperanza que sea así, que aquellos siseos que no entendía fuesen el comienzo de la aventura a la que se había apuntado. 

—¿Paiencia? 

Se puso en pie sin quitarle la vista al ofidio, lanzó una repentina miraba mientras este le decía que la serpiente le podría brindar la respuesta que el pelinegro tanto deseaba. Acomodó la chaqueta a un lado y tendió la mano al áspid en señal parta que le acompañe a dar un paseo. El silencio se apoderó de ellos, Tazz no abrió la boca para nada durante unos instantes, era necesario calmar sus pensamientos y calmar su cabeza si quería lograr algún avance en aquella estancia. De pronto hizo un movimiento en zigzag y describió unos símbolos en la arena… Una vez más el siseo del áspid volvió a retumbar en su cabeza ya más calmada que antes. —¿La ultima vez que hable con sus hermanas? — la serpiente le recordada sobre las veces que el pelinegro habló con una de ellas ¿Hace cuanto hace? Ya casi se le había borrado la primera vez que ocurrió. 

—Quiere que recuerde… quiere que recuerde antes ellas se habían acercado a mi, que confiaban en mí y yo en ellas— dijo Tazz esta vez dirigiéndose a Lawan. —Ellas lo recuerdan… no me han olvidado— El Malfoy empezaba a descifrar poco a poco lo que la serpiente le decía, esperaba no equivocarse, aun era pronto para saber si aquello era real o era su mente jugándole una mala pasada e inventándose todo aquello. Poco después apareció junto a él la que parecía una cobra real, esta se cruzo entre las piernas del Malfoy y poco a poco se deslizó a la altura de su cara, quedándose amenazante, impávida y feroz mientras miraba fijamente a los ojos de color miel de Tazz. —Hola— soltó casi como un susurro. —Espero que me entiendas… me llamo Tazz y me gustaría poder comunicarme contigo y tus hermanas… — las palabras salían de la boca del pelinegro muy despacio, pausadas… 

 

@ Lawan Nguyen Thanh  

 

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Mordred Deschain

animesher.com_cute-anime-guy-attractive-Derrotado así era como se sentía después de tener a todo un poblado bajo su control y verse obligado a escapar poseyendo el cuerpo y la mente de un niño. Era un espíritu errante que al dejar el cuerpo de Ludwig necesitaba habitar otro lugar. Se podía decir que Mordred era lo más parecido a un horrocrux pues después de todo era un fragmento de la mente del Malfoy y ahora en el cuerpo de un niño debería iniciar desde cero con sus maquiavélicos planes.

Al estar vulnerable se percató de algo diferente en ésta nueva cáscara de habitaba, de alguna manera podía entender a las serpientes o al menos eso parecía pues mientras escapaba de aquel poblado de Dublín se percató que llegaba a escuchar como las mismas avanzaban reptando para atacar a aquel niño. Si bien no tenía suficiente magia pudo alcanzar a decir unas breves palabras como – ashhhshuuuuss – y de inmediato las serpientes dejaron de perseguirlo.

¿Acaso sus nuevas habilidades eran producto del nuevo cuerpo que tenía? Debía explorar aquella nueva faceta y desarrollar aquel poder por lo que en cuanto pudo logró hacerse de una nueva varita mágica y acudir hacia Mahoutokoro pues sabía que ahí vivía Lawan, el arcano que hablaba parsel. Esperaba no tener que compartir mucho de sus experiencias pasadas ni con el ni con otros compañeros indeseables pues su objetivo era aprender la habilidad y salir corriendo lo antes posible para hacerse de un basilisco.

Para llegar a su morada tuvo que atravesar un peligroso desierto lo cual no le sorprendía al Deschain, seguramente ahí había una gran cantidad de serpientes de todo tipo lo cual le permitirían aprender con más libertad aquel majestuoso don del parsel. Mordred Deschain deseaba seguir los pasos del señor tenebroso y nada lo haría más honrado que tener ese don.

Al llegar se comportó con mucha calma, después de todo estaba utilizando el cuerpo de un niño y era normal que los demás se sintieran extrañados al ver a un mago tan joven aprendiendo la habilidad, tocó la puerta y una vez que abrieron fue lo más educado para decir – saludos, me llamo Mordred Deschain y vengo desde muy lejos pues quiero aprender a comunicarme con las serpientes, tengo estos regalos en ofrenda por su recibimiento – sacó de su bolsillo un cuerno de erumpent ancestral el cual con mucho cuidado entregó – no es mucho pero espero sirva para pagar mis estudios aquí.

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Noeline Malfoy McFarlan

 

Hacía meses se había planteado la idea a acercarse a Mahoutokoro y conocer a alguno de ese arcanos de los que tanto había escuchado hablar. Una de esa habilidades le atraía especialmente. Era un arte que muchos considerarían oscuro y lo solían relacionar con magos tenebrosos, pero lo mismo se decía de los Slytherin que llevaban como sello una serpiente y salvo unos cuantos el resto de miembros de esa casa no habían optado por dejarse seducir por la magia oscura. ¿Sería acaso el gran cariño que le había tenido a su casa lo que le había movido a presentarse en ese lugar?, o tal vez esa era sólo la excusa más visible y obvia de otras tantas que habitaban su ser.

No quería ser marcada como alguien con tendencia a esas artes poco bien vistas en el mundo mágico y mucho menos ahora que había optado por la Orden, el camino de los "buenos". Y por esa razón no le había comunicado a nadie a donde se dirigía, aunque sospechaba que su familia no lo vería mal. Simplemente se había ausentado de su hogar sin mayor explicación, como la casa era tan grande muchos ignorarían si quiera si se encontraba ahí o por fuera.

Envuelta en una capa negra que la cubría completamente y acompañada del crujido de la tierra que se escuchaba debajo de sus botas, recorría el lugar desconocido para ella. ¿Cómo podría reconocer al Arcano? No había obtenido mayor información al respecto. Sólo tenía la certeza de que dominaba esa habilidad al punto de ser destacado para enseñarla. Si al menos encontrara los rastros de alguna serpiente se podría hacer una idea de donde estaba. Sus azules ojos no paraban de escudriñar en cada rincón al que alcanzaba su vista.

 

@ Lawan Nguyen Thanh

Draco&Draco
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@ Mael Blackfyre

Mael había dado con un nuevo compañero de andanzas, para Lawan no era nada extraño que esa serpiente en particular apareciera en el momento justo— Se irá si se lo permito, no puede salir por la puerta así como así—la dureza en las palabras del Arcano era como un latigazo de la cola de un reptil contra el agua negruzca del estanque donde habitaba. Le había elegido sin duda, pero nada pasaba desapercibido ante los sentidos del vampiro, no por nada tenía años de conocimientos a cuestas y los destilaba como el más grande. Sus ojos estaban centrados en la pequeña serpiente, ella podía ver con claridad donde estaba su maestro, pero no ocurría lo mismo con el Blackfyre.

— Hábleme de lo que le ha contado, dijo de donde proviene. Le reveló de que tierras la saque y ¿por que motivo vive en mis terrenos?—las dudas eran como dardos envenenados que eran expulsados por una cerbatana. Cual cazador que desea infectar con una ponzoña letal el sistema nervioso de su victima— Hay más como ella, pero no suelen salir a la vista—sonaba en exceso confiado el Encantador de Hanoi. Sus ojos permanecían fijos en la recién nombrada ofidio, sintiendo como su nexo con Mael se fortalecía cada segundo más y más.

— Muchas peleas ha tenido en su vida, pero no ha soltado del todo al pasado. Percibo un profundo dolor y pesar en su interior, quizás porque vive atado a memorias que le han generado heridas que nunca sanarán del todo—la reflexión del hombre podía ser acertada o errática. Quedaba en su aprendiz abrirse de capa y revelar lo que deseará o continuar ahogándose en un vaso de agua— ¿Ha amado el poder o solo lo que este le brinda?—cuestionaba sin miramientos al caballero. Jamás se metía en la vida de sus estudiantes, pero el conocer un poco más de cada uno de ellos era un placer que no se negaba cuando se presentaba en bandeja de plata.

@ Tazz

— Recuerde cuando habló con ellas la primera vez, indagué sobre lo que desean que reviva en sus memorias—la voz del Arcano sonaba lejana como el eco de un trueno que acababa de iluminar el oscuro firmamento. El joven parecía desconfiado ante la presencia de todas esas pequeñas, pero en el recaía la responsabilidad de poder entablar una relación afectiva con cada una de ellas— No les tema, quizás se vaya de aquí con un par de nuevas amigas—expuso con una expresión indescifrable en su rostro. Aún no era el momento de estar cara a cara con el aprendiz, no hasta que diera con esa clave que residía en su cabeza.

— Comprenden cada cosa que les diga, pero deberá aprender a cambiar de piel y dejar lo que no le sirva en el camino—recordaba el método que solía aplicar con sus estudiantes. Enseñándoles a desprenderse de lo que era innecesario en su paso por esa morada, dejándose la piel en cada petición que les expresaba el vampiro. Muchos de ellos tal y como se les conocía podía gritar a boca de jarro que valieron la pena cada uno de sus esfuerzos y sacrificios.

— Siga el camino que van dejando, sienta la tierra cimbrar debajo de las suelas de sus zapatos. Escuche con atención cada siseo, acompáñese con lo que crea que puede considerar un cable a tierra o lo que le de fuerza para sobrellevar lo que se viene en su andar—enviaba a una cobra real para señalar el trayecto que como las huellas de un ser extinto delineaba la meta que debía alcanzar el Malfoy— Confié en ellas, porque lo crea o no, ellas confían en usted—sentenció mirando con admiración a su basilisco. Si alguna de las encomiendas no se cumplía como era debido, el alumno implicado en ellas pasaría un muy mal rato entre los colmillos de esa criatura.

@ Ludwig Malfoy Haughton  - Mordred Deschain

Un niño dejaba una ofrenda a los ofidios de Lawan, no recordaba haber recibido esa clase de cortesía por parte de sus aprendices en el pasado. Lo consideraba innecesario, pero no haría mención alguna al respecto, leyendo parte de la mente del pequeño detectó que no era del todo poseedor de un cuerpo propio—  Parece ser que se le han extraviado algunas cosas en su camino hacia mi morada, ¿Por qué no me cuenta que lo trajo verdaderamente a este sitio?—estaba siendo cauto y desconfiado. No se dejaría seducir tan fácilmente por presentes que eran de un gran valor, prefería que las personas se mostrarán como eran realmente dejando las caretas fuera de la puerta de su bungaló.

Al cruzar el umbral que les enseñaba un paraíso plagado de diversa vegetación y serpientes de todas las clases existentes en el planeta. Compañeras que compartían ese sitio con otra clase de reptiles que no eran del todo amigables con los desconocidos— ¿Cree que tiene la edad suficiente para aspirar a hablar con mis pequeños ofidios?, ¿posee el don nato o busca que le ayude a dar con el mismo?—bombardeándolo con preguntas. No terminaba de confiar del todo, algo le decía que la apariencia que mostraba no era la real.

— ¿Dónde nació?, lamento ser tan invasivo. Pero suelo conocer bastante a mis alumnos, aunque no me suelen contar todo con sus propias palabras. No soy fanático de leer las mentes ajenas, pero la suya me genera cierta incertidumbre y mucha curiosidad—confesaba acariciando a una áspid— Mordred sea sincero, no quiero tener que emplear otros métodos que no son del todo amables—sus armas eran demasiadas y el jovencito podría conocer las mismas, sino actuaba de manera inteligente.

@ noe_snape

— Señorita Malfoy, sea bienvenida a mi morada—aquel susurro solamente podía ser escuchado por Noeline. No tenía la menor idea de como era el Encantador de Hanoi, no poseía mayor dato de su aspecto o de si se trataba de un vampiro con facciones de serpiente o quizás era un basilisco que asechaba a todos los que se atrevían a entrar a su hogar sin previo aviso. La joven parecía más perdida de lo que el Arcano esperaba, pero le ayudaría a encontrar la senda correcta y aprender la forma ideal para comunicarse con las serpientes que de un momento a otro la rodearon.

— No le harán daño, no pretenden que les tenga miedo y mucho menos aversión. Considérelas aliadas o buenas amigas, bueno mientras usted no atente contra ellas y les demuestre que tiene disposición para estar cerca y entablar con ellas una charla de forma fluida—indicaba sentado cerca del río donde solía pescar. Esa era una de sus mayores aficiones— Tome la caña que está detrás de usted, espero que tenga ganas de una charla amena antes de comenzar con su enseñanza—desapareció de un momento a otro. Estando solo la bruja y los peces que se regodeaban dentro del agua cristalina, disfrutando de la frescura que la misma mes brindaba.

— No puede consumir nada de lo que pesque, tampoco puede devolverlo al lago y mucho menos lanzarlo a mis ofidios. Ellos ya han comido, solo desean ver las capacidades que posee y que tan diestra puede ser con una caña o tal vez, si lo desea puede optar por una red—ladeaba la cabeza a modo de desaprobación. Aunque ella no le veía el vampiro estaba más cerca de lo que ella se imaginaba.

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  • 3 semanas más tarde...

¿Parsel? Una vez más el rubio se cuestionaba porque había elegido estudiar aquella habilidad. Si lo pensaba bien, no tenía sentido alguno y tampoco le aportaría realmente nada para su vida, pero no podía negar que estaba interesado. ¿Poder comunicarse con las serpientes? ¿Cuántas personas en el mundo podrían decir que tenían aquella habilidad? Así que sí, no estudiaría aquella habilidad porque le fuera a ser realmente de utilidad si no que lo hacía simplemente por el gusto de aprender algo nuevo.

- ¿Hace cuánto tiempo que debías haberte presentado? -Cillian había enviado su solicitud de inscripción hacía ya varias semanas, pero había decidido retrasar la visita a la casa del arcano.

Aquello era lo que más le gustaba de Mahoutokoro, era demasiado accesible con los tiempos de los magos que se atrevían a inscribirse a alguno de sus cursos. Así que bueno, para el momento en que Cillian terminó de arreglarse el cabello (que para ese momento tenía ya bastante largo), salió de su habitación para dirigirse después al exterior del Chateu.

Le bastó solo un par de segundos para desaparecer y aparecer después dentro de los límites de Mahoutokoro a solo un par de pasos de la entrada del bungaló en que en que Lawan vivía. Se acercó hasta la puerta y llamó, esperando que el arcano hubiera recibido el aviso de su visita.

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Mordred Deschain

El niño quería ocultar a toda costa sus motivos y la historia que lo había llegado hasta ese momento, un poco por cautela y otro por desconfianza, había logrado cubrir muy bien sus huellas desde el escape y ahora deseaba poder mantenerse bajo las sombras hasta que llegara el momento de atacar de nuevo. Sin embargo sabía perfectamente que de nada le serviría tener la careta frente a Lawan pues el arcano era bastante inteligente y perspicaz. Sabía que tenía que ser honesto y mostrar sus intenciones para no ser rechazado como aprendiz.

-Verá, ésta no es mi apariencia original, desafortunadamente mi cuerpo fue destruido y antes de morir pude transportar mi alma al cuerpo de éste niño – levanto sus manos señalándose a si mismo – no tengo ningún remordimiento por haber arrebatado su vida, estoy feliz de que tengo otra oportunidad para poder planear mi venganza contra los magos que me hicieron esto, sin embargo al poseer éste cuerpo me percaté de algo muy peculiar, pude hablar con una serpiente, entenderla y se que ella también me entendió así que creo que la persona que poseía éste cuerpo era un hablante de parsel y por obvias razones ahora yo también lo soy.

Tal parecía que su respuesta había sido lo bastante convincente pues acto seguido el arcano se levantó y lo guio hacia un portal donde la vegetación cambiaba drásticamente, ya no era tan árido aunque seguía siendo bastante desalentador, estaba lleno de serpientes que reptaban por doquier, algunas de ellas podían identificar como bastante venenosas y se lamentó de no llevar consigo algún bezoar en caso de ser mordido. De cualquier manera no se iba a dar por vencido.

-Claro que tengo la edad – dijo un poco ofendido – mi mente tiene más de 25 años así que estoy seguro que puedo con esto y más, puede que no tenga tanta fuerza como antes pero si la inteligencia para mantenerme a salvo – continuó respondiendo – desafortunadamente no puedo responder a esa pregunta, no tengo recuerdos de la vida pasada de éste cuerpo pero lo más seguro es eso que ya haya poseído el don.

Pese a todo Mordred no había sido completamente honesto, había muchas cosas que aún no se animaba a contar pero Lawan no dejaba de ser tan inquisitivo, era como si quisiera conocer todo al respecto y supo que tenía que decir su origen por más difícil que le costara decirle, tomó aire y dijo – yo nací junto con Ludwig Malfoy en Alemania,  se podría decir que yo soy una extensión de su mente, una personalidad alterna que aparecía cuando el Malfoy limitaba sus emociones, soy su parte maligna, gracias a eso pudimos crecer en la marca tenebrosa y ser mortales y sagaces, sin embargo por azares del destino mi personalidad fue arrancada del cuerpo de Ludwig obligándome a buscar otros cascarones donde habitar, éste es el último que pude obtener gracias a que la mente del niño no estaba tan desarrollada sin embargo mi único deseo es volver al cuerpo original y para eso debo matar primero a Ludwig Malfoy.


 

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Miré desafiante al Arcano Lawan ¿En verdad creía que iba a evitar que me llevara a Astaroth? Aquella serpiente tenía mucho más conocimiento que magos o brujas que conocía en personas. Llevaba una historia pesada y oscura, y tenía demasiados secretos de los que resguardaba ágilmente en su cabeza. No solo aprovecharía todo aquello, sino que podría cuidarla y resguardarla durante mucho tiempo más.

Es una serpiente muy ágil y sabia, señor. Jamás me había ocurrido esto —comenté, mientras el ser se revoloteaba por mi cuello, y en algunos momentos se refugiaba dentro de mi ropa. Tenía que admitir que me sentía bien con Astaroth cerca, era una especie de guardián. La pregunta de Lawan vino con la intención de averiguar si me había podido desenvolver como correspondía. Asi que le contesté, claramente, lo que me convenía—. Pude visualizar muchas cosas. Otras tanto estaba negado a mostrármelas —comenté a Lawan como si estuviera contando un cuento de niños. Pero expliqué todo lo que quería de un solo tirón.

Las imágenes más viejas que pude visualizar fueron desde la antigua Grecia, donde los muggles creían en Artemisa. Aquella bruja era muy poderosa y había logrado invocar a Astaroth desde tierras lejanas, tierras que se creían malditas. En forma de demonio o espíritu logró trabajar para ella durante cientos de años. Aquel salto del tiempo me llevó al Rey Jacobo, donde Inglaterra proyectaba uno de las cazas más grandes de brujas y a la vez, los testimonios en la biblia marcarían a la humanidad durante milenios. Un grupo de hechiceros que trabajaba para el rey la mantuvo en contacto. Pero ésta vez había llegado con desgracias más que con trabajos.

Su anterior dueña fue Anna Schnidenwind, una bruja en Alemania. El pasar de los años potenció las desgracias de Astaroth al punto de llegar a ver como su invocadora era ahorcada y quemada acusada de bruja. Vagó mucho tiempo en tierras desconocidas hasta que usted Arcano dio reparo con ella junto a un refugio. Solo está aquí porque le conviene, porque está a salvo y porque está esperando al siguiente.

He amado ambos. Anhelo el poder y disfruto mientras lo tengo. En eso somos parecidos —exclamé admirando a la serpiente que deambulaba sin detenerse. El Arcano había advertido que no cualquier a podría sacarlas de allí. Y le demostraría que era el mejor, con la diferencia que no me detendría bajo ningún término para poder sacarla de allí. O eso me susurraba mientras todo ocurría.

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Tazz Malfoy

Los rasgados ojos de la cobra real penetraron muy dentro del alma del Malfoy, aquella sensación despertó sentimientos en el pelinegro que hace años no experimentaba. Tazz sentía dentro, en su cabeza, quizás en su corazón, no estaba muy seguro de eso, pero sentía al ofidio hurgando dentro suyo buscando algo que quizás le ayude a definir la conexión que tuvo con ellas cuando era pequeño. Malfoy se quedó en silencio permitiéndole tomar las riendas a la cobra sobre la situación, estaba paralizado, pero no por miedo, ya no. Sentía mucho respeto por aquellas criaturas y cada vez más, cada vez que se acercaba a una y le reconocían como igual provocaban en Tazz un sentimiento que poco a poco se fue apagando con el pasar de los años, era eso lo que buscaba recuperar, era por eso por lo que había recurrido a Lawan. 

—No les temo maestro, ya no … solo que no me quiero precipitar en establecer una conexión real con ellas— manteniéndose en la misma posición encarando a la cobra mientras ella le observaba, Tazz respondió a una de las indicaciones del arcano. 

El pelinegro centró sus sentidos en el ofidio, quizás la clave para poder entenderlas es sentirlas, no solo con uno o dos de sus sentidos, sino con todos a la vez. Conectar con ellas a través de los cinco sentidos juntos, reconocer la presencia de las serpientes, sentir sus escamas, evocar el aroma frio y concentrado que despiden en cada zigzag al desplazarse, reconocer el siseo único de cada una de ellas. Había desconectado por completo de la realidad y de lo que allí acontecía, empezaba a sentir la conexión con ella, pero aun no estaba completa, le faltaba algo… ¿Qué era aquello que las hacía letal? La incertidumbre le atacó momentáneamente, algo se le estaba escapando… ¿Veneno? La prueba de fuego podría ser esa, podría ser comprobar la resistencia o la eficiencia que tenía el veneno sobre el mago. ¿Por qué no? ¿Qué podría salir mal? 

—De acuerdo, estoy listo— respondió Tazz como si hubiera mantenido una conversación larga y amena con el ofidio. Tendió la mano izquierda, la desnudó subiendo la manga de la cazadora negra tejana que llevaba y se la ofreció a la cobra. Ésta siseo con aprobación al ofrecimiento de Tazz, giró en si misma en señal de estar preparada para mostrarle el camino a seguir al Malfoy. 

La gran cobra se acercó mas y más al brazo desnudo de Tazz mientras no quitaba ojos al mago, él por su parte mantenía la mirada también en ella, ahora ya sin preocupación, sus dudas se habían disipado… Era un paso importante que el que iba a dar en los próximos segundos, era lo que había sacado en claro mientras se comunicaba con las serpientes que habían acudido a evaluarlo. A su vez, Tazz también sentía alivio, fuere como fuere aquello, sentía que estaba un poco más cerca de afianzar el vinculo que una vez tuvo con las serpientes. La cobra mostró sus afilados colmillos como si de una presa próxima a ser mordida se tratase, clavó sus afilados colmillos y estos atravesaron la blanda piel del Malfoy. Tazz sintió una punzada fuerte en su brazo, pero inmediatamente calló de bruces al suelo, estaba experimentando lo que parecía un recuerdo… ¿Eran los efectos del veneno que los estaban matando? 

Allí de pie se encontraba un pequeño Tazz, jugando en los jardines de la mansión Malfoy, jugaba solo como era costumbre, tendría apenas 4 o 5 años por lo que no conocía a su hermana aún… El pequeño Tazz hablaba con alguien, sin embargo, su interlocutor no mostraba su rostro, el pequeño pelinegro escuchaba atento la voz de quien le hablaba e incluso a veces sonreía. No se le veía para nada asustado, era una simple conversa entre amigos…  

Había borrado ese recuerdo de su cabeza … ¿Por qué? ¿Por qué no lo recordaba? 

 

@ Lawan Nguyen Thanh

 

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