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Hablantes de Parsel


Lawan Nguyen Thanh
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Por alguna razón, algo me decía que no dependía mi destino en la habilidad sobre la decisión que tomara. No importaba qué dirección tomara sino que la tomara, simplemente que eligiera algo para “transformarme” para cambiarme de piel, como había comentado más de una vez el Arcano Lawan. Escuché atentamente sobre lo que comentaba y estaba más que seguro que Astaroth ya había marcado su destino desde la primera elección que había tenido en su vida, no desde que había perdido a Isabel, sino desde antes, de elegir amarla. La situación no estaba enfocada en lo que haríamos después, ya Astaroth había hecho todo. Sino que intentaba demostrarme el demonio que todo dependía de otra cosa. Eso necesitaba del demonio.

Gracias, maestro. Volveré antes de que suene la última campanada —le dije a Lawan sabiendo que no quedaban muchas horas para que llegue la medianoche. Me aferré a aquel relicario que me había tendido el Arcano de Pársel. Y ésta vez parecía que quién me llevaba a un lado era Astaroth. ¿Cómo podía hacer eso? Una frase me había quedado dando vueltas por la cabeza. Lawan había dicho: “Los mayores secretos se encuentran escondidos a simple vista”. Ambos pisamos tierra firme—. ¿Dónde estamos…? ¿Por qué me tengo que callar?

Casi escupiendo le dije al demonio-amigo que ahora íbamos a compartir un tiempo juntos de nuestras vidas. Habíamos aparecido, y no estaba seguro si era real o estaba pasando dentro de su cabeza. De lo que estaba seguro es que era parte de su pasado. Muchos años atrás pero estábamos dentro de la Mansión Gryffindor. Todo parecía más verde. Todo parecía más lleno de vida. No había ningún panteón dentro de sus terrenos. Las estatuas relucían a la luz del sol. Había casi dos docenas de personas entre los que correteaban en los jardines, los que estaban recostados en la entrada y los que merodeaban dentro de la sala. Casi todas las ventanas estaban abiertas, permitiendo el paso de la brisa primaveral.

— Jamás vi tanta gente en la mansión. ¿Estuviste en la Gryffindor? ¡Pero ¿Por qué tengo que callarme?!

Nuevamente en la mente de Astaroth intentaba silenciarme para que nos concentráramos en lo que iba a llegar a ocurrir, porque claramente estaba dentro de su cabeza en lo que parecía ser un recuerdo. Y habló. El demonio habló provocando que un escalofrío me recorriera por toda la espalda y me dejara una sensación horrible, como si se me pegara moco de trol por detrás de la nuca. Su voz era grave, profunda, oscura. Llevaba muchos años buscando algo, intentando imitar algo que tal vez nunca iba a lograrlo. No como lo estábamos viendo ahora.

El cielo de la Gryffindor se fue oscureciendo y un par de niños revoloteaba en los jardines. Frenaron su juego, dándose algunos golpes con unos palos que al chocar en su cuerpo, los impulsaba unos metros para atrás, pero que al caer al suelo, la magia los hacía aterrizar como una pluma. Uno de ellos caía al suelo, ambos se reían y lo intentaba al otro, golpeando a su hermano para que éste saliera volando unos cuatro metros y cayera al suelo como una hoja. Una figura pelirroja se reía a carcajada por ellos. No podía verle su rostro, pero ya sabía de quién se trataba, porque era la única persona viva en ésa situación, que conocía de los Gryffindor. Pero toda la alegría se esfumó por completo, cuando el cielo se oscurecía y su voz resonaba en los jardines.

¡Niños! —los que estaban mas alejados a ella corrieron, no a sus brazos, sino al interior de la mansión, donde unos elfos salieron a su rescate, aferrándose a ellos y desaparecieron. ¿Qué hacían? ¿Se iban de la mansión? Parecía como si cada uno de ellos supiera lo que tenía qué hacer, aún teniendo tres años o más de treinta. Habían pasado miles de veces por ello, estaba claro—. ¡Vayanse ahora mismo! O veremos como los sacan a patadas —su voz era una orden. La pelirroja mostraba sus dientes, había unas figuras encapuchadas que habían logrado filtrarse tras las verjas y aterrizado en los jardines de la mansión. Todos enmascarados queriendo llegar hasta el centro de aquel hogar. Mortífagos. Eran muchos más. No conocía a ninguno, o eso creía. La pelirroja no dudó un segundo en hacer enarbolar su varita. Invocando unas criaturas plateadas dando aviso de alerta.

¡Malditos sucios, desgraciados! —un elfo muy viejo. Demasiado, salía amenazando a los mortífagos mientras las estatuas brillaban por cada uno de las luces blanquecinas que aparecían alrededor de las volutas de humo negro. Eran como una docena de cada bando y automáticamente la batalla comenzó. Luces, gritos y explosiones. Pero Astaroth le estaba demostrando algo que sucedía en paralelo. Solo señalaba a una persona, que estaba siendo una de las más poderosas. Du destreza era impecable. No lo habría notado si mi nuevo amigo, y guía, no lo habría aclarado—. Ella es el siguiente paso. Su corazón está resquebrajándose, como la cáscara de un huevo al nacer la cría. El amor a veces es la fuente de toda familia. O de dos personas destinadas a estar juntas. Pero el destino es quien dirige nuestros caminos. Familias destrozadas. Corazones rotos. Pero lo importante, es la oscuridad que llevamos dentro. Sólo debemos encontrar lo que hace que explote o que comience. La Oscuridad una vez implantada, será imposible de erradicar. A ésta familia le ocurrió eso. Una vez hace décadas atrás. Intentaron recomponerse pero el destino fue terminar en ruinas…

Astaroth hablaba de la Gryffindor, claro estaba. Y el mismísimo Viejo Auror lo había dicho. La Oscuridad lo había consumido. Y a Shelle. Y ahora a Mica. La había querido alejar, pensaba que era un obstácu.l0 que iba a impedir mi objetivo. Pero Astaroth ahora me estaba demostrando otra cosa. Tenía que aprovechar ése momento. Si el amor era debilidad ¿La oscuridad ahora sería mi fortaleza? Regresé ante Lawan…

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Noeline Malfoy McFarlan

 

Una serpiente, de las más pequeñas se acomodó en su brazo y sin poderlo contener una ligera sonrisa se dibujó en su rostro. Esta podría ser una señal de buen augurio en el desarrollo de esta habilidad, o por lo menos era un aliciente a dedicarse de manera más determinada a ella.

¿Cómo su propio temor podría convertirse en carnada? Una imagen se cruzó fugazmente por su mente, una escena de hacía unos diez años y un sentimiento... Pero no quería ir por ese lado, las cosas habían cambiado mucho los últimos meses y no quería volver ahí. Era algo que había guardado y olvidado desde que todo había tomado un nuevo rumbo y no quería remover. Tenía que buscar otro temor, algo menos doloroso. No tenía idea de qué podría ser, pero algo tenía que haber. Fracasar, ese era un temor válido ¿algo tan superficial serviría?

Nuevamente se levantó la voz y le preguntó por su relación con las serpientes. ¿Cómo era posible que las dos cosas estuvieran ligadas? Acaso el arcano sabía legilimancia, o la había investigado antes de llegar ahí. Era complicado que dos preguntas tan distintas la llevaran a la mismas respuesta. A la misma época, al mismo dolor. Se negaba a entrar a esos recuerdos, los había descartado por completo. Aflojó un poco la caña de pescar pero aún se encontraba entre sus dedos y la mano que tenía libre la llevó hacia sus cabellos, recorriendo su sien. Ahí estaba lo que el arcano quería conocer. Su cuerpo continuaba reposando sobre una roca junto al río, pero su mirada vacía dejaba claro que su mente ya no estaba ahí.

*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*

Una pequeña pelirroja salía corriendo de la Mansión Malfoy y se internaba en el bosque que pertenecía a los terrenos. Siempre le habían advertido que no podía ir hacia allá sola, que había muchos peligros para una niña. Pero la silueta seguía alejándose de la seguridad de la Mansión y se perdía en la oscuridad que proveían los árboles. Cada vez que había ido había sido de la mano de aquel hombre rubio, pero ahora no estaba. Nadie sabía donde estaba.

La pequeña que aún no conocía Hogwarts, también desconocía el peligro del que le había hablado. Sólo había querido estar lejos y esto era lo más lejos que podía ir. Los sonidos de los pasos o tal vez el del llanto habían alejado a todas las pequeñas criaturas que moraban el bosque. Y cuando, acurrucada junto a un árbol, pensaba que nadie más quería estar cerca se pudo percatar que las serpientes que tenían como hogar aquel tronco no habían huido.

*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*

–Papá...– soltó en un susurro apagado, mientras por el rostro se deslizaba una lágrima.

Editado por noe_snape

Draco&Draco
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— El amor es la fuerza más poderosa, capaz de crear o destruir. Tome en cuenta que muchos han perdido todo por ese sentimiento, pero otros tantos han ganado más de lo que pudieron imaginar—comentó después de presenciar todo lo vivido por su alumno y Astaroth. El demonio que tuvo que purgar una pena más dolorosa y lacerante que la de perder a la mujer que amaba, sentenciado a pesares que ningún ser común sería capaz de enfrentar con valentía. El ejemplo que le dio la serpiente a Mael, no era el camino que el Blackfyre debía continuar, sino labrarse el mismo el suyo con los pros y contras que eso acarreaba.

— Debemos perder para ganar, aunque no siempre sabemos manejarlo de la manera correcta. Soy el ejemplo de ello, yo perdí a mi esposa e hijos. No me recuperé de ello, pero aprendí a que la piel es solo una vestimenta pasajera que se rasga  y debe ser reemplazada por una nueva y más resistente—recostado sobre el tronco de un árbol finalmente dejaba que su presencia fuera detectada por el hombre. El era un vampiro con demasiados encima, pero no lo aparentaba en su físico— ¿Qué has aprendido hasta ahora?, ¿Ha servido de algo ese viaje al pasado a tu pasado?—le abordaba con un par de preguntas. 

Deseoso por llevarlo más allá del limite, porque el prepararlo para la prueba ante la pirámide era una de las metas a realizar por parte del Encantador de Hanoi. El perder a los seres amados era un proceso que formaba parte de la vida de los seres vivientes, nacer, crecer, desarrollarse y morir. Lo mismo ocurría con los descendientes que resultaban de las generaciones venideras y las antepasadas, adquirir el conocimiento que nos habían legado y perder el temor a mudar de piel de manera definitiva. Las mujeres que estaban dentro de su vida le dolían como a nada al mago, pero el Arcano le  enseñaría como mantenerlas cerca aunque no fuera físicamente.

— Cada uno es dueño de sus elecciones, nadie puede interferir en ello o coaccionar para que desistamos de ellas. Usted mismo lo ha experimentado, soltar lo que debe ser soltado y aferrarse a eso que considera una parte vital de su existencia—miraba a la serpiente. Confiando en que ella le seguiría enseñando el camino, había un peldaño más que ascender y otro más. Cada minuto que pasaba, le acercaba a la pirámide, pero debía ser paciente y no precipitarse.

— Medite un poco, creo que hay algo más que desea mostrarle su buen amigo—señalo al ofidio. Dejándoles su espacio, no deseaba interferir en esa charla que sería decisiva para la toma de decisiones a las que sería sometido el caballero dentro de poco tiempo.

@ Mael Blackfyre

*~*~*~*~*~*

— El dolor es inevitable, pero el sufrimiento opcional—le decía a la joven que tenía la mirada perdida dentro del lago. Nadando en las aguas de sus memorias personales, recordando ese dolor que le provocará alejarse de cada e ir en contra de las advertencias hechas por sus familiares. A veces era necesario extender las alas y volar por otros cielos, ya que no siempre se viviría dentro del seno familiar y protegido de todo mal o perturbación— Debe aprender que todo en está vida es una enseñanza, aprender a caerse es algo sensato, pero es más sensato y gratificante levantarse del suelo con más fuerzas y determinación para seguir adelante—se mecía en la rama de un árbol. 

Observando como otra serpiente se acercaba a Noeline, aquella que le enseñaba la lengua siseando sin parar— Ella salió de casa sin permiso y jamás pudo encontrar el camino de regreso, llego hasta aquí y obtuvo un nuevo hogar—indicaba al notar como se acomodaba cerca de la joven— Aprendió a vivir sola, dando sus primeros pasos lejos del seno familiar. Haga lo mismo, no me cuente aquello que le duele más de lo que puede tolerar, solamente deje que su piel vieja y que no le sirva, caiga de su cuerpo y sea reemplazada por cosas nuevas que le ayudarán a tener una perspectiva sobre como manejar el dolor o lo que le cause una alegría inesperada—se mostraba reflexivo, buscando darle un sitio donde sentirse cómoda y poder aprender la manera de comunicarse con las serpientes.

— Hable con ella en secreto, no me contará nada que usted, no quiera—actuando del mismo mismo modo que con Mael. Les daba su espacio, permitiendo que las cosas fluyeran sin demasiada presión.
 

@ noe_snape

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Mordred Deschain

Entendía lo que Lawan decía, era claro que las serpientes no podían obedecer todo lo que el pelinegro les indicara y también entendía que aquella suposición había sido un tanto arriesgada, esperaba que no fuera rechazado únicamente por aquellos comentarios y se prometió tratar de ser un poco más prudente con sus intenciones – lo lamento, se que no serán mis sicarias, aunque espero que cuando pueda vincularme con ellas podamos entendernos de una manera conveniente.

Entonces escucho por última vez las palabras del arcano mientras sentía su cuerpo cada vez más pesado y adormilado, sus párpados se resistían a dormir pero parecía que por más que se resistía le era imposible, finalmente quedó dormido.

Cuando abrió los ojos todo se miraba con un tono sepia, Mordred aún no entendía si estaba soñando o no pues todo parecía tan real pero a la vez tan distante. Aún se encontraba en el desierto pero muy lejos de Lawan y los demás alumnos, sin embargo el calor ya no le afectaba. Comenzó a caminar por aquel árido lugar tratando de encontrar una pista o una señal de a donde debería dirigirse y lo único que encontró fueron rastros del camino que dejan las serpientes al reptar. Decidido seguirlas.

-Tu deberías estar muerto – entonces escuchó el siseo de aquella serpiente – no perteneces a los vivos pero tampoco estás muerto, robaste el cuerpo de un inocente y por eso deberías morir.

Mordred intentaba localizar el origen de aquella voz pero no lograba dar con nada. Aquel mensaje no solo lo molestaba bastante si no que llegaba a enfurecerlo, nadie le prohibiría hacerse más fuerte a costa del sufrimiento de los demás, Mordred acabaría con aquella serpiente.

-Muessstrate – dijo intentando mejorar su parsel – voy a hacerte sssssufriiiir.

Sin embargo algo no previsto ocurrió pues en cuanto caminó de nuevo la serpiente se mostró mordiendo su tobillo derecho y ocultándose de nuevo. Mordred sintió el dolor de inmediato mientras el veneno recorría su cuerpo causando una parálisis debido a la neurotoxina que se depositaba en el sistema nervioso central provocaba que se quedara inmóvil en el suelo.

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Tazz Malfoy

Las palabras que Lawan compartía con el eran dignas de reflexionar, el encantador de serpientes solo estaba allí para guiar a los aprendices con sus viajes hacia adquirir la habilidad de comunicarse con las serpientes, eso valoraba Tazz en él. Por eso, cada consejo que el maestro le daba le hacia pensar en sus planes … en como los debería llevar a cabo y si eran los correctos. La ayuda que le proporcionaban los ofidios que le acompañaban en el camino de descubrir las verdades ocultas, las verdades que les fueron escondidas o enterradas en recuerdos reprimidos… Esas verdades que hacen que quieras dejar todo cuanto eres y te transformes, que mudes de piel… Esas son las verdades por la que Tazz Malfoy estaba allí. 

—De acuerdo, maestro— respondió el pelinegro. Salió de la estancia del arcano y se volvió a reunir con las serpientes que habían estado esperándolo fuera. La cobra real continuaba junto a Tazz, era su nueva compañera en el viaje y no se separará hasta que ambos encuentren respuestas. —Vamos pequeñas amigas… guiadme… ayudadme a poder ponerle fin a este sin sentido… — el Malfoy preparado para lo que le deparase el destino en la nueva aventura que le esperaba en los lindares de los aposentos del arcano. —estoy listo… 

Cruzó el lumbral decidido a rebuscar en lo más profundo de su memoria las respuestas que le habían suscitado cuando hurgó dentro de si mismo. Se sentó bajo la sombra de un árbol que parecía muy antiguo, muy viejo… Junto a Tazz, la cobra se colocó enroscada en frente de el y las demás serpientes hicieron lo mismo. El Malfoy se dispuso a meditar para poder entrar en sus recuerdos… necesitaba volver a hablar con la maledictus del jardín de la mansión de su familia. —necesitamos volver 30 años atrás— susurró a sus compañeras. Había calculado mas o menos el tiempo en el que había ocurrido todo lo que no recordaba. 

 @ Lawan Nguyen Thanh

 

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Lawan con @ Ludwig Malfoy Haughton

El jugar con la vida de las personas eran una mala estrategia, para hacerse con el poder que tanto se anhelaba poseer. Mordred lo estaba experimentando en carne propia, al retar de manera descarada al ofidio que andaba a sus anchas con total libertad en el desierto— Pagará un precio demasiado alto por su osadía. Espero que este listo, para revivir todo el dolor y pesar que ha hecho sentir a otros—la voz del Arcano era otra clase de veneno que se colaba por el sistema nervioso de su aprendiz. El saber diferenciar entre lo que era justo y necesario, contra lo que no debía hacerse jamás para perjudicar a otro ser viviente. 

Aprender esa clase de lecciones que dejan cicatrices psicológicas, ya que no le interesaba causar daño físico en el hombre. No como lo hacían sus pequeños, al clavar sus colmillos en alguna parte del cuerpo e inyectar la ponzoña que mataba lenta y dolorosamente a la infeliz victima—¿Qué se siente ser la carnada?, le agrada la idea de saber que su vida pende de un hilo tan delgado, que lo podría contar con solo tocarlo con las yemas de mis dedos—hablaba con severidad el Encantador de Hanoi— No me incomodaron sus dichos anteriores, sino que para que usted pueda cambiar de piel como es debido. Tiene que matar a personas inocentes, aunque esa palabra es demasiado fuerte para catalogar a una porción de la humanidad que habita en el planeta—indicaba dándole la orden al ofidio de lanzar otra mordida cerca del cuerpo del niño.

Ante el estaba un ser capaz de vender su propia alma al mejor postor, para su mala suerte esa moneda de cambio no valía nada dentro de los dominios del Arcano de los Hablantes del Parsel— ¿Cuándo perpetró su primer asesinato?—le cuestionaba mirando fijamente a un grupo de ofidios que rodearon el cuerpo de Mordred— Por cada persona que ha matado o torturado, sufrirá una mordida y el veneno irá en aumento dentro de su torrente sanguíneo. No se atreva a mentirme, porque la lección puede ser mucho más dolorosa y mortal—dejando que meditará sus respuestas. Recomponía su mueca de enojo, pocas veces se le había visto de ese modo a la hora de impartir esa habilidad.

Lawan con @ Tazz


Tazz estaba reflexionando sobre lo que le había dicho el Arcano, siendo acompañado por un nutrido de ofidios. Guiados por la cobra real que se volvió una compañera inseparable del joven, yendo ahí donde le llevaban los recuerdos de este, no dudo en acompañarlo para volver a comunicarse con aquel peculiar maledictus. Prestando atención al modo en que entraba poco a poco en un trance que le llevará a la meditación más profunda que experimentará jamás.

— Indague en los recuerdos de ambos, no pierda tiempo valioso buscando donde no ha obtenido las respuestas que desea—le aconsejaba. Observando como su basilisco se posicionaba como custodio cerca del vampiro. Era su fiel acompañante, amigo leal que siempre le echaba una mano a la hora de poner a prueba las habilidades que poseían los que acudían a el buscando aprender al mejor manera de comunicarse con las serpientes y cualquier reptil que habitará dentro o fuera del mundo mágico. 

— ¿Cree que ella conocer parte de su pasado?—la duda aterrizaba como lo hace una águila en su nido. Buscando descansar luego de un largo viaje, entre el pasado y presente, rebuscando entre sus memorias dormidas las respuestas que le dieran un poco de sentido a su existencia. Intentaba vivir lo que vivía el Malfoy, volviéndose un mismo ser con las imágenes que le pasaban por la cabeza a su aprendiz. Pero sin invadir su privacidad, quedándose un poco al margen de todo lo que estaba por acontecer dentro de esos jardines. Siempre acompañaría a cada uno de sus alumnos en el camino que comenzaron andar una vez que decidieron aprender Parsel, brindándoles los consejos que necesitarán, dándoles las armas para poder mudar de piel de la manera correcta.

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Tomé aire por mis fosas nasales lentamente, como si todo dependiera de aquella situación. Solté despacio escuchando las preguntas que el Arcano me iba haciendo. De una manera muy directamente indirecta intentaba llevarme para otro lado y no entendía de primer momento porqué, estaba tan claro como el agua que Astaroth me incitaba a potenciar el lado más oscuro de mi corazón, porque era eso lo que venía buscando desde que tenía memoria. Pero si aún estaba allí hablando con el Arcano, si aún no había logrado saltar todas las expectativas que el profesional imponía, es que seguramente me faltaba algo que estaba dejando pasar por alto.

Clavé mis ojos en los del Arcano Lawan. ¿Qué me estaba queriendo decir? Reemplazar la piel por una nueva y más resistente, nadie podría interferir con mis elecciones y aferrarnos a eso que era vital para nosotros. Tal vez mis objetivos eran claros, lo que tenía en mente sobre aquella muchacha y la venganza con Astaroth eran parte de los ideales, eran como impulsos que podría usar, pero lo que podría estar equivocándome era mi enfoque, mi propia piel. Tal vez tendría que quitarme de encima algunas durezas y confiar un poco más. Darle una nueva piel a la familia. Si, tenía que ser eso.

Claro que sí, Maestro. Creo que me ha ayudado a esclarecer un poco mejor el camino y aún mejor, me ha dado algunas herramientas para saber cuáles tomar. Ahora tengo mejor visto qué piel quitarme, con quien trasmutarme y dónde tener el nido —le dije con una especie de sonrisa mientras.

Astaroth se había revuelto nuevamente arrastrándose en mi brazo. No dejaba de dar vueltas como esperando que terminara aquella pequeña plática que se había dado con el Arcano de Pársel. Cuando sucedió, nuevamente nos enfocamos en lo que nos había quedado pendiente. La serpiente empezó a descender por mi brazo luego por mi torso para desenroscarse por último, entre mis piernas y pies. Empezó a arrastrarse en una especie de círculo, como vibrando, parecía escuchar un zumbido muy grande mientras me daba cuenta que estaba dejando atrás su última capaz de piel, cuando terminó, intentó volver a escalar sobre mí, pero ésta vez el murmulló paso a unas palabras seseantes que pude escuchar en mi mente: quémalo. Quémalo y lo verás.

Levanté mi varita y aquella muda de piel se prendió en llamas, devorándose rápidamente. Ella iba ordenándome lo que tenía que hacer. Unas gotas de mi sangre, unos dibujos en el suelo y terminaba con aquello. Los rastros de cenizas y mi sangre, dibujaban algunos extraños símbolos pero que fueron tomando forma lentamente. Cuando el último milímetro de piel quedó como cenizas, pude entender de a qué se refería Lawan Nguyen Thanh.

Debo quitarme de encima algunas barreras “pieles”, en especial con aquellas personas en las que más confío. Y debo ser yo quien considere a la familia como mi familia. Ahora es ésa familia gracias a mi —comentaba en voz alta como si Astaroth no hubiera visto nada de lo que me había mostrado. Mi cabeza iba girando mentalmente para ver si iba bien encaminado—. Debo aferrarme a mis objetivos, si, pero no con miedo a quién o qué diran, sino confiar en mi instinto. Tengo las armas, tengo escudo, solo debo presentar batalla —habían ocurrido algunos sucesos que me habían llevado a tomar algunas decisiones. Estaba empezando a dudar de ellas cuando me di cuenta que ahora más que nunca, tenía que encararlas, tenía que efectuarlas. El mundo debía conocer quién era Mael (o Goldor) y si no se amoldaban, entonces debería crear un mundo nuevo.

@ Lawan Nguyen Thanh

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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La predicción de Lawan se había cumplido con uno de sus estudiantes, Mael comprendió a la perfección el mensaje enviado por el Encantador de Hanoi. El sacarse la piel que le estorbaba para poder renacer de la manera más acorde a sus necesidades y ambiciones, no necesitaba demasiado esfuerzo para concretar con éxito la petición de Astaroth. Cada uno de era dueño de sus acciones y decisiones, pero eso no impedía que el entorno que les rodeaba interfiriera un poco para que las cosas salieran pedir de boca . El mismo aprendió cosas invaluables de su maestro, aquel que le enseño a conectarse de manera intima con las serpientes y poder transmitir con claridad el mensaje que tenía predestinado para aquellos que se atrevieran acudir a su hogar.

— Tú mismo eres tu familia, primero piensa en ti y luego en los demás. Siempre ten presente que debes estar bien contigo mismo en todos los aspectos que conforman tu existencia. Ser feliz con lo que tienes y deseas obtener, vivir plenamente cada momento y que te deje un grato sabor de boca—la voz del Arcano volvía a escucharse lejana— No descartes los sin sabores, traiciones y malas pasadas. Pero todo es parte del mismo ciclo, no se puede tener la felicidad en toda su expresión sin un poco de desilusión o decepción No todo es miel sobre hojuelas—indicó bajando de la rama donde estaba cómodamente sentado.

— Creo que todas las pruebas que te ha impuesto tu nuevo amigo y las propias, ya han sido superadas con altas expectativas—rascaba su barbilla— Ahora bien, creo que no podemos dejar pasar más tiempo. Tengo una sencilla pregunta que hacerte, ¿Te sientes listo y capacitado para enfrentarte a la prueba?, ¿Crees que posees los conocimientos necesarios para sortear todos los obstacu.los que se te presenten antes de llegar la pirámide?—la certeza en las palabras del vampiro era palpable. Viéndose rodeados por un ambiente de expectación, misterio e incertidumbre. Su basilisco estaba a su espalda, dándole un soporte improvisado. Algunos seres solían emplear el temor como un mecanismo ara dominar a las masas, otro tantos solo lo empleaban por el mero placer de causar dolor en los que consideraban innecesarios para habitar dentro del mundo mágico.

@ Mael Blackfyre

Editado por Lawan Nguyen Thanh
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Aquellas palabras de Lawan las recordaría por demasiado tiempo. No entendía que las necesitaba hasta que habían aparecido. Era una manera extraña de darme cuenta de las cosas, porque jamás me gustaba escuchar a los demás. A veces no me entendían demasiado o siempre de alguna manera, preferían limitarme. Pero algunas personas que provocaban eso se habían ido y había podido estirar las alas, por decirlo de una manera. Y casi sin pensarlo había llegado frente a aquella habilidad que había aprendido lentamente a controlar. No solamente era poder hablar con las serpientes con mayor fluidez, sino usar sus mismas características en la vida misma.

— Estuve esperando éste momento todo el tiempo, Arcano. Estoy listo para la prueba.

Astaroth se retorcía alrededor de mi brazo, pasando por encima de mi hombro para enroscarse en mi torso. En algunos momentos se resguardaba entre mis ropas para sostener su ansiedad de poder terminar con todo aquello. Me habría gustado saber con certeza que podría acompañarme dentro de la pirámide, pero sabía demasiado bien que eso sería imposible. De hecho, lo mejor era que Astaroth se quedara dentro de mi mansión y conociera lo que iba a ser su hogar por un tiempo,  hasta que lográramos hacer lo que nos habíamos impuesto. Miré a los ojos a Lawan y asentí con la cabeza, esperando que nos llevara a la pirámide.

@ Lawan Nguyen Thanh

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Mordred Deschain

El dolor era insoportable, las llagas en su piel ardían terriblemente sin embargo el dolor irradiaba desde sus miembros hasta su tronco impidiéndole que respirara con facilidad y mientras más pasaba el tiempo más volvía a aparecer la serpiente para morderlo de nuevo. En su mente llegaban al mismo tiempo las palabras de su mentor quien parecía intentar darle una lección de moral al Deschain quien evidentemente no tenía salvación alguna.

Entonces cayó al piso incapacitado, ya no podía moverse más, la fiebre ahorra recorría su cuerpo el cual al ser mas pequeño tenía una concentración mucho mayor de veneno. Comenzó entonces a escupir sangre mientras convulsionaba por unos momentos. En su mente solo estaba la mirada de Lawan quien seguía con su sermón – yo no elegí éste camino, las circunstancias me llevaron y ahora no puedo regresar y aunque pudiera, no lo deseo, aprendí que para conseguir lo que uno se propone hay que agotar todas las posibilidades así sean asesinar a otros.

Lo decía con orgullo, pero evidentemente aquella no era la mejor respuesta pues nuevamente la serpiente arremetía mordiéndolo, entonces una pregunta se le formuló, una que no esperaba escuchar y que no recordaba en aquel momento. Su primer asesinato – si lo recordara lo diría pero el mundo se ha movido, han pasado décadas desde el primero – respuesta errónea, una mordida más, tenía que esforzarse un poco más. Entonces recordó cuando sus padres Crazy y Mistify habían tenido a un hijo, uno más pequeño que Ludwig, en aquel momento el Malfoy no había desarrollado una segunda personalidad pero todo cambiaría en aquel momento.

-Yo… yo maté a mi hermano menor, era solo un bebé pero todos lo preferían más que a Ludwig, entonces un fragmento de odio comenzó a crecer en su corazón hasta que yo nací, yo siempre le decía todo lo malo que debía hacer, las travesuras que debía cometer, pero como no quería matar al niño, tuve que tomar el control y hacerlo yo, ese fue mi primer asesinato a tan solo ocho años de edad.

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