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Legilimancia


Rosália Pereira
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—En efecto, caballero, está dentro de sus recuerdos.

La dulce voz de Rosalía retumbó una vez más en la cabeza de Cillian, un cuerpo simbólico pues el muchacho se encontraba de carne y hueso atravesando un trance mítico en la misma habitación. Con cada segundo transcurrido la memoria se volvía más y más nítida depositando el joven mago en la posición que hubiese ocupado entonces pero sin poder cambiar ninguno de los hechos, las personas, los colores y olores, incluso los tonos serían idénticos a los originales, podría tocar a quienes compartieron ese momento con él, revivirlos siendo el caso, por una fracción de segundo, pues así de fuerte era el poder de la mente, como el proyector encargado de correr una película frente a nuestros ojos. 

—¿Por qué estás allí, qué te invita a estar en ese lugar Cillian?

Necesitaba que Riddleturn vislumbrase el vínculo tangible de ese recuerdo y fuese capaz de manipularlo a consciencia. Les había explicado, también a Juv, que para dominar la Legeremancia por sobre las mentes ajenas primero la propia debía estar en completa armonía y balance, es decir, en blanco. Cuando les tocase vincularse, quizás, con oclumancia, sería es Arcano quien enseñase al mago y la bruja a recurrir al "lugar seguro" para bloquear los pensamientos. El siguiente paso, luego de aquella limpieza, sería poner a prueba la capacidad de su pupilo para maniobrar la habilidad. 

—¿Ves algo allí que no recuerdes haber visto antes?

Preguntó, pues ahí, en ese minúsculo detalle que cualquiera ajeno al recuerdo pasaría desapercibido, estaría el nexo. 

@ Cillian

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  • 3 semanas más tarde...

Se había tomado un pequeño descanso, en realidad el que la Universidad de Maoutokoro se tomara su tiempo para aceptar su inscripción en Legilimancia le había venido de maravillas. Ese breve in pace le había permitido recuperarse de su participación en la Primera Edición de la Super Liga Europea de Quidditch en Bulgaria. Darla había vivido muchas cosas en los últimos meses y se había refugiado en diversas cosas para no pensar: conocer nuevas personas, vivir en la Dumbledore dejando su local a cargo de sus elfos, jugar al quidditch y dedicarse a leer viejos libros de magia y hechicería. Entre los muchos libros que había leído y las charlas con sus “nuevas amistades” había descubierto un nuevo lado de la magia que le había hecho redimir a la legilimancia y por ese motivo estaba allí, para probar si se había equivocado en el pasado y esa magia resultaba aceptable y se amigaba con ella.

La pelirroja tomó una mochila con varios libros, un par de anotadores, varias plumas, unas barras de cereal, agua, una botella con un líquido color rubí y varios objetos más protegidos con magia y se la echó a las espaldas sobre un saco deportivo celeste con una doble T bordada en azul en el pecho que cubría una remera mangas cortas del mismo tono negro que los jeans chupinos estilo cargo que llevaba y que junto con su varita y sus borcegos completaban su look. Tras despedirse de sus elfos y dejarlos una vez más a cargo de su librería abrió un portal tras pronunciar un fultura nox. Minutos después caminaba por la universidad japonesa rumbo al destino en que le habían indicado debería hallarse Rosália Pereira. Poco era lo que había leído sobre la arcana y se debía que si debía aprender a hurgar en mentes ajenas era bueno e interesante descubrir sobre ella a través de la habilidad que ella iba a enseñarle.

Era hora de ver qué es lo que el destino le deparaba, ¿podría con aquella habilidad a la que siempre había tenido tirria desde que había leído la historia de Queenie Goldstein? Ya estaba allí, así que era hora de descubrirlo, sus ojos se posaron sobre el paisaje frente a ella, dispuesta a conocer aquel lugar en que Rosália enseñaba a sus discípulos.

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 — Estoy consciente de que la mente no es un libro o un álbum de estampillas—respondió siguiendo a la Arcana. Nunca sintió especial simpatía por las plantas o árboles de diversos frutos. Pero al encontrarse en el hogar de la mujer, optaría por comportarse a la altura.

Sus instintos más básicos se activaron en el acto, al ver delante de ella una taza con una infusión caliente que humeaba invitando a la vampiro a beber su contenido— La última vez que bebí esta clase de líquido, no fue del todo grato a decir verdad—afirmó meciendo con tranquilidad la taza derramar una sola gota.

— Podría escucharla, aunque no me encontrará bajo los influjos de este té —aseguró llevando la taza hasta sus labios, bebiendo un poco de su contenido— A la salud del mundo mágico, por lo bueno que me depare el destino —vaciaba el contenido dejando el recipiente vacío.

Sintiendo los efectos en su cuerpo, volcandose al momento en donde se decidiera finalmente a meterse cual espía en los pensamientos de quienes le rodeaban. Escuchar a través de las paredes o puertas, jamas le resultó del todo atractivo— Deseo conocer todo lo que me han escondido durante años, pero ahora lo que me inquieta más es llegar al fondo de un suceso que me ha obligado a ceder todo lo que poseo a mi hermano mellizo —indicaba entrecerrado un poco sus ojos.

Intentaba sincerarse un poco con Rosalia, pero su lado desconfiado se lo impedía. Era uno tener un grillete en su tobillo, condena que le recordaba en todo momento que no sabía bajar la guardia y mucho menos confiar de primera mano. Ya fuera Arcano, Uzza u otro personaje de relevancia para su educación

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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~ Un paseo por la mente de Juv Macnair Hasani @ Juv Macnair Hasani

A diferencia de Cillian, Juv se notó hasta el final reticente a beber el té, más acabó por aceptar sumergiendo a Rosalía en un oscuro sendero nebuloso. La Arcana estaba acostumbrada a todo tipo de mente más con estas en particular solía ser respetuosa, centró su magia para únicamente ver a la bruja sin muchos detalles de su entorno, a menos que ella decidiera lo contrario, y comenzó a caminar siguiendo sus pasos. Todo estaba en silencio al principio, luego poco a poco se fueron oyendo murmullos, más bien la propia voz de la pupila que guiaba su andar, parecía deseosa por indagar en algún suceso que su propia mente había sepultado, y como bien Rosalía les había dicho, no podrían navegar en mentes ajenas hasta no haber controlado la suya. 

—¿Dónde estamos?. Quiso saber

Los susurros se volvieron más y más, la cantidad hacía que se superpusieran y ya no pudiesen entenderse las palabras, éstas se mezclaban y se confundían. Los tonos eran masculinos, femeninos, de niños, los había felices, enojados ¡gritando! tristes. Mucho podía albergar la cabeza de una persona, y a juzgar por la seriedad con que Macnair no se detenía ni titubeaba antes aquellos sonidos de su pasado y presente, estaba claro que buscaba algo en específico allí. 

—¿Qué te resulta familiar de todo esto?

La oscuridad se disipaba suavemente, parecía que el sol las cegaría con tanta bruma, la misma les llegaba hasta el pecho. De pronto Pereira sintió que algo o alguien las perseguía muy de cerca, sus manos terrenales se aferraron al sofá donde estaba sentada, apresuró el paso dentro de la mente de Juv, posó una mano sutilmente sobre su hombro y le dijo de manera casi inaudible "No te cierres" la bruja, de manera inconsciente parecía estar recurriendo a la Oclumancia para ocultarse cosas a ella misma. 

Sin romper la conexión abrió los ojos, despertando, alguien se acercaba a la puerta @ Darla Potter Black  así que se precipitó para recibirla con una sonrisa en los labios. 

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Se detuvo de pronto frente a la puerta, pudo sentir el roce, era discreto, apenas perceptible, como cuando con una pluma acarician tu piel casi sin rozarla, ésta se eriza y es como si mil ojitos parpadearan apenas perceptibles y sus pestañas te produjeran un delicioso cosquilleo. Darla no pudo evitar mantenerse en guardia, era su naturaleza, es verdad que debía reconocer que aquel suave roce en su mente no había sido un real intento de entrometerse en ella sino solo como un reconocimiento de su presencia.

Darla no había intentado averiguar nada de Rosália Pereira, salvo su origen, quién y cómo era ella en líneas generales. De por sí la bruja había tenido hasta hacía unos meses un preconcepto de la habilidad que la había hecho rechazarla de plano, y allí estaba ahora, viéndole una utilidad impensada y proponiéndose probar suerte en ella.

Su diestra se extendió con delicadeza y golpeó contra la puerta de entrada, no en exceso de fuerte pero si lo suficiente para que los tres golpes fueran notados por su anfitriona sin molestarle o a los que con ella pudieran estar. Mientras esperaba que la atendiesen Darla se permitió relajarse y observar las flores exóticas de aquel jardín. Muchos de los arcanos estaban cercanos a la naturaleza, la de oclumancia solía hacer caridad ¿o era la de metamorfomagia? Darla recordó en ese momento el lago junto a la vivienda de la oclumante y eso la llevó a pensar en los jaguares a rescatar cuando había hecho metamorfomagia y de allí su mente voló hacia las aventuras junto a las serpientes al estudiar Pársel. Aún nadie sabía que una de las antiguas serpientes del arcano se había mudado con ella, solo sus elfos y en su momento Seba.

Un suave murmullo llegó hasta sus oídos, como si alguien anduviera entre el follaje, lo curioso es que no parecía provenir del jardín, sino por el contrario, del interior de la vivienda de la arcana ¿habría más plantas allí? Sus ojos pasaron del invernadero que estaba observando en ese momento de regreso a la puerta de entrada al hogar de Rosália.

@ Rosália Pereira

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 — Algunas veces las barreras son necesarias, yo las considero unas aliadas muy fieles. Ellas me han ayudado a sepultar algo que desearía poder arrancar de tajo—sentenció escuchando aquel bullicio de cuchucheos y sonidos guturales sin sentido.

Pereira le seguía muy de cerca, respetando el espacio personal de la Nigromante. Su mente era un laberinto plagado de caminos que se bifurcaban, callejones de dos vías y puertas que aparecían al sentir la cercanía de la fémina— No suelo hablar mucho de mi, prefiero ser un misterio ambulante  —elevando sus hombros, buscaba con la mirada un rostro amistoso.

Pero dentro de su cabeza, existía todo menos la palabra "amistad". Prefería el término lealtad o fidelidad, porque eso le inculcaron desde pequeña— Cuando me decidí a estudiar la Oclumancia, jamás me imagine que existía otra habilidad que era capaz de vulnerar una barrera que busca resguardar una mente plagada de secretos y crímenes atroces—murmuraba con una ácida sonrisa en sus labios

 — ¿Qué desea conocer de mi?, puede preguntar y yo responderé. No prometo dar santo y seña, pero le compartiré parte de la información que desee obtener de esta amena charla—retomando su andar sentía el tatuaje de la Hidra quemar su espalda— Cada uno tiene una historia que desea contar, pero me he asegurado de que mis barreras mentales, sirvan como mordaza para que no hablen demás—recordando el tatuaje que compartía con su mellizo.

 — ¿Alguna vez experimento eso que suelen llamar amor? —indicó lanzando esa pregunta como si fuera un dardo que busca dar en el centro del blanco— Yo si, pero la muerte lo llevo hacia otro plano y bueno—le restaba importancia al duelo que experimento en el pasado. Deslizaba su mano por el grabado que compartió con su esposo en vida.

 — Luego de perder demasiadas cosas, opte por dedicarme a cazar todo aquello que amenazaba a mi familia, camaradas o hijos. Dígamos que nadie toca lo que me pertenece y sale impune—relataba esperando que la Arcana, no le iniciará un juicio por sus descaradas confesiones.

@ Rosália Pereira

Editado por Juv Macnair Hasani

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  • 3 semanas más tarde...

— Carlos.

¿Debería estar ahí? Cillian lograba visualizar al joven de cabellos castaños frente a él, pero... ¿Cómo? El había desaparecido hacía bastante años junto a Juliene, no sabía nada de él y estaba completamente seguro de que su esposa nunca lo dejaría volver a su lado. Intentó acercarse a él pero algo lo detenía, una extraña sombra comenzaba a rodearlo lentamente.

— ¿Qué debo hacer ahora? —sabía que Rosalía podía escucharlo. Si bien Rosalía había preguntado por algo que estuviera fuera de lugar, los pensamientos del Ryddleturn se había limitado hasta a mostrarle su pasado—. Espera, no... ¿Qué es eso? 

Carlos había desaparecido, la sombra había consumido todo y un extraño hombre había parecido en medio de todo aquella oscuridad. Parecía desprender algún tipo de luz desde su interior y su rostro dejaba en claro que no estaba del todo contento. ¿Qué hacía él en sus pensamientos? ¿De dónde había salido y porque parecía tener una cuenta pendiente con él?

Y entonces el hombre comenzó a acercarse a Cillian que continuaba sin poder moverse, sonreía complacido.

— ¿Por qué hay una persona a la que no conozco dentro de mis recuerdos?

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  • 2 semanas más tarde...

El gran arte de leer la mente, era algo que el mago en su anterior estancia en esa clase lo relaciono con clase de herbología avanzada, esperaba que en esta oportunidad que el arcano o arcana, ya que ni siquiera lo conocía, y su nombre no daba por mucho a comprender si era mujer, hombre o algo raro en esos tiempos. Sin embargo, el genero de ese arcano no le importaba, sino esa habilidad de poder penetrar la mente de las demás personas, preguntándose si era parecida o similar a leer las almas, a lo cual ya era experto.

 

-A ver si nuevamente me atiende un árbol, digo las flores…-

 

Agrego sarcásticamente, al momento de caminar y dirigirse a esa residencia, y su rostro era impactada por la suave brisa, al llegar a la morada de esa persona, se volvió a sentar en el pórtico de ese lugar, creando de sus manos una avecilla de hielo, dándole vida, y ordenándole a tocar la puerta, e incluso ver si un arcano se encontraba cercano, ya que esa ave, era sus ojos, oídos, incluso su voz. Esto fue producto a sus saberes como Senecal de Caronte, por lo que la magia invernal es una magia oscura y propia de su alianza con la Marca Tenebrosa.

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  • 4 semanas más tarde...

No sabía con exactitud cuánto tiempo había transcurrido, se sentía algo perdida y desorientada, era consciente de que tenía un dejo de negación hacia la magia que estaba por aprender, y sin embargo ahora parecía más dispuesta a aceptarla. ¿Por qué entonces el destino le jugaba esa jugada curiosa? ¿Debía pensar que era un mensaje sobrenatural el que no obtuviera respuesta? Pensó por unos segundos en la clase de Adivinación a la cual había asistido hacía poco tiempo, quizás si hubiera podido profundizar en la lectura de los símbolos mágicos…

Sus pensamientos se vieron de pronto interrumpidos por una sensación extraña, se giró hacia los jardines del hogar de la arcana para descubrir una figura que se había quedado en el ingreso sentado a un costado del camino que llevaba desde los límites del terreno hasta el hogar de la arcana. Sin embargo un ave llegó volando hasta la puerta y dio unos suaves picotazos sobre la puerta. Darla retrocedió un paso y entrecerró los ojos mientras su mano se acercaba al bolsillo lateral en donde guardaba la varita. El ave era de hielo y aquello podía significar una sola cosa, pero ella no le haría nada mientras que ni ella ni su creador le atacaran.

La Potter Black sintió curiosidad, nunca había intentado aquello, de hecho ella estaba acostumbrada a cerrar su mente y por otra parte, al invadir mentes ajenas con los poderes de su clan no buscaba conocer a quien tenía enfrente sino solo hacerle hacer lo que ella pretendía, un ilusionismo. Por ello, extender lentamente sus pensamientos, intentar introducirse en los recuerdos de alguien más no parecía tan diferente, supuso que era una combinación de su conocimiento de clan y su habilidad, por ello con timidez lo intentó, primero con el ave, para conocer su origen. ¿Sería posible?  Si no funcionaba aún podía intentar con el hombre en la entrada del jardín, que la había ignorado… claro, no sería la mejor forma de presentación… mejor el ave… por ahora… había frío, un frío extraño…

—Hola… —susurró mientras extendía lentamente su mente hacia la extraña criatura a modo de prueba.

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Meterse en la mente de las personas, resultaba en extremo tentador y desafiante al mismo tiempo. La sola idea de ver lo que pensaban otros y manipularlo, si que despertó en ella sus ansias de acrecentar el poder que poseía. La última habilidad estaba a unos pocos instantes de distancia, pero le estaba costando conectar del todo con la Arcana Rosalía. Extrañamente con los otros seis le agrado tener una charla entre tazas de té y visitas al mundo de los muertos.

— Nigromancia me ha dejado recuerdos muy gratos—sonrió observando con atención a las plantas. Era como tener un lazo del diablo anudado a la yugular, ejerciendo poco a poco presión que cortaba el flujo de aire y nublaba la conciencia de forma certera. Ladeando la cabeza recuperaba el control de sus pensamientos, levantando un escudo que no dejaría que nadie se colará en sus pensamientos y descifrará sus verdaderas intenciones. No solo buscaba obtener la alianza que le reconociera como una legilimante, sino que iba más allá de lo que su cabecita pudiera maquinar. 

— ¿Cómo puede evitarse que un mago se de cuenta que uno esta hurgando en su cabeza?, puede que sea como sacar un conejo del sombrero de un hechicero o algo que no tiene una explicación que me deje del todo conforme—supuso tras soltar esas palabras. Era como lanzar una moneda al aire, esperando que saliera cara y no cruz. El tentar los pensamientos ajenos, no siempre era sensato, no si se trataban de cosas que se deseaban olvidar o enterrar en lo más profundo del subconsciente. 

Ella no deseaba esconder o enterrar nada, ya que todos los esqueletos de su armario estaban acomodados de una forma pulcra y sin causar el menor contratiempo en su vida actual. Los actos perpetrados un año atrás dejaron una huella que se plasmó más allá de sus pensamientos, dejandole una marca que de cuando en cuando era abrazada por la frialdad de las yemas de sus dedos. El sentir la sangre deslizarse por su garganta, le daba el mismo placer que beberse una botella completa de bourbon— Dulces placeres—recomponiéndose se mostraba centrada en aprender lo que tenía para enseñar la Arcana

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